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Que Se Levanten Los Territorios y Ejerzan Soberanía
Que Se Levanten Los Territorios y Ejerzan Soberanía
Para comenzar, hay que señalar que para entender el contexto actual, es fundamental el
rol que ha jugado en estos últimos 18 años el proyecto IIRSA- COSIPLAN, el cual más que
para interconectar pueblos ha sido una instancia de integración de mercados que no ha
hecho más que dividir a comunidades y colonizar bienes comunes como la tierra, el agua
y el aire. De ahí que no se entienda desde un punto de vista ecodecolonial, el apoyo
recibido por distintos gobiernos definidos como de izquierda y/o progresista de la
UNASUR a tanto proyecto desarrollista que ha buscado transformar territorios en nuevas
zonas de sacrificio, como lo son en el Tipnis en Bolivia, el Yasuní en Ecuador o el Arco
Minero del Orinoco en Venezuela.
No es de extrañar entonces que haya decepción y falta de apoyo cada vez más evidente
hacia aquellos gobiernos progresistas, que en los casos de Bolivia y Ecuador fueron mucho
más allá en sus comienzos que las izquierdas del siglo XX de manera jurídica al menos, al
declararse estados plurinacionales y defensores de la Madre Tierra y Naturaleza
respectivamente, generando un verdadero giro civilizatorio a nivel constitucional. No
obstante, aquellos avances traducidos en nociones como Vivir Bien y Buen Vivir, han
terminado vaciándose de contenido y subordinanmdose al discurso colonial del desarrollo
de los últimos 70 años. No es casual por tanto que organizaciones indígenas como
Conamaq y Conaie le hayan quitado su apoyo a aquellos gobiernos por caer en la idea de
un crecimiento económico ilimitado, en donde los territorios no son más que espacios
para la acumulación.
De ahí que no nos asombren los ataques que han tenido que recibir todos ellos de parte
de gobiernos progresistas fuertemente autoritarios y que siguen anclados en lógicas
depradatorias de los territorios, justificando el extractivismo con la idea desarrollista de
lucha contra la pobreza, como si ésta pudiera entenderse por fuera de lo socioambiental y
no tuviera relación con él. Además de ser gobiernos que han reforzado el dualismo
cultura-naturaleza y humano-no humano, el cual se sostiene gracias a un fetichismo
tecnológico que supuestamente nos salvaría del calentamiento global.
Asimismo, también han venido críticas a esas miradas plurinacionales de parte de sectores
marxistas economicistas que siguen anteponiendo de manera eurocéntrica la dominación
de clase por sobre la dominación hacia las mujeres, los indígenas, los locos, los
ecosistemas, los etc., como si no fueran todos partes de un sistemas civilizatorio moderno
mucho más amplio que está destruyendo la vida de manera acelerada. Es decir, como si el
capitalismo histórico estuviera por sobre el androcentrismo, el racionalismo, el racismo, el
adultocentrismo, antropocentrismo, etc. y no funcionaran todas esas jerarquías de poder
de manera articulada.