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APRENDER A VIVIR poder admitir que seamos capaces de ahorrarnos a

FILOSOFÍA PARA MENTES JÓVENES «nuestro querido yo», como diría Freud.
Luc Ferry Lo más sorprendente de esta nueva perspectiva
moral, antinaturalista y antiaristocrática (porque, al
contrario de lo que ocurre con los talentos naturales,
La moral kantiana y los fundamentos de la idea esta capacidad de ejercer la libertad se nos supone a
republicana:«buena voluntad», la acción cualquiera de nosotros), es que el valor ético del
desinteresada y la universalidad de los valores desinterés se nos hace tan evidente que ni siquiera
nos tomamos la molestia de reflexionar sobre él. Si
En efecto, serán Kant y los republicanos franceses yo descubro, por ejemplo, que a una persona que se
(que defienden posturas muy próximas) los que muestra benevolente y generosa conmigo lo que le
expondrán de forma sistemática las dos mueve es la esperanza de obtener disimuladamente
consecuencias morales más importantes para la cualquier tipo de ventaja (por ejemplo, quiere
libertad de esta nueva definición rousseauniana del heredarme), va de suyo que el valor moral atribuido
hombre: la idea de que la virtud ética reside en la por definición a sus gestos se desvanece de golpe.
acción, a la vez desinteresada y orientada, no al De forma similar, no atribuyo ningún valor moral a un
interés particular y egoísta, sino al bien común y a lo conductor de taxi que acepta llevarme, porque sé que
«universal» —dicho en un lenguaje más sencillo, lo normal es que lo haga movido por el interés. En
orientada no sólo hacia aquello que me beneficia a cambio, no puedo dejar de agradecer, como si
mí, sino también a todos los demás—. hubiera actuado de forma muy humana, a quien
Estos dos principios, el desinterés y la aparentemente sin ningún tipo de interés particular en
universalidad, son los dos pilares de la moral que juego, tiene la amabilidad de llevarme en autoestop
Kant va a exponer en su famosa Crítica de la razón un día de huelga.
práctica (1788). Han sido (y son todavía hoy) tan bien Estos ejemplos, y todos los que puedas imaginar
recibidos universalmente —en especial a través de desde una perspectiva análoga, apuntan hacia la
las ideas sobre los derechos del hombre a cuya misma idea: desde la perspectiva del humanismo
fundamentación han contribuido poderosamente— naciente, virtud y acción desinteresada son
que prácticamente han llegado a definir lo que podría inseparables. Ahora bien, esta vinculación sólo tiene
calificarse sin más como la moral moderna. sentido partiendo de la definición rousseauniana del
Empecemos por la idea del desinterés y veamos hombre. Es imprescindible poder actuar libremente,
cómo podemos deducirla directamente de la nueva sin estar programado por ningún tipo de código
concepción del hombre elaborada por Rousseau. natural o histórico, para acceder a la esfera del
La acción verdaderamente moral, la acción desinterés y la generosidad voluntaria.
realmente «humana» (y resulta significativo que La segunda deducción ética fundamental que cabe
ambos términos tiendan a coincidir) será en primer extraer del pensamiento rousseauniano está
lugar y ante todo la acción desinteresada, es decir, la directamente vinculada a la primera: hablamos de la
que da fe de eso que es propio del hombre: la libertad, importancia que se da al bien común, a la
entendida como la facultad de desembarazarse de la universalidad de las acciones morales entendidas
lógica de las inclinaciones naturales, porque hay que como la superación de los intereses particulares. El
reconocer que estas últimas nos empujan hacia el bien ya no está ligado a mis intereses privados, a los
egoísmo. La capacidad de resistirnos a las de mi familia o a los de mi tribu. Siempre en el bien
tentaciones a las que nos expone es exactamente entendido de que no hay por qué excluirlos, sino que
aquello a lo que Kant denominaba la «buena se trata, al menos en principio, de tener en cuenta
voluntad», en la que veía el nuevo principio de toda también el interés de los demás, en el caso más
moralidad auténtica. Es cierto que mi naturaleza (en extremo de la humanidad entera como, por otro lado,
la medida en que también soy un animal) tiende a la exigirá la Declaración de los Derechos del Hombre.
exclusiva satisfacción de mis intereses personales, Una vez más, el vínculo con la idea de libertad está
pero yo (ésta es al menos la hipótesis principal de la claro: la naturaleza es, por definición, particularista;
moral moderna) tengo la posibilidad de yo soy hombre o mujer (lo que ya es una
desembarazarme de sus mandatos y de actuar de particularidad), tengo un cuerpo determinado, con
manera desinteresada, altruista (es decir, sus gustos, sus pasiones, sus deseos» que no son
volcándome en los demás y no pensando sólo en mí). necesariamente altruistas. Si siempre hago caso a mi
Ahora comprenderás perfectamente que esta idea no naturaleza animal, posiblemente pase algún tiempo
tiene ningún sentido si eliminamos la hipótesis de la antes de que me digne tan siquiera a tener en cuenta
libertad: hay que suponer que somos capaces de el bien común y el interés general (a menos,
escapar a nuestra programación «natural» para evidentemente, que se solapen con mis intereses
Luc Ferry. Moral kantiana e idea republicana 2

particulares, por ejemplo, con mi comodidad sabe mal cumplir con nuestro deber, seguir los
personal). Pero siendo libre, teniendo la facultad de mandatos de la moralidad, aunque reconozcamos
desligarme de las exigencias de mi naturaleza, de que parten de un buen fundamento. Actuar bien tiene
ofrecerles resistencia, por mínima que sea, en ese por ello su mérito, como lo tiene preferir el interés
mismo acto de desvinculación, debido a que soy general al particular, el bien común al egoísmo. Por
capaz de distanciarme de mí mismo, puedo eso la ética moderna es, fundamentalmente, una
aproximarme a los otros para establecer una ética meritocrática de inspiración democrática. Se
comunicación con ellos y, por qué no, tomar en opone casi punto por punto a las concepciones
consideración sus propias exigencias. Estarás de aristocráticas de la virtud.
acuerdo en que ésta es la condición mínima La razón es muy simple y ya hemos hablado de
necesaria para establecer una convivencia algo similar al referirnos al nacimiento de la moral
respetuosa y pacífica. cristiana, en la que el republicanismo se inspira
Libertad, virtud de la acción desinteresada (buena profundamente. Aunque reine la desigualdad en el
voluntad)/preocupación por el interés general: he ámbito de los talentos innatos —la fuerza, la
aquí las tres grandes palabras que definen la moral inteligencia, la belleza y muchos otros dones
moderna basada en el deber, exactamente en el naturales están desigualmente repartidos entre los
deber, porque nos dice que hemos de ofrecer hombres—, según la idea de mérito, todos debemos
resistencia, librar un combate contra la animalidad o tender a ser iguales. Porque aquí no se trata, como
la naturalidad que hay en nosotros. diría Kant, de «buena voluntad», sino que la igualdad
Este es el fundamento por el que la definición es lo propio de todo hombre, sea fuerte o no, bello o
moderna de moralidad debe expresarse, en opinión no, etcétera.
de Kant, en forma de mandamientos indiscutibles o, Para captar bien toda la novedad de la ética
por decirlo en sus propias palabras, de «imperativos moderna debes tener muy presente el grado exacto
categóricos». Si damos por sentado que ya no se de la revolución que supone la idea de meritocracia
trata de imitar la naturaleza, de recurrir a ella como
respecto a las definiciones antiguas, aristocráticas,
modelo, sino de combatirla y, en especial, de luchar
contra el egoísmo natural que hay en nosotros, es de la virtud.
evidente que hacer el bien, fomentar el interés
general, no es algo que vaya de suyo, sino que es
preciso vencer resistencias. De ahí su carácter (Tomado de: FERRY, Luc. Aprender a vivir. Filosofía
imperativo.
para mentes jóvenes. Bogotá, Taurus: 2007. pp. 152-
Si fuéramos buenos espontáneamente, si
156.)
estuviéramos naturalmente inclinados a hacer el bien,
no haría falta recurrir a mandatos imperativos. Pero,
como sin duda habrás percibido, esto está lejos de
ser el caso. Por tanto, la mayor parte del tiempo no
tenemos dificultad alguna para saber qué habría que
hacer a fin de actuar correctamente, pero nos
permitimos excepciones, simplemente porque nos
preferimos a los demás. He aquí por qué el imperativo
categórico nos invita a hacer, como se dice a los
niños, un «esfuerzo sobre nosotros mismos» e
intentar progresar en la tarea de perfeccionarnos.
De este modo, los dos pilares de la ética moderna
—la intención desinteresada y la universalidad del fin
elegido— se solapan en la definición de hombre
como «perfectibilidad». En ella encontramos su
fuerza última: porque libertad significa, ante todo, la
capacidad de actuar contra la determinación de los
intereses «naturales», es decir, particulares.
Adoptando distancias ante lo particular, uno se eleva
hacia lo universal, el lugar donde se tiene en cuenta
a los demás.
De aquí también el hecho de que esta ética repose
enteramente sobre la idea del mérito: a todos nos

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