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Reseña: El guardián de mi hermano, Amitai Etzioni.

Por: Ángela María Burgos Garcés

Amitai Etzioni, un activista civil, sociólogo y sociólogo público, nacido el 4 de enero de 1929 en Alemania,
relata su vida y obra de manera magistral a lo largo de 480 páginas que se quedan escasas en su labor
mutua. El escritor de varios libros como: Sociología de las organizaciones, Sociología política, Sociología
económica (Como su obra, quizá, mas importante) y Sociología de las relaciones internacionales,
expresó su deseo desde el principio del libro de dejar huella en el mundo, si no grande, una pequeña
huella sería mucho más de nada.

A lo largo del primer capítulo logra relatar perfectamente los primeros años de su infancia y adolescencia,
coexistiendo como cualquier alemán, el momento de colisión de Alemania entre las dos guerras más
grandes de la historia. Viviendo así a flor de piel durante su infancia, la violencia de la Alemania nazi, la
cual existió, ciertamente, para acabar con su gente, su religión, y su raza: Los judíos en Alemania.

Viviendo entre la violencia en su infancia, no solo de las personas ajenas a él, sino, también por parte
de su familia (excluyendo a sus padres) se abrió una puerta al rechazo vitalicio de la violencia; Bajo el
nombre de Werner Falk vivió sus primeros años en Alemania, su nombre Alemán, fue remplazado por
un nombre hebreo el cual sería ‘’Amitai’’ que significa verdad, y que más adelante se complementaría
con ‘’Etzioni’’ que significa árbol.

Su infancia, se basó en el sionismo, mientras iba madurando, podía notar cada vez más como la violencia
acechaba a su pueblo, lo cual hizo que para su adolescencia más adulta tome la decisión dejar el Ben
Shemen, para pelear una lucha justa, en la cual se arriesgó lo posible para obtener lo ideal, cada
segundo de su vida en Palmach tuvo un sentido y un significado, sino profundo, formativo y educativo.

El Palmach fue más para su vida un aprendizaje en combate que le cambio la vida, que el mismo
combate, entre la violencia y ver morir a sus compañeros de tropa, la enseñanza al final fue que aunque
la guerra fuera justa, no quería volver a vivirla, y eso lo llevo a una lección mucho más grande respecto
a cómo se glorifica la guerra sin haber estado en ella, pues la violencia no ha de embellecerse después
de haberse vivido, pero menos ha de embellecerse sin haberla vivido.

Después, con razón, decidió estudiar y aunque el camino no fue fácil logro ingresar a una universidad,
anteponiendo sus pensamientos sociólogos, sobre los fundamentos económicos y filosóficos que no lo
convencían totalmente, pues ciertamente, su pasión, más que diplomatura o licenciatura, sería su
especialidad, y forjado a ese gran convencimiento, logro un año de estudios en la universidad de
California, siendo uno de los mejores departamentos de sociología en el mundo.

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