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Educación y Neoliberalismo

CAPÍTULO 7

Luces, sombras y los espirales del


caracol. “Relaciones entre la dinámica
Neoliberal y una posibilidad de
formación para el mercado laboral”
Fabián Andrés Llano*
Giovanny Araque Suarez**

INTRODUCCIÓN

“Los ideales económicos neoliberales que imperan en la actualidad


se mueven en torno al mercado y a la competitividad. Esta situación dibuja un
panorama para el investigador al servicio de intereses mercantilistas en
términos de productividad científica. Para la investigación cualitativa, este
discurso dominante es peligroso, ya que la mayoría de los estándares están
preparados para otras formas de investigación. Es posible distinguir diferentes
aspectos para reflexionar sobre la orientación de la investigación, puesto que
es necesario elegir entre el acomodo a las presiones del sistema y la
participación o la lucha por el afianzamiento de procesos más justos. Las
investigaciones críticas apuntan hacia esta última dirección.” Que la fuerza
esté contigo: desvelar el lado oscuro de la investigación en educación.

José J. BarBa, et al (2014)

* Licenciado en Ciencias Sociales, Magister en Investigación social interdisciplinaria de


la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y doctorando en Ciencias Humanas del
Patrimonio y la Cultura Universidad de Girona (España) En la actualidad se desempeña
como coordinador académico de la Maestría en Gestión Urbana, Universidad Piloto de
Colombia y docente investigador del programa Administración Turística y Hotelera
Corporación Unificada Nacional de educación superior CUN.
** Licenciado en Ciencias Sociales Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Maestría en Desarrollo Educativo y Social CINDE-UPN, en curso. Diplomado en
Investigación como Estrategia Pedagógica CUN. Miembro del Consejo de redacción
periódico Le monde diplomatique edición Colombia, y del equipo editorial desde abajo.
Docente-investigador del programa Administración Turística y Hotelera, Corporación
Unificada Nacional de educación superior CUN. Miembro del Grupo de Investigación
Desarrollo y Crecimiento Económico Regional GIDECER.

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El neoliberalismo tomó por asalto a las universidades. Con


esta frase el lingüista, filósofo y activista estadounidense
Noam Chomsky se manifestó en torno a la transformación de
las universidades bajo un modelo empresarial que deja la
calidad educativa en entredicho. Detrás de esta dinámica,
sostiene el intelectual estadunidense, se presentan:

“contratos inestables, profesores temporales, flexibilización


laboral, sobrecarga de trabajo, salarios injustos, escasa participación de
la comunidad universitaria en la toma de decisiones, aumento de puestos
administrativos y burocráticos, autoritarismo y exclusión, jóvenes
sometidos a la presión de los créditos y las deudas, cursos superfluos,
precios cada vez elevados, estudiantes que se limitan a tomar apuntes y
a recitarlos de manera literal a la hora de la evaluación.”1

Esta situación de las universidades en el mundo supone el


deterioro de las condiciones de contratación de los
docentes universitarios con salarios más bajos, aumento
de las horas cátedra en desmedro de la carga académica
de tiempo completo que posibilita las condiciones para
generar investigación. Bajo condiciones laborales cada vez
más adversas, el docente universitario se convierte en un
trabajador temporal con mayores compromisos laborales
y una sobrecarga de trabajo. Todo lo cual impacta la
calidad de la educación que reciben los estudiantes,
estratificando aún más el nivel de formación que reciben
en universidades de diferente nivel.

Esta situación se agudizada en tanto se suma a lo que el


filósofo francés Gilles Lipovestsky (2008) sostiene, en
relación a que cada vez es menos segura la concordancia
entre el título y el nivel de empleo: “crece la convicción de que
la escuela ya no permite ascender en la escala social, que los títulos ya no
garantizan la obtención de un empleo de calidad (p. 33). En segundo
término, el sociólogo Zygmun Bauman (2013) desde
sus estudios sobre la Modernidad liquida, refuerza este
1 Tomadohttp://www.elespectador.com/noticias/educacion/el-neoliberalismo-tomo-asalto-
universidades-noam-chomsk-articulo-480438 Diario el espectador del 13 de marzo de 2014.
Consultado: Noviembre de 2014.

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argumento planteando que: “es la primera vez de la que tengamos


memoria, en que toda una generación de graduados se enfrenta a una alta
probabilidad, casi a la certeza, de conseguir unos empleos que serán ad hoc
– temporales, inseguros y de tiempo parcial (p. 56).

Para el caso de América Latina, Rama (2005) sostiene que


el aumento de estudiantes fue de 83% desde el 2000. A
partir de este año el incremento anual en la región en
términos absolutos es de unos 835 mil alumnos, frente a
los 700 mil del periodo 94-99. Lo cual sumado a una
expansión nunca antes vista en la educación superior,
acompañada de un crecimiento de la población estudiantil,
rebasa la capacidad del mercado laboral para emplear a la
mayoría de titulados, que decepcionados, se suman a las
listas de desempleados. Específicamente en el caso de
Colombia, en el periodo 2001-2012 el total de graduados
ascendió a 2´261.294, encontrándose concentrado en
Bogotá el 38% de ellos, con 868.106 profesionales. En
ese mismo periodo, la capital del país pasó de 56.221
profesionales en 2001, a 100.482 en 2012.

Es evidente que la educación superior se ha dirigido a


procesos de masificación y privatización ofertando un sin
número de posibilidades de formación que contradice la
dinámica propia de los mercados laborales en detrimento
de la calidad educativa, con alzas en las matrículas, los
circuitos de sobreproducción del conocimiento, entre
otras, las cuales son sin duda, algunas de las
características que vinculan la educación, con las
dinámicas propias del neoliberalismo.

I. SOBRE EDUCACIÓN Y UN MERCADO LABORAL


EXCLUYENTE

“el neoliberalismo es una teoría económica poderosa que gracias a


su fuerza simbólica duplica la fuerza de las realidades económicas que
pretende expresar (...) la difusa vulgata que nos proponen bajo el nombre de
liberalismo está compuesta por un conjunto de palabras mal definidas,

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“globalización”, “flexibilidad”, “desregulación”, entre otras que gracias a sus


connotaciones liberales o libertarias pueden ayudar a darle una fachada de
libertad y liberación, a una ideología conservadora que se presenta
como contraria a toda ideología (Bourdieu, 2008, p. 11)

En el marco de la coyuntura que aqueja a la educación


superior en el momento actual, la confluencia de factores
tanto económicos como políticos y sociales hacen
necesario realizar una lectura de los fenómenos no sólo
desde una mirada particular, sino también atender los
factores globales que explican muchas de las dinámicas
que se presentan en las instituciones educativas
universitarias. Dentro de las coyunturas globales se puede
evidenciar como la puesta en marcha de un modelo de
acumulación postcapitalista hace necesario una
rearticulación de los modelos educativos, que en muchos
casos pasa a implantar una lógica de cohorte mercantil:

“Creer que con la incorporación de la universidad al mercado se van


a resolver sus problemas financieros, a mejorar la competencia de sus
profesores, a contribuir en forma eficiente en la construcción de la modernidad
en Colombia, es caer en el fetichismo del mercado del neoliberalismo [...]
Sabemos que el mercado, dentro del sistema capitalista, se guía por la ley de
la máxima ganancia y de la concentración del capital. La vocación por el
estudio del área pública, con sus paradigmas de bien común, de justicia
redistributiva, de valores éticos y espirituales superiores al egoísmo individual
y al utilitarismo económico, será arrinconado en una universidad pública
abierta a la ley de mercado. [...] El mercado reproduce los poderes
establecidos y las relaciones de dominación del capital. En este sentido toda
política de mercado es conservadora. No hay lenguaje
de ruptura sino de conformismo, unanimismo y de abolición de
toda confrontación efectiva (Child, 1992, p 25 y 26).

La rearticulación del sistema académico ya no obedecería


entonces al fin social bajo el cual fue concebido. Esta lógica
de mercado, bajo la cual sucumbiría también un modelo de
sociedad más justa, en la cual los clientes–estudiantes en su
afán por lograr ingresar al sistema económico preferirán los
conocimientos que la lógica empresarial posiciona como

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preponderantes. Así el beneficio común de su “universalidad”


quedará reducido a las ofertas de financiación privada, en la
cual por lo general el beneficio común no se piensa más allá
de lograr reducir las cargas fiscales que le son gravadas.

Para poder sobrevivir, las universidades colombianas cada


vez se parecen más a empresas productoras de mercancías:
(…) los profesores son obligados a comportarse como
microempresarios de sus proyectos para poder realizarlos
y en medio del mercado de créditos académicos, muchos
estudiantes escogen sus asignaturas electivas de acuerdo
con un cálculo de costo y beneficio de tipo económico y no
del sentido que le desean dar a su formación (Munera,
2011, p12).

En el marco regional ejemplos como el chileno en el cual


este tipo de lógicas fue implementada luego de la
dictadura, nos muestran como lo que en un principio se
muestra como un beneficio general, luego en su
implementación mantiene beneficios para quienes logren
acceder a los niveles superiores de educación, los cuales
en la misma lógica piramidal del mercado no son
accesibles para la mayoría de la población.

Ya en lo local se evidencia como la ampliación de cupos y el


cubrimiento que se hace a los sectores populares seda desde
una lógica en la cual postulados como la equidad pierden
sentido, en su lugar se atiende a la población según su
capacidad de pago, es así como a la gran mayoría de jóvenes
que no ingresan a la educación superior pública y que no
cuentan con la capacidad de pago en una universidad privada
reconocida y de calidad, se ven abocados a ingresar al
sistema de créditos con el ICETEX, los cuales en la mayoría
de los casos con sus lógicas bancarias hacen que quienes
desean poseer un título profesional se vean obligados a
conseguir un trabajo que les permita pagar este crédito y
tener los recursos para su mantenimiento en el sistema
educativo, teniendo como consecuencia que los índices de
deserción se dan por no poder sobre llevar ese tipo de

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cargas económicas, lo que implica que la educación técnica y


tecnológica se imponga como una opción obligatoria.

…los recursos “frescos” para la financiación de las instituciones


y para los subsidios y los créditos destinados a los
estudiantes de menores recursos también estarán orientados
hacia la educación técnica y tecnológica, incluso en la
universidades, profundizando así la dualidad en la formación
y obligando a los estudiantes de menores recursos a escoger
por falta de alternativas reales, la educación técnica y
tecnológica, mientras los de mayores recursos continúan
ingresando a la universitaria. (Múnera, 2011, p13)

En ese sentido, la educación se ha enfrentado a múltiples


tensiones. En primer lugar, se encuentra una aparente
correspondencia entre la formación de nuevos
profesionales con un mercado laboral capaz de recibirlos.
Con el modelo de la reproducción social de la década del
sesenta, se pretendía que la escuela reprodujera la fuerza
de trabajo necesaria para las necesidades que se
presentaban en el mercado, así Giroux (1983) sostenía
que la escuela puede comprenderse solamente en
términos del rol que juega en la producción de la fuerza
laboral, la acumulación del capital y en la reproducción de
las ideologías legitimantes. Una vez más, las escuelas son
ligadas a la máquina de la dominación y reproducción.

Esta dinámica estuvo conducida a lograr la vinculación de


los graduados de diferentes disciplinas con el mercado
laboral, bajo una fuerte creencia en la modernización del
sistema educativo. En este punto, bajo las dinámicas
globalizantes, estas expectativas que sostenían las teorías
de la reproducción, ya no son posibles. En la actualidad se
siguen incrementando las posibilidades de formación para
el trabajo, sin que exista la posibilidad de un trabajo real,
en un mercado laboral cada vez más tensionante, el cual
se recrudece con una sobreoferta de programas y un
constante proceso de aumento en las matrículas.

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“un alza salvaje de matrículas universitarias. (…) tendemos a


quedarnos consternados y perplejos cuando nos enfrentamos a subidas de un
300 por ciento(…) Nos acaba de ocurrir con el caso reciente de todos esos
billones y trillones de millones de dólares que los Gobiernos han inyectado de
golpe en las habitaciones blindadas de los bancos, después de que nosotros
hemos tenido que bregar con su tacañería durante docena de años, en los
que se han sucedido litigios y pleitos sobre unos pocos millones que se
restaron y que hubieran debido añadirse a los presupuestos de las escuelas,
hospitales, fondos de bienestar o proyectos de renovación urbana. Apenas
alcanzamos a imaginar la desdicha y la angustia de nuestros nietos cuando
de pronto se dan cuenta de que su herencia consiste en un volumen, jamás
imaginado hasta el momento, de deuda nacional que exige ser restituida”
(Bauman, 2013 p. 59).

Estas alzas en las matrículas y la sobreoferta de


programas de formación en Educación Superior, genera
una desigualdad educativa y una sobreoferta de
profesionales que no se corresponde con el mercado
laboral que se avizora socialmente.

“En América Latina existen cerca de 20 millones de estudiantes


universitarios y una graduación profesional aproximada de 3 millones de
profesionales, y los mercados laborales no tienen esta demanda tan alta, no
existe oferta laboral para tan alto número de profesionales, y en la medida
que se masifique la cobertura, este problema se hará más evidente”
(Rama, 2010 p.63).

Finalmente, el alza en las matriculas, el aumento de la


deserción y la sobre educación, se constituyen en verdaderos
retos para la educación superior. Si a esto se suman los
fenómenos estructurales como la pobreza, la violencia y la
desigualdad, el acceso a la educación superior, las opciones
de formación se inclinan hacia a la educación técnica y
tecnológica. Con estas cifras es evidente que la disposición
económica y la colocación de graduados en
el mercado laboral, por lo menos en América latina se
han entronizado bajo políticas educativas priorizando
la variable económica. De esta manera, las opciones de
formación en Educación Superior están atravesadas por

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Educación y Neoliberalismo

múltiples fenómenos que posicionan a la educación


técnica y tecnológica como una de las expectativas para
un mundo cada vez más globalizado, donde la
internacionalización del capital requiere la formación de
mano de obra capaz de jalonar dicha maquinaria.

II. LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO E


INCERTIDUMBRE EN LA CALIDAD EDUCATIVA.

La sociedad del conocimiento se ha caracterizado por


un desarrollo desmedido del capitalismo y a su vez
ha planteado una ruta hacia el deterioro de la calidad
educativa. La construcción de una subjetividad ligada a la
producción, un exceso de información que desconoce el
desarrollo de competencias para su interpretación, el
declive en la formación de docentes universitarios que
formulen cuestionamientos a la globalización, el deterioro
del discurso pedagógico, que permite la dinamización del
currículo y la formación de profesionales críticos son
algunos de los desafíos que se presentan en relación con
la necesidad de fortalecer la calidad educativa.

En este contexto, la modernidad que suponía la formación


de profesionales críticos es cuestionada por las diferentes
transformaciones que conlleva el fenómeno de la
globalización. Este proceso de cambios económicos,
culturales y sociales produce una subjetividad diferente, la
cual está sumergida en un nuevo contexto que modificará
sus prácticas y que por ende se siente impelido a
desarrollar nuevas “competencias” que lo lleven a un
proceso de adaptación a estas lógicas.

“En la modernidad, el desarrollo del capitalismo y por lo tanto en el


contexto de la sociedad burguesa, la ciencia servía para el desarrollo – quien
no recuerda la máquina de vapor aplicada a ferrocarril y la navegación, así
como todas las redes de distribución de mercancías que requirieron
gigantescos esfuerzos: Construcción de carreteras, puertos, canales, vías
férreas, etc.- ahora en la sociedad posmoderna, al fundamentarse en

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Educación y Neoliberalismo

los lenguajes, se necesitará de nuevas redes de distribución – las redes


telemáticas y de comunicación – que hagan posible el transporte
de la nueva mercancía: la información” ( Melich, 2001 p.61)

Esto hace que el individuo vea la necesidad de integrarse


al nuevo contexto, pues las conexiones sociales son
reemplazadas por redes que hacen de la “información” un
eje central de su existencia. Como afirma Baudrillard, “la
postmodernidad implica el fin de la inferioridad y de la intimidad del sujeto, el
hombre será un ser aislado, singular pero al mismo tiempo conectado a
las redes telemáticas y audiovisuales de diverso orden que le
pondrán en contacto con el mundo” (Baudrillard, 2005, p.61)

El desarrollo de estas tecnologías implica una revalorización


de los saberes que adquieren nuevas formas y que por ende
tendrán otra dirección así “en la postmodernidad el saber se
fundamenta en la comunicación o como afirma Lyotard en los lenguajes
(cibernética, informática, lenguajes, máquinas, álgebras modernas). Lo que
quiere decir que la producción científica se acerca mucho más a la producción
tecnológica, teniendo como prioridad la creación de estos nuevos lenguajes.
En ese sentido, el saber va a verse de manera utilitarista, lo cual provoca que
la formación del sujeto esté integrada directamente a la economía, pues esta,
al basarse en este tipo de conexiones tecnológicas, exige personas
igualmente integradas al nuevo contexto.”

Partiendo de la base de un sistema educativo como un


sistema integrado a los sistemas social, político, económico y
cultural, y por lo tanto debe responder a ciertos
requerimientos que le hacen los demás sistemas.2 Puede
decirse en este caso, que el sistema educativo tendrá que
responder al sistema económico en dos sentidos. En primer
lugar como responsable de la producción de conocimiento y
en segundo lugar como quien prepara al sujeto a un contexto
en donde prima la información.

En el primer aspecto, su responsabilidad como productora


de conocimiento, le otorga una importancia social de
primer orden al ser esta la propiciadora de procesos de
2 Cfr Puig I. 1998 Las reformas educativas. Paidós, Barcelona pág. 97 – 98

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Educación y Neoliberalismo

aplicación de “conocimiento al conocimiento” y orientar su acción


hacia el desarrollo tecnológico. Al respecto Toffler anota:
“La formación para la adaptación a las nuevas tecnologías de producción,
así como los planes de investigación y desarrollo, deben asentarse
con una variable y aún de las más importantes, el mundo del trabajo”
(Melich, 2001 p.286,291). En el segundo aspecto, en el que
se prepara al sujeto al contexto de la información, propone
un cambio de función de la escuela, al orientar sus fines a
estos procesos. El mismo Toffler anota: “Lo que debe ser el
sentido último de la escuela: ser fuente de información y enseñar a utilizarla;
la eficacia se definirá exactamente por esta cualidad, o sea, por la capacidad
de gestionar y cuestionar la información” (Toffler, 1992, p.286)

Para llevar los anteriores enunciados al contexto


colombiano, frente al sistema educativo y sus relaciones
con la economía y la formación del sujeto en el país,
tenemos en cuenta que esto implica tener una visión de la
globalización como un fenómeno complejo. Al configurarse
nuevas realidades en el sistema educativo, afectan por
ende todo su funcionamiento.

En ese sentido existen dos dimensiones que son


profundamente afectadas a raíz de las mencionadas
transformaciones: La primera a nivel individual y otra a nivel
social. En primera instancia, la dimensión individual, se ve
afectada cuando las nuevas tecnologías propician nuevas
habilidades o como hoy se le conocen “competencias”. Ello
queda explicado a través de corrientes psicológicas como “el
cognotivismo” el cual plantea la posibilidad de nuevos estilos
cognitivos y de nuevas posibilidades mentales y de
pensamiento surgidas a través de trabajo y del contacto
continuado con el ordenador.

En la dimensión social se presenta un cambio en las


relaciones interpersonales. Toffler nos muestra como existió
una “primera ola” que pertenece a la revolución industrial, una
segunda ola que pertenece, digamos a las tecnologías
masivas (televisión, radio), pero con la irrupción de la tercera
ola, es decir, la aparición de aquellas tecnologías

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Educación y Neoliberalismo

que producen un significado puramente individual, llevan


a una autosuficiencia por parte del sujeto y por ende una
ruptura en el lago social.

En realidad, la necesidad de un modelo integral en la


educación que respaldara estos nuevos desafíos, logró
pensar en un currículo totalmente integrado a las dinámicas
laborales. En efecto, en este clima económico aparecen los
famosos currículos integrales fortalecidos por estándares de
calidad que posicionan y enmarcan la educación. Así, los
Estándares de Calidad deben edificarse no sólo sobre el
fomento al desarrollo del conocimiento, de la ciencia y de la
investigación, sino también sobre la configuración de bases
institucionales fuertes que favorezcan el desarrollo de
soportes físicos y educativos básicos.

En este panorama, aparecen diferentes problemas relativos a


la autonomía universitaria. En primer lugar, el control de las
universidades privadas, dada la demanda y la ampliación de
diferentes programas académicos y el segundo de ellos, la
inserción de la tecnología en los escenarios educativos, por
mencionar sólo los más relevantes. Desde estos nuevos
enfoques, la pedagogía quedaba sometida a las variables
estructurales antes mencionadas, la educación requirió de
arduos controles sobre eficacia, eficiencia y rentabilidad que
fueron acogidos por los discursos de la acreditación, la
calidad y las políticas educativas que se consolidaron en un
asunto de gestión y evaluación centradas en los referentes
de la calidad.

De esta manera, las alzas en las matrículas, la calidad


educativa, la obsolecencia planificada que posiciona una
sociedad más globalizada e hiperconsumista, son aspectos
de la sociedad del conocimiento que no se pueden
desconocer en el ámbito educativo, pues los transversa y
se constituyen en retos para la educación. Saber cómo
enfrentarlos y lograr que los procesos de enseñanza sean
acordes con las dinámicas económicas sociales y
culturales, es la tarea educativa que las universidades
necesitan enfrentar.
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Educación y Neoliberalismo

Desde los discursos de las competencias, estas dinámicas


se refuerzan y se reacomodan a una lógica económica que
se inclina más a la sobreproducción que a la calidad
educativa. En efecto, estos procesos educativos que han
entrado en circuitos de sobreproducción no permiten
independencia y la generación de reflexiones académicas
desligadas del mercado.

En el contexto de la deslegitimación, las universidades y


las instituciones de enseñanza superior son de ahora en
adelante solicitadas para que fuercen sus competencias y
no sus ideas (…) si los fines de la enseñanza superior son
funcionales, ¿Quiénes son los destinatarios? (…) Pues al
lado de la función profesionalista, la universidad comienza
o debería comenzar a desempeñar un nuevo papel en el
marco de la mejora de las actuaciones del sistema: el del
reciclaje o la educación permanente (Lyotard, 2000, p 90-
92)

Tal como afirma Lyotard en La condición postmoderna, lo que


sucede con la educación es una suerte de legitimación bajo el
modelo del desarrollo de competencias, que imposibilita el
desarrollo autónomo del saber y la construcción de
conocimiento en independencia de la economía. Las reglas de
la producción del conocimiento están ligadas a las propias
restricciones que realiza la economía en virtud de la
ganancia. De esta manera, las universidades, se legitiman en
el universo social en tanto fortalecen el desarrollo de
competencias que las posicionan en la lógica capitalista.

En este panorama, otro problema que se presenta, es sin


duda la formación del docente universitario. El
fortalecimiento de un discurso pedagógico, así como de la
actividad docente, es un punto importante a tener en cuenta
ya que, la inversión para su capacitación y formación no
redunda en beneficios económicos sino en la calidad de los
programas. Una apuesta por la formación docente implica no
solo preguntarse por las dificultades de formarlos en la
sociedad del conocimiento, sino además, preguntarse

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Educación y Neoliberalismo

por el impacto del saber pedagógico en el currículo, en el


contexto, en el estudiante y lo más importante, preguntarse
por las prácticas que desarrollan los docentes universitarios
para resolver nuevos interrogantes a nuevas realidades.

Si bien los métodos varían, los mejores profesores a menudo


intentan crear lo que acabamos denominando un “entorno para
el aprendizaje natural”. En este entorno, las personas aprenden
enfrentándose a problemas importantes, atractivos o
intrigantes, a tareas auténticas que les plantearán un desafío
a la hora de tratar con ideas nuevas, recapacitar sus
supuestos y examinar sus modelos mentales de la realidad
(Bain, 2004, p.29)

La formación del profesor universitario requiere fortalecer


un saber pedagógico para la postulación de currículos
incluyentes, vinculando en la práctica pedagógica nuevas
formas de resolver problemas. Como producto de las
visiones, teorías y valores enmarcadas en relaciones de
poder, el currículo requiere de flexibilidad para incorporar
nuevos problemas del contexto, atendiendo directamente
a las prácticas pedagógicas para la incorporación de
nuevos saberes como producto de la interacción entre
docente y estudiante universitario. En este sentido, cabe
plantearse las siguientes preguntas ¿De qué manera la
dinámica educativa actual afecta al currículo? ¿Por qué es
importante fortalecer la práctica docente? ¿Cuáles son las
dificultades de formar docentes en la sociedad del
conocimiento? ¿De qué modo un saber pedagógico logra
impactar el currículo en la sociedad del conocimiento?

En suma, estos son los desafíos que las Universidades


requieren enfrentar, en tanto no enfrenten la situación actual
de la incidencia del campo económico en relación con la
calidad educativa. Avanzar en la formación docente, en
preparar a los profesores en el fortalecimiento del discurso
pedagógico para relacionar los problemas actuales del
contexto con diferentes soluciones construidas en conjunto
entre profesores universitarios y estudiantes de

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Educación y Neoliberalismo

pregrado y postgrado, supone un fortalecimiento de la


calidad educativa para impactar y resignificar el currículo
y repensar la realidad desde un enfoque critico social.

Finalmente, la incidencia del desarrollo técnico y


tecnológico, los tratados de libre comercio y la creación de
unas necesidades laborales operativas, cercenan la crítica
y la formación de profesionales y docentes que
transformen la realidad cada vez es más escasa.

III. LOS ESPIRALES DEL CARACOL EN EL


NEOLIBERALISMO: UN DISCURSO PEDAGÓGICO
AFECTADOYUNMERCADOLABORALCONTRADICTORIO

“Cuando termina los estudios, el individuo no sale a expresar sus


inquietudes, sus tendencias y sus aspiraciones, sino a engancharse en un
aparato o sistema burocrático que ya tiene su propio movimiento, y que le
exige la ejecución de determinadas tareas o actividades sin preguntarle si
está de acuerdo o no con los fines que se persiguen. En nuestro sistema
educativo la gente adquiere la disciplina desgraciada de hacer lo que no
le interesa; de competir por una nota. De estudiar por miedo a perder el
año. Más adelante trabaja por miedo a perder el puesto. Desde la niñez el
individuo aprende a estudiar por miedo, a resolver problemas que a él no
le interesan. El capital ha puesto bajo su servicio y control la iniciativa, la
creatividad y la voluntad de los individuos. Puede que el tipo de educación
actual sea muy mala desde el punto de vista del conocimiento, pero es
ideal para producir un “buen estudiante”, al que no le interesa aprender
pero sí sacar cinco, y que sólo estudia por miedo a perder el año. Una
educación así es ideal para el sistema y sus intereses.”

Estanislao Zuleta. Educación y democracia

El modelo neoliberal llega a Colombia de manera definitiva en


la década de los noventa con la llamada apertura económica
y con esto se presentan en el panorama nacional los
mencionados cambios estructurales, que caracteriza a la
globalización. En julio de 1991 se adopta la nueva
constitución, bajo el esquema de la modernización

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Educación y Neoliberalismo

institucional, sin embargo lo más relevante han sido las


transformaciones en materia de políticas de apertura
económica y privatización, las cuales según Consuelo
Ahumada se convierten en normas constitucionales por
primera vez.3
Luego que las reformas educativas de los años noventa
pretendieron reorganizar el sistema académico mediante los
ya nombrados procesos de autoevaluación y acreditación de
alta calidad, las universidades del país reclamaron la
presencia del egresado como factor de pertenencia y de
compromiso institucional en ajuste con la proyección social y
los procesos de identidad universitaria.

En este sentido, el Ministerio de Educación Nacional


propuso a las instituciones de Educación Superior, conocer
el impacto de la oferta educativa en el mercado laboral,
para comprender no solo la ubicación profesional de los
graduados, sino también para la toma de decisiones
correspondiente al impacto de los graduados en el
mercado laboral que debía corresponderse con los fines
de la educación y con los objetivos institucionales y
curriculares propuestos desde la universidad.

De este modo, los procesos de Registro Calificado y


Acreditación de Alta Calidad, plantearon a las instituciones
de educación superior, procesos de medición del impacto
de sus graduados en el sector productivo por medio del
diseño de indicadores, que midiendo el nivel de formación
y las competencias de los graduados, buscaron evaluar la
calidad y la pertinencia de los programas de pregrado y
de postgrado.

Desde esta perspectiva, las instituciones de educación


superior, conscientes de la importancia acerca de los
estudios sobre graduados, han estimulado e impulsado su
3 El articulo 336 señala que el gobierno podrá enajenar o liquidar empresas monopolísticas
del estado y los otorgara a terceros concesiones para generar un ambiente propicio para el
inversionista.

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Educación y Neoliberalismo

realización en la medida de poder cuantificar el impacto, la


pertinencia y la influencia de sus graduados en la sociedad.
Vale la pena anotar que esta preocupación constante por el
graduado por parte de las instituciones de educación
superior, de las empresas y del sector oficial se basa en un
modelo integral de educación que refuerza la idea de un
currículo totalmente integrado a las dinámicas laborales4.
Así, la educación desde los años noventa quedó prendada
al universo económico, el saber pedagógico amplió sus
regiones disciplinares incluyendo no sólo a la economía
sino la administración educativa. Sin embargo, la
centralidad de la pedagogía y del saber pedagógico como
saber emergente desde los años ochenta, con la fuerza
que imprimió el Movimiento Pedagógico y la consolidación
de un campo de la educación, logró pensar la pedagogía
como un saber con una autonomía relativa desde sus
diferentes agenciamientos.

De esta manera, la globalización económica, el


neoliberalismo y los TLC, remecieron el sistema educativo
colombiano que debía prepararse en este contexto, para
competir en lo técnico y lo tecnológico. Teniendo en cuenta
los cambios en la economía, en la política y en la cultura,
antes mencionados, se puede sostener que el sistema
educativo requería otro tipo de sujeto que funcionara dentro
de un paradigma diferente. Más allá, las nuevas dinámicas
laborales necesitaban reforzar la formación de los jóvenes
insertos en estas dinámicas, tal como lo sostiene Gallart

4 Los currículos contemplan estrategias encaminadas a hacer posible la Interdisciplinariedad y


transdisciplinariedad, la flexibilidad curricular, la flexibilidad en el sistema de transferencias, con
base en el sistema de créditos, el desarrollo de las relaciones entre la Universidad, el Estado, las
empresas y la sociedad civil, junto con la Integración del sistema educativo, a partir de criterios de
globalización, internacionalización y de cooperación. Por último, la creación de carreras cortas o
intermedias de nivel superior en el campo tecnológico. El currículo compagina las posibilidades de
traducir las experiencias que desde y en el aula se viven, para que se vuelvan experiencias
formativas teniendo en cuenta los lineamientos, directrices, fundamentos y procesos normativos
del PEI. El currículo interpreta, identifica categorías, proyecta y relaciona el acervo cultural a
través de experiencias educativas que se generan en el ámbito de la organización escolar y
Universitaria.

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Educación y Neoliberalismo

(2003) para el caso de América Latina, estas nuevas


dinámicas y necesidades laborales transformaban el
panorama de las profesiones específicas que en otro
tiempo hicieran parte de la universidad moderna5.
Los estudios sobre egresados y un mercado laboral
contradictorio

Generalmente los estudios sobre graduados han asumido una


relación directa con los procesos de acreditación en las
universidades que, buscando medir el impacto del egresado
en el mercado laboral, suponen que estos aportes vinculan al
nuevo profesional con unas posibilidades de desarrollo
laboral en ajuste a un tipo de formación y a la calidad de
unos programas académicos. Ahora bien, esta no es una
relación que se presenta armónica y equilibrada, sino que
supone unas contingencias presentadas no solo por las
cambiantes condiciones de un mercado laboral, sino por
otras variables como la demanda social de profesionales, así
como el tema identitario de los graduados, asunto que no ha
sido tenido en cuenta como un vínculo serio entre la sociedad
y la universidad.

Teniendo en cuenta que los estudios sobre graduados


parten en primer lugar de la relación entre sociedad–
universidad, se hace indispensable acudir a algunos
planteamientos al respecto para enmarcar la discusión en
unos referentes conceptuales que van desde la forma en
que la disposición de capital social influye la dinámica
egresado–universidad hasta los aportes particulares de
universidades que han enriquecido, gracias a las
experiencias de graduados, sus propios currículos.

5 “Los cambios continuos en la tecnología y en la organización del trabajo cuestionan la


rigidez de los sistemas de formación dirigidos a ocupaciones específicas; se tiende a poner
cada vez más el énfasis en las competencias de empleabilidad correspondientes a la
formación general, fundamentalmente impartida en la educación formal, la que permite la
adaptación a los cambios y el reaprendizaje de nuevos roles y calificaciones. Esta formación
debería ser por razones de equidad patrimonio de todos, y en particular de todos los jóvenes
que entran en el mercado laboral.” [Gallart, 2003]

216
Educación y Neoliberalismo

Esta invitación a la vinculación permanente del egresado


con el medio universitario, no sólo para cualificar los
procesos al interior de la institución educativa, sino
también para trabajar en la optimización del perfil
profesional y así redireccionar la toma de decisiones de
acuerdo con las demandas laborales y necesidades del
medio económico, permiten fortalecer las capacidades y
competencias para desempeñarse con éxito.

En este sentido, Misas (2004) postula que el egresado a


través de su vinculación con la universidad permite evaluar el
impacto social de la universidad y de manera tangencial las
políticas de calidad, bajo el concepto de responsabilidad
social universitaria. Así cobra sentido este concepto, donde
se plantea una correlación entre ética y responsabilidad
social. Desde esta perspectiva Misas, (2004) señala que:

“La educación superior debe hacer transparente su tarea social, no


sólo para establecer un diálogo productivo con la sociedad, sino también para
poner en evidencia su importancia y la calidad de sus servicios. Esta
exigencia es prioritaria en un momento en el cual la falta de información
suficiente impide partir del supuesto de que la sociedad en su conjunto
conoce la importancia estratégica de la educación superior y
asume su defensa” (p. 17).

Giraldo (2004) apoyando los argumentos de Misas, plantea


que existe una vinculación entre el egresado y los posibles
efectos en las políticas de calidad, supone una apuesta de la
universidad con sus graduados, teniendo en cuenta que sus
percepciones no solo pueden modificar bajo el concepto de
responsabilidad social universitaria, la orientación de la
misma universidad en términos curriculares y de impactos
educativos. Además de esto, al obtener información de los
graduados que permita sostener y elevar los estándares de
calidad de sus programas y de su institución, se genera lo
que Giraldo (2004) denomina un Efecto marca, legitimando
una preferencia en el mercado laboral de los graduados de
dicha institución por la pertinencia de su educación y su nivel
de competitividad.

217
Educación y Neoliberalismo

En cuarto lugar, aparece en esta misma línea Valleys (2009),


quien señala que la responsabilidad social universitaria está
relacionada con el desempeño de la comunidad universitaria
(haciendo referencia a todas las personas involucradas en la
gestión educativa) la cual es responsable de acciones que
modifican los impactos cognitivos, laborales, sociales que la
universidad genera. Por lo tanto, el seguimiento de los
graduados se convierte en un indicador de la calidad del
docente y los programas. Bajo esta postura, se hace
importante rescatar la formación recibida pues de esta forma
se evidencian procesos óptimos dentro de la institución. Vale
la pena aclarar que un aspecto a tener en cuenta en los
estudios de seguimiento a graduados es que estos no pueden
reducirse a encuestas de inserción laboral, de forma
rigurosa, estos mecanismos pueden convertirse en
instrumentos fundamentales para la autoevaluación de las
titulaciones de los centros.

Ahora bien, estos estudios sobre seguimiento a graduados


son relevantes en razón a que el desempeño laboral de los
profesionales permite valorar la calidad de la educación
recibida, identifica las posibles falencias de un programa
educativo y contribuye al mejoramiento y planificación de
actividades académicas que respondan a las necesidades del
mercado laboral y de la sociedad en general.

En realidad el seguimiento de los graduados, según Orozco


(2005) requiere tener en cuenta los siguientes aspectos a
saber: Funciones y tareas, capacidades y perfiles, valoración
de los graduados sobre la adecuada enseñanza, apertura a
propuestas para mejorar. Estos indicadores de calidad, se
convierten en elementos vitales para el desempeño e
impacto social. Estos parámetros pueden representar los
procesos de calidad al interior de las instituciones de
educación superior, que siguiéndolos paso a paso
aumentarían la calidad en los procesos académicos y
formativos. Evaluar el seguimiento de graduados desde su
desempeño y su productividad podría brindar un apoyo en
los procesos de autoevaluación de las universidades,

218
Educación y Neoliberalismo

así como la inclusión de los planes de mejoramiento al


interior de los programas; cada acción de un grupo de
graduados en el mercado muestra la competencia tanto
académica como profesional de la universidad de tal
forma que los programas de gestión de calidad pueden
mejorar y finalmente propender a una optimización de la
profesión, en este caso, acreditación de alta calidad 6.
Realizar un seguimiento a graduados requiere ser
considerado como un instrumento de medición para una
institución, de tal forma que sus resultados sean una bitácora
para implementar planes de mejoramiento en cada una de
las dependencias al interior de la universidad. Así, la
comunicación permanente con el egresado, se convierte en
una forma de rescatar información e implementar políticas
que mejoren los procesos del estudiante para que el perfil del
egresado sea competente en cualquier contexto.

Finalmente, el desempeño profesional es un indicador de


eficiencia externa de la institución donde se cursaron los
estudios, que evidencia la calidad del egresado en aspectos
cognitivos como sus habilidades dentro de una empresa. De
allí la importancia de las universidades de analizar y validar
el desempeño profesional de su egresado, sus aptitudes,
habilidades, destrezas, entre otros, que en últimas es lo que
muestra el graduado una vez ha salido de la institución. Para
tal fin, una fuente de información importante son los
empresarios que son los actores directos
6 Este factor es relevante teniendo en cuenta la urgente necesidad de contar con una educación
superior donde sus graduados permean mayores niveles de pertinencia, frente a este aspecto la
Conferencia Mundial sobre Educación Superior de 1998, convocada por la UNESCO en París.
Define la pertenencia del egresado como “la capacidad de las IES y de los Sistemas para dar
respuestas concretas y viables, desde su naturaleza y fines, a las necesidades de la sociedad desde
sus procesos de calidad”. Cabe resaltar que las necesidades sociales mencionadas no son
abstractas, ni genéricas, por otro lado, deben ser son mediables, reales y puntuales, ante esta
premisa la misma conferencia cita: “ la educación superior debe reforzar sus funciones de servicio
a la sociedad y más concretamente sus actividades encaminadas a erradicar la pobreza, la
intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro del medio ambiente y las
enfermedades, principalmente mediante un planteamiento interdisciplinario y transdisciplinario
para analizar los problemas y las cuestiones planteadas desde la visión también de sus graduados”
(Orozco 2005).

219
Educación y Neoliberalismo

con el egresado de una institución. Con la información


recolectada, la institución debe ponerse a la vanguardia
de los nuevos requerimientos de la oferta laboral,
mediante la actualización de sus currículos que son
pensados en razón de un acumulado de capital humano.

Puntos de partida para nuevos debates

Los Estándares de Calidad deben edificarse tanto sobre el


fomento al desarrollo del conocimiento, de la ciencia y de la
investigación como sobre la configuración de bases
institucionales fuertes que favorezcan el desarrollo de
soportes físicos y educativos básicos. En este sentido, es
fundamental replantear los currículos, mejorar la calidad
desde la formación práctica, redefinir las prácticas
instruccionales centradas en contenidos aislados o
yuxtapuestos y pensar el desarrollo de la competencia de los
profesionales a partir del nuevo concepto de profesional que
queremos, inspirado en fundamentos teóricos e
investigativos que no se reduzcan a los problemas científico-
teóricos de la profesión específica ni se agoten en
aprendizajes técnicos y tecnológicos de una ocupación.7
Vale la pena mencionar, entre otros desafíos, los siguientes:
en primer término, el desafío cuantitativo de atender una
matrícula en constante crecimiento sin sacrificar la calidad
educativa. En segundo lugar, enfrentar la diversificación
educativa, con la generación de múltiples programas e
ilimitadas opciones de formación, como un reto para la
Universidad que requiere estar al tanto de los desarrollos
científicos y tecnológicos. En tercer lugar, la creciente
formación técnica es otro de los desafíos que un sistema
educativo como el colombiano enfrenta y que inscrita en la
apertura educativa, está enmarcada por un contexto social
que privilegiando la dinamización de la economía, a través de
la formación técnica y tecnológica, ha pretendido aumentar
la cobertura para que ciudadanos de escasos
7 Cfr Tobón S. 2007. El enfoque complejo de las competencias y el diseño curricular en:
acción pedagógica. Nº 16 / ENERO-DICIEMBRE, - PP. 14 – 28.

220
Educación y Neoliberalismo

recursos tengan la posibilidad de vincularse a la educación


superior.

De otro lado, los estudios sobre el impacto que tiene un


egresado de determinada universidad en el mercado laboral
especifico de su país, además de reforzar las operaciones
entre la economía y la educación y robustecer el modelo de
estándares de calidad, abre una brecha inmensa entre los
intereses sociales, representados en el concepto de
responsabilidad social universitaria entendida como una
política de gestión de la calidad ética de la universidad que
busca alinear sus cuatro procesos (gestión, docencia,
investigación, extensión) con la misión universitaria, sus
valores y compromiso social, mediante el logro de la
congruencia institucional, la transparencia y la participación
dialógica de toda la comunidad universitaria (autoridades,
estudiantes, docentes, administrativos) con los múltiples
actores sociales interesados en el buen desempeño
universitario y necesitados de él, para la transformación
efectiva de la sociedad hacia la solución de sus problemas de
exclusión, inequidad, y sostenibilidad (Vallaeys, 2007).

En este sentido, el graduado perteneciente a una


comunidad académica puede interesarse en los procesos
de mejoramiento de la universidad al ser reconocido como
un agente dinamizador de los procesos de gestión de la
universidad en perspectiva ética para dejar de ser medido
como un indicador más de los procesos de calidad y
convertirse en un activo de calidad bajo la responsabilidad
social universitaria.

Así, un compromiso real de la universidad con la sociedad,


estará mediado por la creación de vínculos, que sirvan para
fortalecer su compromiso social y ético. Desde este punto de
vista, establecer una relación entre la formación de
profesionales y las necesidades del mercado laboral es un
puente importante entre la universidad y la sociedad, pero es
necesario tener en cuenta, que esta relación no logra
visibilizar necesidades de orden psicológico, antropológico,

221
Educación y Neoliberalismo

filosófico e histórico, que necesariamente constituyen a


este proceso de graduados, pero que, por el cumplimiento
de metas e indicadores no han sido tenidos en cuenta
como elementos indispensables para la consolidación de
una identidad con la universidad.

Como sostiene Aldana (2008) las dificultades al seguimiento


de graduados esconden, por lo general, problemas de la
universidad para hacer frente a esta tarea de generar
vínculos duraderos entre la universidad y su egresado:

“No siempre las universidades cuentan con los elementos


adecuados para hacer del seguimiento un proceso sistemático que abarque
todas las etapas de formación y posterior ejercicio laboral (…) en la última
década se han venido exigiendo procesos de autoevaluación y acreditación
de alta calidad en la educación superior y el factor graduados es un referente
obligado y las instituciones no cuentan con ningún apoyo por parte del Estado
ni con soportes normativos ni conceptuales suficientes.
(…) los graduados suelen perder la motivación a responder las encuestas, por
lo que se dificulta mantener la información actualizada (…) Para los
académicos, los graduados son miembros activos de las IES, pero sólo se
hacen contactos coyunturales con ellos, porque no hay criterios
rigurosos para la evaluación”. (Aldana et al, 2008, 63-64).

Ahora bien, esta situación no proporciona un modelo para


el seguimiento de los graduados, ya que se muestra
información de manera parcial, es decir, aquella que
interesa a la institución de educación superior para
cumplir con los parámetros psicométricos que acompañan
a los procesos de acreditación. En este sentido, valdría la
pena preguntarse por la identidad del estudiante en todas
sus etapas, por las motivaciones y las percepciones de
porvenir que pueden tener los graduados, por los
procesos de educación continua. Así, un seguimiento
completo necesariamente debe incluir los aspectos
subjetivos, las motivaciones en correspondencia con los
factores objetivos (contraste con el mercado laboral).8
8 Este seguimiento necesita ser asumido desde el liderazgo de la educación superior,
teniendo en cuenta lo señalado por Gutiérrez (2010) cuando sostiene que un aspecto

222
Educación y Neoliberalismo

En ese sentido, el seguimiento a graduados ha de ser


completo. Caracterizar al estudiante que ingresa, hacer
seguimiento durante los estudios y al egresado. Se hace
necesario tener en cuenta indicadores subjetivos como las
motivaciones, el grado de satisfacción laboral, las
competencias requeridas para desarrollar su trabajo y la
capacidad de adaptación al cambio, además de los
factores objetivos como el salario, el tiempo que tardan en
vincularse laboralmente, la afiliación a la seguridad social
(Arnaz, s.f.; Colombia, Ministerio de Educación, 2007
citado por Aldana et al, 2008, p. 63,64).

En suma, el impacto del egresado en el mercado laboral es


posible evaluar por medio de los vínculos que se entretejen
entre la influencia social y económica que demandan un tipo
de profesional, el impacto social de los programas y los
referentes de calidad que estos ofrecen; sin embargo, es
relevante complementar dichos elementos, aspectos
subjetivos representados en la motivación, la identidad que
el egresado ha construido con la universidad, rescatando las
experiencias y relatos que han atravesado su vida como
egresado de la universidad.

central del aprendizaje del egresado basado en la gestión del conocimiento disciplinar es la
contratación de experiencias significativas provenientes de los entornos académicos y extra-
académicos, profesionales y personales. Y es aquí donde se hace evidente el conocimiento
de la realidad de los graduados, sus comunidades académicas, sociales y culturales, los
entornos intelectuales y finalmente su identidad con la universidad.

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