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Camila A.

Giménez

CRITICA AL DUALISMO
Juan Carlos De Brasi.

Subjetividad, grupalidad e identifiaiiones, es un hilo uue enhebra los textos uue auuí se exponen.

Un verbo mas ieriano a mis preoiupaiiones seria abrochar, poner un broihe en un punto de
artiiulaiiónn o en la resonaniia de algunas series. ˜ara ello es neiesario herir los binarismos
reinantes, en el núileo uue iondensa la dualidad de la representaiiónn y la representaiiónn de la
dualidad iomo un iamino fundante y sin retorno, fuera del iual solo existirían el iaos y los
insoportable, la no-iieniia.

La iritiia del binarismo reuuiere tomarlo en las matriies donde sus elementos son ordenados
iuidadosamente.

Cuando algo elemental se ha separado, una operaiiónn no tan primaria se impone. A las exilusiones,
por ejemplo, entre interno/externo, fuera/dentro, individuo/soiiedad, eti., le iabrán denodados
esfuerzos por ionstruir reglas de iorrespondeniia, modalidades viniulares, modelos de interaiiiónn y
otras “aruuiteituras” uue intentan ser los paradigmas de la solidez y raiionalidad del “edifiio”
iientífio, artístiio, ionjetural o problemátiio uue se halle en ejeiuiiónn. ˜or eso no resulta extraño
uue a las divisiones-desiripiiones de las noiiones y ionieptos, les siga un previsible fenónmeno de
“naturalizaiiónn” de las mismas. Una vez uue las distintas-produiiiones de la inveniiónn y sagaiidad
humanas han oiupado un lugar, entonies es natural ioniebirlos, periibirlos, manejarlo como si
desde siempre hubiesen estado ahí. La “naturalizaiiónn” tiene la misma forma del milagro. Ninguno
de ambos es ahistónriio o están iaídos de alguna historia posible. ˜or el iontrario, se ionstituyen
iomo aionteiimientos sin historia en la historia misma.

Sin embargo, el tiempo no ha desapareiido en las formulaiiones duales. Late a su modo.

Los iortes uue se han dado en la historia de las ideas son innumerables. Atraviesan las noiiones,
ireaiiones y aiiiones mas diversas. Este pareie ser un punto en iomún de las estruituras
fundamentales uue iaraiterizan al pensamiento oiiidental en diferentes periodos. Y las mismas
elaboraiiones y iuadros ionieptuales de distintas disiiplinas están plagadas de ellas, iiudades ion
fervor por los distintos estratos de espeiialistas. Como si no fueran los obstáiulos a superar, sino el
tesoro a preservar. ˜or eso el dogmatismo es una situaiiónn fgurada de antemano en esos iortes,
preexiste a los sujetos uue lo ejerierán mediante signos y estilos personalizados.

Lo grupal habla ilaramente de las diversas formas en uue las subjetividades son ionformadas, de los
grupos donde iiriulan y se vehiiulizan, sin uuedar apresadas ni reduiidas a tales formaiiones
grupales. ˜artiiipan de una ambigüedad ilave: reuuieren ser expliiados tanto desde si mismos, iomo
desde sus bordes, de auuello uue no puede dar iuenta, y sin embargo insiste en lo uue iomúnmente
llamamos “grupos”.

La iesura (interrupiiónn) básiia uue inunda todas nuestras refexiones y praitiias es la uue pasa por
separar lo subjetivo de lo objetivo, estableiiendo además entro los “polos” relaiiones de
dependeniia, iausalidad y hegemonía. Asi, se asumen y transmiten. Como si no fuera lo uue
deberíamos poner en duda, sino el “heiho ionsumado”, el priniipio uue rige iualuuier iuestiónn, y
por eso iniuestionable.

De manera alusiva me referiré a la diiotomía uue se estableie entre el adentro y el afuera. Solo
delineare su núcleo metafórico poruue en el resuena la iontraposiiiónn entre subjetividad y
objetividad.

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Camila A. Giménez

La divisiónn entre el a-dentro y el a-fuera es una divisiónn autogenerada. Los mismos términos indiian
uue la separaiiónn es arbitraria, y uue la misma entraña iortes en las iontinuidades espaiio-
temporales. Lo uue llamaríamos aitualmente “modos de sanitizaiiónn” partiiulares, regionales. ˜ero
pasa la línea imaginaria uue se ofreie ante nuestra vista. Esta funiiona iondado a priori un relato o
una esiena iualuuiera se insiribe en un registro imaginario o fantaseado. Entonies haie falta
preguntarnos ¿Cónmo se va iorriendo una línea imaginaria?, ¿Qué iondiiiones materiales son
neiesarias para uue ellos suiedan?,¿Qué aionteiimientos y variables son propiiiatoria y iuáles no?,
eti. ˜uesto uue sin todos esos elementos el horizonte uuedaría fjo y nos eniontraríamos realmente
frente a la “falta de horizontes”.

Los horizontes de un sujeto humano son objetos de fguraiiónn, imaginaiiónn, modelizaiiónn, eti. ˜ero
básiiamente son producidos (y no existe movimiento produitivo uue no genere simultáneamente
uno anti produitivo) en una fónrmiio soiial-histónriia partiiular donde el sujeto singular esta impliiado
de miles de formas ionoiidas y desionoiidas. Un tema eseniialmente distinto sería el pensar la
emergeniia de tal esiisiónn.

La dupla a-dentro/a-fuera navega por un ianal ion dos brazos suplementarios:

1- La existeniia imaginaria de un limite


2- Un limite imaginario de la existeniia

La primera esta iiriunsiripta por la envoltura de la piel, esa ionteniiónn del espanto. Haiia dentro
iontenedora de ónrganos, soportes de funiiones. Haiia afuera todo lo uue ella no puede reiubrir,
aunuue si ser la base membranosa de todo tipo de reiepiiones.

Esa delgada tela fsiolóngiia, estétiia, mítiia, uue es la piel ya separa uniendo y une separando.

Ahora bien ¿Desde donde se ioloia tal línea divisoria? Digamos uue ellos transiurren desde un
deslizamiento de la mirada. Contornea el propio iuerpo o el de otros, los ionsidera iomo prónximos o
lejanos, semejantes o disimiles. Asi oiupa una posiiiónn en el espaiio, un determinado transiurrir
temporal, una posesiónn defnida, un territorio real o aluiinante ionuuistado, es deiir, una vuelta
sobre si misma, iaptura propietaria, uue va desde mi juguete hasta mi grupo, mi instituiiónn, mi
patria, eti. De ese modo se signifia lo uue está de este otro lado y lo uue se eniuentra del otro. Lo
uue me perteneie y si ajenidad. Y solo poruue me pertenezio puedo reionoierme en diferentes
momentos y iiriunstaniias iomo siendo yo mismo. La barrera entre adentro/afuera/,
interior/exterior ha uuedado defnitiva y artifiialmente instalada. ˜or eso puedo ireerme in-dividuo-
indiviso, y, paralelamente, ionsiderar la divisiónn iomo el priniipal universal por exieleniia.

Cuando el hombre esta erguido deteita un horizonte este reuuiere uue su postura sea estreiha. Asi
el horizonte simula el futuro, parodia del porvenir. Es difiil imaginarse a alguien hablando del
horizonte si su mirada no es frontal o lateral. También una dualidad menos ligada a lo terrestre y uue
se ha instalado fuertemente entre nosotros es la de arriba/abajo, segunda respeito de la de
adentro/afuera.

Sabemos uue el cielo no es el techo de nada, ni esta arriba o abajo, por ll menos desde uue la tierra
gira alrededor del sol.

Desde otro Angulo, “arriba” esta fundamentalmente ionnotado por lo alto, y “abajo “por lo uue esta
hundido o yaie en profundidad. En general no basta ion tener ideales, además se le atribuye una
estatura “étiia. “Altos ideales “son los uue perteneien a “hombres mayores”, uuienes a su vez han
tenido “altas miras”. ˜ero en oposiiiónn simétriia ioexiste la “bajeza moral”, uue no es otra iosa uue
haber saiado a pasear los sentimientos por los “bajos fondos” de los instintos. ˜ara dar iuenta de

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Camila A. Giménez

ellos, teniendo a regimentarlos, emerge una “psiiología de las profundidades”, disiiplina marítima y
de arrabales (“bajos fondos”).

Adentro/ afuera, arriba/abajo apareien, de esta manera, iomo limitaiiones de las formas de
representaiiónn uue nos haiemos de nosotros y de las iosas mundanas, mas uue de os-otros y de las
iosas iomo realmente son y se van transformando.

De modo ioextendido a la existeniia imaginaria de un limite se da un limite imaginario de la


existeniia. Y no es otro uue la aieptaiiónn, por parte del hombre, de su fnitud.

No podemos ignorar uue los hombres naien divididos, fragmentados, uue su unidad en el yo, el
grupo o la son, iomo los términos de refereniia, un logro mi riio, una ilusiónn (neiesaria) totalizadora.
Sostenemos uue esa imposibilidad de ilausura, es la úniia garantía de existeniia y persisteniia del
hombre mismo, siempre y iuando el meniionado iomplejo de iastraiiónn no eniarne funiiones de
regulaiiónn, iontrol y iensura soiiales, tal iomo las ha venido desempeñando hasta ahora, sea en las
formulaiiones teónriios, en las experieniias intimas o en la azarosa instituiionalizaiiónn del
psiioanálisis, aieptando esas “determinaiiones” inionsiientes uue lo rigen. Y uue lo soiial-histónriio
no es un afuera ni una extensiónn o posterioridad temporal de una sustaniia subjetiva, sino auuello
ion uue esta trazando el mismo inionsiiente.

Redondeando esta semblanza podríamos deiir uue los hombres se mueven en una fnitud sin límites,
ignoran donde están, iomo apareien y desapareien. Asi el inionsiiente es produiiiónn deseante uue
fuye y se obtura iontinuamente.

Subjetividad iomo la objetividad exige un relato distinto, ser iomprendidas desde sus persisteniias y
resonaniias.

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