Pero el pueblo call�, y no le respondi� palabra: Ellos no intentaron discutir
con el Rabsaces. A menudo no tiene caso � si no es que es peligroso � tratar de argumentar con su l�gica demoniaca. Casi siempre es mejor guardar silencio y confiar en Dios, en vez de tratar de ganar una discusi�n con Satan�s o sus siervos
i. �El silencio es nuestra mejor respuesta a las alegaciones y burlas de nuestros
enemigos. �Mantente quieta, Oh alma perseguida! Entr�gale tu causa a Dios. Es in�til discutir, incluso en muchas ocasiones dar explicaciones. Mantente quieto, y entrega tu causa a Dios.� (Meyer, en Isa�as)