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Makarenko y la educación comunista

El principio educativo comunista parte del cuestionamiento de la explotación capitalista y


pretende elevar a las masas explotadas a una nueva situación en la que puedan desarrollar todas
sus potencialidades físicas, mentales y espirituales. Para hacer esto se propone un modelo
educativo que vincule la vida del trabajo con la escolar para que la primera incorpore principios
de la ciencia a la rutina laboral haciéndola un acto consciente, con el objetivo final de eliminar la
división social del trabajo entre el trabajo intelectual y el manual, que favorece la explotación del
segundo por el primero. Hace un gran énfasis en que se debe poner especial atención a la
organización de la escuela como colectividad. Makarenko acepta que la educación deba
fundamentarse sobre la colectividad, la sociedad, el país y el sentimiento del deber tiene que ir
siempre ligado a ésas necesidades. Es preciso pues organizar la colectividad de tal forma que se
eduquen cualidades reales y verdaderas de la personalidad, no cualidades imaginadas. De esa
manera el método individual tendrá un efecto mucho más fuerte, más bello y adecuado, ya que
según Makarenko, si no hay colectividad y educación colectiva con el método individual surge el
riesgo de que eduquemos individuos y nada más.

Deposita su confianza en el comunismo, en el que ve no sólo el remedio de todos los problemas,


sino el antídoto, planteándose su trabajo como una gran responsabilidad social, en la que no cabe
equivocarse, en la que hay que lograr el éxito y la precisión que una fábrica consigue en su
producción. El objetivo que Makarenko se propone no es otro que el de convertir a los niños bajo
su cargo en constructores activos y conscientes del comunismo, el de hacer de cada individuo un
miembro activo de su época y su sociedad, el de formar individuos que se conviertan en
constructores y fortalecedores del Estado proletario, hacer de cada alumno un comunista activo y
consciente.

Establece que a la autodisciplina y a la autoorganización se les debe de sustituir por una


disciplina consciente, entendiendo por disciplina no la inhibición de las acciones, sino que debe
ser enfocada desde el punto de vista soviético, debe inducir a vencer dificultades, debiendo ser
disciplina de lucha y avance, de inspiración a algo y la lucha por algo; cuyo objetivo está
expresado en el logro de las cualidades del carácter que definen a la personalidad comunista;
exige además una educación de la voluntad, capacidad absolutamente necesaria para el progreso
de la comuna y la sociedad, ya que si el niño se habitúa a realizar sus deseos sin ponerles nunca
freno, nunca tendrá fuerza de voluntad.

Entendía que la esencia de la educación no estaba en las conversaciones con el niño, en la


influencia directa que un educador podía ejercer sobre él, sino “en la organización de la vida del
niño y en el ejemplo que se le brinda con la vida personal y social. La importancia de la
estructura de la organización en cualquier tipo de educación, familiar o escolar, es básica, y para
Makarenko, tiene un nombre: el colectivo, el cual constituye la esencia misma de su sistema
educativo. - En primer lugar, porque según él, solamente en la experiencia colectiva puede
desarrollarse una necesidad moralmente válida.
- En segundo lugar, porque sólo a través del colectivo podía formarse al hombre comunista.
Así mismo, se mostró siempre orgulloso de su colectividad feliz y consideró que esa colectividad
tenía un potencial educativo y terapéutico profundamente eficaz.

El trabajo no era pues una táctica educativa, sino una actividad productora de la riqueza
necesaria para la colonia y para el país. Es en este sentido como Makarenko se refiere a él como
un trabajo creador. De ahí que uno de los objetivos de la educación sea la formación del hábito
del trabajo creador. Puesto que el trabajo tiene un sentido social y no meramente educativo.

En base a lo anterior, Makarenko recomienda a los padres que acostumbren a sus hijos desde
pequeños a realizar tareas que no les interesen y que les resulten poco agradables, con objeto de
que se habitúen a buscar en el trabajo no el entretenimiento, sino su utilidad y necesidad social.
Además manifestaba que un trabajo que no vaya acompañado de una formación, de una
instrucción política y social, carece de todo valor educativo y no pasa de ser un proceso neutro.
El trabajo dice, no debe estar ligado al estudio, no niega el valor educativo tanto del trabajo
como del estudio y es consciente de que ambos determinan fuertemente la personalidad, pero se
niega a establecer nexos entre ellos.

En conclusión, la disciplina propugnada por Makarenko no es una disciplina ciega, arbitraria,


una disciplina del sometimiento, sino la disciplina defendida por Lenin, la disciplina consciente.
No se concibe una buena disciplina si en ella no hay conciencia.

En el ideario y la praxis, la disciplina y educación debe estar al servicio de la misma causa que el
colectivo, que el trabajo, que la instrucción: al servicio de la construcción del comunismo, al
servicio de la tarea de formación de auténticos bolcheviques que colaboren firme y
constantemente, sin titubeos ni concesiones, a la implantación definitiva de la sociedad
comunista, de la moral comunista y de toda la vida comunista.

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