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Marzo

23
Lección

12

 Spirit of Prophecy, tomo 2, pág. 132


“Jesús declaró positivamente que a menos que un hombre nazca
de nuevo, no puede discernir el reino que Cristo vino a establecer
en la tierra....
“Debe haber un nuevo nacimiento, una nueva mente a través de la
operación del Espíritu de Dios, que purifica la vida y ennoblece el
carácter. Esta conexión con Dios capacita al hombre para el
glorioso reino de los cielos”
(Spirit of Prophecy, tomo 2, pág. 132).
1
Los fariseos preguntaron a Jesús,
1 cuándo había de venir el reino de
Dios. Y él respondió: El reino de
Dios no vendrá con manifestación
exterior.
Algunos de los fariseos habían
venido a Jesús y le habían
preguntado ‘cuándo había de venir
el reino de Dios.’ Habían pasado
más de tres años desde que Juan el
Bautista diera el mensaje que a
manera de toque de trompeta
ESTABLECIDO EN EL CORAZÓN

había repercutido por el país:


‘Arrepentíos, que el reino de los
cielos se ha acercado.’ Y sin
embargo los fariseos no veían señal
alguna del establecimiento del
reino. Muchos de aquellos que
habían rechazado a Juan y que a
cada paso se habían opuesto a
Jesús, estaban insinuando que su
misión había fracasado.

Lucas 17:20; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 467


2
El reino de Dios no vendrá con
2 manifestación exterior. (21) Ni dirán:
‘Aquí está, o allí’, porque el reino de
Dios está entre vosotros ya.
Jesús contestó: ‘El reino de Dios no
vendrá con advertencia
[manifestación exterior, V.M.] ni
dirán: Helo aquí, o helo allí: porque
he aquí el reino de Dios entre
vosotros está.’ El reino de Dios
principia en el corazón. No busquéis
aquí o allí manifestaciones de poder
terrenal que señalen su comienzo.
El reino de Dios viene sin
ESTABLECIDO EN EL CORAZÓN

manifestación exterior. El Evangelio


de la gracia de Dios, con su espíritu
de abnegación, no puede nunca
estar en armonía con el espíritu del
mundo. Los dos principios son
antagónicos. ‘Mas el hombre animal
no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque le son
locura: y no las puede entender,
porque se han de examinar
espiritualmente.

Lucas 17:20, segunda parte, 21; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 467, 470
3
Así, todos sois hijos de Dios por la fe en
3 Cristo 3Jesús; (27) porque todos los que
habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo
estáis revestidos. (28) Ya no hay judío ni
griego, ni siervo ni libre, ni hombre ni
mujer, porque todos vosotros sois uno en
Cristo Jesús. (29) Y ya que sois de Cristo, de
cierto sois descendientes de Abrahán, y
conforme a la promesa, herederos.
Así Cristo trataba de enseñar a sus
discípulos la verdad de que en el reino de
Dios no hay fronteras nacionales, ni
castas, ni aristocracia; que ellos debían ir
a todas las naciones, llevándoles el
ESTABLECIDO EN EL CORAZÓN

mensaje del amor del Salvador. Pero sólo


más tarde comprendieron ellos en toda su
plenitud que Dios ‘de una sangre ha
hecho todo el linaje de los hombres, para
que habitasen sobre toda la faz de la
tierra; y les ha prefijado el orden de los
tiempos, y los términos de la habitación
de ellos; para que buscasen a Dios, si en
alguna manera, palpando, le hallen;
aunque cierto no está lejos de cada uno de
nosotros.

Gálatas 3:26-29; Hechos de los Apóstoles, pág. 17


4
Porque os digo, que si vuestra justicia
4 no es mayor que la de los escribas y los
fariseos, no entraréis en el reino de los
cielos.
Los hombres pueden profesar creer en
la verdad; pero esto no los hace
sinceros, bondadosos, pacientes y
tolerantes, ni les da aspiraciones
celestiales; es una maldición para sus
poseedores, y por la influencia de ellos
es una maldición para el mundo.
La justicia que Cristo enseñaba es la
conformidad del corazón y de la vida a
la voluntad revelada de Dios. Los
hombres pecaminosos pueden llegar a
ser justos únicamente al tener fe en
Dios y mantener una relación vital con
él. Entonces la verdadera piedad elevará
LA JUSTICIA DIVINA

los pensamientos y ennoblecerá la vida.


Entonces las formas externas de la
religión armonizarán con la pureza
interna del cristiano. Entonces las
ceremonias requeridas en el servicio de
Dios no serán ritos sin significado como
los de los hipócritas fariseos.

Mateo 5:20; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 276


5
Jesús respondió: Te aseguro: El que
5 no nace de nuevo, no puede ver el
reino de Dios.... (5) Respondió Jesús:
Te aseguro: El que no nace de agua y
del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios.
“¿Alguna vez en tu vida has sido
verdaderamente convertido? ¿Has
nacido de nuevo? Si no lo has hecho,
entonces es hora de que obtengas la
experiencia que Cristo recomendó a
uno de los principales gobernantes
que debía tener. ‘Debes nacer de
nuevo’, dijo. ‘Excepto que un hombre
nazca de nuevo, no puede ver el
reino de Dios.’ Es decir, no puede
discernir los requisitos esenciales
para tener una parte en este reino
LA JUSTICIA DIVINA

espiritual. ‘No te maravilles que te


dije: Debes nacer de nuevo’ Juan 3:3,
7. Si abres tu mente a la entrada de
la palabra de Dios, con la
determinación de practicarla, la luz
vendrá; porque la palabra da
entendimiento a los simples.

Juan 3:3, 5; Fundamentals of Christian Education, pág. 459


6
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es
6 el reino de los cielos.
Refiriéndose a los pobres de espíritu, Jesús dice: ‘De ellos
es el reino de Dios’. Dicho reino no es, como habían
esperado los oyentes de Cristo, un gobierno temporal y
terrenal. Cristo abría ante los hombres las puertas del
reino espiritual de su amor, su gracia y su justicia. El
estandarte del reino del Mesías se diferencia de otras
enseñas, porque nos revela la semejanza espiritual del
Hijo del hombre. Sus súbditos son los pobres de espíritu,
los mansos y los que padecen persecución por causa de la
justicia. De ellos es el reino de los cielos. Si bien aún no ha
terminado, en ellos se ha iniciado la obra que los hará
‘aptos para participar de la herencia de los santos en luz.
Todos los que sienten la absoluta pobreza del alma, que
saben que en sí mismos no hay nada bueno, pueden
hallar justicia y fuerza recurriendo a Jesús. Dice él: ‘Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados’. Nos
invita a cambiar nuestra pobreza por las riquezas de su
gracia. No merecemos el amor de Dios, pero Cristo,
nuestro fiador, es sobremanera digno y capaz de salvar a
ESPÍRITU DIVINO

todos los que vengan a él. No importa cuál haya sido la


experiencia del pasado ni cuán desalentadoras sean las
circunstancias del presente, si acudimos a Cristo en
nuestra condición actual—débiles, sin fuerza,
desesperados—, nuestro compasivo Salvador saldrá a
recibirnos mucho antes de que lleguemos, y nos rodeará
con sus brazos amantes y con la capa de su propia justicia.

Mateo 5:3; El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 13


7
Poned la mayor diligencia en agregar a vuestra fe, virtud; (6) a
7 la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al
dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; (7) a la
piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. (8) Porque
si estas virtudes están en vosotros, y abundan, no os dejarán
ociosos, ni sin fruto en el conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo. (9) El que carece de ellas, es corto de vista y ciego, y
ha olvidado que ha sido purificado de sus antiguos pecados. (10)
Por lo cual, hermanos, procurad tanto más afirmar vuestra
vocación y elección; porque al hacer esto, no caeréis jamás. (11)
De esta manera os será concedida amplia y generosa entrada
en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Aquí está la condición de la única elección de salvación en la
Palabra de Dios. Debemos ser partícipes de la naturaleza
divina, ‘habiendo escapado de la corrupción que está en el
mundo a través de la lujuria. Hemos de añadir gracia a la
gracia, y la promesa es: ‘Si hacéis estas cosas, no caeréis
jamás’; porque así os servirá de entrada abundantemente en
el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Os señalamos la escalera que desciende hasta la tierra, y que
llega hasta la ciudad de Dios. Afirmad vuestros pies en la
escalera. Olvidad vuestros pecados. Ascended paso a paso y
ESPÍRITU DIVINO

llegaréis hasta Dios, que está arriba de la escalera, y a la santa


ciudad de Dios.
Cuando se han dado todos los pasos sucesivos, cuando las
gracias se han agregado una tras otra, la gracia que corona a
todas las demás es el perfecto amor de Dios—el supremo
amor a Dios y a nuestros semejantes. Y entonces tendremos
una amplia entrada al reino de Dios.

2 Pedro 1:5-11; Manuscrito 57, 1900, Nuestra Elevada Vocación, pág. 77


“En el sermón del monte, [Cristo] trató de deshacer la obra que había sido
hecha por una falsa educación, y de dar a sus oyentes un concepto correcto
de su reino y de su propio carácter. Sin embargo, no atacó directamente los
errores de la gente. Vió la miseria del mundo por causa del pecado, aunque
no delineó demasiado vívidamente la miseria de ellos. Les enseñó algo
infinitamente mejor de lo que habían conocido antes. Sin combatir sus ideas
acerca del reino de Dios, les habló de las condiciones de entrada en él,
dejándoles sacar sus propias conclusiones en cuanto a su naturaleza. Las
verdades que enseñó no son menos importantes para nosotros que para la
multitud que le seguía. No necesitamos menos que dicha multitud conocer
ESTUDIO ADICIONAL

los principios fundamentales del reino de Dios” (El Deseado de Todas las
Gentes, pág. 266).

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