Está en la página 1de 163

Actitudes y demandas de los

profesionales de la salud hacia la


atención sanitaria de los
inmigrantes
Diseño y supervisión de la Investigación.

Servicio de Promoción de la Salud del Instituto de Salud Pública de la Comunidad de


Madrid.

Programa de Promoción de la Salud en Colectivos en Situación de Especial


Vulnerabilidad. Iñaki García, Marisa Martinez, Sonsoles Garabato y Lourdes
Martinez.

Programa de Evaluación y Conocimiento de Factores Socioculturales Asociados a


la Educación Sanitaria y a la Promoción de la Salud. Luis Seoane.

Dirección y realización.

Luis Seoane Pascual


Paloma Portero

Fecha del Informe Final:

Julio de 2006
Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

INDICE. Nº. PAG

1. INTRODUCCIÓN GENERAL................................................................... 1

1.1. Antecedentes..................................................................................... 1

1.2. Objetivos. .......................................................................................... 2

1.3. Campo de análisis. ............................................................................ 3

1.4. Metodología y diseño. ....................................................................... 6

2. PERCEPCIÓN Y VALORACIÓN GENERAL DEL FENÓMENO


MIGRATORIO.............................................................................................. 8

2.1. Introducción. ...................................................................................... 8

2.2. La inmigración como fenómeno “necesario”...................................... 9

2.3. El posicionamiento actual frente al fenómeno. ................................ 15


2.3.1. El exceso de inmigrantes...................................................... 15
2.3.2. Aprensión ante la pérdida de lo familiar................................ 18
2.3.3. La invasión de los servicios públicos. ................................... 22
2.3.3.1. La percepción de degradación de los servicios............. 23
2.3.3.2. La legitimidad para el uso de los servicios. ................... 24
2.3.3.3. La regulación del acceso a los servicios. ...................... 27
2.3.3.4. Uso y abuso de los servicios públicos. .......................... 30
2.3.4. El miedo a los inmigrantes.................................................... 32
2.3.4.1. La amenaza de la inmigración....................................... 32
2.3.4.2. La exigencia de la integración. ...................................... 35
2.3.4.3. Integración y cultura. ..................................................... 40
2.3.5. La educación de los inmigrantes. ......................................... 43
2.3.5.1. La educación en el comportamiento laboral. ................. 44
2.3.5.2. La educación en las normas de uso de lo público. ........ 48
2.3.5.3. La educación en el comportamiento privado. ................ 49
2.3.6. El mandato de no ser racista. ............................................... 54
2.3.7. El consumo de la diferencia cultural. .................................... 58

3. INMIGRACIÓN Y SERVICIOS SANITARIOS........................................ 61

3.1. Introducción. .................................................................................... 61

Servicio de Promoción de la Salud ●I


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

3.2. La presencia de inmigrantes en el Sistema Sanitario...................... 61


3.2.1. El incremento de la carga asistencial. .................................. 61
3.2.2. La discusión sobre el derecho a la asistencia de los
inmigrantes. ........................................................................................ 64
3.2.3. El abuso en el acceso a las prestaciones sanitarias. ........... 67
3.2.4. Peores y mejores inmigrantes. ............................................. 69
3.2.5. La discusión en torno a la aceptación de las normas. .......... 75

3.3. La relación con los servicios sanitarios. .......................................... 77


3.3.1. Los problemas administrativos. ............................................ 77
3.3.2. La aceptación de las reglas de uso de las prestaciones. ..... 81
3.3.3. La actitud de exigencia. ........................................................ 84
3.3.4. La actitud demandante. ........................................................ 89
3.3.5. La puesta en cuestión de la autoridad de sanitario. ............. 99

3.4. Salud y enfermedad. ..................................................................... 106


3.4.1. Los hábitos de salud de los inmigrantes............................. 106
3.4.2. El interés por la enfermedad rara. ...................................... 115
3.4.3. La enfermedad del inmigrante: entre lo psíquico y lo social 117
3.4.4. La atención a la mujer inmigrante....................................... 120
3.4.5. La atención al hombre inmigrante. ..................................... 131

4. CONCLUSIONES ................................................................................ 135

4.1. Punto de partida. ........................................................................... 135


4.2. El acceso a los servicios sanitarios. .............................................. 136

4.3. El tratamiento dentro del sistema. ................................................. 138

4.4. Propuestas de actuación estructurales.......................................... 146

4.5. Propuestas de actuación formativas.............................................. 151

4.6. La mediación. ................................................................................ 154

5. BIBLIOGRAFÍA SOBRE SALUD PÚBLICA E INMIGRACIÓN. ......... 157

Servicio de Promoción de la Salud ●II


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

1. INTRODUCCIÓN GENERAL

1.1. Antecedentes.

El Programa de Salud Pública en Colectivos en Situación de Especial


Vulnerabilidad, cuyo objetivo general se resume en “Contribuir a la reducción de
las desigualdades en salud y fomentar la equidad, incluyendo paulatinamente a
los colectivos desfavorecidos en los programas de salud pública”, considera a
los inmigrantes como un colectivo de actuación preferente.

En el marco de diferentes acciones dirigidas a este colectivo en el 2004, el


Programa consideraba como un objetivo básico: “Profundizar en la identificación
y el conocimiento de las necesidades en salud de los inmigrantes de la
Comunidad de Madrid”. Semejante objetivo se plasma en la proposición de la
siguiente actividad:

Realización de un estudio cualitativo sobre “Creencias, actitudes y opiniones de


distintos profesionales de la salud en relación a la atención sanitaria de los
distintos colectivos de inmigrantes en los Servicios Sanitarios de la Comunidad
de Madrid”.

El estudio se planteaba como profundización en una línea de investigación


iniciada el año anterior con la realización del “Estudio cualitativo sobre las
creencias, actitudes, opiniones y percepción sobre la salud-enfermedad y las
dificultades en el acceso al sistema sanitario de los distintos colectivos de
inmigrantes de la Comunidad de Madrid” 1 . En él se investigó, básicamente, la
relación del inmigrante con nuestro sistema sanitario a partir del discurso de los
propios inmigrantes. Es bastante evidente que ese punto de vista precisaba de
ser completado desde el otro lado de la relación, desde el discurso de los
profesionales de la salud hacia la atención al inmigrante.

Con independencia del interés que tiene en sí mismo el hecho de conocer el


modo en que los profesionales de la salud madrileños conciben y afrontan la
“nueva” realidad sanitaria de la inmigración y cómo lo traducen en su práctica

1
Investigación publicada recientemente con el título “Inmigración, salud y servicios sanitarios” en la
colección Documentos Técnicos de Salud Pública, nº 91. Instituto de Salud Pública, Consejería de
Sanidad y Consumo. Madrid, 2004.

Servicio de Promoción de la Salud ●1


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

cotidiana con ella, es evidente la importancia práctica que esta información


puede tener para el Programa de Salud Pública en Colectivos de Especial
Vulnerabilidad de cara a la orientación de sus acciones.

Esa información era clave para diseñar la estrategia a seguir en la línea,


planteada también por el Programa en el año 2004, de “promover la formación
continuada de los profesionales de la salud (médicos/as, enfermeros/as,
trabajadores/as sociales, administrativos, etc.)”. Parece claro que el diseño de
semejantes acciones de formación debe tener en consideración, aparte de la
propia evidencia científica sobre el tema, las actitudes previas con las cuales los
profesionales de la salud se enfrentan al fenómeno, no sólo para cubrir sus
demandas de saber, sino también para considerar de modo anticipado
eventuales resistencias o inhibiciones que pudieran operar restando eficacia a
las acciones de formación planteadas. En temas como éstos, la sensibilización
suele ser tan importante como los propios contenidos de formación; es por tanto
útil y necesario que se disponga de un recurso de investigación que nos permita
identificar elementos favorecedores o perjudicadores y profundizar en su
importancia y en comprensión.

1.2. Objetivos.

El objetivo general del estudio quedó, por tanto, perfectamente circunscrito en el


conocimiento del “campo motivacional” de los profesionales de la salud
implicado en la atención sanitaria del inmigrante.

• Decir “campo motivacional” es prácticamente lo mismo que decir “estructura


de la acción”. La investigación debería cubrir el recorrido circular que va de
los actos (acciones habituales del sanitario frente a los inmigrantes) a los
motivos y fines implicados en ellos (razones más o menos conscientes que
hacen comprensible –inteligible, como adecuación racional entre medios y
fines- la acción sanitaria habitual hacia el inmigrante); o, viceversa, de esos
motivos y fines a los mismos actos (comportamiento que cabe deducir a
partir de la identificación de unos determinados motivos o fines).

• Ese recorrido cabe realizarlo únicamente desde el “discurso de la acción”; es


decir, desde la expresión (en una situación experimental controlada

Servicio de Promoción de la Salud ●2


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

favorecedora 2 ) no condicionada de la experiencia del actor en la acción


considerada (relación del sanitario con el inmigrante).

El objeto práctico de la investigación fue, por tanto, el análisis del discurso de la


acción (sanitaria, o realizada en el contexto de la relación sanitaria) del
profesional sanitario sobre el inmigrante.

1.3. Campo de análisis 3 .

El despliegue del discurso del profesional sanitario debería cubrir los siguientes
tópicos, o aspectos relevantes de la cuestión.

I. Percepción, valoración y posicionamiento generales frente al “fenómeno


de la inmigración en España y en la Comunidad de Madrid” (en tanto que
ciudadanos, no en tanto que sanitarios).

a) Diferentes puntos de vista, análisis que se desarrollan y grado de


implicación en cada caso.

i. Interpretación de las causas del fenómeno.

ii. Valoración de la realidad actual

iii. Consecuencias, riesgos (en lo económico, en lo político, en lo social).

iv. Conocimiento y valoración de acciones (políticas, sociales, etc.)

v. Propuestas de acción (en lo político, en lo social, en lo policial, etc.)

b) Dominancia de unos puntos de vista sobre otros.

c) Grado de conflicto entre los distintos puntos de vista. Puntos de encuentro


o de consenso.

2
Lógicamente, hablamos de las tecnologías de investigación del “grupo de discusión” y de la
“entrevista abierta”, cuya justificación epistemológica, metodológica y práctica puede encontrarse en
“Más allá de la Sociología. El Grupo de Discusión, Teoría y Crítica”, Jesús Ibáñez. Ed. Siglo XXI.
1985.
3
Preferimos, en vez de la enumeración habitual de objetivos específicos, exponer en este caso el
campo de discusión propuesto en los grupos, es decir, las temáticas frente a las cuales sugerimos
que se posicionen nuestros informantes (profesionales socio-sanitarios). Creemos que esta forma de
presentar los objetivos de investigación es más adecuada a la naturaleza de la investigación
cualitativa, que -aunque no exista un amplio consenso al respecto- concebimos como más inductiva
que deductiva.

Servicio de Promoción de la Salud ●3


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

II. Inmigración y salud.

a) Percepción global de riesgo para la salud (inmigrantes, autóctonos).

i. Desde lo individual.

ii. Desde lo colectivo.

iii. Identificación de determinantes de salud.

b) Posibles ventajas para la salud asociadas al fenómeno.

III. La inmigración y el sistema sanitario.

a) Posicionamientos de principio: discusión acerca del papel o la misión del


sistema sanitario al respecto.

i. Diferentes posturas.

ii. Grado de consenso y de disenso.

iii. Identificación de directrices, consignas, protocolos institucionales y


grado de adhesión a ellos.

b) La adaptación del Sistema Sanitario madrileño a la realidad de la


Inmigración.

i. Identificación de desajustes, problemas, imprevisiones, etc.

ii. Identificación y jerarquización de necesidades: presupuestarias,


dotacionales, organizativas, de personal, formativas, comunicacionales,
etc.

iii. Valoración global y particularizada de la actuación real del Sistema.

IV. La experiencia profesional cotidiana con la inmigración.

a) Experiencia y valoración clínicas. Percepción desde la consulta de las


patologías más frecuentes en los distintos colectivos inmigrantes. Grado
de salud/enfermedad. Comparación con la población autóctona.

b) Cambios globales producidos por la inmigración en la experiencia


profesional.

Servicio de Promoción de la Salud ●4


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

i. Actitudes personales y profesionales asociadas a esos cambios.

ii. Consecuencias percibidas de dichos cambios en la calidad de la


atención.

c) Percepción de la valoración que los inmigrantes tienen de nuestro sistema


sanitario.

i. Diferencias culturales y las atribuibles a la edad y al sexo.

d) Conocimiento y valoración de la cultura sanitaria de referencia de los


distintos colectivos de los que se tenga experiencia.

i. Modo particular de concebir la salud/enfermedad.

- Desde lo paliativo/preventivo.

- Desde el modo de vida.

- Lo físico y lo psíquico.

ii. Modo particular de acceder a los recursos sanitarios.

iii. Diferencias por sexo, edad...

e) Experiencia de uso del Sistema por parte de los distintos colectivos.

i. ¿Qué (se piensa) que esperan del Sistema?

ii. ¿Qué (se piensa) conocen del Sistema?

iii. ¿Qué tipo de uso hacen de él?

iv. ¿Qué tipos de servicios son los más demandados?

v. Sistema público vs. sistema privado.

vi. Medicina científica vs. medicina-pre-científica.

vii. Diferencias culturales y las atribuibles a la edad y al sexo.

f) Relación médico-paciente.

i. Problemas derivados del desconocimiento de las reglas de uso.

Servicio de Promoción de la Salud ●5


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

ii. Problemas asociados a las condiciones de vida.

iii. Problemas de comunicación detectados e importancia asignada.

iv. Problemas culturales.

v. Problemas de seguimiento.

vi. Problemas de incumplimiento de tratamiento.

vii. Protocolos, pautas de derivación.

viii. Etc.

ix. Diferencias culturales y las atribuibles a la edad y al sexo.

V. Necesidades profesionales asociadas a la presencia de inmigrantes en


consulta.

a) Necesidades de tiempo.

b) Necesidades de mediación.

c) Necesidades de formación.

d) Etc.

VI. Elaboración de propuestas de acción a partir de la evaluación de


necesidades en cada uno de los capítulos relevantes.

1.4. Metodología y diseño.

La naturaleza de los objetivos exigía de una investigación de tipo estructural o


cualitativo, considerando, por tanto, las técnicas del grupo de discusión y/o la
entrevista abierta.

El trabajo de campo se realizó con profesionales:

™ Que trabajaran en zonas con presencia significativa de inmigrantes.

™ Dependientes de la máxima variedad de zonas y centros.

™ De edad media (entre 35 y 50 años de edad)

Servicio de Promoción de la Salud ●6


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

™ De diversas especialidades:

a) Profesionales de Atención Primaria:

• Médicos de familia (dos mini-grupos; uno masculino y otro femenino).

• Pediatras (un mini-grupo)

• Enfermeras y Matronas de A.P. (un mini-grupo)

• Trabajadores sociales (un mini-grupo)

• Administrativos y personal auxiliar (un mini-grupo).

b) Profesionales especialistas (centro de especialidades/hospital).

• Ginecólogos (un mini-grupo).

• Psiquiatras-psicólogos de centros de Salud Mental (un mini-grupo).

c) Profesionales de urgencias hospitalarias.

• Médicos residentes de segundo y tercer año. Al menos un


representante de las siguientes especialidades: ginecología,
traumatología, medicina interna y pediatría (un mini-grupo)

• Enfermeras (un mini-grupo)

d) Personal con trato directo al público de servicios hospitalarios de


Atención al Paciente (un mini-grupo)

En total se realizarán: 11 mini-grupos (5 ó 6 personas) 4 .

4
El recurso a mini-grupos (5-6 personas) en vez de a grupos canónicos (8-10) es habitual en la
práctica cuando la investigación se concentra sobre grupos profesionales en vez de sobre población
general. En tales colectivos los mini-grupos suelen presentar una dinámica de discusión más fluida y
menos confusa que la que se presenta con grupos mayores. La razón es la de los profesionales
suelen manifestar la discusión entre colegas una elevada propensión a participar en la discusión.

Servicio de Promoción de la Salud ●7


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

2. PERCEPCIÓN Y VALORACIÓN GENERAL DEL FENÓMENO MIGRATORIO.

2.1. Introducción.

Desde el propio planteamiento del estudio, como se puso en evidencia en los


objetivos antes reseñados, se consideró la necesidad de estudiar la experiencia
sanitaria con la inmigración en el contexto de la propia experiencia social de los
profesionales de la salud frente a ella. Es decir, se consideró desde el principio
la hipótesis de que ciertos problemas presentes en el ámbito sanitario podrían
llegar a ser mejor comprendidos si se relacionaban con otros problemas cívicos
más generales inherentes a la relación establecida entre autóctonos e
inmigrantes.

En los grupos, por tanto, se propuso a los asistentes que iniciaran la discusión
desde el análisis de lo que para ellos, en tanto que ciudadanos, representaba y
afectaba el fenómeno migratorio reciente. Sólo en un segundo momento, como
consecuencia, se les propuso enfocar el tema desde un contexto propiamente
sanitario y profesional.

El análisis de resultados seguirá ese mismo proceso. Se empezará, en el


presente capítulo, analizando el discurso que sobre la inmigración tienen los
profesionales de la salud cuando la consideran como una cuestión social o
cívica, para, en un segundo capítulo, analizar el discurso en el cual la
inmigración es abordada como una cuestión sanitaria, o que afecta a los
profesionales en tanto que sanitarios.

Como se verá más tarde, la puesta en relación de ambos niveles nos será
provechosa en una cuestión fundamental: la de permitirnos “poner entre
paréntesis” determinadas percepciones, actitudes o juicios sobre la inmigración
pretendidamente neutros originados en el ámbito sanitario, al ser relacionados
con otros más generales y más conocidos inherentes a la experiencia ciudadana
con la inmigración reciente.

Servicio de Promoción de la Salud ●8


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

2.2. La inmigración como fenómeno “necesario”.

Hay un punto en el que no se observa la más mínima discrepancia entre los


diferentes discursos que sobre la inmigración actual se establecen: el de su
incuestionable “necesidad”. Nosotros, los españoles, les necesitamos a ellos; y
les necesitamos, además, ahora. Si hay discrepancia, si hay conflicto en el tema
de la inmigración, ello no conllevará nunca el cuestionamiento explícito o
implícito de esa necesidad.

“Yo creo que son necesarios, o sea, llega un momento que la situación del
país con tantos viejos y con poca gente joven dispuesta a trabajar en
algunos servicios pues yo creo que son necesarios”. (G.D. Enfermería
A.P.)

Cabría decir, por tanto, que, por una especie de “feliz coincidencia”, los
inmigrantes han venido –y están viniendo- en el momento en que más los
necesitábamos 5 .

En cualquier caso, como se dijo, lo que no es cuestionable es que estén: lo que


la inmigración ha supuesto y está suponiendo como beneficio para los
españoles es un valor al que no se está dispuesto a renunciar. Incluso los
discursos observados menos tolerantes dejan inalterable esta premisa; puede
ser que los inmigrantes molesten, en mayor o menor medida, pero la balanza
nunca se decanta del lado de la demanda de su desaparición 6 . En el interés
todos parecen estar de acuerdo.

Ese interés es, por encima de todo, un interés demográfico. No deja de ser un
dato curioso que toda una sociedad se ponga de repente de acuerdo en una
cuestión que hasta hace poco interesaba sólo a determinados técnicos, y que se
incluía solamente en la agenda de la alta política, de la política a largo plazo. El
“tiempo” de los fenómenos demográficos se ajusta muy poco a la escala del

5
El discurso encuentra en ese asunto una especie de vacío argumental; no se observa ni la pregunta
–ni, por tanto, la respuesta a la pregunta- de por qué precisamente en estos momentos se ha
intensificado el fenómeno de la inmigración, de forma, además, tan oportuna para los intereses de los
españoles. Ciertamente, las razones individuales del inmigrante son perfectamente comprensibles:
son gente que busca una vida mejor; pero el fenómeno colectivo no tiene un sentido claro: ¿por qué
ahora tanta gente se pone de acuerdo en tantos países distintos para intentar solucionar sus
problemas vitales de esta manera? La inmigración actual tiene, en efecto, tal como se percibe,
características muy similares a las que suelen asociarse a un fenómeno natural: simplemente
sucede, y hay que adaptarse a lo que viene. Posiblemente se encuentre más tarde, cuando se
avance en el análisis, una respuesta adecuada para esta “curiosidad”.
6
Como se verá más tarde, más que la desaparición, lo que se demandará es la “regularización”

Servicio de Promoción de la Salud ●9


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

tiempo individual, de ahí que, aunque se conozcan los problemas que acarrean,
éstos queden muy lejos de las reales preocupaciones personales 7 .

Pero en España, efectivamente, el fenómeno ya añejo de cambio cultural que


trajo como efectos la fuerte caída de la natalidad y el, consecuente,
envejecimiento de la población, ha hecho crisis en relativamente pocos años:
se ha convertido en un problema público y personal de primer orden porque la
posibilidad de que nos afecte negativamente a todos y cada uno de nosotros se
ha evidenciado como perfectamente posible. El tiempo de la demografía ha
encontrado en este caso una escala personal en la puesta en crisis en el aquí y
ahora, o en un futuro no muy lejano del llamado Estado del Bienestar.

En efecto, toda una forma de vida que cabría denominar como “garantizada” se
está desmoronando directamente ante nuestros ojos. No sólo está el riesgo de
perder la jubilación, que aún coloca el problema en un futuro relativamente
incierto, está también en el día a día la pérdida de servicios, de prestaciones y,
¿por qué no decirlo?, también de derechos. El problema demográfico nos está
afectando constantemente en nuestra experiencia cotidiana, aunque no siempre
seamos del todo conscientes de ello, en forma de pérdida de nuestras
seguridades: la seguridad de la jubilación, la seguridad del desempleo, la
seguridad de la asistencia sanitaria, etc. Pérdida o precarización de lo público y
de lo que ello supone de garantía contra las catástrofes 8 .

“Pero tanto si nos gusta como si no nos gusta, si queremos como si no


queremos nos mandan unas agendas esas con las pirámides de
población y te das cuenta que no tenemos niños y que dentro de 20 años
qué va a pasar, cómo se van a cobrar las pensiones, quién va a cotizar”.
(G.D. Enfermería A.P.)

Pues bien, en esta tesitura poco halagüeña aparece, como caída del cielo, la
inmigración 9 . Es difícil imaginar, efectivamente, una mejor “solución” para los

7
Es obvio que varios de los segmentos de profesionales sociosanitarios consultados tienen formación
demográfica, y que eso incide en la elaboración de diagnósticos más finos o más precisos al respecto
del tema que nos ocupa. No obstante, creemos que, de forma más o menos definida, el diagnóstico
que realizan los profesionales en este tema es asimilable al que se puedan realizar otros segmentos
de población general menos ilustrados en estas cuestiones.
8
Es difícil precisar de qué forma exacta se instalan esos miedos en nuestras vidas. Es cierto que
seguimos confiando en el progreso, aún cuando todos los datos nos estén mostrando, día a día, lo
quimérico de nuestro sentimiento de seguridad en lo que nos puede deparar el futuro. Quizá todo esto
se instale en el preconsciente, como una especie de pesadilla que no queremos hacer consciente y
que olvidamos rápidamente cada vez que se hace explícita. Pero el que sea preconsciente no supone
que no pueda considerarse como causa eficiente de actitudes y comportamientos perceptibles.
9
Al hilo de la reflexión realizada anteriormente sobre la inexistencia en el discurso de una causa de la
inmigración, encontramos aquí un punto de una posible respuesta. Es evidente, y cualquier
observador neutro de nuestra realidad actual lo percibiría fácilmente, que la inmigración la hemos
pedido nosotros, somos nosotros quienes les hemos invitado, no han venido por arte de magia,

Servicio de Promoción de la Salud ●10


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

problemas que aquejan a estas sociedades modernas, como la nuestra,


envejecidas y enfrentadas a una crisis profunda y sin precedentes en los
resortes básicos de su identidad colectiva.

Lo que se obtiene de la inmigración está siempre bastante claro:

o Una ampliación significativa de la población activa y, por tanto, una


reducción de la desproporción entre la población cotizante y la población
dependiente.

“Hay una cosa cierta, si ellos trabajan y ellos cotizan, ellos tienen que
tener los mismos derechos, entonces esos niños el día de mañana irán a
la universidad, unos sí y otros no, trabajaran y cotizaran nuestras
pensiones.” (G.D. Enfermería A.P.)

o Un aumento sensible de la natalidad 10 que asegure corregir también, en


un futuro no demasiado lejano, los desajustes en la pirámide de población,
provocados, en última instancia, por el descenso de la fecundidad.

Pues porque los españolitos en los años 80 han decidido no tener hijos,
han decidido tener uno o tener medio y entonces llega un momento en el
que la sociedad... (G.D. Médicos de familia. Hombres)

De todas formas también es cierto que si los españoles..., o sea, otra


parte mía que pienso a veces, pese a lo que he opinado y a lo que opino,
pero si los españoles seguimos teniendo un índice de natalidad tan bajo,
pues quién nos va a mantener en el futuro, pues probablemente los hijos
de los inmigrantes, eso lo he pensado en más de una ocasión, o sea,
pese a mi visión a veces negativa de la situación, digo, bueno, no todo es
negativo, intentemos buscar la parte positiva`. (G.D. Atención al Paciente)

Necesitamos rejuvenecer la población para seguir funcionando como país,


que son los que van a pagar las pensiones, quizás es desde el punto de
vista egoísta. (G.D. Medicina de Urgencias)

¿De donde viene la natalidad en estos momentos, en España? Los


trabajadores del futuro, no van a ser nuestros hijos. Uno, cero hijos… Eso
no va a mantener… O sea, el sistema se va a hundir. Los que van a tener
los hijos son los inmigrantes. Probablemente, esos sean los que nos van a
mantener a nosotros. (G.D. Medicina de Urgencias)

aunque no sea éste, efectivamente, el único factor explicativo de la situación. Al decir “nosotros” nos
referimos también a los poderes públicos que nos representan. Lo curioso es que esta evidencia no
se haga consciente en prácticamente ningún discurso de los analizados, ni en el discurso político
general: la inmigración se trata siempre como algo que se nos impone desde fuera, no como un flujo
que nosotros hayamos provocado para nuestro interés. Lo que se da, por tanto –en los ciudadanos,
pero también en los políticos- es una no aceptación consciente de un acto voluntario, y un actuar,
por tanto, como si no se fuese responsable de los propios actos. Una especie de locura, que algún
sentido deberá de tener. Posiblemente, tenga que ver con que nadie quiere hacerse responsable de
las consecuencias reales de ese acto.
10
Que se obtiene mediante dos vías: la incorporación de individuos normalmente en edad fértil y que
además, por su cultura, tienen propensión a una mayor fecundidad que la establecida en la población
española.

Servicio de Promoción de la Salud ●11


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Una corrección, por tanto, en el elemento que amenaza de forma más clara y
cierta nuestra sociedad del bienestar. Es una cuestión cercana a la
supervivencia lo que justifica el hecho de que los inmigrantes estén y que no
quepa, en términos globales, cuestionar su presencia. Supervivencia, en
cualquier caso, de un modo de vida “privilegiado”, de un “nivel de vida”, de la
“calidad de vida” que disfrutamos en tanto que representantes de las sociedades
del Primer Mundo 11 .

Hay otra serie de razones, más parciales y menos relacionadas con la


supervivencia, que también operaran convalidando la presencia de la
inmigración. Nos referimos a aquellas relacionadas con la posibilidad de
obtener ventajas.

De algún modo, una gran parte de la población 12 ha asumido implícitamente a la


inmigración como circunstancia que puede beneficiarnos y, por tanto, de la
cual cabe aprovecharse. Está claro de qué podemos aprovecharnos; podemos
aprovecharnos de unos trabajadores que admiten trabajar por unos salarios y
unas condiciones laborales sensiblemente peores, que están dispuestos a
asumir un mayor grado de precariedad en el empleo de la que asumen los
trabajadores españoles.

Estamos tocando una cuestión muy delicada, pero es obligado que se aborde,
porque, estando implícita en todo el discurso, es clave para comprender su
estructura. Está implícita, es bastante claro, porque no puede hacerse
explícita, porque el hacerla explícita implicaría el poner en evidencia un cierto
carácter de abuso; y nadie quiere verse a sí mismo –en tanto que ciudadano
español- como un desaprensivo.

En efecto, siempre que se hace evidente esta “función de abuso” asociada a la


inmigración, tienen que ser otros los que supuestamente la ejercen. Son los
empresarios, al menos determinados empresarios desaprensivos, los que
parece que se aprovechan de todo esto para conseguir sustanciales beneficios.

11
Es cierto que, dicho sea de pasada, la actual inmigración tiene también el efecto secundario
beneficioso de reforzar nuestro sentimiento de pertenencia al Primer Mundo, a las sociedades
concebidas como desarrolladas. No siempre, efectivamente, los españoles hemos tenido tan clara
esa pertenencia; en gran medida porque históricamente hemos sido también un país de emigrantes
económicos. La feliz circunstancia de que ahora son otros los que vienen hacia nosotros nos da cierta
garantía de que, en efecto, hemos cruzado esa frontera tan cara a nuestro narcisismo nacional.
12
Por lo menos en los estratos sociales más “burgueses”; no hay que olvidar que el discurso sobre el
que pivota el análisis está emitido por representantes de clases medias y medias altas, que son los
estratos que corresponden a los profesionales socio-sanitarios.

Servicio de Promoción de la Salud ●12


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Nos gustaría que quedara claro que todo esto es una cuestión de muchos más,
que algo hay en el discurso social que implícitamente legitima el abuso hacia el
inmigrante por parte el autóctono y que, por tanto, justifica también por esta vía
del interés la presencia masiva de inmigrantes económicos en nuestra
sociedad 13 .

Se ha convertido en casi un tópico la afirmación de que los inmigrantes no


compiten laboralmente con los españoles, porque acceden a puestos que los
españoles no quieren ocupar. Son muy interesantes este tipo de tópicos, cuyo
único valor de verdad se resume en que a muchos les interesa que pasen por
verdaderos.

“Pero si tienes una persona mayor en casa y necesitas que la cuiden, una
persona servicio interna no busques a una española”. (G.D. Enfermería
A.P.)

También están con señoras con Alzheimer, a ver quien quiere hacer ese
tipo de trabajo, solamente están éstas personas, es que no hay ser
humano que lo aguante. (G.D. Enfermería A.P.)

Los servicios, el camarero, el obrero, el joven lo rechaza. Yo creo que hay


mucha menos gente que quiere dedicarse a eso y ese es el trabajo que
están haciendo. Yo creo que no nos están quitando trabajo en ese
sentido. (G.D. Medicina de Urgencias)

o La afirmación sería verdadera si se le añadiera un condicional que nunca


aparece: “con el salario que se le ofrece al inmigrante”. Pero entonces
quedaría completamente desvelada la naturaleza del contrato: la razón de
ser de la inmigración es la rebaja en las condiciones laborales que admite
soportar; rebaja que el español no puede asumir, sino a costa de una
degradación extrema de sus condiciones vitales previas 14 .
“Sí, sí la encuentras, el problema es que nos sale mucho más barata una
inmigrante que un español, eso hay que ser realistas”. (G.D. Enfermería
A.P.)

o Lo que se está admitiendo, por tanto, es que preferimos que ciertos


trabajos los hagan los inmigrantes, porque cobran más barato; admisión
que, en cualquier caso, ocultamos bajo la afirmación hasta cierto punto
engañosa de que no compiten con los españoles.

13
Bastaría con indicar la elevada proporción de inmigrantes sin papeles en el servicio doméstico para
demostrar que esto del “abuso” no es sólo una cuestión de los empresarios; pero, por el momento,
vamos a intentar abordar el tema únicamente desde las contradicciones implícitas en el discurso.
14
Las mismas que soporta ahora el inmigrante; pero, como viene en muchos casos de un modo de
vida todavía más degradado, parecería incluso que le estuviéramos haciendo un favor.

Servicio de Promoción de la Salud ●13


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

o Si admitiéramos lo contrario -que compiten con los españoles y que, por


tanto, hay un sector importante de autóctonos 15 que se han visto
literalmente expulsados por la inmigración de sus nichos tradicionales de
trabajo o que han visto sensiblemente degradadas sus condiciones
laborales en dichos nichos-, estaríamos poniendo en evidencia que su
presencia se justifica desde un interés parcial: el de los empleadores –
sean empresarios o sean particulares-, que ven ampliados sus beneficios a
costa de reducir de forma acusada los salarios.

La afirmación de que los inmigrantes no compiten con los españoles es, por
tanto, efectivamente interesada. Pero no hace falta que el sujeto que la esgrima
sea necesariamente empleador 16 ; basta con que no se sienta amenazado
directamente por la competencia de la población inmigrante. Y eso no sucede,
por ahora, a partir de las clases medias; en los estratos sociales en los que
cabría incluir a los profesionales de la salud consultados.

Puede no haber nada en contra, pero lo que cuesta entender es por qué se da
en esos sectores también una actitud a favor de que haya inmigrantes, como
ponen de manifiesto afirmaciones como las que se vienen comentando. Parece
claro que la inmigración trae, como quien dice, un pan bajo el brazo, una
promesa de aumento de la riqueza general de los españoles. Aunque en lo
inmediato no se beneficien de ella, y siempre y cuando no les afecte
directamente a su economía, esperan las clases medias que ese excedente
generado por la presencia de la población inmigrante termine, en su
redistribución, por beneficiarlas de algún modo.

Se acepte o no esta interpretación, lo que realmente nos interesa es que quede


claro el dato de que en los grupos –y, por tanto, en el tipo de población
representada por ellos: clases medias y media-altas- la inmigración económica
actual en ningún momento se cuestiona en su necesidad, y que se proyecta
sobre ella la expectativa un beneficio, traducible en una mejora del consumo y
de la calidad de vida propias y, por extensión, de la población española. Todos
queremos que estén aquí: las diferencias se establecen menos en el que estén
que en el cómo gustaría que estuvieran.

Pero no es mano de obra barata, no es normal que habiendo 8 millones


de inmigrantes el 10% esté en paro, lo que pasa que queremos trabajar
de lo que queremos trabajar y de lo que nos dé la gana y de lo demás que

15
Que, significativamente, coincide con la población más modesta y vulnerable.
16
En cuyo caso su sentido sería fácil de entender.

Servicio de Promoción de la Salud ●14


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

lo hagan los marroquíes, entonces si tú quieres mantener una sociedad de


bienestar, quieres mantener una industria que funcione con mano de obra
barata o no barata pues tienen que venir, no queda otra, pero porque nos
hemos hecho cómodos, porque la natalidad ha descendido, entonces es
una realidad, van a venir si queremos mantener el nivel de vida que
tenemos, si queremos otro nivel de vida pues va a bajar nuestro producto
interior bruto, va a bajar todo, ahora, no van a venir inmigrantes, pero se
van a tener que cerrar fábricas enteras porque no va a encontrar mano de
obra, en Almería quién va a recoger... o vienen marroquíes o no hay
recogida, eso está claro... (G.D. Médicos de familia. Hombres)

2.3. El posicionamiento actual frente al fenómeno.

A pesar de que todo el mundo esté (en los grupos), explícita o implícitamente,
de acuerdo en que necesitamos de la inmigración, está claro que el panorama
creado no es del gusto de todos. La afluencia masiva de inmigrantes en
España y en nuestra Comunidad ha traspasado el umbral de lo anecdótico: para
todos está claro que se ha producido un salto cualitativo, que la inmigración en
los actuales momentos ha modificado radicalmente el panorama de nuestra
sociedad.

El posicionamiento ante el fenómeno es, en las actuales circunstancias,


prácticamente una obligación cívica. Quiere ello decir que el cambio percibido
no es baladí; que afecta directamente al, cabría decir, terreno de lo público, al
vínculo establecido entre los ciudadanos y su Estado.

2.3.1. El exceso de inmigrantes.

Tenemos primeramente -para iniciar el análisis de este aspecto- el dato del


paso de la cantidad a la cualidad. Parece haber un margen en el cual la
presencia de inmigrantes es relativamente indiferente en sus consecuencias
en lo público. De hecho, en nuestro país, y en cualquier país, el flujo de
inmigrantes ha sido siempre constante. Siempre ha habido inmigrantes; lo
que parece suceder ahora es que hay “demasiados inmigrantes”. En un
determinado umbral empiezan a saltar las alarmas.

La percepción de que hay demasiados inmigrantes surge directamente de la


experiencia concreta de que, en determinados contextos, aquellos ya no son
tanto la excepción, como la regla. Ese paso de la cantidad a la cualidad en
realidad es el paso de la minoría a la mayoría, o, más bien, afinando un poco
más, de la minoría irrelevante a la minoría relevante. Un inmigrante en un
vagón del metro es una curiosidad; que en ese mismo vagón haya muchos

Servicio de Promoción de la Salud ●15


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

inmigrantes, o que éstos sean mayoría, cambia por completo la situación. La


alarma surge cuando parece haberse alterado una correlación de fuerzas en
la que el inmigrante aparecía, como quien dice, reducido a la impotencia
frente al grupo mayoritario, frente al grupo autóctono.

o La palabra “invasión” surge inopinadamente con mucha facilidad


cuando se trata de estas cuestiones. Ciertamente, aparece muchas
veces justificado el “desagrado” que producen los inmigrantes en
determinados sitios porque no observan un comportamiento “adecuado
a las normas cívicas”. Ya trataremos más tarde este tema; pero para
nosotros se hace evidente que, antes de que los inmigrantes hagan
efectivamente nada, molestan por su proporción cuando ésta es
elevada. Por eso se utiliza la palabra “invasión”: hay temor a que ellos
sean más que nosotros, a que, efectivamente, se hagan con la
propiedad de los espacios.

“Yo por ejemplo no estoy de acuerdo con lo que tú has dicho, no soy
racista pero creo que nos están invadiendo; o ponemos freno o vamos a
ser los españoles los inmigrantes porque ya es...” (G.D. Enfermería A.P.)

Pero eso es lo que yo estoy viendo, que todo el mundo los que somos de
aquí nos tenemos que ir a los pueblos por ese problema, Madrid es de los
inmigrantes. Yo vivo en un pueblo. (G.D. Enfermería de Urgencias)

Esta alteración de la correlación de fuerzas se está generalizando en muchos


contextos. Es cierto que la experiencia en los trasportes públicos,
concretamente en el metro, es la más nombrada, pero también se empieza a
constatar la evidencia de la “invasión” en muchos barrios 17 , que dejan de ser
“mayoritariamente españoles” y que, por tanto, se convierten en terrenos en
que el propio español se siente ajeno.

Yo lo vivo así, yo vengo pocas veces a Madrid capital pero cuando vengo
me meto en el Metro y digo; pero en qué país estoy, este no es mi país,
porque es que no hay ningún español, yo veo dos o tres. (G.D. Enfermería
de Urgencias)

Estamos, por tanto, en el espacio de lo público, en el espacio de la calle: los


inmigrantes están literalmente copando la calle. Esta impresión se
acrecienta, incluso, por una propensión (¿cultural o marcada por las
circunstancias típicas de habitabilidad?) de determinados grupos de
inmigrantes por habitar la calle, más acusada que la de los españoles, que
hace tiempo optaron por habitar fundamentalmente los espacios privados y

17
Lavapiés y la zona de Cuatro Caminos (Alvarado, Estrecho, Tetuán) suelen servir para ilustrar los
extremos.

Servicio de Promoción de la Salud ●16


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

por utilizar la calle prácticamente sólo como un lugar de tránsito. El español


transita por la calle y se encuentra al inmigrante que la habita y que, como
consecuencia, adquiere en ella mayor presencia.

Por ejemplo, los sudamericanos tienen la costumbre de vivir mucho en la


calle y a nosotros eso nos puede molestar, entonces como es todo de
golpe, una avalancha igual no somos capaces de adaptarnos. (G.D.
Pediatras)

Los dominicanos no son nada educados, los ecuatorianos que son la


mayoría sí, pero los dominicanos no, antes alguien ha dicho de vosotras
que vivían en la calle y es así, están todo el día en la calle, bailan mucho,
beben mucho. (G.D. Pediatras)

Eso es lo que yo iba a decir, es un sentimiento a veces de invasión, por


ejemplo... pero no de invasión así... es que ahora me he acordado de lo
de la invasión porque el otro día... yo vivo cerca del Retiro, y alguien me
comentaba: Los domingos no puedes ir al Retiro de aquí para allá porque
vienen los ecuatorianos... claro, cuando hay mucha inmigración... cuando
vienen poquitos todos lo asumimos pero cuando vienen muchos y muchos
de un grupo esa gente llega y forma su propio grupo aquí, se reúnen, y
son gentes con las costumbres en lo cultural, las costumbres de vida en la
calle, gente de otros países con un clima bastante bueno se reúnen en las
calles, primero porque no tienen unas casas donde vivir, si comparten 20
personas en un piso pues lo tienen para dormir y el resto están en los
parques, en la calle... y entonces llegan y se forma... empiezan a cortarse
el pelo, forman la peluquería allí, otros dan comidas... y claro, eso a la
gente no le gusta, a mí tampoco, si voy a pasear no me gusta que haya
gente que lo estén ensuciando, me da igual que sea ecuatorianos que
no... Pero si se están cortando el pelo queda un poco como sucio y son
cosas que chocan en lo cultural, que evidentemente si son pocas
personas no harían esas reuniones o si tuvieran otros lugares pues igual
no lo hacían, podíamos hablar mucho sobre eso, pero es lo que yo creo
que la gente ve y siente como invasión de sus espacios y territorios. (G.D.
Psiquiatras)

Pero el sentimiento de “pérdida del dominio de lo propio” 18 no sólo se activa


en la calle propiamente dicha, también en sus lugares semi-públicos más
característicos. Invasión, por ejemplo, de lo supermercados 19 , en los que la
correlación de fuerzas empieza a dejar de ser tan favorable; invasión, por
ejemplo –cada vez cobra más fuerza en Madrid este “problema”-, de los
parques públicos, que ciertos colectivos inmigrantes “ocupan” como lugar
colectivo de encuentro 20 .

18
Se nos ocurre que ésta es una buena forma de definir el sentimiento implicado en la sensación de
invasión.
19
Esta percepción, como es obvio, se produce más en unos barrios que otros. Normalmente la
“animadversión” que estamos intentando analizar se activa con más facilidad en los lugares en donde
la presencia de los inmigrantes es más masiva; y ello tiene sentido: hay que haber sentido
patentemente la sensación de la invasión.
20
Dándoles, por tanto, un uso, dicho sea de paso, bien distinto al que le dan los autóctonos. El
parque es para nosotros un lugar de disfrute individual o, a lo sumo, cuando los hijos son pequeños,
familiar. Ese utilizar los parques públicos de otra forma también puede molestar; como se dijo, ya
trataremos más tarde de los problemas que acarrea ese “hacer las cosas de distinta manera”.

Servicio de Promoción de la Salud ●17


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Pero son sus costumbres, también ves a todos los ecuatorianos en los
parques los fines de semana dejando todas las botellas tiradas por ahí,
cortándose el pelo y vendiendo sus productos. (G.D. Ginecólogos)

La mezcla que se da en esos espacios inquieta; pero también inquieta que


esa mezcla se dé por la proliferación de lugares públicos exclusivos de
inmigrantes. El autóctono desiste de entrar en esos lugares, no porque nadie
se lo impida, sino porque se siente en ellos en minoría y, por tanto, se
advierte como profunda y radicalmente vulnerable. Pero también se inquieta
por su mera existencia y proliferación, por la constatación de que una parte
de lo público pasa a convertirse en extranjero 21 , y por la impresión
desagradable de empezar a sentirse extranjero en la propia tierra 22 .

Yo creo que la sensación es que te roban lo tuyo o que te invaden lo tuyo


poco a poco. (G.D. Enfermería de Urgencias)

Ya, pero por ejemplo los sudamericanos eran gente que me caían bien...
pero no entiendo porqué los sudamericanos tienen que tener su propio
supermercado. (G.D. Enfermería de Urgencias)

2.3.2. Aprensión ante la pérdida de lo familiar.

La inmigración, cuando traspasa un determinado umbral, cambia


radicalmente el paisaje humano con el que se estaba familiarizado. Lo
cambia en la apariencia, pero también lo cambia, cabría decir, en su esencia.
Y ello, como se ha dicho, molesta o incomoda de algún modo al autóctono.
Hablamos de un sentimiento muy primario; y es muy importante que nos
detengamos en él, porque presenta un cierto carácter nuclear en el discurso
que refleja animadversión al inmigrante, y porque su papel en la
configuración de actitudes de ese tipo es realmente muy sutil. Está claro que
no todos los discursos o no todas las posiciones discursivas reflejan esa
animadversión o, de reflejarla, lo hacen con igual intensidad. La labor de
análisis, en cualquier caso –puesto que analizar supone separar, aislar los
elementos que conforman el conjunto-, se va a concentrar en intentar
determinar cuál es la naturaleza y la significación de la animadversión.

¿Por qué molesta que lo extraño se instale claramente en nuestro mundo


previamente conocido? ¿Qué se pierde con ello que tanto incomoda? El
mejor símil que se nos ocurre de un sentimiento de este tipo es el de los
celos infantiles que se producen ante la llegada de un nuevo hermano en la

21
Aún cuando se trate de negocios privados.
22
Que es lo que la utilización frecuente del término “invasión” viene a desvelar.

Servicio de Promoción de la Salud ●18


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

familia. El nuevo hermano es un intruso, alguien “que se ha introducido sin


derecho” 23 . Algo, en efecto, del orden del derecho está en juego; pero hay
que aceptar que la palabra “derecho” tiene un sentido muy peculiar en ese
contexto. ¿Qué derecho es el que el hermano intruso –en nuestro caso, el
inmigrante- viene a vulnerar? ¿Quién ha otorgado tales derechos al hijo
previo sobre el nuevo? ¿Qué clase de derecho es el que se establece sobre
la legitimidad del “yo estaba antes aquí que tú”?

Lo que el hermano celoso pierde –y, por tanto, siguiendo el símil, el


acutóctono- claramente son privilegios. Hablar de derecho es,
efectivamente, un abuso, porque en el sentido en que se utiliza no alude
tanto a una ley general 24 , como a una especie de fuero particular 25 . El
derecho en este caso es derecho a no repartir con el intruso, a seguir
disfrutando de lo que se tenía antes de que él llegara. Al hermano no se le
deja jugar con los propios juguetes... ¿cuáles son los juguetes que puede
molestar que el inmigrante utilice?

Efectivamente, al igual que sucede con el hermano intruso, la inmigración


genera la prevención ante la pérdida de lo que podríamos llamar
“comodidad”, o “calidad de vida”. Estos términos son adecuados porque, al
fin y al cabo, lo que está en juego es la disminución de algún tipo de disfrute.
Antes de llegar los inmigrantes disfrutábamos de una vida mejor; ahora
parecería como si estuviéramos empezando a perder aquella vida a la que
teníamos derecho 26 .
Percibes lo más folklórico, la parte más superficial, a mí me parece
encantador ir en el metro y poderte encontrar con... eso es, esa es la parte
folklórica y superficial como que se destila ahí algo que alude a la
heterogeneidad a una puesta a prueba de la capacidad de flexibilizar
modos y maneras y estilos, los aspectos más formales o más superficiales
pero efectivamente cuando se toca la cuestión más de fondo que es
repartir el trabajo, repartir los presupuestos, administrar los fondos
públicos, que el que tengan derechos significa restricciones...(G.D.
Psiquiatras)

Ciertamente, podemos ya, al hilo del discurso, entrar de lleno en el problema


de la repartición de los servicios públicos, en su supuesta degradación por
culpa de los inmigrantes, etc. Todo este tema agota una buena parte de la

23
Diccionario de la Lengua Española.
24
Que incluiría, como consecuencia, tanto a los dos hermanos juntos como al inmigrante y al
autóctono juntos.
25
Fuero: “Cada uno de los privilegios o exenciones que se conceden a una provincia, o una ciudad o
a una persona”. Diccionario de la Lengua Española.
26
Y que ahora empezamos a valorar, efectivamente, ante la experiencia de su pérdida.

Servicio de Promoción de la Salud ●19


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

discusión de los grupos, pero quisiéramos por el momento quedarnos un


poco antes de ese discurso aparentemente muy racional, pero que se instala
sobre unas premisas que no se nos antojan como tan racionales.

Los celos 27 se instalan sobre un otro, sobre un radical “otro”. Si el inmigrante


no fuera tan radicalmente otro, este discurso celoso no se podría estructurar.
Es como si, efectivamente, no hubiese humanidad compartida entre nosotros
y ellos, como si no tuviéramos realmente nada en común.

Lo que tenemos en común con cualquier otro es nuestra humanidad. El no


aceptar que se tiene nada en común con el inmigrante implica negarle, de
algún modo, su humanidad, su práctico derecho a la existencia. El niño
celoso quisiera eliminar a su hermano, es su fantasía, la de que la vida
pudiera volver a ser como era antes de su aparición sobre la faz de la tierra.
No es del todo anecdótica en nuestra sociedad la agresión a inmigrantes,
como se sabe, pero en ciertas posiciones extremas no es difícil intuir una
suerte de resentimiento profundo, que nunca llega del todo a verbalizarse y a
adquirir, como consecuencia, una expresión consciente de sí misma.

Nos interesa que nos centremos un momento en esa construcción utópica


del estado anterior. El niño que debe de compartir con el nuevo hermano
construye una utopía, la de la relación plena con la madre 28 ; el hermano se
haría, así, por su presencia, responsable de una pérdida esencial.
Posiblemente antes no era tan feliz como ahora supone, pero de alguna
forma el nuevo hermano crea la certeza de que la felicidad es posible –está
claro- sin él.

Con la inmigración puede suceder algo muy similar: se puede generar la


certeza de que el tiempo pasado sin los inmigrantes fue mejor, que todos
estábamos más cómodos, y éramos más felices sin ellos. Otra forma de decir
lo mismo, quizá menos políticamente incorrecta, es la certeza instalada de
que las cosas van a ir irremediablemente a peor conforme más inmigrantes

27
Puede parecer abusivo utilizar este término de “celos” en el contexto de la relación del autóctono
con el inmigrante; por nuestra parte pensamos que es un término mucho más expresivo de lo que se
juega en la relación que otros términos tan gastados y, como consecuencia, tan vacíos de significado
en su uso común como “racismo” o “xenofobia”. Esos términos, además, aluden a un sentimiento
primario puro de aversión, que parecería no tener otro sentido que su mera existencia gratuita. El
término “celos” nos insinúa al menos una intencionalidad: se tienen celos porque no se quiere perder
alguna cosa.
28
Utopía, como se sabe, muy utilizada, normalmente en un sentido inverso, como si fuera primigenia,
por el Psicoanálisis.

Servicio de Promoción de la Salud ●20


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

vengan. Ese acusado pesimismo esencial hacia lo que pueda suceder con
la inmigración, patente en prácticamente todos los grupos, no tiene ninguna
base lógica ni experiencial.

Es más, deberíamos de hacer notar la paradoja de que se puede ser


vitalmente pesimista a pesar de ser racionalmente optimista. Ya se dijo
anteriormente que nadie pone en cuestión el dato de que necesitamos a los
inmigrantes. ¿Por qué, entonces, no se coloca la utopía en el futuro en vez
de en el pasado? ¿Por qué los inmigrantes resultan para algunos tan
amenazantes? ¿Qué es, en última instancia, se piensa que se va a perder?

Efectivamente, a pesar de las posibles justificaciones, es algún tipo de


identidad lo que está en peligro. El hijo ante todo tiene miedo a perder su
identidad en la familia ante la llegada del nuevo hermano: antes sabía quién
era para papá y mamá; ahora no lo tiene tan claro. Pérdida de identidad y
pérdida de valor son, al menos aquí, una y la misma cosa: se es en la
medida en que se vale para determinados otros; y se deja de ser en la
medida en que se deja de valer o se empieza a valer menos para esos otros.

Como se ve, en la relación entre el autóctono y el inmigrante es preciso


introducir un tercero: aquél que opera como garante de identidad y como
referente de valor. Dado que estamos ante cuestiones colectivas, ese otro
debe de ser también un referente colectivo; y no encontramos otra figura
colectiva posible para ejercer esa función que el propio Estado. La identidad
que se tiene el riesgo de perder, por tanto, es la de ciudadano español; hay
miedo a que “ser español” empiece a tener, por culpa de los inmigrantes,
menos valor para el Estado, que nuestro “valor de ciudadanía” se degrade.
Pero normalmente todos tiramos más al inmigrante porque nos sale más
económico y porque ofrece más que un español, eso está claro y yo por
ejemplo no estoy de acuerdo con lo que tú has dicho, no soy racista pero
creo que nos están invadiendo, o ponemos freno o vamos a ser los
españoles los inmigrantes, porque ya es... (G.D. Enfermeras)

Como se ve, en esta lógica no habría posibilidad alguna de compartir con el


inmigrante en el terreno de lo público. Todo lo que el inmigrante obtenga (del
Estado) el autóctono podría sentir que se le está quitando a él, como
español, e indignarse por ello, porque lo percibirá como un agravio y como
una desvalorización. Si el inmigrante, obtiene, por ejemplo, acceso gratuito al
Sistema Sanitario Español, eso podría ser percibido por parte del autóctono

Servicio de Promoción de la Salud ●21


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

de modo muy primario 29 como merma del propio derecho (público) a la


asistencia 30 .

El resultado del razonamiento al absurdo de estas premisas, es el de que el


inmigrante no puede tener derechos, porque el reconocérselos implicaría
siempre el quitárselos al español. El inmigrante no tiene o no debería de
tener, por tanto, en esta lógica primaria de ciudadanía (que, insistimos, no es
un modo de pensar, sino un elemento presente en la lógica discursiva),
derecho a nada.

Por tanto, el inmigrante no debería reclamar ningún derecho, porque aquí


sólo tendrían derechos los españoles. ¿Pero qué lugar es el de aquél que no
tiene ningún derecho? Ciertamente, es un no lugar; y el problema es, como
se vio, que los inmigrantes empiezan a ocupar lugares, empiezan a acceder
a espacios que eran de los españoles y que, en cierto modo, les quitan. En
el límite, cualquier cosa que el inmigrante haga, incluida su propia presencia,
podría molestar al autóctono, porque el estado ideal de quien no tiene
derecho es el de la invisibilidad 31 .

2.3.3. La invasión de los servicios públicos.

El inmigrante, como era de esperar, porque es un derecho que le asiste 32 ,


suele hacer uso de los servicios públicos. De entre ellos, donde más
visibilidad adquiere quizá sea en la educación, los servicios sociales y la

29
Al decir “primario” queremos decir fundamentalmente que está más cerca del sentimiento, de lo
preconsciente, que de la opinión formada, racionalizada y éticamente aceptada, que normalmente
sigue, hay que insistir en ello, por otros derroteros. Es posible que muchos autóctonos no admitan
que tienen sentimientos semejantes. Nuestra tesis la de que sí los tienen, que todos los tenemos,
aunque permanezcan reprimidos. El análisis del discurso inevitablemente nos lleva a introducirnos en
este tipo de catacumbas, porque lo reprimido, como nos enseñó Freud, siempre reaparece a modo de
síntoma en la palabra libre.
30
Introducimos este ejemplo, obviamente, para ir introduciendo al lector –y, está claro, también al
propio analista- en la problemática que debe de ser objeto principal de análisis en este informe.
Dejamos, por tanto, esta pregunta en el aire para que vaya abriendo el camino: ¿hasta qué punto se
reconoce prácticamente el derecho a la salud del inmigrante, a pesar de que las leyes lo sancionan?
O bien, ¿cuando se ofrece asistencia sanitaria a un inmigrante se concibe ésta en todos los casos
como un derecho que le asiste, o como un favor que, de algún modo, se le concede?
31
El símil del hermano celoso puede seguirse por aquí. El nuevo hermano sólo es soportable si se
reduce a la invisibilidad, si desaparece, si no hace nada, si no dice nada. Todo lo que haga, todo lo
que diga desagradará, y será razón para desencadenar la ira del hermano que se cree legítimo, el
cual no cejará en su empeño de anularle por completo.
32
Como se habrá advertido, la palabra “derecho” se utiliza en este caso en un sentido radicalmente
diferente al anterior.

Servicio de Promoción de la Salud ●22


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

sanidad. En tales ámbitos su presencia suele verbalizarse también en


términos de invasión.

Yo puedo decirte que mi hija se ha independizado ahora y puede decirte


que no tiene para comprarse un piso y ellos tienen acceso a las viviendas,
ahora los de protección oficial la mayoría son para ellos, una señora me
decía el otro día que había echado una solicitud para su hija y le habían
dicho que tienen privilegio los inmigrantes porque vienen de acogida y mi
hija se tiene que quedar sin piso y no me parece justo la verdad. (G.D.
Administrativos)

¿Realmente sabemos si vamos a poder asumir toda la población que


viene sin regularizar? Me refiero si podemos asumir a todo el que quiera
entrar y esa persona que quiera entrar darle todos los servicios que
estamos dando a todos los que estamos viviendo en España, o sea,
sanidad para todo el mundo, educación para todo el mundo... o sea,
¿Queremos pagar impuestos todos para eso?. Yo lo pregunto así a la
gente. Si a la gente tú le preguntas. ¿Todo el mundo va a querer eso?.
(G.D. Psiquiatría)

2.3.3.1. La percepción de degradación de los servicios.

La invasión del servicio público tiene una connotación añadida que no posee
la de la calle. La invasión de la calle activa el miedo primario a la pérdida de
identidad por disolución o supresión de las “raíces”: “si yo ya no puedo
reconocer mi casa, mi barrio, mi ciudad es porque he perdido una parte
consustancial de mi ser 33 ”. La invasión de un servicio público, sin embargo,
activa el miedo a la pérdida de algo menos espiritual e intangible que las
raíces. Lo que se viene a perder es algo así como un determinado nivel de
vida o de bienestar.
“Porque de hecho en los colegios si conoces gente que yo tengo muchas
amigas profesoras a los niños no les integran según sus conocimientos
que los profesores alucinan, es según la edad, entonces a los niños de
trece años les meten en la clase de los trece años y es un niño que no
sabe ni multiplicar, que no sabe el idioma en muchos casos como son los
chinos y entonces es un caos... la pública es que se la han cargado
directamente. Queda muy bien políticamente pero se la han cargado.”
(G.D. Médicos de familia. Mujeres)

33
Ciertamente, en la civilización urbana actual está bastante disminuido ese componente, cabría
decir, “físico” de la identidad, tan característico, como se sabe, de la civilización rural; el ciudadano
urbano no aparece tan apegado a la tierra como el rural, y parecería como sí se hubiera liberado de
esa servidumbre al hábitat, el cual parecería intercambiable. Fenómenos como la inmigración, sin
embargo, vienen a demostrar que, a pesar de las apariencias, todavía sigue activa en el ciudadano
urbano esa ligazón de la identidad al territorio. Lo que ha cambiado realmente no es tanto el vínculo
como la percepción de lo que supone el paisaje familiar. En el ciudadano rural el paisaje familiar eran
cuatro colinas y cuatro valles; y unas gentes concretas conocidas desde siempre. En el ciudadano
urbano el paisaje familiar es más abstracto: un tipo de edificios, un tipo de trasporte, y un tipo de
gente... Sólo cuando estos tipos abstractos, que aseguran cierta intercambiabilidad (se puede
cambiar, por ejemplo, de ciudad sin observar un cambio sustancial de hábitat y, por tanto, sin sentirse
extraño), se modifican sustancialmente el ciudadano urbano empieza a sentirse ajeno y desorientado
en el territorio. Los inmigrantes, en la medida en que son distintos al tipo habitual, generan esa clase
de desasosiego.

Servicio de Promoción de la Salud ●23


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Sabemos que nuestra identidad, en nuestra sociedad, está muy asociada a la


posesión. “Tanto tienes, tanto vales”, reza el conocido dicho, que
implícitamente asocia, como nosotros, identidad y valor. Pero en él se habla
de una identidad individual, y nuestro análisis se mueve, como se sabe, al
nivel de la identidad colectiva. El dicho anterior podría aludir a la identidad
colectiva con un ligero retoque: “Tantos servicios públicos tenemos, tanto
valemos”. Los servicios públicos son, efectivamente, la medida de nuestro
valor y de nuestra identidad colectiva en tanto que ciudadanos de un país
determinado. Si los servicios públicos de ese país se degradan, nosotros
mismos devenimos también de algún modo degradados. Es algo demasiado
evidente para que tengamos que insistir demasiado en ello: a todos nos
importa especialmente la calidad de nuestros servicios públicos, no sólo
porque nos beneficiemos particularmente de ellos, sino también porque
reflejan especialmente el valor de lo que somos.

o Cabría decir que los servicios públicos están, dado que hablamos de
identidad, arropados por el narcisismo colectivo. Si un servicio público
se degrada, lo sufrimos como una herida, como una agresión directa a
nuestro ser colectivo 34 . En toda herida narcisista cobra especial
relevancia la vergüenza, porque en última instancia lo que está en
juego es el valor que tenemos para los otros, y el mal servicio público
entra automáticamente en el registro de las carencias nacionales.

2.3.3.2. La legitimidad para el uso de los servicios.

Los inmigrantes se introducen en los servicios públicos sin legitimidad previa


para ello; es inevitable que este prejuicio se instale implícita o explícitamente
en el discurso. Esos servicios son nuestros, no de ellos. Podemos aceptar,
llegado el caso, que los usen, lo cual no implica que íntimamente aceptemos
que tienen derecho 35 a usarlos.

En mi opinión, vienen sin nada, vienen a ganarse la vida más o menos, se


encuentran que les damos esto porque el Estado Español tiene todo lo
que hay en esta mesa, entonces de pronto dicen, pero yo también quiero
esto, ahora también quiero esto (Atención al Paciente).

34
Un buen ejemplo de herida narcisista nacional ante la calidad de los servicios públicos lo constituye
el efecto de un informe reciente (informe PISA) sobre puesto el ranking mundial de la educación
española. La tormenta que se desató en todos los sectores concernidos (en sentido amplio, cualquier
español se sintió concernido) es un buen ejemplo de lo que duele que los propios servicios públicos
no den la talla.
35
Aquí “derecho” tiene el otro sentido, no el que remite a la ley, sino al fuero.

Servicio de Promoción de la Salud ●24


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

El derecho de propiedad exclusivo está del lado del autóctono, por la sencilla
razón 36 de que (como sucedía con el hermano celoso) estaba aquí antes. Es
verdad que se arbitran usualmente justificaciones, aparentemente racionales,
a ese derecho: somos nosotros los que pagamos esos servicios. Pero el
argumento no siempre advierte que los inmigrantes también suelen pagar
por ellos 37 . Es cierto que el autóctono en la mayoría de los casos ha pagado
más tiempo; pero es efectivamente difícil en las teorías sobre el Estado
moderno encontrar nada que pueda asimilarse a una “compra a plazos” de
los servicios públicos por parte del ciudadano, o a la ciudadanía diferencial
en función de la cantidad pagada. Aquí todos somos iguales frente a los
servicios públicos siempre y cuando paguemos nuestros impuestos: si el
inmigrante los paga, es claro que tiene el mismo derecho que nosotros a
disfrutarlos.

¾ Está evidente que, aunque no los pague, el inmigrante también tiene


derecho a usar los servicios, puesto que la ley se lo reconoce.
Prácticamente nadie en los grupos se pondrá en la posición de
cuestionar un derecho de esta naturaleza, puesto que, entre otras
cosas, implicaría ponerse, de algún modo, al margen de la ley. Sí
que habrá, en cualquier caso, personas que pondrán en cuestión la
racionalidad de esas mismas leyes, lo cual es, efectivamente, otra
cuestión. Insistimos, en cualquier caso, en que el lector distinga entre
las dos acepciones del término “derecho”: entre la legal (de la cual
no nos estamos ahora ocupando) y la espontánea, que es la que
realmente presenta problemas.

Insensiblemente; se habla como si el derecho del inmigrante a los servicios


fuese de inferior rango al del autóctono. Por ejemplo, hay que admitir que
molesta que un inmigrante adopte una postura exigente frente a “nuestros”
servicios públicos. Automáticamente puede asaltar al autóctono un
pensamiento iracundo del tipo (la frase es nuestra) “encima que le dejamos
disfrutar de lo nuestro, se le ocurre el despropósito de criticarlo, ¿qué se
habrá creído?” Se puede, dependiendo del pudor 38 , trasformar ese

36
Es un modo de hablar; realmente la razón no es tan sencilla.
37
Ciertamente, hay inmigrantes “ilegales” que no pagan, como consecuencia, por los servicios. No
obstante, el discurso no suele establecer al respecto de este tema una distinción clara entre
inmigrantes con derechos e inmigrantes sin derechos, porque, el derecho del que se habla tiene
que ver fundamentalmente con el nacimiento.
38
El pudor, como veremos, frente al poder o no poder ser considerado como “racista”, por los otros o
por uno mismo.

Servicio de Promoción de la Salud ●25


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

pensamiento en palabras; pero, independientemente de que se trasforme o


no en acto explícito, es evidente que condiciona la actitud hacia él. Del
inmigrante se espera que se comporte ante los servicios públicos conforme al
consabido refrán “A caballo regalado no le mires el diente”; si no actúa así
será de un modo u otro (con palabras o con gestos) censurado.

Entonces es como todo el mundo, aprende rápidamente que tiene sus


derechos y usted está ahí para que me sirva a mí, y me han puesto aquí
una escayola y aquí me quitan la escayola.(G.D. Atención al Paciente)

Esta reducción de derecho se da, a nuestro juicio, tanto en las actitudes más
benevolentes como en las más malevolentes. Es cierto que hay todo un
discurso pretendidamente no excluyente que se concentra en reprimir este
tipo de pensamientos y afirmaciones, como si fuesen producto de una mirada
distorsionada, perversa y generalizadora: “Ese inmigrante pudo haberse
pasado; quizá tuviese razones para ello; en cualquier caso, la mayoría de los
inmigrantes son agradecidos” (la frase es nuestra). Pero es evidente que el
problema no está tanto en los prejuicios de los inmigrantes como en los
nuestros; en nuestra imposibilidad para reconocer que su derecho a los
servicios públicos está en el mismo rango que el nuestro.

Este “derecho disminuido” del inmigrante es lo que, en última instancia,


permite que se perciba su uso de los servicios públicos como invasivo. Como
sucedía en la calle, si son pocos, el problema apenas se percibe; pero si son
muchos, lo que obtenemos es la percepción de desnaturalización de esos
servicios y de pérdida tangible de su calidad.

Si los inmigrantes tuvieran derecho, ellos no serían responsables de nada;


como no tienen derecho, son de alguna manera responsables, puesto que
han venido a España a “aprovecharse de lo nuestro” y, dado que los
servicios devienen degradados de algún modo, también a “quitarnos lo
nuestro”. Es decir, nosotros estamos perdiendo calidad en los servicios “por
culpa” de los inmigrantes.

Y no te daban todo lo que dan ahora, es que ahora vienen aquí y están en
palmitas mejor que tú y que yo, si piden un piso se lo van a dar antes que
a mí por los recursos que tienen.” (G.D. Enfermería A.P.)

Es que todos esos recursos que había antes para los españoles pobres
ahora son para los inmigrantes. Te piden la leche y te vas al ayuntamiento
de tu barrio y te dan leche pero si te lo pide un español no se lo dan, eso
ha quedado sólo para los inmigrantes. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Servicio de Promoción de la Salud ●26


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

2.3.3.3. La regulación del acceso a los servicios.

Si los inmigrantes tuvieran derecho, ellos no tendrían ninguna parte de culpa:


ésta sería sólo de la Administración, que es la encargada de garantizar la
calidad de los servicios. Y, ciertamente, se dice mucho en contra de la
actuación de la Administración en todo esto, pero no está nada claro que lo
que se reproche sea el no garantizar el derecho del inmigrante; lo que
preocupa es que el español, por culpa de la inmigración o de la forma en que
es asumida la inmigración por los poderes públicos, está viviendo una
situación de fragrante pérdida de calidad en los servicios. El matiz es
importante, porque lo que se pide insistentemente no es tanto que se
asegure el derecho de todos (ellos y nosotros) a recibir unos servicios
públicos adecuados, cuanto que se “regule” el acceso de la inmigración a
ellos. Desentrañar el sentido de esta palabra, constantemente repetida en el
discurso, es clave para entender lo que se está jugando en todo este tema.

El sentido más claro de la palabra “regular” cuando se usa en este contexto


es el de limitar. Que se limite el número de inmigrantes al que los servicios
públicos pueden soportar. Ahora hay demasiados, lo que debería de haber
es menos.

o La demanda al respeto juega a modo de demanda impotente, volcada


normalmente sobre la revisión crítica del pasado. No se debían de
haber hecho las cosas de este modo, había que haber previsto,
controlado, planificado; haber traído justo los que podíamos haber
soportado sin el trauma que ahora se percibe.

o Teníamos que haber hecho lo que supuestamente hicieron los países


europeos con nosotros, en aquel tiempo en que España era un país de
emigración: establecer cupos, permitir la entrada sólo de aquellos que
el sistema pudiera soportar. Es curioso ver hasta qué punto la memoria
histórica distorsiona el pasado para hacerlo coincidir con nuestras
convicciones del presente.

“Es que una cosa es una inmigración escalonada como la que hacíamos
los españoles, yo tengo familia que han inmigrado a Alemania en los años
50-60, pero iban con un contrato de trabajo, con una casa en la que
vivían, con un tiempo límite, con todos sus papeles en regla, con su
número de la Seguridad Social, con todo y con estos no sabemos, es que
es un desmadre, en todos los sentidos” (G.D. Enfermería A.P.)

o Ciertamente, también hay una demanda hacia el futuro, que las cosas
no empeoren todavía más. Ponerse duros, y empezar inequívocamente

Servicio de Promoción de la Salud ●27


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

a regular. Por esta vía el discurso se vuelve completamente paranoico y


pesimista hacia lo que pueda deparar el futuro en este tema.

Lo que se quiere hacer notar es que la culpa, ante la imposibilidad de regular,


tiende a recaer finalmente en la inmigración, cuando no en el inmigrante
mismo. La inmigración, al fin y al cabo, como cuestión de alto riesgo que hay
que controlar; es decir, circunscribir, aislar, acotar.

El problema viene, por tanto, nuevamente del lado de la demasía. Puede


haber inmigrantes en los colegios, y ello es hasta interesante 39 , siempre y
cuando no sean demasiados; puede haber inmigrantes en las salas de
espera de los hospitales, siempre y cuando no sean demasiados; pueden
acceder a los servicios sociales, siempre y cuando no sean demasiados.

El problema aparece, por tanto, en el punto el cual el español pueda verse


afectado sensiblemente en la calidad de lo que recibe: si el hijo español
pierde en la calidad de la educación (es más difícil pararse a pensar si la
calidad que recibe el hijo del inmigrante es o no la adecuada); si el paciente
español dispone de menos tiempo de consulta (es más difícil pararse a
pensar si el inmigrante recibe o no la atención sanitaria que necesita); si el
necesitado español ve limitado su acceso a las prestaciones sociales (es
más difícil pararse a pensar si la necesidad del inmigrante es o no de
superior rango). La víctima es el español, porque es el que, propiamente
hablando, tiene derecho; el inmigrante, como no tiene derecho, no puede ser
víctima; únicamente tiene capacidad para hacer víctima al español de su
presencia.

El que el Estado no establezca distinciones es, efectivamente, el problema


originario; es decir, el que otorgue al inmigrante el mismo derecho (a
acceder a los servicios públicos) que al autóctono. El problema parece estar
en otorgar el mismo derecho a unas gentes que no tienen (por origen; no son
españoles) el mismo derecho. Los dos significados de término “derecho”
nuevamente nos confunden: lo que no se reconoce de facto al español es el
privilegio que tiene frente al inmigrante a estar antes que él en cualquier
circunstancia.

39
Puesto que nuestros niños enriquecen su visión del mundo. Ya veremos más tarde cómo esta vía
del consumo de las diferencias culturales tiende a valorizar a la inmigración.

Servicio de Promoción de la Salud ●28


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Las “soluciones” no son, como consecuencia, fáciles. Ciertamente, habría


que regular, y de esto es responsable la Administración ¿Pero qué hacemos
con lo que tenemos? Nadie se pone en la situación de exigir lo que parecería
que sería la consecuencia lógica de lo dicho, que a los inmigrantes se les
niegue el acceso libre a los servicios públicos. Es decir, aunque
implícitamente no se les reconozca el derecho, nadie plantea que no lo
ejerzan, es de suponer que, entre otras cosas, porque el remedio se intuye
que podría ser mucho peor que la enfermedad: la imagen de una inmigración
sin derechos sociales básicos es algo excesivamente amenazante 40 .

El resultado, por tanto, es que el inmigrante puede (le otorgamos los


españoles esa posibilidad) utilizar los servicios públicos, pero no como un
derecho, sino como un don gratuito: como algo que se le puede dar y quitar
en cualquier momento, y por lo cual debería de sentirse agradecido. Este
“debería”, esta exigencia al inmigrante de que reconozca el valor de lo que se
le da es permanente, y tiene un lugar clave en el discurso sobre la
inmigración.

El problema de la demasía de inmigrantes en ciertos servicios públicos se


resuelve, como consecuencia, en exigencias genéricas de una mayor
inversión de la Administración en servicios públicos, en adecuación a la
demanda, y en propuestas puntuales de que la carga se reparta
equitativamente entre los mismos españoles, algo que es especialmente
acuciante en el caso de la educación primaria y secundaria 41 .
Estamos hablando de que en la enseñanza pública no financiada se
introduce un 2,2% de origen extranjero en esas aulas mientras que la
concertada solamente un 0,8%, eso son estadísticas y son datos reales,
entonces sí, a lo mejor lo que sucede es que hay colegios donde están
sobrecargados y lo que tenemos que hacer es repartirlos. (G.D. Médicos
de Familia. Hombres)

40
No dudamos de que al respecto opere también, de forma generalizada, un pudor moral, asociado a
los derechos humanos: negar al inmigrante el acceso a los servicios básicos supone desde otro
prisma un acto de inhumanidad y de insensibilidad incompatible con los presupuestos morales
dominantes. El discurso celoso encuentra en esos presupuestos morales dominantes una
imposibilidad práctica para realizarse en todas sus consecuencias.
41
Adviértase que en tales demandas en la educación también juega el principio de evitar que los
inmigrantes sean mayoría: habría que repartir entre las distintas escuelas para que en ningún
momento se sobrepasara el límite en que la clase dejara de ser mayoritariamente española.

Servicio de Promoción de la Salud ●29


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

2.3.3.4. Uso y abuso de los servicios públicos.

El uso (permitido) debería, en cualquier caso, diferenciarse claramente del


abuso. El discurso más celoso se instala, efectivamente, en la búsqueda de
situaciones que demuestren que el inmigrante abusa por activa o por pasiva-
de los servicios públicos; y abusar en este caso es ponerse, con algún tipo
de estratagema, por delante del español.

Tienen preferencia los inmigrantes a los españoles. (G.D. Enfermería


A.P.)

Es realmente complicado identificar y entender la motivación que precede y


justifica la pulsión obsesiva por pillar al inmigrante en falta en este tema.
Ciertamente, hay gente que parece jugarse mucho en ello; tanto es así que
es fácil intuir que la fidelidad a la realidad puede no actuar adecuadamente
como control crítico: es necesario exagerar, hay que forzar los hechos para
que terminen por dar cuenta del prejuicio previo.

No se adaptan a las normas del sistema. La mayoría no. (G.D. Médicos de


Familia. Mujeres)

Anteriormente dimos cuenta de un límite en el discurso celoso: en él es


imposible ideológicamente articular la demanda de que se les niegue a los
inmigrantes el acceso a los servicios públicos. Se crea con ello una situación
de falta de alternativas a una realidad que se vive previamente con angustia:
la cada vez mayor degradación de los servicios públicos por la presencia de
inmigrantes. Como no es posible discutir su derecho al uso de esos servicios,
la única salida a la frustración es intentar evidenciar que la utilización que
hacen de ellos es ilegítima, que es en realidad un abuso, un intento de
aprovecharse de las circunstancias y de nuestra buena voluntad para con
ellos 42 .

o La degradación de los servicios públicos sería ya menos en este


contexto un problema de cantidad que de cualidad. Más que muchos
inmigrantes, lo que habría serían demasiados inmigrantes que intentan
aprovecharse, haciendo un uso excesivo o ilegítimo de esos servicios.
Demandarían, por ejemplo, prestaciones sociales por la vía del engaño
y el fraude, cerrando el camino a ellas a los españoles que las
necesitan; harían, por ejemplo, un uso anárquico o excesivamente
exigente de los servicios sanitarios, dejando al español en situación de

42
Dado que les dejamos usar nuestros servicios.

Servicio de Promoción de la Salud ●30


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

inferioridad, en la medida en que éste sí que se sujetaría a las


normas.

o Propio de este discurso es el generalizar, el atribuir actitudes de este


tipo a la mayoría de los inmigrantes, a partir muchas veces de ejemplos
muy concretos y puntuales. Ciertamente, la amenaza que se pretende
combatir no es la de tal o cual inmigrante, sino la de la inmigración
como tal, de ahí que la generalización ilegítima se realice con suma
facilidad.

Más oscura para nosotros es la intencionalidad de este desplazamiento.


Podríamos pensar que únicamente se trata de un “desfogue”, de una
descarga inmotivada y extemporánea ante la angustia que provoca la
degradación de los servicios. Pero no estamos ante puntuales salidas de
tono, sino ante un discurso reiteradamente repetido, de forma, además,
bastante notoria en los grupos, que reclama fundamentalmente el abandono
de las actitudes ingenuas frente al inmigrante. La intencionalidad está, por
tanto, en el orden de lo defensivo: deberíamos de ponernos serios y firmes
con ellos, porque de otro modo los servicios terminarán siendo de ellos y no
de nosotros, quedando consumada, por tanto, la invasión.

Claro, tú hablas de la vivienda pero con los colegios pasa igual. Creo que
el mayor resentimiento es esa desigualdad ante toda la población. (G.D.
Administrativos)

Nótese cómo se modifica radicalmente la percepción de la degradación de


los servicios públicos por la inmigración desde este punto de vista: ya no es
un problema de derechos, ni siquiera es un problema de recursos: es un
problema de actitud en el inmigrante, una actitud que se antoja como
profundamente negativa para el autóctono.

Puede ser, y es relativamente frecuente, que la culpa de este abuso práctico


constatado se desplace del inmigrante, o además de al inmigrante, a las
propias instituciones públicas. Las instituciones públicas deberían de
garantizar que ese abuso supuesto -asociado a la percepción de que los
inmigrantes copan prácticamente las prestaciones y los servicios públicos
desplazando al autóctono- no se produzca. Lo que nunca llega a decirse es
cómo efectuar semejante restricción, bajo qué principios debería de
realizarse.

Servicio de Promoción de la Salud ●31


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

2.3.4. El miedo a los inmigrantes.

Se dijo anteriormente que, implícitamente, nadie ponía en cuestión que los


inmigrantes tuvieran acceso libre a los servicios públicos básicos. No era, en
todos los casos, un derecho de los inmigrantes lo que se estaba con ello
reclamando, sino una suerte de concesión, explicable desde un instinto puro
de supervivencia: de algún modo nos interesa, como autóctonos, que los
inmigrantes tengan abierto ese acceso.

Cabría establecer la hipótesis de que pudiera ser el miedo lo que en última


instancia moviliza al autóctono a efectuar semejante renuncia 43 .

2.3.4.1. La amenaza de la inmigración.

Un sentimiento concomitante a que haya “demasiados inmigrantes” es en


muchos momentos el de la amenaza. El autóctono puede sentirse
amenazado no tanto porque el inmigrante haga nada contra él, sino por
cuanto que siente que tiene el poder y la posibilidad de hacerlo en un
contexto dado y porque de algún modo intuye que puede desear hacerlo.
Es la conciencia de vulnerabilidad del autóctono lo que hace que la
inmigración empiece a considerarse como una “cuestión pública”, conciencia
de vulnerabilidad que está claramente asociada al número y, por tanto, a la
fuerza resultante de ese número.

¿Qué le puede pasar al autóctono? ¿De qué puede tener miedo?


Obviamente, de ser de algún modo agredido. Un miedo indeterminado, que
surge siempre menos de la experiencia previa (de haber sido agredido
anteriormente, o de que otros lo hayan sido 44 ) que de la sensación de que la
agresión es perfectamente posible, dadas las circunstancias.

Bueno... pero lo que me da miedo es que un día saquen una navaja,


tienen un aspecto. (G.D. Ginecólogos)

Yo, lo que creo que el problema de los sudamericanos es que tienen cero
aprecio al valor de la vida, les da absolutamente igual que les pegues un
tiro o que te lo peguen ellos a ti. (G.D. Enfermería de Urgencias)

43
Puesto que de renuncia se trata el asumir la degradación asociada a compartir los servicios
públicos con los inmigrantes.
44
Aunque, como se ha dicho, cualquier suceso en esta dirección por parte de algún inmigrante se
amplifica y se generaliza rápidamente.

Servicio de Promoción de la Salud ●32


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

™ Se dice muchas veces –a nuestro juicio, desde un análisis erróneo- que


los inmigrantes se perciben como un peligro menos por ser inmigrantes
que por ser pobres. Es cierto que la necesidad de la supervivencia suele
colocar a las personas relativamente al margen de las normas,
constituyéndose, de esta suerte, en un peligro potencial para (la
propiedad de) los otros; si no se tiene para comer, el robo consigue
alcanzar incluso cierta legitimidad moral.

Y los que están ilegales, me imagino que no todos están trabajando.


Cuando no trabajas, todo el mundo necesita comer todos los días. Si no
comes todos los días, tendrás que idear algún sistema para comer, ya sea
robar, matar, lo que sea. (G.D. Medicina de Urgencias)

™ Pero es necesario admitir la evidencia de que un pobre inmigrante da


mucho más miedo que un pobre español, ceteris paribus 45 . El primero
inquieta en mucha mayor medida, porque en la inquietud que genera
juega imperceptiblemente la sensación de que el autóctono es para el
inmigrante alguien en cierto modo desvalorizado. La inquietud surge en
el autóctono porque es inevitable que sospeche que aquél no es
propenso a actuar con él de la misma forma “moral” con que actuaría
frente a un igual.

Con otras palabras, el autóctono sería propenso a pensar que el inmigrante


podría actuar contra él sin excesiva “culpabilidad” por su parte, por el hecho
mismo de ser autóctono, por la razón exclusiva de pertenecer a la
comunidad que actúa como receptora de la inmigración. El inmigrante, por el
hecho de serlo, podría ser para el autóctono alguien potencialmente hostil.

Admitimos que esta última afirmación puede despertar susceptibilidades,


pero hay que aceptar que el análisis no puede avanzar en modo alguno si no
identifica la razón básica de la animadversión. Y si algo se observa con
claridad en prácticamente todos los grupos realizados es la presencia, más o
menos puntual, pero, en cualquier caso, alarmante, de actitudes hacia la
inmigración económica actual que no podrían justificarse sin la hipótesis de
un núcleo de animadversión, que está más en el orden de lo colectivo que
en el de lo personal.

Hay, por tanto, animadversión; una animadversión además –a la vista de las


discusiones de los grupos- bastante potente; y tal animadversión tiene

45
Ciertamente, como se dice muchas veces, un inmigrante rico no produce demasiada inquietud.

Servicio de Promoción de la Salud ●33


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

sentido, un sentido justificado por el miedo –nos atreveríamos a decir en


este contexto que legítimo y fundado- a que el inmigrante actúe con el
autóctono de la forma en que sería previsible, dadas las circunstancias, es
decir, agrediéndole de algún modo 46 .

™ Hablamos de “agresión” en el sentido más amplio posible 47 , pero no hay


que negar que la agresión directa tiene un lugar destacado o
preeminente. La inquietud al respecto del incremento de la inseguridad
todos sabemos que está ahí, como elemento nuclear de la animadversión
hacia el inmigrante.

Si se cree que el inmigrante puede en cualquier momento agredir al


autóctono ello debe de estar justificado por algo. La justificación de esa
propensión, es necesario admitirlo, no la dan los datos 48 , sino una
presunción prevista en la propia estructura de la relación: no cabe esperar
otra cosa que la conducta agresiva de ellos contra nosotros en la situación
en que les tenemos. Nadie, efectivamente, va a llevar el argumento hasta
sus últimas consecuencias; es decir, llegando a entender y justificar esa
agresividad como el resultado previsible de una relación previa cercana al
abuso. No obstante, no es posible explicar ese miedo y su intensidad sin que
previamente, a nivel preconsciente, si se quiere, opere la certeza de que nos
estamos aprovechando de ellos, de que en modo alguno la relación que
hemos decidido establecer con ellos es de un tipo igualitario. Como
entendemos que nos pueden agredir 49 , la conducta agresiva se convierte
para nosotros en prácticamente una certeza.
Eso indirectamente lo estamos viendo porque hemos hablado de que ellos
son agresivos, pero, anda, que lo que hacen con ellos. (G.D. Atención al
Paciente)

Sales a pasear y se nota el tema de la inmigración, creo que es un


problema la inmigración ilegal tremendo, el que venga un señor aquí sin
papeles, sin trabajo, sin derechos, que le contraten de forma irregular, que
el derecho a la sanidad no esté muy claro, que favorece en cierto modo a
la delincuencia... Creo que eso se tiene que arreglar en un futuro, creo
que es bueno que vengan pero de una forma legalizada y que tengan
todos los derechos del mundo como el resto y que creo que está siendo
un problema el tener aquí gente de forma ilegal. (G.D. Psiquiatras)

46
Cabría hablar, por tanto, en el límite, de paranoia, en su sentido más originario, como delirio de
persecución.
47
Incluyendo, como sugerimos más arriba y como desarrollaremos más tarde, el abuso de confianza.
48
El que haya más o menos delincuencia constatada.
49
Nosotros haríamos lo mismo en una situación similar.

Servicio de Promoción de la Salud ●34


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No creemos, en cualquier caso, que el tema deba de plantearse en términos


morales, en términos de mala conciencia. Puestos a poner en evidencia el
abuso hacia los inmigrantes, siempre habrá responsables más directos de
esas situaciones, como ya apuntamos en otro momento: siempre se puede
transferir a ciertos empresarios la responsabilidad de algunas cuestiones
escabrosas. Pero en realidad la potencialidad agresora del inmigrante está
ya prevista en el autóctono desde el momento en que le niega a aquél
implícitamente el derecho o la legitimidad a hacer uso de “lo nuestro”. Desde
el momento en que reconocemos que no tienen el mismo derecho que
nosotros, desde el momento en que les declaramos ajenos, estamos
instaurando una relación en la cual ellos nos tienen que ver necesariamente
de la misma forma. En pocas palabras: si nosotros decidimos considerarles
ajenos y sin derechos, lo natural es que ellos nos consideren a nosotros
también ajenos y sin derechos. Y donde no hay derechos reconocidos no hay
ley; o, más bien, no hay otra ley que la del más fuerte.

En la actitud celosa, en la negativa implícita a hacer a los inmigrantes


partícipes de lo nuestro como iguales, es donde está el auténtico problema,
o la matriz desde la cual se desencadenan todos los problemas. El hermano
celoso termina por tener miedo de aquél a quien niega el derecho a la
existencia como igual, porque en cierto modo su propia negativa “programa”
la actitud del otro hermano, que se convertirá para él en alguien de quien es
imposible fiarse.

2.3.4.2. La exigencia de la integración.

El conseguir exorcizar ese miedo a una comunidad (la inmigrante)


potencialmente agresora es el objetivo principal de gran parte de las
estrategias discursivas. Al inmigrante se le empieza a exigir un
comportamiento que demuestre con claridad que no hay intención de agredir,
siendo que esa intención, como se ha visto, está permanentemente
presupuesta. Al inmigrante se le exige, fundamentalmente, docilidad, que
demuestre en todos y cada uno de sus actos que no tiene otra voluntad que
la de agradecer y agradar. En última instancia, lo que se le exige es que
renuncie a manifestar una voluntad propia, porque toda manifestación de
autonomía generará inevitablemente inquietud, incertidumbre y miedo en el
autóctono.

Servicio de Promoción de la Salud ●35


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Esa exigencia implícita de pérdida de su autonomía se manifiesta claramente


en la demanda explícita permanente de “integración”. Al inmigrante con
mucha frecuencia se le exige que se integre, y se le reprocha
insistentemente cualquier actitud que sugiera la actitud de la no-integración.
Efectivamente, el autóctono observa constantemente en los inmigrantes una
actitud reacia a incorporar ese mandato cuya legitimidad moral para el
autóctono es aparentemente incuestionable: como se dice reiteradamente,
“ellos no se quieren integrar” 50 .

Ya, pero es más simple, tú me invitas a tu casa y yo tengo que aceptar y


adaptarme a las costumbres y normas de tu casa, pues esto es igual, es
como si yo me voy a vivir a África pues tendré que adaptarse a las normas
y costumbres que tengan ellos, que tú de manera tal pues vayas
introduciendo... pero lo que no puedes hacer es ir a saco, tienes que ir
adaptando y los primeros que se tienen que adaptar son ellos que vienen
a un sitio que no es el suyo, es como si yo me voy a su país, pues me
tendré que adaptar a sus costumbres y a sus normas. Como la niña está
que iba a un colegio que no le dejaban ponerse el Burka y tal... (G.D.
Enfermería de Urgencias)

No, es que en mi pueblo son muy cerrados, los moros son muy cerrados
son ellos los que no se quieren integrar, se les ve que no, se les ve que no
se quieren integrar. (G.D. Enfermeras de Urgencias)

Desentrañar el sentido de la palabra “integración” no es en modo alguno fácil,


a pesar de que su uso es permanente en este tipo de discusiones. La
integración aparece directamente relacionada con el cumplimiento por parte
del inmigrante de determinadas normas; se integra quien actúa conforme a
esas normas; y no se integra quien rechaza ajustarse a ellas.

Tales normas parecería en principio que son las mismas que se le exigirían
al autóctono: al inmigrante, para no generar conflicto, le bastaría con fijarse
en lo que el autóctono hace y comportarse de la misma manera. “Allí donde
fueres, haz lo que vieres”, reza el archiconocido dicho, que parece resumir
toda la sabiduría popular acumulada en este tema. Nada aparentemente más
democrático: si nosotros nos ajustamos a determinadas normas compartidas,
¿por qué ellos deberían de tener alguna bula al respecto?

Hay mucha mentira por medio, a mí personalmente me molesta, no


obstante lo respeto, no es porque quede bien decirlo, no, si no se meten
conmigo yo no me voy a meter con ellos, pero lo que está claro es que
hay unas normas demasiado amplias y genéricas para que en nuestro
país casi vale todo y eso no es así, porque lo que decías, yo si voy a
Estambul y quiero entrar en las mezquitas, vale, me adapto a las
normas.(G.D. Atención al Paciente)

50
Como se verá más tarde, esa exigencia de integración estará permanentemente presente en la
forma de abordar la “problemática sanitaria” de los inmigrantes.

Servicio de Promoción de la Salud ●36


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Habría que determinar si esas normas de comportamiento que se le exigen al


inmigrante son exactamente las mismas que se le exigen y que,
supuestamente, observa el autóctono. De hecho, las discusiones que se
hacen al respecto suelen terminar muchas veces en una conclusión
aparentemente paradójica: muchos de los españoles hacen lo mismo en
idénticas circunstancias. Un ejemplo, que nos anticipa análisis posteriores,
puede ser el del abuso en la utilización de las urgencias hospitalarias. Los
inmigrantes, parece demostrado, incumplen habitualmente la norma de no
acudir a las urgencias más que en caso de extrema necesidad; es fácil, en
cualquier caso, darse cuenta que los propios españoles -la mayoría o un
número significativo de ellos- suelen hacer lo mismo. La norma está ahí, pero
no está claro que sea la misma para el inmigrante que para el autóctono. Por
lo menos aparentemente, al inmigrante se le exige un grado superior de
adhesión a la norma que al autóctono. La norma de “hacer lo que vieres” se
traduciría en este caso en “hacer lo que debieres”, en hacer lo que el español
debería de hacer, aunque no lo haga normalmente. Incluso, parecería como
si la propia normatividad de determinados comportamientos se hiciera
evidente sólo a partir de la presencia de inmigrantes. Es a ellos a quienes se
les exige un cumplimiento escrupuloso de las normas, como si éstas
estuviesen hechas especialmente para ellos.

Por eso digo que es un tema que en el tema de los inmigrantes lo vemos
porque ahora mismo es un colectivo que empieza a ser mayoritario, y que
utiliza eso que hasta ahora lo utilizaban colectivos minoritarios y por eso
no se notaba tanto, pero es que ahora ya empieza a ser más y eso es lo
que la gente, claro, esto es como todo, si yo estoy en una cola y se me
cuela uno pues bueno, lo tolero, si se me cuelan 25 ya lo tolero menos.
(G.D. Atención al Paciente)

Creo que los emigrantes, no tienen un modo de comportamiento con


respecto… por lo menos a las urgencias hospitalarias, diferente del
nacional. Es más, lo aprenden del nacional. Probablemente en el centro
de Salud, aquí Juanita Pérez y yo que soy ecuatoriana… Pues Juanita
Pérez me pone al día enseguida. En nacional le ha contado lo hace, y
ellos hacen lo mismo. (G.D. Urgencias)

Lo que parece cierto es que la “visibilidad” de cualquier trasgresión a una


norma es muy superior en el caso del inmigrante que el caso del autóctono,
muy posiblemente porque esa trasgresión adquiere una diferente
significación en ambos casos. En el autóctono es un acto más o menos
incivil; en el inmigrante es prácticamente una agresión a la sociedad
receptora. Lo que se impone al inmigrante con la exigencia de integración no
es un comportamiento similar al del español, sino una suerte de
comportamiento, si se nos acepta la palabra, sobrenormativizado.

Servicio de Promoción de la Salud ●37


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Es decir, no se le permite al inmigrante algo que está en la misma naturaleza


del comportamiento moral: el de que las normas operen más como referente
ideal que como referente concreto del comportamiento. Todos tenemos
derecho a un margen de discrecionalidad frente a las normas; parecería
como si el inmigrante no tuviera otra posibilidad –para no generar rechazo-
que cumplir las normas a rajatabla.

Permítasenos, para ilustrar el análisis, proponer un símil algo alejado del


campo de la inmigración, pero que tiene elementos estructurales muy
similares. Nos referimos a la problemática generada hace ya tiempo por la
introducción de las mujeres en el ámbito, tradicionalmente masculino, de la
conducción automovilística. Se recordará (el tema no está todavía del todo
superado) que se crearon entonces fuertes resistencias en el varón que se
justificaban por un, supuestamente constatable, comportamiento de la mujer
contrario o indiferente a las normas (escritas y no escritas) de conducción. En
el origen de todos esos problemas es evidente que estaba una reacción
celosa del varón, que le molestaba que la mujer se introdujera en un campo
tradicionalmente suyo. Pero lo que al análisis nos resulta todavía más
significativo es la facilidad con que el varón encontraba en la realidad
argumentos que convalidaban su prejuicio de que las mujeres no deberían de
conducir: en el momento en que una mujer hacía “algo mal” conduciendo,
inmediatamente ello convalidaba la afirmación inicial de que todas las
mujeres conducen mal; el típico “mujer tenías que ser” es lo que establecía el
nexo entre el hecho particular y la afirmación general.

Es fácil darse cuenta de las similitudes que hay entre este ejemplo y el tema
que nos toca tratar. A la mujer en el tema de la conducción se le exigía un
comportamiento absolutamente impecable, claramente distinto al que se le
exigía al varón, cuestión que, como hemos visto, también le sucede al
inmigrante en relación al autóctono. El varón, si hacía algo mal, simplemente
era un desaprensivo; la mujer, sin embargo, aparte de personalmente
desaprensiva, era inmediatamente un ejemplo y una manifestación de lo mal
que conducen las mujeres: su comportamiento se hacía inmediatamente
generalizable a todo el grupo de personas con su misma configuración
sexual; también se advierte, según hemos visto, una distinta vara de medir a
la hora de considerar la trasgresión del inmigrante y la trasgresión del
autóctono, y una generalización desde el comportamiento particular del
inmigrante al comportamiento global de los inmigrantes.

Servicio de Promoción de la Salud ●38


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No es difícil advertir, por tanto, que el inmigrante está inmerso en


prácticamente todos los contextos en que entra en relación con el autóctono
en procesos semejantes, que indudablemente debemos de calificar como
procesos de exclusión. El símil, en cualquier caso, nos permite darnos
cuenta de lo difícil que resulta desarticular procesos de exclusión de este
tipo, porque prácticamente toda la percepción está organizada para
convalidar los prejuicios previos.

Sigamos alargando la utilización del símil. A la mujer se la dejaba conducir,


porque no había ninguna ley que lo impidiera; al inmigrante se le deja usar de
los servicios públicos, porque no hay ninguna ley que se lo impida. No
obstante, por debajo de ambos casos hay un derecho (léase: privilegio)
primario que se conculca: el del varón a dominar su carretera, y el del
español a utilizar sus servicios. El derecho primario al dominio se conculca
por un derecho secundario igualitario, y todo parece organizado
subrepticiamente para cuestionar el segundo y para reestablecer el primero:
que la mujer no conduzca, que el inmigrante no use nuestros servicios
públicos. Pero el procedimiento no consiste tanto en hurtarles directamente el
derecho, cuanto en cuestionar que no son dignos de él: que la mujer no
está capacitada (constitucional y moralmente) para conducir, que el
inmigrante no está capacitado (cultural y moralmente) para hacer un uso
adecuado de nuestros servicios públicos.

“Tú hablas con los educadores y qué te dicen... que les meten ahí a diez
chavales de esos y les han roto la clase, porque son chavales que llegan
allí y hay veces que se ponen a dormir, primero porque tienen problemas
de idioma y segundo porque en casa no les motivan y se los tienen que
tragar y parando la enseñanza de los demás, y también lo tenemos que
asumir... bueno, pues vale, si es cuestión de integrarlos. ¿Qué estamos
haciendo ahora? Y que quede claro que yo soy apolítico total, tengo muy
claro que todos van a lo suyo. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

Empezamos la argumentación con el miedo (que los inmigrantes generan en


el autóctono) y parecería que hubiésemos acabado muy lejos de él; pero en
realidad estamos en el mismo lugar, en el miedo del autóctono a perder
determinados privilegios. Del miedo directo físico a ser agredidos, podemos
pasar por el miedo a perder la propiedad personal y, finalmente, al miedo a
que se nos hurte la propiedad colectiva, nuestros servicios públicos. En los
tres niveles se puede suponer que el inmigrante tendrá cierta propensión a
desposeernos. Nuestra labor, como ciudadanos, sería, entonces, la de
intentar evitar que ese hurto se produzca, y la demanda de integración es,
con bastante frecuencia, la vía escogida.

Servicio de Promoción de la Salud ●39


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

2.3.4.3. Integración y cultura.

Retomemos la reflexión sobre las normas. El símil de la conducción femenina


nos obliga a una reflexión acerca de cuál es el tipo de normas que se
pretenden imponer en procesos de exclusión de este tipo. No está nada claro
cuál es el tipo de las normas que se le imponen a la mujer automovilista, del
mismo modo que no está nada claro cuál es el tipo de normas que
efectivamente se les imponen en este contexto a los inmigrantes.

Podríamos pensar que el problema estriba en que la mujer automovilista


conduce de otra forma a como conduce el hombre automovilista. De hecho,
interpretaciones “culturales” semejantes eran muy usuales en aquellos
tiempos de introducción de la mujer en el mundo de la conducción. Ser mujer
y conducir de una determinada manera contraria a las normas parecían dos
cuestiones íntimamente relacionadas 51 . De semejante asociación cabría
concluir que el ser condiciona de algún modo la moralidad, que hay modos
de ser incompatibles con un determinado comportamiento moral. El ser de la
mujer, por tanto, sería esencialmente insolidario y anárquico en la
conducción.

Estamos ante normas que parecería que son imposibles de cumplir por parte
de determinados sujetos conformados culturalmente de forma diferencial 52 .
Serían normas, por tanto, esenciales, asociadas al modo de ser. En cualquier
caso, habría un modo de ser normativo, que en el caso de la conducción
sería el modo de ser del hombre.

Está claro que los inmigrantes tienen un modo de ser distinto al nuestro, lo
mismo que las mujeres tienen un modo de ser distinto al hombre. Ese modo
de ser es prácticamente un carácter, una tendencia a reaccionar de modo
distinto ante las mismas situaciones. Y es esa conducta distinta la que
muchas veces molesta y la que justifica la acción (o la dicción) de exclusión.
Lo que molesta es que los inmigrantes y las mujeres se comporten de modo
distinto a como se comportaría en cada caso el autóctono o el hombre. El
carácter, por tanto, de autóctonos u hombres es lo que se convierte,
paradójicamente, en norma.

51
Ahora esa conexión ya no está nada clara, porque se ha relajado el proceso de exclusión, y se ha
normalizado la presencia de la mujer en ese ámbito. Pero lo que nos interesa ahora en el análisis es
la estructura de tales procesos de exclusión. Ejemplos muy similares relacionados con la mujer
pueden encontrarse también en el ámbito de la inserción laboral.
52
De forma diferencial al grupo dominante.

Servicio de Promoción de la Salud ●40


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

¿Qué clase de norma es un carácter? El ejemplo de la conducción es muy


ilustrativo al respecto. Resulta que las mujeres, como muy bien saben las
compañías de seguros, tienen menos accidentes que los hombres. No son,
por tanto, las normas de circulación 53 las que son objeto de trasgresión
frecuente por parte de las mujeres, sino otro tipo de normas no escritas, cuyo
sentido se nos antoja un tanto oscuro, puesto que no tienen otra justificación
como tales normas que lo que los hombres estaban acostumbrados a hacer
en la carretera, que en modo alguno tiene el carácter de norma
universalmente deseable 54 .

La cultura es enriquecedora siempre, siempre que haya un respeto,


siempre que haya una norma, pero qué es lo que estamos viendo aquí y
qué es lo que hace la gente, que si en un determinado sitio aquí hay una
norma determinada de que a partir de las 10 no se habla, no se mete un
nivel de ruidos, y hay un ciudadano español que está metiendo ruido, va la
policía, llama la atención y se calla, pero si está un colectivo no sé qué la
policía ni se atreve a ir, con lo cual eso produce rechazo, entonces ahí ya
no estamos hablando de la cultura, estamos hablando de una violencia y
de una imposición. (G.D. Atención al Paciente)

Los inmigrantes, dado que proceden de otra cultura, se van a ver


constantemente enfrentados a normas de esta naturaleza; normas
arbitrarias, marcadas por la costumbre de un grupo cultural, y que en modo
alguno afectan en su cumplimiento o trasgresión al interés general. Como
ellos tienen otras normas, también arbitrarias, para proceder en los mismos
contextos, se ven enfrentados, por la exigencia de la integración, a modificar
su modo de ser cristalizado en ellas, sin otra justificación que la reducción del
daño previsible que quepa recibir de la sociedad receptora. La exigencia de
integración se convierte, en este contexto, en negación del propio modo de
ser, en renuncia a la propia identidad cultural.

Pero lo cierto es que nosotros, sujetos pertenecientes a una sociedad


supuestamente más desarrollada, tendemos a percibir nuestras normas
arbitrarias desde el derecho a la imposición.

o En primer lugar, la negativa a asumirlas por parte de los inmigrantes se


nos representa, como se dijo, casi como una agresión. Tiende a darnos

53
Puesto que su sentido más fundamental es la reducción de accidentes.
54
Puesto que su objeto no es el bien común, como bien manifiestan los datos de accidentalidad. En
los actuales momentos, gracias a las campañas de educación vial, lo que se está cuestionando,
desde principios de interés general, es precisamente es el modo de conducción masculino,
claramente temerario. No obstante, incluso ante tales campañas, se observan claras resistencias por
parte de la población masculina a adecuar su modo de conducción a principios de interés general
(véase la resistencia a reducir la velocidad).

Servicio de Promoción de la Salud ●41


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

miedo que ellos hagan cosas distintas, porque en ello intuimos algo así
como un acto de insubordinación. Ya apuntamos que del inmigrante se
espera la docilidad; este tipo de negativas ponen de algún modo en
evidencia es que el inmigrante está dispuesto a enfrentarse para no
perder su subjetividad.

o En segundo lugar, en tanto que autóctonos, no podemos dejar de


representarnos nuestras normas como emanadas de algún tipo de
racionalidad. Nuestras normas se nos antojan como racionales o como
“mejores”, mientras que las de los inmigrantes se nos antojan como
producto degradado y residual del subdesarrollo. La insistencia de los
inmigrantes en ellas puede ser percibida por al autóctono como una
obcecación molesta en un modo de ser y actuar negativo y primario.

En efecto, este especial tipo de normas que se le imponen al inmigrante son


las de una sociedad que se percibe a sí misma, de algún modo, como el
modelo a seguir, y que carece de capacidad para percibir la diferencia
como algo distinto a un modo de ser disminuido. Semejante modo de ser
conlleva, además del rechazo ético y estético, una sensación de riesgo.
¿Qué es lo que podemos perder conviviendo con gente cuyo modo de
actuar es sustancialmente distinto al nuestro? No se nos ocurre otra palabra
que la de “desorganización”: hay una suerte de miedo a la entropía, a que el
orden de nuestra sociedad y de nuestras costumbres devenga letalmente
alterado.

o El ejemplo de la conducción femenina también nos auxilia en este


caso: el miedo masculino tenía también que ver con la imagen fatalista
de un supuesto caos automovilístico; un caos no verificado, pero que
quienes en su momento detentaban el poder informal de la conducción
(los hombres) veían como inevitable. Tampoco se verificará, está claro,
con la inmigración esa imagen apocalíptica, pero lo cierto es que ahora,
a la vista de las discusiones de los grupos, ese fantasma tiene una
gran fuerza 55 .

55
Ya veremos más tarde, cuando abordemos directamente el tema sanitario, el cómo el miedo a la
desorganización se convierte prácticamente en el tema principal de la discusión.

Servicio de Promoción de la Salud ●42


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

2.3.5. La educación de los inmigrantes.

La supuesta “deficiencia en el comportamiento moral” de los inmigrantes


tendría que ser abordada para exorcizar el desorden que se adivina, y ese
abordaje debería ir, para muchos, de la mano de la educación. Dado que los
inmigrantes van a seguir estando, y dado que, en el fondo, queremos que
sigan estando, la única salida que se adivina para no llegar al caos es
intentar cambiar sus costumbres.

o Se supone, en cualquier caso, que con el tiempo ellos mismos las


cambiarán espontáneamente; si no ellos, por lo menos sus hijos, que
ya se están formando en nuestro sistema y que, como consecuencia,
terminarán por asimilarlo. Esta imagen de una desestabilización
meramente transitoria efectivamente tranquiliza, y devuelve la
discusión a cauces menos derrotistas.

La palabra “educación”, efectivamente, suena bien; y la práctica resuena


como una vía civilizada de abordar el problema. Adviértase, en cualquier
caso, que tras la demanda de educar bien puede ocultarse la
desvalorización de la diferencia (de la cultura y del comportamiento del
inmigrante) y la desvalorización concomitante del sujeto que la detenta (del
inmigrante mismo). La educación que se propone es en muchos casos una
redención, una reconvención a adoptar la vía de la racionalidad occidental y
desarrollada.

Identificar cuáles son los contenidos de esa educación necesaria es una


tarea complicada, que concitará nuestros esfuerzos en las próximas páginas.
No obstante, en este momento nos interesa especialmente enfatizar lo que
oculta o lo que simplemente no considera: lo que podríamos denominar
como la realidad existencial de la propia inmigración. La pregunta acerca
de lo que ellos necesitan y de nuestra responsabilidad para con ellos está
prácticamente ausente de este discurso.

o No quisiéramos ocultar la realidad de la existencia de profesionales de la


salud que no se acercan al inmigrante desde este punto de vista.
Ciertamente, hay movimientos, con representantes en los grupos, que
abordan la situación desde la sensibilidad a situaciones vitales
efectivamente delicadas desde un punto de vista humanitario. No
obstante, sí quisiéramos dejar constancia de que, a la vista del conjunto,
eso no es lo más habitual; lo habitual –y lo dominante en la discusión- es

Servicio de Promoción de la Salud ●43


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

que la inmigración sea percibida como algo que de algún modo tiene que
dejar de ser para que pueda ser plenamente aceptada.

La educación pendiente encubre muchas veces una asimilación, un


movimiento unidireccional de ellos a nosotros. Ciertamente, si de lo que se
trata es de educar, precisan de nuestra ayuda; pero es un camino que ellos
deben de recorrer por sí mismos desde la actitud básica de la integración.
Hay que educarles, pero también ellos deben de tener una actitud, diríamos,
“proactiva” al respecto. De algún modo, deberían de desear educarse.

Claro, es que son ellos los que se tienen que adaptarse no nosotros, yo
soy de aquí, vivo aquí y si voy a otro país me tengo que adaptar a ellos no
ellos a mí. (G.D. Enfermeras de Urgencias)

La negativa a aprender entra dentro del registro de las actitudes y de los


comportamientos que desorientan al autóctono. No se trata sólo de que
semejante negativa lleve implícita, como se dijo, un acto de rebelión 56 ,
también se advierte una suerte de imposibilidad ideológica para entender los
motivos que pudieran justificar la no asimilación. Como autóctonos, como
supuestos representantes de una cultura más desarrollada, carecemos
muchas veces de la capacidad para percibir la parcialidad de nuestras
propuestas morales. Nuestra cultura se nos representa espontáneamente
como necesaria (dominante y universal), la de ellos como superflua
(subalterna y contingente).

- Es que ellos no quieren adaptarse.

- No, exacto.

- Yo te hablo a nivel Tribulete, no quieren adaptarse, o sea, quieren que el


sistema se adapte a ellos. (G.D. Enfermeras)

Veamos a continuación en qué ámbitos se produce más comúnmente este


choque cultural y las necesidades educativas concomitantes.

2.3.5.1. La educación en el comportamiento laboral.

Dado que los inmigrantes a lo que vienen fundamentalmente es a buscar


trabajo, es relativamente natural que el primer choque “cultural” que se
produzca sea precisamente en ese ámbito. Su “modo de trabajar” se
convierte fácilmente en fuente de conflicto y preocupación.

56
Que activará el miedo, etc., etc.

Servicio de Promoción de la Salud ●44


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No, es en general, para que te encuentres de un latinoamericano que sea


currante, te las tienes que ver y desear. (G.D. Enfermería A.P.)

Como se apuntó en otro momento, no estamos ante un colectivo que compita


significativamente en los mismos espacios laborales con la población objeto
de estudio. Es cierto que ya es relativamente habitual encontrar profesionales
de la salud procedentes de otros países, incluso de aquellos que representan
comúnmente a la inmigración económica, pero es raro que se produzca con
ellos una reacción del tipo de la que estamos tratando. En esos casos no se
da “sensación de invasión” -puesto que su representación no deja de ser
minoritaria- y, por tanto, no se activa el tipo de alerta defensiva que nos
ocupa.

La sensación de invasión para el colectivo objeto de estudio (sanitarios) no


remite en lo laboral a planos simétricos, sino a planos, cabría decir,
subordinados. Laboralmente, el tipo de personas representadas en la
investigación se relacionan con inmigrantes de modo significativo en
contextos de poder que podríamos catalogar de “asimétricos”. Profesiones
del tipo del servicio doméstico, empleos básicos cara al público de la
hostelería y el comercio son los que se hacen más directamente visibles.

El sudamericano es... ¡Ay, que se ha hecho pis! Y entre que coge la


bayeta y... lo va a hacer, pero son tres horas que ya se le ha meado tres
veces y la persona que es currante lo va a hacer pero en el momento.
(G.D. Enfermería A.P.)

No es difícil encontrar en esos contextos de relación situaciones de “choque”


cultural, choque que en realidad se representa frecuentemente para el
autóctono como defraudación de las expectativas habituales: el inmigrante no
actúa (o puede no actuar; aunque en este ámbito ya se sabe que la
excepción suele confirmar la regla) como se supone que debería en un oficio
que se entiende que tiene determinadas reglas para realizarse. En pocas
palabras, el inmigrante demuestra ser con relativa frecuencia un “mal
trabajador”.

Son muy típicas, por ejemplo, estas acusaciones dirigidas a las mujeres
inmigrantes implicadas en el servicio doméstico: alta tolerancia a la suciedad,
lentitud exasperante, falta de puntualidad, absentismo laboral y dificultad
para establecer con ellas una relación de confianza, etc. Cuestiones
semejantes aparecen prácticamente en todos los oficios en los que los

Servicio de Promoción de la Salud ●45


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

inmigrantes obtienen una implantación significativa: camareros, empleados


de comercio, etc. 57

Y además lo sé porque lo vivo en mis carnes, porque tengo una empleada


en casa que es boliviana y desde el primer día le tenía que decir: los
problemas fuera de casa, ahora aquí, es el trabajo. (G.D. Ginecólogos)

La experiencia es, por tanto, de degradación práctica de determinados


oficios, de pérdida significativa de calidad en el servicio frente a lo que se
está acostumbrado. Y ello incomoda, molesta en grado sumo, y genera
irascibilidad hacia los inmigrantes.

La palabra clave para definir la actitud percibida en ciertos inmigrantes


posiblemente sea la de “vagancia”: un modo irresponsable y, hasta cierto
punto, “inmoral” de relacionarse con el trabajo. Están en juego, como se ve,
toda una serie de valores supuestamente esenciales en nuestra sociedad,
cuales son los asociados a la moral laboral. Se considera, por ello, legítimo
recriminar al inmigrante, y exigirle que se adapte a nuestras normas de
trabajo, a nuestra moral laboral.

Que mienten para conseguir un beneficio entonces ellos te van a decir


que tienen algo para su beneficio, pues una baja o algo. (G.D. Médicos de
familia. Mujeres)

Son flojos y vagos. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

No, son muy vagos, es que no se puede decir que son vagos, tienes que
decir que tienen neurosis de renta que queda más mono... (Risas). (G.D.
Médicos de Familia. Mujeres)

Normas, por tanto, que habría que enseñarles a los inmigrantes, o exigirles
que ellos mismos las aprendan por cuenta propia. No es suficiente, en efecto,
con constatar que su “mal hacer” tiene que ver en algo con su cultura, con
otro modelo incorporado de relación con el trabajo. Aquí las cosas se hacen
de otra manera, y si quieren ser bien recibidos deben de, nuevamente,
integrarse, deben de actuar de la misma forma que actuaría supuestamente
un ciudadano o una ciudadana españoles.

El consabido 58 “respeto a la diferencia cultural”, como se ve, no es posible en


el ámbito laboral o, por lo menos, en los ámbitos laborales de los que

57
En la población objeto de estudio, es más raro que se establezcan juicios de este tipo en otro tipo
de profesiones en las que los y las inmigrantes poseen también una entrada significativa
(construcción, industria, agricultura). En tales casos, es poco frecuente que se de una experiencia
concreta de interacción.
58
Y normativo: véase el epígrafe siguiente.

Servicio de Promoción de la Salud ●46


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

hablamos. Una cosa es que ellos manifiesten en determinados contextos su


propia cultura, y otra cosa muy diferente es que trabajen peor 59 , porque, en
última instancia, ese modo de trabajar degradado es una forma, al menos
simbólica, de aprovecharse de los españoles.

Nuevamente, por tanto, entramos en el terreno de la agresión simbólica: ellos


se aprovechan de nosotros, puesto que no responden al don que les
ofrecemos (poder trabajar aquí) de la forma en la que cabría exigir: deberían
de sentirse agradecidos y, por tanto, aplicarse en trabajar de acuerdo a
nuestras normas e, incluso, apurando, exagerándolas: deberían de trabajar
incluso mejor, o con mejor disposición que nosotros mismos.

Pero esa impresión de que los inmigrantes se aprovechan de nosotros tiene


otra connotación, también de suma importancia. Quien no trabaja “bien” en
cierto modo se aprovecha de quien lo hace adecuadamente, del que cumple
con las normas de la moral laboral: lo que no hace uno debe de hacerlo el
otro, que necesariamente por ello debe sentirse de algún modo explotado. Es
muy típico en las oficinas que el mal trabajador (lento, absentista, exigente,
etc.) sea marginado. Con los inmigrantes el fenómeno se reproduce, pero a
escala colectiva: los buenos trabajadores serían los españoles y los malos
trabajadores, que se aprovechan de aquellos, serían los inmigrantes.

No entra en el discurso la evidencia de la explotación y de sus previsibles


consecuencias. ¿Cómo esperar, por ejemplo, de la empleada de hogar
inmigrante, con el sueldo que suele recibir y en las condiciones laborales que
se le suelen ofrecer, un comportamiento laboral impecable? Es relativamente
normal, si aplicamos el sentido común, que de determinadas condiciones
laborales, comunes en los inmigrantes económicos, no se desprendan
comportamientos laborales modélicos. Pero este es un terreno en el que no
se suele querer entrar: es más fácil explicar como “deficiencia cultural” un
comportamiento relativamente previsible reconociendo el contexto en el que
se produce. El comportamiento del inmigrante para con nosotros tiene mucho
que ver con el comportamiento de nosotros para con ellos; pero en el
discurso se tiende a eludir la pregunta acerca de nuestras obligaciones para
con el colectivo inmigrante.

59
El trabajar peor sería, entonces, una suerte de deficiencia cultural, un índice de subdesarrollo.

Servicio de Promoción de la Salud ●47


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

2.3.5.2. La educación en las normas de uso de lo público.

Los inmigrantes no sólo trabajan para nosotros, también comparten con


nosotros el uso de los servicios públicos; ello, como se ha dicho, también es
fuente de conflictos. Había un conflicto asociado a lo que nos quitan, pero
quisiéramos hacer notar otro conflicto, el que surge en el uso compartido de
los servicios.

“Entonces a mí eso de que no se respeten las normas no me gusta, nunca


me ha gustado, yo he estado este verano en Estambul y me he tenido que
poner un gorro por aquí, un gorro por allá para entrar en un sitio, pues tú
aquí el semáforo en rojo significa que te estés quietecito. A mí son esas
cosas las que me sacan de quicio”. (G.D. Atención al Paciente)

Ya se dijo en otro momento que el inmigrante exigente molesta porque con


ello cambia el contexto de relación esperado, que implicaría el
agradecimiento y la sumisión. Pues bien, esta exigencia aparece inmersa en
la actitud global del aprovechamiento.

No puede ser, es que lo de la libertad tuya empieza cuando la mía, eso es


muy respetable y sobre todo lo que no puedes es interferir de esa manera,
a mí me parece muy bien todo siempre y cuando se respeten unas
normas de convivencia. (G.D. Atención al Paciente).

No es que me molesten los extranjeros, me molesta toda aquella persona


que no respete las normas establecidas y que yo tengo que respetar.
(G.D. Atención al Paciente)

Te vas a la cola de la compra y se te cuelan siempre... (Risas), es cierto,


no los moros, los sudamericanos y me pone de una mala leche. (G.D.
Enfermería de Urgencias)

A los inmigrantes –se dice- habría que enseñarles, por tanto, a cómo
comportarse cuando hacen uso de los servicios o de los ámbitos públicos.
Hay unas reglas, que valen para los españoles y también deberían de valer
para los inmigrantes; reglas que tienen que ver con el civismo, con la
urbanidad, con el respeto a los otros. Quien no cumple con esas reglas
también se aprovecha del otro, puesto que se pone por delante de él, como
el que se cuela en una cola.

El inmigrante viene, efectivamente, sin conocer todas esas reglas, viene de


otra cultura; sin embargo, parecería que estuviese obligado a conocerlas.
Como sucede con las leyes, el desconocimiento de tales reglas no exime de
su cumplimiento, porque lo que está en juego es algo así como el respeto a
los otros: el otro no puede por ello dejar de sentirse agredido.

El discurso, sin reducir la exigencia de educación, deambula entre dos


interpretaciones de la actitud del inmigrante: o bien se explica desde el

Servicio de Promoción de la Salud ●48


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

atraso cultural (el subdesarrollo aparece inevitablemente asociado a un


comportamiento cívico deficiente) y la acción conscientemente
malintencionada. Es decir, o lo hace sin darse cuenta, o lo hace
intencionalmente para obtener ventajas. La primera interpretación exigiría de
la educación, la segunda parecería como si exigiese además medidas más
drásticas, más represivas, puesto que de lo que se trata es de invertir una
tendencia conscientemente orientada a “ponerse por encima” 60 .

Como en el caso del trabajo, ambas interpretaciones son, a nuestro juicio,


hasta cierto punto erradas, en la medida en que no suelen tener en cuenta el
contexto de vida del inmigrante. El comportamiento del inmigrante en lo
público parte de una situación que no es la misma, las más de las veces,
que la del español. Ciertamente, puede ser que haya normas cívicas que no
conoce, pero también puede haber normas a las que no puede
materialmente sujetarse, aunque las conozca, porque su situación de vida se
lo impide 61 . En ambos casos, sin embargo, el comportamiento del inmigrante
aparecerá con facilidad como igualmente censurado, y representado bien
como índice de atraso, bien como indicador de conducta malintencionada.

2.3.5.3. La educación en el comportamiento privado.

Más allá de los ámbitos cívico y laboral, hay un espacio de educación


concebido como necesario, que alude al comportamiento privado. Por
cuestión de principios molesta que los inmigrantes hagan determinadas
cosas.

A pesar de lo que se afirma comúnmente, es falso que a los inmigrantes se


les respete su espacio de privacidad, que la exigencia de integración se
reduzca exclusivamente al ámbito de lo público. En el discurso se observa un
rechazo reiterado a determinados comportamientos que aparentemente, de
afectar a alguien, les afectarían sólo a ellos mismos.

60
Como sucede en otros temas, el discurso se divide en un polo “transigente” y en otro
“intransigente”. Este último no parece tener otra intención que extender la animadversión hacia el
inmigrante; puesto que finalmente no termina por proponer nada positivo para modificar la situación
que pretendidamente denuncia.
61
Un ejemplo de ello puede ser el del ruido en un bloque de viviendas. Es normal que quien vive
hacinado en una vivienda no tenga capacidad para respetar determinadas normas cívicas: las
consecuencias en lo público de vivir hacinado no son necesariamente culpa suya.

Servicio de Promoción de la Salud ●49


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

El comportamiento de los otros para consigo mismos nos afecta


negativamente cuando nos escandaliza. Nos resulta muy difícil pasar por
alto, o mostrar indiferencia ante un comportamiento que nos excita el
sentimiento del escándalo, porque de alguna forma nuestras convicciones
morales más íntimas se ven en ello profundamente afectadas. Con el
escándalo, efectivamente, entramos en el terreno de la moral, un terreno,
indudablemente muy delicado.

Para iniciar el análisis, enumeremos un tanto desordenadamente,


comportamientos percibidos como frecuentes en inmigrantes que excitan
fuertemente sentimientos de escándalo en los grupos:

• El machismo.

Ellas se hacen cargo de todo, de los niños, de la casa, y ellos nada. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

• La violencia contra las mujeres y los niños.

No sé si en el resto de colectivos no se denuncia o no se da pero sí lo que


me agobia mucho es que con las personas ecuatorianas hay demasiado
maltrato a la mujer y eso me agobia muchísimo. (G.D. Administrativos)

Y ella dice: Yo he denunciado este tema y ahora mismo cuando voy a la


mezquita me hacen el vacío porque la mala soy yo. O sea, la viola
repetidamente, la quita a los hijos, pero es que ella ha sido la que se ha
sometido al marido, o sea, que hablamos de la mujer española y
sudamericana, las palizas derivadas del alcohol, pero es que ésta gente
no bebe, pero el Corán les permite tener cuatro mujeres y ellos llegan el
día que les da la gana y la mujer tiene que estar a su disposición. (G.D.
Pediatras)

• El déficit o el descuido en el cuidado infantil.

Nos estamos centrando en los sudamericanos, son muy dados a broncas.

Por la noche incluso ves a gente totalmente colocada y con los niños, el
cochecito ahí a las tres de la mañana en la calle. (G.D. Administrativos)

• El alcoholismo (masculino)

Ellos cuando cobran beben como cosacos y les zurran a la mujer y al que
se ponga por delante... ese fin de semana primero de mes es
impresionante. (G.D. Enfermería A.P.)

Y luego está el modelo familiar, hemos comentado que los ecuatorianos y


dominicanos beben mucho, beben en la casa y beben con los niños
delante y beben cada vez más y los niños imitan lo que hacen los padres
con lo cual empiezan a edades muy tempranas a beber, lo mismo pasa
con el tabaco. (G.D. Pediatras)

• La promiscuidad (femenina)

Servicio de Promoción de la Salud ●50


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

“Los que vienen muchas veces de Sudamérica es que muchos ni... y son
mercancía, es que muchas mujeres las veo que se venden y no es
prostitución pero es una forma de venderse igual, yo muchas veces las he
escuchado: "Oye, tú no tendrás un amiguito aunque sea viejo, yo me caso
y ya mira, así me dan los papeles". (Habla con acento cubano). Es que es
tremendo y encima el español se lo cree”. (G.D. Enfermería A.P.)

La lista podría ser más larga, pero hemos preferido reducirla a aquellos
comportamientos más difíciles de “digerir” por parte de la mayoría de los
asistentes a los grupos.

La evidencia de que tales comportamientos pueden ser “normales” en las


culturas de referencia de determinados inmigrantes no es suficiente para
reducir el escándalo que generan y, por tanto, para evitar la censura que
provocan. Ciertamente, por cuestiones de comodidad, por no complicarse la
vida, podemos “pasar por alto”, hacer que no vemos, cuando nos
enfrentamos a hechos de esta naturaleza, pero ello no evita que nos
provoquen una profunda incomodidad moral.

El cuestionamiento de la cultura de referencia es, por tanto, en estos puntos


inevitable. No nos podemos permitir, no deberíamos de permitir dar licencia
a los inmigrantes para que generalicen comportamientos de esta naturaleza
en nuestra sociedad. El respeto a la diferencia tiene un límite, y ese límite
choca precisamente con comportamientos que no suelen percibirse como
anecdóticos en relación a la cultura de referencia, sino como
constitucionales. Cuestiones como la identidad y los roles de género, que,
como se ve, están fuertemente implicados en los comportamientos descritos
más arriba, no pueden calificarse sin lugar a dudas como anecdóticas en las
culturas de referencia. Hay fácil respeto a la diferencia, cabría decir,
“folklórica”, pero es muy difícil introducir respeto allí donde está en juego una
cuestión que afecta a nuestras convicciones morales.

En este punto ni siquiera el discurso menos pretendidamente crítico hacia el


inmigrante obtiene una fácil resolución. La resolución más “bondadosa”
propone la vía de la educación, como alternativa a la marginación, para
redimir al sujeto de las deficiencias de su propia cultura de referencia, pero
está claro que también la vía de la educación “margina”, en la medida en que
presupone el carácter atávico e irracional de determinados comportamientos
inherentes a ciertas culturas.

El relativismo cultural es, a pesar de las apariencias, una pauta de imposible


realización en la práctica, porque no es posible que los sujetos renuncien a
sus propias convicciones morales, y porque es imposible desde la moralidad

Servicio de Promoción de la Salud ●51


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

transigir con comportamientos incompatibles con aquella. Cabría decir, por


tanto, que el inmigrante está obligado a renunciar a su propia diferencia
cuando ésta conlleva el escándalo en el autóctono. Estas normas morales
tienen en el plano informal el mismo rango que en un plano formal tienen las
propias leyes. De la misma forma que el inmigrante debe
incuestionablemente de ajustarse a las leyes del país de recepción, también
debe de ajustarse a las pautas esenciales de moralidad dominantes en aquél
si no quiere sufrir el rechazo y la penalización social.

Creemos que es abusivo calificar un rechazo de esta naturaleza como


“exclusión”. Entendemos que el término está mejor aplicado cuando el
rechazo cobra sentido desde normas de inferior rango, puramente
consuetudinarias, ese tipo de normas que, según vimos, lo único que reflejan
es un carácter, un modo de ser, y que se imponen, más que desde la
racionalidad moral, desde la actitud celosa de quien quisiera reducir al
inmigrante a la invisibilidad y a la docilidad.

Sí que nos gustaría, antes de finalizar el epígrafe, hacer una reflexión acerca
del pretendido carácter “cultural” de determinados comportamientos
escandalosos aparentemente “típicos” de ciertos inmigrantes. Ciertamente,
ya la consideración de “típicos” suele conllevar una cierta generalización
abusiva. El que sea relativamente frecuente, por ejemplo, la presencia de
agresiones de pareja contra las mujeres en inmigrantes sudamericanos no
quiere decir necesariamente que todos, ni siguiera la mayoría observen
comportamientos de este tipo. Ya hemos visto varias veces la facilidad con la
que la excepción, cuando ésta implica una valoración negativa, viene
convertirse en regla extensible a todo el colectivo.

Pero el problema no está sólo en la extensión abusiva, sino también en la


consideración inmediata del comportamiento como “tópico cultural”. La
violencia de pareja, por ejemplo, aparece con mucha facilidad como un rasgo
cultural esencial incuestionable de ciertas culturas, sin que nadie se pare a
pensar si eso puede tener algún fundamento en las reglas del
comportamiento moral en la pareja en el país de origen. La hipótesis
posiblemente más razonable, de suponer que la propia inmigración favorece
la instalación de conductas abusivas del varón en la pareja, queda sustituida
por la más inverosímil, la de indicar que una cultura permite y sanciona
comportamientos generalizados de agresión a la personas de sexo femenino.
Una cosa es que se den casos de violencia de pareja en una cultura y otra

Servicio de Promoción de la Salud ●52


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

cosa es que se consideren normales a esa cultura. También aquí en España


se dan casos, muchos casos, como se sabe, pero no por ello deducimos tan
fácilmente como lo hacemos con otras cultura, que la cultura española no
penaliza moralmente ese tipo de comportamientos.

Es muy probable que la mayoría de los comportamientos de los inmigrantes


que nos escandalizan tengan, como en el caso de la violencia contra las
mujeres, una explicación mucho más convincente en el desarraigo cultural
que la propia inmigración supone, que en la presumida herencia cultural.
Desde el punto de vista “moral”, no es una hipótesis excesivamente
inverosímil el suponer en la experiencia de la inmigración una relativa
impunidad ante determinados comportamientos que sin lugar a dudas serían
objeto de sanción en la sociedad de referencia. Con palabras más claras, el
inmigrante puede sentirse tentado a hacer aquí lo que no haría hecho nunca
en la sociedad de referencia, precisamente porque ha dejado muy lejos el
medio social que pudiera recriminarle y sancionarle moralmente ante tales
comportamientos.

El ejemplo más fácil es el de la consabida borrachera del inmigrante latino.


Podemos imaginarnos un país en el cual los hombres suelan beber más que
aquí en España; lo que nos es más difícil es imaginar un país en el cual la
mayoría de los hombres cojan descomunales borracheras de fin de semana y
que las terminen indefectiblemente pegando a sus mujeres. No parece
razonable que ninguna sociedad pueda sobrevivir sancionando y dando
legitimidad a semejantes comportamientos.
Os recomiendo que os paséis por el intercambiador de Moncloa una
mañana del sábado y allí veis a todo el altiplano, yo he estado en Ecuador
y tienen tabernas donde la gente se emborracha y se pasan toda la noche
pues igual en el intercambiador de Moncloa. (G.D. Médicos de familia.
Mujeres)

Si, como dijimos, no debe considerarse “exclusión” el sentimiento de


escándalo asociado a determinados comportamientos de los inmigrantes,
creemos que sí que debería de considerarse como tal la generalización de
tales comportamientos y su conversión en tópico cultural. Es evidente que
tras semejantes procesos terminan siempre por pagar justos por pecadores,
puesto que el cliché inevitablemente afecta, por mediación de la imagen
creada y del prejuicio resultante, a todo el colectivo. Hay que darse cuenta
que dicha imagen es la de un sujeto que, por herencia cultural –es decir,
prácticamente, por constitución-, carece de moralidad, o que presenta una
moralidad deficiente o subdesarrollada. Y de un sujeto inmoral, como es

Servicio de Promoción de la Salud ●53


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

obvio, nadie puede realmente fiarse, puesto que su comportamiento para con
nosotros es, por necesidad imprevisible. Nuevamente vemos excitada por
otro lado la paranoia del autóctono.

2.3.6. El mandato de no ser racista.

Es muy incorrecto ser racista ahora mismo. (G.D. Atención al Paciente)

Efectivamente, ser racista está muy mal visto en la sociedad española; nadie
quiere en los grupos pasar por racista. La típica frase “yo no soy racista,
pero…”, aparece reiteradamente en los grupos para dar, por una parte, salida
a las quejas y, por otra, para puntualizar que tales quejas están justificadas,
que no son producto simplemente de una predisposición irracional contraria
hacia la gente diferente.

Yo, aparte de la patología psicosocial que puedan tener veo dos aspectos
que sí me parecen dignos a tener en cuenta, la promiscuidad...

Yo no lo he dicho antes por si decías que era racista. (G.D. Médicos de


familia. Hombres)

La ingenuidad con que la sociedad española tiende a representarse el tema


de la exclusión cultural tiene razones históricas, que todos conocemos. Un
país tradicionalmente emigrante es natural que genere, en el marco de su
memoria histórica, una predisposición a favor de las víctimas de estos
procesos interculturales; ello, unido al no haber tenido que soportar hasta
ahora procesos de inmigración masivos, ha generado colectivamente la
impresión de que es relativamente fácil controlar las actitudes de exclusión,
que para no ser xenófobo basta con proponérselo.

En el momento actual, efectivamente, estamos todos perdiendo la ingenuidad


al respecto de estos temas. No es fácil convivir con la inmigración sin
experimentar actitudes de rechazo; actitudes que podemos asumir o
censurar, pero que indudablemente forman parte de nosotros mismos. El
racismo o la xenofobia, en cualquier caso, siguen estando marcados
moralmente de forma negativa; no se puede ser racista sin considerarse ni
ser considerado por los otros como un desaprensivo. En semejante tesitura,
o bien desarrollamos una actitud de vigilancia frente a las propias tendencias
de exclusión, o bien intentamos, en un proceso intelectual, desmarcar
nuestras opiniones de lo que pudiera ser concebido como racista.

Servicio de Promoción de la Salud ●54


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

A la vista de la discusión en los grupos, empieza a ser mayoritaria la segunda


posición, la de quienes proponen directamente el abandono de actitudes
“ingenuas” frente a la inmigración, desmarcándose en todo ello de una
supuesta predisposición irracional racista o xenófoba. La diferencia, por
tanto, estribaría en que se dispone en tal o cual caso de una “razón” (no de
una sinrazón) para justificar una actitud de exclusión.

La ingenuidad sería, por tanto, la de los otros, la de quienes, por no querer


pasar por racistas o xenófobos, desde el prejuicio de una supuesta
naturaleza bondadosa del inmigrante, hacen oídos sordos de los evidentes
riesgos que la inmigración comporta en nuestra convivencia. No es difícil,
efectivamente, demostrar en casos concretos que los inmigrantes no son tan
“buenos” como presuponíamos, que son también ellos interesados y que hay
razones de peso para mostrarnos precavidos frente a sus intenciones.

El discurso, efectivamente, oscila entre las dos posturas, entre la ingenua y la


recelosa; pero lo realmente curioso es que ambas se ven, en la discusión,
abortadas en su desarrollo lógico. El ingenuo se ve cuestionado
reiteradamente cuando se le demuestra que no siempre y en todos los casos
puede postularse una buena intención en el inmigrante; el receloso tiene a su
vez su límite en lo contrario, cuando se le demuestra la imposibilidad de
extender el mal ejemplo a la mayoría, pero, sobre todo, también, por la
imposibilidad ideológica de traducir su animadversión en propuestas
concretas de exclusión. El receloso se pondría en evidencia –como
sospechoso de racismo o xenofobia- si propusiera lo que íntimamente parece
desear, que al inmigrante se le recorten los derechos, especialmente
aquellos relacionados con la posibilidad de disfrute de los servicios públicos.

El mandato de no ser racista lo que hace en la práctica es impedir que se


desarrollen coherentemente y hasta sus últimas consecuencias los dos
discursos extremos que aparecen tímidamente esbozados:

a) El discurso de la denuncia, ante la toma de conciencia y la puesta en


evidencia de las condiciones de explotación y de discriminación en que
vive la población inmigrante.

b) El discurso de la exclusión, concentrado en recortar y poner límites a


los derechos de los inmigrantes.

Servicio de Promoción de la Salud ●55


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

El mandato de no ser racista, por lo tanto, “regula”, en el sentido más exacto


del término, la situación social, porque impide o limita en gran medida que se
desarrolle en exceso cualquier tipo de extremismo al respecto. Es positivo,
por tanto, porque reduce el radicalismo en este tema; pero tiene a nuestro
juicio un componente negativo, el ocultar a la conciencia la verdadera
naturaleza y el mecanismo de los procesos de exclusión. El que no se llegue
a mayores no quiere decir que los procesos de exclusión social no estén
operando en la práctica en el ámbito de las relaciones cotidianas entre
inmigrante y autóctono. La conciencia colectiva de que “no hay racismo”
impide que las actitudes de exclusión obtengan visibilidad pública, porque,
desde ahí, ningún tipo de conducta puede ser calificada como
auténticamente racista y, por tanto, ser objeto, a la postre, de crítica y de
censura social. Cabría decir que a la sociedad española le faltan recursos
para visualizar y tomar conciencia de los procesos de exclusión de los
inmigrantes que ella misma genera 62 .

El mandato de no ser racista es un mandato moral que, como casi todo lo


que se genera en el ámbito moral, suele incorporar cierto maniqueísmo. El
mensaje es: “no hay que ser malos con los diferentes”, al que habría que
añadir “…a menos que ellos mismos se comporten mal con nosotros”. Todo
se dirime, por tanto, en la determinación de si los inmigrantes son buenos o
malos; determinación que, en última instancia, se origina a partir de
sentimientos realmente muy primarios. Si los inmigrantes caen mal (y ya
hemos intentado analizar los procesos primarios que dan lugar a ese tipo de
animadversión), será relativamente fácil –puesto que en todo colectivo hay
buenos y malos- confirmar el prejuicio previo en la realidad. Si los
inmigrantes, por el contrario, caen bien 63 , será relativamente fácil confirmar el
prejuicio previo de que son mayoritariamente buenos.

62
Esta invisibilidad práctica de los procesos de exclusión se identificará más tarde en el sistema
sanitario. Como se verá, el racismo o la xenofobia en ningún momento aparecen para los sanitarios
como un problema de ellos mismos, como algo que deberían de vigilar especialmente en el marco de
su práctica; de aparecer, aparecen como acusación (interesada, para obtener ventajas) de los propios
inmigrantes, frente a la cual los autóctonos deberán de defenderse.
63
Al respecto, más que una vigilancia crítica, lo que suele operar es una identificación personal con la
experiencia vital del inmigrante. Es más fácil, por ejemplo, que se dé una identificación favorable
cuando la persona en cuestión ha experimentado en propia piel un proceso vital similar (por ejemplo,
que se haya sido también, de algún, modo inmigrante, aunque sea de una región a otra dentro de
España –hay, de todas formas, muchos otros procesos biográficos que confluyen en una
identificación personal con los excluidos).

Servicio de Promoción de la Salud ●56


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

El análisis de los procesos de exclusión debería de atender a la generación


de estos sentimientos primarios, que son los que en última instancia “causan”
el juicio moral de si los inmigrantes son o no fundamentalmente buenos.
Aparentemente estamos ante un juicio basado en la experiencia, pero hay
que darse cuenta de que la experiencia suele devolvernos lo que queríamos
encontrar en ella. Las actitudes de exclusión son anteriores al juicio moral
realizado a partir de la experiencia; semejante juicio, por tanto, no puede en
ningún momento disculpar una actitud que en el propio origen era ya
acríticamente negativa frente a la inmigración.

Los inmigrantes son “malos” cuando se demuestra que son ellos mismos los
auténticos racistas. Sólo desde una constatación semejante puede convivir la
animadversión con el mandato de no ser racista. Es decir, el sujeto puede
prácticamente mostrarse agresivo con el inmigrante siempre y cuando
interprete que tal actitud es reactiva frente a un supuesto comportamiento
racista generalizado del inmigrante. La aversión a la diferencia tiene,
efectivamente, en nuestra sociedad, aparentemente civilizada e igualitaria,
esta vía privilegiada de expresión: una vez que convirtamos a la víctima en
agresor tendremos licencia para dar rienda suelta a nuestra intolerancia.

Lo que realmente me parece preocupante es que esa intolerancia que


ejercen o esa imposición que ejercen se permitan, pero se permita a los
agresivos, no se permita al ciudadano de aquí normal, y ahí es donde
empiezas a ver esa discriminación, y cuando empiezas a ser también tú
intolerante. (R. G. Atención al Paciente)

El mandato de no ser racista sigue, en cualquier caso, constriñendo. El sujeto


puede encontrar razones para sentirse iracundo, pero le resulta difícil
trasladar al exterior en hechos semejante sentimiento, puesto que corre el
peligro de ser juzgado como racista por los otros. El sujeto prácticamente
intolerante convive, por tanto, con una suerte de esquizofrenia entre los
sentimientos que alberga y los que se atreve públicamente a manifestar; o
entre las acciones que se permite realizar privadamente y las que puede
realizar públicamente. En cierto modo, podría decirse que se siente atado de
pies y manos en una suerte de chantaje que, en última instancia, para él,
sólo beneficia al inmigrante en su estrategia, en última instancia, xenófoba,
de ponerse por delante del español.

Políticamente es muy incorrecto y socialmente mucho más incorrecto,


entonces saben que por ahí tienen un ataque facilísimo, o sea, no nos
podemos permitir el lujo de que nos llamen racistas, es así. (G.D. Atención
al Paciente)

Servicio de Promoción de la Salud ●57


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

El mandato de no ser racista, efectivamente, obstruye la generalización de


acciones explícitamente racistas, pero no elimina el sentimiento previo, sino
que lo reduce, cabría decir, a la impotencia. Los sentimientos están ahí, y es
inevitable que en una discusión del tipo de la que se efectúa en un grupo de
discusión se liberen una vez que se descubre en los otros sentimientos
similares. Creemos sinceramente que debería de preocupar la intensidad de
esa animadversión contenida, la cual, pensamos, lejos de disminuir debe
necesariamente crecer por la imposibilidad de obtener satisfacción en la
realidad. La imagen de una olla a presión puede resultar adecuada: en
cualquier momento puede estallar si no se reduce la fuente de calor que
produce los gases.

2.3.7. El consumo de la diferencia cultural.

Para completar el capítulo, quisiéramos dar cuenta de un valor positivo


asociado a la inmigración, que aparece prácticamente en todos los grupos.
Para muchos de los profesionales de la salud consultados, la inmigración
aporta a la sociedad española un tipo de beneficio vinculado directamente a
la experiencia de la diversidad cultural.

Es más divertido, la forma de vestir la gente también el tema de las


nacionalidades, los colores... crece el panorama urbano, vas por la calle y
vas más divertido, más ameno. (G.D. Pediatras)

También tenemos que darnos cuenta de que el que venga gente a nuestro
país también nos genera más abanico de culturas, o sea, nos abre más.
(G.D. Atención al Paciente)

Lo vivo como enriquecimiento porque yo de repente he conocido a gente


de otros países que no conocía y eso me encanta, hay personas con las
que puedo tener mejor entendimiento y otras con las que no, pero me
parece que me ha traído mucha diversidad que antes no la tenía. (G.D.
Trabajadores Sociales)

Poder conocer y relacionarse directamente con otras culturas es desde algún


punto de vista enriquecedor; pero está claro que el término “cultura” remite
en este caso a realidades completamente distintas que las que hasta ahora
veníamos considerando. Aquí “cultura” es prácticamente sinónimo de
“folklore”: ese tipo de elementos culturales que, despojados previamente de
cualquier tipo de significación vital, conservan sin embargo el valor “estético”
de lo original, lo curioso o lo atractivo.

La inmigración, por tanto, tendría para nosotros al menos el valor positivo de


hacer más accesible y variada la oferta de consumo de objetos de esta

Servicio de Promoción de la Salud ●58


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

naturaleza. De hecho, no puede decirse que la inmigración española reciente


haya excitado por sí misma este fenómeno; ya previamente nuestras
sociedades occidentales habían convertido la diversidad cultural en un
campo de consumo privilegiado: basta con constatar la pujanza que observa
actualmente el sector económico de las agencias de viajes y la extrema
proliferación de los viajes internacionales de ocio. La inmigración, de algún
modo, nos permite tener y experimentar aquí cosas que, en condiciones
normales, nos hubieran obligado a viajar.

Es evidente que estamos hablando de cuestiones que se explican


únicamente desde nuestra pulsión de ocio y que, por tanto, no tienen mucha
más relevancia fuera de ese ámbito. Realmente, no hay nada mucho más
trascendente en esta valoración positiva de la inmigración que la posibilidad
de probar (mientras no se llegue finalmente al hartazgo) nuevas alternativas
de ocio, como pueda ser, por ejemplo, y paradigmáticamente, la experiencia
culinaria vinculada a la proliferación de restaurantes exóticos.

Desde mi punto de vista, yo a lo mejor es porque soy de pueblo y al estar


en Madrid tengo más posibilidades, yo soy de Galicia, de todas formas he
viajado por el mundo pero cuando hay tantos inmigrantes, a veces, a mí
por ejemplo aquí en Madrid que hay todo tipo de restaurantes, pues a
veces a mí sí me apetece conocer cómo se come en tal sitio, te vas al
restaurante x, y ya no tienes que ir al país tal. (G.D. Atención al Paciente)

Sí, si quieres un día y lo haces, o sea, hay una aportación de cultura o por
lo menos esa parte positiva yo sí que la percibo en la forma de vestir, en
la forma de ir por la calle, en la forma de cómo se cogen, la proximidad
que a veces..., por ejemplo nosotros marcamos más las distancias, no nos
rozamos, están los sudamericanos... (R. G. Atención al Paciente)

Es como que quieres aprender de todo. (R. G. Atención al Paciente)

La diversidad, la mezcla, la fusión, la panoplia cultural… esa cultura de


retales, que sólo en apariencia refleja un interés real de las sociedades
occidentales por otros pueblos. De hecho, el interés por los objetos es mucho
más marcado que el interés por las personas. Esta actitud positiva sirve,
efectivamente, de poco de cara a compensar las tendencias de exclusión 64 .
No es, en cualquier caso, de simpatía hacia los inmigrantes de lo que se está
hablando, sino simplemente de curiosidad y de deseo de apropiación (y
digestión) de elementos intrascendentes y puramente ornamentales de sus
culturas.

64
Ciertamente, sirve –lo cual no es un valor del todo desdeñable- para que el inmigrante tenga ciertas
oportunidades de negocio ofertando para el consumo lo típico de su cultura en comercios o
restaurantes exóticos.

Servicio de Promoción de la Salud ●59


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

La cultura es enriquecedora siempre, siempre que haya un respeto (R.


G. Atención al Paciente)

Como muestra esta última cita, hay un límite a esa actitud favorable: el
“respeto” (naturalmente, de ellos a nosotros). Si los inmigrantes se
comportaran como deberían, es decir, integrándose, es entonces cuando
primaría sobre otras cuestiones el valor de la pluralidad cultural. Adviértase,
en cualquier caso, la paradoja implícita en la propuesta: sólo dejando de ser
ellos mismos (renunciando a lo que les hace culturalmente diferentes) podrán
ser valorados, a la postre, por su cultura. Sólo dejando de ser diferentes
podrán ser aceptados como diferentes. Es decir, todo un contrasentido, que
sólo puede concebirse en el marco de una sociedad consumista como la
nuestra, poblada y alimentada de un sin fin de diferencias indiferentes.

Servicio de Promoción de la Salud ●60


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

3. INMIGRACIÓN Y SERVICIOS SANITARIOS.

3.1. Introducción.

El largo capítulo anterior era a todas luces necesario para el abordaje del tema
central del estudio: las actitudes de los profesionales de la salud hacia los
inmigrantes. Es una ilusión, efectivamente, el suponer que los profesionales de
la salud puedan pensar y actuar frente a los inmigrantes de forma aséptica y
desapasionada. La forma en que actúan como ciudadanos debe de determinar
de algún modo la forma en que actúan como profesionales. Ya iremos viendo a
lo largo de este capítulo la utilidad para el análisis de los conceptos
desarrollados en el capítulo anterior.

3.2. La presencia de inmigrantes en el Sistema Sanitario.

3.2.1. El incremento de la carga asistencial.

No hay ningún profesional sanitario que trivialice o minimice los efectos de la


actual entrada de inmigrantes en el sistema sanitario. La percepción general
es la de que los inmigrantes han supuesto un incremento sustancial de la
población asistida, incremento que no se ha correspondido –el juicio al
respecto es prácticamente unánime- con un aumento paralelo y proporcional
de los recursos. El resultado ha sido, por tanto, el de un aumento notable
de la presión asistencial soportada individualmente por cada profesional y,
como consecuencia, el de una pérdida significativa en la calidad
asistencial globalmente prestada.

Y no se ha dotado a los centros de salud ni a los hospitales para admitir


esa demanda. No hay ni más recursos en el tema de listas de espera,
operaciones, medios, personal, material, en eso no han aumentado los
recursos. (G.D. Enfermería A.P.)

Pues en ese sentido somos un país desarrollado asumimos todo, tenemos


un estado de bienestar... o sea, como que damos todos estos servicios
pero creo que no tenemos dinero para todos, es decir la tarta sigue siendo
la misma y hay que repartir entre muchas más porciones, pero en todo, no
sólo en dinero en tiempo de consulta, en todo. (G.D. Médicos de familia.
Mujeres)

Servicio de Promoción de la Salud ●61


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Pues que tienes menos tiempo para atender a todo tipo de población, hay
peor calidad en la atención.

Sí, se está deteriorando.

Y los tiempos de espera. (G.D. Enfermería A.P.)

La presunción de que el profesional sanitario pudiera considerarse “víctima”


de la situación generada por la entrada de inmigrantes en el Sistema
Sanitario no es en modo alguno desproporcionada. Aunque la culpa no
recaiga en este caso necesariamente sobre los propios inmigrantes, hay que
aceptar que -como resultado de una supuesta “política” sanitaria
insuficientemente adaptada a la nueva situación-, quien presta directamente
la asistencia debe necesariamente sentirse abrumado y, también en cierto
modo, desvalorizado. En efecto, no sólo se le pide directamente que trabaje
más, se le pide también, indirectamente, que trabaje peor. Como se sabe, no
hay forma más sibilina de atacar a la autoestima de cualquier profesional que
el instarle a trabajar más en el mismo tiempo 65 .

El inmigrante baja del avión, se empadrona y se saca la tarjeta sanitaria.

Porque le han dicho que tiene que hacer eso.

Y la política se resume que donde comen siete comen ocho. (G.D.


Médicos de familia. Hombres)

El objetivo es que trabajemos mucho y que gastemos poco.

Que veamos todo.

Tú tienes que solucionar. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

Yo creo que los problemas surgen porque entra una gran avalancha, no
sé si el término es correcto pero es así, con lo cual es muy bueno para el
país y estoy encantado pero la sanidad no ha habido un respaldo de esto,
hay muchos que están sin papeles y de hecho cuando llegan al hospital y
se les asigna el número de historia muchísimos no tienen Seguridad
Social y bueno, la vamos a averiguar pero son unos recursos que nos ha
dado la sanidad para ver esta demanda que existe y la estamos pagando
todos. (G.D. Ginecólogos)

La situación no es nueva, efectivamente; el profesional sanitario suele tener


una experiencia dilatada en los últimos tiempos de “agravios” de esta
naturaleza, pero la entrada de la inmigración y sus consecuencias ha venido,
como quien dice, a colmar el vaso, y no precisamente con una simple gota.
La inmigración ha exacerbado hasta límites extremos un problema que, al

65
Puesto que indirectamente se le acusa o bien de haragán, o bien de perfeccionista, y se le hurta
además la potestad de decidir por su propia cuenta la medida del valor de su trabajo.

Servicio de Promoción de la Salud ●62


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

menos en un plano subjetivo 66 , constituye para los profesionales quizá el


principal problema actual y previo del Sistema Sanitario: la masificación, y la
reducción progresiva concomitante del “tiempo” de consulta.

“Como profesional no, más trabajo. Si dijeses que esto ha servido para
aumentar los recursos... pero no.” (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Los mismos recursos se ha masificado la asistencia.

Que ya estaba masificada.

Pero sí podría hacer, tendría que aumentar recursos. (G.D. Médicos de


familia. Mujeres)

Lo que pasa que el sistema tampoco está preparado para ver a tanta
gente. (G.D. Ginecólogos)

La experiencia reciente de la inmigración es, por tanto, para casi todos


(Atención Primaria y Urgencias posiblemente sean los lugares donde el
problema se percibe de forma más aguda), una experiencia de aumento
significativo de la presión asistencial, entendida ésta tanto en términos
cuantitativos como cualitativos. Ahora hay que atender a más gente en el
mismo tiempo; pero también se trata de gente que las más de las veces
demanda más atención. El inmigrante entra en escena no sólo como un
paciente más a incorporar a la larga lista de pacientes diarios, sino también
como un paciente relativamente “incómodo”, en la medida en que, por activa
o por pasiva, genera una distorsión importante en la dinámica del trabajo
cotidiano, que se traduce, también subjetivamente, en un aumento de la
presión asistencial a soportar por cada profesional.

Entonces te viene de repente una avalancha de gente muy demandante


que muchas veces vienen con deficiencias de salud y cosas crónicas y yo
creo que la impresión principal es esa, que de repente te cambian todos
los esquemas. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Pero no se trata tan sólo de que nos falte eso, porque eso lo puedes ir
aprendiendo, es la masificación que lo destruye todo.

Todas.- Sí.

Y a partir de ahí lo que quieras.

Y que te descuadra totalmente una consulta, porque si tengo 50 y de ellos


diez inmigrantes, es que si con los míos tardo cinco minutos cuando me
llega uno de esos que quiere el chequeo pues no te cuento... (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

66
No hacemos en este caso juicios objetivos: aludimos a lo que los profesionales sienten, que no
necesariamente tiene que corresponderse con una realidad objetiva constatable.

Servicio de Promoción de la Salud ●63


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

3.2.2. La discusión sobre el derecho a la asistencia de los inmigrantes.

Es decir, queda muy bonito decir estamos asistiendo a toda la inmigración


que llega pero no se está empleando ningún recurso en concienciar
también a la gente que llega... ¡ojo, que no sé de qué manera! Pero
concienciar a esa gente que los recursos... si nos cuesta concienciar a los
españoles a ésta gente más... y encima llegan con derecho a todo. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

Al igual que sucedía cuando analizamos el tema desde la óptica de la


percepción como ciudadanos, no se presenta en los profesionales de la salud
explícitamente una puesta en cuestión del derecho de los inmigrantes a la
atención sanitaria, a pesar de los componentes de incomodidad que su
presencia, como se ha insinuado, les reporta. Nadie propone claramente una
marcha atrás en cuestiones sustanciales como el acceso universal al sistema
por la vía de urgencias, o al procedimiento de obtención de la tarjeta
sanitaria. Ciertamente, se trata de decisiones políticas, ante a las cuales se
muestran incompetentes, y frente a las cuales, en tanto que funcionarios,
tienen necesariamente que adecuarse. En tanto que funcionarios,
efectivamente, les toca asumir la incuestionable necesidad de las decisiones
políticas, pero tampoco parece claro que su otra identidad, la de sanitarios,
introduzca claras modificaciones al respecto. Difícilmente un sanitario puede
asumir claramente una posición política que intencionalmente margine a un
amplio segmento de la población del derecho a la asistencia sanitaria.

Lo que sí se observa, en cualquier caso, es la presencia reiterada y


dominante de un discurso pesimista al respecto de las previsibles
consecuencias finales de lo que se percibe muchas veces como una política
en exceso “bondadosa” para con los inmigrantes, y relativamente
“inconsciente” al respecto de nuestra capacidad real para asumir los costes
que de ello se derivan. La impresión de que “esto tiene que saltar por algún
lado” y que alguien tendrá, tarde o temprano, que introducir la racionalidad y
el sentido común en todo este tema es bastante general.
Yo creo que no estábamos preparados, la ley española no estaba
preparada para tener tanto inmigrante. (Atención al Paciente)

Es decir, nadie discute los principios, pero sí que se observa una sensible
propensión a colocarse en el terreno más cómodo de quien, sin
comprometerse moralmente, anuncia las previsibles fatales consecuencias
de un modo de actuar de acuerdo a principios. La política sanitaria hacia la
inmigración estaría, por tanto, en el registro de “lo políticamente correcto”,
frente a lo cual no es posible, como consecuencia, mostrar discrepancia –sin

Servicio de Promoción de la Salud ●64


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

parecer un desaprensivo-, pero cuya consistencia “racional” o puramente


económica estaría a la vista de todos en entredicho. Faltaría, entonces,
alguien que tuviera la lucidez y el valor de, como quien dice, “ponerle el
cascabel al gato”. Ese alguien, efectivamente, no debería de ser un sanitario,
sino un político; la política es el nivel en que deberían de dirimirse esas
cuestiones.

Pero también hasta qué punto la culpa no la tenemos nosotros que se lo


hemos ofrecido, es decir, han llegado con ese boom y de pronto llegan
con derecho a todo, o sea, es que es muy difícil poner el límite. En la
consulta, es gente que llegan en avalancha, llegan a un sistema que no
puede soportar más, es decir somos la tarta... (G.D. Médicos de familia.
Mujeres)

Pero que es un problema de este país, porque es lo que decía Sebastián,


que vas a otro país siendo extranjero y a no ser que tengas todos los
papeles en regla ya te puedes morir en la puerta de un hospital y aquí no,
cualquier persona que demanda una revisión de salud se le admite, no se
le pone ningún problema. (G.D. Ginecólogos)

La discusión se establece como respuesta a la siguiente pregunta: ¿tenemos


realmente capacidad de dejar el sistema abierto a todo el mundo, pague o no
pague sus impuestos? Está claro que si nos sobraran recursos no
tendríamos nada que discutir, pero es evidente para cualquier profesional
que nuestros recursos son limitados, que nuestra sanidad tiene muchas
deficiencias; en ese contexto, universalizar la atención implica a todas luces
abundar en esas deficiencias. Los inmigrantes, por tanto, serían, por activa o
por pasiva, causantes de gran parte de las deficiencias actuales de nuestro
sistema sanitario; como el profesional sanitario es quien recibe finalmente la
queja del usuario, sería también, como se dijo, víctima pasiva final de todo
ello.

Es el criterio de “universalidad” el que, en última instancia, es puesto


implícitamente en entredicho. Desde cierto sentido común se impone la idea
de que sean sólo aquellos que pagan (sus impuestos) los que tengan
derecho a beneficiarse del sistema. No deja de ser curioso el cómo están
desaparecido prácticamente del discurso actual conceptos antaño tan
importantes para definir la función y el sentido del sistema sanitario tales
como “beneficencia”, “justicia social”, “equidad”, etc.; actualmente parecería
como si primara únicamente una lógica puramente comercial centrada en la
equivalencia entre lo que se da y lo que se recibe. Quien no da, por tanto,

Servicio de Promoción de la Salud ●65


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

carece del derecho a recibir 67 ; y al menos los inmigrantes parecerían estar


muy cercanos a esa categoría.

Aquí venden que tenemos una asistencia universal y gratuita y claro,


vienen demandando eso, que le tienes que atender en cualquier
circunstancia y gratis. (G.D. Ginecólogos)

El discurso al respecto se detiene en la denuncia de lo que se ha dado en


llamar como “turismo sanitario”. Ciertamente, desde cualquier punto de vista,
el turismo sanitario es una consecuencia contraproducente e ilegítima de
nuestro sistema que habría a todas luces que cercenar; pero lo que nos
interesa hacer notar es el hecho de que los casos de turismo sanitario son
traídos a colación en el discurso menos como denuncia específica, que como
ejemplificación extrema de una situación más general, que sería algo así
como el uso abusivo del sistema por parte de los inmigrantes. Es decir,
aún cuando la conexión se realice probablemente más a nivel preconsciente
que consciente, el turismo sanitario aparece en muchos casos como un
ejemplo límite de lo que tiene de abuso el uso habitual del sistema sanitario
por parte del inmigrante.

Y como anécdota te puedo contar una aunque no sea general. Tengo una
señora que viene de EE.UU. dos veces al año, se lleva medicinas y paga
el viaje con las medicinas que se lleva gratis.

Es verdad.

Los marroquíes lo hacen mucho. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

En el Ramón y Cajal yo sí que lo noté, aquí sé que existe pero no tengo


casos concretos con nombre, que es el turismo sanitario, es el señor que
viene, independientemente del nivel de vida que tenga, hay dos zonas,
América lo utilizan los ricos, es decir, yo abogado argentino que necesito
una intervención que me cuesta 15 millones de pesetas, me pego un viaje
a España y me lo hacen y no me cuesta nada. (G.D. Atención al Paciente)

De por sí pues si ahora viene cualquier persona parece que lo estoy


diciendo de modo peyorativo pero no es así, si la consulta está
sobrecargada y de repente viene fulanita que baja del avión y dice que le
duele el brazo pues... (G.D. Ginecólogos)

Implícitamente, en efecto, el inmigrante no tiene derecho a usar de los


servicios sanitarios; formalmente sí lo tiene, pero esta es la cuestión que está
efectivamente en discusión. Si no tiene derecho, cualquier uso que haga del
sistema es, como consecuencia, un abuso. Por definición, sólo puede
abusar quien no tiene derecho a usar.

67
No se llega todavía a decir que quien da más tiene derecho a recibir más; pero no creemos que
quede demasiado tiempo para que esa forma de ver las cosas termine por imponerse.

Servicio de Promoción de la Salud ●66


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Es cierto, efectivamente, que los inmigrantes, unos más y unos menos,


pagan sus impuestos; no está claro, por tanto, para qué sirve el ejemplo del
turismo sanitario, puesto que se referiría normalmente a sujetos
completamente ajenos desde ese punto de vista. En realidad, el asunto de
los impuestos se trae a colación para dar una cierta apariencia de
racionalidad a un cuestionamiento de derechos que se había producido
anteriormente a partir de la nacionalidad: los inmigrantes no tienen pleno
derecho a la sanidad simple y llanamente porque no son españoles.
Ciertamente, eso no se puede decir 68 , porque la acusación de racismo o de
xenofobia se pondría inmediatamente sobre la mesa 69 , pero resulta imposible
entender toda la lógica del discurso desplegado sobre la inmigración sin la
presencia de esa premisa implícita.

3.2.3. El abuso en el acceso a las prestaciones sanitarias.

El ejemplo del turismo sanitario es extremo; y parecería que, además, atañe


a otro tipo de inmigrantes. No lo es tanto, sin embargo, si pensamos en el
tema de la reagrupación familiar, cada vez más presente. El inmigrante trae
consigo a su familia, y parecería que, al demandar a su vez para ella
atención sanitaria, se estuviera produciendo también algún tipo de abuso:
una cosa es que, en la medida en que trabajan aquí, les concedamos la
posibilidad de recibir atención sanitaria, y otra cosa muy distinta es que
tengamos que correr con el gasto sanitario que acarrean sus familiares, que
ni trabajan aquí ni han aportado nunca nada a la sociedad española.
Y con la cartilla de uno que puede que trabaje... se atiende a siete. Pero
¿esto que es?. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Pero bueno, lo del turismo sanitario me imagino que lo habréis pulsado, es


decir, viene uno y se trae a toda la familia, padre, madre, abuelo,
bisabuelo... para que aquí le hagan un chequeo, y no importa de qué pero
que le operen, y claro, el español de turno pues tiene que esperar
turno.(G.D. Médicos de familia. Mujeres)

68
Apurando más, podríamos decir que no se puede ni siguiera pensar.
69
Como se vio en el capítulo anterior, el mandato de no ser racista o xenófobo está perfectamente
incorporado, nadie quiere parecer que lo es. Semejante mandato podría traducirse de la siguiente
manera: “hay que ser bueno con los inmigrantes”. Ante todo, lo que hay que evitar es que alguien
tenga la sospecha de que el sujeto que habla tiene un ánimo negativo inmotivado previo, un prejuicio
frente a los inmigrantes. El prejuicio real ante los inmigrantes es la negación del derecho (a disfrutar,
en igualdad frente al español, de un servicio como pueda ser, por ejemplo, la sanidad). En la medida
en que tal prejuicio permanece inconsciente –aunque todos convengamos implícitamente en él- la
sospecha de racismo o xenofobia queda siempre soslayada.

Servicio de Promoción de la Salud ●67


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Mira, imagino que hay gente que está con toda la situación regular y
pagando su Seguridad Social entonces hay alguna gente que me imagino
que incluirá a sus familiares que no están aquí en su cartilla.

Pero eso tienen que justificarlo, algunos papeles tendrán que traer para
justificar que están aquí.

Lo trae como turista tres meses y en esos tres meses se hace todo el
papeleo, vive aquí y el del centro de salud no tiene ni idea qué situación
legal tiene ese hombre, simplemente depende de la señora que es la
titular de la cartilla, se acabó el pastel, el familiar me imagino que la
siguiente vez puede venir desde Barajas a cambiarse la prótesis de
cadera... no lo sé, estoy yo ahora hablando por... (G.D. Ginecólogos)

El tema de la reagrupación familiar es, en efecto, delicado al respecto. No


obstante, tampoco se erige un discurso claramente contrario a la
problematización de la prestación la asistencia en tales casos, porque
aparecen, como era de esperar, razones humanitarias en contra. Sería
inhumano, efectivamente, tanto el negarles la posibilidad de la reagrupación,
como el condenar a esos familiares a la precariedad sanitaria. Como el
mandato de no-racismo impone el tratar a los inmigrantes con humanidad,
nadie se va a atrever a esgrimir un alegato contrario al respecto.
Nuevamente, otra cosa muy distinta es lo que deberían de hacer los políticos,
y que no pueden hacer porque, posiblemente, estaría mal visto. Del discurso
no se deduce, en cualquier caso, que ciertos asistentes a las reuniones
verían realmente mal que los políticos tomaran, siempre bajo su
responsabilidad, medidas radicales semejantes. Lo que hacen los Estados
Unidos al respecto suele aparecer como ejemplo de una actuación “racional”,
que impediría situaciones de abuso como las que se están produciendo al
respecto de la reagrupación familiar 70 .

Admitimos la dificultad que supone el seguir el hilo de un discurso tan


contradictorio en su lógica interna. Por una parte, la demanda de prestación
sanitaria asociada a la reagrupación familiar se percibe en clave de abuso;
por otra parte, nadie se atreve a demandar las medidas “drásticas” que
permitieran paliar este problema; por otra parte, se demanda implícitamente
que los políticos las tomen, etc., etc. Hay abuso, pero nadie se atreve a
ponerle el cascabel al gato por miedo a ser acusado de xenófobo o de
racista. El mandato de “no-racismo”, efectivamente, y muchos de los

70
No deja de ser curiosa esta utilización de un modelo sanitario como el estadounidense como
referencia para discutir cuestiones de esta naturaleza. Las preguntas que se imponen son inmediatas:
¿es el modelo estadounidense también una referencia para otras cuestiones no relacionadas
necesariamente con la inmigración? ¿el sanitario se sentiría realmente más cómodo y más “realizado”
en un modelo más mercantilista y menos solidario? Las respuestas bien pudieran ofrecernos un
panorama inquietante.

Servicio de Promoción de la Salud ●68


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

asistentes a las reuniones terminan en algún momento por tomar conciencia


de ello, actúa a modo de corsé que impide en todo momento encontrar
alternativas que pudiesen obviar las situaciones de abuso que se perciben.

Hay percepción de abuso, insistimos, porque previamente se da de forma


implícita cierta problematización del derecho a la asistencia. Si
entendiéramos e incorporáramos que el inmigrante tiene pleno derecho a la
asistencia sanitaria para él y sus familiares no estaríamos realizando un
discurso semejante; no veríamos abuso en ningún lado, sino sólo utilización
más o menos exigente, coherente, en cualquier caso con la expectativa de
estar demandando un derecho que se tiene reconocido.

Como consecuencia, no sólo los temas extremos del turismo sanitario y la


reagrupación familiar inducen a la impresión de abuso: prácticamente todo
lo relacionado con la asistencia a los inmigrantes tiende a percibirse en
esa clave. Puede parecer demasiado extrema esta afirmación, pero no hay
realmente otra forma de comprender la naturaleza de los problemas que se
ponen de manifiesto en las discusiones sin considerar la presencia de un
agente (el sanitario) que está condicionado previamente a percibir abuso allí
donde el inmigrante aparece en escena como demandante de atención
sanitaria. Hablamos de “condicionado” porque esa propensión es
fundamentalmente inconsciente.

3.2.4. Peores y mejores inmigrantes.

En el contexto de la atención sanitaria, no todos los inmigrantes son iguales,


los hay, cabría decir, mejores y peores. La medida, efectivamente, para
establecer esa jerarquía es la propensión al abuso. Hay inmigrantes (la
clasificación se realiza, como es obvio, en función del origen) que abusan
más que otros; y abusar, paradójicamente, es sinónimo de demandar. La
idea genérica de que los inmigrantes son “muy demandantes” se matiza con
la evidencia de que unos son más demandantes que otros.

A la vista de las discusiones de los grupos, los inmigrantes menos


demandantes para el sanitario, sin lugar a dudas, son los chinos. Y la razón
de esta excelente valoración general es sorprendente: son los mejores
porque no acceden a la consulta más que muy excepcionalmente. Es decir,
son los mejores porque demandan poco o nada. Enferman y hasta mueren
sin que nadie se entere; es difícil imaginar, efectivamente, un

Servicio de Promoción de la Salud ●69


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

comportamiento más adecuado a la naturaleza de los problemas que el


inmigrante genera en el sistema sanitario; si todos fueran así no habría,
efectivamente, “problemática sanitaria” con la inmigración.

La comunidad china no quiere escándalos. (G.D. Administrativos)

LOS CHINOS.

Son un misterio.

Todas.- Sí.

Van a su bola, medicina china, amuletos constantes en cuello y tobillos.

Se relacionan lo mínimo imprescindible.

Ni lo mínimo, siguen su metodología de donde vienen.

Creo que hacen sus papeles pero luego no vienen. (G.D. Enfermería A.P.)

Los chinos son unos grandes desconocidos. Mantienen una sociedad


altamente autosuficiente, en todos los terrenos, no sólo en el sanitario.
Parecería como si, desde su sabiduría ancestral, se hubieran percatado
colectivamente de que la mejor manera de no generar conflictos en la
sociedad de acogida es mantenerse al margen, desaparecer. Hay que darse
cuenta, aunque la afirmación resulte chocante, que eso no es otra cosa que
el ghetto; un ghetto, además, sumamente perfecto, porque ni siquiera del
lado de la conflictividad de la conducta asocial se producen claros problemas.
Sin duda están, pero desde todos los puntos de vista (a excepción, es
evidente, del tema de la competencia comercial) parecería como si no
estuvieran.
Los chinos son invisibles.

Bueno, depende...

Es que no se les ve, dicen que nunca muere un chino porque cuando
muere un chino otro coge sus papeles... (G.D. Médicos de familia.
Mujeres)

Y de la derecha es todo de chinos y ellos no demandan mucho la sanidad,


nada más que cuando están embarazadas, si no, no te demandan nada,
ellos dicen que están bien, que tienen sus médicos, sus cosas y que no
quieren nada. No quieren escándalos, si les dices que no puedes se dan
la media vuelta y se va, si les pides más papeles de lo normal, te dicen:
"Bueno, ya volveré". Y no te vuelven. (G.D. Administrativos)

Y como no les interesa a ninguno que se les note, no se les nota. (G.D.
Atención al Paciente)

No se muestra en los grupos excesiva curiosidad acerca de los problemas


sanitarios que puedan presentarse en este colectivo, o de las complicaciones

Servicio de Promoción de la Salud ●70


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

de salud pública que puedan aparecer asociadas a su presencia más que


notable en nuestro territorio 71 ; apenas nadie propone que sería razonable –
pensando en ellos, pero también en nosotros mismos- arbitrar estrategias de
captación al sistema sanitario de este colectivo. Las cosas parecen estar bien
como están; mejor no introducir problemas allí donde éstos no se
manifiestan.

En cualquier caso, cuando los chinos aparecen –parece que siempre


puntualmente- en consulta empiezan a generar, como todos los demás
colectivos, problemas. Sensibles problemas asociados al idioma, sensibles
problemas asociados a la persistencia de hábitos culturales previos, etc. No
pretendemos analizarlos aquí, puesto que aluden a cuestiones generales que
serán abordadas más tarde, pero los traemos a colación para hacer notar la
paradoja de un colectivo inmigrante que empieza a ser problemático cuando
empieza a hacer uso de los servicios sanitarios.

Pero no de lenguaje pero con el chino es imposible.

Tiene que ser por señas... (Se corta). (G.D. Enfermería A.P.)

Con una valoración positiva aparecen también los inmigrantes del Este 72 .
La razón es, de todas formas, diferente a la de los chinos. En este caso sí
que se da acceso al sistema sanitario, pero se genera una relación mucho
menos incómoda, que se explica bajo la presunción de que “son mucho más
parecidos a nosotros”. Aceptamos esta explicación espontánea, siempre y
cuando la contextualicemos en el interior de la relación de consulta: alguien
que responde conforme a lo previsto en la relación de consulta es, sin lugar
a dudas, alguien menos incómodo. Es toda una comodidad, efectivamente,

71
A no ser la cuestión anecdótica de la calidad a veces dudosa de la comida que nos dan en sus
restaurantes.
72
La excepción se establece con los gitanos rumanos:
Entiendo que es generalizar pero siempre he oído que los rumanos por
definición son mentirosos y ladrones, y es verdad, y creo que es un tema
educacional porque para ellos la mentira no es lo mismo que para ti,
entonces es un tema conceptual, no digo que mientan porque mientan
sino porque es un tema cultural. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Esos son muy complicados. Los que más faltan a las citas, los que vienen
a deshora, no aceptan límites de ninguna clase... te vienen a una urgencia
y ellos son los primeros... y si no te montan la de... y te dicen que eres una
racista porque no les puedes atender... y faltan mucho, no sé si ellos
mismos tienen mucha movilidad o... el gitano-rumano son los más
complicados en cuanto hacer un trabajo con ellos. (G.D. Pediatras).

Servicio de Promoción de la Salud ●71


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

un inmigrante que no genera interferencias en relación al comportamiento


esperado en un español.

“El trabajador del este es una persona como tú con un nivel cultural medio
alto, formado y tiene dignidad como persona”. (G.D. Enfermería A.P.)

Son europeos y son más próximos a nosotros.

Son similares.

El nivel cultural suele ser más alto.

Yo creo que depende mucho del país de origen, los del este no son así la
inmensa mayoría. (G.D. Ginecólogos)

A nivel de religión todos los polacos suelen ser también católicos. (G.D.
Médicos de familia. Hombres)

“Pero también es porque el nivel cultural es diferente, es alto, son


ingenieros que trabajan en la construcción”. (G.D. Enfermería A.P.)

Cuando he trabajado con la rumana me parecen unas personas súper


educadas que se atienen a las reglas perfectamente, pero creo que es por
su educación que ellos tienen una cita y vienen a su hora a la cita, no te
plantean problemas de que no es la hora, y le pides un papel te lo traen
sin problemas, educados, sin problemas. (G.D. Administrativos)

Si el modelo de los chinos era el de la auto-segregación sanitaria, el modelo


de los inmigrantes del Este resulta ser, por el contrario, el de la integración
sanitaria. El lema “allí donde fueres haz lo que vieres” se realiza en el caso
de los inmigrantes del Este de forma casi perfecta, pero no posiblemente
porque estos se empeñen en semejante modelo de integración: simplemente
hacen y actúan como estaban acostumbrados a hacer y actuar. Devienen,
por tanto, de esta suerte, invisibles, lo cual es, como se sabe, el mejor
estatuto para el inmigrante desde la óptica del conflicto. Como tampoco
suelen presentar problemas de idioma 73 , la incomodidad queda reducida de
forma casi total.

“Creo que culturalmente se adaptan mejor que los sudamericanos.

Ellos sí se quieren adaptar, el nivel cultural es mayor. “(G.D. Enfermería


A.P.)

Aprenden rápidamente el idioma. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Porque son gente que tienen un nivel y una formación. Pero en cambio la
gente de Latinoamérica... (G.D. Ginecólogos)

73
Según se dice, aprenden con facilidad el español. Esta cuestión y otras relacionadas con la fácil
integración posiblemente tengan que ver con la extracción social media del colectivo.

Servicio de Promoción de la Salud ●72


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No tiene, efectivamente, ningún mérito el comportamiento del inmigrante del


Este: haciendo lo que estaba acostumbrado a hacer reduce al máximo la
posibilidad de conflicto. En sentido estricto, no puede decirse que se integra,
puesto que es su modo de ser, y no su actitud, lo que le realmente le faculta
para pasar relativamente inadvertido 74 .

El patrón ideal, por tanto, es la invisibilidad, que tiene dos caminos para
conseguirse, el mantenerse completamente al margen y el mimetizarse con
el entorno. En el extremo opuesto, en el lugar de la máxima visibilidad, están
los inmigrantes sudamericanos; pero no todos ellos: hace falta que se remita
a grupos con presencia numérica importante y que presenten un modo de
relacionarse con los servicios peculiar. Los argentinos, por ejemplo, es
muy raro que aparezcan en ese lugar de valoración; también es raro, por
ejemplo, que aparezcan los cubanos o los chilenos. En esos casos podría
hablarse de nuevo de mimetismo, de presencia no advertida, que descansa,
como en los otros casos, sobre la presunción de que “son más iguales a
nosotros”.

(Los argentinos) Son mucho más europeos, más parecidos a nosotros y


de hecho se comportan de una manera parecida, han encontrado unos
puestos laborales más parecidos a los que podríamos encontrar nosotros,
no sé, veo que la diferencia es eso, que aparte que se nos ha venido
mucho más rápido es una inmigración que tiene un nivel sociocultural más
bajo y se nos está echando encima y no sabemos cómo manejarlo”. (G.D.
Enfermería A.P.)

La incomodidad se presenta claramente ante ecuatorianos, dominicanos,


colombianos… realmente, hay un cajón de sastre en el que se incluyen todos
ellos que nos hace pensar que no es tanto la peculiaridad cultural nacional lo
que está operando, cuanto cuestiones de un carácter más bien transcultural.
Los ciudadanos inmigrantes de esos países tienen cosas en común: el
lenguaje y una situación de precariedad económica y vital usualmente
extrema. Como el lenguaje es común con el nuestro 75 , habría que concluir
que son cuestiones relacionadas con esa situación de precariedad lo que en
última instancia opera como trasfondo de lo que genera incomodidad en el
sanitario.

74
Es obvio que habría que añadir más elementos a ese pasar inadvertido, a ese “mimetismo” que
presentan. Por ejemplo, es muy importante en la aceptación de los inmigrantes del Este el físico, muy
similar al nuestro y que, por tanto, les faculta para pasar inadvertidos. También habría que considerar,
sin lugar a dudas, el tema fundamental, según vimos en el capítulo inicial, del número: como son
relativamente pocos, no se les ve tanto.
75
Aún cuando, como se verá, se producen con equívocos en la comunicación cuando hablan con
nosotros.

Servicio de Promoción de la Salud ●73


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Ya dijimos en otro momento que es frecuente en los grupos la intuición de


que la situación de pobreza es la que está en la base de la mayoría de los
conflictos interculturales. En su momento matizamos esa apreciación: en
realidad es la forma en que, en el contexto de una situación de pobreza, un
colectivo nacional reacciona frente aquél del cual depende lo que en última
instancia genera conflictos. De lo que tendríamos que hablar, por tanto, es de
estrategias de supervivencia de colectivos nacionales 76 en el contexto de
la inmigración.

Lo que generaría conflicto, por tanto, realmente serían esas estrategias de


supervivencia colectivas 77 ; y lo que hace a un colectivo inmigrante “visible”
es su desarrollo más o menos generalizado. El concepto anterior de “abuso”
puede rescatarnos: ciertas estrategias de supervivencia colectivas generan
impresión de abuso en el autóctono porque su objeto es obtener de la
sociedad de recepción “compensaciones” que le permitan paliar su situación
previa de precariedad. La reacción del autóctono es, como consecuencia,
una reacción defensiva, porque de alguna manera se siente agredido por
ellas.

“Yo también diferencio tipos de inmigrantes, porque el sudamericano tiene


un morro que se lo pisa y en cambio el polaco está ahí caiga quien caiga”.
(G.D. Enfermería A.P.)

Lo “peculiar”, entonces, de estos colectivos sudamericanos, que los hacen


tan “incómodos”, es el desarrollo significativo de ciertas estrategias colectivas
de supervivencia en el marco de la atención sanitaria. Los profesionales de la
salud identifican en ellos con relativa frecuencia conductas que interpretan
como dirigidas a la obtención de ventajas sanitarias; estrategias que no
estarían, sin embargo, tan claramente desarrolladas en otros colectivos más
minoritarios. No sólo los chinos o los inmigrantes del Este estarían en esa
última categoría, también cabría incluir en ella a los marroquíes o a los
subsaharianos, aún cuando incorporen otras incomodidades asociadas, de
las cuales hablaremos más tarde.

Pasan totalmente nunca llegan a su hora y cuando están citados a veces


ni viene, vagos, mentirosos... mienten mucho. Son muy racistas. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

76
Quizá el término más adecuado sea el de colectivos con conciencia común de pertenencia a una
misma colectividad.
77
Con sentido colectivo, aunque puedan ejercerse de forma individual.

Servicio de Promoción de la Salud ●74


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

En los epígrafes siguientes desarrollaremos el concepto -creemos que


fundamental para comprender la dialéctica que se genera entre el profesional
de la salud y el inmigrante- de estrategia colectiva de supervivencia, así
como las implicaciones que de su puesta en juego se derivan en el marco de
la prestación de servicios sanitarios.

3.2.5. La discusión en torno a la aceptación de las normas.

La conducta de estos colectivos sudamericanos, está claro, choca


directamente con algún tipo de norma. Es decir, lo característico de las
estrategias colectivas de supervivencia es saltarse ciertas normas para
obtener algún tipo de ventaja. El comportamiento del inmigrante en el
Sistema sería, como consecuencia, anómico, y el efecto en un sistema
organizado por normas sería, por tanto, el de la desorganización. Estos
colectivos sudamericanos incomodan porque se supone que generan
constantemente desorganización en el sistema sanitario.

No se adaptan a las normas del sistema. La mayoría no. (G.D. Médicos de


familia. Mujeres)

Si alguna comparación cabe en relación a otros colectivos, habría que


buscarla, paradójicamente, en un colectivo no siempre inmigrante, el de los
gitanos. La forma en que se comportan los gitanos frente al Sistema incluye
–es patrimonio común esa presunción- la propensión a no respetar las
normas, negativa que no siempre puede interpretarse en clave de déficit de
conocimiento o de incompatibilidad entre esas normas y la situación vital o la
propia cultura.

Yo lo veo a los gitanos más atrás que a los inmigrantes. Hay más fracaso
con los gitanos. (G.D. Pediatras)

Ciertamente, también se producen al respecto de muchos colectivos


inmigrantes incomodidades asociadas al desconocimiento de las normas, o a
la incompatibilidad de las normas con la situación vital o la cultura. La
dificultad, efectivamente, consiste en establecer la diferencia entre la
conducta intencionalmente orientada a saltarse las normas y aquella que
presenta una incompatibilidad no intencional con la norma. La demanda de la
mujer árabe de un ginecólogo femenino, por ejemplo, no es una exigencia
directamente orientada a obtener ventajas; sí lo es, posiblemente, la bronca
del sudamericano acusando de racismo al enfermero para conseguir reducir
en algo el tiempo de espera.

Servicio de Promoción de la Salud ●75


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

En los grupos son constantes las discusiones relacionadas con la


interpretación que en cada caso debería darse a la incompatibilidad entre el
inmigrante y la norma. Determinadas personas en los grupos tienen
propensión a buscar la explicación más “comprensiva” desde los
condicionantes vitales y culturales del inmigrante 78 ; otras personas, sin
embargo, tienen la propensión inversa, la de buscar prácticamente en todos
los casos un, cabría decir, “ánimo de abusar”, o de aprovecharse de la
situación 79 .

Lo normal, creemos, debería de ser entender que las dos situaciones se


pueden dar perfectamente, que no hay que ser ingenuos (porque con ello
colaboraríamos implícitamente en la convalidación de tales estrategias), pero
tampoco maliciosos (porque con ello estaríamos dando pie, indirectamente, a
que tales estrategias se instalen). Y realmente, lo que observamos como
pauta más dominante en la discusión (en el tema sanitario, pero también en
el más general) es la de escoger en todos los casos en que se genera
incomodidad la interpretación más maliciosa. Es obvio que eso es siempre lo
más cómodo, porque es lo que sanciona la tendencia a no establecer
ningún cambio en el sistema o en el propio comportamiento profesional por la
presencia de los inmigrantes.

Por seguir el ejemplo anterior, ¿es un abuso que la mujer árabe pida un
ginecólogo femenino? Si le hemos reconocido el derecho a recibir asistencia
sanitaria en nuestro país, no podemos imponerle una norma que la excluya
directamente de la posibilidad de recibirla. Negarle esa posibilidad es hurtarle
el derecho que previamente le habíamos reconocido.

En esa lógica, siempre que tengamos que enfrentarnos a pacientes con


necesidades y condicionantes distintos a los habituales en los españoles,
terminaríamos en el límite convalidando la afirmación hecha más arriba de
que el uso se indiferencia del abuso: cualquier cosa que el inmigrante
demande será interpretada en clave de abuso y correspondida con algún tipo
de reprimenda verbal o gestual.

La clave, por tanto, está en la comprensión, la consideración y el


reconocimiento del derecho a la diferencia. Es natural que cualquier
demanda del inmigrante que introduzca distorsión en relación a lo esperado

78
Que llevaría, por tanto, en última instancia, a reafirmar la bondad intrínseca del inmigrante.
79
Que llevaría, por tanto, en última instancia, a reafirmar la maldad intrínseca del inmigrante.

Servicio de Promoción de la Salud ●76


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

en un español genere incomodidad e introduzca desorganización; pero


también es natural que el sistema se adapte a unos colectivos cuyas
necesidades en matera de salud puedan ser perfectamente distintas a las del
autóctono, ya sea en cuestiones centrales o circunstanciales.

En gran medida puede decirse que lo que causa que un colectivo inmigrante
desarrolle estrategias de subversión de la norma es precisamente la falta de
sensibilidad del sistema a su diferencia. Tales estrategias buscan,
efectivamente, sacar ventaja, pero porque hay una desventaja previa que se
intenta compensar. Es cierto que semejante actitud genera a la postre un
círculo vicioso, puesto que la actitud del profesional se va haciendo en el
proceso cada vez más insensible a la diferencia, con lo cual se sanciona la
opción ventajista del inmigrante, etc., etc.; pero no observamos otro camino
para romperlo que considerar, comprender y adecuar la oferta a la diferencia
previa.

3.3. La relación con los servicios sanitarios.

3.3.1. Los problemas administrativos.

Observamos que el inmigrante genera ya incomodidad en la entrada misma


al sistema. El inmigrante tiene aparentemente expedito el acceso al sistema,
pero no está nada claro que esa apertura sea tan fácil como se supone. A la
vista de lo que se nos informa en la reunión de grupo con administrativos,
está a la orden del día un comportamiento, cabría decir, “fraudulento” en el
acceso a las prestaciones sanitarias.

Nos referimos a la tendencia reiteradamente denunciada y aparentemente


muy frecuente a que el inmigrante utilice la tarjeta sanitaria de otro inmigrante
que sí que tiene regularizada su situación para conseguir recibir asistencia
sanitaria. Tendemos a creer que en tales casos no se ponen impedimentos a
la asistencia, porque al fin y al cabo en el espíritu conocido de la normativa
está el facilitar el acceso al sistema; no obstante, es evidente que en esos
casos la conducta del administrativo está estructuralmente sujeta a
arbitrariedad: tiene que decidir desde su propio criterio, que bien puede
incorporar en ciertos casos algún tipo de prejuicio.

Servicio de Promoción de la Salud ●77


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

A mí me ha llegado a pasar de venir unos niños con el nombre de otros. Y


claro, al final sale que no es su tarjeta... y es que no la tramitan y no
cuesta nada tramitarla.

Es dificilísimo y con los de raza negra todavía más, con las mujeres de
raza negra es dificilísimo distinguir si la persona que viene es... y a los
médicos les pasa igual, es difícil distinguir si es Nancy o si es... es que se
cambian las tarjetas pero es imposible. (G.D. Administrativos)

Pero nos preocupa más intentar entender por qué el inmigrante hace estas
cosas; es decir, por qué recurre con cierta generalidad (es obvio que
estamos hablando de inmigrantes irregulares) a la trampa, cuando
aparentemente sería mucho más sencillo hacer las cosas adecuadamente,
es decir, realizar el trámite aparentemente sencillo de hacerse con su propia
tarjeta sanitaria. O bien nos reafirmamos en la idea (que aparecerá en
muchos contextos) de que el inmigrante es mentiroso por naturaleza, o bien
tendríamos que pensar que la tramitación de la tarjeta sanitaria no es en
modo sencilla para un emigrante irregular. No es demasiado difícil imaginar
causas de semejante dificultad: el desconocimiento de las normas, la
dificultad para empadronarse, el miedo mismo a empadronarse, y el miedo,
también, a estar “fichado”, no sólo en el Ayuntamiento, sino también en la
propia Administración Sanitaria.

A nosotros nos pueden pedir... es que nosotras nos comportamos a veces


como si fuéramos policías. Yo le tengo que preguntar al señor si trabaja, si
no trabaja, si viven quince, si viven dos... pero es que me comporto así y
quizás les haga yo más preguntas que un policía, cómo no van a tomarme
como un policía. De todas formas a nuestros datos no, pero al padrón
municipal no sé si tienen acceso. (G.D. Administrativos)

Y resulta que yo sólo tengo la tarjeta sanitaria porque soy la única legal,
viene Javier y se llama Javier y resulta que viene con mi tarjeta sanitaria
que me llamo Rosa, además es hombre y yo mujer, y te dicen que no, que
en su país es así, y dices tú, pero bueno, qué me está contando, así, por
lo menos en nuestro hospital. (G.D. Atención al Paciente)

No deberíamos de sorprendernos de que, efectivamente, el inmigrante


encuentre una vía para acceder a la asistencia sanitaria a la que tiene
derecho 80 , pero hay que darse cuenta de que somos nosotros los que
implícitamente excitamos este modo de actuar, al no adaptar las condiciones

80
No sabemos, efectivamente, cuántos inmigrantes irregulares utilizan esta vía. Es fácil suponer que
hay colectivos que lo tienen más fácil bien porque tienen una comunidad de referencia que actúa
como grupo de autoayuda –prestando las tarjetas, informando de los procedimientos e, incluso,
comunicándose las trampas-, bien porque dominan el idioma. Nuevamente, se nos aparece con
facilidad el perfil del inmigrante sudamericano, y empezamos también a entender por qué resulta ser
el inmigrante más incómodo: simplemente porque tiene más recursos que otros para conseguir saltar
las barreras que se le imponen. Otros inmigrantes en condiciones más precarias, como puedan ser
los subsaharianos, sabemos que tienen más propensión a utilizar otras vías, como pueda ser el
recurso a las ONGs con prestaciones sanitarias.

Servicio de Promoción de la Salud ●78


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

de acceso al sistema a sus condicionantes como inmigrantes. La cultura de


buscar la trampa, que tanto molesta a los profesionales de la salud en
cualquier nivel en que nos coloquemos, resulta que está tácitamente incitada
y sugerida desde la misma entrada del inmigrante al Sistema.

El problema de la tarjeta como elemento indispensable para acudir a la


asistencia ya está inventado y se está generalizando, la cuestión es que
¿el que no tiene tarjeta no le atiendes?, no.

Sí atendemos. (G.D. Atención al Paciente)

Y habría que decir que del lado del trabajador administrativo, del lado de
quien representa humanamente la puerta de entrada al Sistema, se genera
también por esta causa indirectamente una cultura de la suspicacia y de la
sospecha, siempre propensa a dudar de la palabra del inmigrante.

Eso en el momento que le pides una documentación como le puedes pedir


a otra persona que es española pero que ellos se molestan. (G.D.
Administrativos)

Si las haces preguntas para hacer la tarjeta bien y todo son monosílabos,
sí, no. Y sólo haces preguntas para hacer la tarjeta bien, que no vas a
informarte de su vida, fuera de aquí no te conozco, pero si te estoy
haciendo tres preguntas; ¿Trabajas? Sí. ¿Conoces a ésta persona? No. Y
miras el teléfono y ves que es el mismo. Claro, te quedas así como
diciendo pero ¿qué me estás contando?. (G.D. Administrativos)

Un español da una documentación en el servicio de admisión, ahí


tenemos la primera problemática ya interna que esta gente no da los
nombres, o no lo da correcto, o utiliza documentación de otros, o
simplemente como la asistencia se va a dar en cualquier caso se inventa
su nombre y su domicilio, ese es el primer paso y el primer conflicto. (G.D.
Atención al Paciente)

Las incomodidades que provoca al trabajador administrativo esta “propensión


al anonimato” del inmigrante irregular son múltiples. Aún cuando se cumpla el
trámite de la obtención de la tarjeta sanitaria, es también muy frecuente la
transmisión de datos erróneos (típicamente el teléfono) y una prácticamente
nula propensión a actualizarlos, en caso de producirse un cambio. El
resultado es que la propia tarjeta sanitaria muchas de las veces apenas
presenta utilidad para el objetivo para el había sido concebida, el de permitir
el control, la supervisión y la localización del paciente.

Y los móviles apagados siempre, o teléfonos que no existen. (G.D.


Administrativos)

Pero cuando un papel es rechazado y tienes que llamar, llamas al móvil y


no existe o ya no vive aquí, ahora le doy otro teléfono y otro y otro... pero
¿Está en Madrid? No, está en Barcelona. Vale, ya no me digas más,
borrado... te dan tres móviles hasta que localizas a la persona y luego te
acaban diciendo que no se conocen, es un descontrol. (G.D.
Administrativos)

Servicio de Promoción de la Salud ●79


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No es el que no tengan papeles sino el que no tengan una situación afecta


a la asistencia porque se da el caso de pacientes que asisten a la consulta
y no tenemos datos de filiación fidedignos, es decir, no tenemos una
dirección, un teléfono y si hay que avisarles pues no tenemos forma de
contactar con ellos, se ha dado el caso de pacientes que han llegado a
citologías patológicas y ha sido imposible localizarlos... te dan teléfonos
móviles y no sé porqué llamas y no están operativos y luego cuando
llegan a consulta; No, es que lo cambié y al año que vienen lo vuelven a
cambiar... y así es imposible. (G.D. Ginecólogos)

Está claro, en cualquier caso, que todo ello “complica” la vida del trabajador
administrativo, que se ve constantemente a sí mismo “perdiendo el tiempo”
en localizaciones interminables y muchas veces directamente imposibles.

Mentir es, en cualquier caso, puede ser una vía a la hora de tramitar la tarjeta
sanitaria sin recursos, que es la única vía desde la cual el inmigrante
irregular puede acceder libremente al sistema. Es habitual que el inmigrante
trabaje, pero también no es demasiado infrecuente que lo haga en situación
administrativa irregular, sin cotizar a la Seguridad Social. En principio, ello no
es un inconveniente para acceder a las prestaciones sanitarias, pero el
mecanismo que se escoge es directamente fraudulento, al menos en la
forma: el inmigrante debe de declarar que no trabaja y que no posee ningún
ingreso. No deja de ser paradójico que para obtener un derecho el inmigrante
tenga que mentir; es decir, que tenga que colocarse formalmente al margen
de la ley. La propia tarjeta sanitaria no sería simbólicamente para él tanto el
reconocimiento de un derecho, como el resultado de una estratagema,
consentida, pero al fin y al cabo una estratagema.
Vamos a ver, ¿Vives sola en la casa? Sí. ¿Es para ti sola la cartilla? Sí.
Ponme las rentas. El otro día puso una 45.000 euros al año. Y una cartilla
sin recursos. Dije: ¡Madre mía, a ti no te la van a dar!, así se lo dije
directamente, te la van a rechazar en cuanto la mandes. ¿Cuántos vivís
en la casa? Doce. ¿Y la única que trabajas eres tú? Sí, pero sin contrato.
¿Y los demás que hacen? Igual que yo, trabajar. (G.D. Administrativos)

Hombre... nos mienten puesto que trabajan la mayor parte y todos dicen
que no trabajan por el tema de que no están cotizando a la Seguridad
Social.

Yo no les pregunto si trabajan, yo les pido el permiso de residencia, digo:


¿Tenéis permiso de residencia? No. Entonces no cotizas. Y sí me dicen
que sí, entonces tienen que tener permiso de residencia.

Pero hay muchos que te traen el permiso de residencia y no están


cotizando.

Ya, pero entonces ahí le vuelvo a preguntar, yo ya no les entro porque


siempre te decían... (G.D. Administrativos)

Hay una discriminación simplemente por el hecho de tramitar la tarjeta


sanitaria a un español por no tener recursos que a un inmigrante, a un
español se le pide una declaración de hacienda mientras que a un
inmigrante no, simplemente sin recursos, porque ya eso es una
discriminación que hay. (G.D. Administrativos)

Servicio de Promoción de la Salud ●80


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

La situación que se le presenta al administrativo es la de gestionar todo ese


tema. Con semejante puerta de entrada, es normal que el inmigrante se
perciba a sí mismo desde el principio como alguien al margen del sistema
sanitario, sujeto a arbitrariedad, y, por tanto, obligado a actuar también él
desde la arbitrariedad.

Pero también es normal que el mismo administrativo tienda a percibir al


inmigrante como alguien que tiene un derecho disminuido, puesto que tiene
que trampear –y él es el mejor testigo de ello- para acceder a las
prestaciones. En su potestad está, además, el que se facilite o se complique
ese acceso, con lo cual se le otorga de facto un poder discrecional que no
siempre tiene por qué ser utilizado apropiadamente por el administrativo.

3.3.2. La aceptación de las reglas de uso de las prestaciones.

No sólo desde el lugar del administrativo, sino prácticamente desde todos los
puntos del sistema se observa la queja de que el inmigrante suele usar mal
las prestaciones. El mal uso del sistema, como es obvio, lo que genera es
desorganización, reducción global de la calidad asistencial e incomodidad en
el profesional.

“Eso es malo. Es malo porque no hay un orden, tú tienes protocolos


establecidos y te lo sacan todo de quicio. Yo te estoy ofreciendo un
servicio que es un lujo para cualquiera que tú ni de coña tenías en tu país
ni acceso ni posibilidades ni nada y disfrútalo pero ajústate a esas
normas, si hay un horario cúmplelo”. (G.D. Enfermería A.P.)

A mí me gustaría que quedara reflejada la impuntualidad en la consulta,


vienen el día que les da la gana a la hora que les da la gana y cuidado
con no verlas. (G.D. Ginecólogos)

El mal uso se manifiesta en Atención Primaria fundamentalmente en el tema


de la cita previa. Es significativamente frecuente que aparezcan inmigrantes
demandando atención inmediata sin haber pasado el requisito de la cita
previa; y es natural que ello incomode al profesional y que genere conflictos,
incluso, con los pacientes autóctonos 81 .

No se integran en el sistema, entonces, hay cita previa, no se citan nunca,


aparecen cuando les da la gana y te trastornan todo el trabajo. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

81
En general, siempre que haya cita de por medio, la incomodidad se instala también en la al parecer
también fuerte propensión a acudir tarde o a no acudir a las citas programadas.

Servicio de Promoción de la Salud ●81


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Y llegan tarde y fuera de hora si consiguen citarse. Y que les hagas un


chequeo. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

El uso abusivo de las urgencias constituye el otro gran punto en discordia.


Todo el mundo reconoce una propensión excesiva en los inmigrantes a
utilizar el recurso de las urgencias, saltándose el trámite normalizado de la
Atención Primaria.

No, no se quiere adaptar, no quiere esperar, se va al hospital y lo


bloquean. (G.D. Enfermería A.P.)

Las marroquíes se controlan el embarazo en urgencias...¡Huy, hace un


mes que no voy, pues hala me voy a urgencias! A las tres de la mañana...
(G.D. Ginecólogos)

Ciertamente, el mal uso puede ser producto del desconocimiento; es normal


pensar que el inmigrante, siendo nuevo en el sistema, utilice mal los
servicios. Y en parte de las discusiones se reconoce esa evidencia, y se
genera, como consecuencia, una demanda clara de información y educación
en las normas de uso del sistema sanitario.

También es relativamente frecuente una interpretación comprensiva de estos


comportamientos como producto de las condiciones de vida de los
inmigrantes. Los horarios laborales amplios, la dificultad para ausentarse del
trabajo asociada a los empleos precarios, etc., marcarían necesariamente
comportamientos que darían lugar a un uso atípico del sistema. Incluso,
podrían considerarse también razones culturales, como pudiera ser la
propensión de ciertos colectivos al acceso a las prestaciones sanitarias
únicamente en casos de extrema necesidad.

“Creo que eso es muy importante porque es cierto que hay un problema
de horario por el trabajo, ellos tienen que saber que tienen derecho ir al
médico y a faltar al trabajo por ir al médico, también es un problema del
tema de la empresa que se aprovecha del tema pero ahí sí que hay que
poner el límite. “ (G.D. Enfermería A.P.

“En fin, hay casos y casos, tengo una serie de marroquíes que viven muy
lejos que no se pueden desplazar...

Pues que salgan antes.” (G.D. Enfermería A.P.)

En general de los empresarios y el problema que nos repercute a nosotros


es que cuando una persona su situación laboral no es legal pues va a
encontrar más problemas de horarios, de permisividad para acudir al
médico al centro de salud y se va a aprovechar el empresario mucho más
de ella que si está en una situación legal y eso repercute en todo el
mundo, en los colegios, en el médico y en todos los sitios. (G.D.
Enfermería A.P.)

No obstante, la interpretación más extendida de ese presunto mal uso del


sistema suele ir del lado de un supuesto comportamiento conscientemente

Servicio de Promoción de la Salud ●82


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

orientado a obtener ventajas. Es decir, al inmigrante se le achaca con


bastante generalidad un uso tramposo del sistema, cuyo objeto seria el
acceder a la prestación de la forma más fácil, inmediata y menos onerosa.
Con palabras más claras, lo que el inmigrante pretendería sería “colarse”,
ponerse por delante (del español) con las más variadas estratagemas. El
acceso sin cita previa con el pretexto de una urgencia es fácil de interpretar
en clave de abuso; también es muy fácil interpretar en esa clave el acceso a
las urgencias hospitalarias cuando se demuestra que la afección no exigía en
absoluto semejante precipitación.

Y yo les veo y están allí y saben de sobra que no hay urgencias pues
todos los días te dicen que vienen de urgencias, cuando no llegan a la
hora del médico; "Se me ha pasado, señorita, quiero que me vean de
urgencias". Pues no, no se te ha pasado, o no has podido venir, o no te ha
dejado la señora o lo que sea, pero no hay urgencias, lo sabes de sobra
porque estás aquí todos los días. Pues a mí me tienen que ver porque yo
vengo muy mal y me tienen que dar la baja. ¡Coña!, ahora resulta que
estás trabajando... y me has dicho hace dos días que te he hecho la
cartilla que estás sin contrato, y ahora me vienes a por la baja. ¿Cómo se
come eso? Te vienen con la mentira. (G.D. Administrativos)

No sé porque espabilan rápido y se saben enseguida las puertas de atrás.


(G.D. Enfermería A.P).

Yo creo que se hacen los tontos, les va muy bien hacerse los tontos y
sacan más que hacerse los listos. (G.D. Administrativos)

Porque en el hospital ellos pasan los primeros joder... parece que


tenemos complejo de algo, pero complejo de qué... (G.D. Médicos de
familia. Mujeres)

Pero ¿qué se supone que tenía que hacer? No. aquí hay un sistema y el
que viene se tiene que adaptar al sistema, bastante ha hecho con darle la
cartillita. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

“Es que ellos no quieren adaptarse.

No, exacto.

Yo te hablo a nivel Tribulete, no quieren adaptarse, o sea, quieren que el


sistema se adapte a ellos”. (G.D. Enfermería A.P.)

No tienen el concepto de responsabilidad. De la educación, que tú tienes


muy claro que para ir al médico necesitas una cita y ellos no, ellos para
nada, te llegan con los volantes todos arrugados. ¡Por favor, que esto es
un documento! Te llegan con los volantes llenos de grasa. (G.D.
Administrativos)

Por eso digo que es un tema que en el tema de los inmigrantes lo vemos
porque ahora mismo es un colectivo que empieza a ser mayoritario, y que
utiliza eso que hasta ahora lo utilizaban colectivos minoritarios y por eso
no se notaba tanto, pero es que ahora ya empieza a ser más y eso es lo
que la gente, claro, esto es como todo, si yo estoy en una cola y se me
cuela uno pues bueno, lo tolero, si se me cuelan 25 ya lo tolero menos.
(G.D. Atención al Paciente)

Es un colectivo que se aprovecha mucho del idioma para saltarse las


normas. (G.D. atención al Paciente)

Servicio de Promoción de la Salud ●83


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Es bien evidente para todos que tales estratagemas suelen ser también
habituales en el español. Lo que harían ciertos inmigrantes, por tanto, sería
imitar del español desaprensivo ciertos comportamientos de dudosa
moralidad desde el punto de vista del interés general. Lo que se echa en falta
en la discusión es una reflexión acerca de por qué molesta más que tales
comportamientos los realice un inmigrante que un español, y una vigilancia
crítica de la propensión abusiva a la generalización de esa conducta a todo el
colectivo inmigrante. Está claro que el comportamiento tramposo es más
visible en el inmigrante que en el autóctono porque en el caso del primero se
da una suerte de defraudación del comportamiento exigible a un
huésped; como es más visible es, además, más fácilmente generalizable a
todos los inmigrantes 82 .

“Eso también lo hacen los españoles. Fíjate lo que hemos tenido que
hacer allí, nos lo ha dicho la dirección... pero es que a las ocho de la tarde
aquello se llena de papás con niños todos de urgencias...

Porque se han aprendido que si vienen a las ocho de urgencia sólo tienen
que esperar una hora”. (G.D. Enfermería A.P.)

Semejante vigilancia, unida a interpretaciones más comprensivas del


comportamiento del inmigrante desde sus condiciones de vida, posiblemente
permitiría reducir hasta lo anecdótico la percepción general de
comportamiento ventajista en el inmigrante. Es indudable que tales
comportamientos se dan, pero también es indudable que son muchos
menos que lo que parece quienes operan desde tales móviles.
A veces ellos mismos te dicen que les des otra cita porque les es
imposible por el trabajo. Si están trabajando en casas: "No, es que la
señora no me deja". Procuran pedir dentro del horario que ellos tienen y
del día que libran. A veces lo intentan... (G.D. Administrativos)

O alguna señora que están limpiando en casas y las tienen con unos
sueldos míseros y de una forma esclavizante y te dicen: Es que no me ha
dejado la señora venir y eso es verdad, pero bueno, luego hay otros que
pasan de todo. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

3.3.3. La actitud de exigencia.

Luego hay otra población que sí que es verdad que coincide con la
población de color y con la sudamericana en muchos casos que es mucho
más exigente, que no se atiene a las reglas, eso molesta muchísimo.
(G.D. Administrativos)

82
Como se dijo en otro momento, cuando el español incumple una norma es un desaprensivo;
cuando lo hace un inmigrante, es, además, un desagradecido.

Servicio de Promoción de la Salud ●84


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

La cita anterior es especialmente ilustrativa, porque relaciona directamente el


no atenerse a las reglas con la actitud de la exigencia. El inmigrante –o
determinado tipo de inmigrante- resultaría molesto porque exige su derecho a
ser atendido inmediatamente, sin considerar las normas que rigen en el
sistema.

Es fácil relacionar esto con lo anterior. El inmigrante exige que se le atienda


aún cuando no tenga confirmada previamente su cita. Su exigencia sería, en
este caso, ilegítima, puesto que la prestación del derecho está regulada por
ciertas normas. El adoptar, entonces, una postura exigente implicaría la
intención de pasar por delante de otros (los españoles) amedrentando, no
tanto desde la amenaza como desde la acusación de intento de conculcar el
derecho a la asistencia. El inmigrante, por tanto, acusaría al sanitario de
desaprensivo por negarle desde la norma un derecho que cree tener
reconocido.

Esta acusación, como se sabe, incluye frecuentemente la de racismo o


xenofobia. Hay demasiados casos, efectivamente, en la casuística de los
grupos, de experiencias desagradables con inmigrantes en que éstos acusan
directamente a los profesionales de la salud de racistas por poner la norma o
la regla por delante del deseo de ser atendidos de forma diligente e
inmediata. Y también puede decirse que se está instalando, de forma a
nuestro juicio peligrosa, la interpretación más negativa de semejante
comportamiento: el inmigrante lo hace porque ha descubierto que acusar
al sanitario de racismo es una forma fácil de obtener ventajas. Aquél, por
tanto, estaría utilizando cada vez más frecuentemente su vulnerabilidad
(como objeto posible de conducta xenófoba) para obtener ventajas.
Creo que son más conocedores de las prestaciones del sistema sanitario
que los propios nacionales, voy a ser otra vez muy dura pero utilizan su
condición de inmigrantes, utilizan que somos racistas... (G.D. Atención al
Paciente)

Efectivamente, al profesional de la salud le sabe mal que le acusen de


racista. Le sabe mal como persona, puesto que, como hemos visto, nadie
puede reconocerse en nuestra sociedad en tal estereotipo; pero la acusación
se convierte prácticamente en chantaje cuando está en juego la imagen de
la institución que representa. La acusación de racista puede, efectivamente,
dañar la imagen del servicio, lo cual comprometería indirectamente al
profesional. Ante semejante chantaje, puede resultar menos arriesgado

Servicio de Promoción de la Salud ●85


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

transigir y ofrecer al inmigrante el trato de favor al cual, indudablemente, no


tendría derecho.

O te amenazan con los medios de comunicación, esa es otra muy fuerte,


utilizan las armas que más daño pueden hacer a cualquiera que son los
medios de comunicación. (G.D. Atención al Paciente)

Porque el problema es que los profesionales de dentro muchas veces sí


son sensibles y reaccionan, no ante los inmigrantes, ante cualquiera que
monte bronca dice, vamos a pasar a este para que no altere, entonces lo
consiguen, ya están cogiendo una dinámica que ya saben ellos que
funciona entonces pasan y se les atiende antes. (G.D. Atención al
Paciente)

Políticamente es muy incorrecto y socialmente mucho más incorrecto,


entonces saben que por ahí tienen un ataque facilísimo, o sea, no nos
podemos permitir el lujo de que nos llamen racistas, es así. (G.D. Atención
al Paciente)

Pues yo las atiendo para no oírlas. (G.D. Ginecólogos)

• Es evidente, además, que tal actitud transigente puede fácilmente tener


efectos contraproducentes en aquella población autóctona que sí (piensa
que) acepta las normas, que se vería en tales casos lógicamente
discriminada. Conflictos de tal naturaleza son, al parecer, muy frecuentes
en el contexto de las urgencias hospitalarias, pero tampoco son inusuales
en las consultas de primaria o especializada.
Efectivamente, el sistema no puede afrontar el screening de la patología
que se supone que tendría que ser extensible a toda la población en
cuanto a cáncer de mamas, citologías y demás, en la población general y
sin embargo en la población inmigrante se les favorece, se les favorece
por el tema de discriminación positiva, hay vías que les cuelan en listas de
esperas para acceder a unas prestaciones que la población general no
dispone de ellas. O sea, que una persona nacida en España que paga sus
impuestos va a pedir cita con un ginecólogo y a lo mejor tarda cuatro o
seis meses en que le den cita y va una de éstas y la citan enseguida
porque va con no sé qué y la citan en dos semanas. (G.D. Ginecólogos)

Para posicionarse en este tema, creemos que habría que hacerse


inicialmente la pregunta de por qué molesta tanto que un inmigrante adopte
una postura exigente. Cualquier usuario del sistema que tiene reconocido el
derecho a usarlo tiene también el derecho a protestar y a exigir que el
sistema se ajuste a sus necesidades. También molesta que el español
proteste, especialmente cuando recurre a la consabida frase: “yo pago mis
impuestos”.

Que ellos querían limpiarse la boca y ponerse dientes...

Y yo. (Risas).

Y además les dices que eso no lo cubre y te dicen: "Pues no sé porqué".


Encima se quejan. (G.D. Administrativos)

Servicio de Promoción de la Salud ●86


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Encima el español te dice, que tiene derecho porque paga a la Seguridad


Social. Que te jode el doble, que el emigrante… (G.D. Urgencias)

Las normas de uso del sistema encauzan el derecho, pero desde luego no
pueden identificarse con el derecho mismo. Una norma, por ejemplo, que
implica una demora de un año para realizar una determinada prueba
conculca prácticamente el derecho que viene a regular. Hay derecho, por
tanto, a quejarse de esa norma, por mucho que moleste al sanitario el verse
comprometido –puesto que forma parte del sistema- en una cuestión que él
no puede resolver. Hay que admitir que, en cualquier caso, atender a
pacientes que no planteen este tipo de conflictos presenta un menor grado
de incomodidad.

Pero es que además hay otros problemas, yo veo mucha diferencia, a lo


mejor me equivoco pero encima las haces esperar y te montan un pollo en
la consulta... tienen consulta a las diez y llegan a las doce y media y las
tienes que pasar. Es que claro, yo tenía a las diez y son las doce y media,
con lo cual yo iba la primera. (G.D. Ginecólogos)

Que el inmigrante proteste y exija es, por tanto, legítimo, y no tiene por qué
aparecer necesariamente asociado a un intento velado de “ponerse por
delante del español”. Reclamar un derecho no tiene por qué ser una actitud
ventajista 83 ; pero el caso es que, cuando lo ejerce el inmigrante, tiende a
interpretarse con bastante asiduidad en semejante clave. Parecería como sí
nos pareciera un tremendo despropósito que “precisamente un inmigrante”
tome semejante actitud. Ese “precisamente” viene a marcar, de forma
implícita, la denegación del derecho de la que hemos hablado reiteradamente
en el estudio: quien no tiene derecho a usar tampoco tiene, propiamente
hablando, derecho a exigir. Siguiendo el proverbio, “a caballo regalado no le
mires el diente”, escandaliza que precisamente el invitado sea el que ponga
en cuestión las normas de la casa.

Esta incomodidad que produce la exigencia del inmigrante es lo que


convierte al acto en particularmente visible. Parecería que todos los
inmigrantes protestasen, cuando posiblemente semejante actitud –insistimos,
perfectamente legítima- sólo sea de una minoría. Posiblemente la actitud
más común sea la contraria, la de intentar pasar desapercibido para no
generar ni suspicacias ni conflictos. Cuando lo que está en juego, en
cualquier caso, es la propia salud es relativamente natural que se dé cierto

83
Aunque, pueda obtener con ello ventajas, conforme al consabido proverbio: “quien no llora no
mama”.

Servicio de Promoción de la Salud ●87


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

cambio en la estrategia general, y que el apocado se convierta puntualmente


en osado.

Pero esa misma esa situación es la que yo ahora estoy viendo en esto, los
que más se quejan de las condiciones del trato, de la comida, del aire
acondicionado son ellos. (G.D. Atención al Paciente)

El que las acusaciones de racismo o la xenofobia se esgriman como arma


es, creemos, comprensible en este contexto. Con independencia de su
eficacia para producir los efectos deseados, creemos que el inmigrante
realmente percibe racismo cuando observa el escándalo que produce su
propia queja, que implícitamente es una denegación de su derecho a
quejarse.

Si a todo esto añadimos que el sistema está, como es evidente a todas luces,
insuficientemente adaptado a las necesidades del inmigrante 84 , es
obligado el concluir que hay más probabilidad –haciendo abstracción de las
diferencias numéricas- de que se produzcan enfrentamientos del tipo de los
que hablamos en población inmigrante que en población autóctona. El
sistema debe que adaptarse de algún modo a las necesidades de la
población inmigrante; si no se adapta o se adapta insuficientemente sería
ingenuo pensar que no se vayan a producir problemas del tipo de los que
hablamos, y que tales problemas no sean vividos por el inmigrante en clave
de racismo. El profesional sanitario, efectivamente, se convierte en víctima
de un problema que él individualmente no puede solucionar. Lo que sí cabría
exigirle al profesional es que no equivoque el análisis, como es demasiado
usual, trasfiriendo la responsabilidad a los propios inmigrantes al sugerir que
tienen una predisposición natural hacia un tipo de conducta inmoral,
insolidaria y ventajista 85 .

Lo que realmente me parece preocupante es que esa intolerancia que


ejercen o esa imposición que ejercen se permita, pero se permita a los
agresivos, no se permita al ciudadano de aquí normal, y ahí es donde
empiezas a ver esa discriminación, y cuando empiezas a ser también tú
intolerante. (G.D. Atención al Paciente)

84
Tampoco está bien adaptado, como es también evidente, a las necesidades del español, y
particularmente del madrileño, pero hay que aceptar que el inmigrante está todavía en una posición
mucho peor. Si esto no se entiende, no se puede entender nada.
85
De ahí a terminar acusando a los inmigrantes literalmente, como hemos visto varias veces, de
racistas hay solo un paso, que muchas veces, tristemente, se da en los grupos. Es el mundo al revés;
quienes viven una experiencia claramente proclive a sufrir en propia carne el racismo y la xenofobia,
se ven finalmente tachados de representar la conducta que les oprime.

Servicio de Promoción de la Salud ●88


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No negamos, efectivamente, que puedan darse comportamientos ventajistas


en muchos inmigrantes. Lo que esperamos, en cualquier caso, es que tras el
análisis se instale la duda en cada caso, y que el profesional intente
comprender cuál es el proceso mental por el cual termina por emitir un
veredicto con mucha probabilidad contrario al inmigrante. Naturalmente, en el
marco del trabajo cotidiano, no hay otra salida que imponer las normas 86 ,
pero no es lo mismo imponerlas desde el fastidio, el enfado y la suspicacia,
que desde la comprensión de la realidad del otro en el contexto de la propia
precariedad 87 .

3.3.4. La actitud demandante.

Ya hemos tocado este tema anteriormente desde el lado del acceso a las
prestaciones; quisiéramos enfocarlo esta vez desde el uso, en el contexto de
la consulta.

La queja ya aludida de que los inmigrantes son muy demandantes tiene su


manifestación más clara en el contexto de la consulta. En cualquier consulta,
ya sea médica o de enfermería; ya sea de primaria o de especializada, se
impone con naturalidad este juicio: el inmigrante es particularmente
demandante.

Bueno, pues esto a lo mejor es trabajo desde un principio, es decir, te


llegan y te piden el chequeo, es decir decíamos... pues a lo mejor, o sea,
nosotros nos lo planteábamos en el centro cuando empezó a haber un
boom, a lo mejor es gente que viene, nunca ha tenido acceso a una
sanidad gratuita, es decir, vienen a hacerse el chequeo o a contarte
patologías desde que nacieron y una vez que les enfoquemos, que les
haces todo, quizás sea gente que ya... pues no, hemos observado que
han pasado dos años y es gente muy demandante. (G.D. Médicos de
familia. Mujeres)

Yo veo por un lado una población en cuanto a la demanda sanitaria, veo


una población muy demandante de atención. (G.D. Médicos de familia.
Hombres)

Ciertamente, como vimos, no todos los grupos inmigrantes son igual de


demandantes; incluso ciertos grupos –paradigmáticamente, los chinos-
parecería que no lo son en absoluto. Los sudamericanos, al contrario, se
percibían como muy demandantes. Como éstos en la experiencia más

86
De forma más o menos flexible, eso sí que es potestad del profesional.
87
Es diferente decirle al inmigrante “no puedo acceder a lo que me pides” que deslegitimar sin más
su demanda.

Servicio de Promoción de la Salud ●89


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

general son la mayoría, eso explicaría, en principio, la tendencia a


generalizar a todos los inmigrantes el juicio de que son demandantes.

“Aquí los grandes demandantes son los sudacas. (G.D. Enfermería A.P.)

Son muy demandantes, pero sobre todo las mujeres. Con los hombres
tengo más problemas a nivel de bajas laborales o de contratos... ellos son
problemas de baja sobre todo y ellas muy demandantes y problemas
ginecológicos. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Sin embargo, nos encontramos al respecto con una percepción paradójica:


en general, el inmigrante económico es una persona joven y sana, poco
preocupada por su salud, que accede, por tanto, al sistema sanitario sólo de
forma bastante anecdótica. ¿Cómo cuadra todo esto con la afirmación, que
es prácticamente un tópico, de que los inmigrantes son muy demandantes?

Ten en cuenta que los que vienen de fuera es gente joven y en teoría
problemas de salud no tienen porqué tenerlos. (G.D. Enfermería A.P.)

No, son bastante sanos en general. (G.D. Enfermería A.P.)

Está claro que la afirmación sólo vale para los que vienen. Pero aún así nos
cuesta entenderla, si por demandante entendemos un paciente
particularmente aprensivo o hipocondríaco. Ciertamente, puede haber, como
en cualquier otro colectivo, sujetos más aprensivos que otros; como ya
hemos visto, en este tema de la inmigración es muy normal que paguen
justos por pecadores, podríamos concluir que esa minoría aprensiva podría
estar generando una imagen global distorsionada de la realidad de las pautas
de uso del sistema de la población inmigrante 88 .
Y son trabajadores flojos, el otro día me viene una que había tosido tres
veces y venía a por la baja, los filipinos son flojos especialmente. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

88
Desde un estudio cuantitativo comparativo, sería fácil, efectivamente, demostrar que no hay base
empírica alguna para suponer que los inmigrantes son más demandantes que los españoles. De un
estudio reciente de la Dirección General de Economía de la Consejería de Economía e Innovación
Tecnológica de la C.M. (“Impacto macroeconómico de la inmigración en la Comunidad de Madrid”, en
particular el artículo “Gasto Público Sanitario del colectivo inmigrante en la Comunidad de Madrid”,
Rafael Díaz Regañón y Eva Medina, págs., 130 a 160. Madrid, diciembre de 2005), se desprenden
las siguiente conclusiones: “Si bien el coste sanitario per cápita por tramos de edad de un inmigrante
es equiparable al de un nacional, la existencia de diferentes estructuras poblacionales entre ambos
colectivos genera un gasto sanitario más elevado para la población nativa (1.049 euros) que para la
población inmigrante (503 euros) (…) las mayores diferencias entre el gasto sanitario per capita de
los nativos y de los inmigrantes se encuentran en el gasto sanitario público en Atención
Especializada, donde el gasto de los nativos supera casi 3 veces al de los inmigrantes” Hay que
admitir que el gasto sanitario es un indicador bastante preciso de la propensión de un colectivo a
demandar mayor o menos asistencia sanitaria.

Servicio de Promoción de la Salud ●90


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No obstante, creemos que la palabra “demandante” se utiliza habitualmente


en la práctica médica de forma bastante poco precisa. Muchas veces más
que aludir al paciente aprensivo, a lo que alude es al paciente embarazoso;
es decir, cuando un paciente incomoda por alguna razón se convierte
fácilmente en demandante 89 . Un paciente puede, efectivamente, ir poco al
médico, pero mostrarse particularmente incómodo cuando va. Creemos que
este sentido de la palabra “demandante” es el que mejor cuadra con la
realidad de lo que sucede frecuentemente con la población inmigrante.

¿Por qué puede ser especialmente embarazoso el inmigrante como


paciente? Podemos empezar por la cuestión más fácil: el problema del
idioma. Es indudable que un paciente que no hable el idioma del médico o
de la enfermera es muy molesto. ¿Cómo se puede saber lo que le pasa?
¿Cómo se puede estar seguro que entiende lo que se le prescribe? El
sanitario, ante todo, tiene que hacer su trabajo bien, pero es muy difícil
hacerlo bien con un paciente que habla otro idioma y con el cual hay que
comunicarse de otra manera, por signos, por medio de intérpretes, etc. Pero
también hay que considerar el problema de comunicación que se le presenta
al inmigrante. Éste tiene que asegurarse que el sanitario le entienda, y
también tiene que asegurarse que entiende lo que el sanitario le prescribe.
Incluso esos problemas de comunicación se manifiestan de forma importante
con los inmigrantes que supuestamente hablan nuestro idioma, los
sudamericanos; los equívocos en la comunicación en ellos están a la orden
del día.
Después problemas de comunicación, aunque se hable el mismo idioma,
no es lo mismo hablar con un autóctono que con un extranjero, se
plantean más problemas porque de la misma entrevista clínica tardas
más. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

“Veo que hay un problema de comunicación pero muchas veces ya no de


lenguaje, porque con la población latinoamericana que tienen el mismo
lenguaje que nosotros a mí hay veces que me ponen de los nervios
porque yo prefiero discutir con alguien a que me digan sí a todo y luego
hagan lo que les dé la gana.” (G.D. Enfermería A.P.)

Sí, es que el lenguaje... si son hispanos es otro lenguaje, llaman a las


cosas de otra manera. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

89
No es inusual encontrar en otros contextos esta utilización equívoca de la palabra demandante. Por
ejemplo, es común entre los sanitarios, especialmente en el ámbito de la atención primaria, el tópico
de que las mujeres maltratadas son especialmente demandantes; esta percepción, sin embargo, no
es fácil de verificar cuando se considera la frecuencia objetiva de acceso a las consultas de atención
primaria de las mujeres maltratadas. El indicador real no sería, en realidad, la frecuencia de acceso,
sino la incomodidad que para el sanitario supone el tener que atender a una mujer maltratada. Véase
al respecto: LUIS SEOANE Y ANA GALVEZ, “La violencia de pareja contra las mujeres y los servicios
de salud”. Documentos Técnicos de Salud Pública, nº 92. Instituto de Salud Pública, Madrid, 2004.

Servicio de Promoción de la Salud ●91


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No cabe duda de que ese acto de comunicación que es la consulta entraña


en el caso de los inmigrantes más tiempo. Hay que dedicarles,
necesariamente, más tiempo a los inmigrantes que a los autóctonos para lo
mismo. Y ese tiempo, está claro, no está previsto en el sistema. Al menos en
el ámbito de la atención primaria médica, la presión del tiempo es tan
excesiva, que es completamente natural que el paciente inmigrante
descabale cualquier planificación previa y que se objetive como un potente
factor de desorganización. Y hay que considerar que, además, en la sala de
espera aguardan el resto de pacientes españoles, que mostrarán fácilmente
su disgusto al constatar que al inmigrante le dedican sensiblemente más
tiempo que a ellos mismos.

El rechazo que tienen los españoles hacia ellos en la fila. Es el mayor


problema con el que me encuentro. Yo tengo la mayoría de las veces por
la que yo tengo una reclamación en mi centro de salud y suele ser porque
un español se ha enfadado porque el otro lleva media hora intentando
atenderle la compañera porque no llega porque te entretienes con él y
termina diciendo el español... bueno, si es gitano ya ni te cuento... y
termina diciendo el español que ya está bien, que yo llevo pagando aquí
toda mi vida y que con este te tiras media hora y conmigo dos minutos o
no me haces ni caso. Eso si es un español medianamente educado si ya
nos vamos a población de raza gitana entonces ya te puede dar algo,
porque le empieza a llamar "ponipayo" y yo creo que si tú has estado en
Villa de Vallecas lo tienes que conocer más que yo... (G.D.
Administrativos)

Exacto, porque para hacer educación para la salud que abarca todos los
temas que hemos tocado aquí, que es; demanda de la población, la
programada más educación, prevención, y promoción de la salud y para
todo eso se necesita tiempo, dinero y personal cosa que carecemos. (G.D.
Enfermería A.P.)

Está empezando a haber mucho rechazo.

Por escrito, ¿por qué este pasa por delante de mí, que yo llevo pagando
toda la vida, y este acaba de llegar, por qué este tal?

Esa es la frase que se oye ahora siempre. (G.D. Atención al Paciente)

Tardamos mucho más en atender a un inmigrante, el tiempo es como el


doble o el triple que a un español. (G.D. Pediatras)

No sé, el tema del idioma, ahí estamos atados de pies y manos, yo más
allá del aspecto un poco folklórico, que aprendas modos y maneras de
entender los procesos de enfermedad de otras personas y culturas, en el
día a día dispones de poco tiempo, desafía un poco tu propia organización
del trabajo, tus propias posibilidades de comunicación y al final se hacen
intervenciones mucho más elementales, mucho más en precario. (G.D.
Psiquiatría)

• Nos cuesta todavía bastante entender por qué no se genera una


demanda clara en los profesionales de que se les dote desde el Sistema
de, al menos, servicios de traducción. En ningún punto del sistema de
los analizados observamos de forma sensible esa demanda,

Servicio de Promoción de la Salud ●92


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

posiblemente porque son conscientes de la precariedad de los recursos.


No obstante, observamos cierta tendencia a desplazar la responsabilidad
al inmigrante, sea directamente (son ellos, a fin de cuentas, quienes
deberían de hacerse entender), sea indirectamente (por medio de sus
propios representantes; léase asociaciones, ONGs, embajadas,
consulados, etc.).

El idioma, llega un paciente que es ruso o es rumano y no se le entiende,


entonces sí que es necesaria una figura que no existe en los hospitales,
alguien tiene que traducir y ahí sí que se hace una labor, pero ese creo
que ya está bastante avanzado aunque no haya nada, ya hay bastantes
respuestas y cada vez hay más medios para llamar, o consulados, o
embajadas, o asociaciones. (G.D. Atención al Paciente)

Una cosa es lo que decía Manolo, que esté ingresado un polaco y no haya
nadie que se pueda comunicar con él, está en la UVI, entonces nos
llaman al servicio de atención al paciente y nosotros nos encargamos de
llamar a las asociaciones, porque las embajadas son tardías, tardan
mucho tiempo, entonces hay asociaciones que desde luego... (Atención al
Paciente)

Como ya llevamos en funcionamiento mucho tiempo, es raro el hospital


que ante una situación de estas no conozca sus recursos. Otra cuestión
es que eso esté institucionalizado o no. (G.D. Atención al Paciente)

Hombre, primero el idioma que también destaca porque no vienen con


intérpretes, traen un inglés muy malo y es la única forma que tienes de
entenderte con ellas. (G.D. Ginecólogos)

• La inexistencia de servicios de traducción, en cualquier caso, genera


muchas veces situaciones indeseables, incluso desde un punto de vista
ético, como la que refleja la siguiente cita:

Y quién traduce como nos está pasando a nosotros con los niños
marroquíes que son los traductores de la madre, que le está contando
unas cosas que el niño no debería oír, y es él el único que entiende, si le
quieres contar que su madre tiene un cáncer de útero se lo tienes que
decir al niño, dile a tu madre que tiene un cáncer de útero, tampoco eso
es muy ético. (G.D. Atención al Paciente)

• Es difícil de entender cómo se ajusta esta (relativa) “indiferencia” hacia la


traducción con la necesidad siempre supuesta al profesional de hacer
bien lo que hace. Es imposible que el acto terapéutico sea satisfactorio
desde este punto de vista en tales condiciones. Pero lo que más nos
preocupa es la tendencia aludida de ciertos profesionales a desplazar
responsabilidad al propio inmigrante: es su problema si no pone él los
recursos necesarios para hacerse entender. Hemos identificado más
de una vez facultativos realmente enfadados porque el inmigrante no se
haya tomado la molestia de aprender nuestro idioma.

Es que yo he conocido a muchos inmigrantes que llevan aquí diez años y


no hablan castellano, y te vienen con el hijo mayor. Yo les echo unas

Servicio de Promoción de la Salud ●93


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

broncas: Pero no les da a ustedes vergüenza que no hablen castellano, es


que es un desprecio al país. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

“Sí, yo me tiro media hora en la consulta con un chino para luego la


contestación de vale, sí, sí. Y ni siquiera sé si se han enterado o no, es
una sensación de impotencia, de... ¿lo harán o no lo harán?” (G.D.
Enfermería A.P.)

Para mí no, o hablan mi idioma o ya se han ido, porque he decidido que


no voy a perder mi tiempo el poco que tengo en entenderme con ellos,
esa falta de interés en aprender mi idioma... el que no sepa pues que
venga con un traductor o fuera. Los echo de la consulta. Hombre... si veo
que tiene pinta de que está malo ya me las compongo pero si no, ni de
coña, me parece una falta de respeto. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Suelen venir acompañados, ellos son los primeros que no... Si vienen por
algo se traen a alguien que hable mejor el idioma, para mí el problema es
una urgencia. A mí me llega uno malito y no sé qué le está pasando.

Ahí la solución es ambulancia y aire. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

El otro día vinieron unos chinos, sacaron un teléfono y me dice que hable
con su hijo por teléfono en la consulta y hasta aquí hemos llegado, ya se
están yendo... ni de coña vamos. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Pero son capaces de poner un traductor, es obligación de ellos el venir y


comunicarse en el país donde están, es donde te dan la idea de que no se
quieren integrar. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Claro, en EE.UU. no te dejan entrar si no sabes inglés, te hacen un


examen de inglés y entras si no, no entras... tienes que saber el idioma
del país. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

No, yo creo que la administración debe exigir un curso obligatorio para


darles la residencia a la gente que no hable el idioma español. (G.D.
Ginecólogos)

Vemos, por tanto, aquí una curiosa expresión de lo que son las normas, las
reglas del sistema, a las cuales el inmigrante se debe de adecuar. Aquí la
norma es que se habla español y que hay dos, tres, cuatro minutos por
consulta. Si el inmigrante insiste en hacerse entender consumirá más tiempo
y se convertirá, como consecuencia, en un paciente embarazoso y, por tanto,
demandante. Es obvio que el sanitario no tiene tampoco la culpa; pero
nuestro objeto no es buscar culpables, sino intentar hacer entender que la
impresión frecuente de demandantes bien puede explicarse desde unos
condicionantes estructurales previos insuficientemente adaptados a las
necesidades de los inmigrantes.

Siguiendo el razonamiento al límite podríamos llegar a la conclusión de que


“demandante”, aplicado al inmigrante, es sinónimo de “exigente”, es decir, de
paciente que intenta por todos los medios con que dispone controlar si el
servicio que recibe es ajustado a sus necesidades de salud. Si aceptamos
esa tesis, bastante razonable a la vista de los hechos, pero relativamente
incómoda, deberíamos presuponer que el inmigrante se relaciona con el

Servicio de Promoción de la Salud ●94


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

sistema desde la certeza de que es molesto y con la impresión concomitante


de que en él no hay un interés claro y notorio por todo lo relacionado con su
salud. Por pura supervivencia –porque no hay que olvidar que es su salud lo
que está en juego-, introducirá la suspicacia como actitud permanente, la
duda metódica de si va a recibir o no la atención que precisa.

Bueno, no tengo ninguna con extranjeros a nivel personal, la verdad es


que soy un poco rara en ese aspecto, es que el extranjero exige mucho en
la sanidad, no se adapta, no sé si estoy diciendo ya las conclusiones
finales pero es lo que siempre pienso, no se adapta al sistema de salud, o
sea, el profesional generalmente es el que se tiene que adaptar primero
para entenderle. (G.D. Ginecólogos)

La suspicacia –es importante darse cuenta- es la motivación inherente a la


presunta actitud demandante del inmigrante, no la aprensión frente a la
enfermedad (hipocondría). De lo que duda no es de si está enfermo o no,
sino de si quien le debe de diagnosticar y curar va a querer o no hacerlo. La
indeterminación no es en relación a la enfermedad, sino en relación al
servicio; no obstante, el efecto visible es el mismo, el de una persona
seriamente preocupada u obsesionada por su salud.

Un sistema que no se adapta suficientemente a las necesidades de atención


peculiares de un colectivo distinto necesariamente va a producir efectos de
este tipo. La exclusión no está, efectivamente, en las personas, en los
profesionales, sino en la estructura; pero el inmigrante es fácil que interprete
su miedo (a no ser atendido adecuadamente) en clave de racismo o
xenofobia, y sospechar un posible móvil racista en la respuesta que recibe en
muchos casos de los profesionales sanitarios.

Nos hemos desplazado insensiblemente de nuestro objeto, el discurso de los


sanitarios, a un objeto distinto, el discurso de los inmigrantes. El ejercicio, en
cualquier caso, es interesante, para poner de manifiesto los efectos que
pueden producir actitudes aparentemente neutras. Quien dice tratar igual al
español que al inmigrante está, insensiblemente, marginando al inmigrante,
porque no se puede atender de la misma forma a quien es radicalmente
diferente por lenguaje, por cultura y por condiciones de vida: si le aplicamos,
sin más, nuestras normas, nuestras reglas, inevitablemente le tendremos que
atender peor.
Tenemos de todo tipo en la consulta. Y lo que no me cabe ninguna duda
es que se les da prácticamente el mismo trato que a los españoles. (G.D.
Médicos de familia. Hombres)

Servicio de Promoción de la Salud ●95


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Nuevamente tendremos que decir que es cierto que el profesional no puede,


por el marco de trabajo en el que está inscrito, ofrecer al inmigrante la
atención que precisaría idealmente; pero una cosa es decirle al inmigrante
“no puedo”, y otra cosa muy distinta es decirle (o trasmitirle implícitamente el
mensaje de) que no tiene derecho al plus de atención que precisa. Si el
profesional se identifica totalmente con el sistema está perdido: será
completamente incapaz de entender la demanda que el inmigrante le
trasmite, y se hará hasta cierto punto merecedor de la acusación de
exclusión que recibe.

El punto de vista del inmigrante, y la comprensión de sus necesidades es lo


que muchas veces está ausente 90 . Y, realmente, sorprende sobremanera al
analista es el segundo plano en que aparece normalmente la problemática de
salud del inmigrante, o los problemas de salud pública que le afectan o que
afectan a los españoles por su presencia. Ciertamente se sabe que hay
problemas de salud importados y otros asociados al desarraigo, al
hacinamiento, a la sobreexplotación laboral; desde la consulta también
observan que son frecuentes problemas de alcoholismo, de violencia, de
malnutrición, etc. Pero todo ello apenas tiene peso en la discusión frente al
principal problema real y efectivo, el del inmigrante demandante, el del
inmigrante que interfiere, complica y desorganiza los servicios… y una única
solución, por tanto: la educación (que sería también fundamentalmente una
concienciación, un cambio de actitud) en las normas de uso del sistema.
“Tú tienes que educar a un paciente, si tú tienes un horario y se ha
pasado quince minutos se vuelve a citar, porqué, porque si no ese
paciente o esa madre vendrá todos los días cuando les dé la gana con lo
cual no le estoy educando. “ (G.D. Enfermería A.P.)

Volvamos al hilo de la argumentación. Desde luego, hay una débil


propensión a percatarse de que el inmigrante desconfía muchas veces del
sanitario. De suponer algo en esa dirección, inmediatamente aparece la
consabida acusación especular: desconfían porque son ellos mismos
racistas. Lo normal, sin embargo, es que la demanda del inmigrante se
perciba en clave, diríamos, de excitación del consumo sanitario. Es decir,

90
Insistimos, no en todos los casos. Hablamos del discurso dominante, del discurso que tiene más
probabilidad de imponerse en los grupos. Junto a las excepciones personales (que no son pocas)
habría que añadir las excepciones de cuerpo o de profesión. El grupo de trabajadores sociales, es
justo reconocerlo, fue totalmente atípico al respecto: su discurso estaba totalmente organizado por y
para la comprensión de las necesidades y carencias de los inmigrantes. Ciertamente, es su trabajo;
pero tampoco está claro que semejante punto de vista no forme parte también de las obligaciones de
otros profesionales de la salud.

Servicio de Promoción de la Salud ●96


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

el inmigrante, al parecer por su idiosincrasia, pide mucho por una suerte de


compensación de la situación originaria de precariedad sanitaria. Antes no
tenía nada, ahora precisa tenerlo todo.

Son ilegales, trabajan en casa de una señora mayor que no quiere cuidar
nadie pero de paso que está aquí se va a todos los médicos y se hace
todas las operaciones. (G.D. Enfermería A.P.)

Claro, se lo das y no valoran lo que tienen, que esto es jauja, por eso creo
que son tan demandantes y tan pedorros. (G.D. Médicos de familia.
Mujeres)

Es que yo creo que aparte de los problemas suyos el sistema arrastra los
propios que tiene sin los inmigrantes, parece ser que la sanidad hoy en
día en España es un producto de consumo más con la televisión o como
tal pues dentro de ese consumismo general de sanidad pues ellos se
integran y aquí viva la virgen, yo puedo ir al médico diez veces en un mes
que no pasa nada, entonces se integran en el general, es un consumismo
sanitario, es un estado de bienestar y que no pasa nada, me sale un
grano y voy al médico y o me lo ve hoy o monto un pollo y ellos se suben
a ese carro, el carro del médico para todo. (G.D. Médicos de familia.
Hombres)

Aparte de que aprovechen las condiciones higiénico-sanitarias de


cuidados para tener hijos en España porque en sus países la sanidad está
como está. (G.D. Pediatras)

La idea clave sería, entonces, la de “aprovecharse de la situación”. El


inmigrante tendría tendencia a hacer un uso excesivo, a convertirse en
especialmente demandante porque se siente de algún modo tentado por la
gratuidad del sistema. Del mismo modo que el hambriento pierde la
moderación cuando se le ofrece gratuitamente todo tipo de viandas, así el
inmigrante quedaría concebido como una suerte de “hambriento sanitario”,
concentrado en el consumo inmoderado y constantemente insatisfecho de
prestaciones sanitarias.
O sea, que la picaresca de que todo es gratis.

Aquí hay pitorreo. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

Es que todos vienen y tienen amigos o familiares y se lo cuentan, al


principio se van acompañando unos a otros pero luego... saben que les
dan la cartilla y, si no, saben que en urgencias le atienden y que nadie les
va a cobrar un duro. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

Pero de pronto se les ofrece todo, de pronto tienen derecho a todo, que yo
veo normal que... y ellos con su mentalidad pues hacerme los chequeos
de todo tipo, es que tampoco se les puede culpar a ellos, es un arma de
doble filo, no se está poniendo ningún límite ni por el otro lado se están
haciendo campañas de concienciación, a lo mejor también habría que
concienciarles a ellos de todo el gasto que se está haciendo. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres).

En todo Sudamérica salvo en algunos países la sanidad es privada y no


hay sanidad pública, entonces si una ecuatoriana o una argentina cada
vez que va a parir les cascan un montón de pelas allí pues aquí es; "¡Uf!,
encima voy, le echo un poco de cuento y me lo van a ver y me lo van a

Servicio de Promoción de la Salud ●97


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

hacer todo. Y me van a ver inmediatamente." Como es. Porque además


son excesivamente pedorras y plastas y eso se tenía que contemplar
también... (Risas). No es lo mismo ver a una española que a una
argentina... (Risas). (G.D. Ginecólogos)

Concentrado en consumir, en el límite, lo que no necesita. El juicio de que


no lo necesita, efectivamente, lo introduce el sanitario, normalmente sin
cobrarse la molestia de intentar entender lo que está por detrás de cada
demanda. Lo que no se entiende, lo que incomoda, lo que complica la vida
se convierte con una facilidad pasmosa en demanda irracional. Demanda
que, en cualquier caso, se expresa por parte del inmigrante como demanda
de un derecho.

Y después esas demandas que te digo continúan siendo demandantes es,


me canso, sudo, he tosido una vez... son chorradas. (G.D. Médicos de
familia. Mujeres)

En esa tesitura, al sanitario le quedan dos opciones, discutir con el


inmigrante el sentido de su demanda, o transigir para evitar el conflicto.
Ambas alternativas está claro que son insatisfactorias, puesto que la primera
implica un enfrentamiento, y la segunda una dejación de la propia
responsabilidad (en la gestión de los recursos) y la renuncia al propio poder
de decisión. Muchas veces, efectivamente, se transige con la demanda del
inmigrante, pero el sanitario se queda después con la sensación incómoda
concomitante de sentir que ha transigido a una suerte de chantaje. Quien se
siente objeto de chantaje inevitablemente desarrollará animadversión a quien
supuestamente le ha chantajeado.

Pues mira, yo empiezo con la ginecóloga, que ya son seis meses que me
la he quitado del medio... (risas), porque la ginecóloga la va a mandar
análisis, o sea, ya le tengo ahí entretenida seis meses, salvo que te
cuente que tiene algo muy especial son seis meses, después le mandas al
neurólogo, en fin... (Risas). (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

A mí me generó insatisfacción y sensación que hacía un poco de


complacencia por evitar problemas pero no me quedé satisfecho.
Entonces yo creo que si el sistema sanitario si se considera que es
demandar una atención médica más o menos rápida y como el que va a
la tienda y llevárselo pues a mí no me está resultando satisfactorio,
independientemente de que nuestro papel deba de ser clave en la
integración de los inmigrantes. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

Básicamente las vemos porque acabamos antes y discutimos menos, pero


como a alguien se le ocurra no verla, da igual que haya venido cuatro
horas antes o que la cita era el día de antes, la reclamación la tienes, es
casi seguro y sienta muy mal tener que responder a una reclamación.
(G.D. Ginecólogos)

La solución a ese círculo vicioso no está, como es bastante obvio, ni en el


enfrentamiento ni en la transacción, sino en la consideración de los motivos
que están en la base de la demanda y en la adecuación de la respuesta a

Servicio de Promoción de la Salud ●98


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

ellos. Si el prejuicio previo presupone la irracionalidad y la propensión al


abuso en la demanda del inmigrante, no hay, efectivamente, ninguna
posibilidad de responder satisfactoriamente a la demanda.

Si se piensa bien, es completamente absurda la tesis implícita de un


consumo abusivo de servicios sanitarios cuando de lo que se parte es de una
situación previa de déficit de atención sanitaria (en el país de origen). Lo
normal, en tal caso, es demandar menos, acceder al médico con mucha
menor asiduidad, por la implantación previa de una mentalidad débilmente
preventiva; la propensión al “sobre-consumo sanitario” sería más adecuado
atribuírsela al tipo del español que al tipo del inmigrante económico; somos
nosotros, con nuestras necesidades de salud, cabría decir, exacerbadas
quienes en realidad estamos sacando de quicio al sistema. Nuevamente, lo
que sorprende, y lo que molesta, es observar en el inmigrante el mismo tipo
de vicio que en nosotros mismos. Ellos, particularmente ellos, deberían de
comportarse al respecto, mucho más comedidamente. Y posiblemente,
considerando el conjunto, lo hagan. El problema, nuevamente, tiene que ver
con la visibilidad; si unos pocos “se pasan” parecería como si todo el
conjunto se pasase. Pero ese pasarse, en cualquier caso, tendrá mucho más
que ver en la mayoría de los casos con la propia debilidad del inmigrante
frente al sistema que con una excitación irracional hacia el consumo
sanitario.

3.3.5. La puesta en cuestión de la autoridad de sanitario.

La acusación de demandantes suele estar especialmente vinculada en la


práctica a exigencias que pretenderían pasar por alto el criterio del
prescriptor. Exigir, por ejemplo, que se le realice un “chequeo” 91 ; imponer,
por ejemplo, la derivación al especialista, o la realización de una determinada
prueba diagnóstica, cuestionar un alta médica, etc. El demandante sería en
este caso alguien que tendría su propio criterio acerca de lo que necesita, y
que se relacionaría con el sanitario como un mero dispensador o facilitador
de actuaciones.

Y para que les hagas, y me tiene que hacer un análisis, una radiografía,
una...” (G.D. Enfermería A.P.)

91
Una demanda muy típica, como se sabe, en los inmigrantes sudamericanos.

Servicio de Promoción de la Salud ●99


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

“Veo que hay un problema de comunicación pero muchas veces ya no de


lenguaje, porque con la población latinoamericana que tienen el mismo
lenguaje que nosotros a mí hay veces que me ponen de los nervios
porque yo prefiero discutir con alguien a que me digan sí a todo y luego
hagan lo que les dé la gana. (G.D. Enfermería A.P.)

Qué ocurre entonces, que nosotros, todos los que estamos aquí tenemos
así de reclamaciones de, oiga mire, que mi madre no está para llevársela
a mi casa porque mi madre está muy malita, o sea, lo que es
disconformidad con un alta médica de un hospital, entonces tú dices, pues
si el médico le ha dado el alta (G.D, Atención al Paciente)

Tendríamos, por una parte, una demanda insatisfecha –que, como hemos
visto, tiende a interpretarse por parte del sanitario en clave de irracionalidad-
y, por otra parte, un cuestionamiento implícito de la autoridad del prescriptor.
El inmigrante, por tanto, estaría permanentemente intentando saltarse una
norma fundamental, la de quién manda en realidad aquí.

Tienes la sensación de que dicen: Y ésta qué sabrá. (G.D. Médicos de


familia. Mujeres)

Buscan una seguridad en la salud y si tengo derechos pues que me hagan


un chequeo. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Es evidente que el respeto a la autoridad del sanitario por parte del paciente
es una actitud necesaria, tanto para el uno como para el otro. El primero no
puede sentirse cómodo en su papel si el paciente cree saber más que él 92 ; el
segundo no puede, a todas luces, sentirse seguro si no puede descargar su
confianza en el médico. Este pacto implícito fundamental –y, posiblemente
universal- entre sanitario y paciente parece romperse con suma facilidad en
el caso del inmigrante. Sería razonable sospechar, entonces, que hay aquí
un problema realmente importante, que habría que intentar solucionar.

Como hemos visto, la tendencia más general es a echarle la culpa al


inmigrante y a intentar explicar su actitud trasgresora desde una supuesta
idiosincrasia demandante y consumista. El inmigrante parecería estar
empeñado en sacar ventaja en el sistema desde el cuestionamiento de la
autoridad del sanitario. Dichas las cosas de esta forma es fácil advertir el
contrasentido de una estrategia semejante: difícilmente es posible sacar
alguna ventaja en una institución desde el enfrentamiento constante con las
figuras de autoridad presentes en ella.

92
Como se sabe, el recurso fácil a la información en Internet por parte del paciente (hablamos en este
caso del paciente en general, no particularmente del inmigrante) está actualmente generando
múltiples situaciones incómodas al respecto.

Servicio de Promoción de la Salud ●100


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Para entender esta actitud del inmigrante sería mucho más coherente partir
desde la motivación previa, ya aludida, de la desconfianza. Quien desconfía
de alguien es relativamente natural que intente asegurarse por otras vías que
recibe la atención que cree precisar. Por ejemplo, la demanda de un
chequeo, que en última instancia puede concebirse como la expectativa de
una evaluación objetiva del propio estado de salud, vendría justificada,
entonces, más que por una propensión al sobre-consumo sanitario, por la
desconfianza primaria previa ante quienes deberían de operar idealmente
como garantes de la propia salud. Si demandas semejantes se generalizan
en el sistema 93 , como parece ser el caso, según expresan los propios
sanitarios, habría que concluir que la desconfianza es también muy
importante, y que, por tanto, habría razones de peso para actuar
preferentemente sobre las causas últimas que provocan esa desconfianza.

Es un problema también de cultura, porque no es lo mismo tener la


consulta en un barrio elegante con gente de clase media o así que tener la
consulta en Vallecas con gente de poca cultura, y hablo de españoles y te
viene una avalancha de inmigrantes con poca cultura o nula y esa gente
pues lo mismo que los españoles de poca cultura, les recetas una cosa y
quieren otra y eso a mí no me va... y te vienen con algo que les dices:
mire, no pasa nada, tome liquido y tal, y se creen que te quieres ahorrar la
receta, esa gente también es demandante porque es ignorante, porque yo
creo que si a un paciente le haces una exploración completa y no le ves
nada se tiene que ir contento y no se va contento porque se cree que le
estás racaneando... (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Es que la ignorancia es muy desconfiada. (G.D. Médicos de familia.


Mujeres)

• Un comportamiento típico del inmigrante en atención primaria, el de


cambiarse de médico cuando éste no responde a las exigencias, creemos
que no tiene otra interpretación posible que la desconfianza instalada
sobre un médico en concreto.

Son gente muy educada que a veces te vienen fatal y no te dice que está
fatal, no se puede generalizar, hay de todo, hay gente muy humilde. Y si
hay un centro de salud que no les dan caña se van a otros centros, tienen
varias tarjetas, si el médico les niega algo se buscan las vueltas para...
tienen varias cartillas. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Habría, entonces, que preguntar a los propios inmigrantes, con lo cual nos
saldríamos de los límites de este estudio. Dentro de los límites del presente
estudio, lo que sí podemos deducir es que, o bien esa desconfianza no es

93
El acceso a urgencias, por ejemplo, en muchos de los casos se evidencia como una alternativa
para obtener el chequeo deseado. El especialista, como figura técnica, es fácil que sea concebido por
los inmigrantes como una instancia más “neutra” y “objetiva”; de ahí la demanda insistente de
derivación, que tanto incomoda al médico de atención primaria.

Servicio de Promoción de la Salud ●101


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

percibida (considerándose con más probabilidad otras motivaciones distintas


para explicar los comportamientos descritos 94 ) o bien que, aún siendo
percibida, no es tratada como un problema real a abordar, sino como una
manifestación más de un comportamiento irracional.

• En algunos de los casos, ese comportamiento irracional aparece


interpretado desde la presencia previa de una cultura sanitaria distinta,
presumiblemente también menos desarrollada.

Quizás sus intereses cuando van a ti son diferentes, tú le diagnosticas una


diabetes y de la diabetes pasa como de... y sigue empeñado en otra cosa
por la que ha venido, y tú, que no, es que usted es diabético y tenemos
que controlar este diabetes, que no... (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Yo a veces me he encontrado patologías que ellos no dan importancia,


por ejemplo, niño de 14 años que acaba de llegar con una anemia que se
la están tratando desde pequeño, de vez en cuando le dan hierro y ya
está... un rumano. Le hago una analítica y veo que ésta anemia hay que
estudiarla, no es un déficit... y ellos: No, si esto en nuestro país se le
soluciona, un poquito de hierro, unas vitaminas y fuera. No mire, esto hay
que estudiarlo... bueno, pues no sé si van a ir. (G.D. Médicos de familia.
Mujeres)

Y que detectas cosas que no son necesidades sentidas por ellos,


entonces concienciarles que son necesidades es muy difícil. Con la
población española es más fácil pero con estos no. (G.D. Médicos de
familia. Mujeres)

El que la desconfianza no sea percibida o concebida como un problema es,


efectivamente, el auténtico problema. Problema, en primer lugar, porque se
anula la posibilidad de identificar las causas 95 , pero también, en segundo
lugar, porque las explicaciones sustitutorias que se eligen, y las actitudes y
comportamientos concomitantes por parte del sanitario, abundan en el
problema previo de la desconfianza del inmigrante, haciéndolo prácticamente
irresoluble. En efecto, si el inmigrante percibe que su demanda es
interpretada por la figura de autoridad como irracional, abusiva, xenófoba,
etc., es natural que se reafirme en su desconfianza y que reincida con mayor
asiduidad en los comportamientos analizados que se derivan de ella. Es
decir, cada vez el inmigrante se sentirá más inseguro al respecto de su
propia salud en el interior del sistema sanitario.

En este contexto, el restablecimiento de la autoridad del sanitario sólo puede


ir de la mano de una estrategia decidida de restablecer la confianza del
inmigrante. En el marco de la relación médico-paciente confianza y autoridad

94
Véase: excitación del consumo sanitario, propensión al abuso, etc.
95
Y, por tanto, también la posibilidad de encontrar soluciones.

Servicio de Promoción de la Salud ●102


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

van necesariamente unidas, y carece de sentido imponer la autoridad (por


ejemplo, negándose por principio, a las pretensiones excéntricas del
inmigrante) si previamente no se ha reestablecido la confianza. Tampoco
tiene sentido la actitud contraria, la de renunciar a la propia autoridad
transigiendo, por comodidad, a las demandas del inmigrante; no cabe tener
confianza en quien parece darle lo mismo cualquier actuación, aunque esta
sea la que explícitamente se demanda. Lo adecuado, posiblemente, sería en
semejantes casos interpretar la demanda y ofrecer al inmigrante una
actuación alternativa desde la cual pueda sentirse atendido y reconocido.

Hace tres años venían y el tema era que querían un chequeo, y tenías
que decir: Mire usted, en España no se hacen chequeos a la gente joven,
en España usted viene y se le hace una citología o una analítica de
control y si no tiene ninguna otra patología por la que tiene que venir a
vernos no hace falta que venga por aquí. Y lo han ido comprendiendo y
aceptando, pero claro, todo depende de cómo se lo hayas vendido. Si
llegas y les dices que no, que fuera, pues no... Tienes que ir poco a poco
y dándoles confianza, intentar escucharles porque entre otras cosas el
papel de cura se ha perdido y es un papel un poco maternal. (G.D.
Médicos de familia. Hombres)

Sí, pero yo tengo un compañero que es muy estricto y tiene unas


peloteras... y le ponen de racista, no sé si te valoran realmente, mientras
que tú les des lo que ellos piden vaya... (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Esta vía alternativa es relativamente fácil de encontrar si el sanitario renuncia


de principio a los prejuicios que le instan a censurar la demanda del
inmigrante y se pone en la posición de comprender que, por encima de una
prueba o una derivación concretas, lo que aquél busca es una figura de
autoridad en la cual poder confiar. Es fácil ofrecer confianza cuando se
entiende que es eso precisamente lo que le están a uno pidiendo.

Hace falta, también, efectivamente que se quiera y que se pueda. Para


querer hay que reconocer, poner entre paréntesis y disolver un sinnúmero de
prejuicios 96 y percatarse de que el inmigrante es algo más que la incómoda
presencia de un intruso con una especial propensión al abuso. Hay que
conocerle y reconocer la extrema dificultad de su situación vital y de su
situación de salud; hay que comprender, sobre todo, por qué tiene que ser
por necesidad desconfiado frente a los servicios de salud y los profesionales
sanitarios. Para poder hay que dar posibilidad y oportunidad a la
comunicación. Y para ello se necesitan tiempo y recursos.

96
El primer prejuicio que habría que disolver, si se ha entendido bien el análisis, sería el de que no
hay prejuicios.

Servicio de Promoción de la Salud ●103


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

El tiempo, como vimos, era ya previamente algo problemático. El inmigrante,


aún sin ninguna intención de comunicación por parte del sanitario, por los
propios problemas de comprensión que planteaba, consumía demasiado
tiempo. En este contexto, parecería casi una excentricidad el plantear que
hay que darle todavía más tiempo, de cara a instalar o restablecer una
relación de confianza. Pero a los problemas hay que darles una solución
adecuada a su naturaleza; y la naturaleza del problema que se detecta es la
desconfianza, y es imposible restablecerla sin un espacio y un tiempo
adecuados.

Ciertamente, también hay que saber aprovechar ese tiempo; tiene que haber
recursos que faciliten la comunicación entre el sanitario y el inmigrante.
Anteriormente hablamos del problema de la transmisión de la información,
que exigía de la figura o de la función de la traducción; y también dijimos
que había poco interés explícito por demandar auxilio en esta dirección. Aquí,
además, hablamos de un problema de comunicación, que exigiría de la figura
o de la función de la mediación intercultural en salud. No basta sólo con
entender 97 , hace falta también comprender. Como en el caso del tiempo,
nuestra propuesta puede aparecer en el actual contexto como relativamente
excéntrica, pero no hay otro camino para restablecer la confianza con el
inmigrante que el considerar recursos que faciliten la comprensión y la
consideración de las necesidades en salud de la población inmigrante, en
general, y del paciente inmigrante, en particular.

La apariencia de excentricidad se produce, efectivamente, porque no hay


medios, y porque toda la lógica del sistema parece ir desde hace tiempo en
la dirección de la racionalización. Hay un problema, efectivamente, que
habría que solucionar desde las instancias que reparten los recursos. Pero a
nosotros nos preocupa todavía más la apariencia de excentricidad que se
genera desde la actitud que en un momento del informe llamamos “celosa”,
de esa actitud que se expresa con afirmaciones del tipo “encima de que les
dejamos usar libremente el sistema, vamos a preocuparnos de adaptarlo a
ellos; son ellos los que se tienen que adaptar, no nosotros”. Esa actitud de
partida está ahí, tiene mucha fuerza y condiciona y explica en gran parte el
panorama de desconfianza que expresan los comportamientos del inmigrante
en el sistema. Si los profesionales sanitarios, como sucede en gran medida,
no reconocen otro problema real en el sistema por la presencia de la

97
Y, como hemos visto, tenemos serias dudas de que habitualmente se entienda.

Servicio de Promoción de la Salud ●104


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

inmigración que la negativa del inmigrante a integrarse, a sujetarse a las


normas, entonces no habrá ninguna posibilidad de avanzar en el terreno de
la mediación intercultural. Podría haber tiempo y recursos, pero no habrá
voluntad de utilizarlos.

El principal problema, efectivamente, es la actitud de ciertos profesionales,


una actitud que, posiblemente, se genere y se refuerce desde otro espacio
de identidad, el de la identidad como ciudadanos, de ahí que hayamos
dedicado tanto espacio en este informe a su adecuada comprensión. En
cualquier caso, hay que darse cuenta de que semejante actitud constituye,
en sí misma, un problema de salud, en la medida en que dificulta que se
visibilice y se aborde la problemática de salud del inmigrante y, por tanto, la
posibilidad de que el sistema se haga cargo de ella. Si desde el discurso de
los propios profesionales de la salud el principal problema que se advertía
era la educación y concienciación de los inmigrantes en el uso de los
servicios, este informe devuelve también la conclusión contraria de que
también es necesario abordar decididamente la educación y concienciación
de los profesionales de la salud en la actitud con que es necesario atender a
la población inmigrante.

Un buen ejemplo de lo que se quiere decir lo constituye la negativa expresa


en varios de los grupos a recibir formación sobre la cultura de los
inmigrantes, o a cualquier otro tipo de auxilio (p. ej.: mediadores culturales)
que pudiera favorecer la comprensión e integración de las necesidades de
los inmigrantes. Insistimos, posiblemente para un importante sector de los
profesionales no hay otro problema que lo demandantes que son los
inmigrantes.
“No, pero ya no en los horarios. En mi centro de salud que es número uno
en inmigrantes, Tribulete y vienen a dar charlas para que nosotros como
personal nos adaptemos a ellos.

Yo me niego”. (G.D. Enfermería A.P.)

“No, porque eso es algo que está ahí, creo que es un poco para
comprenderles y saber por donde van, lo que no podemos hacer es
obviarlos y que de repente cambien sus costumbres...

Es que las tienen que cambiar.

No, pero necesitan mantener un mínimo de su identidad.

Pero eso dentro de su ambiente familiar no en el país de...

No estoy de acuerdo, creo que tienen que mantener su identidad y


adaptarse a las costumbres.

Servicio de Promoción de la Salud ●105


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Para nada.” (G.D. Enfermería A.P.)

Los mediadores interculturales juegan un papel fundamental en cuanto a


la educación de cómo funciona el sistema sanitario. (G.D. Médicos de
familia. Hombres)

3.4. Salud y enfermedad.

3.4.1. Los hábitos de salud de los inmigrantes.

Es cierto que el discurso recala frecuentemente en las peculiaridades


culturales de los inmigrantes, especialmente en todo lo relacionado con la
salud. Los hábitos de salud de los inmigrantes son, por tanto, objeto de
atención preferente. En este epígrafe nos toca analizar el sentido de esta
“preocupación” por los hábitos de salud de los inmigrantes.

En un primer momento, lo que sorprende es la negatividad con que se


aborda frecuentemente el tema. Sólo se habla, prácticamente, de los malos
hábitos, no de los buenos; lo cual, bien mirado, podría relacionarse con la
propia “vocación” del sanitario como agente de salud implicado en la
prevención y la promoción de la salud. Es decir, aparentemente, lo que
traduciría la actitud sería una sensible preocupación por la salud de los
inmigrantes, y un impulso, digamos, regeneracionista asociado.

Nuestra impresión, sin embargo, es que muchas veces esta preocupación se


activa más (o, antes) desde el escándalo moral que desde la identificación
de problemas concretos de salud. Ya analizamos en el capítulo segundo los
problemas que traía parejo el comportamiento contrario a las normas en el
ámbito privado del inmigrante. Habría que decir que el sanitario tiene una
especial perspectiva al respecto de ese comportamiento privado, de la que
carece en tal medida el ciudadano común. El sanitario, por el tipo de relación
que mantiene con su cliente 98 , percibe con relativa facilidad comportamientos
que normalmente no obtienen visibilidad pública.

Cabría decir, por tanto, que el sanitario, en la medida en que tiene una vía de
acceso fácil al terreno de la conducta privada del inmigrante, tiene también
una propensión especial hacia el escándalo moral asociado a la inmigración.

98
Puesto que lo “íntimo” es indefectiblemente objeto de inspección en la práctica sanitaria.

Servicio de Promoción de la Salud ●106


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Y luego después el tema de los abortos, que esa es otra. Muchas quieren
abortar y muchas no están dentro de la ley, les mandas a planificación y
nos lo comemos nosotros moralmente y físicamente... es un problema
médico social y que nos genera preocupaciones de conciencia luego a
nosotros. Yo estoy harto de mandarles la píldora del día siguiente o que
usen preservativos. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

En su momento asignamos completa legitimidad al escándalo moral, con el


argumento de que a nadie se le puede pedir que renuncie a sus convicciones
morales. Sí que alertamos, en cualquier caso, acerca de los peligros de la
generalización de tales comportamientos a colectivos más amplios (todos
los inmigrantes, los inmigrantes de tal o cual origen) y de la culturización
(concebir tales comportamientos como consustanciales a la cultura de
referencia, tildándola, insensiblemente, de moralmente subdesarrollada). Es
muy difícil, efectivamente, no caer en esa trampa –intelectual y moral- de la
construcción colectiva de tópicos culturales, pero creemos que sí que sería
legítimo exigir al sanitario 99 una especial vigilancia al respecto de las
tentaciones de la generalización y la culturización. Afirmaciones del tipo “los
inmigrantes son…”, “los marroquíes son…”, “los ecuatorianos son…”, etc.,
deberían desterrarse definitivamente del discurso, porque a lo que llevan es a
favorecer la cristalización de tópicos colectivos desde los cuales se
establecerán, a posteriori, pautas también colectivas de relación 100 .

Es decir, empezaremos a relacionarnos con los distintos colectivos de


inmigrantes desde el tópico construido, un tópico que siempre, por definición,
incorporará una esencia negativa. Por ejemplo, los marroquíes (hombres e,
incluso, mujeres) serán siempre machistas, las dominicanas promiscuas, etc.
Es decir, la relación y la percepción estarán previamente determinadas desde
el tópico 101 ; y como éste conlleva la exclusión y la censura, la relación estará
siempre, inevitablemente, viciada.

Hablabais de la promiscuidad de ellas y yo creo que es mayor la de ellos.


(G.D. Médicos de familia. Mujeres)

La desconfianza del inmigrante frente al sanitario también tiene,


indudablemente, este origen. Es imposible confiar en quien le ve a uno desde
un cliché negativo predeterminado. Insensiblemente el tópico determina las

99
Por su propia competencia intelectual (estamos ante un colectivo que genéricamente podríamos
calificar como “ilustrado”) y desde la responsabilidad moral que se desprende de la posición que
ocupa en la sociedad.
100
En el grupo realizado con profesionales de Salud Mental nos sorprendió muy gratamente la
negativa explícita de prácticamente todo el grupo a elaborar generalizaciones de esta naturaleza.
101
La vigilancia intelectual frente al tópico debería de incorporar la premisa de que todos son mentira,
por muy evidentes que nos puedan parecer a simple vista.

Servicio de Promoción de la Salud ●107


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

actitudes y las conductas; y quien es objeto de tales actitudes y conductas


percibirá claramente el componente de censura implícito. La acusación del
inmigrante al sanitario de racismo o xenofobia tiene también este origen y, en
última instancia, responde a la impresión de ser “mal visto” por razón de
pertenecer a un determinado grupo cultural. Ante semejante impresión es
imposible instaurar una relación de confianza con el sanitario: ¿cómo confiar
la propia salud a quien demuestra tener un ánimo negativo para con uno
mismo?

Hay, por tanto, un riesgo evidente tras el escándalo moral que producen
determinadas conductas que se dan con relativa frecuencia en los
inmigrantes que acceden a consulta. El escándalo moral es una forma
natural de reaccionar ante ellas, pero lo natural también es que el juicio, el
análisis y la conducta resultante se circunscriban a la persona y a su
circunstancia, y que no salgan de ahí para alimentar un discurso colectivo
previo que, a la postre, no parece tener otro sentido que el de confirmar el
prejuicio de una deficiencia moral consustancial al ser del inmigrante que le
inhabilitaría para entrar en una relación de igual a igual con nosotros.

Circunscribir la cuestión a la persona y su circunstancia tiene evidentes


ventajas. Desde una intención puramente comprensiva, permite un
acercamiento (que por el otro camino quedaría automáticamente abortado) a
la realidad existencial de la emigración. Muchos de los comportamientos
escabrosos de los que se surte la construcción de los tópicos nacionales
tienen, como ya se dijo en otro momento, su sentido originario y su
explicación en condiciones extremas de vida en que se desarrolla
habitualmente la experiencia migratoria. A partir de ahí, desde una mirada
semejante, quizá se pudiera introducir sensibilidad y empatía hacia el
inmigrante; sentimientos ambos no siempre en exceso representados en el
discurso de los grupos 102 .

Proponemos cambiar la propensión a interpretar el ser por la tendencia a


interpretar el estar 103 . Quizá por esa vía, aunque hayamos partido del
escándalo, encontremos la posibilidad de comunicarnos y de generar

102
Todos podemos estar de acuerdo intelectualmente en que la experiencia de la inmigración es
sumamente dura para sus actores. Sorprende que desde semejante constatación se pueda articular
un discurso tan descalificador del hacer y del ser del inmigrante como el que a veces se observa. Es
obvio que falta sensibilidad; pero falta posiblemente porque se da una renuncia a bucear en la
experiencia vital del inmigrante.
103
Y terminar por concluir que son así porque están así.

Servicio de Promoción de la Salud ●108


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

confianza en ellos; algo imprescindible, como se ha dicho, para que funcione


la relación terapéutica.

Dijimos anteriormente que el sanitario corre el peligro de entrar en el tema de


los hábitos de salud del lado del escándalo. Desde el escándalo se hace
evidente que hay conductas que cabría censurar por su afectación a la salud,
que es el campo en que el sanitario se muestra competente. Esta vía
determina que se vean fundamentalmente determinadas cosas y que no se
vean, o se reste importancia a otras. La conducta sexual se hace en extremo
visible, también todo lo que afecta a las relaciones de género, al cuidado
infantil y a las conductas adictivas, como pueda ser, paradigmáticamente, el
alcoholismo; más invisibles resultan ser cuestiones claves en la inmigración
como la alimentación, la salud laboral, los problemas psíquicos o las
deficiencias de salubridad asociadas al hacinamiento.

Y les dices que vayan a planificación familiar y te dicen: "No, porque yo


recibo lo que Dios me manda". No quieren. Porque ahí incluso la asistente
social se lo dice y no. Sí, es una cosa que te llama la atención, las ves
jóvenes y preguntas: ¿Es el primero? Y te dicen: No, es el cuarto. (G.D.
Administrativos)

No, es que la cultura de ellos no admiten el hacerlo con preservativo, ellos


sólo lo utilizan con prostitutas, con lo cual con la mujer suya no lo utilizan y
luego pasa lo que pasa, o sea, con la amiga del barrio o con la novia no lo
utilizan, te dicen que sí, pero no lo utilizan y es por eso, porque
culturalmente sólo se utiliza con las prostitutas. Y yo trabajo mucho con
las jóvenes, decirles que eso que les ha pasado a ellas y a sus madres ya
no está pasando, ya está cambiando, porque ellos admiten sus madres
casada con cinco hijos y el marido en cuanto ve a otra más joven la deja
plantada y el marido cuando quiere va a su casa a que le lave las camisas
y le haga todo, me lo cuentan así. Algunas hijas me cuentan; "yo, estoy
aquí en España, me he separado dos veces pero no pienso soportar lo
que le ha pasado a mi madre porque es que mi padre, trabajaba de lunes
a viernes, el viernes llevaba, comía, se cambiaba de ropa y mi madre no
volvía a verle hasta el lunes. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

Queremos decir que no hay una mirada claramente conformada para


identificar y ponderar los problemas de salud de la población inmigrante; hay
más propensión a ver lo que para nosotros constituye un problema (ético)
que para lo que constituye un problema (de salud) para ellos. Parecería
como sí fuera más adecuado adoptar la postura de quien debe de regenerar
un comportamiento (contrario a las pautas saludables) que de quien debe de
atender a una necesidad de salud. Corremos el peligro, efectivamente de
olvidarnos de que los inmigrantes son antes que nada nuestros clientes, y
que son sus necesidades vitales de salud las que deben de tener prioridad.

El juicio consabido de que “ellos no quieren integrarse” suele también


esgrimirse desde este punto de vista. La impermeabilidad de los inmigrantes

Servicio de Promoción de la Salud ●109


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

a las acciones de educación sanitaria, de las que suelen hacerse cargo, con
más contundencia que el estamento médico, los profesionales de
enfermería 104 , tienden a generar reacciones airadas de esta naturaleza,
como si la adhesión o rechazo a tales pautas tuviera algo que ver con la
voluntad de integración de los inmigrantes..

“No, pero yo enfermera de pediatría en Tribulete si tú estás intentando


hacer una educación para la salud hacia un niño yo la doy lo mismo para
un inmigrante que para un español y si a un español le estoy diciendo que
hasta los seis meses no puede darle cereales le estoy diciendo lo mismo a
un ecuatoriano que a un chino y el chino le da el arroz porque le sale de
las mismísimas narices.

Es cierto.

Con lo cual, cual es mi función como enfermera: Mira rica, ni una revisión
más, te estoy hablando del chino”. (G.D. Enfermería A.P.)

No es de extrañar, por tanto, la resistencia con que el inmigrante se enfrenta


a las prescripciones de cambio de hábitos. Es difícil que perciba en
semejante contexto que es el interés por la propia salud lo que mueve
realmente al profesional a hacerle unas determinadas recomendaciones.
Antes que semejante interés, lo puede percibir en la censura moral a su
comportamiento y la exigencia de su modificación. El inmigrante no puede
hacer otra cosa –ya hemos identificado el proceso múltiples veces a lo largo
del informe- que resistirse ante lo que no puede significar para él más que un
signo de exclusión.

Es muy difícil modificar un comportamiento insalubre que previamente ha


sido objeto de una censura moral. La educación sanitaria puede,
efectivamente, estar siendo percibida en clave de xenofobia y estar,
indirectamente, apuntalando hábitos insalubres en la población inmigrante.
¿Quiere ello decir que no debemos hacer educación sanitaria? Obviamente
no, pero habría que hacerla considerando la sensibilidad de la población
inmigrante.

• En primer lugar habría que reflexionar seriamente acerca del


establecimiento de prioridades. Como dijimos anteriormente, hay ciertas
problemáticas de salud que afectan a los inmigrantes de forma más
aguda que otras, y no suelen precisamente ser las que nosotros
establecemos como preferentes. Si nos volcamos preferentemente en

104
Por cuestiones relacionadas con la configuración de la identidad profesional, que no vamos a
desarrollar aquí.

Servicio de Promoción de la Salud ●110


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

aquellas (que son, como se dijo, las relacionadas con la dureza de las
condiciones de vida de la inmigración), estaremos trasmitiéndoles el
mensaje de que es en realidad su salud lo que nos importa, antes que
otras cuestiones que inevitablemente incorporan un cariz de
desautorización moral a nuestra intervención. Como también se dijo, las
cuestiones de salud que tienen que ver con el estar más que con el ser
son las que deberían de ser prioritarias.

• Es cierto que hay cuestiones fácilmente relacionables con el ser que


también deben de ser abordadas, porque constituyen no sólo un
problema moral para nosotros, sino también un problema de salud para
ellos (por ejemplo, muchos asuntos relacionados con la salud sexual y
reproductiva o con el cuidado infantil). La clave en este caso está en
conseguir evitar trasmitir, implícita o explícitamente, mensajes de censura
moral colectiva. Es muy difícil, efectivamente, no reaccionar con
escándalo ante determinados comportamientos, pero hay que saber no
trasmitir ese sentimiento para que el inmigrante no se ponga
inmediatamente a la defensiva 105 .

• La evitación del escándalo permite ubicar la comunicación en el plano


pertinente, el de los riesgos para la salud de determinados
comportamientos. La salud es un valor eficiente para cualquier ciudadano
de cualquier cultura, con lo cual es natural que el inmigrante se muestre
receptivo en este contexto moralmente neutro a las informaciones que le
trasmite el sanitario.

• La información (neutra), efectivamente, impone la modificación de un


comportamiento, que puede estar o no culturalmente condicionado.
Creemos que una visión como la propuesta, que se acerque más al estar
que al ser, podría evitar que se produzca en exceso el señalamiento
cultural. Como dijimos, muchos de los comportamientos insalubres de los
inmigrantes tienen mucho más que ver con la situación de vida en la
inmigración que con hábitos condicionados por la cultura de referencia. Si
el sanitario aprende a identificar en la propia situación de inmigración el
sentido de un comportamiento insalubre, evitará lo que constituye un

105
Los sanitarios, creemos, han aprendido en otras problemáticas a colocarse en esa posición neutra
de quien no juzga moralmente un comportamiento. Por ejemplo, es imposible, como se sabe, tratar
con alguna efectividad el tema del VIH con homosexuales si el sanitario manifiesta su escándalo ante
sus comportamientos sexuales.

Servicio de Promoción de la Salud ●111


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

evidente riesgo, que el inmigrante se sienta cuestionado por el sanitario


en su propia cultura. Aún cuando no se manifieste escándalo, el mero
hecho de indicar al inmigrante que debe de renunciar a un
comportamiento que le constituye en su identidad es una forma de
volver a entrar en el círculo vicioso de la integración/marginación.

• Evitar el señalamiento cultural, optando por interpretaciones contextuales


o, incluso, personales es una buena política. No obstante, en muchos
casos es evidente que son hábitos culturales los que pueden estar en
entredicho. Por ejemplo, un hábito alimentario generalizado en la cultura
de referencia. Es obvio que todos tenemos capacidad, por cuestiones de
salud, de cambiar hábitos alimentarios; aunque hay que aceptar que
algunos de ellos, los implicados en el goce, resultan especialmente
resistentes. En el inmigrante se da además una resistencia añadida, la
asociada a no perder sus propias raíces. El señalamiento cultural en este
caso lo que provoca es un extraordinario reforzamiento del hábito que se
pretendía modificar (lo cual afecta a la efectividad), pero también una
reacción de animadversión a quien ha efectuado ese señalamiento (lo
cual afecta a la confianza en el sanitario) 106 .

• La única salida que encontramos a este problema es la de ofrecer


alternativas previstas en la propia cultura de referencia. Esa es la
única forma que se nos ocurre de señalar sin desautorizar la cultura
señalada, y de actuar, a la postre, eficazmente sobre el hábito
identificado. Es muy difícil lo que proponemos, efectivamente, porque ello
implicaría la posesión por parte del sanitario de un saber de las culturas
del inmigrante muy superior a ese saber de andar por casa concentrado
en el tópico cultural.
Pero es verdad, la alimentación de los países árabes es una alimentación
bastante buena, toman mucha fruta, verdura, hidratos, legumbres... y sin
embargo nosotros estamos ahí con a los cinco meses tal... igual habría
que cambiar un poco.

106
Este tipo de cuestiones resultan difíciles de entender, entre otras cosas, porque no estamos
acostumbrados a ponernos en la piel del otro. Pongámonos, en cualquier caso en situación, y
imaginemos la reacción airada que mostraría un inmigrante español en Alemania al cual el médico
germano le propusiera excluir de su dieta el chorizo y el cocido; es decir, símbolos por excelencia de
la españolidad alimentaría. Semejante proscripción dietética sería fácilmente interpretada en clave de
xenofobia contra lo español, en un contexto en que tales platos se utilizan asiduamente para significar
y reforzar la propia identidad cultural española. Admitiremos que dicho médico tendría más éxito si
propusiera modificaciones admitidas culturalmente en la elaboración de esos platos (por ejemplo,
quitar la grasa al cocido una vez cocinado), o proponiendo platos alternativos de similar significación
(por ejemplo, cambiar el cocido por la paella).

Servicio de Promoción de la Salud ●112


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Pero si conoces su cultura igual puedes adaptar lo tuyo a lo de ellos.

Los niños al año a lo mejor sí pueden tomar las cosas que hacen ellos con
berenjena, el falacer con garbanzos. (G.D. Pediatras).

• Pero, aún cuando no podamos exigir al sanitario ese saber, hay que
tomar conciencia de que es muy importante que ese saber esté presente
de algún modo en el sistema y que se considere inexcusable su
presencia. Un saber, cabría decir, apto para la mediación intercultural,
apto para establecer un ámbito de intervención en el cual el inmigrante
pueda aprender a actuar sobre su salud sin verse por ello cuestionado en
su identidad cultural.

No, pero por ejemplo nosotros tuvimos una experiencia en el centro de


salud. Tuvimos una alumna de mediación intercultural haciendo prácticas
allí, entonces todos los inmigrantes se los mandábamos a pasar por ella y
todos tenían la misma queja, que no se entendían, que no les habíamos
tocado, que les dedicábamos poco tiempo, entonces el mediador ahí va a
integrar a las dos partes. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

Igual solamente van ellos a que les expliquen cómo es nuestra cultura,
pero igual también estaría bien que a nosotros alguien nos explicara un
poco cómo es la cultura de los diferentes sitios para entenderles mejor,
entender porqué actúan de una forma o de otra, porqué comen tantas
veces al día o no, porqué se duchan de tal forma, entender las diferencias
que hay entre los distintos países. (G.D. Pediatras)

Hay que admitir que esta necesidad de mediación intercultural está todavía
(lo estaba en el momento de realizar el estudio) demasiado poco
evidenciada. Es más, no sólo se advierte una débil conciencia de su
necesidad, sino que también se presenta, de forma notoria, como ya dijimos
en otro momento, una fuerte resistencia contra ella. Una resistencia que cabe
explicar en términos prácticos (la mediación intercultural podría hacer más
arduo el trabajo del sanitario, porque inevitablemente se traduciría en un plus
de tiempo y esfuerzo), en términos éticos (puede afectar en determinados
casos a la confidencialidad necesaria), pero que también puede presentar un
componente ideológico que no debemos ocultar: el desagrado asociado a
que tengamos que ser precisamente “nosotros” y no “ellos” quienes demos el
paso de aproximación. Nuevamente, el prejuicio de que son ellos los que
deben integrarse dificulta la implementación de iniciativas que pudiera actuar
eficazmente en el terreno de la integración práctica de los inmigrantes.

En el área 7 se nos ha reunido para ver si queríamos intérprete y no


queremos... no te creas que todos están por la labor del intérprete que
está ahí, porque coacciona un poco. (G.D. Enfermería A.P.)

Entonces eso del mediador a mí ya empieza a darme miedo porque esto


es como cualquier colectivo, quiero decir, está muy generalizado, la única
cuestión es cómo reaccionamos. Por eso digo que es el fallo, esa
situación nosotros la vemos continuamente, si va a la asociación de
enfermos x pues van poniendo que sus enfermos, que sus enfermos…

Servicio de Promoción de la Salud ●113


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Pero al final a sus enfermos se les trata igual que a todos, y va a la otra
asociación, que sus enfermos son más importantes. También pretende
esos privilegios para sus enfermos porque entiende que tienen unas
características diferentes, pero sí que es cierto que hasta ahora se
mantiene ese equilibrio menos en estos colectivos agresivos, o que
potencialmente o políticamente como dicen puedan interpretarse de una
determinada forma que no es tan aceptable.

A lo mejor la sanidad el futuro no es dividirla en áreas como hasta ahora,


en grupos, grupo de rumanos, grupo de... (Risas). (G.D. Atención al
Paciente).

En el ámbito genérico de la promoción de la salud es, en cualquier caso,


donde más se evidencia la necesidad de la mediación intercultural. No
debemos pensar que la promoción y la educación para la salud pueden
resultar inocuas en relación a este tema 107 ; son muchos los riesgos que se
intuyen tras un enfoque prácticamente etnocéntrico, indiferente e insensible a
las diferencias culturales. Hay mucho que hacer, en efecto, al respecto de la
adaptación de los mensajes de educación sanitaria a las peculiaridades
culturales de los inmigrantes, adaptación que indudablemente exige
considerar la función de mediación cultural. En cierto modo podría decirse
que cualquier mensaje de educación sanitaria dirigido a colectivos
inmigrantes culturalmente diferenciados debería de estar previamente
testado, adaptado y, hasta cierto punto, negociado con representantes
(cualificados o no) de tales colectivos; el riesgo, de no operar así, es el de
que tales mensajes produzcan a la postre efectos del todo contraproducentes
en relación a los beneficios esperados e, incluso, introduzcan efectos
secundarios imprevistos del lado de la marginación social y sanitaria.

También podría decirse que es función directa de la promoción de la salud el


formar a los profesionales de la salud asistenciales en el modo en que
deben de afrontar las intervenciones que afecten al cambio de hábitos de
salud, y el facilitarles los medios que les permitan adaptar directamente sus
intervenciones al respecto.

Pero quizá la propia promoción de la salud tenga una misión todavía mucho
más trascendente: la de introducir, por una parte, al Sistema Sanitario en la
sensibilidad hacia la diferencia cultural; y la de generar, por otra parte, en la
población inmigrante la confianza necesaria para el acercamiento a dicho
Sistema. En última instancia, el objetivo principal debería de ser el conseguir
superar ese significativo desencuentro, que es quizá la conclusión más
clara de la presente investigación.

107
Tampoco, efectivamente, en muchos otros.

Servicio de Promoción de la Salud ●114


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Nosotros intentamos introducir nuestra cultura, cambiarles su cultura, no


hacer una mezcla y adaptarnos, nosotros creo que nos creemos
superiores y decimos; las comidas tienen que ser así, la planificación así,
los horarios así, y les imponemos nuestra cultura. Ellos vienen con su
cultura y es imposible que nosotros cambiemos todo eso, creo que
deberíamos aceptar también su cultura y no imponer nuestra cultura.
(G.D. Pediatras)

3.4.2. El interés por la enfermedad rara.

Como dijimos anteriormente, el interés por los hábitos de salud esta más
cerca de la identidad de los y las profesionales de enfermería. El profesional
de la medicina, por el contrario, está más implicado, desde su identidad, en la
enfermedad; lo cual no quiere decir, de todas formas, que no muestre
también cierto interés por el otro ámbito, especialmente si además es médico
de atención primaria.

En cualquier caso, desde esa identidad médica se produce una aproximación


al mundo del inmigrante que puede parecer curiosa para quien no comparte
esa identidad profesional: nos referimos al interés acusado que se manifiesta
frente a las “enfermedades raras”, frente a las patologías importadas
extrañas en la población española.

Que repasas la tuberculosis y las enfermedades transmisibles... vamos,


las patologías esas...

Hombre... positivo... si tienes que ver 50 todos los días pues te da igual
verlos de aquí o de allá.

Positivo, que es un nuevo reto.

Adquieres nuevas culturas, nuevos conocimientos, sabes cosas que antes


no sabias, se plantean este tipo de reuniones, se plantean reuniones de
conocimiento en el centro de salud. (G.D. Médicos de familia. Hombres)

Nos enriquece, aprendes patologías nuevas. (G.D. Pediatras)

No se nos escapa cierta analogía entre este interés específico del profesional
sanitario y aquél que, desde la óptica de la identidad de ciudadano, se
manifestaba hacia los rasgos folklóricos de las culturas de referencia de los
inmigrantes. En ambos casos estamos ante intereses o preferencias que
podríamos calificar como “parciales”, puesto que se concentran no tanto en
las personas como en rasgos accidentales y anecdóticos a ellas. En aquél
momento hablamos de consumo; y en este caso tendríamos que hablar
también, salvando las distancias, de un cierto consumo, específicamente
profesional, puesto que el interés se concentra en aumentar un saber desde

Servicio de Promoción de la Salud ●115


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

la motivación de la curiosidad hacia lo raro y lo distinto en el ámbito de la


enfermedad.

Es obvio, en cualquier caso, que el profesional tiene también el deber de


formarse en esas enfermedades raras, puesto que tiene la obligación de
diagnosticarlas y darles una salida terapéutica. No estamos, efectivamente,
sugiriendo que el profesional se evada de semejante responsabilidad. De lo
que queremos dar cuenta es de que, en el discurso, el acercamiento a la
problemática de salud del inmigrante puede terminar fácilmente, por esta vía,
recalando en exceso en un ámbito relativamente anecdótico y, considerando
a la población en su conjunto, relativamente irrelevante.

Podríamos, efectivamente, caer en el absurdo de destinar la mayoría de


nuestros recursos en formación sobre el tema de la inmigración en saciar
esta curiosidad profesional, sin darnos cuenta de que con ello podríamos
centrarnos en lo excepcional, desatendiendo, insensiblemente, lo
fundamental desde la óptica de la salud pública, tanto si consideramos a la
población inmigrante como a la población española (en lo que puede sentirse
afectada por las enfermedades de los inmigrantes).

Es obvio que no se puede exigir a los profesionales asistenciales una visión


de Salud Pública excesivamente amplia. Su “especialización” profesional les
lleva a manifestar un interés preferente sobre los procesos concretos de
enfermedad más que sobre los riesgos colectivos. Nos sorprende,
efectivamente, el poco peso que en la discusión tienen los repuntes
asociados a la inmigración de determinadas enfermedades infecciosas
conocidas (paradigmáticamente, la tuberculosis 108 , pero también la rubeola o
el sarampión), el cual constituye, sin lugar a dudas, un auténtico problema de
Salud Pública.

Nos preocupa la presencia de una lógica de aproximación a la salud de los


inmigrantes en la cual lo superfluo pueda tener más valor, de cara a la
movilización del interés profesional, que lo necesario. Nos sorprende, a fin de
cuentas, cierta invisibilidad práctica del inmigrante en tanto que sujeto
colectivo en riesgo, y, como consecuencia, en tanto que potencial objeto de

108
Ciertamente, nos referimos a la tuberculosis en tanto que problema de salud pública. Es cierto
que, desde el punto de vista asistencial, la tuberculosis está volviendo a ser, por esta causa y por
otras, objeto de renovado interés para el estamento médico.

Servicio de Promoción de la Salud ●116


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

acciones planificadas, coordinadas y orientadas en función de algún tipo de


estrategia específica de salud.

3.4.3. La enfermedad del inmigrante: entre lo psíquico y lo social

Es obvio, en cualquier caso, que el profesional tiene directamente acceso a –


y debe, de algún modo, de hacerse cargo de- las patologías de la
inmigración. Sin embargo, a la hora de identificar qué es lo peculiar de la
población inmigrante desde el punto de vista de la enfermedad,
frecuentemente se evidencia el hecho de que lo que son en gran medida
patologías de tipo, digamos, psicológico o social las que priman.

Claro, son gente que si están estresados y no duermen y no se


encuentran bien, y comen mal pues... hoy parece que me encuentro mal
pues que me hagan un chequeo, al médico, entonces realmente lo que
tienen es estrés pero eso no justifica que les hagas un chequeo y que les
hagas una ronda. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

“Yo creo que tienen mucha ansiedad, muchos problemas depresivos...·

Claro, relacionado con el hecho de estar fuera de su país...” (G.D.


Enfermería A.P.)

“Les dan mayor importancia a su estado de ansiedad psíquico que luego


estás con él y lo que tiene es un problema vaginal enorme que la señora
ni se ha enterado.

Sí, más anímicamente.

Y luego te das cuenta que es diabética, hipertensa y ella dice que eso no
le parece grave ni importante, sin embargo simplemente su estado.

La ansiedad que tiene”. (G.D. Enfermería A.P.)

Yo he visto más consultas psicológicas, problemas psicológicos entre ellos


que médicos puros, por desarraigo, eso se detecta más. (G.D. Médicos de
familia. Hombres)

Sí, y que sí hay mucha patología de tipo psicológico y de tipo adaptativo.


(G.D. Médicos de familia. Hombres)

En general los desagrupados van cuando tienen algo más serio y yo que
lo que más tengo son sudamericanos esos, lo que quieren realmente es
volver a su país y ahora por lo que más van en la consulta es por la
ansiedad que eso les genera porque no están ni aquí ni allí, o sea, están
aquí pero están un poco de paso con el billete ya sacado, yo, yendo un
poco más lejos, yo creo que esos van a tener más problemas con ellos
porque ahora mismo están aquí y están a caballo, pueden saltar el charco
pero dentro de diez o doce años cuando muchos de ellos tienen hijos aquí
ya adolescentes, los hijos que luego digan: y yo me quiero quedar... eso
va a ser más serio, a lo mejor ya vienen otros problemas mayores. Los
hijos se quieren quedar, los padres se quieren ir porque tienen a la familia
allí, eso, no sé qué patología puede generar luego. (G.D. Médicos de
familia. Hombres)

Servicio de Promoción de la Salud ●117


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Ese es el caso típico con las mujeres del este y con las argentinas, las
mujeres argentinas van a psicoanalizarse a la consulta, te preguntan todo
pero de pies a cabeza. (G.D. Ginecólogos)

De hecho, mucho del aludido comportamiento pretendidamente “excéntrico”


del inmigrante en relación a los servicios tiende a ser interpretado muchas
veces en esa clave: el inmigrante trasfiere en demanda sanitaria
problemáticas cuyo origen cabría explicar desde las claves del desarraigo y
de la dureza de las condiciones de vida de la propia inmigración. Como
indica una de las citas anteriores, no se trataría tanto de problemas “médicos
puros”, cuanto de desarreglos y demandas que entrarían, a lo sumo, en ese
campo nebuloso de lo psicosomático.

Pues que en el fondo cuando la gente está mal y tiene problemas sociales
eso se refleja en somatizar problemas y demandar más asistencia y en
muchas cosas más... (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Yo a veces me siento que somos una ONG, estamos haciendo un trabajo


silencioso y no lo estamos diciendo por ahí como otras ONGs, los médicos
lo estamos haciendo todos, no salimos en ningún sitio y en el momento
que decimos: me da miedo... es que me ha pasado con amigos, sacas un
poco el tema a relucir y enseguida, es que tú eres un xenófobo, es que tú
a los extranjeros no los quieres y no, es que tenemos unos problemas
que... vamos, que te están interpretando mal. (G.D. Ginecólogos)

Como se sabe, estamos ante un ámbito de problemáticas en salud que el


estamento médico suele genéricamente mostrarse bastante reacio a asumir
como de su competencia. En la medida en que la etiología de tales
padecimientos remite a cuestiones que se salen del campo de lo
estrictamente sanitario, parecería como si su abordaje fuera responsabilidad
exclusiva de otro tipo de profesionales, paradigmáticamente, los trabajadores
sociales, a quienes se recurre, aparentemente con asiduidad, cuando se
presentan este tipo de cuestiones.

Asistente social, trabajadores sociales, para todo eso que ellos demandan
y que nosotros pedimos que se haga se hace a través de ellos, ellos son
los que tienen que moverse para que el niño por lo menos se mueva en
un ambiente sano, que vayan allí, que vea en qué estado de higiene...

Como el puente entre la sanidad y la sociedad, el que va


interrelacionándolo todo. (G.D. Enfermería A.P.)

Somos un poco el comodín de lo social... mucho social es lo que vemos


más que sanitario. (G.D. Pediatras)

A mí lo que me parece injusto es que te las cuelen gente de las mismas


características que han llegado a España y lo he visto en la consulta, hace
poco una mujer de 47 años china que evidentemente no sabía nada de
español como la mayoría de los chinos, que venía con otra china que
hablaba pero malamente y lo que me decía es que hacía dos años que no
tenía la regla, entonces, pues tenía sofocos, y claro, en fin... es decir, que
no tenía patología. Una cosa es ver a alguien que tiene una enfermedad y
otra gente es ver a alguien que no tiene una enfermedad, y eso no es una

Servicio de Promoción de la Salud ●118


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

enfermedad... hombre, algún filtro creo yo que debe de haber. (G.D.


Ginecólogos)

Desde el lado de los profesionales de la medicina lo que observamos al


respecto es cierta incomodidad. La acusación de “demandantes”, de la que
habíamos ya dado cuenta, refleja claramente esa incomodidad, la
incomodidad de tener que atender con relativa asiduidad a cuestiones de
algún modo “mal enfocadas” por el propio inmigrante, puesto que trasfieren al
propio cuerpo insatisfacciones cuyo origen está en otro lugar.

Naturalmente que el sanitario entiende que el inmigrante, inevitablemente,


somatice; se trata de un desplazamiento, por definición, casi siempre
inconsciente. No obstante, aquél, en la medida en que se percibe como
incompetente, se siente víctima pasiva de una situación que prácticamente
le desborda. Puede ser, efectivamente, que nadie tenga la culpa 109 , pero es
relativamente inevitable que, en ese contexto, la insatisfacción del sanitario
se trasfiera en cierta animadversión hacia el propio inmigrante, que es el que
explícitamente realiza la demanda y, por tanto, el único agente práctico sobre
el cual se puede intervenir para modificar esa tendencia perversa a hacer un
mal uso de los servicios sanitarios.

En cualquier caso, por esta vía, el inmigrante se convierte también, sin lugar
a dudas, en un paciente incómodo. La enfermedad “imaginaria” 110 ,
efectivamente, se puede tratar en sus síntomas; y, aunque no tenemos claros
datos al respecto, hemos de suponer 111 que se da con relativa facilidad el
recurso a los psicofármacos cuando se sospecha la presencia de un
desarreglo psicológico asociado a la somatización.

Ciertamente, hay otra vía de abordaje desde atención primaria de estas


cuestiones, la vía de la comunicación empática, la vía de interesarse y
profundizar en las condiciones vitales del inmigrante, en los problemas reales
que están en la base de la somatización, y la de proponer posibles
alternativas de abordaje. Por esta vía, posiblemente, se reduciría el supuesto

109
Ya hemos visto que no se observa una tendencia muy acusada a generar un discurso
reivindicativo al respecto.
110
Con el adjetivo lo único que pretendemos es hacer una aproximación a cómo ese tipo de
afecciones son percibidas y experimentadas por el estamento sanitario; no pretendemos, obviamente,
hacer ningún juicio clínico al respecto.
111
Por la experiencia previa de conducta ante otros casos de similar naturaleza (véase, por ejemplo,
el abordaje médico típico de la violencia de género)

Servicio de Promoción de la Salud ●119


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

“sobreconsumo” sanitario del inmigrante, y la figura del médico de atención


primaria obtendría previsiblemente un mayor reconocimiento.

Esta vía, efectivamente, no es la que se sigue normalmente 112 , y quizá no


sea demasiado necesario explicar por qué. Está, por una parte, la aludida
presunción de incompetencia; pero, por otra parte, está la problemática
también aludida del tiempo, que cierra cualquier posibilidad de abordar las
cosas desde este punto de vista. Ni que decir tiene que, conforme subamos
en la escala en la dirección de los especialistas, la negativa al respecto se
volverá cada vez más acusada.

Hombre, es que yo evidentemente eso está bien pero también es cierto


que a un médico de atención primaria le interesa mucho conocer su
ambiente pero quizás a nosotros no tanto... es mínimo a la hora del
tratamiento. (G.D. Ginecólogos)

3.4.4. La atención a la mujer inmigrante.

Es de todos conocido que la mujer, en general, obtiene en el sistema


sanitario mayor visibilidad que el hombre; no creemos necesario extendernos
demasiado en explicar aquí por qué. Las necesidades de atención y cuidado
sanitarios vinculadas a la reproducción, la función social tradicional de la
mujer de cuidadora familiar en salud, unido todo ello a una relación cultural
con el propio cuerpo en la que el autocuidado es incorporado como un
elemento fundamental instan a un mayor acceso a los servicios sanitarios.

No hay razones para suponer que con la mujer inmigrante suceda algo muy
distinto; la mujer inmigrante tiene mucha más presencia en el discurso de los
profesionales de la salud que el hombre inmigrante. Podríamos decir que,
incluso, el hombre inmigrante aparece en la conversación las más de las
veces desde el prisma de la mujer, desde la experiencia que ella misma
trasmite.

La acusación aludida de “demandantes” tiene, como consecuencia, una


especial significación y relevancia del lado de la mujer. En realidad, es la
mujer inmigrante quien se muestra las más de las veces como especialmente
demandante; con lo cual habría que concluir que también es, como paciente
o como cliente, particularmente incómoda.

112
Insistimos, hay honorables excepciones.

Servicio de Promoción de la Salud ●120


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Y tienen una mala uva que no veas... las nigerianas y son muy
demandantes, muy quejicas, están continuamente demandando atención,
quieren una enfermera continuamente a su lado, es una cosa que no me
explico, una raza que teóricamente es mucho más fuerte que la nuestra
pero me llama la atención los alaridos que dan en los postoperatorios,
todos los analgésicos le parecen poco. (G.D. Ginecólogos)

Nuevamente del lado de este tema es la mujer sudamericana la que


presenta un perfil aparentemente más incómodo. Es ella normalmente la que
aparece implicada en las trifulcas con los administrativos, la que accede a la
consulta sin cita previa, la que con frecuencia se presenta injustificadamente
a los servicios de urgencias, la que pone reiteradamente en cuestión la
autoridad del sanitario, la que exige que se les realicen determinadas
pruebas, la que intenta por todos los medios que se la derive al especialista,
etc. La mayor visibilidad de las sudamericanas es, evidentemente, lo que
explica esa cristalización del tópico sobre ellas; pero como analistas
debemos hacer notar que, más que una especificidad cultural, es el hecho de
ser mujer inmigrante lo que en realidad está en la base de ese tipo de
comportamientos percibidos por el sanitario como tan molestos.

Pero las ecuatorianas que no son tan psicoanalistas como las argentinas
pero se llevan poco son mujeres muy lentas en la consulta, te lo
preguntan mil veces, todo lo que le digas se lo tienes que volver a repetir.
Todo les parece insuficiente. (G.D. Ginecólogos)

De hecho, muchas de las veces, el consabido “chequeo” es en realidad un


“chequeo ginecológico”, y el especialista sobre el que se concentran las
demandas de derivación es precisamente el ginecólogo. Estamos ante un
perfil mayoritario de mujeres en edad reproductiva, y es completamente
natural que las demandas se concentren preferentemente en el campo de la
salud sexual y reproductiva. El otro gran campo es, evidentemente, el de la
salud infantil, que concentra la atención sobre la figura del especialista en
pediatría.

Los chequeos del fin de semana, las mujeres todas a la urgencia de la


maternidad del fin de semana, vengo a que me chequee. (G.D. Atención
al Paciente)

Resulta curioso que las demandas de chequeo ginecológico sean


frecuentemente interpretadas en clave de abuso. Muchas de las veces se
habla del cumplimiento por parte de la mujer inmigrante de una suerte de
asignatura pendiente: como en sus países el control ginecológico era de
pago, convierten esa carencia previa en demanda incontinente de chequeos
cuando advierten de la posibilidad de acceder a ellos de forma gratuita. En
otros casos, la interpretación es todavía más malevolente: como no se cuidan

Servicio de Promoción de la Salud ●121


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

en su comportamiento sexual, desarrollan una especial aprensión, que les


lleva a demandar obsesivamente la verificación de su estado de salud.

Es, no tomo precauciones ni anticonceptivos y entonces es; "Yo, vengo al


médico porque yo no me estoy cuidando". (G.D. Administrativos)

Efectivamente, tienen muchos DIU, tienen muchos implantes que aquí no


se hacían, ahora se están empezando a comercializar, pero cuando
venían parecía que era de ciencia-ficción y venían a quitárselos y no
teníamos ni idea de cómo quitarlo y luego mucha patología por el virus
HPV, por el virus del Condiloma, de eso vemos mucho quizás porque
haya otra conducta sexual allí, más promiscuidad o menos protección... en
la población sudamericana. (G.D. Ginecólogos)

Pues yo tengo la sensación de que sí te están escuchando pero por aquí


me entra y por aquí me sale, yo voy a hacer lo que me da la gana. (G.D.
Ginecólogos)

Ciertamente, se podrían considerar otras hipótesis. Ante todo, estamos ante


una norma médica vulnerada por la insistencia de la demanda, la de que la
mujer joven no precisa de especiales controles ginecológicos. Otra cosa es,
efectivamente, que la mujer crea que los necesita, y ante ello lo natural
debería de ser el preguntarse por lo que está en el origen de semejante
aprensión, sin descalificar sin más la demanda como irracional simplemente
porque choca con unas normas genéricas previamente establecidas para la
población general, o para las mujeres en general.

Ciertamente, deberíamos de preguntarnos qué hay en las propias


condiciones de vida que genera ese tipo de aprensión, que está claro que
remite a un riesgo percibido como real para la persona que la presenta.
Podríamos establecer la hipótesis, por ejemplo, de una transferencia
simbólica al cuerpo femenino reproductor del riesgo percibido en la propia
situación vital 113 . Podríamos también establecer hipótesis del lado del
comportamiento sexual efectivo, pero, pensamos, guardándonos de
introducir esa censura previa del “como no se cuida…”, que prácticamente
desautoriza la demanda de chequeo de la mujer.

Pero es que las mujeres se miran mucho, se controlan mucho la regla, si


les duele, si no les duele, si se mueve el niño, si no... (G.D. Ginecólogos)

113
Estamos aquí estableciendo hipótesis plausibles, no afirmando o negando nada. La capacidad de
reproducción de la mujer es, como todo el mundo sabe, un elemento fundamental de su potencia
vital; el riesgo de su pérdida, por tanto, debe estar permanentemente presente, como fantasma, en el
modo en que se relaciona habitualmente con su cuerpo (es de todos conocido, por ejemplo, el
elevado componente traumático de la menopausia). No es, como consecuencia, una hipótesis
demasiado absurda el que la mujer trasfiera una situación vital de debilidad en aprensión excesiva
ante la eventual pérdida de su capacidad reproductiva.

Servicio de Promoción de la Salud ●122


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

La confirmación de cada hipótesis nos llevaría a actuaciones distintas. Tras


la primera nos veríamos obligados a identificar cuál es la fuente real del
malestar en la propia situación vital, y hacerle, a la postre, a la mujer tomar
conciencia de que sus miedos están injustificados en el plano en que los
presenta. Habría que evitar, por tanto, la derivación y el chequeo; pero tal
negativa sólo podría compensarse si el sanitario ha sabido establecer una
vinculación empática con la mujer.

Tras la confirmación de la segunda hipótesis obtendríamos, por el contrario,


la constatación de que el chequeo sí que está justificado. Estaríamos, como
consecuencia, ante casos en los cuales la norma general no debe de
aplicarse, puesto que hay comportamientos de riesgo que la justifican. Pero
para llegar a la constatación de que tales comportamientos de riesgo existen
hay que establecer una relación de confianza con la mujer, sin la cual es
imposible que la mujer nos lo cuente. Y es, sin lugar a dudas, la expectativa
de censura ante su comportamiento lo que inhibe a la mujer inmigrante a
entrar en semejantes confidencias con el sanitario.

Y, como hemos visto, la censura está ahí previamente en el sanitario a modo


de propensión especial al escándalo cuando lo que se pone en la mesa es un
comportamiento de alguien que es inmigrante. Nuevamente debemos
recomendar la vigilancia ante este sentimiento y la proposición a la mujer de
un espacio de expresión neutro desde el punto de vista moral.

Cualquiera de las hipótesis, en cualquier caso, nos obliga a crear un espacio


de confidencia con la mujer. Y, según hemos visto, es la negativa y/o la
imposibilidad práctica de establecerlo (por falta de tiempo) lo que en última
instancia está operando.
¡Ay, doctorcito!... cuando te preguntan algo de cualquier cosa hacen un
mundo; “Es que la regla el mes pasado me tardó media hora más de lo
habitual y entonces estoy muy preocupada”. Le haces todo, le haces
todas las pruebas y cuando ya está vestida dice: “Y es que verá, además
me salió el mes pasado un grano en el lado izquierdo, ya no lo tengo, pero
doctorcito estoy muy preocupada”... (Risas). Señora, pues yo no le he
visto nada. Otra vez a desbragarse y a volver a mirarla... “Pues es que
además yo creo que el mes que viene me va a doler la teta izquierda”.
Muy melosas, muy melosas y a mí me sacan de mis casillas. Y todo esto
estaría fenomenal si tuvieras un margen de tiempo para verlas pero como
tienes un montón. (G.D. Ginecólogos)

El mismo análisis podríamos hacer para cualquier demanda femenina. Por


ejemplo, ante el cuidado de los hijos se demuestra un igual grado de
aprensión. Ciertamente, el cuidado sobre-protector de los hijos no está en

Servicio de Promoción de la Salud ●123


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

nuestra sociedad moralmente penalizado 114 , con lo cual hay una tendencia
significativa a trasmitir la imagen de que, en general, son buenas madres.

Porque a los niños los cuidan todo lo que haga falta, todas las razas, pero
los niños no faltan al colegio, porque para citarles en pediatría ya tenemos
problemas, todos quieren a última hora para no faltar al colegio y los
cuidan, traen a los niños aseados, les traen a sus vacunas, sus revisiones.
(G.D. Administrativos)

Muy cariñosas las mamás y los papás y el niño es el rey de la casa. (G.D.
Pediatras)

No obstante hay que admitir que, en lo cotidiano, estas madres suelen ser de
lo más incómodas porque están en permanente estado de aprensión acerca
de los eventuales efectos en la salud de sus hijos de sus condiciones de
vida. Cualquier mirada “objetiva” hacia las condiciones reales en que se
realiza muchas veces esa crianza nos llevaría fácilmente a comprender y
justificar dicha aprensión, que prácticamente llevaría a confundirse con la
constatación de un riesgo real y efectivo; no obstante, el camino más fácil y,
por tanto, el que se sigue muchas veces es el de calificar a la madre como
especialmente demandante en relación a sus hijos.

Tienen una herida en la piel y le dices que es tal y que tiene que lavarla...
y esto, porqué le ha salido... pues por tal y por tal, sí, pero porqué...
quieren saber todo el rato, cosas que eso un español no te lo dice. (G.D.
Pediatras)

Tenemos más tiempo con ellos... entre otras cosas porque te viene un
niño casi virgen que no sabes nada de él y le tienes que hacer de todo...
además te lo dicen: mírele de todo, mírele de todo, hágale chequeo. (G.D.
Pediatras).

• Esta cuestión negativa tiene, de todas formas, una vertiente “positiva”: la


mujer inmigrante resulta ser especialmente proclive a las acciones de
prevención y de educación sanitaria relativas a la infancia.
Posiblemente –es una impresión propia- aquella sea, desde este punto de
vista, posiblemente todavía mejor cliente que la mujer española; la
aprensión, que del lado de la enfermedad actuaba negativamente, se
trasforma en positiva del lado de la transmisión de saberes y pautas que
incidan positivamente del lado de la salud infantil.

Se hace mucho en los centros de salud, enfermería trabaja mucho en el


tema de la educación para la salud, es la consulta de enfermería. La
alimentación de los niños... incluso en los marroquíes... (G.D. Pediatras)

114
Es más, posiblemente esté exageradamente reforzado en el marco de una moral social que sobre-
responsabiliza a la mujer de determinadas tareas supuestamente inherentes al hecho de ser mujer.

Servicio de Promoción de la Salud ●124


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

• El campo de la vacunación infantil no es, por tanto, un campo sobre el


cual se observe en los profesionales de la salud una especial
preocupación. Los profesionales más implicados en esa práctica
(enfermeras, pediatras), salvo excepciones 115 , no parecen tener
excesivos problemas para que la mujer inmigrante se ajuste a las
prescripciones al respeto. Posiblemente, tales profesionales sean los que
estructuralmente estén en una posición más “equilibrada” en su relación
con el inmigrante, puesto que se observa fácilmente un mejor
reconocimiento por parte de la mujer inmigrante de su saber y de su
autoridad.

Pero los marroquíes llevan al día las vacunas, es más, para cuando le
llevan a la fiesta de la circuncisión me piden la pomada antibiótica porque
saben que allí no: "Ya ve usted son cosas de la abuela, qué vamos a
hacer, hay que pasar por ello, pero ya me dicen eso, que hay que pasar
por ello". Es que en Marruecos yo les veo que están muy evolucionados.
(G.D. Pediatras)

• El campo de la educación sanitaria a la infancia funciona bien, siempre y


cuando no se de una contradicción fragrante entre las pautas prescritas y
otras pautas culturales de cuidado 116 establecidas en la cultura de
referencia, lo cual tiende a producirse más fácilmente conforme más
distancia exista entre la cultura española y la cultura del inmigrante; con
una china, por ejemplo, pueden producirse más problemas al respecto
que con una sudamericana. Es muy importante, como dijimos
anteriormente, que se sepan manejar adecuadamente estos conflictos 117 ,
porque se pueden generar graves interferencias allí en donde a priori se
debería de producir un mejor acople entre el inmigrante y el sistema
sanitario.
Le sirve para acercarse a muchas cosas, ellos, el acercamiento a la
sanidad muchas veces es a través del niño, incluso antes de que el niño
haya nacido, en servicios sociales, la matrona, preparación al parto...
luego creo que son muy receptivas, en la sala de espera, en comentar
cosas, las campañas de las vacunas y la meningitis y tal... o sea, que eso
sí que puede ser una buena puerta de entrada a muchas más cosas, o
sea, a través de los hijos el venir a la sanidad creo que abre mucho el
abanico. (G.D. Pediatras)

Al igual que determinados ámbitos de actuación aparecen valorizados,


también aparecen indirectamente valorizadas las profesiones especializadas

115
Los problemas al respecto suelen ubicarse en el terreno de la formalidad frente a las citas
programadas.
116
Lo más crítico suelen ser las pautas de alimentación infantil.
117
Posiblemente del lado de proposiciones alternativas intraculturales o metaculturales.

Servicio de Promoción de la Salud ●125


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

asociadas a ellos. Es el caso de la ginecología, que objetivamente sufre una


revitalización, ante el aumento de la demanda de cuidados al embarazo; pero
también es el caso de la pediatría, una profesión especialmente afectada en
su identidad y su valor social por el descenso de la natalidad.

Y después como pediatra pienso que hemos empezado a ser más


necesarios, el índice de natalidad estaba muy bajo. (G.D. Pediatras)

Aún cuando se dé un juicio bastante unánime de que suelen ser buenas


madres, no faltan las tendencias destinadas a cuestionar ese hecho. Los
puntos críticos suelen ser el abandono temporal de los hijos (inevitable,
hasta cierto punto, si consideramos los condicionantes laborales y la
ausencia o debilidad de las redes familiares: a veces se nota también una
injusta falta de comprensión ante este hecho) y la ausencia o distracción al
respecto del control de la natalidad. En resumidas cuentas, mezclando lo
que está implícito en ambos reproches, la crítica más recurrente es la de que
la mujer inmigrante tiene frecuentemente hijos irresponsablemente y que,
por tanto, trasfiere al sistema la responsabilidad de su irresponsabilidad.

Y que aprendan a valorar la educación de los niños que no se les puede


dejar solos, es que dejan a niños muy pequeños solos en casa. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

- O sea, con poco trabajo o trabajos que no están muy... y meterte en un


país como España y con un hijo les limita mucho las posibilidades... y
prácticamente en cuanto llegan a los pocos meses ya están embarazadas
y al año el segundo, desde luego los ecuatorianos es tremendo.

- Pues las mías no, han echado el freno.

- Pues las mías van por el tercero y algunas por el cuarto. (G.D. Pediatras)

Pero no sólo porque les cambien de país sino por la situación en la que
aquí se encuentran, los padres trabajan todo el día, los niños viven solos,
entre ellos se tienen que cuidar y adquieren unas responsabilidades que
no son de niño, muchos están contentos de venir aquí porque están con
sus padres, porque adquieren cosas que allí no tienen pero luego su
forma de vida no es de un niño. Están todo el día solos, a veces llegan los
padres y han bebido y riñen y es complicado vivir así. (G.D. Pediatras)

Ello hace que aparezca sobre la mesa un campo de batalla inesperado, el de


la utilización responsable de métodos anticonceptivos por parte de los
inmigrantes, en general, pero particularmente por parte de la mujer
inmigrante 118 . La iniciativa que concita el mayor grado de adhesión entre los
profesionales consultados es, precisamente, la presión en la dirección de la

118
Puesto que es, prácticamente, en quien suele descansar la responsabilización.

Servicio de Promoción de la Salud ●126


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

utilización responsable por parte de la mujer inmigrante de los métodos


anticonceptivos 119 .

Lo que pasa que el hombre hispano americano tampoco deja a la mujer


que tenga ese control para la natalidad, porque ves mujeres que no tienen
medios, que acaban de tener un hijo, que se quedan embarazadas de otro
y ellas lo que argumentan es que si el marido, que si el preservativo... les
hablas de que hay otros métodos y ellas que no..., o sea, que ellas en
nuestro centro no son muy receptivas... por lo menos al principio, igual
cuando ya llevan tiempo y tienen dos hijos y ven que es mucha carga
pues igual se informan... tampoco acuden al centro a que tú les orientes,
igual vienen porque se han quedado embarazadas y para que les ayudes
a abortar... casi tiran más para el aborto que para la planificación. (G.D.
Pediatras)

Ciertamente, la mujer inmigrante tiende a aparecer en el discurso como


víctima pasiva de un varón inmigrante frecuentemente irresponsable, que es
el que en última instancia causa este comportamiento. La negativa de éste -
en el prejuicio, culturalmente condicionada- a utilizar el preservativo o,
incluso, cualquier otro método anticonceptivo, es lo que explicaría, en última
instancia, este supuesto desorden en la asunción de la maternidad por parte
de la mujer inmigrante, que generaría en el límite el recurso, constatado
como frecuente y valorado como preocupante, la I.V.E. como método
anticonceptivo de urgencia.

Todos los temas están relacionados, allí la sociedad es mil veces más
machista que aquí, entonces el hombre sí puede irse por allí y por allá y la
mujer es; ponte María que voy y ya cumple y es una buena señora y
cuando viene con todas sus películas pues la señora se encuentra que
tiene un mapa de siglas víricas que... (G.D. Ginecólogos)

La presión, en cualquier caso, se dirige directamente sobre la mujer, que es


quien pone en evidencia el problema y quien se piensa que puede actuar
para solucionarlo. A la mujer se le propone que negocie con el varón y, en el
límite, que decida la utilización de los métodos anticonceptivos por su propia
cuenta. El éxito valorado de tales intervenciones suele juzgarse como
escaso, y suele desquiciar al sanitario la insistencia de estas mujeres en caer
en la misma piedra, sea por acumulación de hijos, sea por acumulación de
de interrupciones voluntarias del embarazo 120 .

119
Lo cual, dicho sea de paso, nos presenta un panorama, visto desde fuera, inquietante y un tanto
grotesco: la de un colectivo cultural foráneo fiscalizado por otro autóctono en sus relaciones
sexuales.
120
Es interesante hacer notar que el tema de la IVE (interrupción voluntaria del embarazo) aparece
también vinculada varias veces con el tema recurrente del abuso del inmigrante frente al sistema
sanitario y frente a la población española en general. No sólo se considera el hecho de que al abortar
mas, gastan también más que las españolas; también se apunta como crítica que tienen más facilidad

Servicio de Promoción de la Salud ●127


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Hay medidas simples de prevención del embarazo con lo cual es cuestión


de educación, es que no les entras, por mucho que les expliques... (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

La promiscuidad en los hombres existe, pero en las mujeres... la que


viene con cuatro hijos de padres distintos. (G.D. Ginecólogos)

Es que son muy generosas para que no peleen los niños... (Risas). Claro,
un padre para cada uno, les falla la vista, no tienen buena vista y creían
que era un buen padre y no, era malo, pero además es que ese problema
viene porque generalmente ellas no hacen una planificación, es muy
frecuente encontrar embarazos en adolescentes y sobre todo en la gente
de Perú, la que vive en la sierra y que se iba a la capital, se iban chiquitas
jóvenes a trabajar en las casas, con lo cual se encontraban pues como
aquí que se encuentran con el amigo de su pueblo y resulta que en la
casa decían que era su primo, como no hablan bien el castellano decían
que era "sopremo", se iban con "sopremo" y el primo a los cuatro meses le
había hecho un bombo.(G.D. Ginecólogos)

Algo falla, creemos, en el diagnóstico de la situación. En primer lugar, habría


que tomar conciencia de que el escándalo es algo que introducimos
nosotros, y que no tiene por qué estar presente en la forma en que la mujer
se representa su elección. Si quiere tener muchos hijos y si no quiere
negociar sexo seguro con su compañero es algo que ella misma tiene que
decidir; no somos quienes para censurar sin más un comportamiento que
para la mujer puede tener sentido.

• Puede tener un sentido contextual, relativo a las condiciones de


vulnerabilidad en que se desarrolla la propia situación de inmigración. La
mujer bien puede pensar que el tener hijos estabiliza su situación en
España, o bien que reduce la incertidumbre en el devenir de su propia
situación de pareja. Podemos juzgar, desde fuera, que tales estrategias
pueden resultar erradas, pero una cosa es discutir el tema en este plano
(que implicaría conversar e intentar entender los móviles de la mujer), que
en el plano moral del escándalo (que implicaría imponer, sin más, a la
mujer un deber de actuación).
Por los culebrones también me imagino pero ésta gente ya tiene ahí un
hijo, entonces tiene que buscar trabajo para ella y para el hijo, pasa unos
años y puede ser que se encuentre con otro, pues otro. Y ahora están las
más modernas que ellas se buscan uno y si no sale bien pues me enrollo
con el otro porque yo tengo que tener un marido, porque esa es la
filosofía, porque sino estás coja. Y eso se da mucho allí fomentado...
además en las familias se fomenta. (G.D. Ginecólogos)

No, que como acaban de echarse el novio... y cuando empiezas con un


novio todo es amor, pasión y locura y esto es lo mismo, entonces resulta
que si la señora es de raza negra pues al señor de la Ford no le gusta un
preservativo y entonces viene al rato la señora con su embarazo o con su

efectiva (en la medida en que saben explotar su debilidad) para acceder al aborto público gratuito que
aquellas.

Servicio de Promoción de la Salud ●128


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

(...) o con su solicitud de revisión, pues aborto, pero bueno eso es falta de
planificación. Pero es que viene bien, yo soy muy rara, pero es que viene
muy bien tener un novio español y no ponerse preservativo porque si le
digo que no pues entonces me quedo sin novio. (G.D. Ginecólogos)

• Puede tener un sentido cultural. La mujer puede tener, efectivamente,


proscripciones morales, de tipo cultural o religioso, que le impiden asumir
un determinado comportamiento sexual o reproductivo. No tenemos
ningún derecho a contravenir o censurar una decisión establecida en este
registro, que, por mucho que nos lleve a escándalo, no deja de ser una
decisión tomada autónomamente por una persona. Nuestra
desautorización, como ya se ha dicho, se convierte, además, en una
desautorización cultural, con lo cual la mujer puede sentirse por ello
agredida y excluida desde su propia identidad cultural.

No utilizan métodos anticonceptivos, métodos de planificación porque el


hombre tiene que tener muchos hijos, es muy hombre y es así. (G.D.
Ginecólogos)

Representarse a la mujer inmigrante exclusivamente como un ser pasivo,


sujeto al arbitrio del varón es una mala imagen y, creemos, también una mala
política. Semejante imagen a lo que nos lleva es a concebirla como un ser
infantil, y a establecer con ella, como consecuencia, pautas de relación
impropias de un intercambio entre adultos. Por mucho que, en apariencia, el
discurso general sea de tipo regeneracionista frente al lugar de la mujer en el
mundo, las actitudes prácticas suelen estar más cerca del fastidio frente a un
comportamiento juzgado como incorregible. Todas las acciones dirigidas a
concienciar a la mujer inmigrante de un uso racional de los anticonceptivos
chocan no tanto con el hombre, como con la aparente desidia e
irresponsabilidad de aquella.

Los árabes me caen gordos, los maridos, pero de ellas lo que me molesta
es que no, y esto a lo largo de largos años ya, he comprobado que no
pueden porque el marido no les deja y tampoco quieren ellas integrarse
mínimamente en aprender el idioma. (G.D. Ginecólogos)

Hay que considerar seriamente la hipótesis de que, incluso cuando creemos


actuar para su bien, podemos estar tratándolas como si fueran menores de
edad y, como consecuencia, instándolas a que se comporten como menores
de edad, en este tema y en otros muchos. De hecho, ese comportamiento es
el que estaba previamente programado en la visión etnocéntrica del mundo;
lo subdesarrollado se concibe desde ahí como lo no adulto, como lo infantil.

¿Qué hacer entonces? ¿Qué actitudes tomar con la mujer inmigrante con
este tema tan serio de la salud sexual y reproductiva? Ante todo, tenemos

Servicio de Promoción de la Salud ●129


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

que seguir insistiendo en recomendar la pauta de hablar, empalizar,


comprender; a fin de cuentas, intentar reconocer y dar un lugar al otro, a la
otra. Pero, en concreto en este tema, creemos que hay que volver a colocarlo
en su lugar natural, que es el del servicio: nuestra función como
profesionales de la salud no está tanto en la corrección de un
comportamiento juzgado como desviado, como en el ofrecimiento a la mujer
inmigrante de unos medios que le facultan para poder tomar decisiones
autónomamente y sin riesgo al respecto de la sexualidad y la reproducción.

Y, ante todo, hay que aprender a identificar cuándo y a analizar por qué
estamos introduciendo prejuicios previos en todo este tema de la sexualidad
y la reproducción. Al respecto, incluso, creemos que las mujeres sanitarias
tienen todavía más propensión al escándalo que los propios hombres. Es
más fácil observar en ellas una auténtica irritación hacia el comportamiento al
respecto de la mujer inmigrante, porque de algún modo es una moral
específicamente femenina lo que se está muchas veces contraviniendo. Irrita
–moralmente- observar a madres que se cargan inconscientemente de hijos,
o que caen reiteradamente en la misma piedra de la I.V.E. Irrita, sobre todo,
el contexto en el que ello se produce, el de una mujer aparentemente
plegada y subordinada al deseo y al capricho del varón.

La irritación se produce, en primer lugar, porque estas mujeres trasmiten una


imagen de ser mujer cargada en nuestra sociedad de una profunda
negatividad. Parecería como si toda la lucha llevada a cabo por las mujeres
para equilibrar su posición social a la del varón quedara desvirtuada por el
mal ejemplo de estas mujeres, que hacen todo lo contrario que lo que dicta el
nuevo súper-yo femenino.

• Es difícil, como dijimos, no caer muchas veces en el sentimiento de


escándalo; pero el escándalo es precisamente el sentimiento que
debemos de saber manejar. Hay que saber aceptar que existen otros
modos de ser mujer en el mundo que, en la medida en que son asumidos
como elección personal, tienen en principio toda la legitimidad para ser
ejercidos. Ello no quita para que no puedan ser cuestionados e instados a
evolucionar; pero tales acciones hay que saber desligarlas de la censura
moral, y ubicarlas en el plano de la discusión racional.

• La acción racional en este tema estaría posiblemente mejor ubicada en


las consecuencias contraproducentes de determinadas conductas en
relación al cumplimiento del principal objetivo vital del inmigrante, el éxito

Servicio de Promoción de la Salud ●130


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

del propio proceso migratorio. Ciertas estrategias, ciertas conductas que


podrían ser adecuadas en el contexto de vida de origen pueden ser
inadecuadas y contraproducentes en el nuevo; y no porque aquí seamos
distintos y haya que adaptarse, sino porque las condiciones de vida son
distintas y hay que procurar no echar piedras contra el propio tejado.

• Queremos decir que la mujer inmigrante posiblemente esté desarrollando


estrategias inadecuadas para el nuevo contexto de vida al que se
enfrenta. El camino para ayudarla –si es que queremos ayudarla- no es
imponerle sin más una nueva moral sexual, sino el hacerle notar que por
determinados caminos puede ella salir perdiendo; que puede convertirse,
a la postre, en víctima de sí misma. El darse cuenta que se trata de
mujeres que están viviendo actualmente de forma acelerada un proceso
que a la mujer española ha tardado muchos años en recorrer, es una
buena imagen para enfrentar el problema real que se tiene entre manos
desde una clave exenta de moralidad.

Pero porque conocen cosas que cuando vienen de allí vienen como
asumiendo que eso es parte de la normalidad de la familia, cuando llegan
aquí tienen cierta independencia, trabajan, hablan con otras mujeres, van
viendo que eso no es normal, que aquí la gente no aguanta eso, igual que
le ha pasado a la mujer española, entonces qué ocurre, que cuando llevan
unos años se dan cuenta que no tienen porqué aguantar eso. (G.D.
Pediatras)

3.4.5. La atención al hombre inmigrante.

Por contraposición a la mujer, el hombre inmigrante resulta ser el paciente


“ideal” desde bastantes puntos de vista. La acusación de “demandantes”,
efectivamente, cursa con menos frecuencia cuando la referencia es el
hombre; su comportamiento, si bien no puede considerarse como ideal desde
los fines últimos de la educación sanitaria moderna, sí que resulta ser
finalmente más cómodo para los sanitarios.

Centrémonos en sacar a la luz esta paradoja. Más allá de los matices que
podamos establecer al respecto de las diferentes nacionalidades, lo central
del comportamiento del hombre inmigrante es la práctica ausencia de una
mentalidad preventiva en relación a la salud: los hombres acceden a la
consulta sólo cuando están malos, sólo cuando la enfermedad está ya
claramente instalada y precisa, por tanto, de una actuación paliativa
inmediata.

Servicio de Promoción de la Salud ●131


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

(Marroquíes) Es muy especial, van muy a lo suyo, es diferente al


sudamericano porque este cuando te demanda ayuda es porque
realmente la necesita.

No crea dependencia del sistema sanitario. (G.D. Enfermería A.P.)

Los tengo localizados por la construcción, porque el día que libra la


construcción que suele ser el viernes aquello está lleno. Son muy
enfermos, todos los negros que vienen al centro vienen muy malitos.

Claro, vienen como urgentes, vienen con un problema real.

Claro, no es el dedo del ecuatoriano, el negro que viene está malísimo.


(G.D. Administrativos)

Ninguno, únicamente el lenguaje, les mandas las cosas y parece que las
cumplen, además ellos van cuando lo necesitan y tienen patologías
reales. (G.D. Enfermería A.P.)

No hay, por tanto, ni demanda de chequeos, ni exigencias de derivación, ni


uso abusivo de las urgencias, etc. El abuso, representado claramente por el
comportamiento de las mujeres, tendría que ver, por tanto, con aquellos
comportamientos que se manifiestan una vez instalada la aprensión frente la
necesidad de evacuarla. De alguna manera, como vemos, negamos al
implícitamente al inmigrante el derecho a actuar consecuentemente en el
terreno de lo preventivo, concediéndoles, por tanto, el derecho restringido a
acceder únicamente a los servicios médicos en caso de enfermedad. Todo lo
que se escapa de ahí –y las mujeres inmigrantes, al parecer, constantemente
se separan de ese patrón- será conceptualizado en clave de abuso 121 .

Ya lo dijimos en otro momento que el mejor estatuto del inmigrante es el de


la invisibilidad. Como los chinos, el hombre inmigrante está muy cerca de ese
estatuto ideal en la medida en que aparece en consulta únicamente cuando
no tiene más remedio.

El hombre aparece, como vimos, implícitamente con mucha facilidad como


elemento resistente a hora de intentar modificar pautas en el comportamiento
sexual y reproductivo. No es, en cualquier caso, objeto de actuación en esa
dirección; se le acusa reiteradamente de machismo, pero no se observa

121
El dato da, fuera de este contexto, para la reflexión acerca del valor que realmente estamos dando
en la medicina moderna a todo lo relacionado con la prevención. Quizá para nosotros la prevención
no sea tan esencial como queremos hacer notar, dada la facilidad con que se desaprueban las
iniciativas de la población para actuar en ese registro. No sólo los inmigrantes, efectivamente, tienen
problemas con el sistema sanitario cuando sus demandas exceden del cuidado paliativo de las
enfermedades; aunque es evidente que a ellos se les deniega con mucha más facilidad el derecho a
reclamar que a los españoles. ¿Tendremos un sistema asistencial prácticamente paliativo pero
teóricamente preventivo?

Servicio de Promoción de la Salud ●132


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

claramente interés por actuar sobre él en esa dirección. Como en muchos


otros casos, el hombre es el culpable, pero la mujer es la responsable.

No, los marroquíes en ese sentido no, ellos pegan a las mujeres pero
nada más... (Risas). (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

En el acceso a la consulta se pueden producir, en cualquier caso, problemas.

• Problemas de trato suelen aparecer con relativa asiduidad en el caso de


particular los hombres marroquíes, cuya conducta es frecuente que se
perciba en clave de agresividad. Si el sanitario es mujer, es fácil que
todo ello se interprete en clave de machismo como puesta en cuestión de
su autoridad desde su condición femenina.

Yo he tenido hombre... y es cierto, las mujeres bien pero los hombres son
agresivos. (G.D. Médicos de familia. Mujeres)

Sí, te amenazan con el fuego eterno, les importa un rábano pegarte. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

Sí, ahí yo les veo que me tratan sin respeto, ahí les veo que me tratan
como mujer. En los marroquíes, igual que los rumanos y sudamericanos
me pueden ver mujer, serán machistas pero me tienen respeto como
médico creo los marroquíes me ven como mujer. (G.D. Médicos de familia.
Mujeres)

Parece ser que los marroquíes porque tienen una diferencia de religión y
cultura y porque hemos estado España y Marruecos en tensión pues es
una gente que nos repele un poco, o sea, la tenemos como gente
conflictiva, y los recibimos peor que a los hispanoamericanos. (G.D.
Pediatras)

Y quizás el marido que antes era flexible ahora es menos flexible porque
estas mujeres ellas no opinan nada. (G.D. Pediatras)

Son unos machistas, es lo que peor llevo, lo del machismo. (G.D. Atención
al Paciente)

Con ellos eso, la comida, lo del tema de tú no hablas que eres mujer y
usted me lo dice a mí que yo soy el que decido. (G.D. Atención al
Paciente)

• Más allá de estos problemas puntuales, cuyo origen posiblemente tenga


normalmente que ver muchas veces con prejuicios y equívocos en la
comunicación, en el ámbito en que más se generan conflictos con el
hombre quizá sea en la tramitación de las bajas laborales por
enfermedad. En este tema hemos observado con relativa asiduidad la
propensión a denegar ese derecho desde el prejuicio de que son “malos
trabajadores”, y de que pretenden abusar forzando bajas innecesarias.
Quizá sea este un tema ante el cual habría que proponer cierta
“vigilancia”, puesto que el prejuicio es fácil que se instale distorsionando
la objetividad necesaria.

Servicio de Promoción de la Salud ●133


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Y son trabajadores flojos, el otro día me viene una que había tosido tres
veces y venía a por la baja, los filipinos son flojos especialmente. (G.D.
Médicos de familia. Mujeres)

Con los hombres tengo más problemas a nivel de bajas laborales o de


contratos... ellos son problemas de baja sobre todo y ellas muy
demandantes y problemas ginecológicos. (G.D. Médicos de familia.
Mujeres)

Que mienten para conseguir un beneficio entonces ellos te van a decir


que tienen algo para su beneficio, pues una baja o algo. (G.D. Médicos de
familia. Mujeres)

Es más, te dicen... a mí me han llegado a decir en la consulta: "Oye mira,


mañana tengo que hacer unos papeles ¿me puedes hacer un papel
justificante? A mí eso... hombre, a algún español se le ocurre pero dentro
de la población de inmigrantes los sudamericanos son los que más me lo
piden entonces lo siento, ni para los inmigrantes, ni para el español ni
para nadie. (G.D. Enfermeras)

Servicio de Promoción de la Salud ●134


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

4. CONCLUSIONES

4.1. Punto de partida.

El análisis realizado sobre la estructura del discurso de los profesionales de la


salud hacia la inmigración y los inmigrantes inevitablemente corre el peligro de
despertar susceptibilidades y de generar, incluso, efectos contraproducentes a
los pretendidos. Al igual que sucede con otras cuestiones socialmente
“delicadas”, con la inmigración se da un pacto social implícito por mantener el
discurso público sobre ella en el registro de lo “políticamente correcto”. Y es
bueno que así sea, porque el riesgo de activar conflictos latentes es muy
elevado. Es bueno 122 que se hable poco de la inmigración, que su notoriedad
pública como “problema” pase a segundo o tercer plano; y que, incluso, se
genere implícitamente la sensación pública de que no existen problemas, o de
que éstos son de fácil solución.

El presente documento no es, en su naturaleza un discurso público. No hay que


olvidar que en su gestación es un estudio cualitativo encargado por un programa
público para recabar datos y orientar su intervención en el ámbito de la
promoción de la salud de los inmigrantes. Un programa, por tanto, que precisa,
para cumplir su función, realizar acciones lo más enfocadas posibles a la
naturaleza de los problemas que se presentan en la realidad. Flaco favor
habríamos hecho al programa que demandó el estudio si le hubiéramos
devuelto la imagen edulcorada de lo políticamente correcto, pasando de
puntillas ante los problemas reales y generando la impresión, deseable,
insistimos, desde el ámbito del discurso público, de que “aquí no pasa nada”.

Pasan cosas, efectivamente, y quizá el informe esté algo desnivelado del lado
de la identificación de problemas, ofreciendo finalmente una imagen
posiblemente distorsionada de su peso real. Es natural que eso se produzca
cuando la estrategia elegida ha sido precisamente la de identificar y ofrecer una
imagen comprensiva de los problemas que se presentan. Lo que no es
problemático está bien como está, no hay que actuar sobre ello; lo que sí lo es,

122
Incluso y sobre todo pensando en los propios intereses de los inmigrantes.

Servicio de Promoción de la Salud ●135


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

sin embargo, merece toda la atención, porque nos indica el camino que debe de
recorrer la acción. El indicar ese camino es precisamente el objetivo de este
documento de conclusiones, el traducir el análisis de los problemas en
propuestas para la acción.

4.2. El acceso a los servicios sanitarios.

La investigación identifica una idea esencial, o un prejuicio nuclear que opera a


modo de matriz en prácticamente todos los procesos de exclusión de
inmigrantes. Nos referimos a la legitimidad otorgada por nuestra población
(representada en este caso por los profesionales sanitarios) al “uso de lo
nuestro” por parte de los inmigrantes.

Dentro de “lo nuestro”, está claro, están los servicios y las prestaciones
sanitarias. Sabemos que nuestra Constitución Española y la legislación que la
desarrolla reconocen y regulan el derecho pleno al acceso a tales servicios y
prestaciones a cualquier residente en el territorio nacional. Es cierto que no
siempre los reglamentos y las normativas autonómicas, los procedimientos
burocráticos que se articulan para hacer efectivo ese derecho, favorecen
prácticamente en todos los casos su implementación. Hay un problema serio,
denunciado desde múltiples foros, asociado al pre-requisito del
empadronamiento para la obtención de la tarjeta sanitaria, que dificulta el
acceso a ese derecho por parte de un amplio sector de la inmigración irregular.

Lo que quisiéramos hacer notar, en un primer momento, es la idea de un


derecho que prácticamente se dificulta. Un gran número de inmigrantes
irregulares efectivamente accede al sistema sanitario autonómico, pero lo hacen
de forma, cabría decir, fraudulenta, utilizando cartillas sanitarias prestadas,
declarando datos falsos, etc. Acceden al derecho, está claro, pero como si no
tuvieran derecho; lo cual es todo un contrasentido que inaugura y establece –lo
que todavía es más grave- una pauta de relación con el sistema sanitario
claramente perversa, que podría resumirse en la siguiente máxima de actuación
por parte del inmigrante: “todo lo que yo consiga en relación a la atención
sanitaria dependerá, en última instancia, de mi ingenio, de mi capacidad para
sortear o burlar las normas, las barreras que el sistema sanitario madrileño me
impone para acceder a la atención”.

Cualquier profesional sanitario reconoce fácilmente que ese tipo de


comportamiento es posiblemente el mayor problema práctico que se le presenta

Servicio de Promoción de la Salud ●136


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

con la inmigración; en lo que no suele atinar es en la identificación de las causas


que lo explican. Hemos identificado una de ellas, la normativa de acceso al
sistema, que efectivamente es un mal precedente si lo que se quiere es
integrar normalizadamente a los inmigrantes en nuestro sistema sanitario. Hay
que considerar que la mayoría de los inmigrantes pasan por esa fase “irregular”,
que no suele ser precisamente corta, en la que se desarrolla el aprendizaje de lo
que podría denominarse como “normas comportamiento de supervivencia en un
medio hostil”; aprendizaje que, a la postre, condicionará profundamente el
comportamiento posterior, una vez que acceda de forma regular al sistema.

Tenemos en nuestras manos, por tanto, la primera recomendación surgida a


partir del estudio: la necesidad de que se reduzcan en la medida de lo posible
las trabas que todavía se presentan para la obtención de la tarjeta sanitaria.
Opera en la recomendación una cuestión de interés a corto y medio plazo: le
interesa sobremanera al sistema sanitario abortar de forma temprana la
instalación de pautas, por decirlo de alguna manera, “tramposas” de acceso a
las prestaciones asistenciales por parte de los inmigrantes. Ni que decir tiene
que también juega en esa facilitación la actuación eficaz sobre riesgos
indudables para la salud pública: una población que accede deficiente a los
servicios sanitarios es también una población sanitariamente descontrolada, que
constituye una amenaza potencial tanto para sí misma como para el resto de la
población 123 .

Apurando el argumento, habría que hacer una recomendación todavía más


radical: no basta con facilitar, hay también que promover activamente el
acceso de los inmigrantes al sistema sanitario. Por promover no entendemos
sólo informar; entendemos, en primer lugar, invitar (en el sentido literal de
trasmitir la idea de que queremos que vengan, de que es importante para
nosotros que estén, incluso más allá del reconocimiento formal de un derecho);
en segundo lugar, entendemos convencer (argumentar desde el interés que
para ellos –es decir, desde sus propias necesidades vitales en el contexto de la
inmigración- puede tener el acceder a una asistencia sanitaria normalizada) y,
en tercer lugar, entendemos garantizar (en el sentido de trasmitir la seguridad
de que el acceso pleno al sistema sanitario no va a suponer para ellos en modo

123
Alarmas epidemiológicas relativamente recientes asociadas a la población inmigrante, como pueda
ser la de la rubeola o la de la tuberculosis, creemos que son suficiente ilustración de los riesgos
asociados al mantenimiento de una población sanitariamente descontrolada.

Servicio de Promoción de la Salud ●137


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

alguno –hace falta, también, que eso sea efectivamente así- un aumento de su
vulnerabilidad).

Lo que se está proponiendo es, a fin de cuentas, invertir en comunicación,


que los inmigrantes se conviertan en un interlocutor privilegiado del sistema
sanitario madrileño, con el objetivo estratégico de -por utilizar el lenguaje del
marketing- captarlos como clientes. Creemos que es necesario hacer un
esfuerzo importante en esa dirección, porque de algún modo se juega con ello
no sólo la posibilidad de una integración armónica del inmigrante en el sistema
sanitario, sino también su integración armónica global en nuestra sociedad.

4.3. El tratamiento dentro del sistema.

Semejante acción comunicativa supondría el reconocimiento implícito de una


cuestión a la cual habíamos dado anteriormente suma importancia, la
legitimidad del uso de las prestaciones sanitarias públicas por parte de la
población inmigrante. Una legitimidad que, vimos, se da de derecho, no siempre
se obtiene de hecho, pero que, en cualquier caso, hace falta, inexcusablemente,
que sea reconocida. Poco importa que los inmigrantes tengan derecho si en la
práctica actuamos con ellos como sí no lo tuvieran.

Las trabas de acceso a la tarjeta sanitaria están en ese registro, de ahí que
hayamos recomendado a la administración sanitaria que actúe material y
comunicativamente reconociendo explícitamente ese derecho a los propios
inmigrantes. Pero poca efectividad tendría una acción de esta naturaleza si los
funcionarios, los profesionales de la salud públicos, actúan a la postre, una vez
que los inmigrantes hacen uso del sistema, en la dirección contraria.

Es en este punto en el cual se han invertido los mayores esfuerzos de análisis.


Hay que aceptar que es relativamente frecuente que semejante derecho a la
asistencia no sea reconocido con todas sus consecuencias en la práctica.

Naturalmente, no se está diciendo en ningún momento que se deniegue la


asistencia al inmigrante; es más, no creemos que exista apenas propensión a
que se dé semejante denegación. El problema al que se alude tiene que ver,
más bien, con la forma o, si se quiere, con la actitud con que se presta muchas
veces esa asistencia, una forma y una actitud que frecuentemente “incorporan”,
como mensaje implícito, la denegación al inmigrante del pleno derecho a
recibirla.

Servicio de Promoción de la Salud ●138


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Esto se produce, las más de las veces, sin que exista conciencia de ese hecho;
es decir, sin que los propios actores –los profesionales de la salud- lo adviertan.
Es más, la conciencia más generalizada es la contraria, de que “no se hacen
diferencias”. Y ello constituye, en primer lugar, un problema de análisis: es
muy complejo dar cuenta de un complejo motivacional y actitudinal que los
actores que lo encarnan rechazan como propio 124 . La metodología cualitativa
tiene la “virtud” de permitir acceder a niveles del discurso poco racionalizados,
por la sencilla razón de que en una discusión espontánea es muy difícil controlar
lo que uno dice, imponer la censura a un discurso que, en cierto modo, habla
por nosotros.

Pero constituye, en segundo lugar, lo que es todavía más importante, un


problema para la intervención. ¿Cómo actuar en aras de resolver un problema
ante el cual los propios actores que, de algún modo, lo generan –y que, por
tanto, serían también los encargados de solventarlo- no son claramente
conscientes de su existencia?

El análisis realizado puede auxiliarnos en la tarea, que necesariamente debe ir


dirigido a desarticular los procesos (en gran medida, mentales) de justificación
de determinadas actitudes y comportamientos típicos de los profesionales de la
salud implicados, por acción u omisión, en procesos de exclusión del inmigrante.
En el estudio se identifica un núcleo motivacional básico al respecto, que tiene
que ver con una imposibilidad ideológica esencial 125 para reconocer al
inmigrante cualquier tipo de derecho previo al respecto del uso, en general, de
“lo nuestro” y, en particular, de nuestros servicios y prestaciones públicos,
incluida la sanidad. Se permite el uso (por razones que se analizan en el
informe, y que sería demasiado largo explicitar aquí), pero tal uso no se concibe
realmente como un derecho, sino como un don, es decir, como una concesión
que gratuitamente les ofrecemos a los inmigrantes.

En el estudio se recorren en diferentes contextos las consecuencias negativas


que genera esa relación práctica basada en el don, que son radicalmente
distintas a las que se producirían si la relación estuviera, como sería deseable,
basada en el derecho. Un derecho es algo necesario, que, una vez reconocido,

124
Hay que considerar que en este ámbito el rechazo es muy potente, porque es el rechazo a
aparecer y ser considerado como racista o xenófobo. La negación de principio a la posibilidad de
albergar sentimientos de esta naturaleza es el principal obstáculo tanto para al análisis, como para la
puesta en evidencia de la existencia de procesos de exclusión en la práctica profesional cotidiana.
125
Que no es, está claro, exclusiva del personal sanitario; es absolutamente generalizable a la
población general.

Servicio de Promoción de la Salud ●139


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

no se puede conculcar, y que obliga de una forma particular a quienes están


encargados de realizarlo (en gran medida, a los funcionarios públicos) a una
actuación determinada y consecuente sobre el sujeto de ese derecho. El don,
por el contrario, es algo contingente, que en cualquier momento puede ser
rescindido, y que obliga particularmente, no a quien lo ha otorgado, sino a quien
lo ha obtenido, que se ve instado permanentemente a mostrarse agradecido y a
no importunar en ningún momento a su(s) benefactor(es).

La tesis, por tanto, implica que muchas veces el profesional sanitario actúa
frente al inmigrante con el esquema mental de quien le está concediendo un
favor 126 , con toda la arbitrariedad que semejante relación desequilibrada
comporta. El sanitario incorpora en tal contexto, con demasiada frecuencia, el rol
de quien se siente legitimado para juzgar, controlar y supervisar el modo en que
los inmigrantes, en general, pero también cada inmigrante, en particular, hacen
uso de los recursos sanitarios.

Ese estatus, ese rol de “fiscalizador” de la forma en que el inmigrante se


comporta en el sistema, que espontáneamente toman con suma facilidad los
profesionales de la salud consultados, para bien o para mal 127 , entraña un
riesgo importante, fundamentalmente porque incorpora como norma la
arbitrariedad como pauta habitual en la regulación de las prestaciones
sanitarias a los inmigrantes. Arbitrariedad porque cada profesional sanitario,
dependiendo de su juicio y su prejuicio, asumirá una pauta distinta a la hora de
conceder un servicio o una prestación; y ello no puede tener otro resultado -si
observamos el tema del otro lado, del lado de los inmigrantes- que la
inseguridad. Inseguridad, indeterminación de si se va obtener o no en un
momento dado la atención sanitaria que se precisa; lo cual, inevitablemente, se
debe de traducir en un cierto grado de desconfianza de los inmigrantes hacia
los profesionales sanitarios 128 .

126
Está claro, no un favor personal, sino un favor como español.
127
Efectivamente, el resultado de esa censura puede ser más o menos favorable a los inmigrantes,
en general, o a tales o cuales inmigrantes, en particular. También la actitud “bondadosa” hacia los
inmigrantes se efectúa implícitamente desde el don, y no desde el reconocimiento de un derecho. La
cuestión no está en si hay que ser buenos o malos con los inmigrantes; la elección debería
establecerse entre la justicia o la injusticia de un determinado comportamiento.
128
La existencia de tal desconfianza no es sólo una suposición, es una de las conclusiones más
importantes del estudio paralelo que se realizó con los propios inmigrantes. Ver: “Inmigración, salud y
servicios sanitarios. La perspectiva de la Población Inmigrante” Paloma Portero y Gladis Matieu.
Documentos Técnicos de Salud Pública, nº 91. Instituto de Salud Pública, Consejería de Sanidad y
Consumo de la Comunidad de Madrid. Madrid, 2004.

Servicio de Promoción de la Salud ●140


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Anteriormente, en este mismo capítulo de conclusiones, dimos cuenta del riesgo


generalización de comportamientos “tramposos” en el acceso a los servicios. Al
parecer, eso es más que un riesgo, la mayor parte del tiempo de discusión de
los grupos realizados con profesionales de la salud se agotó en la protesta ante
la recurrencia de comportamientos semejantes. La tesis que defiende este
estudio es que tales comportamientos posiblemente existen, y que están
además relativamente extendidos en determinados colectivos de inmigrantes,
especialmente aquellos más numerosos en nuestra Comunidad. No vamos a
negar, por tanto, lo que parece evidente, la existencia significativa de
comportamientos “tramposos en relación a las normas” que están operando
como un potente factor de desorganización en el sistema sanitario madrileño.

En donde realmente difiere el estudio en relación a lo que los propios


profesionales de la salud entienden es en la identificación de las causas y, por
tanto, en la ilustración de las posibles soluciones. Si los inmigrantes, si una parte
significativa de los inmigrantes actúa así no es porque sean así, sino porque
nosotros les estamos ofreciendo un marco práctico de integración sanitaria en
el que se sienten relativamente inseguros y que les genera cierto grado de
desconfianza. Es cierto que tales comportamientos tramposos “explican 129 ” a su
vez las actitudes reactivas del personal sanitario; pero hay que advertir que todo
esto está generando un bucle muy peligroso en el que progresivamente se
refuerzan y amplifican las posiciones. Ante él es de una importancia capital que
acertemos en el análisis, que identifiquemos acertadamente qué es lo que
inicialmente lo produjo, porque dentro de él siempre nos parecerá que la culpa la
tiene el modo de ser del otro -del inmigrante, si miramos del lado del profesional;
del profesional, si miramos del lado del inmigrante-, con lo cual lo único que
conseguiremos es agravar el problema que queríamos inicialmente resolver.

No obstante, el estudio también pone de manifiesto una propensión acusada en,


al menos, cierto sector importante de los propios profesionales de la salud a
interpretar preferentemente en esa clave de abuso prácticamente cualquier
comportamiento del inmigrante que suponga una interferencia en relación a las
normas de uso establecidas. No hace falta, efectivamente, que haya intención
de abuso para que se dé en el profesional la propensión a presumir del
inmigrante semejante intención. Cualquier desajuste o inadecuación entre las

129
En el sentido, también, de justificar.

Servicio de Promoción de la Salud ●141


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

necesidades de los inmigrantes y la oferta del sistema 130 parecería como si no


tuviera otra forma de abordaje práctico que la admonición a la adaptación o a la
integración. En vez de adaptar el sistema sanitario a las necesidades peculiares
de una población distinta, la demanda tiende a ubicarse en el lugar contrario, en
que sean los propios inmigrantes los que se adapten a las normas sistema. Está
claro que desde esta exigencia cualquier actuación “excéntrica” del inmigrante
en relación al uso del sistema será interpretada inmediatamente en clave de
abuso de confianza y de pretensión de “aprovecharse de lo nuestro”.

Y la “causa”, insistimos, es un discurso social, que a la postre tendrá su versión


en discurso sanitario, que incorpora el prejuicio de que el intercambio de los
españoles con los inmigrantes es un intercambio desigual a favor de estos
últimos. Es decir, la idea de que ellos son los que en última instancia se
benefician, mientas que nosotros prácticamente perdemos. Esa idea recurrente
aparece en todos los lugares sociales, no sólo en los estamentos sanitarios; es
un punto de partida indiscutido e indiscutible, que a la postre operará como
matriz para el resto de problemas.

Perdemos, está claro, porque hacen uso de nuestras prestaciones públicas, que
debemos de compartir con ellos, siendo el resultado su inevitable degradación.
Usan nuestros colegios públicos, y el resultado es que la calidad de la
educación de nuestros hijos deviene degradada; usan nuestros servicios
sociales, y el resultado que vemos restringido nuestro posible acceso a tales
ayudas; usan los servicios sanitarios y el resultado es la obtención de una peor
calidad asistencial.

¿Es indiscutible que esa degradación se produce? Posiblemente en muchos


casos no; pero posiblemente también en muchos otros sí. Lo que parece claro
es que la visibilidad pública de datos, análisis, medidas, inversiones, etc. que
permitan reducir la certeza de que “nuestros servicios” devienen degradados por
culpa de los inmigrantes es muy reducida. Estamos, también en este caso, ante
un problema de comunicación: los ciudadanos españoles deben saber lo que
las instituciones públicas hacen para corregir estos problemas; los profesionales
de la salud y los usuarios de la sanidad pública también deben de saber lo que
las instituciones sanitarias públicas hacen al respecto.

130
Y hay que aceptar que lo normal es que se generen importantes desajustes entre oferta y
demanda ante nuevos usuarios que no comparten con nosotros, ni el lenguaje, ni la cultura general y
sanitaria, ni, muchas veces, las propias condiciones de vida.

Servicio de Promoción de la Salud ●142


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Es un problema de comunicación, pero no es sólo un problema de


comunicación. Como es obvio, tiene que haber también algo que comunicar. Y,
a fin de cuentas, lo ideal sería que el ciudadano 131 supiera que las inversiones
en servicios y prestaciones públicas crecen en la misma proporción en que
crecen los ingresos públicos por la aportación de los propios inmigrantes.
Aunque la atención a la propuesta esté muy lejos del modesto nivel de influencia
del presente estudio, creemos que sería sumamente beneficiosa la existencia y
el conocimiento público de un pacto institucional al respecto, que podría tener
también su versión en el ámbito sanitario, que es el que nos ocupa en estos
momentos.

No es suficiente, en cualquier caso, con intentar demostrar que nosotros no


perdemos; también habría que reforzar la idea, sumamente débil en el discurso
público, de que, incluso, salimos ganando. No faltan, efectivamente,
argumentos de peso –demográficos, económicos, culturales, éticos, etc.- para
demostrar que, en conjunto, somos nosotros, la sociedad española o la
madrileña, quienes realmente salimos más beneficiados a la postre de la
situación.

Reforzar comunicativamente la idea de que “somos nosotros quienes


deberíamos sentirnos agradecidos” puede parecer en un principio una salida de
tono; pero, si meditamos un poco, es inevitable concluir que semejante juicio
está muy cerca de la verdad: no hay, tras cualquier análisis racional, punto de
comparación entre lo que nos beneficia a nosotros la inmigración y lo que ellos
obtienen de nosotros en su, las más de las veces, penosa experiencia personal.
Es más, creemos que es obligado que censuremos comunicativamente 132 la
idea inversa, demasiado común, de que son ellos los que deberían en realidad
sentirse y mostrar agradecimiento por lo que les hemos dado.

El que el discurso institucional y político se implique en corregir toda


manifestación o discurso que suponga incidir y profundizar en el sentimiento de
desequilibrio y relación desigual a favor del inmigrante 133 tendría como objetivo
último posibilitar que la relación entre el profesional sanitario y los inmigrantes

131
No sólo el español, también el inmigrante.
132
Lógicamente, estamos hablando de desautorización pública de determinados pronunciamientos,
no de limitar la libertad de expresión.
133
Al respecto, efectivamente, recomendamos a la institución sanitaria la elaboración e
implementación de una especie de manual de buenas prácticas comunicativas, tanto para las
informaciones internas (profesionales sanitarios) como las externas, en el cual se proponga, en última
instancia, la trasmisión de la idea de contraprestación equilibrada.

Servicio de Promoción de la Salud ●143


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

sea percibida 134 desde el registro del derecho, en vez que desde el aludido del
don. El reconocimiento del derecho (a la atención sanitaria) surge
inmediatamente de la percepción de un desequilibrio a nuestro favor: lo que
ellos nos dan debe de compensarse con algo, y el acceso del inmigrante a los
servicios públicos, incluida la sanidad, debería de ser percibida en clave de
compensación obligada con el objetivo de restaurar el equilibrio en la
relación. Conseguir que el profesional sanitario se perciba a sí mismo y se
reconozca en su labor de encargado por la institución para realizar
semejante compensación debería ser el objetivo final de la estrategia de
comunicación sobre ese colectivo en este tema. Hay que, a todas luces, invertir
ese modo “natural” y “espontáneo” organizado desde el don, desde la
presunción de que les estamos regalando algo, y pasar a reconocer, explícita y
conscientemente, que les estamos devolviendo parte de lo que nos han dado, y
que tienen, por tanto, completo derecho a recibir.

La idea de derecho es más fácil de inculcar desde la constatación de


desequilibrio práctico a nuestro favor, que desde el lado de las obligaciones
implícitas en la Constitución y las leyes. Al fin y al cabo, aquellas son resultado
de decisiones políticas, lo que las ubica un plano relativamente contingente,
siendo vinculantes, por tanto, únicamente en un plano formal. Nadie duda, como
se ha dicho, de que los profesionales de la salud cumplan las leyes; lo que nos
gustaría es que el sanitario actuara en este tema realmente, como quien dice,
desde el espíritu de la ley; es decir, desde el convencimiento de que el
inmigrante tiene pleno derecho, en condiciones de igualdad con el español, a
acceder y hacer uso de las prestaciones sanitarias.

Y es que en el caso de la atención sanitaria al inmigrante es prácticamente


obligado que el sanitario se implique más allá del mínimo imprescindible.
Hablamos de “obligado” en este caso no ya, como hasta ahora, desde un plano
ético o moral, sino desde un plano puramente técnico. Objetivamente, atender a
inmigrantes es más complejo que atender a población autóctona 135 , lo cual
quiere decir que el riesgo de hacer mal el propio trabajo es también muy

134
Especialmente por los primeros, pero también por los segundos.
135
No creemos que nadie pueda dudar de semejante afirmación. La presencia de enfermedades
raras, ante las cuales hay que reciclarse; los problemas de comprensión y comunicación, que
inevitablemente se producen ante lenguajes y códigos de comunicación distintos; las
incompatibilidades y conflictos entre culturas diferentes; la puesta en relación de concepciones,
actitudes, hábitos, demandas hacia la salud distintas; la elevada incidencia de patologías con
importantes componentes psico-sociales, etc., obligan inevitablemente a un reciclaje de los
profesionales de la salud en nuevos conocimientos y en nuevas estrategias y pautas de acción.

Servicio de Promoción de la Salud ●144


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

importante. Objetivamente, la inmigración supone un reto profesional para el


personal sanitario; la investigación, sin embargo, nos ha devuelto la impresión
de que semejante reto ha sido sólo débilmente incorporado. Y la razón principal
de semejante “indiferencia” creemos que está también muy relacionada con esa
concepción de su asistencia como don, como concesión gratuita. Desde esa
concepción, parecería una extralimitación el invertir más tiempo, recursos,
esfuerzo, formación, etc. en un colectivo de pacientes que, estando como están
en el sistema sanitario, como quien dice, “de prestado”, ya tienen bastante con
que se les atienda de la forma en que se atiende habitualmente al español.
Como no tienen derecho, tampoco el profesional se puede sentir obligado a
hacer un esfuerzo mayor que el que sabe que está obligado a realizar por ley.

Es más, en este contexto, como se dijo, todo problema, demanda, incidencia,


etc. que el inmigrante, directa o indirectamente, presente, y que exceda lo
habitual en el español, serán inmediatamente percibidas como lastre al propio
trabajo, generando frecuentemente intensos sentimientos de fastidio e
incomodidad. Paradójicamente, lo que debería de constituir un reto profesional
se convierte insensiblemente en algo a ignorar, o evitar, siendo devuelto
habitualmente al inmigrante como reprensión y acusación de abuso en su
relación con el sistema. En este esquema mental no hay, efectivamente, lugar
para las necesidades del inmigrante que difieran en algo con las que pueda
presentar el español.

Ya se dijo en el informe que quizá la demanda más habitual y generalizada de


los profesionales de la salud en relación a los inmigrantes era la de que se les
eduque en el uso racional el sistema sanitario. Si se ha entendido bien el
análisis se entenderá también que semejante acción no puede solucionar
nada 136 , porque ese “mal uso” tiene las más de las veces una razón de ser
distinta al desconocimiento o, incluso, a la mala voluntad; tiene que ver, en
última instancia, con la forma en que “informalmente” se está concibiendo y
estableciendo el derecho del inmigrante a recibir atención sanitaria en nuestro
sistema.

Está claro que frente a esa perversa tendencia informal habría que contrarrestar
una tendencia contraria formal; es decir, que la propia institución sanitaria se

136
En ningún caso, de todas formas, estamos negando la necesidad de que existan acciones de
información a los inmigrantes sobre nuestro sistema sanitario. Desde otro punto de vista,
efectivamente, tales campañas tienen los valores, ya apuntados, de la invitación y de la facilitación de
la entrada al sistema.

Servicio de Promoción de la Salud ●145


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

implique activamente en trasmitir al profesional sanitario que está también para


atender a las diferencias del inmigrante. Anteriormente se propusieron medidas
comunicativas y de pronunciamiento institucional; es claro, en cualquier caso,
que para enfrentar adecuadamente este problema se precisan asimismo
medidas más prácticas. El profesional no sólo tiene que saber que lo tiene que
hacer, tiene también que percibir que la Institución le exige y le evalúa por
semejante labor; y tiene, también, que poder hacerlo en el marco de su trabajo
cotidiano.

4.4. Propuestas de actuación estructurales.

Incluir acciones de atención específica a la población inmigrante en la cartera


de servicios 137 creemos que es fundamental de cara de producir un efecto de
legitimación de las necesidades y demandas de los inmigrantes.

Introducir la inmigración en la cartera de servicios implica el reconocimiento de


su realidad diferencial desde la óptica de la atención. Pudiera parecer, sin
embargo, un contrasentido, desde un modo de actuación y organización basado
fundamentalmente en patologías, se introduzca un grupo poblacional, que es
de esperar que enferme de lo mismo y de la misma forma.

No quisiéramos entrar en la eterna discusión de si hay enfermedades o


enfermos, porque nos llevaría demasiado lejos, pero hay que aceptar que,
incluso, desde un enfoque basado en las patologías, hay que admitir que hay
“enfermedades de inmigrantes 138 ” que se deben, indiscutiblemente, abordar. Y
no nos referimos sólo a las enfermedades importadas, que indudablemente
hay que considerar y protocolizar, aunque suelan presentar una incidencia
relativa, sino también aquellas que, aún no siendo “específicas” de la
inmigración, sí que presentan una asociación preferente con ella,
fundamentalmente cuando la propia inmigración puede llegar a considerarse
como el principal factor de riesgo.

137
Al menos, en Atención Primaria.
138
Admitimos que el identificar determinadas enfermedades como enfermedades de inmigrantes
conlleva en un espacio público cierto carácter contraproducente. No es bueno, efectivamente, que la
sociedad madrileña identifique en la población inmigrante un riesgo para su propia salud, porque ello
agudizaría indirectamente ciertas tendencias de exclusión latentes. Hay que tener sumo cuidado a la
hora de comunicar a la población ciertos temas, pero ello no debe de ser un obstáculo para que el
sistema se adapte al peculiar modo de enfermar de los inmigrantes.

Servicio de Promoción de la Salud ●146


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Enfermedades trasmisibles que están actualmente rebrotando, en gran parte


como efecto del proceso migratorio, como la tuberculosis, la rubeola, el
sarampión o el propio VIH es claro que precisan de una revisión en profundidad
de los protocolos de actuación en su orientación particular a la población
inmigrante, no sólo a nivel de la prevención primaria, sino también a nivel de la
prevención secundaria y terciaria. El desconcierto que está produciendo
actualmente, por ejemplo, el repunte de la rubeola en población inmigrante, no
deja de ser el resultado previsible de la tendencia apuntada a ignorar o a pasar
por alto la especificidad de la inmigración en relación a la enfermedad y, por
tanto, en relación a la atención.

El riesgo de posibles brotes epidémicos no representa sino la punta del iceberg,


o la parte más alarmante (posiblemente por lo que tiene, es justo decirlo, de
riesgo para la propia población española) de una situación general de relativa
indiferencia hacia lo específico de la inmigración desde el punto de vista de la
enfermedad. Hay, posiblemente, dos temas más, el de la interrupción
voluntaria del embarazo y el de la violencia de pareja contra las mujeres,
que despuntan en esa punta del iceberg, por razones posiblemente distintas (en
el informe se propuso el término “escándalo moral” para explicar su visibilidad y
el relativo ocultamiento de otros temas), pero que indudablemente exigen
también de protocolos adaptados de actuación, en lo que a la población
inmigrante se refiere, y, previsiblemente, una más intensa coordinación de
actuaciones entre salud pública y el sistema asistencial.

Por debajo de esa punta del iceberg lo que aparece es un espacio en gran parte
desconocido, pero que apunta al lugar en el cual la población inmigrante pueda
ver reconocidas sus necesidades en salud. Aunque sea de Perogrullo, no
estaría de más el decir que de la adecuada atención a esas necesidades
dependerá la confianza que el inmigrante depositará en nuestro sistema. Si
hemos identificado un problema previo básico de desconfianza -del cual se
puede discutir sobre su magnitud, pero no sobre su presencia-, hemos de
concluir que nos jugamos mucho en el adecuado diagnóstico y en el
consecuente adecuado abordaje de sus necesidades en salud. Nos jugamos,
entre otras cosas, una cuestión de organización; que la inmigración no opere a
la postre como un potente factor de desorganización de nuestro sistema
sanitario.

No es fácil, en cualquier caso, abordar el complejo tema de las necesidades en


salud de la población inmigrante.

Servicio de Promoción de la Salud ●147


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

• Lo más evidente y urgente al respecto posiblemente sea la articulación


dentro de los sistemas de vigilancia de enfermedades trasmisibles y no
trasmisibles lo específico de la población inmigrante. La complejidad
técnica de poner en funcionamiento semejante articulación no debe de
servir de coartada para seguir manteniendo una situación previa de
relativo desconocimiento práctico de la peculiar forma de enfermar de los
inmigrantes.

• Es de suponer que, como resultado de ello, se instale la conciencia en el


sistema de que la propia inmigración constituye por sí misma en muchos
casos un auténtico factor de riesgo, y que el trabajo sobre los específicos
determinantes de salud debe de formar parte indisoluble no sólo de la
actuación de Salud Pública, sino también de los propios protocolos de
actuación asistenciales.

Es obvio, en cualquier caso, que esta inmersión en lo específico de la


inmigración desde el punto de vista de la salud y la enfermedad nos acerca
inexcusablemente a un capítulo de la atención frente al cual secularmente el
propio sistema sanitario ha mostrado sensibles deficiencias: la atención a los
desarreglos y las patologías psico-sociales.

No creemos que sea en modo alguno una hipótesis extraña el suponer que la
propia inmigración (en especial, la inmigración económica) sea una situación de
alto riesgo en relación a la aparición de enfermedades y desarreglos psico-
sociales. Lo que quizá suene más extraño es la proposición de que el sistema
sanitario tenga algún tipo de responsabilidad al respecto, es decir, al respecto
de dar una respuesta adecuada a una problemática, de gran trascendencia para
la población inmigrante, que indudablemente tiene una vertiente sanitaria clara.
Este extrañamiento encuentra su explicación en el análisis realizado acerca del
don; pero hay que aceptar, llegado a este punto, que lo realmente chocante es
observar la relativa indiferencia práctica del sistema sanitario hacia lo que quizá
sea el principal problema sanitario de un importante sector de los usuarios del
sistema. De algún modo, tendemos a pensar que es competencia de ellos el
abordar una problemática que, en el fondo, deriva de su propia decisión
particular de emigrar.

Es, por tanto, relativamente apremiante (y consecuente) articular dentro del


sistema protocolos, servicios y cauces de derivación adecuados para abordar
toda esta temática que, efectivamente, choca con la dificultad de delimitar
claramente los límites entre la responsabilidad del Sistema Sanitario y del

Servicio de Promoción de la Salud ●148


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Sistema de Servicios Sociales. Ciertamente, hay cuestiones que no competen


directamente al profesional de la salud; pero hay que aceptar que, al menos, sí
es de su competencia el indicar el cauce para abordarlas. La figura del
trabajador social dentro del sistema sanitario es, sin lugar a dudas, clave; pero
hay que darse cuenta que la inmigración ha sobresaturado la capacidad de esta
instancia para ofrecer la atención adecuada. Es imperioso que se refuerce, tanto
en colectivos como en disponibilidad; tanto en atención primaria como en
especializada, especialmente en aquellos centros o servicios con alta afluencia
de población inmigrante.

Ciertamente, hay un límite en los recursos sociales que el trabajador social


puede gestionar; pero creemos que es un error concebir la función de esa figura
profesional exclusivamente desde el plano restringido de la derivación a otro
sistema y de la simple tramitación de prestaciones sociales. Dentro del sistema
sanitario, y en relación particularmente con la inmigración, esta figura debería de
considerarse como estratégicamente clave en un plano que hemos denominado
en el informe como “mediación”, y que se referiría la necesidad imperiosa de
introducir en el sistema figuras y actuaciones que favorezcan la comprensión
mutua entre sanitarios e inmigrantes, de cara a disolver las incomprensiones,
entredichos y conflictos que cotidianamente se producen por ambos bandos.
Para esta función, que podría concebirse como de “regulación de las
relaciones”, creemos que está particularmente dotado el trabajador social, tanto
por su formación (ubicada en -y, por tanto, sensible a- lo social) como por su
posición “excéntrica” institucional, a medio camino entre lo sanitario y lo
asistencial, que le confiere una especial perspectiva para ejercer una auténtica
labor de mediación.

Es obvio, en cualquier caso, que lo psico-social tiene una vertiente sanitaria, que
es responsabilidad, por tanto, del sistema sanitario. Habría que preguntarse
hasta qué punto dicho sistema está adecuadamente configurado tanto para
prevenir, como para diagnosticar y tratar enfermedades o desarreglos
psicológicos y somáticos relacionados con la experiencia migratoria y con las
condiciones de vida extremas en que muchas veces se desarrolla. Todos los
indicadores apuntan a desarreglos frecuentes e importantes, que no se
restringirían sólo al típico y tópico “Síndrome de Ulises”, sino que se extenderían
a prácticamente todos los ámbitos de la experiencia vital del inmigrante (trabajo,
ocio, sociabilidad, vivienda, relaciones de pareja, crianza de los hijos, etc.).

Servicio de Promoción de la Salud ●149


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

Ciertamente, muchos de estos problemas o desarreglos se abordan de un modo


u otro en el sistema sanitario, pero su abordaje adecuado choca con fuertes
rigideces u obstáculos. Rigideces u obstáculos importantes de tipo ideológico
(de los que ha dado cuenta profusamente el informe, que sugerirían la
necesidad imperiosa de una estrategia de formación a los profesionales, en la
que nos detendremos posteriormente), pero también de tipo práctico,
fundamentalmente asociados a la falta de tiempo. La elevada presión
asistencial que actualmente soportan especialmente los profesionales de
atención primaria y que, según su propia experiencia, se ha visto agravada
sensiblemente por la presencia de inmigrantes, deja efectivamente poco margen
para ejercer una auténtica medicina familiar y comunitaria, una medicina que, a
todas luces, es especialmente necesaria y adecuada a la naturaleza de los
principales problemas de salud de los inmigrantes 139 , al menos de aquellos que
están todavía en los primeros años de su experiencia migratoria.

Esa falta de tiempo del médico de familia desplazaría al menos parte de la


responsabilidad al estamento de enfermería, que tiene efectivamente en la
población inmigrante una oportunidad para reforzar su posición profesional, al
menos en atención primaria. Su implicación en programas y acciones de
salud comunitarios dirigidos específicamente a la población inmigrante debería
de superar el marco de acción relativamente precario en el que actualmente, en
muchos casos, se mueven. Es necesario, no sólo un reconocimiento
institucional del valor de semejantes acciones, sino también una clara exigencia
de que se realicen de forma sistemática y que, como consecuencia, se evalúen
como parte de la actividad programada.

No obstante, ello no debe de servir de coartada para distraernos el problema


principal del tiempo. Es tan evidente que, en el marco de la consulta, el
inmigrante necesita comparativamente más tiempo que el que puede necesitar
un español para lo mismo que no cabe hacer oídos sordos a la necesidad
imperiosa de una reforma al respecto. En aquellas consultas en las cuales se dé
una afluencia masiva de inmigrantes es inexcusable aumentar los recursos 140 .
No está en juego con ello sólo que el inmigrante reciba la atención que precisa –
lo cual debería de ser bastante-, también está en juego la posibilidad de reducir
la conflictividad que se genera indirectamente en la propia población española.

139
Los es posiblemente también para todos los ciudadanos; pero hay que aceptar que, en términos
generales, su vulnerabilidad es incomparablemente superior a la de la media de la población
española.
140
Lo cual, efectivamente, implica el aumentar la oferta de profesionales.

Servicio de Promoción de la Salud ●150


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

No se debería permitir la existencia de situaciones en las cuales los usuarios


madrileños perciban que su derecho a la asistencia se vea sensiblemente
mermado por la presencia de población inmigrante.

Ese problema está ahí, y su importancia no debería ser minimizada, porque, al


igual que lo que sucede en el sistema educativo público al respecto de la
escolarización de los inmigrantes, opera como un potente desencadenante de la
instalación de actitudes xenófobas en la población. Mirando el interior del
Sistema, también actúa como un fuerte condicionante de la actuación del
sanitario frente al inmigrante, que insensiblemente se ve forzado a “no hacer
diferencias”, lo cual en este tema significa no considerar las necesidades de
salud específicas de la población inmigrante.

Que funcione bien atención primaria es fundamental para que funcione bien la
atención especializada. Los principales problemas que pueden observarse en
estos niveles (uso abusivo de urgencias, exceso de derivación a especialistas,
etc.), no dejan de ser sino síntomas de que en el primer peldaño de la asistencia
el inmigrante no encuentra el tipo de atención que necesita. Posiblemente la
única parte de la atención especializada que habría que reforzar 141 sería la de
Salud Mental, por razones que se desprenden fácilmente del análisis realizado
en relación a la importancia de la salud psico-social. Naturalmente, ese
reforzamiento tendría que ir de la mano de una mayor apertura hacia el abordaje
de aquellos tipos de patologías o desarreglos que, siendo producto directo del
malestar de la vida cotidiana, es problemático ubicar en las categorías clásicas
de enfermedad psiquiátrica. Un mayor peso, a fin de cuentas, de la atención
psicológica sobre el del tratamiento psiquiátrico.

4.5. Propuestas de actuación formativas.

Desde luego, por nuestra parte, creemos que es prioritaria en el momento actual
la formación, pero una formación entendida como actividad exigible y
favorecida, es decir, que quepa ser concebida y evaluada como aprendizaje
(pre-grado) y reciclaje (post-grado) necesarios del personal sanitario para la
nueva situación creada por la introducción de la población inmigrante.

141
Está claro, en el marco de una política sanitaria destinada a solucionar problemas. Está claro que,
por ejemplo, las urgencias hospitalarias están sobre-saturadas por la afluencia masiva de
inmigrantes, pero la solución deseable en este caso no es tanto reforzar las urgencias, como invertir
precisamente el primer eslabón de la atención primaria.

Servicio de Promoción de la Salud ●151


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

La formación necesaria es, indudablemente, una formación compleja. Desde


luego, debería superar con creces el marco restringido del reciclaje en
patologías raras, que para muchos profesionales es el único hueco de saber
que espontáneamente perciben. Como se ha dicho reiteradamente en el
informe, la demanda de formación suele desplazarse muchas veces a los
propios inmigrantes; son ellos quienes realmente deberían ser formados en las
condiciones y reglas de uso de nuestro sistema.

• Desde determinada perspectiva no habría, como consecuencia,


prácticamente necesidad de formación. Tendríamos, por tanto, que partir,
para planificar una acción formativa integral y generalizada en el sistema al
respecto de este tema, del problema de un sector relevante que presenta
una demanda previa bastante débil, que a lo sumo se sustentaría en una
cierta curiosidad hacia el conocimiento de la diferencia cultural.

• Ciertamente, también hay otro gran sector de profesionales que sí que


observan dificultades sensibles fundamentalmente al respecto del trato con
sus “clientes” inmigrantes. Un vacío de saber que se proyecta
fundamentalmente sobre la indeterminación a la hora “hacer bien el propio
trabajo”, en el contexto de una experiencia habitual que suele devolver cierta
sensación de fracaso –que tendría asociada un sentimiento de frustración
concomitante- al respecto de la actuación realizada. Una demanda de
formación fundamentada básicamente en la desorientación que los
inmigrantes producen y que se proyectaría en el deseo de obtener
“soluciones” más o menos claras ante los problemas detectados.

• Un tercer sector, tampoco precisamente pequeño, correspondería a aquellos


profesionales que, posiblemente desde motivaciones muy distintas
(profesionales, sociales, personales), han desarrollado una especial
sensibilidad hacia la problemática socio-sanitaria de la población inmigrante.
Poseen, por tanto, un juicio previo, que implicaría el convencimiento, el
apoyo e incluso la participación en iniciativas de mejora de la actuación del
sistema sanitario en este tema. La demanda de formación, claramente
instalada, se concertaría en la convalidación y profundización en el propio
análisis y diagnóstico de la situación, y en el conocimiento, evaluación y
cualificación en iniciativas de intervención o de “buenas prácticas”.

Si hubiera que hacer una prospección de qué profesionales estarían más o


menos representados en esos tres tipos de demanda, nos atreveríamos a decir
que:

Servicio de Promoción de la Salud ●152


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

• En tercer sector tendrían posiblemente mayor peso los trabajadores sociales,


un sector de enfermería (más de atención primaria que de especializada) y
segmentos limitados de médicos de familia y de especialistas en Pediatría y
en Salud Mental.

• El segundo sector estaría representado posiblemente por administrativos,


auxiliares y profesionales de enfermería (atención primaria y especializada).

• El primer sector estaría representado por médicos de especializada y por


médicos de familia.

Es obvio que, desde el punto de vista del interés previo, las ofertas formativas
deberían de estar claramente diferenciadas para cada uno de estos tres
sectores. Pero hay que considerar, también, que en una oferta formativa que
realiza la institución no debe de contar únicamente el interés del profesional,
también debe de contar el interés de dicha Institución, que es por el cual ha
decidido efectuar esa oferta formativa. Digamos que, idealmente, hay que saber
compaginar ambos intereses, para asegurar, por una parte, que los
profesionales decidan acceder a la formación (algo muy importante en el
contexto de una oferta normalmente voluntaria) y, por otra, para asegurar que la
Institución cumple con sus objetivos previstos.

En lo que respecta a los objetivos de la Institución ya se han hecho propuestas


acerca de cual pensamos que debería ser la orientación política general.
Traducido en formación significaría trasmitir de forma eficiente cuál es la
posición institucional frente al tema, cuáles son los compromisos que se derivan
de ella y cuál es la colaboración que espera de los profesionales que la integran.

Ciertamente, habría que informar de las leyes, pero no solamente de las leyes.
Habría que encarnarlas en compromisos institucionales, en planes estratégicos
y en medidas concretas de actuación. Y creemos que el conocimiento de todo
ello es clave en un proceso de formación que, aparte de dirigirse a llenar un
vacío de saber, tendría como objeto preferente trabajar sobre las actitudes y
consensuar compromisos de actuación con los profesionales.

En este contexto, el trabajo orientado a revisar prejuicios establecidos frente


a la inmigración y los inmigrantes debería de ocupar un lugar prioritario y operar
como disciplina trasversal en cualquier oferta formativa que se proponga. Hace
falta, efectivamente, aceptar que tales prejuicios existen, que nos atraviesan, en
mayor o menor medida, a todos, y que producen efectos indeseables de cara a

Servicio de Promoción de la Salud ●153


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

la integración de los inmigrantes en nuestro sistema sanitario. La mayor parte de


este informe se ha concentrado en poner de manifiesto estas tendencias de
exclusión y en hacer comprensiva su naturaleza; se propone, por tanto, que un
trabajo semejante se reproduzca como parte sustancial de cualquier oferta
formativa que se presente. El que sea precisamente la Institución quien
proponga semejante trabajo a los profesionales tiene, indudablemente, un
sentido especial, puesto que expresa un compromiso claro por su parte en la
dirección de la integración, y que, como consecuencia, traspasa en ese acto
como propuesta a sus propios trabajadores.

No entramos, porque significaría exceder en gran parte nuestro límite de


competencia, en cómo debería articularse concretamente este trabajo de
revisión. Se nos ocurre, en cualquier caso, la palabra “sensibilización” para
definir una metodología de trabajo consistente en ponerse en el lugar del otro
(del inmigrante), y en revisar las propias ideas, actitudes, prejuicios y prácticas a
la luz de la experiencia contraria.

A partir de aquí la oferta formativa debería de concentrarse en las preferencias


previas de los distintos tipos de profesionales.

4.6. La mediación.

La mediación creemos que es la tercera medida urgente: introducir,


institucionalizar y hacer operativa en el interior del sistema la “función” de lo que
podría denominarse genéricamente mediación socio-cultural en salud.

Ya la formación en sí misma es una forma de introducir la función de la


mediación intercultural en el interior del sistema, pero no creemos que sea una
acción suficiente para que puedan ser abordadas adecuadamente las
necesidades del inmigrante, porque, en primer lugar, la formación no puede ser
ilimitada; y, en segundo lugar porque, efectivamente, existen al respecto de la
implementación de esa labor multitud de problemas prácticos que no podrían ser
abordados en el contexto del trabajo del profesional sanitario muchas veces
sobresaturado. El principio, a priori indiscutible, de que “si les conociéramos
mejor les atenderíamos mejor” introduce una exigencia en el límite
prácticamente imposible de cumplir, porque el conocer medianamente sólo una
cultura distinta implicaría un esfuerzo de formación demasiado largo y
demasiado intenso; y hay que darse cuenta de que tenemos un sin fin de
culturas en liza.

Servicio de Promoción de la Salud ●154


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

La mediación, razonablemente, implicaría el considerar otro tipo de recursos.


Pero antes de abordar la proposición de recursos quisiéramos hacer una
reflexión previa acerca de lo que significa “mediar” en el marco del sistema
sanitario al respecto de la inmigración.

Creemos que en este tema existe un claro riesgo de culturalizar cuestiones que
no son, en sentido estricto, del orden de lo cultural. Con independencia de las
culturas de referencia, la “problemática sanitaria” de la inmigración es en gran
medida trasversal a prácticamente todos los colectivos, especialmente si se
trata de colectivos de inmigración económica. Sin entrar en mayores
disquisiciones teóricas, es la condición y la experiencia de inmigrante
económico, procedente, eso sí, de un contexto sanitario menos desarrollado que
el nuestro, lo que genera, en última instancia, esa problemática específica.

Desde este punto de vista, “mediar” no significaría tanto “traducir” de un código


cultural a otro, como el hacer comprensibles (a los agentes sanitarios y al propio
Sistema) los condicionantes de la experiencia migratoria, en general y en
particular, en cada sujeto inmigrante que accede al sistema sanitario. Mediar
significaría, entonces, introducir sensibilidad hacia la diferencia, pero, sobre
todo, introducir sensibilidad hacia la desigualdad, allí donde todo parece operar
a favor de la indiferenciación y la insensibilidad.

Por ello se hizo anteriormente la propuesta, aparentemente excéntrica, de


reforzar la figura -¿por qué no decirlo?- “sanitaria” del trabajador social. No hay
otra “profesión” ni fuera ni dentro del sistema sanitario tan configurada para
hacerse cargo de la desigualdad; lo natural sería, por tanto, echar mano de ella
y aprovechar su experiencia para empezar a introducir la mediación dentro del
sistema.

Introducir al trabajador social como mediador implica modificar su estatuto, e


introducirlo en mayor medida en el equipo como un profesional más. Esa es,
efectivamente, una asignatura pendiente del sistema, cuya racionalidad general
no se agota en el marco limitado de los intereses corporativos; la inmigración
actual hace inexcusable que su reconocimiento definitivo como una asignatura
necesaria para que lo “sociosanitario” deje de ser alguna vez algo más que una
palabra biensonante.

La figura y la función del trabajador social en el terreno de la mediación socio-


sanitaria podrían, sin lugar a dudas, reforzarse. En primer lugar, con la
formación, lo cual colocaría a este colectivo como objeto preferente de actuación

Servicio de Promoción de la Salud ●155


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

al respecto de las estrategias formativas. Pero creemos que también podría


ensayarse dentro del sistema la introducción –bajo la dependencia, en cualquier
caso, del trabajador social- de figuras más especializadas en este terreno, como
las que circulan en el ámbito de los servicios sociales; eso sí, introduciendo en
su currículum académico conocimientos aplicados específicamente a la
mediación socio-sanitaria con inmigrantes.

Sigue habiendo, en cualquier caso, problemas de traducción y de comunicación


intercultural ante los cuales, ni el trabajador social ni ese tipo de mediadores
“generalistas” son normalmente competentes. Lo ideal para resolver estos
problemas sería el disponer de mediadores que, desde el conocimiento en
profundidad de ambos lenguajes y culturas, pudieran facilitar la comunicación
mutua entre inmigrantes y profesionales sanitarios.

El acompañamiento (en las consultas) es una función clara para una figura
semejante, que no vemos claramente como una figura institucional, tanto por
razones económicas (se precisaría de una plantilla excesivamente amplia para
cubrir todas las culturas) como por razones funcionales (una figura extraña al
equipo podría ser muchas veces disfuncional en el trabajo cotidiano). Creemos,
sin embargo, que habría que favorecer (posiblemente vía subvención) la
presencia de esa figura en ONGs o asociaciones de inmigrantes.

Aparte de esa función de acompañamiento, la existencia de este tipo de


mediadores podría favorecer sobremanera acciones de acercamiento del
sistema sanitario a las poblaciones de inmigrantes. Pensamos, por ejemplo, en
acciones destinadas a promover el acceso al sistema sanitario de colectivos
inmigrantes en situación irregular; pensamos, por ejemplo, en acciones
destinadas a dar a conocer el funcionamiento de nuestro sistema sanitario;
pensamos, también, en cualquier acción destinada a trasmitir recomendaciones
en el ámbito de la prevención y la promoción de la salud.

Servicio de Promoción de la Salud ●156


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

5. BIBLIOGRAFÍA SOBRE SALUD PÚBLICA E INMIGRACIÓN.

• Alonso A, Huerga H, Morera J. Guía de atención al inmigrante. Madrid: Editado


Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria; 2003
• Alonso E. Gestión de la diversidad cultural en atención primaria. Cuadernos de
gestión. 2002; 8: 49-53.
• Bada E, et al. Programas de salud comunitaria para comunidades de inmigrantes.
En: Garay J, Fernández C, García MA. La Atención Primaria de salud ante la
población inmigrante. Madrid: Editado Fundación CEMS; 2002.
• Carballo M., Divino JJ., Zeric D. Migration and health in the European Union.
Med. Int. Health 1998; 3: 36-44.
• Carballo M., Grocutt M., Hadzihasanovic A. Women and migration: a public health
issue. World Health Stat Q. 1996; 49:158-64.
• Carballo M., Nerukar A. Migration, refugees, and health risks. Emerg Infect Dis.
2001; 7(3 Suppl): 56-60.
• Castillo S., Mazarrasa L. Salud y trabajo: una relación problemática en los
discursos de las mujeres inmigrantes. Ofrim 2001; (Supl. junio):100-11.
• Cost F, Casells X, Olle C, Manzanera R, Varela J, Vall O. Perfil de la casuística
hospitalaria de la población inmigrante en Barcelona. Gaceta Sanitaria 2002; 16:
376-384.
• Diaz M. Apoyo social y salud mental en inmigrantes: sus efectos sobre la
integración. Cuadernos técnicos de Servicios sociales. Consejeria de Servicios
Sociales. Comunidad de Madrid. 2003.
• Esteban-Peña MM. Motivos de consulta y características sociodemográficas de
una comunidad de inmigrantes sin papeles en el distrito de Usera-Villaverde
(Madrid). Atención Primaria 2001; 27: 25-28.
• Farias P. Manual de Atención primaria a población inmigrante. Madrid: Editado
Artur S.A.; 2001.
• Garay J, Fernández C, García MA. La atención Primaria de salud ante la
población inmigrante. Madrid: Editado Fundación CEMS; 2002.
• García-Campayo J, Sanz C. Salud mental en inmigrantes: el nuevo desafío. Med.
Clin. (Barc) 2002; 118: 187- 91.
• González M, Sanz B; Schumacher R; Torres A. Una aproximación a la
identificación de la situación de la población inmigrante del Área 6 de la
Comunidad de Madrid. Ofrim 1997; (Supl. diciembre): 75-93.
• González MA. Análisis de la situación socio sanitaria de la población inmigrante
de la CAM e impacto de la nueva ley de extranjería en el área 10. Ofrim 2001;
(Supl. diciembre): 135-173.

Servicio de Promoción de la Salud ●157


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

• Iglesias E, Robertson E, Johansson SE, Engfeldt P, Sundquist J. Women,


international migration and self-reported health. A population-based study of
women of reproductive age. Soc Sci Med 2003; 56:111-24.
• Jansa JM, Villabí JR. La salud de los inmigrantes y la atención primaria. Atención
Primaria 1995. 15: 320-7.
• Jansa JM. Inmigración extranjera en el estado español. Consideraciones desde la
salud pública. Rev. Esp. Salud Pública 1998; 72: 165-68.
• Jansa JM. Inmigración, desigualdades y atención primaria: situación actual y
prioridades. Atención Primaria 2002; 29(8): 463-68.
• Jauma RM, Viñamata B. Morbilidad atendida de la población inmigrante africana
en un centro de salud. Atención Primaria 1994; 13 : 283-9.
• Llacer A, Del Amo J, Castillo S, Belza MJ. Salud e inmigración; a propósito del
SIDA. Gaceta Sanitaria 2001; 15(3): 197-99.
• Lopez JM. El medico de familia ante el abordaje sociosanitario del inmigrante.
FMC 2002; 9 (7): 492-7.
• López Vélez R. Inmigración y Salud. Aproximación desde la atención primaria.
Madrid: Edita PBM, SL; 2002.
• Martínez F, Monzón A, Falcón A, Pardo A. Partos de inmigrantes y jóvenes
inmigrantes. Index Enferm (Gran) 2002; 38: 15-7.
• Martinez ML, Mazarrasa L, Pazos A, Castillo S, Llacer A, Colomo C et al.
Prevención del VIH / SIDA en población inmigrante. Index Enfer 2003; 42:19-23.
• Martín-Laso MA. El paciente inmigrante en atención primaria ¿Estamos
preparados? Atención Primaria 2001. 28: 89-90.
• Mazarrasa M; Castillo S, Sanz B. Mujeres inmigrantes hablando de su salud.
Index Enferm 2001; 34: 9-14.
• Mazarrasa M; Castillo S. Salud, genero y migración. Salud 2000 1999; 71:18-21.
• Pérez S, Muñoz N, Robledo A, Sánchez Y, Pallas CR, De la cruz J.
Características de las mujeres inmigrantes y de sus hijos recién nacidos. An
Pediatr (Barc) 2004; 60 (1): 3-8.
• Pertiñez J, Viladas L; Clusa T; Menacho I, Nadal S, Muñiz M. Estudio descriptivo
de trastornos mentales en minorías étnicas residentes en un área urbana de
Barcelona. Atención primaria 2002; 29(1): 6-13.
• Plan de Integración 2006-2008 de la Comunidad de Madrid. Consejería de
Inmigración. Disponible en: http://www.madrid.org.
• Portero P., Matieu G.: Inmigración, salud y servicios sanitarios. La perspectiva de
la Población Inmigrante. Documentos Técnicos de Salud Pública, nº 91. Instituto
de Salud Pública, Consejería de Sanidad y Consumo de la Comunidad de
Madrid. Madrid, 2004.
• Romaní O. La salud de los inmigrantes y de la sociedad. Una visión desde la
antropología. FMC 2002; 9(7) 498-504.

Servicio de Promoción de la Salud ●158


Actitudes y demandas de los distintos profesionales de la salud hacia la atención sanitaria de los inmigrantes 14/05/2008

• Sanz B, Castillo S, Montoya P, Ros M, Bada E. La salud de la Población


inmigrante. En Mazarrasa- German-Sánchez M. Salud Publica y Enfermería
Comunitarias 2ª ed. Madrid: Mc Graw-Hill Interamericana; 2003. p 1635-1664
• Sanz B, Schumacher R, Torres AM. ¿Cómo percibe la población inmigrante su
estado de salud?. Ofrim 1998; (Supl. junio): 14- 24.
• Sanz B, Torres AM, Schumacher R. Características sociodemográficas y
utilización de servicios sanitarios por la población inmigrante residente en un
Área de la Comunidad de Madrid. Atención Primaria 2000; 26:314-18.
• Sanz B, Torres AM. Situación sociolaboral y accidentes referidos por la población
inmigrante marroquí en un área de la Comunidad de Madrid. Ofrim 1999; (Supl.
junio):185-194.
• Sheldon T. Dutch illegal immigrants have poor health care. BMJ 2001; 322: 258
• Solas O, Ugalde A editores. Inmigración: salud y políticas sociales. Granada:
Escuela Andaluza de Salud Pública; 1997.
• Tizón JL. Migraciones y Salud Mental: recordatorio. Gaceta Sanitaria 1989; 13:
283-9.
• Vázquez J. Asistencia al inmigrante desde el equipo de atención primaria
(aspectos organizativos, formativos y de planificación). Cuadernos de gestión
2002; 8: 54-60.
• Verrept H. Mediadoras en salud en el sistema sanitario belga. En: Solas O,
Ugalde A editores. Inmigración: salud y políticas sociales. Granada: Escuela
Andaluza de Salud Pública; 1997.

Servicio de Promoción de la Salud ●159

También podría gustarte