Está en la página 1de 1

Reseña

Insomnio en Aves es una forma del rock. Su sonido es ambiental pero melodioso, dilatado e
incisivo, logrado mediante el ensamble básico, tradicional y portable de guitarras, bajo,
batería y voces: cuatro elementos que aprovechan al máximo, buscando sonar a nuevo sin
hacer nada que sea obvio y huyendo de una fácil clasificación. Delays, ganancias brillantes,
octavadores, y voces suaves: canciones elaboradas con expresiones que no son ni rebuscadas
ni comunes, para que todos las cantemos presumiendo que lo podemos hacer en buen
castellano y con los acentos en su lugar. Todo esto porque de sus amores de radio, que van
desde Fleetwood Mac hasta Juan Gabriel, lo que más admiran es esa capacidad de entonarse
con honestidad y de desnudarse con elegancia.
Hay quienes se han esforzado por situar las canciones de Insomnio en Aves dentro de un
género, situación que los integrantes de esta banda han asimilado con gratitud porque, al
ubicarlos en una casilla, han podido entablar amistad con sus vecinos de celda. Entre los
cantautores son tenidos por rockeros y entre los rockeros por cantautores; entre los más
pesados, son vistos como folk romántico y entre los suaves caminantes que llevan su guitarra
a todo lado, son tenidos por cancionistas que amoldan su sonido en su ensayadero laboratorio.
Lo más amargo de lo dulce, lo más dulce de lo amargo: ¡Y cuánto disfrutan los miembros de
Insomnio en Aves representar esta ambigüedad!

Con respecto al nombre, responden:


“Elegimos llamarnos Insomnio en Aves porque más que un nombre que designa, es un
nombre que da un color y un tono. También porque somos palomos de parque a los que nos
gusta trasnochar y a los que a veces el deseo no nos deja dormir. Con respecto a esto, hay
una historia: para algunos poetas de la antigüedad, el encuentro sexual es desde los versos
comparable al vuelo del ave sobre el bosque que habita. Dado que dormir es la capacidad
de olvidarse, como decía Borges, el insomnio en un ave, da muestra de una memoria
continua y de un apego a la vigilia, esto último quizá por esa necesidad creciente de volar
sobre el bosque que habita”.

También podría gustarte