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Periódico literario, «emanal, Iluatrado

DIRKTOR. ÍÜSEBIO BLASCO. — DIBUJASTE, MANOEl l ü f E


CON LA COLABORACIÓN DE NUESTROS PRIMEROS ESCRITORES

*ÑOI . I REDACCIÓN, P..DE CELEHQHE; 1,-TERCERO', DERECHA | ADKINISTRACIOR, PLAZA DE SAN NICOLÁS, 8. BAJO \ HUM. 2i.

MONASTERIO D E P I E D R A . — L a torre del Homenaje (apunte de Gomar).


DÍA DE MODA

SUMARIO —¡Caballero! si prosigue usted este lenguaje, si me


hace usted concebir esperanzas que luego no hayan
Conversación, por Pedro BofiU.—El Cristianismo en el arte, conclu- de realizarse, le aseguro que me arrojo por la venta-
sión, por Abdon de Paz—Para rectificar, por Francisco Klorez Gar- na de mi habitación al patio de la casa.
cía—Los tranvías, por Casimiro Franquelo.—El primer beso de Este desenlace trágico es capaz de aterrar á cual-
amor, por Vicente Colorado—Civilización alada, por Ricardo Blas- quiera.
co.—Acuarelas , por Enrique Sepúlveda —A Lúeas, por Eusebio
Blasco—Quejas del alma, por J. Navarro Reza.—Horror al vacío,
por Veutura Ruiz Aguilera.—Cuadros nuevos.—Frases y cosas.—
Confesemos que los tiempos mitológicos eran algo
Ruidos, por Ricardo Sepúlveda.—Nuestros ¡jrabados de hoy—Cha-
radas.—Fuga de congonantea—Jeroglínco.—Soluciones é, los del nú-
mejores que estos en que vivimos.
mero anterior.—Anuncios. Ahora los procedimientos del amor son adecuados
al siglo. A los cañones Amstrong de inmenso calibre,
corresponden esos balcones que arrojan proyectiles
vivos sobre el pavimento de la calle.
No recuerdo qué filósofo antiguo murió de una te-
ja que le cayó encima. Los filósofos de hoy tienen
que abandonar de vez en cuando las categorías de
Kant para pensar en la categoría de la señorita que
puede aplastarles.
—Estoy molido,—me decía ayer uno.
—Habrás estado expuesto á la humedad.
—No; he estado expuesto al peso de una criada que
he recibido por los aires.
En los tiempos clásicos. Cupido no usaba otras ar-
mas que la delgada y voladora flecha. En la actuali-
dad cada balcón es un carcax de alguna desconsola-
ONVERSACION da Maritornes. Si esto continúa, no tardarán en caer
hasta paquidermos de las ventanas.
Me diréis:—¿Y Safo?—¡Oh! ¡qué diferencia! En
primer lugar la humanidad no se ha paseado nunca
por el abismo de Leucades. En segundo lugar, era
poetisa: se arrojó vestida de blanco, con la lira entre
las manos y un amoroso cántico en los labios. Tanto
valdría que compararais á Sócrates bebiendo la cicu-
ta con el prosaico mortal que se envenena engullén-
Desde que algunas mujeres han dado en arrojarse
dose una caja de fósforos.
por los balcones á fin de buscar en el adoquinado de
Safo ha pasado á la ópera.
la calle un término á su pasión amorosa, la pruden-
cia más elemental aconseja á todos los hombres an- No esperéis que ninguna tiple del porvenir cante
dar por la calle con la cabeza baja á guisa de trapen- las tristes cuitas de la sirviente desesperada.
se recien venido de Francia. *
Una mirada indiscreta, una frase admirativa, el Todos estos suicidios, por otra parte, son hijos de
menor arranque de entusiasmo, el más pequeño elo- la estación. El calor y el fuego lo dominan todo. ¡Pe-
gio, puede servir de guadaña que siegue en flor al- ro qué fuego! No hace muchos días que en Cíempo-
guna existencia femenina. zuelos hubo tres ó cuatro incendios consecutivos. La
El desenlace puede ser funesto y trágico. Sociedad geográfica estuvo ya á punto de cambiarle
¡Suponed que salís á la calle sin rumbo fijo, con la el nombre de Ciempozuelos por el de Cienfuegos,
sana intención de hacer compañía á las casas que á cuando el voraz elemento se retiró de repente, sabe-
uno y otro lado se levantan. Habéis oido decir que dor, sin duda, de la crecida experimentada por el rio
todo Madrid se ha marchado fuera, y os creéis en la .lalon, y de los destrozos hechos por el agua en la
obl igacion de sustituir á los millares de personas que provincia de Soria. El fuego destructor se ha venido
en este momento hunden su planta en las húmedas después á los Cuatro Caminos, y por fin, ha obteni-
arenas de las playas. Pero al primer paso que deis do en la Casa de Campo ancho campo á sus aspira-
fuera de vuestra casa os convencereis de que Madrid ciones.
no es todavía una isla desierta, ni vosotros sois los Pero la verdad es que la impetuosidad de los rios
Robinsones destinados á monopolizarla. es en España proverbial y constante. Yo no sé de
Una mujer cruza vuestro camino: una de esas mu- ningún otro país donde los rios sean tan aficionados
jeres que lo sintetizan todo, la donosura, la belleza, á salirse de su esfera.
la elegancia. Todas las dicciones encomiásticas y los El agua, quePíndaro calificó de altodún, suele ser
vocablos más pintorescos ó hiperbólicos, fráguanse doña calamidad en España. Así ei, que el fondo de
como nube tempestuosa en vuestro corazón , y acu- calamidades públicas no cesa de verter su caudal pa-
den atropelladamente á vuestro labio. ra reparar los destrozos del caudal de aguas.
La beldad se vuelve y os contesta: Un latinista en agraz decía que entre nosotros es
DÍA DE MODA

ya tradicional lo de que las calamidades vayan uni- ¿Para qué sirven? Vedlo: el cabildo de la catedral
das á las corrientes de agua. Y trataba de probarlo, de Sevilla ha definido con una sola palabra á uno de
diciendo con mucha seriedad: — Por esto, cuando los poetas modernos que mayor resonancia han deja-
nosotros queremos expresar la rapidez sin trabas, lo do. Trátase de Recquer. Pero, ¿quién es Recqucr'' El
hacemos con esta frase: ('álamo cúrrenle, cabildo lo ha declarado: ¡es un impío!
A mi parecer, Fray Luis de León es quien tiene la Cierto (jue yo no había reparado en su impiedad
culpa de todo. Se le antojó en un arrancjue poético hasta que la voz del ilustre cabildo ha hecho en mí
liacer que el Tajo sacase el pecho fuera, y desde en- el efecto que hizo en San Pablo la voz del cielo oida
tonces no hay rio ni arroyuelo (jue no quiera salirse en el camino de Damasco.
de cauce para practicar la figura poética. Ahora caigo en la cuenta. Becquer poseía un gran
* entendimiento, Becquer sentía las obras de Dios con
¡Qué bien hacía Platón en desterrar de su Repú- una exuberancia de corazón incomparable. Hecquer
blica ideal á los poetas! amó hasta el delirio. Becquer admiró, cantó, y su-

MONASTKRIO DE PIEDRA

El señor de Estremera
Vertiendo inspiración como una fiera.

blimó las glorias del arte cristiano en Toledo. En sus drá decir sarcásticamente desde el londo de su tum-
concepciones era idealista puro hasta rayar casi en ba lo qvie decía Espronceda:
niistico, no hizo voto de pobreza, pero fué pobre toda Eapero (]tie mi huslo adorne un <líu
su vida y escribió unas admirables cartas tituladas: algiin .sa/on, café ó jieíitqucn'a.
iiesde mi celda.. ¿Qué hizo para ganar fama de j)í«?
Ni vivió en la santa ignorancia, ni dejó de tributar *
adoración á la Naturaleza, y ni siquiera puso en verso Supongamos que en el empíreo se encuentren Cal-
ninguna página del Catecismo. derón de la Barca y Becquer:
El cabildo se opone á que su retrato figure con to- CaWeron.—¿Qué ocurre, poeta? ¡Tu frente está
dos los hijos ilustres de Sevilla en la Biblioteca Co- sombría!
lombina. fíecquer.—Xo es nada. En España están repartien-
Esperamos que el cabildo no logre al fin su obje- do las cédulas de vecindad. Vos no sabéis, ilustre
to. De todos modos nunca podrá desterrar á Becquer Calderón, lo que es una cédula. En vuestro tiempo
de la memoria do una gran parte de loa españolas. las damas no envejecían nunca. Su edad era un san-
Respecto á la colocación del retrato, Becquer po- tuario donde nadie penetraba. Hoy la cédula de ve«
DÍA DE MODA

á tomar en los festejos dos clases sociales que me-


deben mucho; los editores y los empresarios de
teatros que tanto han ganado con mis obras.
Becquer.:—¡Veremos!... Entre tanto, Insigne
maestro, ¡que sea enhorabuena!
Calderón.—¡Muchas gracias! ¿Buenas noches!
Y cada uno por su lado se irían á su habita-
ción, desdo donde contemplarían por un agujero
los actuales espectáculos madrileños.
Y verían lo siguiente:
El teatro Real sin voz, la Zarzuela dormida, el
Español creyendo de veras que la vida es sueño.
La Alhambra tomando el fresco en su propio jar-
din, la Comecíia saliéndose clandestinamente por
la puerta de la calle de la Gorguera y dirigiéndose
á algún punto fresco para cobrar nuevos bríos, el
Circo de Rivas, vencido por Hércules, Apolo tra-
tando de aprovechar sus cinco lecciones de lengu.i
italiana, y los jardines del Retiro poblados de un
gentío inmenso que busca en aquellos lugares un
lenitivo al asfixiante calor del dia.

En la verbena del Carmen:


Los vendedores.—¡Real y medio! ¡Real y me-
dio pieza!
Uno:—Esto vale más que una feria.
Otro:—¿Por qué?
—Porque las ferias sólo tienen un real. Y esto...
ya lo estas oyendo:
¡Real y medio! ¡Real y medio I
PEDRO BOFILL.

H listianiím] tn ti lite

(Conclusión^.
Vi^t>tiií.~\QMedescantada vida! El himno, doble manifestación de la poé tica y de la mú-
cindad tiene formaa inquisitoriales. Por ellas sabe sica, revelóse místicamente en Asiría, Persia, India y Chi-
todo el mundo el nombre de la dama, su edad, su na, como en Caldea, Palestina, Egipto y Grecia. Al repasar
color natural, su estatura. Hácese sobre un pedazo los orígenes de todas las nacione:^, le hallamos entonad,
de papel el inventario de la vida. Es preciso consig- en las solemnidades de sus dioses (para aplacar su cólera
nar en qué pueblo se ha nacido, cuál e.s el estado en ó recabar su gracia) por coros de ambos sexos ó por el mis-
que se vive, cuánta renta se disfruta y qué clase de mo autor, cuando no por doncellas ó sacerdotes.
Que hasta el baile cedió á los impulsos de semejante
relaciones se sostienen con las personas en cuya
inspiración, cuándo al compás de la flauta y de las esca-
compañía se vive. billas, cuándo al de la lira y de los crótalos, decirlo puede
Calderón.—¡Cosa más estupenda! el Hormns lacedemonio, semejante al Astronómico egipcio,
Becquer.—Pues bien, imaginaos que el cabildo de en el cual, girando de Oriente á Occidente y TiceversB,
Sevilla ha puesto en mi cédula la siguiente califica- se representaba el curso de los astros.
ción: ¡ImiAo! Y como á tal, me niega su entrada en Ni siguieron otra suerte las demás artes liberales.
la Biblioteca Colombiana. Si Calicrátes trazó el dórico Parthenon de Atenas en
Calderón.—¿Y esto te causa molestia? loor de Minerva; si Calimaco inventó las volutas del capi-
Becquer.—De ningún modo. Ahora sólo me ocupo tel corintio de las hojas de acanto que brotaran del se-
en aplaudir á la Asociación de Escritores y Artistas pulcro de una doncella; si Ctesiíon, inspirado en el orden
que trata de honrar dignamente vuestra memoria. jónico, que participa de la severidad dórica y de la gracia
corintia, levantó el templo de Diana en Efeso; si hasta
Un ingenioso y entusiasta escritor llamado Dremon,
Sostrato de U uido dedicó su célebre Faro de Alejandría
bajo cuya pluma se abrillantan los conceptos como «á los dioses conservadores por la salud délos navegan-
surgen las facetas del diamante bajo el hábil instru- tes»; la arquitectura de liorna, apenas nacida ¿ impulsos
mento del lapidario, ha extendido la idea, que es aco- de üctaviano Augusto, presentó junto al Foro la Basílica
gida en toda España con entusiasmo. Ulpiana de Apolodoro de Damasco, y en la Via Sacra el
(.'¡itdeTun.—Lo sé; pero ignoro aún qué parte van templo de Venus de Destriano.
DÍA. DE MODA

PIEDRA.—Blaíco pescando truchas á bragas enjutas.

Be igual modo que los griegos Fidias, Escópas j Cha- ron dominar los austeros discípulos de Zcnon de Chipre
les de Lindo esculpieron respectivamente la Minerva La sociedad pagana sentía su cercano üu bajo la pesa-
Lemnia, el sepulcro de Mausolo j el Apolo de Rodas; el dumbre de un Olimpo, henchido de vicios, y sobre el vol-
pantbeon de Agripina mostró el rayo de Júpiter, la coro- can de unas Catacumbas, henchidas de virtudes. Y al mi-
na de Juno, el casco de Marte, la espiga de Céres, la hie- rar en torno suyo, y ver la tiranía de sus príncipes, la
dra de Baco, el caduceo de Mercurio y la serpiente de venalidad de sus senadores y la indisciplina de sus solda-
Esculapio. dos, la molicie de su nobleza y la ignorancia de su plebe,
;,Y qué diremos de la pintura? Los vasos sagrados egip- las negaciones de sus fílósefos y el descrédito de sus sa-
cios, los tapices persas, los mosaicos árabes, lo mismo que cerdotes; confesaba por medio de Tácito que se ahogaba
el Júpiter de Zeuxis, la Cahmnia de Apeles y el Dios Pan entre tanta sombra; recomendaba por medio de Juvenal
de Protdgenes, prueban que sin inspiración religiosa ó mo- el retiro al Monte Sacro; y ora desesperada enaltecía el
ral difícilmente vive el Arte. suicidio, á que le arrastraban el espiritualismo estoico
Parece ley histórica que el hombre, que con trabajosa y el materialismo epicúreo, ora Uoroóa como Tiberio en
lentitud camina hacia el progreso, se desvanezca eu las Caprí, ó fugitiva como Xeron en Bensli, huía tocada de -
alturas. Al mirar desde la cumbre de su gloria las diñcul- misterioso estremecimiento sin saber en dónde ocultarse.
tades vencidas, se empeña, nuevo titán, en escalar el cie- Era que Dios, que preside la historia, iba á regenerar ni
lo; y olvidando las veces que rodó á. profundo abismo, no mundo por la Bondad y la Verdad encarnadas en los ob-
comprende su yerro hasta que el defcngaño, ariete de su jetos más inefables de su amor, en su propia Madre, cuyo
orgullo, le señala la aberración de su locura. corazón oprimiera el dolor de los dolores, y en su propio
En el mcmtnto tn que el aite griego llegó al zenit de Hijo, cuya vida arrebatara el suplicio de los suplicios.
su esplendor, dejóse cautivar por la sirena del materia- El helenismo había representado lo natural, lo humano,
lismo, que pretendió sustituir el concepto divino, siquiera l'll Cristianismo iba á representar lo sobrenatural, lo divino.
equivocado, con otro de suyo terrible, el concepto de la Atenas, fija la mirada en la tierra, había cuidado de place-
indiferencia, el más anticientífico, el más antimoral, y res que enervan el entendimiento y embrutecen el senti-
por ende el más antiartítco. Con lo cual la fe se convirtió do. Israel, fija la mirada en el cielo, iba á trazar la senda
en superstición, la belleza en parodia y la ciencia en se- de lo porvenir durante trescientos años de lágrimas y san-
millero de disputas formalistas, cuyo estruendo no pudie- gre. Los filósofos del Areópago, con todo su saber, no ha-
DÍA DE MODA

bían acertado á distinguir entre la materia y el espirita. trina á Rossini, composiciones de fama imperecedera, co-
Los pescadores del Cenáculo, con toda su ignorancia, iban mo el Te-Deum, que recuerda las alegrías del cielo, como
á revelar el arduo problema del ser y del conocer, choque el Miserere que recuerda las tristezas de la tumba.
entre el bien y el mal, entre la verdad y el error; combate Heredero del lustre oratorio de Baruch, impulsó al Cri-
del hombre con la naturaleza, superior al de los hijos de sóstomo en la Iglesia Griega y al Agustino en la Latina á
Edipo, P'.teóclea y Polinice. igualar, si no á superar, á Demóstenes y á Cicerón; con los
Rechazados de todas partes los nuevos fieles, se acogen cuales compitieron dignamente en la Edad Moderna el
á las criptas ó catacumbas, antiguos subterráneas, hujio- dulce Bossuet y el turbulento O'Connell.
gaa, abiertos por los romanos en las afueras de sus pobla- El emperador Teodosio comenzó por eximir del pago
ciones con destino á enterramientos generales (1); y en tan de todo tributo á los hijos de Apeles. San Basilio el
melancólicos asilos, ayer lecho de muertos, hoy albergue Grande sostuvo «que los pintores influyen con su cuadros
de pobres, enseñan la Religión, discuten la ciencia y aco- tanto como los oradores con sus discursos». El monje
meten sus primeros ensayos artísticos. Utilizan los hue- Metodio pintó en el siglo viii un Juicio Final que con-
cos de aquellos subterráneos, cuando no los abren expro- virtió al búlgaro manarca Bogóris. Y Cimabue, secunda-
feso, para celdas y capillas, donde celebran ritos y admi- do por Giotto y Angélico, echó en el siglo xiii los cimien-
nistran sacramentos, y para nichos ó lóculos, donde depo- tos de la escuela florentina, madre de las demás, en la que
sitan los cadáveres. Aunque tímidos é incorrectos, suelen brillaron, soles del Cristianismo, Murillo, de la escuela
mezclar lo profano con lo sagrado, seducidos por el plas- de Sevilla; Velazquez, de la de Madrid ; Ribera, de la de
ticismo griego (que no en vano es el arte expresión fiel del Valencia; Rafael, de la italiana: Durer, de la alemana;
medio social en que vive); pronto inician y desarrollan el Lúeas de Leyden, de la holandesa; y Rubens, de la fla-
movimiento regenerador que ha de distinguirlos en el menca moderna, digna de la antigua de Van der AVeiden,
mundo del sentimiento y en el de la idea, como los dis- Memling y Crispinus.
tingue ya en el de las costnrabres. Sobre todos los símbo- Si prudente temor á la resurrección de la idolatría ador-
los originarios del Antiguo Testamento, aparece la Cruz, meció á la estatuaria, cuando las demás artes progresa-
representada ya por el Tkiiu ó última letra del alfabeto he- ban; si los sacerdotes bizantinos del colegio de Ortodoxia
breo, qne se trazaba en las frentes de los arrepentidos de se redujeron á custodiar en su famosa biblioteca obras
Jerusalen (2), y ahora señal de Redención, por la cual hay como la Venus de Praxiteles; el cincel ofreció el Moisés
que padecer desde la cuna hasta el sepulcro. Vénse en las de Miguel Ángel en Roma, el Adam y Eva de Baccio en
paredes figuras digaas de esta religión del sacrificio: hom- Florencia, y otros cien maravillosos modelos, honra de
bres que rezan y mujeres que lloran, Noé y Job, el nuestros templos y museos, de nuestros conventos y h o s -
Buen Pastor y la Virgen Madre. En el exterior de los ni- pitales, apenas el Renacimiento abrió nuevos horizontes
chos se esculpen alegorías del Bautismo y de la Muerte. bajo la bendición del Papa León X, no como reacción pa-
En las lámparas que descienden del techo, y en los cande, gana contra la mística revolución de la Edad Media, sino
labros que suben de los altares, se graba la Paloma, re- como acorde reconciliación entre Dios y el hombre, entre
presentación del Espíritu Santo, y el Monograma de Cris- el Espíritu y la Naturaleza.
to. Iguales asuntos son objeto de la Glíptica, ó grabado en ¿Y' qué diremos de la literatura? No hablemos del liris-
piedras preciosas, para los ornamentos y libros del culto. mo de los profetas, de las máximas de Jesús, de la predi-
Los dípticos, tablas en que se escriben los nombres de los cación de los Apóstoles, de las defensas de los apologistas,
bautizados y oferentes, de los mártires y confesores, para ni de las obras de los Padres y de los Doctores. Concreté-
conmemorarlos durante la misa, tienen su importancia en monos á citar á los tres colosos de Italia, España é Ingla-
la Toréutica, ó esculpido en bajo-relieves. Hasta se culti- terra, que, á pesar de acatar humildes los preceptos al
tiva la Numismática por medio de medallas con la ima- Evangelio, no hallaron hasta hoy quien los supere, ni si-
gen de .Tesus, desde la paz de Constantino; después con las quiera quien los iguale. Y'sí no, después de la Ley de Gra-
de la Virgen y de varios santos, como San Miguel, San cia, ¿quién como Dante en la epopeya? ¿Quién como Cer-
Jorge, San Eugenio; y últimamente por medio de la i m - vantes en la novela? ¿Quién como Shakspeare en la dra-
presión del Signo Redentor en el reverso de las monedas mática?
de los países cristianos, á manera de amparo de las res-
pectivas armas nacionales. Ensalcemos el Arte Universal que, cantando la armo-
nía de los seres en lenguaje de todos comprendido, claro
Así este arte bendito, comenzando por mecánicas prácti- como la luz, sencillo como la verdad; dilata nuestros ho-
cas, se remontó á sublimes concepciones. rizontes sensibles cuando los aminora el límite, fortalece
Heredero de la fama arquitectónica de Salomón, inven- nuestra razón cuando la debilita la duda, y alienta nues-
tó la cúpula, cuyos bronces congregaron en democrática tra voluntad cuando la enerva la nostalgia de patria i n -
unidad á todos los fieles. Cubrió la tierra de santuarios, cu- comparable, la nostalgia de la Eterna Vida.
yos elegantes chapiteles se elevaron al sol, cual si tratara ABDON DE PAZ.
de probar que la fe que le inspiraba, hija de la luz, todo
• pretende iluminarlo. Y legó á la arquitectura moderna sus
tres obras maestras: San Pedro en Roma, San Pablo en
Londres y Santa Sofía en Constantinopla, con los encantos
de la curva en contraposición á la enojosa monotonía de la
í ara rcctificut.

Cumplió cuarenta y cinco navidades


recta de los templos paganos.
En el setenta y tres,
Heredero déla gloria musical de David, forjó el órgano Y liay todavía quien al verla exclama:
con sus notas sentimentales, que parecen suspiroi< del a l - ¡Es una gran mujer!
ma; y arrancando á la Naturaleza, cuando no bastaron las
tradiciones del helenismo, sus armonías más suaver-, tras- Como lleva una cara que no es suya,
mitió á la posteridad, desde San Ambrosio á Guido de Aunque resulta bien.
Arezzo, desde Guido de Are/zo á Palestrina. v desde Pales- Por decir la verdad, debe decirse:
«Pintar como querer %
(1) Petronio."I
(2) Ezeqaisl, IX, 1. FRA-NCÍSCO FLORES GARCÍA.
DÍA DE MODA

Rusiness ií business dicen los yankees y The time is money


i os Iranrías. los britanos, y ya comprendejá usted, mi amigo y señor,
que en pueblos que en todo lo posponen al negocio y al
dinero no iba nadie á venirse con escrúpulos de monja,
iS'o sé si estará bien escrito este nombre. que no otra cosa es recorrer un corto trayecto con alguna
Por mucho que mortifique mi amor propio, debo confe- incomodidad.
sar ingenuamente que ignoro como se debe decir; esto es, Déjese, déjese á las empresas de los tranvías admitir
si debe ser masculino ó femenino: el tranvía ó la tranvía. cuantos viajeros se presenten, que no serán ellas las que
Como el artículo en inglés no determina el género, no sé salgan ganando sino el público.
cómo traducir the tramnay. Y no se me arguya con las señoras, porque éstas son las
Tampoco sé si debe conservarse la w ó convertirla en n principalmente interesadas en no esperar en la calle el pa-
al españolizar la frase. so de un tranvía desocupado.
Pero como esto importa poco para el objeto de mi arti- Sobre todo se evitarán escenas como la que presencié
culo, escribo los tranvías, y adelante. días pasados.
Mi propósito es protestar del abuso que comete la pren- Un caballero con su esposa é hija, hizo parar el tranvía;
sa quejándose de ios abusos de las Compañías. suben las señoras y el conductor se niega á admitir al ca-
Me explicaré. ballero porque sólo había dos plazas desocupadas.
Diariamente, ó poco menos, viene quejándose la prensa Disputa al canto.
de que en los tranvías entran más pasajeros de los que Por fin bajaron las señoras para no separarse de su
buenamente caben, y la autoridad competente, oyendo las acompañante, teniendo que cruzar á pié y á las dos de la
quejas de los periódicos, ha multado á las empresas. tarde la explanada que hay entre la Cibeles y el Prado.
De las multas de la autoridad no tengo nada que decir, ¿A quién se perjudica en este caso, á la empresa ó al pú-
pero de las quejas de la prensa, ya es otra cosa. blico?
Yo soy un asiduo concurrente al tranvía del barrio de Vamos, señores periodistas, haced la vista gorda; ¡qué
Salamanca, y muchas, infinitas veces, después de haber diablos! no seaia puritanos, que vuestro puritanisno es
subido al coche, lie tenido que bajarme por no tener plaza- perjudicial.
Y esto es horrible Figúrese usted, amigo Blasco, que Mirad que vais á concluir con mi salud y con la de me-
tiene usted que ir al barrio, que se encuentra usted en me- dio Madrid.
dio de la calle de Alcalá, que viene un coche del tranvía, CASIMIRO FRANQUELO.
que lo alcanza usted á la carrera, y que el conductor le ha-
ce bajar porque está todo ocupado.
Figúrese usted que tiene que esperar en la acera cinco,
J l primer btso <tc amor.
diez, quince minutos con un sol de justicia, y los coches
pasan llenos, y usted se derrite los sesos; y una de dos, ó
SONETO
toma usted nniieselero, lo que no está al alcance de todas
las fortunas, ó se decide á marchar á pié, renegando del Siguiendo del Pisuerga la corriente,
tranvía y de los periódicos y de las multas, y hasta del Ella atrevida cuanto yo cobarde,
género humano en forma de conductor de tranvía. Paseábamos juntos una tarde
Pues ahora traslade usted la escena á un día de invier- Respirando del río el fresco ambiente,
no con u" (centígrados, bajo cero, ó con una cuarta de Los dos por vez primera frente á frente,
nieve en la calle, ó con una lluvia torrencial sobre la ca- Sin que nadie nos cele ni nos guarde.
beza. Con el amor que en nuestras almas arde,
O figúrese usted que vive en el barrio de Arguelles, Marchábamos á solas lentamente.
que á cierta hora de la noche se queda sin tranvía, y que La miré con pasión, y ella, cual palma
sale del teatro, y llega escapado y echando los bofes á la Que del amor se inclina bajo el peso,
Puerta del Sol y ve el coche lleno y no le es permitida la A un ¿me quieres? gritó: con toda el alma;
entrada. , Y del amor en el postrer exceso.
í,Verdad que entonces quisiera usted que el tranvía ad- En medio del silencio y de la calma
mitiera á todo el mundo? De la tarde apacible, sonó un beso.
Y aquí debo hacer una salvedad. A mí me importa muy VICENTE COLORADO.
poco que las empresas ganen unos cuantos reales más ó
menos; yo defiendo la comodidad del viajero. N'o la como-
didad de ir arrellanado en su asiento, sino la comodidad
de subir al coche cuando le convenga.
Verdad que no faltará quien me alegue que en Francia
se observa igual rigor que en España; pero entonces ale-
I biliíation ahtía.

Parece ser que después de los mil ensayos verificados


garé lo que ocurre en Inglaterra y en los listados-Unidos para realizar la navegación aérea, solicita un francés pri-
Yo he atravesado la mayor parte de la 5." Avenida de vilegio para aplicar la tracción pajarera, Lamérnoslo así, á
Nueva-York en tranvía, con un viagero colgado de los la dirección de los globos.
faldones. El sistema consiste en enganchar troncos de pájaros 6^ los
En cambio otras veces he sido yo el que me he colgado. globos, del mismo modo que eü tierra se arrastra un co-
¿Qué dirían los hijos de John liuU si al salir de un teatro, che por medio de un tronco de yeguas inglesas.
lloviendo ó nevando, con las inmensas distancias que hay Para esto se haría necesario domesticar previamente las
que recorrer en la ciudad del Támesis, se le negara entrar aves destinadas al arrastre, y nada más natural que i n s -
en un tranvía porque estaba lleno? truir también á estos simpáticos animales para la conduc-
l'n tanto que quepa un pié el viajero está en su derecho ción de los landcaus y simones aéreos.-
subiendo al coche. Ya me parece ver un matrimonio, que al salir del teatro
;Pues, hombre, no parece sino que un tranvía es un pal- da orden á un gorrión con librea y sombrero de copa, pa-
co de: teatro Real! ra que el avestruz que haga ias veces de cochero ó globero
DÍA DE MODA

PIEDRA.—En la cascada de los Fresnos

aproxime el carruaje aéreo que estará estacionado sobre astronómico. Y las corridas d e toros serían 8ustítuid&
«no de los faroles más próximos. por luchas á6 gladiadores con espolón .
Este proyecto puede ser la base de una nueva civiliza- No hace falta decir que la conducción del correo se ad-
ción. Apadrinados por los protectores de animales, llega- judicaría á las palomas. Si se encontraba alguna sin hiél
rían las aves á formar una nueva sociedad que quizas es- se la haría monja.
tuviose mejor organizada que la nuestra. El comercio, y sobre todo la alta banca, estaría digna-
En ella los cuervos ejerceiían la curia. mente representado por los cucos. Algunos de éstos des-
I.as urracas se harían editores. puntarían como diplomáticos y no pocos como relojeros.
Las águilas tomarían el mando de la naciou, de la cual Kn política figurarían también gran número de ellos.
serían diputados los loros. ¡Qué de interpelaciones no ten- El cuerpo de serenos contaría entre sus individuos mu-
drían que contestar lo3 papagayos! chas lechuzas y algunos mochuelos. Aunque la mayor par-
A la cigüeña se le encargaría la Dirección de Agricultu- te de éstos serían propietarios y pasarían la vida retirados
ra; y dada su habilidad para destruir insectos, no dudamos en su olivo, que es el nombre que se daría á los hotelet j
que conseguiría la extinción de la filoxera. las villas actuales.
Al gallo se le encargaría la Dirección del Observatorio Tampoco dudamos que muchas lechuzas se dedicasen á
DÍA DE MODA

PisPBA.—Mis Mary Bernaldo de Quirós, en el baño de Diana.


sacristanes, por la facilidad que eata profesión
(Apta&t« de Luqae, decoración de Oomar).
los proporcionaría pura chupar aceite.
Los gansos se harían apuntadores de tea-
tros, pues sabido es que los actores al repetir
su papel se ven oblligados á hablar por boca de
.ganso. De este modo no tendría por qué ofen-
derse esta clase al escuchar el mencionado
modismo.
En esta nueva sociedad los paros reales re-
presentarían la aristocracia haitiana.
Los pichones serian la kigk /t/í de la j u -
ventud y fundarían el tiro de sietemesinos
para tomar la revancha.
La música entraría en una era floreciente.
Las maricas serían tiples de capilla. Los rui-
señores se contratarían en la ópera con m&s
sueldo que Gayarre, y los canarios les h a -
rían la competencia; no faltaría entre ellos
algún Tamberlijc. Hasta los gorriones forma-
rían un orfeón, y los mirlos se contratarían
como solistas de flauta.
A las contribuciones se les daría el nombre
de palos, y los que las pagasen se quedarían
calvos, esto es, desplumados.
Y, en fin, lo mejor de esta nueva sociedad
volátil, sería que no habría suicidios; los jó-
venes románticos que hoy se administran
una caja de fósforos de Cascante no podrían
alegar que estaban cansados de vivir,
por-que... la vida se pasaría en un
^v.elo.
RICARDO BLASCO .

(nareiiis

LOS USUREROS.

La usura es tan
antigna como el
hombre, tan vieja
c o m o el dinero,
tan i m | p l a c a b l e
-como la neesidad,
tan tentadora co-
mo el vicio.
Ks,pues,un he-
cho probado que
los usureros se
remontan á los primeros orígenes del m u n -
do, y que los hay fósiles ed*o6kjunta pareja
con loa mastodentes y otros roedores.
Todo el que ha leido novelas en folletín ha
tropezado seguramente con un hombre flaco,
de nariz corva, de ojos pequeños, ocultos bajo
dos tapaderas de cristal verde; decraneo pe-
lado y bruñido, siniestramente cubierto por un gorro de
seda negra, rojiza, cuya borla ó piten se parece á un
cuerno.
Era ese el usurero clásico; el hombre .. de presa que fuerte donde se permite; tiene caballos de carrera; carrua-
habitaba en un antro lóbrego, en el fondo de un patio in- jes de lujo para pasear en el Parque, y vive en la intimi-
fecto, ó entresuelo sin luz. Era descuidado y torpe ese in- dad más ingeniosa con los jóvenes á quienes desuella.
dustrial, porque hasta cierto punto llevaba en la ropa la ¿Es este motivo bastante para quererle mal? Seamos
«nsefjH de su profesión. justos. No t«ngamos dos pesos y dos medidas.
Hoy las cosas lian mejorado. Por algo tenemos casas de Todos los años se publican bandos de policía contra
prestamos, tranvías, y luz elóctrica divisible. los perros, á los cuales se reparte equitativamente la mor-
ül usurero que pabe el oficio y se respeta, es hoy un cilla municipal. Nunca he visto que se persiga 6 los u s u -
tiuaadano de maneras irreprochables; viste con elegan- reros que muerden sin ladrar, y exterminan con prefe-
•ua, almuerza en Tornos y merienda en Lhardy; juega rencia á los hijos de familia.
10 DÍA BE MODA

LBUM
A LUCAS Y así como en tenue tela
Estudiante de medicina y enamorado (1). Que teje la arana astuta,
Cae la imprevisora mosca
Cuya sangre aleve chupa,
Te quejas, Lúeas amigo, Del mismo modo las hembras.
Con palabras nada cultas, Con labor constante y muda,
De las novias que te engañan Te van armando la trampa
Y las penas que te abruman. Donde tú, mosca errabunda.
Y tanto ofendes al sexo, Pensando que había mieles
Y con tan creciente furia, Vienes 4 encontrar cicuta.
Que yo para defenderle Salvarse de estos peligros
Cojo esta tarde la pluma. Siempre ha sido ciencia infusa,
Todas las cosas del mundo Que ni los libros la enseñan
Tienen acíbar y azúcar; Ni la predican los curas.
La cuestión está en tomarlas
Y el que á fuerza de vaivenes
Por el lado que nos gusta.
No aprenda á tragar espumas,
¿Mundo sin hembras, qué fuera?
Que no se embarque en amores
Vasto limbo, noche oscura
Do la tormenta es segura.
Donde el hombre harto de vida
Cuando t ú ves unos ojos
Se moriría en ayunas.
Que en los párpados se ocu'.tan,
Si son malas ó son buenas
Haciendo dulces visajes
No lo pondré yo en disputa.
Sólo sé que hay que tomarlas De cordera moribunda;
Como son, pues que son únicas. Cuando por entre la falda
Que ésta ó aquélla, inconstantes, Que recoge mano astuta,
Te dan guerra ó te dan murria; Ves asomar un pié breve,
Pero, señor, donde hay tantas (O largo) pero que anuncia
¿Quién va á perderse por una"? La vecindad tentadora
Aún tienes sobre la frente De lo que á la vista oculta
Mucho pelo, amigo Lúeas, La negra excitante seda
Que el opoponax perfuma:
Y yo que en mi calva-trueno
(Cuando entre los frescos labios
Llevo del amor denuncias.
Que sonrientes murmuran.
Voy á probarte ahora mismo.
Palabras dulces de amores
Sin teorías abstrusas.
Con arrobamiento escuchas
Que el que toma en serio cosas
Fascinando tus miradas ,
Que no deben serlo nunca,
La igual nivea dentadura;
TÑo puede ménbs de verse
Cuando, en fin, contemplar sueles
Cual tú, pobre criatura,
Con melancolía muda,
Con ictericia constante.
Los escultóricos hombros.
Torva la mirada y mustia,
La tez de tersa blancura,
El corazón trasnochado
O el flexible esbelto talle
Y el Ijolsillo sin pecunia.
De una mujer que deslumhra
Has de saber, hijo mió.
Tus ojos, de amor sedientos.
Que estas raras hermosuras.
Tu alma, de pasiones tumba,
Echadas por Dios al mundo
Piensas, crees, presupones,
Para eterna travesura,
Imaginas, sientes, juzgas
No tienen otra delicia
Que no hay más mujer que aquella
Desde el albor de su cuna,
Que ver cómo nos afilan Ni puede darte ninguna
Los tesoros que ambiciona
Y que acabemos en punta.
Tu avarienta calentura.
De solteras nos atrapan,
Pero ven acá, inocente.
De casadas nos estrujan,
Desecha esa idea absurda;
Y de viudas... es muy largo
¿Tan pobre es la especie humana
Este cuento de las viudas.
Que hoy catorce de Abril fundas
Lucha constante es la eterna
Toda la humana belleza
Union, que acaba en coyunda;
Y la bienandanza suma.
Cosas de hombres y mujeres
En ese cuarto segundo
No Eon acuerdos, son luchas.
De la calle de la Iluda,
>1) Del tomo de Poesías feslivas •\i! Eusebio Blasco , que publicavil Donde seis Venus conquenses
1 lii eve la casa editorial de Fe. Le dan vueltas á la aguja?
DÍA DE MODA 11

¿Pues tú no sabes, incauto, Y á fe que suspenso digas:


Que de humanas criaturas —Parece mentira. Lúeas,
Hay mil doscientos millones, Que en tan poco espacio quepan
Según recientes compulsas, Tantas liviandades juntas!
De los cuales por lo menos ¡Oh, sí! Mientras tú, inocente,
La tercera parte j usta Por una sola te apuras,
Es de mujeres tan guapas Ellas te dan el ejemplo
Y de tan varia hermosura, Multiplicando errabundas
Que yo no sé qué daría Esa edición microscópica
Por cenar con todas juntas? De amante literatura.
Piensa bien los ojos negros Y pues que libre y soltero
Que da un millón de figuras. Vas en busca de aventuras,
Desde las ardientes árabes O saber serlo de veras,
A la sectarias de Budha. • O refugiarse en la curia.
Calcula tú si en sus pedios, ¿Quieres una sola? Cásate;
(Y aqui el plural no es de liechuras) Da dulce tregua á la lucha.
Habrá pasiones á gusto Busca compañera honesta
Del consumidor de angustias. Que en doméstica dulzura
Dime si las largas horas Te haga olvidar tantas gracias
De imponderable amargura Como por el mundo abundan;
Que te han dado y han de darte Y si entonces, desdichado.
María, Antonia y Angustias, Se renueva en tí la furia
Carmen, Casilda y Dolores Con que hoy á todas las hembras
Y Sempronia y Rudegunda, Desaladísimo buscas,
Y esa epidemia de novias No uses más, te lo suplico.
Que en mengua de tu ventura De ese corazón de azúcar,
Te han hecho perder el curso Al cual desde este momento
De anatomía quirúrgica, Debes de ponerle funda,
Ko te las lucieran dulces Para que no se te ponga
Otras mil más pudibundas Como una breva madura.
Que están esperando novio Hasta que llegue ese instante
Con una prisa que asusta. (iQue ojalá no llegue nunca!).
Has de saber que en el mundo, Diviértete y gasta poco,
Que es tierra grata y fecunda. Prepara honesta coyunda.
Quien mucho siembra, algo coge, Y si te casas, que sea
Y Dios da ciento por una. Después que el examen sufras
\ o he notado en mis verdores, De la médica carrera
Que ya van siendo negruras, En sus mil asignaturas.
Que daños de la morena Que pues todas las mujeres
Me los calmaba la rubia, Saben las humanas luchas,
Y lo perdido en España Ya con tu título en mano
Lo recuperaba en Rusia. La defensa es más segura.
La más hermosa del mundo EusEDio BLASCO.
Llamó á una isleña de Cuba,
Y una negra, junto á Tébas, QUEJAS DEL ALMA
Se me figuró hermosura.
Corriendo la hermosa Flándes, Quejas del alma, misteriosas sombras
Me engañó en Gante una rusa, De los muertos amores,
Decid cómo se olvida, y si se olvida,
Y en Brújari otra hizo el gasto;
Siempre da el amor en Brujas. Dónde el amor se esconde.
Médico has de ser en breve; Palabras que fiotando eternamente
Por serlo, á la vida buscas Vais repitiendo un nombre,
Sus más íntimos secretos Xota apacible que traduce el viento
Con experiencias que asustan. En la callada noche;
Tú que en el anfiteatro
Lágrima que resbala en la mejilla
Con la escolar turba multa
Y parece que absorbe
Tantos rígidos cadáveres
Algo del sentimiento indefinible
Trinchas con mano segura
Que el corazón esconde;
Donde yertos corazones
Hacen oficios de trufas. Vision encantadora de los sueños,
Ve cuando caiga en tus manos oscuros horizontes,
Cadavérica hermosura, Sin un faro de luz resplandeciente
De la que tal vez por serlo Que me sirva de norte.
Paró en aquella espelunca. Decid, ¿dónde el olvido se aposenta?
Si en el corazón conserva
¿En qué etéreas regiones
Las imágenes oscuras
Está la inmensa tumba que cobija
Be cien galanes distintos
Los pasados amores?
Que alli encontraron su tumba,
J. NAVARRO KV./.K.
M DÍA DE MODA

PIEDRA.—Bautizo de la primera plazoleta en la cuesta del Cañar.

Pues bien, si yo mandase, daría una orden concebida — El avaro es el hombre que vive como un pordiose-
en estos términos: ro,... por temor de llegar i serlo.
Arliculo 1.° BEPIQUE DE CAMPANAS.
«Se concede una pripia de tanto, al usurero que pruebe Son las doce de la mañana.
con papeles auténticos que ba suprimido á un hijo pró- Esta es la hora en que Madrid almuerza, cuando no-
digo». ayuna por devoción ó por otras causas.
Articulo 2.» A la vibración sonora del Ángelus, rezado en tiple, t e -
»La misma prima se otorgará al deudor que pruebe que nor y barítono por los esquilones de las monjas del S a -
ha arruinado á un usurero». cramento, las Salesas, y de algunas otras iglesias, contes-
La reprocidad sería una gran ventaja, porque redundaría ta en bufo el reloj de la Puerta del Sol, bajando por
en servicio de la sociedad. impulsión eléctrica la tola meridiana—ideal del guripa
errante—al compás de un repiqueteo estridente pareciilo
De la usura k la avaricia, no hay más que un paso. al Bating-ting, de los indios.
y j a que he hablado del usurero, quiero apunlar una Poco después se escucha á derecha c izquierda de la
difinicion del avaro que vi el otro día en un álbum: plaza en las inmediaciones y avenidas, el sonido agrio,
DÍA DE MODA 13

petulante y descortes de las campanas de las fondas.


Aunque todas tienen el mismo timbre, el mismo ri-
mo, y la misma educación, la fisonomía de cada una es
muy diferente.
Hay campanas y campanillas. Unas son tristes, otras
alegres; unas despiertas, otras dormidas. Unas ricas y
afortunadas que tocan á fiesta para docenas de huéspedes;
otras pobres y tímidas que se ocultan detras de las demás
y se hacen más pequeñas de lo que son, por miedo de que
alguien crea que en el comedor de la casa no se promiscua
bien.
Hay campanas embusteras, fanfarronas, alarmantes,
que tocan en corredores, escaleras y patios, y hasta salen
á la calle para dar á entender que pertenecen á un esta-
blecimiento respetable, que ocupa mucha gente.
Hay campanas santificadas por la virtud del trabajo;
las de las fábricas, que aquí no conocemos. Hay campani-
llas pedigüeñas y de aviso; campanillas que madrugan
con los carros de la limpieza; campanillas filantrópicas,
sirviendo de collar á las burras de leche; campanillas
transeúntes; las de los sordo-mudos; carrillones de se-
guridad en ciertos despachos; campanillas célebres; las
de los toros de... la idem.
En este instante resuena en mi oído el eco incivil, gro-
sero, de una campana de fonda que llama todos los dias á
almorzar, por espacio de ¡¡diez minutos!!, á... ¡media do-
cena de huéspedes!...
*
Cuando me disponía á lanzar un epigrama contra el
campanilleo de los restauranes, suelto la pluma y me
asomo á ver el break del Duque X... que desempiedra y
y alborota la calle, con las 24 herraduras de seis caballos
tordos, y las colleras y cabezadas, repletas de campanillas
y cascabeles.
ENRIQUE SKPÚLVBDA.

onoi al vatio. PIEDRA.—Juanito el guarda

Todo me sonreía, la juventud, la gloria.


La paz ambicionada, las dichas del amor;
De los felices tiempos que llamo á la memoria
Ningunos como aquellos tan ricos de esplendor.
Mas algo inexplicable faltaba al pecho mío,
Lanzado á la terrena, febril agitación;
Kn medio de los goces sentía yo un vacío
Como el que el reo siente de luz en su prisión.
Vino el dolor, y herida causóme no liviana.
Pues claridad inmensa por ella entrando en pos.
Llenó mi gran vacío; la herida fué ventana
Abierta desde entonces de par en par é Dios.
VENTURA RUIZ AGUILERA.

i ,ua¿ros nutcoa.

Il promessi espossi, por Gisbert.


Un nido de ruiseñores, por Jiménez.
Las modistas, por Morera (D. Emilio).
Dos estudios, por Beruete.

CUADROS VENDIDOS

11 promessi espossi, de Gisbert.—D. Antonio Rodríguez


García.
Unos caballos, de Arteaga.—Sr. Conde del Encinar.
Gomar tomando apuntes
Un paisito, de Pericb.—Excmo. Sr. Duque de Osuna.
Que admiran al pasar los transeúntes.
14 DÍA. DE MODA

I lasts g tosai
Una distinguida señora compró en un almacén de músi-
ca gran número de piezas con títulos sentimentales. En
el momento en que se disponía á partir pareció dudar un
—;,Sabe8 lo que me dijo anoche tu maridoV instante.
—No. ¿Qué? El dependiente, que seguía todos sus movimientos, le
—Me dijo que ahora te conocia al dedillo. preguntó si deseaba alguna otra cosa.
La condesa con espanto: La señora, fijando su bella mirada en el dependiente, le
—¡Ah, Dios mió! Entonces va á pedir nuestra separa- dijo:
ción. —Se me olvidaba. Haga usted el favor de darme Un
* beso antes de partir.
—¡Señora!-dijo el joven estupefacto.
Un mendi(!ro que padecía una ligera deformidad, encon-
Repitió aquélla su demanda, y con la mayor calma aña-
tró un dia á otro cuyo aspecto causaba horror.
dió :
—¿Cuánto ganas al dia?—le dijo.
—Si no puede usted dármelo hoy volveré uno de estos
—¡Ocho reales.
días.
—Ocho reales!—repuso el otro,—no daría mi diario por
El dependiente, lleno de alegría, cogió á la hermosa se-
veinte pesetas si tuviese la suerte de estar tan incompleto
ñora por el talle y depositó en su mejilla el beso pedido.
como tú.
Tres agentes de policía se presentaron al escuchar los
gritos desesperados de la dama.
Al día siguiente era puesto el dependiente en libertad,
Un hombre se paseaba por una calle, llevando su som-
al averiguarse que Un beso antes departir era el título de
brero en la mano para que el viento no se lo arrebatase.
un nuevo wals, cuya existencia ignoraba aún el detenido.
Una persiana que se había desprendido de un balcón
cayó á su lado y convirtió su sombrero en un fuelle de
acordeón.
¡Demonio!... Esto prueba que para los grandes vientos —Las mujeres que pueden llamarse verdaderamente
debe llevarse siempre la cabeza descubierta por las callos... ángeles son las que se hacen rogar.
Si hubiese llevado puesto el sombrero, era hombre muerto. —El hombre propone y la mujer... acepta.
—El honor es una medalla cuyo reverso es la ver-
güenza.
—La ilusión es la caja de ahorros de los enamorados.
—¿Tienes pasión por los obesos, Rosalía? ¡Tu amigo el
diputado es enorme . el barón es monumental y tu viejo
banquero pesa más que un elefante!
—Querido, lo hago por pura filantropía; me dedico á la Un rico labrador fué al mercado de la capital con su
educación de las masas. mujer.
Su hija le liizo al partir varios encargos: azúcar, café,
aceite, bujías, etc.
Un estudiante sufría un examen; todo iba á las mil ma- A eso de las nueve de la noche, el cultivador, que se ha-
ravillas. bía entretenido en una jarana de dos mil diablos, pensó
Tocóle preguntar al profesor de física. que ya era tiempo de volver al pueblo.
—¿Cuáles son las propiedades del calor? Corrió á la posada, hizo enganchar en un segundo y
—El calor dilata los cuerpos y el frió los contrae. partió al galope.
—Un ejemplo. Por el camino se iba diciendo:
—En la estación de los calores los días crecen y en la de —Creo que no he hecho todos los encargos. El azúcar
los fríos acortan. está aquí, el café, las bujías, el aceite va también... Y
sin embargo tengo la seguridad de que se me ha olvidado
algo.
MUe. L* decía á Alejandro Dumas, hijo: Llegado á la granja, salió á abrirle un mozo. El labra-
—Sabed, amigo mió, que conozco lo que es la moral. dor bajó del carricoche con sus paquetes.
—Seguramente, señorita, respondió al autor del Amigo —¿Y el ama?—preguntó el mozo.
de las mujeres, como los ladrones saben lo que es la po- —¡Ah demonio!—exclamó el labrador;—bien sabía yo
licía. que se me olvidaba algo.
*
Un empleado se presenta en el despacho de su jefe, con Leyendo la lista de las defunciones, X... notó que las
aspecto triste y la cabeza baja. mujeres se hallaban en mayoría; pero lo que más le sor-
—Señor... prendió fué que en las publicaciones matrimoniales el nú-
—^Qué quiere usted? mero de hombres y de mujeres era el mismo.
—Venía á pedir permiso para mañana.
—¡Permiso! ¿para qué?
El empleado sacando um esquela de defunción del bolsillo: Las pantallas EOn unos trozos de papel de forma cóni"
—Señor, entierran á mi tio. ca, que las madres colocan sobre las lámparas... cuando
El jefe, saltando en su asiento: tienen hijas casad>iras.
—¡Esto es demasiado: ¿Kntierra usted á su tio todas las —El candor es una virtud de las jóvenes, que consiste en
semanas? no comprender ciertas cosas que han adivinado hace mu-
El empleado, lleno de indignación; cho tiempo.
—Señor, no es más que la segunda vez!
La mamá de María notó al volver de una visita que du-
DÍA DE MODA 15

rante su ausencia una mano temeraria se había deslizado


en el azucarero.
Hizo comparecer ante su tribunal á Eugenia, su hija
Ihamdas.

I
mayor, de cinco años, y á María, de tres. ¡Voto á!... Segunda-segunda,
—Niñas,—dijo la mamá con voz severa,— ¿quién se ha O te corto el cuello á todo
comido un terrón de azúcar? ¡O cómete esa dos-unal
—¡Yo no!—exclamó Eugenia. II
—¡Yo tampoco!—dijo María. Prima y dos en la cartilla.
Tres y cuatro musicales,
—No mintáis,—repuso la mamá,—una de vosotras ha X el todo uno de nuestros
cogido un pedazo de azúcar. Más útiles animales.
—Ha sido María,—dijo Eugenia. III
—No, yo no he sido,—replicó María; — Eugenia es una Primera-dos á una todo
embustera... Ademas, eHa no estaba allí cuando lo he co- Tres-cuarta; por ella tres
gido. Dos más de mil madrigales,
Y al fin con ella casé,
A pasar de comenzar
Cuarta-quinta á tener.
11utdos.
'
Me gusta el sueve ruido de las olas
Que apenas llegan á besar la playa;
El del velero esquife, que tranquil»
í nga (te consonantes.
.1 e. .ue . 0 . a. . a . u c
Sobre la mar resbala; . 0.0. .0 o. . 0 . . a . a . e . ;
El confuso rumor de las ciudades; ¿ e i . . i . .a. .e. .a io.e.
El eco de una voz en lontananza; .0 e. .a . . a . a . o . a . . a . . e ?
El suspiro de un alma dolorida Las soluciones en el número próximo.
El batir de unas alas; Soluciones al número anterior.
El misterioso canto de los monjes;
El ruido... del silencio en la.montaña; A las charadas: I. TIMOTEO.—II. TOMATE.
La triste barcarola y el quejido A la fuga de consonantes:
Del ave abandonada;
El paso de la brisa fentre el follaje; Cuando paso por tu calle.
El lejano vibrar de una campana; Compro pan y voy comiendo,
El de tu pié, cuando á rni cita acudes Porque no diga tu madre
Y el roce de tu falda. Que de verte me mantengo.
Esos dulces sonidos vagarosos Al cuadrado de palabras:
De inefable placer llenan mi alma;
Pero... ninguno tanto como el ruido C A B O
De un beso tuyo, ingrata.
RICARDO SEPÚLVEDA. M O H

B O C A
T|^ntslio8 dibujos it Ijog.
O R k N

Fué un viaje improvisado. JEROGLÍFICO


Habíamos oído hablar tanto del Monasterio de Piedra,
que ya no pudimos resistir al deseo de conocerlo.
Eramos cinco amigos. Estremera, Ruiz, Gomar, Luque
y Blasco.
Nos propusimos obsequiar á los lectores del DÍA DE
MODA con media docena de apuntes del Monasterio árabe
famoso. En una semana de permanencia en Piedra pudi-
mos admirar aquel hermosísimo verjel escondido en el
interior de Aragón. Gomar y Luque tomaron tantos apun-
tes, que nos es imposible darlos todos.
Hemos escogido los más descuidados, los que reflejan
la impresión riel momento. La torre del Homenaje, los
fresnos, el rollo, un precioso perfil de María Quirós, la
linda hija de la hermosa marquesa de Santiago. Estre-
mera haciendo versos, Blasco á orillas de las pesqueras,
Huiz poniendo de acuerdo con el propietario el nombre de
nuestro periódico al sitio predilecto de nuestro director.
Gomar tomando apuntes, el guarda Juanito, Ruiz bajo los
alamos, en una palabra, todo lo que les hemos arrebatado
a Luque y á (lomar de sus alhums, y que ellos se resistían
* ^^ asegurando que no eran más que indicaciones.
Precisamente por eso las hemos preterido. Creemos que
el público del DÍA DE MODA las estimará más que si fue-
ran grabados en acero Son las impresiones de dos artis-
tas populares, á Tos cuales agradece el DÍA DE MODA este
regalo como si se tratara de sus obras más acabadas,
rn P'^^'l'Cü, estamos seguros, nos agradecerá este n ú m e -
ro excepcional, que fué el principal objeto de nuestro viaje
Ja üermosisima residencia de verano cuya visita reco-
menaamos a todos los louristes que quieran ver todo lo Solución al jeroglifico del número anterior:
sol d e f • • ' • ' * ^'^ España bañado por el esplendente Cada uno en su casa y Dios en la de todos.
L A REDACCIÓN. Madrid: i88o —Imp. de E. Rubiños, plaza de la Paja, lo.
16 DÍA. DE MODA

%. ^y^
PIEDRA.—El rollo al anochecer. [Apunte de Luque.)

HOTEL DE FRANGE COMEDIAS Y PROVERBIOS JUAN VIDAL, EDITOR


BIARRITZ
DE BORDADORES, 3, MADRID
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Hold en el Vtaa. La obra va ilustrada con pro-
La mosca blanca. fusión d« grabados.
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Pascuala. más remotos hasta nuestros días, por D. Augus-
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REMIGIO GONZALO Todo por el arte. Se suscribe á estas obras en casa del Editor
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D. LEOPOLDO VÁZQUEZ Y RODRÍGUEZ
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ROMPE-CABE/AS SIN IGUAL
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