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3. Misterio, engaño, complot y representación.

La palabra dramática en tanto configuración de lo teatral posee una duplicidad: en su


textualidad arrastra la sombra de una acción y el traspaso del texto a la escena implicaría la
convivencia armónica entre el lenguaje y su representación. Los bandidos de Schiller (2006)
y El gato con Botas de Tieck (****) crean una fractura en esta relación y ponen en evidencia
las tensiones entre la palabra y la acción. Este conflicto encuentra en las configuraciones del
engaño una resolución ya no en términos de equilibrio sino, por el contrario, manifestando la
victoria de una sobre la otra. Con esto en mente, la intención de este trabajo es ver que a
través del uso del engaño y la dimensión representativa se hace evidente un triunfo de la
palabra en tanto conquista al terreno de la acción.
El poder de la palabra, en Los bandidos, se pone de manifiesto a través de Franz Moor.
Éste hace del discurso una herramienta eficaz a través de la cual logra llevar acabo todos los
acontecimientos que determinan el desarrollo de la obra. Pero todo el ingenio discursivo se
sirve de un único medio para realizar su propósito: el engaño. La primera escena (Schiller,
2006: 79-88) inaugura la obra con una mentira planeada y escrita por Franz. A través de la
carta falsa, se hace un uso efectivo de la mentira cargando al discurso de una potencia
creadora capaz de persuadir, destruir, e incluso enfermar. “Y tú con tu palabrería me sacaste
la maldición del corazón, tú…tú… ¡Devuélveme a mi hijo!” (Schiller, 2006: 120) Es en este
punto donde se exhibe la dicotomía palabra/acción ya que a partir del lenguaje, hay un
traslado del terreno de lo oral al de los hechos. Como un Próspero maquiavélico, Franz posee
la capacidad retórica lo suficientemente poderosa como para armar y desarmar redes de
complots y cimentar así las bases de su plan. Desde su posición política, delega las
responsabilidades a terceros a través de la palabra. Este aspecto se pone en evidencia cuando
Franz se dirige a Daniel: “¡Por tu obediencia! ¿Entiendes la palabra? Por tu obediencia te
ordeno que mañana el conde no esté entre los vivos” (165).
Pero este don del lenguaje aparece contrarrestado por una incapacidad física y corporal.
“Franz habla, y si no se contesta, entonces él…ordena” (Schiller, 2006: 147), pero no actúa.
Este aspecto es el que más diferencia a Franz de su hermano Karl. Éste, en tanto
representante de una vida dedicada a la acción de ser bandido, sufre las consecuencias de las
mentiras y el engaño de su hermano a través del poder de la palabra. La rivalidad entre Franz
y Karl puede considerarse como la encarnación de la dicotomía palabra/acción en la que
triunfa la palabra ya que ésta posee un arma más letal: el engaño. De este modo, el triunfo del
engaño, en la literatura, puede pensarse como el triunfo de la palabra.
En El gato con botas, el rol de la palabra también aparece vinculado al engaño. Hinze
hace uso de la misma para tejer situaciones que irán desarrollando los acontecimientos de la
obra. Ya en la escena I, se presenta el primer pedido que realiza el gato.(85-87) En esta
demanda se pone en evidencia la habilidad retórica de Hinze quien, como Franz, hace uso de
la palabra para la persuasión. “Confiad en que con mi ayuda llegaréis a ser completamente
feliz.” dice Hinze, a lo que Gottlieb responde: ¡Oh! ¡hombre noble y bueno!” (85) Tras
conseguir su cometido, a través del uso ingenioso del lenguaje, el gato logra ir fortaleciendo
las redes de su complot para llevar a Gottlieb a la corona. A su vez, a medida que el plan se
fortalece, se desarrolla una relación de poder de Hinze con respecto al resto de los personajes.
Al igual que Franz, mediante la palabra, el gato logra persuadir al posadero y a Kunz de que
actúen a partir de sus órdenes y los mismos obedecen. (141-145)
Pero a diferencia de Franz, Hinze no se halla solamente ligado a la palabra sino que la
acción posee también un rol fundamental en términos de triunfo de la mentira. Así como hace
uso del discurso para persuadir a Gottlieb, Hinze se sirve de sus habilidades felinas para
despertar en el Rey admiración frente a la inventada figura del conde de Carabás: “el conde
me ha mandado muy a menudo con su cazador lindos y sabrosos presentes, a veces dos en un
solo día. Mi reconocimiento hacia él no tiene límites”. (136). Asimismo, el complot para
llevar a Gottlieb a la corona culmina en la escena en la que éste se presenta con las ropas del
Rey tras haber saltado desnudo al agua. (147-148) Esta escena deja ver el poder de Hinze
tanto sobre el Rey, quien cae sin desvíos en la trampa de su complot como sobre Gottlieb,
quien accede a hundirse en el agua sin ropa. Esto demuestra que en tanto personaje que
determina el desarrollo de la obra, Hinze hace uso tanto de la palabra como de la acción. En
este sentido, aquello que se encontraba escindido en Karl y Franz, converge en Hinze y
encuentra en él un punto de encuentro. Pero una vez presentada esta dicotomía, cabe
preguntarse: ¿es esta relación armónica? La respuesta a esta pregunta es no y esto se debe a
que la palabra termina por tener la supremacía frente a la acción ya que, si bien la acción y la
apariencia tienen gran influencia, es a través de la capacidad retórica del lenguaje que el
engaño y los complots se desarrollan con éxito.
Pero así como el engaño triunfa arriba del escenario, fracasa rotundamente al relacionarse
con el público. La palabra, en el ámbito de la representación, se muestra rompiendo
constantemente la ilusión dramática potenciando la ira y el enojo de los críticos. “Antes de
dejarme engañar de esa manera, preferiría no volver a ver una sola pieza más en mi vida”
(82) La falta de verosimilitud de
Pero la palabra tiene más importancia que la acción; el lugar de los cuerpos deja de ser
relevante porque los límites entre el teatro y lo el público, entre realidad y ficción se disipan
cada vez más.

Hinze el gato

La mentira y el complot fAquí se evidencia uno de los modos de En este punto Franz se
encuentra insuperable.
El triunfo del engaño, en la literatura, puede pensarse como el triunfo de la palabra.
En Schiller triunfa en tanto es parte de la palabra, cuando intenta volverse acción fracasa.

En el gato triunfa a través de la palabra


Gato reúne la labia de Franz y el heroicismo del hno
En cuestiones de la representación, la obra no fue destinada a ser representada, no fue
destinada a la acción sino que fue pensada para permanecer en el terreno de la palabra.
Lo que dice en el prólogo lo extiende a la obra. Lo posta se halla en las palabras y no en
su representación, no en su materialidad. No la representa por que
Ficción y realidad
Se revela la representación como engaño en tanto la “realidad”, entendida como lo
separado d la ficción en el universo diegético de la obra, va progresviamente invadiendo el
terreno de la ficción. Atravesada la barrer que separa a uno del otro, al espectador de la obra,
se evidencia la relación dialéctica realidad/apariencia, verdad/ficción.
Personajes inmorales - gato
En la representación fracasa

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