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- Marco Teórico
El agua es, como ya sabemos, una sustancia necesaria y vital para los seres
vivos ya que por un lado nos hidrata y por otro constituye un aporte de sales
minerales que regulan el buen funcionamiento del organismo. Sin embargo, el
agua también es, junto con el aire, uno de los mayores vectores de transmisión
de enfermedades y agentes patógenos por lo cual es de suma importancia un
control exhaustivo así como un correcto y adecuado tratamiento de
desinfección que elimine cualquier tipo de riesgo asociado a la ingesta de agua.
De tal forma, el RD 140/2003 establece unas pautas definidas a seguir así como
unos niveles de admisión máximos siendo el tratamiento de adecuación y
desinfección de agua potable de carácter obligatorio y un derecho para
cualquier ciudadano del territorio español.
El cloro fue descubierto en el año 1774 por el sueco C.W. Scheele que falleció
en 1786 convencido de que no tenía usos. En el año 1846 Ignaz Semmelweis
introdujo el uso del cloro como desinfectante en un hospital de Viena
determinando que de esta forma se evitaba el contagio de varias
enfermedades originadas por la manipulación de pacientes por parte de
doctores que posteriormente no se lavaban las manos correctamente. Ya a
finales del siglo XIX el uso del cloro como desinfectante de agua comenzó a
usarse ampliamente en Londres debido a la aparición de unos brotes de cólera
y de fiebre tifoidea que se transmitían a través de la red de suministro de agua
potable. Debido al uso del cloro como desinfectante el problema fue
erradicado.
Ya en la actualidad una correcta desinfección del agua salva millones de vidas
aunque desgraciadamente aún un gran porcentaje de la población no dispone
de una calidad de agua adecuada ni desinfectada lo que produce también
innumerables muertes en el tercer mundo siendo uno de los mayores
problemas de la humanidad de tal forma que, según datos de la UNESCO, dos
quintas partes de la población viven sin un saneamiento del agua.
Otro de los problemas del cloro viene dado por el hecho de que el rendimiento
de desinfección está relacionado con el pH del agua tratada. Esto es debido a
que cuando el cloro está en disolución en el agua lo hace en dos estados, como
HClO (ácido hipocloroso) y como ClO- (ión hipoclorito) siendo el primero de
ellos el verdadero agente desinfectante. A un pH mayor que 8 el cloro
comienza a estar únicamente como ClO- (ión hipoclorito) que provoca que la
depuración del agua no sea eficaz.
Los usos del ozono son innumerables y de vital importancia como puede ser la
depuración y potabilización de agua, la desinfección de agua de lavado de
hortalizas, eliminación de legionella, lavado de botellas, tratamiento de
acuarios y piscifactorías, fabricación de hielo, esterilización de aguas residuales
provenientes de industrias de tipo farmacéutico, industrias lácteas,
alimentarias y en general todo tipo de industria con un contenido residual
orgánico.