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El fumar marihuana ciertamente tiene sus efectos negativos afecta los pulmones,
mata neuronas, el humo de los fumadores puede resultar a la larga fatal, aún más
para aquellos que no lo consumen directamente, hoy en día son muchos los debates
que se han venido tratando en cuanto al tema de legalizarlas o no y han
proporcionado tan pocos resultados; El problema principal en torno al debate reside
en una cierta visión “creciente” que se atribuye en el momento de mediar las
diferentes posiciones llegando al hecho de intentar interpretar la visión de quienes
se oponen a las drogas diciendo: “Ciertamente, aún no es el momento correcto para
legalizar las drogas”. Rotundamente el interlocutor que utiliza este tipo de
argumentos, aunque aparenta adoptar una postura denominada “cautelosa”, en
realidad ven la legalización como un objetivo que debe lograrse, aunque todavía no
se llegue al punto en que se pueda realizar.
¿El problema no son las drogas, sino…?; Esta es tal vez la única argumentación
que no es totalmente falsa, sin embargo, por lo general lleva a un decrecimiento en
extremo simplificador. Es curioso que la afirmación “el problema no son las drogas
sino su prohibición”, llegó a estos países productores trasladadas por discursos de
intelectuales de Europa y principalmente de Estados Unidos, lo que permite percibir
cómo tal afirmación también es una perspectiva reduccionista del problema
originada en centralizarse exclusivamente en la situación de las drogas en el país
consumidor en este caso Colombia.
Hay que preguntarse: ¿para quién se legaliza? ¿para aquellos que su enfermedad
les exige consumo? ¿para los mayores de edad?, entonces nos respondemos si es
para mayores de edad, ¿Cómo impedimos o como se impide que haya mercados
ilegales para los menores? Si se legaliza para aquellos con enfermedades cuyo
medicamento es el consumo, ¿Cómo identificar a aquellos que realmente la
necesitan para su enfermedad si hoy en día es fácil acceder a una falsificación de
ordenes medicas? Si se llegase a una legalización y a un abaratamiento de la droga
“marihuana” no equivaldría a terminar con la delincuencia, pero si a aumentar su
consumo, no desaparecería el tráfico, las mafias seguirían existiendo; permite la
autodestrucción del individuo, el costo económico de las drogas legales deberá
financiarlo el contribuyente y la acción del estado quedaría deslegitimada al permitir
la venta de productos tóxicos con efectos segundarios.
Es por lo anterior y por muchas más preguntas que podemos plantearnos que de
ninguna manera se debe legalizar sustancias que afectan tanto la salud y el interés
social del individuo si bien cada uno es dueño de sus propias decisiones, que
percibimos la realidad de formas distintas y que somos dueños de nuestro propio
cuerpo debemos ser conscientes que estamos inmersos en una sociedad en donde
cada órgano cumple una función determinada para que la estructura se mantenga
y no cohesioné.