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Daniel Rodrigo Sánchez Sumano

Mi experiencia con billetes falsos es la siguiente. En el mercado donde trabajaba


con mi padre, vendiendo tenis de marcas estadounidenses y ropa de caballero, un
día una señora de mediana edad se acerco muy amablemente a pedirnos que le
cambiáramos un billete de alta denominación. El billete era de quinientos pesos.
En ese entonces mi padre verificaba los billetes que recibía con plumones
especiales para detectar los falsos. Pero simplemente en esa ocasión confió en
que aquel billete era verdadero. Cometió un grave error puesto que el billete era
falso y había dado del dinero de la tienda para cambiarlo. Nunca más ha vuelto a
cambiar billetes, ni a sus amigos, ni a clientes. Así como también revisa en cada
tramite que hace los billetes que se están usando.

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