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UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN .

DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

2ª PRUEBA HISTORIA DE CHILE II

PREGUNTA OBLIGATORIA.
Esta es una pregunta OBLIGATORIA y debe ser necesariamente respondida por usted
1. A partir de la caracterización de la figura histórica de J. M. Balmaceda y su posterior
reinterpretación historiográfica en el siglo XX, defina la importancia del año 1891 como un
punto de inflexión del siglo XIX chileno. Considere en dicho análisis, los cambios en la
estructura material de la sociedad chilena, los procesos de transformación de los espacios
político – institucionales y los nuevos fenómenos que se advierten en los sectores
subalternos como el campesinado, el artesanado y el nuevo proletariado (23 ptos).
Para todo lo anterior, construya una opinión fundamentada, que haga referencia a un
análisis crítico de la bibliografía. Evite citas textuales y utilice el criterio de la referencia,
aplicando el parafraseo del autor/a aludido/a (la extensión del escrito debe ser 2 planas
como mínimo y 2 planas ½ como máximo, tamaño de letra 11’ a 12’, interlineado simple,
márgenes normales).

PREGUNTAS OPTATIVAS (13 Puntos c/u)


4. Aborde las implicancias sociales y políticas que conllevó la trayectoria del siglo XIX para
los diferentes sectores subalternos de la sociedad, considerando las transformaciones que
tienen lugar en dicho periodo.

José Leiva Echeverría


Profesor: Guillermo Castro.
1) El año 1891 es importante para nuestra historia. Marca un hito.
Es el año donde se enfrentó en una sangrienta Guerra Civil el bando Balmacedista
contra el bando Congresista, que finalmente gano este último. En la historia
escolar, a consecuencia de estos sucesos, se nos enseña que es un año bisagra
en que se pasa de la republica Liberal a la Republica Parlamentaria, terminando
esta última en el año 1920 o 1925, dependiendo si tomamos como evento del fin
de la República Parlamentaria el ascenso al poder de Arturo Alessandri Palma o la
Constitución de 1925. En fin, todo esto tiene muchas interpretaciones
historiográficas, así como también la figura del presidente derrocado en 1891, se
alza como una figura importante en nuestra historia, interpretando la historiografía
su figura y su actuar político de muchas formas.
Para darle forma y analizar de mejor forma la coyuntura de 1891, la figura de
Balmaceda y su proyección histórica durante el siglo XX, retrotraigámonos a varias
décadas antes en el siglo XIX.
El Chile post Batalla de Lircay, en su estructura económica-material, tenía un
carácter colonial en sus modos de producción y acumulación. Y estaba orientado
hacia fuera, abierto a la economía mundo, en una clara expresión de que Chile
estaba inmersa en la Modernidad decimonónica (Collier). Donde se explotaban las
materias primas y se organizaban las relaciones laborales con un sistema de
plusvalía máxima y costo mínimo. Los patrones hacían uso de los factores de
reservas disponibles (mano de obra disponible, recursos ganaderos, tierras
agrícolas, pago no monetario, etc.) para maximizar sus ganancias.
El circulante en el mercado interno era escaso, era una sociedad desmonetizada
(producto de las decisiones de la Oligarquía Mercantil) y en la relación con el
exterior se hacían los pagos en metálico (peso 48 peniques), siendo la producción
intensa de oro y plata lo que hacía que el Estado no tuviera déficit en su balanza
de pagos. Esta situación en los años setentas del periodo decimonónico devino en
una crisis del sistema de producción Colonial y el advenimiento de un breve
período de Capitalismo Industrial.
Esto implico que se hiciera una ley de bancos, que entre otras cosas fijo un
máximo en la tasa de Interés y el abandono del dinero respaldado en metálico por
el ‘plebeyo’ dinero de emisión.

Esto fue el resultado de una decisión que se tuvo que tomar a nivel político, es
decir, fue la consecuencia de discusión políticas que se hicieron en el seno de
nuestra elite. Esto benefició relativamente a los sectores productores y los grupos
subordinados (sectores proletarios), ya que había dinero circulando y se empezó a
invertir en medios de producción (MP).

Mientras tanto, a esas alturas, el país a través de reformas se iba haciendo cada
vez más Liberal. En una estrategia que incluyo consensos y reformas dentro de la
elite política. Y ya cuando termino el Gobierno de Montt, llegó al poder otra alianza.
La Alianza Liberal-Conservadora, formada por motivos estratégicos para quitarle el
poder a los conservadores. La alianza Liberal-Conservadora tenía a los liberales y
a los ultramontanos del partido Conservador. Los Liberales que estuvieron en
contra de esta alianza se salieron del Partido Liberal y fundaron el Partido Radical.
Años más tarde, en 1873 el presidente Federico Errazuriz entra en conflicto con
los Ultramontanos de su coalición en temas valóricos. Rompe finalmente con los
Ultramontanos y junto con los radicales forma la alianza Liberal, que tenía una
agenda donde predominaba la secularización del Estado.

En tanto, los grupos subordinados cada vez estaban más al límite de sus energías
y fuerzas. Si en la década del 40 predominaba la población Rural, poco a poco
este escenario fue cambiando, ganando en proporción mucho la población urbana
(o según Romero, semi-urbana). Esto se debe a que los hacendados empezaron a
racionalizar el trabajo rural, usando menos fuerza de la que necesitaban antes.
También se debe a que cada vez había menos terrenos para que los trabajadores
se asentaran y trabajaran la tierra. Cada vez había menos tierras para los
inquilinos, por lo que los hombres jóvenes tenían que salir a buscar su rumbo
como peones que solamente tenían su fuerza de trabajo, por lo que algunos se
asentaron en la ciudad y otros iban y venían trabajando donde hubiera
oportunidad, da lo mismo que el escenario fuera el campo o la ciudad. Por su
parte, si en el campo eran pocas las oportunidades laborales para los hombres,
para las mujeres lo era menos y estas tuvieron que irse a la ciudad a trabajar en el
servicio doméstico, como costureras, vendiendo comida o lavando.

Como se dijo anteriormente, las condiciones materiales de los y las trabajadoras


no eran las mejores, y como estaban excluidos de la política y el aparato público,
tuvieron que buscar su forma de sobrevivir elaborando un proyecto político propio.
Que tuvo su origen en la creación de la Sociedad de la Igualdad, que permitió los
posteriores movimientos conocidos como Socorros Mutuos. Todo esto despertó
una revolución identitaria en el seno del pueblo y la esperanza de un futuro mejor.

Este más o menos era el panorama al estallar los sucesos políticos del 91’.
En política, ganó la Guerra Civil intra-élite el Parlamento, en detrimento de las
fuerzas Balmacedistas. Para explicar esto se puede echar mano a lo que dice
Salazar en Historia de la acumulación Capitalista y en el texto de Sol Serrano e
Iván Jaksic. Porque para ese entonces, la figura del Presidente había ganado
poder, el estado se hacía más grande y se manejaban mayores recursos, a la vez
que el Presidente busco el bienestar material de toda la nación. Este conjunto de
cosas hizo que Liberales, Conservadores y Radicales se fueran en contra no solo
del gobierno, sino también en contra del Estado, para que este no tuviera mayor
poder sobre los Individuos (Jaksic y Serrano).

Por el lado económico, Salazar plantea que para el año 1891, la elite había
perdido la hegemonía económica contra los capitalistas extranjeros y también la
capacidad para conducir el país. Por ello la elite mercantil chilena tuvo que
conformarse con puesto secundarios como ser pequeños inversionistas en el
negocio salitrera y ser empresarios en negocios de poca monta. Solo tenían para
sí el poder político, tuvieron que conformarse también solo con ser una clase
política, que solo dilató su existencia gracias al ciclo del Salitre.

Junto a estos factores de la explicación de la caída de Balmaceda se agregan la


influencia del capital inglés, encarnado en la figura de North, que para hacer sus
negocios, no le convenía un Estado fuerte que buscara una mejora material para
el conjunto de los Chilenos, por lo que el factor extranjero también fue una pieza
clave que ayudo a la caída de Balmaceda.
¿Y las clases subalternas? En el recorrido histórico durante el siglo XIX, donde
predominaba una suerte de Liberalismo clásico (a la chilena y a la medida de las
elites), los sectores obreros solidarizaron entre ellos para buscar mejoras
laborales, materiales y espirituales. La clase dirigente (elites) no los tomaban en
cuenta y constantemente le daban la espalda. Se puede decir que Balmaceda era
una opción para estar mejor, pero esto era desde una óptica paternalista, ya que
no hubo esfuerzos de asegurar una apertura en la participación política de toda la
sociedad. Por ello, Balmaceda no podía contar con los rotos para defender su
gobierno.

Esto fueron los factores que posibilitaron el triunfo de la vieja Elite Colonial
Mercader y que le dieron vida por al menos 30 años más. Su hegemonía empezó
a decaer poco a poco en la medida que las clases bajas y medias se hacían más
conscientes de su situación, y también, en la medida que empezó a caer la
bonanza del salitre, para terminar por explotar en la crisis del 29’, terminándose la
transición chilena al capitalismo Industrial.

Ahora, ¿Por qué están importante la figura de Balmaceda en la historiografía


chilena del siglo XX? Son varios los factores a los que se puede echar mano para
explicar esta situación.

Uno de ellos es el imperialismo de las potencias de turno para asfixiar cualquier


proyecto político que tocará sus intereses. Esto sirvió para hacer hincapié en la
culpa del capital extranjero en la ‘Contrarrevolución’ del 91’, y de esa misma forma,
hacer un paralelo con el presente (primera mitad del siglo XX hasta la UP) y
concientizar a las bases, al pueblo, sobre lo nefasto del imperialismo Estado-
unidense y lo necesario que era desligarse de él. De esta forma, los capitalistas
extranjeros (ingleses) fueron para la historiografía de izquierda, los principales
culpables del derrocamiento de Balmaceda, y en virtud de ellos, este último,
representaba lo contrario de aquello, representaba el intento nacionalista de un
desarrollo para todos.
4) La trayectoria para las clases subalterna se vieron afectadas por el estado de la
economía, por la estructura política del país, por las decisiones de la elite
gobernante y también por su propia organización, actos y sentido de clase.

Para los sectores subalternos de la sociedad, la derrota de los Freire y los


Liberales y la consiguiente implantación del orden Conservador-Portaliano,
significo un duro golpe para estas clases.

Lo pasaron especialmente mal los artesanos, que, reclutados por el gobierno de


turno para servir en sus guardias y milicias, sufrieron esta proletarización y la
pérdida de su autonomía productiva, teniendo que vender su fuerza de trabajo a
los patrones en fábricas y talleres (Illanes)

En tanto, los grupos subalternos con trabajos no calificados, no tuvieron una


suerte diferente. A ellos les afectó el pensamiento y la acción de la clase dirigente,
en relación al sistema de relaciones económicas y productivas impuestas por ellos.
Salazar describe la forma de vivir del peón gañan en los espacios rurales y semi-
rurales de buena forma, pero también con un tono un tanto romántico. En fin,
Salazar describe a este grupo dándole tintes aventureros y semi-nómades, en el
sentido que gracias a los factores de reserva que contaba el país podían vivir del
ganado cimarrón o de las tierras que estuvieras vacías. Así se arranchaban y
vivían entre el trabajo de chacras y trabajos esporádicos, lo que contrastado con la
bibliografía (Romero, Illanes) es así, pero quizás Salazar exacerba el bienestar de
esos sectores, quizás para decir que con el control de la elite chilena, los sectores
subalternos estaban mucho peor que antes de la llegada del orden Conservador.
Yo comparto con Salazar ese análisis, pero no de forma tan tajante. Creo que el
control de la masa trabajadora por parte de la elite significo menos libertades para
los sectores subalternos, pero no necesariamente por eso vivía mucho mejor el
‘pueblo’ (entendiendo este concepto como lo entendemos ahora) antes de la
llegada de los conservadores.

A mediados de siglo, cuando el apriete a los sectores subalternos expresado en


las relaciones laborales y productivas en el contexto de la plusvalía máxima y el
uso de los factores de reserva que contaba el país, la situación para el grupo
analizado empezó a cambiar. La población de los valles del centro-sur del país
empezó a migrar y a errar por diferentes partes donde hubiera la oportunidad de
ganar algo para su subsistencia. Esto debido a que en el campo ya no había
trabajo, porque los hacendados empezaron a racionalizar el trabajo de los
inquilinos, y estos y los pequeños campesinos ya no tenían suficientes tierras para
que las trabajaran sus proles. Y junto con otras medidas de control enmarcadas en
las políticas de castigar el ‘vagabundaje’, haciendo caer en esta clasificación (de
vagamundos) a los grupos que se arranchaban y vivían de los factores de reserva
con los que contaba el país.

Estos grupos buscaron suerte en las faenas mineras del norte, pero especialmente
empezaron a mirar a las ciudades. Las mujeres, en virtud de los roles que se le
asignaban a cada sexo, prefirió establecerse de manera permanente en las
ciudades, trabajando en diferentes cosas que, si bien, requerían habilidades, no
eran actividades clasificadas. Algunas de ellas eran el trabajo doméstico, el
comercio, trabajo en cocinerías, en el lavado, en chinganas, en las costuras,
prostitución, entre otras. Los hombres podían trabajar en obras públicas, en alguna
de las tantas ‘oportunidades’ que ofrecía la ciudad (siendo la calle el epicentro de
estas actividades). Sin embargo, no dejaban de lado el mundo rural, ya que, en la
época de la cosecha, los hombres se iban a trabajar a las faenas y lo hacían de
Diciembre a Marzo (hasta abril o mayo a veces, dependiendo del producto
cosechado). Por ello, la vida de los hombres (al contrario de lo que pasaba con las
mujeres) tenía como escenario ambos mundos, el mundo urbano y rural, que en
esa época, eran más difusos los límites entre uno y otro.

Estos grupos subalternos en virtud de su vida materialmente paupérrima, poco a


poco empezaron a organizarse o simplemente a tener actitudes de desacato.

Los primeros grupos en articularse políticamente fueron los artesanos en torno a la


Sociedad de la Igualdad, en la que había también hijos de la élite de corte Liberal.
La importancia de la Sociedad de la Igualdad (según Illanes) fue despertar en el
seno del pueblo su espíritu de clases. Por su parte, la gran masa gaña también
sintió el estrujamiento que significaba las imposiciones abusivas de los patrones y
la ley. No se agruparon en confederaciones obreras, ni mucho menos crearon un
partido político, pero sí, sabiendo de su precaria situación, buscaron en el
horizonte mejores perspectivas. Unos fueron a probar suerte con el oro en
California, otros fueron a construir ferrocarriles en Perú, etc. Esto se afirma en
Salazar cuando dice que con las crisis del 60’ y 70’ del XIX, una gran masa de
doscientos mil trabajadores emigró de Chile y la oligarquía lloró esta falta de
contingente. Romero dice que, a pesar de estos éxodos, nunca les faltaron
trabajadores a los empleadores.

Este espíritu de clase siguió adelante con la creación de Sociedades de Socorros


Mutuos, que eran organizaciones de trabajadores en los cuales se pagaba una
cuota y se obtenían beneficios si había necesidad (enfermedad, muerte, etc.). Esto
fue una pequeña ayuda a las infinitas necesidades del mundo trabajador, pero fue
importante porque fue la construcción de un proyecto político paralelo a la Elite, el
que dejo enseñanzas en el movimiento obrero que sirvieron para generar identidad
de clase, buscar mejores y pelear por mayor participación política, cosa que en
parte se logró después de los años 20’ del siglo XX.

En fin, las clases subalternas fueron obligadas a construir proyectos políticos sin la
ayuda de la Oligarquía, ya que no contaban con el apoyo ni del gobierno, ni del
congreso cuando se discutían cosas importantes para las clases bajas. Por ello
estas no confiaban en la Oligarquía y como esta última era la que acaparaba los
puestos en el aparato estatal, tampoco se confió en el estado para que sirviera de
eventual aliado. Por ello, se llegó a fin de siglo con un panorama en que el quiebre
de asociaciones obreras con la Oligarquía y el Estado Oligárquico pos-guerra civil
era total. Por lo que el derrotero de las clases subalternas fue seguir
organizándose de forma más clasista, influenciados por los aportes del
anarquismo y el socialismo científico de Marx. Y, aunque tímidamente, también
empezaban a hacerse un espacio en el Estado la clase media y grupos de tintes
obreros. Finalmente, con los sucesos de crisis mundial del 29’ y la decadencia de
la bonanza del salitre, otros grupos le disputaron la hegemonía a la Oligarquía
Parlamentaria, perdiendo la exclusividad en el manejo del Estado.

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