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INDICE

INTRODUCCIÓN. El conocimiento de la relación agua-suelo-planta


y su importancia en la producción agrícola 3

TEMA 1

A. Propiedades de los suelos y retención de agua.


Textura, estructura, porosidad.
Composición del suelo 5

B. Estado energético de agua en el suelo. Potencial total.


Potencial mátrico, potencial gravitatorio, potencial de presión,
potencial osmótico. Unidades de medida del potencial.
Potencial hídrico del suelo 15

C. Retención de agua en el suelo. Curvas de capacidad hídrica 17

TEMA 2

A. Medición del agua en el suelo. Medición directa: método gravimétrico.


Mediciones indirectas: dispersión de neutrones, sensores capacitivos,
tensiómetros. Distintas formas de expresar la humedad de suelo 19

TEMA 3

A. Valores característicos del agua en el suelo.


Agua higroscópica, capilar y de gravitación. Saturación.
Capacidad de campo. Punto de marchitamiento permanente.
Agua disponible total. Umbral de riego. Agua fácilmente disponible 24

B. Movimiento de agua en el suelo. Infiltración


Características de infiltración según textura 30

BIBLIOGRAFÍA 34

Foto de la portada: gentileza Ing. F. Fernández (INTA EEASE)


3

INTRODUCCIÓN
EL CONOCIMIENTO DE LA RELACIÓN AGUA-SUELO-PLANTA Y SU
IMPORTANCIA EN LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

El agua es el principal constituyente de los seres vivos, entre los que se encuentran las
plantas, ocupando entre el 75% y 90% del tejido vegetal, según la especie. A la vez es
indispensable para llevar adelante procesos vitales como la fotosíntesis, hidrólisis de sustancias,
regulación de la turgencia, transporte de nutrientes y sustancias hormonales, regulación de la
temperatura a través de la transpiración, etc.

Dado que la planta se encuentra anclada en el suelo y circundada por la atmósfera, es


necesario comprender las relaciones entre el suelo, las plantas y la atmósfera como un sistema,
donde el componente que participa en la interacción es principalmente el agua.

La pérdida de agua desde las plantas hacia la atmósfera circundante es el proceso


conocido como traspiración. Éste movimiento del agua está generado por las diferencias de
potencial existente entre la hoja y la atmósfera, provocando un flujo de agua desde las zonas más
concentradas hacia las zonas de menor concentración. La atmósfera, generalmente presenta
escasez de agua mientras que ésta predomina en las plantas, generándose de esta manera el
proceso transpiratorio.

El suelo es el depósito de almacenamiento de agua, aire y nutrientes desde donde las


plantas los extraen. La capacidad de almacenamiento y la disponibilidad para las plantas depende
de las cantidades existentes y de las características de cada suelo. Por lo tanto es necesario
conocer cómo están constituidos los suelos y las fuerzas que actúan en la retención y movimiento
del agua.

Desde el punto de vista agrícola, el suelo es un sistema complejo, dinámico y vivo, formado
por una capa superficial, delgada, que se ubica sobre la litósfera y del cual depende el crecimiento
de las plantas y la producción de alimentos, fibras, forrajes, madera, etc.

Las propiedades del suelo se pueden mantener, empeorar o mejorar en función de variados
procesos físicos, químicos y biológicos. El suelo cumple distintas funciones, entre las cuales se
pueden mencionar:
• es medio de anclaje para las raíces;
• se comporta como “depósito” de agua para las plantas (gracias a su capacidad de retener la
humedad y dejarla disponible para ser absorbida);
• es fuente de nutrientes principales;
• suministra oxígeno a las raíces;
• proporciona la temperatura adecuada para la germinación de las semillas y el crecimiento de
las raíces.

La física del suelo es la parte de la ciencia del suelo que estudia de las propiedades físicas
y de los procesos de transporte de materia y/o energía que ocurren en él (Narro Farías, E. 1994).
Entre las propiedades físicas del suelo de mayor importancia para la agricultura se encuentran:
textura, estructura, porosidad, el movimiento del agua, del aire, de solutos y la transmisión del
calor. El presente material enfoca su atención a los conceptos básicos de la física de los suelos en
relación al movimiento del agua, dentro del marco general del estudio de la relación agua-suelo-
planta en condiciones de la agricultura de regadío.
4

Tener nociones básicas de física del suelo y de la relación agua-suelo-planta es necesario


para:
• conocer los procesos físicos del suelo y sus efectos sobre el desarrollo de las
plantas;
• aprender a manejar el suelo y el agua en relación con los requerimientos de los
cultivos;
• analizar cambios en las propiedades en función de la influencia del ambiente y las
prácticas agrícolas;
• seleccionar el tipo de riego y definir el manejo del mismo;
• establecer medidas de recuperación de suelos afectados por salinidad, sodicidad o
capas freáticas poco profundas;
• diseñar prácticas de conservación de suelos y agua.
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TEMA 1

A. Propiedades de los suelos y retención de agua. Textura,


estructura, porosidad.
Composición del suelo

El suelo está compuesto por una fase sólida que corresponde a las partículas minerales,
cuyos lados no se encuentran completamente unidos entre sí, sino que dejan espacios llamados
poros. Los poros del suelo son ocupados por aire y agua cuyas concentraciones son fluctuantes,
manteniendo un equilibrio entre ambos. La Figura 1 muestra la composición en volumen de un
suelo de textura franca donde el 50 % del volumen está constituido por la fase sólida formada por
partículas minerales y materia orgánica y el espacio restante está formado por el espacio poroso,
donde se almacena el agua y aire del suelo.

Figura 1. Composición en volumen de un suelo de textura franca.

Las proporciones en que se encuentran estas tres fases del suelo dependen de las
características de las partículas texturales que lo forman, sus contenidos relativos y la manera en
que están distribuidas en el suelo, por lo tanto es necesario conocer los tipos de textura que
conforman un suelo y la estructura en que se presentan.

Textura

Los suelos están formados por partículas minerales cuyos tamaños y formas varían
ampliamente. Para clasificarlas se las agrupa en función del tamaño. Una de las clasificaciones
más usada es la propuesta por la USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) que
se presenta en la Tabla 1.

.
6

Tabla1. Clasificación textural del USDA.

Arcilla < 0,002 mm (< 2 µ)


Limo 0,002 – 0,05 mm ( 2 – 50 µ)
Arena muy fina 0,05 – 0,10 mm ( 50 – 100 µ)
Arena fina 0,1 – 0,25 mm (100 – 250 µ)
Arena mediana 0,25 – 0,5 mm (250 – 500 µ)
Arena gruesa 0,5 – 1 mm (500 – 1000 µ)
Arena muy gruesa 1 – 2 mm (1000 - 2000 µ)
µ: micrones

Los suelos son mezclas de estas partículas, por lo tanto la textura de un suelo depende de
las proporciones relativas de los diversos tamaños en que se presentan sus partículas minerales
(arena, limo y arcilla). De acuerdo a las proporciones de éstas, la USDA clasifica a los suelos en
12 clases texturales.

Para la identificación de las distintas clases texturales se usa el “diagrama triangular de


textura” donde cada textura es representada en las distintas proporciones relativas (desde el 0 al
100 %) en cada uno de los lados del triángulo y por intersección de las proporciones de cada
textura queda determinada la clase textural a la que corresponde el suelo en estudio. La Figura 2
muestra el diagrama triangular de textura propuesto por el Departamento de Agricultura de los
Estados Unidos (USDA), con las proporciones de cada tipo de textura y en la matriz del mismo las
12 clases texturales en que pueden ser clasificados los suelos.

Figura 2: Triángulo textural del USDA.


7

Una forma práctica de determinar la textura de un suelo es mediante el método del tacto.
Esta aproximación al tacto de la clase textural se basa en la respuesta que puede manifestar el
suelo frente a un manejo determinado, tal como la labranza o su comportamiento frente al agua.
Esto se presenta en la Tabla 2 y en la Figura 3.

Tabla 2. Clases texturales de los suelo, con predominancia de un fracción textural.

Suelo Suelo Suelo


Arenoso Limoso Arcilloso
Presenta en abundancia Su rasgo mas característico es Con un poco de agua se
partículas gruesas, se pueden su suavidad en estado vuelve jabonoso y resbaladiza.
ver a ojo desnudo y separar húmedo pero una apariencia
con facilidad. de polvo (talco) en estado
seco.
Al frotar el material entre el Al apretar limo húmedo entre Si se manipula y amasa al
dedo índice y el pulgar, se el pulgar y el índice, se nota estado plástico, forma cintas y
siente su aspereza y tamaño, como se enrolla al secarse, cilindros finos y firmes.
esta acción cerca del oído es dejando la piel limpia.
posible escuchar el crepitar de
las arenas como resultado de
la fricción de las partículas
entre sí.
Se satura con poca cantidad Presenta adhesividad y es Al manipularlo con algo de
de agua y se seca muy poco plástico. agua y estrujarlo, se siente
rápidamente al aire, al suave y liso, adhiriéndose a la
secarse, se disgrega piel a medida que se seca.
fácilmente.
Al mezclar con agua un poco No retiene agua por períodos Es más adhesivo, cohesivo y
de material en la palma de la de tiempo prolongados. plástico que el suelo limoso.
mano y frotar con el índice de
la mano opuesta, es posible
diferenciar cantidades
pequeñas de arena entre
muestras.
Presenta ligera plasticidad Es la partícula que domina Retiene mucha agua y
en un rango de contenido en los suelos de Loess. demora en secarse.
de agua muy estrecho.
Para que domine Las características
cualitativamente, debe cualitativas de plasticidad
presentarse en cantidades y cohesión se
elevadas. manifiestan aun con
pequeñas cantidades de
arcilla.
No presenta adhesividad.
Fuente: Casanova et al, 2004.
8

Figura 3: Guía para determinar manualmente la clase textural de los suelos.


Fuente: “USDA. NRCS. Cálculo de la humedad del suelo por tacto y apariencia”.

La textura está relacionada con la cantidad total de poros (micro y macroporos) y estos, con
la capacidad de retener, almacenar y brindar agua a las plantas. Los microporos son capaces de
retener el agua de riego mientras que en los macroporos el agua percola con facilidad. La Figura 4
esquematiza las texturas de los suelos y la distribución y proporción de los diferentes espacios
porosos relacionándolos con la percolación profunda de los mismos.
9

Figura 4: características de las texturas del suelo frente al agua.

Según se puede apreciar, las texturas gruesas como las arenas poseen mayor proporción
de macroporosidad mientras que en las texturas finas como las arcillas predomina la
microporosidad sobre la macroporosidad. Al contrario de lo que suele creerse, un suelo de textura
gruesa posee menor volumen total de poros en contraposición con un suelo de textura fina, donde
el volumen total de poros es superior. Todo esto explica por qué los suelos finos tienen mayor
capacidad de almacenar el agua.

Estructura

La estructura del suelo se define por la forma en que se agrupan las partículas individuales
de arena, limo y arcilla. Cuando las partículas individuales se agrupan, toman el aspecto de
partículas mayores y se denominan agregados. La intensidad de agregación depende de la
cohesión dentro de los agregados, de la adhesión entre ellos y el contenido de humedad (Figura
5).

Figura 5. Partículas texturales y agregados.


Fuente: “FAO. Estructura del Suelo”.
10

Los agregados del suelo pueden tener diferentes formas, lo que da por resultado distintas
estructuras de suelo. Cada una de ellas, relacionadas con las texturas, presenta características
diferenciales como ser la forma en que se agrupan las partículas, la facilidad o no al movimiento
del agua, la estabilidad de los agregados al paso del agua, a fuerzas mecánicas y a la
compactación, como también la cantidad de macro y microporos. La circulación del agua y aire en
el suelo varía notablemente de acuerdo con la textura y estructura.

La estructura del suelo puede clasificarse de las siguientes maneras:

Estructuras granulares y migajosas: son partículas individuales


de arena, limo y arcilla agrupadas en granos pequeños casi
esféricos. El agua circula fácilmente a través de esos suelos.
Por lo general, se encuentran en los primeros centímetros de
suelos.

Estructuras en bloques o bloques subangulares: son


partículas de suelo que se agrupan en bloques casi
cuadrados o angulares con los bordes más o menos
pronunciados. Los bloques relativamente grandes
indican que el suelo resiste la penetración y el
movimiento del agua.

Estructuras prismáticas y columnares: son partículas de


suelo que han formado columnas o pilares verticales
separados por fisuras verticales diminutas, pero
definidas. El agua circula con mayor dificultad y el
drenaje es deficiente.

Estructura laminar: se compone de partículas de


suelo agregadas en láminas o capas finas que se
acumulan horizontalmente una sobre otra. A
menudo las láminas se traslapan, lo que dificulta
notablemente la circulación del agua. Esta
estructura suele encontrarse en suelos inundables.

Suelos masivos o sin estructura: cuando las partículas se presentan sueltas o sea sin formar
agregados o bien cuando se encuentran todas unidas formando una masa (masivo) de suelo
endurecido, sin poderse diferenciar ningún tipo de estructura.
11

Algunas estructuras son más estables que otras como las granulares y en bloques, que favorecen
la entrada de agua en el perfil y su posterior redistribución mientras que otras estructuras como las
laminares, columnares y masivas enlentecen la entrada del agua al perfil y también su
redistribución.

Espacio poroso

Entre las partículas del suelo y entre los agregados van quedando espacios vacíos que son
ocupados por el aire y por el agua, estos corresponden al espacio poroso. Los espacios de poros
varían en tamaño, y tanto ese tamaño como la continuidad de los poros tienen una influencia
importante sobre el tipo de actividades que ocurren dentro de ellos. La Tabla 3 muestra las
funciones de los poros de diferentes tamaños y su denominación junto con el tamaño de las raíces
de los cultivos.

Tabla 3. Funciones y tamaños de los poros del suelo

Tamaño de los Descripción de los Funciones de los poros


poros (mm poros
diámetro)
<0,0002 Residual Retienen agua que las plantas no pueden usar
0,0002-0,05 Almacenamiento Retienen agua que las plantas pueden usar
(PPM=0,0002 mm; CC=0,05 mm; pero CC puede
variar de 0,03 a 0,1 de diámetro equivalente a 10 a
33 kPa)
>0,05 Transmisión Permite que el agua drene y que entre el aire
>0,1 a 0,3 Enraizamiento Permite que las raíces de las plantas penetren
libremente
(Tamaño de las raíces: raíces seminales de
cereales >0,1mm; extremo de raíces de no cereales
(dicotiledóneas)>0,3 mm; barbas absorbentes 0,005
a 0,01 mm)
0,5-3,5 Canal de lombrices Permiten que el agua drene y que entre el aire
2-50 Nidos de hormigas Permiten que el agua drene y que entre el aire
y canales

(Fuente: Hamblin, 1985)

Los espacios de poros en un suelo presentan gran variación de acuerdo al tipo de suelo y a
la forma en que este ha sido manejado. Los suelos con vegetación natural o pasturas implantadas
por lo general exhiben una alta porosidad a causa de la intensa actividad biológica, presentando
cualidades físicas superiores en comparación a los suelos usados con los cultivos.

El espacio poroso total (ξ) del suelo se expresa como porcentaje de poros en relación al
volumen total de suelo, éste varía normalmente entre el 40 y 50 % del volumen del suelo. Se lo
calcula de la siguiente manera:

ξ = (1- da/dr) x 100 [1]


12

donde:
ξ: porcentaje del espacio poroso
da: densidad aparente
dr: densidad real

La densidad es la relación entre la masa de un cuerpo y el volumen que éste ocupa, dado
que el suelo es un cuerpo formado por tres fases: sólida, líquida y gaseosa, suelen tomarse dos
tipos de densidades: la densidad aparente (da) y la densidad real (dr).

La densidad aparente relaciona la masa total de suelo seco con su volumen total, por lo
que en ésta medición de densidad se tiene en cuenta el espacio que ocupan los poros en el suelo.
La densidad aparente de los suelos de textura franco limosa, predominante en el Área de Riego
3
del Río Dulce, se encuentra en alrededor de 1,25 a 1,30 gr/cm . En suelos arenosos puede
3
alcanzar valores de 1,80 gr/cm mientras que en suelos arcillosos orgánicos puede llegar a 1
3
gr/cm . La Tabla 4 muestra los rangos de porosidad y densidad aparente de distintas texturas de
suelo.

Tabla 4. Porosidad y densidad aparente para distintas texturas.


Fuente: Ferreyra Espada, R. (2010)

3
Textura del suelo Porosidad (%) Densidad aparente (gr/cm )
Arenoso 38 (32 a 42) 1,65 (1,55 a 1,80)
Franco arenoso 43 (40 a 47) 1,50 (1,40 a 1,60)
Franco 47 (43 a 49) 1,40 (1,35 a 1,50)
Franco arcilloso 49 (47 a 51) 1,35 (1,30 a 1,40)
Arcillo arenoso 51 (49 a 53) 1,30 (1,25 a 1,30)
Arcilloso 53 (51 a 55) 1,25 (1,20 a 1,30)

A diferencia de la densidad aparente, la densidad real (dr) se obtiene al relacionar la masa


de suelo seco con el volumen que ocupan las partículas sólidas del suelo, por lo que no tiene en
cuenta el espacio poroso, por lo tanto este valor es casi constante para los distintos suelos y tiene
3
un valor de 2,5 a 2,6 gr/cm .
Ya conociendo la diferencia entre la densidad aparente y la densidad real se puede volver a
la determinación de la porosidad total del suelo (ξ) la que se calcula, según se expresó, mediante
la ecuación [1].

ξ = (1- da ) x 100 [1]


dr

donde:

da= Mss / Vts Mss: masa de suelo seco


V ts: volumen total del suelo
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dr = Mss / Vps Vps: volumen de las partículas sólidas del suelo

De la relación entre la densidad aparente y la densidad real de la formula de arriba, se


obtiene el porcentaje de volumen que ocupan las partículas sólidas del suelo en relación al total
del suelo, de acuerdo al siguiente razonamiento:

da Mss / Vts Vps


= = [2]
dr Mss / Vps V ts

Dado que:

da Vps Vps volumen de las partículas sólidas en relación al [3]


dr = V ts V ts : volumen total del suelo

La porosidad del suelo será el volumen total del suelo menos el volumen de las partículas
sólidas del suelo, por lo tanto, el espacio poroso es igual a:

Espacio poroso = 1- da Siendo 1 el volumen de la muestra total [4]


dr de suelo

Dado que el espacio poroso se expresa en porcentaje del volumen de poros en relación al
volumen total de suelo se llega a la ecuación original:

ξ = (1- da ) x 100 [5]


dr

Desde el punto de vista del riego, el espacio poroso se la divide en función al diámetro de
poros en macroporos y microporos.

Clasificación de los poros por su diámetro

microporos 0,2 a 60 µm

macroporos > 60 µm

La importancia de los microporos es que son capaces de retener el agua y solamente la


pierden cuando se genera una diferencia de potencial que la movilice de los mismos. Mientras que
los macroporos contribuyen a la aireación del suelo porque no logran mantener el agua, ya que la
fuerza gravitatoria provoca su drenaje natural, reponiendo de esta manera la atmósfera del suelo.

Se puede determinar la micro y macroporosidad de un suelo si se conoce el contenido


hídrico de ese suelo cuando se encuentra saturado y el contenido hídrico cuando se encuentra a
capacidad de campo (CC) cuyo concepto está desarrollado en el Tema 3. Cuando un suelo se
encuentra saturado posee agua en la totalidad de su espacio poroso, por lo tanto el contenido de
agua de un suelo saturado (% de agua del suelo) es equivalente a la porosidad total (en %) de ese
suelo:
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ξ total (%) = θ sat (%) [6]


donde: ξ total: porosidad total
θ sat: contenido hídrico del suelo saturado

El agua fácilmente drenable por acción de la gravedad es aquella que se encuentra en los
macroporos del suelo, entonces una vez que el suelo deja de drenar y alcanza su contenido de
humedad de capacidad de campo, significa que el contenido de humedad en ese estado equivale
al agua retenida por los microporos del suelo, por lo tanto:

ξ microporos (%) = θ cc (%) [7]


donde: ξ microporos : microporosidad
θ cc : contenido hídrico en capacidad de campo

Por lo tanto la macroporosidad será la diferencia entre la porosidad total y la


microporosidad o bien la diferencia entre los contenidos de humedad expresados arriba:

ξ macroporos (%)= ξ total (%) - ξ microporos (%)


θ drenado (%) = θ sat (%) - θ cc (%)
donde: ξ macroporos : macroporosidad
θ drenado: contenido hídrico drenado

Retomando la temática de la densidad de los suelos, cabe hacer algunos comentarios al


respecto: la densidad real, así como se mantiene casi constante en los distintos tipos de suelos,
también tiende a ser constante en un mismo suelo, ya sea que se encuentre compactado o bien
estructurado, debido a que sólo tiene en cuenta la fase sólida del mismo. En cambio, la densidad
aparente varía considerablemente aun en un mismo suelo, debido a las prácticas de labranzas y
las actividades productivas. Dado que la densidad aparente tiene en cuenta la proporción del
espacio poroso, las prácticas que pueden influir y modificar el mismo, por consiguiente también
alteran la densidad aparente. La Figura 6 muestra la pérdida de espacios porosos por
compactación del suelo.

50 %
50

40
35 %
30

20

10

suelo normal suelo compactado

microporos macroporos

Figura 6. Cambios en la densidad aparente por compactación.


Fuente: Ferreyra Espada, R. (2010)
15

Por lo tanto, la disminución del espacio poroso de un suelo produce el incremento de


densidad aparente por compactación. Esto puede verse en la Figura 7.

Figura 7. Relación entre compactación y densidad aparente del suelo.


Fuente: Ferreyra Espada, R. (2010)

Dr: densidad real


Db: densidad aparente.

B. Estado energético de agua en el suelo. Potencial total. Potencial


mátrico, potencial gravitatorio, potencial de presión, potencial
osmótico. Unidades de medida del potencial.

Potencial hídrico del suelo

Desde el punto de vista del riego, no sólo es importante conocer el contenido de agua de
un suelo sino que también es necesario conocer la energía que posee el agua en el suelo, para
conocer si ésta se encuentra o no disponible para el cultivo. El movimiento del agua del suelo
hacia las plantas, la atmósfera o bien hacia otras zonas del suelo está regulado por diferencias de
estados energéticos.

El agua en el suelo esta retenida por varias fuerzas:

- la atracción gravitacional de la Tierra;


- la presencia de solutos disueltos;
- los fenómenos de superficie (tensión superficial) en la interfase sólido-líquida.

Estas fuerzas, actuando sobre el agua del suelo, son la causa de que la misma sea
adsorbida, retenida, transferida, drenada, evaporada o transpirada. La fuerza con que el agua es
retenida por el suelo depende del contenido hídrico del suelo, y mientras menor sea este, mayor
será la cantidad de trabajo necesario para extraerla. A este trabajo se lo denomina potencial
hídrico total y puede definirse así: “potencial hídrico total del suelo es la cantidad de trabajo que
debe hacerse por unidad de agua pura para transportar reversible e isotérmicamente una cantidad
infinitesimal de agua desde un reservorio situado a una altura elegida arbitrariamente que contiene
agua pura sometida a la presión atmosférica, hasta el suelo en el punto considerado” (Lafi, S. et al
2011).
16

El potencial total de agua en el suelo puede obtenerse a partir de la suma de cada uno de los
potenciales parciales:

Potencial total = pot. gravitatorio + pot. mátrico + pot. osmótico + pot. de presión

Ψt = Ψg + Ψm + Ψo + Ψp [8]

Las unidades en que se miden los potenciales son las siguientes:

1 atm = 760 mm Hg = 1,013 bares = 101,3 KPascal = 0,101 MPascal = 10,33 m.c.a
donde:
atm: atmósfera; Hg: Mercurio; KPascal: kilo Pascal; MPascal: mega Pascal; mca: metros
de columna de agua.

El potencial mátrico es la parte del potencial total que se debe a las fuerzas de atracción
del agua por la superficie de las partículas sólidas del suelo, y a las fuerzas de atracción molecular
entre las propias moléculas del agua. El conjunto de estos dos tipos de fuerzas hace que el agua
sea retenida por adsorción (por la matriz del suelo) y por capilaridad (por las mismas moléculas de
agua) en suelos con un contenido hídrico por debajo del nivel de saturación. El potencial mátrico
es el más importante de los componentes del potencial total desde el punto de vista agronómico.

El potencial gravitatorio es la parte del potencial total que se debe a la fuerza de la


gravedad. Su valor depende de la altura sobre el nivel de referencia. Según elijamos la altura a la
que se sitúa el nivel de referencia, los potenciales gravitatorios serán positivos o negativos. Para
alturas de referencia superiores al punto considerado, los potenciales serán negativos, en caso
contrario serán positivos.

El potencial presión es la parte del potencial total que se debe a la existencia de presiones
distintas a las del punto de referencia, como por ejemplo ocurre en los suelos saturados, por la
presión de la columna de agua. Si el punto en cuestión está por debajo del nivel freático, Ψp es
positivo, mientras que en suelos no saturados se considera nulo.

El potencial osmótico resulta de las fuerzas de atracción que ejercen los solutos (sales)
sobre las moléculas del solvente. El potencial osmótico siempre tiene valores negativos, ya que el
agua fluiría espontáneamente desde un depósito de agua pura hasta otro con solución similar a la
del suelo (Lafi, S. et al op. cit.).

Desde el punto de vista de la extracción del agua por la planta, más que el contenido de
humedad interesa conocer la energía con que el agua es retenida. De nada sirve que un suelo
contenga agua abundante, como es el caso de los suelos salinos, si las raíces de los cultivos no
tienen la fuerza de succión necesaria para extraerla.

Es importante remarcar que:

- No es tan importante la situación estándar de referencia, lo que realmente importa son las
diferencias de potencial y no los valores absolutos.
- El agua se mueve de mayor a menor potencial, es decir, desde donde está menos retenida
(suelo húmedo) hacia donde está más retenida (suelo seco).
- La forma más común de medir el potencial es en términos de trabajo dividido por volumen,
es decir, de presión. La unidad empleadas pueden ser: bar; atmósfera, kilo Pascal, etc).
17

Esta equivalencia entre potencial y presión proporciona una idea intuitiva de un concepto
un tanto abstracto como el de potencial. El agua del suelo está sometida a una presión que tiene
varios componentes: unos tienen tendencia a expulsar el agua del suelo (presión positiva) y otros
a retenerla (presión negativa). (Lafi, S. et al op. cit.).

C. Retención de agua en el suelo. Curvas de capacidad hídrica.

La disponibilidad de agua en el suelo determina la mayor o menor dificultad que tienen las
raíces para absorberla, de acuerdo al potencial hídrico total. A medida de que el suelo se seca, el
potencial se hace más negativo (el agua está más retenida) y aumenta la dificultad de las raíces
para absorber agua. La función que relaciona el potencial mátrico del suelo con el contenido
hídrico se denomina “curva de capacidad hídrica”. A los fines de ejemplificar este concepto se
presenta la Figura 8.

50%
Contenido 45%
hídrico (gr.gr-1)
40%
35%

30%
25%

20%
15%

10%
5% 0% -0,1 -0,33 -0,5
-0,7 -1,0 -7,0 -10,0 -20,0 -100,0

Tensión (b)

Arcilloso Franco Arenoso

Figura 8. Relación entre potencial mátrico y contenido de humedad para tres tipos texturales.
Fuente: Lafi, S. et al (2011).

La relación entre succión matriz y contenido hídrico también puede variar entre los
horizontes del suelo. En la figura 9 se muestra las curvas de capacidad hídrica de un suelo de la
Serie San Isidro, para tres profundidades.
18

40%
Contenido 35%
hídrico (gr.gr-1)
30%
25%
20%
15%
10%

5%
0%
-0,1 -0,33 -1,0 -5,0 -15,0
Tensión (b)

0-35 cm 35-80 cm 80-120 cm

Figura 9. Relación entre potencial mátrico y contenido de humedad para un suelo


de la serie San Isidro, Dpto. Capital, Santiago del Estero. Fuente: Lafi, S. et al (2011).

CAJA 1. Uso práctico de las curvas de capacidad hídrica


Estimar los valores de contenido hídrico del suelo en capacidad de
campo, punto de marchitamiento permanente y agua disponible total;
definir el momento oportuno del riego y calcular la lámina a aplicar;
conocer la distribución del tamaño de los poros y por lo tanto estimar
qué fracción del espacio poroso permite el rápido drenaje luego de
aplicado un riego.

Las curvas de capacidad hídrica dependen de si el suelo se está secando o mojando,


siendo los contenidos hídricos menores para el mismo potencial mátrico cuando el suelo está
mojándose. Este fenómeno recibe el nombre de histéresis. Ya que el estudio de las relaciones
agua-suelo-planta se hace para conocer el comportamiento del conjunto frente a la absorción de
agua por las raíces, la curva que más interesa es la de secado (Lafi, S. et al op. cit.).
19

TEMA 2
A. Medición del agua en el suelo. Medición directa: método
gravimétrico. Mediciones indirectas: dispersión de neutrones,
sensores capacitivos, tensiómetros. Distintas formas de expresar
la humedad de suelo.
El contenido de agua en el suelo se puede determinar por distintos métodos, que se
pueden clasificar en forma genérica en directos e indirectos. La elección del método dependerá,
entre otros, de los siguientes factores: objetivo de la medición, la superficie en estudio, el grado de
precisión requerido, frecuencia, el equipamiento y personal disponible.

Medición directa de la humedad del suelo

El método gravimétrico es una medición directa del contenido de agua en el suelo, que se
basa en la determinación del peso de agua contenido en la masa de sólidos de una muestra del
suelo. Este es el método de referencia. El contenido de agua en el suelo se calcula por la siguiente
expresión:

θg = Peso de suelo húmedo - Peso de suelo seco [9]


Peso de suelo seco

θg : porcentaje gravimétrico de agua

Para expresar el contenido hídrico en porcentaje, el resultado se multiplica por 100.

Procedimiento para la determinación de la humedad del suelo por gravimetría

Se toma una muestra de suelo (Figura 10) y se seca totalmente, midiendo por diferencia de
pesada la cantidad de agua perdida. El proceso de secado se hace normalmente en estufa a una
temperatura de 105 a 110 °C hasta que el suelo pierde totalmente su humedad (peso constante),
proceso que usualmente dura entre 24 y 48 horas. La temperatura de secado no debe ser
demasiado alta, pues aproximadamente a 165° C comienza la pérdida de agua estructural de las
arcillas y entre 200 y 300 °C se produce degradación de la materia orgánica.

Es un método muy preciso, ya que es una medición directa del contenido de agua en el
suelo. Puede señalarse la desventaja que presenta en mediciones de rutina, pues el agua que
penetra por los orificios que quedan como consecuencia de la extracción de muestras, suele
alterar el contenido hídrico de las capas adyacentes al mismo cuando se produce una lluvia o un
riego. Además, no es posible realizar dos mediciones cronológicamente consecutivas sobre la
misma muestra, con lo cual agrega otro error experimental debido a la heterogeneidad del suelo
(Lafi, S. et al, op. cit.).
20

Figura 10. Muestreo de suelos con barreno para determinación del contenido hídrico.
Fuente: INTA EEASE (2011)

CAJA 2. Importancia de conocer el contenido hídrico del suelo.


Conocer el contenido de agua del suelo es fundamental para decidir el momento de riego y la
lámina a aplicar. En condiciones de secano, por ejemplo, para tomar decisiones de siembra.

Medición indirecta de la humedad del suelo

Los métodos indirectos miden alguna característica asociada al contenido de humedad en


el suelo, como por ejemplo el valor del potencial mátrico, la dispersión de neutrones, o la constante
dieléctrica del agua.

Dispersión de neutrones

El principio de funcionamiento se basa en la emisión de neutrones. Estos neutrones


penetran en el suelo y chocan con los núcleos de distintos elementos. Cada elemento requiere una
cierta cantidad de colisiones para termalizar (desacelerar) los neutrones, lo que provoca que
posteriores colisiones no detengan a los neutrones. El hidrógeno es altamente eficiente en
termalizar los neutrones, ya que requiere sólo de 19 colisiones para ser termalizado. Como el
hidrógeno está primariamente presente en el agua, el número de neutrones termalizado que
regresan a la sonda es utilizado como indicador del contenido de humedad del suelo. Por lo tanto
el flujo de neutrones termales que se detectan es directamente proporcional a la cantidad de agua
que el suelo presenta.

Para la utilización de la sonda es necesario hacer una calibración previa para las
condiciones locales. Para ello es necesario realizar una regresión lineal con los valores de
21

neutrones termalizados y con los contenidos de humedad del suelo obtenidos gravimétricamente.
Cuanto mayor es el rango de humedad del suelo en el cual se han obtenido mediciones con la
sonda, mejor es la calibración obtenida.

La sonda es tubular, protegida por una carcasa de plomo, y consta de un emisor (Am-Be) y
de un receptor de radiación neutrónica unido a un contador (Figura 11). En los lugares donde se
quiere medir se coloca un tubo de acceso de aluminio o plástico, por donde se baja la sonda hasta
la profundidad deseada. La lectura se realiza luego de que se estabiliza el conteo.

La ventaja principal es que resulta un método no destructivo, confiable, preciso y rápido,


que permite realizar las mediciones siempre en el mismo sitio. Como desventaja se señala el alto
peso y el alto costo del equipo, la dificultad de medir en la capa de suelo superficial y requiere
capacitación y habilitación especial de los operadores (Lafi, S. et al, op. cit.).

Figura 11. Sonda de neutrones.


Fuente: INTA EEASE (2011); Martin, E. (2010).

Sensores de Capacitancia

La sonda de capacitancia mide la humedad del suelo respondiendo a cambios en su


constante dieléctrica. La mayoría de los materiales del suelo tienen una constante dieléctrica que
varía entre 2 y 4, mientras que la constante dieléctrica del agua es de 80. Por lo tanto, a medida de
que el contenido hídrico del suelo aumenta, la constante dieléctrica también lo hace.

La constante dieléctrica es una propiedad macroscópica. Define la polaridad de una


sustancia, y guarda estrecha relación con el momento dipolar total de la sustancia. En su valor
influyen muchos factores, como el peso molecular, la forma de la molécula, la dirección de sus
enlaces (geometría de la molécula).

La sonda consiste en dos electrodos separados por un espaciador (Figuras 12 y 13). El


campo eléctrico de estos electrodos penetra en el suelo. La sonda tiene una cierta frecuencia de
resonancia. A medida de que la humedad aumenta (la constante dieléctrica aumenta) la frecuencia
de resonancia se eleva. La unidad de control monitorea esta elevación de frecuencia y hace una
correlación para determinar el contenido de humedad basado en la elevación de la frecuencia.
22

Figura 12. Sonda de capacitancia Diviner ®.


Fuente: www.seedmech.com

Figura 13.
Sonda de
capacitancia
Diviner ®.
Instalación a
campo
Fuente:
www.viarural.com.ar

Otro instrumental basado en el principio de la capacitancia es el sensor tipo ECH2O de


Decagon ® (Figura 14).

Figura 14. Detalle


del sensor ECH2O,
instalación y data
logger.
Fuente: INTA EEASE (2011).
23

Medición del potencial mátrico del suelo

Se efectúa con el tensiómetro, instrumento que consiste en una cápsula porosa unida a un
vacuómetro por medio de un tubo con cierre hermético. La cápsula porosa se coloca en íntimo
contacto con el suelo a la profundidad deseada, y se rellena el aparato totalmente con agua
destilada a la cual se le ha extraído el aire que pudiera tener disuelto, cerrando luego
herméticamente. Este sistema se equilibra con el suelo en términos de ψm, y entonces la lectura
del vacuómetro indica el valor de ψm. El rango de medición está normalmente entre 0 y 0,8 bares
(0 a 80 centibares [cb]), que es el adecuado para controlar suelos regados. Con valores menores
de potencial, suele producirse discontinuidad de la columna por formación de burbujas, y en tal
caso no puede hacerse la lectura correctamente (Figura 15). (Lafi, S. et al 2011).

Figura 15. Tensiómetros y su ubicación en el suelo.


Fuente: www.infojardin.com

Bloques de yeso/resistencia eléctrica

Los sensores tipo Watermark ® (Figura 16) se basan en que la resistencia de dos
electrodos insertos en un bloque poroso es proporcional al contenido de agua. Así, a medida de
que el bloque está más húmedo, la resistencia eléctrica medida entre los dos electrodos es menor.

Figura 16. Sensores


tipo Watermark ®.
Fuente: INTA EEASE
(2011)

Este tipo de sensor reúne las características de la tensiometría y el conocido bloque de yeso.
Tiene un rango de medición de potencial mayor al del tensiómetro, pudiendo registrar hasta 200
cb.
24

TEMA 3

A. Valores característicos del agua en el suelo. Agua higroscópica, capilar


y de gravitación. Saturación. Capacidad de campo. Punto de
marchitamiento permanente. Agua disponible total. Umbral de riego.
Agua fácilmente disponible.

Con el fin de analizar el contenido o concentración del agua en el suelo y su variación en el


tiempo, es necesario recordar que el mismo está compuesto por tres fases: sólida, liquida y
gaseosa. La fase liquida y la fase gaseosa ocupan lo que representa el volumen de poros del
suelo. La Figura 17 muestra la distribución relativa de las tres fases y permite definir una serie de
términos de interés en las relaciones agua–suelo–planta, siendo ρ la densidad del agua, ρp la
densidad de las partículas del suelo y Z la profundidad del suelo.

c
d
AIRE
b
Z
AGUA
a
SOLIDOS

Figura 17. Las fases que componen el suelo.

Para el cálculo del contenido de Humedad del Suelo ( θ ) expresado en porcentaje de peso
seco (%gr/gr), se utiliza la siguiente ecuación:

θ (%gr/gr) = (masa de agua / masa de suelo seco)*100 [10]

Para el cálculo del contenido de Humedad del Suelo (θ ) en base a volumen (%vol/vol),
tenemos::

θ (%vol/vol) = (volumen de agua / volumen bruto de suelo)*100 [11]

La Densidad o Peso Aparente del suelo (Da) se calcula como:

3
Da (gr/cm ) = masa del suelo seco / volumen bruto de suelo [12]
A través de la siguiente ecuación se calcula la Porosidad del suelo (P) o el Contenido de
agua a saturación en porcentaje de peso seco (%gr/gr) expresado en porcentaje:

P (%gr/gr) = (volumen de poros / volumen bruto) * 100 [13]


25

A través de las anteriores ecuaciones y considerando que la densidad del agua es 1,0
3
gr/cm , la ecuación que se la utiliza en la práctica para el cálculo de lámina de agua en el suelo es:

d = (θ * Da * Zr) / 100 [14]

En esta ecuación, la lámina d, la da la dimensión de la profundidad de suelo, Zr, expresada


en m, cm o mm, según convenga.

En términos prácticos, el agua en el suelo presenta diferentes tasas de disponibilidad para


las plantas. Estas cantidades de agua disponible están normalmente asociadas a una determinada
tensión interna, traducida como la presión negativa ejercida por una columna de agua. En términos
prácticos, la presión es una fuerza que se realiza, por ejemplo, para empujar un cuerpo. La tensión
es la misma magnitud de fuerza, pero en sentido contrario, es decir tirando al mismo cuerpo, por lo
que la presión cambia de signo pasando a ser negativa (Figura 18).

Figura 18. Esquematización sobre el trabajo que deben realizar las plantas para extraer
el agua del suelo a diferentes contenidos.
Fuente: Casanova (2007).

Agua Higroscópica

El agua higroscópica o molecular es la fracción del agua absorbida directamente de la


humedad del aire. Esta se dispone sobre las partículas del terreno en una capa de 15 a 20
moléculas de espesor y se adhiere a la partícula por adhesión superficial. El poder de succión de
las raíces no tiene la fuerza suficiente para extraer esta película de agua del terreno. En otras
palabras esta porción del agua en el suelo no es utilizable por las plantas.
26

Agua capilar

El agua capilar es la fracción del agua que ocupa los microporos, se mantiene en el suelo
gracias a las fuerzas derivadas de la tensión superficial del agua. Esta fracción del agua es
utilizable por las plantas, es la reserva hídrica del suelo.

Agua gravitacional

El agua gravitacional es la fracción del agua que ocupa los macroporos del suelo,
saturándolos o no. Esta fracción del agua en el suelo se mueve impulsada por la fuerza de la
gravedad, la que tiende a desplazarla hacia abajo. Esta fracción del agua del suelo puede
temporalmente ser utilizada por las plantas mientras se encuentre en el estrato del crecimiento de
raíces de las plantas.

Saturación

La Saturación de un suelo se alcanza cuando el agua llena todos los poros desalojando al
aire. Si la situación se prolonga las plantas mueren por asfixia de las raíces.

Capacidad de campo (límite superior)

La capacidad de campo (CC) es la máxima cantidad de agua que un suelo puede retener
en contra de la acción de la gravedad. Los poros pequeños retienen agua en contra de la fuerza
de la gravedad, y los macroporos están en buena parte ocupados por aire, y representa para fines
prácticos, el límite superior de agua que puede estar disponible para las plantas. La CC es un
estado definido imprecisamente, ya que el momento en que un suelo inicialmente saturado deja de
perder agua es un momento difícil de definir (Figura 19). En el inicio el drenaje es muy rápido, pero
después comienza una fase de drenaje lento que puede durar hasta 15 días. El tiempo que se
considera para que el drenaje sea despreciable, se ha fijado arbitrariamente en 2 o 3 días después
del riego, lo cual no es cierto para algunos suelos.

Figura 19. Curva de humedad del suelo con el punto de inflexión que determina la
Capacidad de Campo (CC) del suelo después del riego.
27

Comúnmente, la inflexión de la curva dada en la Figura 3 se observa en suelos arenosos,


no siempre en suelos de textura más finas donde la disminución de la humedad es gradual.
Habitualmente se considera a la CC como un rango.

Punto de Marchitez Permanente (Límite Inferior)

A medida que en un suelo que se encontraba a CC disminuye su contenido hídrico, el agua


restante queda retenida en el suelo con una fuerza creciente. Esto quiere decir que a igual
disminución del contenido de agua, corresponde una creciente energía de retención en términos
de succión matriz.

Si se tiene en cuenta que la absorción de las plantas es consecuencia de un proceso


transpiratorio, resulta claro que dicho proceso se efectúa con aumento de trabajo por parte de la
planta. Llega un momento en que la transpiración a través de la planta no es lo suficientemente
rápida, entonces aparecen síntomas de marchitamiento en las horas diurnas, durante las cuales es
mayor el poder desecante de la atmósfera. Durante la noche, al desaparecer la diferencia de
potencial entre la atmósfera y el suelo, las hojas recuperan turgencia, pero, si en días sucesivos
continúa produciéndose tal déficit, llegará un momento en el cual el marchitamiento es
permanente, como consecuencia de un total desequilibrio hídrico (Figura 20). Por lo tanto, el Punto
de Marchitamiento Permanente (PMP) se caracteriza porque las plantas absorben agua del suelo
con mucha dificultad y experimentan un marchitamiento irreversible.

Figura 20. Potencial agua de la hoja de alfalfa antes del amanecer (pre-alba) y a la tarde en
diferentes fechas para un cultivo de alfalfa regado y otro sometido a estrés hídrico. Adaptado de
Guitjens (1990).

Agua disponible Total

La disponibilidad de agua en el suelo se refiere a la capacidad de un suelo de retener el


agua disponible para las plantas. Después de una lluvia importante o riego, el suelo comenzara a
drenar agua hasta alcanzar la capacidad de campo.
28

En ausencia de una fuente de agua, el contenido de humedad en la zona radicular del


cultivo se reducirá como resultado del consumo de agua por el cultivo. A medida que aumenta el
consumo de agua, el agua remanente será retenida con mayor fuerza por las partículas del suelo,
lo que reducirá su energía potencial y hará mas difícil su extracción por las plantas.
Eventualmente, se alcanzara un punto donde el cultivo no podrá extraer el agua remanente. En
este momento la extracción de agua será nula y se habrá alcanzado el punto de marchitez
permanente.

Por lo tanto, el agua disponible total (ADT) es el agua retenida por el suelo entre CC y el
PMP.

ADT = 1000 * (CC – PMP)*Zr [15]

donde Zr es la profundidad de las raíces (m).

La lámina ADT representa la cantidad de agua que un cultivo puede extraer de su zona
radicular y cuya magnitud depende del tipo de suelo y la profundidad radicular. No toda el agua
disponible está fácilmente aprovechable por las plantas.

Agua fácilmente aprovechable

A pesar de que en teoría existe agua disponible hasta alcanzar el PMP, la cantidad de agua
extraída por el cultivo se reducirá significativamente antes de alcanzar dicho estado. Cuando el
suelo contiene humedad adecuada, el mismo es capaz de suministrar el agua con suficiente
velocidad para satisfacer la demanda atmosférica al cultivo, por lo que la extracción del agua será
igual a la evapotranspiración del cultivo (ETc). A medida que disminuya la cantidad de humedad en
el suelo, el agua será retenida más fuertemente a la matriz del suelo y será más difícil de extraer.
Cuando el contenido de humedad del suelo esté por debajo de cierto valor umbral, el agua del
suelo no podrá ser transportada hacia las raíces con la velocidad suficiente para satisfacer la
demanda transpiratoria y el cultivo comenzará a sufrir de estrés. Si este estrés se mantiene en el
tiempo, la producción del cultivo será significativamente menor a la esperada, especialmente si
esta situación se produce durante un período crítico. La fracción de ADT que un cultivo puede
extraer de la zona radicular sin experimentar estrés hídrico es denominada agua fácilmente
aprovechable (AFA) en el suelo:

AFA = p * ADT [16]

donde AFA es el agua fácilmente aprovechable (extraíble) de la zona radicular del suelo
(mm), p es la fracción promedio del total de agua disponible en el suelo (ADT) que puede ser
agotada de la zona radicular antes de presentarse estrés hídrico (reducción de la ET) y varía entre
0 y 1.

El factor p varía de un cultivo a otro, desde 0,30 para plantas de raíces poco profundas, a
-1
tasas altas de ETc (> 8 mm*d ), hasta 0,70 para plantas de raíces profundas y tasas bajas de ETc
-1
(< 3 mm*d ). Un valor de 0,50 para p es utilizado comúnmente para una gran variedad de cultivos.
El valor de p depende del poder evaporante de la atmósfera, de la sensibilidad de los cultivos a la
escasez de agua, y de la etapa fenológica.

Es necesario mencionar que no es totalmente correcto el expresar la tolerancia de los


cultivos al estrés hídrico como una función de la fracción (p). En realidad, la tasa de extracción del
agua por parte de las raíces está influenciada más directamente por el nivel de energía potencial
29

del agua del suelo (potencial matricial del suelo y la conductividad hidráulica asociada), que por el
contenido de agua. Debido a que potenciales matriciales similares pueden corresponder a distintos
tipos de suelos con diferentes contenidos de humedad, el valor de p es también función del tipo de
suelo (Tabla 5).

Tabla 5. Valores de referencia expresados en porcentaje de peso seco de suelo para diferentes
texturas de la Capacidad de Campo (CC), Punto de Marchitamiento Permanente (PMP) y Agua
Disponible Total (ADT). Fuente: INTA PROCADIS (1996).

CC PMP ADT
Textura
(%) (%) (%)
Arenosa 5-7 1-3 4-6

Franca arenosa 8-13 4-3 4-9

Franca 12-18 4-11 4-14

Franco arcillosa 18-23 9-10 9-16

Arcillosa 23-46 13-29 10-33

Umbral de Riego

Si se parte de un suelo en CC, por efecto de la evapotranspiración del cultivo el almacenaje


de agua en el suelo va disminuyendo hasta llegar a un umbral en el cual es necesario regar.
Mediante el riego se repone la cantidad de agua perdida y se vuelve a tener almacenada una
cantidad equivalente a CC. Este umbral va a estar determinado por cada etapa de un cultivo que
crece en determinado tipo de suelo y bajo determinado régimen de manejo.

CAJA 4. El agua en el suelo.


Conocer cuál es el límite superior de humedad (CC) y el límite inferior (PMP) de un suelo es de
fundamental importancia para la producción. La diferencia entre ambos contenidos de humedad
determina el agua disponible total que un suelo puede almacenar. A su vez, permite determinar
cuál será la lámina que se debe reponer en un riego y el momento óptimo para realizarlo,
definiendo un umbral de riego para cada cultivo y para cada etapa de crecimiento del mismo.
30

B. Movimiento de agua en el suelo. Infiltración. Características de


infiltración según textura.

Infiltración

Infiltración es el proceso mediante el cual se incorpora el agua al suelo, desde la superficie


de mismo hacia las capas más profundas, en sentido predominantemente vertical. Este proceso
puede producirse naturalmente (por lluvia o anegamiento) o ser provocado por el hombre por
aplicación de riego superficial por gravedad, por aspersión o por goteo. La importancia de su
conocimiento para la ingeniería del riego es fundamental para el control de la recarga al perfil del
suelo del agua perdida por evapotranspiración, así como también para el manejo del lavado de
suelos salinos y alcalinos sometidos al proceso de recuperación.

Si en un suelo se agrega agua en superficie, en la capa superior los poros se llenan casi
totalmente con el líquido. Este comienza a moverse a partir de una zona de transición en
condiciones de flujo insaturado siguiendo el gradiente de potencial, es decir, hacia las capas más
profundas del suelo. Las fuerzas mecánicas actuantes son principalmente el potencial mátrico
(ψm) y, en menor medida, el potencial gravitatorio (ψg).

Cuando se interrumpe el ingreso de agua desde la superficie, el exceso de humedad de las


capas superiores se redistribuye hasta lograr un nuevo estado de equilibrio entre las fuerzas
actuantes, es decir hasta que el gradiente de potencial se hace cero o toma un valor tan pequeño
que puede considerarse cero. Si la cantidad de agua agregada en la superficie es suficientemente
grande como para que haya percolación hacia las capas más profundas, el contenido hídrico del
perfil útil que alcanzó esa condición de equilibrio se lo denomina CC. El exceso de agua aplicada
percola y se incorpora a las capas inferiores o a la napa freática, provocando su ascenso (Lafi, S.
et al, op. cit.).

El patrón de distribución de humedad cambia según las características físicas del suelo. En
la Figura 21 se puede observar el proceso de infiltración en un suelo arenoso y uno arcilloso, para
diferentes tiempos acumulados. Es evidente que el cambio de contenido de agua en la zona de
humedecimiento es más gradual en el suelo arcilloso que en el arenoso.

Figura 21. Patrón de distribución de la humedad en el suelo en función del tiempo de infiltración en
suelos de textura diferente. Adaptado de Grassi (1998).
31

Velocidad de infiltración

La velocidad con que el agua se incorpora al suelo por el proceso de infiltración depende
fundamentalmente de:

a) el gradiente de potencial mátrico y gravitatorio, con preponderancia del primero en las etapas
iniciales y medias del proceso, y del último en la etapa final. El gradiente hidráulico tiene efecto
solamente en el movimiento del agua en la zona de saturación.
b) los valores de conductividad hidráulica en condiciones de flujo saturado e insaturado, en cuya
determinación tiene influencia:
c) la geometría del espacio poroso y su estabilidad frente al agua;
d) las características del fluido, principalmente densidad, viscosidad y composición físico-química.
e) las características del perfil del suelo, principalmente textura, estructura (grado y estabilidad),
coloides (tipo, cantidad y estabilidad frente al agua), estratificación, presencia de capas limitantes,
humedad actual (contenido y distribución en el perfil), salinidad, pH, temperatura, laboreo,
actividad radicular, actividad de la fauna y la microflora.

Al comienzo del proceso de infiltración la velocidad de ingreso es alta, pues el gradiente de


potencial es muy grande, pero a medida de que el suelo se va mojando, la velocidad de infiltración
va disminuyendo. La lámina total infiltrada y la velocidad de infiltración en función del tiempo, se
muestran en la Figura 22.

Figura 22. Curvas de velocidad de infiltración e infiltración acumulada.


Fuente: Lafi, S. et al (2011).

Existen algunas ecuaciones que relaciona la lámina infiltrada acumulada (d) y la velocidad
de infiltración (i) en función del tiempo (t). La velocidad de infiltración disminuye con el tiempo y
tiende a alcanzar un ritmo constante.

Se han desarrollado varias expresiones empíricas para describir la variación en el tiempo


de la lámina total infiltrada y la velocidad de infiltración, entre ellas se encuentran: Kostiakof
(1932); Philip (1957); Kostiakof extendida. La más utilizada a los fines del riego es la de Kostiakof
(Lafi, S. et al, op. cit.).
32

Ecuación de Kostiakof (1932)

Lámina acumulada

m
d=k*t [17]
donde d (mm) es la lámina acumulada en el tiempo t (min) y k es una constante que
depende de las condiciones iniciales del suelo, especialmente textura, estructura y contenido
hídrico. Y el exponente m cuyo valor depende de la estabilidad del espacio poroso frente al agua.

Velocidad de infiltración instantánea

La ecuación de velocidad de infiltración instantánea se obtiene derivando la ecuación de


lámina acumulada en función del tiempo. Reagrupando constantes se obtiene:

m-1 n
i = 60 * k * m * t =K*t [18]
-1
donde i es la velocidad de infiltración instantánea (mm*h )

K = 60 * k * m [19]

-1
n=m [20]
Velocidad media de infiltración

-1 m n -1
im = d (mm) * t (hr) = (k * t * 60) * ( t = 60 * k * t ) [21]
Infiltración básica

Existe un valor de tiempo (t) a partir del cual la curva de velocidad instantánea se hace
asintótica al eje “X”, es decir que a partir de allí los cambios en la velocidad son suficientemente
pequeños como para no ser tenidos en cuenta. A los fines de riego, se considera que ese valor se
alcanza cuando la derivada de la velocidad de infiltración instantánea (i) con respecto al tiempo
toma un valor igual a – 0,1:

-1 m-2
(δ i) * (δ t) = k * m * (m-1) * 60 * tb = -0,1 [22]
Despejando el tiempo básico (tb), se calcula el valor de la infiltración básica (ib) utilizando la
ecuación [18] de la velocidad de infiltración instantánea.

La determinación de los parámetros k y m se efectúa por el método estadístico de ajuste a


la curva que representa una ecuación potencial (Lafi, S. et al, op. cit.).

En el trabajo a campo, normalmente se sugieren dos pruebas: una con suelo seco y otra
con suelo húmedo. Una buena aproximación es realizar la prueba de infiltración cuando el suelo se
encuentre aproximadamente en el contenido de humedad al cual se aplicará normalmente el riego,
por ejemplo, al 50% del ADT. Esta regla es válida en especial para suelos pesados que se
contraen y se agrietan al secarse, debido a la relación que parece existir entre la contracción y el
descenso del nivel de humedad del suelo.
33

Otro factor que afecta la infiltración es el método de riego utilizado. En riego por aspersión y
goteo el agua penetra inmediatamente en el suelo al llegar a la superficie. En los métodos de riego
por superficie, el agua fluye sobre la superficie del terreno por cauces de diferente ancho y forma,
o sea por diferente área efectiva para la infiltración.

Un ejemplo claro de esto son las melgas y los surcos, donde el área mojada en las melgas
está dada por una lámina delgada de agua sobre la superficie, mientras que en el surco esto
ocurre parcialmente siendo el área mojada menor que la anterior, necesitando un mayor tiempo de
contacto para lograr que infiltre la misma lámina.

Las condiciones hidráulicas del surco, las cuales dependen del caudal, tamaño del surco,
pendiente, forma y rugosidad del cauce, determinan el perímetro mojado y, por ende, el área de
entrada de agua. La unión de las áreas humedecidas en surcos adyacentes, debido al movimiento
lateral del frente húmedo, puede también afectar la velocidad de infiltración (Figura 23).

Figura 23. Patrón de infiltración en un surco en función de los tiempos crecientes de aplicación del
agua. Adaptado de Grassi (1998).

CAJA 5. El movimiento del agua en el suelo.


Conocer las propiedades de infiltración de un suelo es fundamental para el correcto diseño y
operación de los sistemas de riego. En el riego por superficie, por ejemplo, permite conocer
cuánto tiempo se requiere para aplicar una lámina deseada. Para un riego por aspersión, es
necesario conocer la velocidad de infiltración y la infiltración básica, para realizar la correcta
elección del aspersor a
utilizar.
34

BIBLIOGRAFÍA

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