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INDICE
TEMA 1
TEMA 2
TEMA 3
BIBLIOGRAFÍA 34
INTRODUCCIÓN
EL CONOCIMIENTO DE LA RELACIÓN AGUA-SUELO-PLANTA Y SU
IMPORTANCIA EN LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
El agua es el principal constituyente de los seres vivos, entre los que se encuentran las
plantas, ocupando entre el 75% y 90% del tejido vegetal, según la especie. A la vez es
indispensable para llevar adelante procesos vitales como la fotosíntesis, hidrólisis de sustancias,
regulación de la turgencia, transporte de nutrientes y sustancias hormonales, regulación de la
temperatura a través de la transpiración, etc.
Desde el punto de vista agrícola, el suelo es un sistema complejo, dinámico y vivo, formado
por una capa superficial, delgada, que se ubica sobre la litósfera y del cual depende el crecimiento
de las plantas y la producción de alimentos, fibras, forrajes, madera, etc.
Las propiedades del suelo se pueden mantener, empeorar o mejorar en función de variados
procesos físicos, químicos y biológicos. El suelo cumple distintas funciones, entre las cuales se
pueden mencionar:
• es medio de anclaje para las raíces;
• se comporta como “depósito” de agua para las plantas (gracias a su capacidad de retener la
humedad y dejarla disponible para ser absorbida);
• es fuente de nutrientes principales;
• suministra oxígeno a las raíces;
• proporciona la temperatura adecuada para la germinación de las semillas y el crecimiento de
las raíces.
La física del suelo es la parte de la ciencia del suelo que estudia de las propiedades físicas
y de los procesos de transporte de materia y/o energía que ocurren en él (Narro Farías, E. 1994).
Entre las propiedades físicas del suelo de mayor importancia para la agricultura se encuentran:
textura, estructura, porosidad, el movimiento del agua, del aire, de solutos y la transmisión del
calor. El presente material enfoca su atención a los conceptos básicos de la física de los suelos en
relación al movimiento del agua, dentro del marco general del estudio de la relación agua-suelo-
planta en condiciones de la agricultura de regadío.
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TEMA 1
El suelo está compuesto por una fase sólida que corresponde a las partículas minerales,
cuyos lados no se encuentran completamente unidos entre sí, sino que dejan espacios llamados
poros. Los poros del suelo son ocupados por aire y agua cuyas concentraciones son fluctuantes,
manteniendo un equilibrio entre ambos. La Figura 1 muestra la composición en volumen de un
suelo de textura franca donde el 50 % del volumen está constituido por la fase sólida formada por
partículas minerales y materia orgánica y el espacio restante está formado por el espacio poroso,
donde se almacena el agua y aire del suelo.
Las proporciones en que se encuentran estas tres fases del suelo dependen de las
características de las partículas texturales que lo forman, sus contenidos relativos y la manera en
que están distribuidas en el suelo, por lo tanto es necesario conocer los tipos de textura que
conforman un suelo y la estructura en que se presentan.
Textura
Los suelos están formados por partículas minerales cuyos tamaños y formas varían
ampliamente. Para clasificarlas se las agrupa en función del tamaño. Una de las clasificaciones
más usada es la propuesta por la USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) que
se presenta en la Tabla 1.
.
6
Los suelos son mezclas de estas partículas, por lo tanto la textura de un suelo depende de
las proporciones relativas de los diversos tamaños en que se presentan sus partículas minerales
(arena, limo y arcilla). De acuerdo a las proporciones de éstas, la USDA clasifica a los suelos en
12 clases texturales.
Una forma práctica de determinar la textura de un suelo es mediante el método del tacto.
Esta aproximación al tacto de la clase textural se basa en la respuesta que puede manifestar el
suelo frente a un manejo determinado, tal como la labranza o su comportamiento frente al agua.
Esto se presenta en la Tabla 2 y en la Figura 3.
La textura está relacionada con la cantidad total de poros (micro y macroporos) y estos, con
la capacidad de retener, almacenar y brindar agua a las plantas. Los microporos son capaces de
retener el agua de riego mientras que en los macroporos el agua percola con facilidad. La Figura 4
esquematiza las texturas de los suelos y la distribución y proporción de los diferentes espacios
porosos relacionándolos con la percolación profunda de los mismos.
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Según se puede apreciar, las texturas gruesas como las arenas poseen mayor proporción
de macroporosidad mientras que en las texturas finas como las arcillas predomina la
microporosidad sobre la macroporosidad. Al contrario de lo que suele creerse, un suelo de textura
gruesa posee menor volumen total de poros en contraposición con un suelo de textura fina, donde
el volumen total de poros es superior. Todo esto explica por qué los suelos finos tienen mayor
capacidad de almacenar el agua.
Estructura
La estructura del suelo se define por la forma en que se agrupan las partículas individuales
de arena, limo y arcilla. Cuando las partículas individuales se agrupan, toman el aspecto de
partículas mayores y se denominan agregados. La intensidad de agregación depende de la
cohesión dentro de los agregados, de la adhesión entre ellos y el contenido de humedad (Figura
5).
Los agregados del suelo pueden tener diferentes formas, lo que da por resultado distintas
estructuras de suelo. Cada una de ellas, relacionadas con las texturas, presenta características
diferenciales como ser la forma en que se agrupan las partículas, la facilidad o no al movimiento
del agua, la estabilidad de los agregados al paso del agua, a fuerzas mecánicas y a la
compactación, como también la cantidad de macro y microporos. La circulación del agua y aire en
el suelo varía notablemente de acuerdo con la textura y estructura.
Suelos masivos o sin estructura: cuando las partículas se presentan sueltas o sea sin formar
agregados o bien cuando se encuentran todas unidas formando una masa (masivo) de suelo
endurecido, sin poderse diferenciar ningún tipo de estructura.
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Algunas estructuras son más estables que otras como las granulares y en bloques, que favorecen
la entrada de agua en el perfil y su posterior redistribución mientras que otras estructuras como las
laminares, columnares y masivas enlentecen la entrada del agua al perfil y también su
redistribución.
Espacio poroso
Entre las partículas del suelo y entre los agregados van quedando espacios vacíos que son
ocupados por el aire y por el agua, estos corresponden al espacio poroso. Los espacios de poros
varían en tamaño, y tanto ese tamaño como la continuidad de los poros tienen una influencia
importante sobre el tipo de actividades que ocurren dentro de ellos. La Tabla 3 muestra las
funciones de los poros de diferentes tamaños y su denominación junto con el tamaño de las raíces
de los cultivos.
Los espacios de poros en un suelo presentan gran variación de acuerdo al tipo de suelo y a
la forma en que este ha sido manejado. Los suelos con vegetación natural o pasturas implantadas
por lo general exhiben una alta porosidad a causa de la intensa actividad biológica, presentando
cualidades físicas superiores en comparación a los suelos usados con los cultivos.
El espacio poroso total (ξ) del suelo se expresa como porcentaje de poros en relación al
volumen total de suelo, éste varía normalmente entre el 40 y 50 % del volumen del suelo. Se lo
calcula de la siguiente manera:
donde:
ξ: porcentaje del espacio poroso
da: densidad aparente
dr: densidad real
La densidad es la relación entre la masa de un cuerpo y el volumen que éste ocupa, dado
que el suelo es un cuerpo formado por tres fases: sólida, líquida y gaseosa, suelen tomarse dos
tipos de densidades: la densidad aparente (da) y la densidad real (dr).
La densidad aparente relaciona la masa total de suelo seco con su volumen total, por lo
que en ésta medición de densidad se tiene en cuenta el espacio que ocupan los poros en el suelo.
La densidad aparente de los suelos de textura franco limosa, predominante en el Área de Riego
3
del Río Dulce, se encuentra en alrededor de 1,25 a 1,30 gr/cm . En suelos arenosos puede
3
alcanzar valores de 1,80 gr/cm mientras que en suelos arcillosos orgánicos puede llegar a 1
3
gr/cm . La Tabla 4 muestra los rangos de porosidad y densidad aparente de distintas texturas de
suelo.
3
Textura del suelo Porosidad (%) Densidad aparente (gr/cm )
Arenoso 38 (32 a 42) 1,65 (1,55 a 1,80)
Franco arenoso 43 (40 a 47) 1,50 (1,40 a 1,60)
Franco 47 (43 a 49) 1,40 (1,35 a 1,50)
Franco arcilloso 49 (47 a 51) 1,35 (1,30 a 1,40)
Arcillo arenoso 51 (49 a 53) 1,30 (1,25 a 1,30)
Arcilloso 53 (51 a 55) 1,25 (1,20 a 1,30)
donde:
Dado que:
La porosidad del suelo será el volumen total del suelo menos el volumen de las partículas
sólidas del suelo, por lo tanto, el espacio poroso es igual a:
Dado que el espacio poroso se expresa en porcentaje del volumen de poros en relación al
volumen total de suelo se llega a la ecuación original:
Desde el punto de vista del riego, el espacio poroso se la divide en función al diámetro de
poros en macroporos y microporos.
microporos 0,2 a 60 µm
macroporos > 60 µm
El agua fácilmente drenable por acción de la gravedad es aquella que se encuentra en los
macroporos del suelo, entonces una vez que el suelo deja de drenar y alcanza su contenido de
humedad de capacidad de campo, significa que el contenido de humedad en ese estado equivale
al agua retenida por los microporos del suelo, por lo tanto:
50 %
50
40
35 %
30
20
10
microporos macroporos
Desde el punto de vista del riego, no sólo es importante conocer el contenido de agua de
un suelo sino que también es necesario conocer la energía que posee el agua en el suelo, para
conocer si ésta se encuentra o no disponible para el cultivo. El movimiento del agua del suelo
hacia las plantas, la atmósfera o bien hacia otras zonas del suelo está regulado por diferencias de
estados energéticos.
Estas fuerzas, actuando sobre el agua del suelo, son la causa de que la misma sea
adsorbida, retenida, transferida, drenada, evaporada o transpirada. La fuerza con que el agua es
retenida por el suelo depende del contenido hídrico del suelo, y mientras menor sea este, mayor
será la cantidad de trabajo necesario para extraerla. A este trabajo se lo denomina potencial
hídrico total y puede definirse así: “potencial hídrico total del suelo es la cantidad de trabajo que
debe hacerse por unidad de agua pura para transportar reversible e isotérmicamente una cantidad
infinitesimal de agua desde un reservorio situado a una altura elegida arbitrariamente que contiene
agua pura sometida a la presión atmosférica, hasta el suelo en el punto considerado” (Lafi, S. et al
2011).
16
El potencial total de agua en el suelo puede obtenerse a partir de la suma de cada uno de los
potenciales parciales:
Potencial total = pot. gravitatorio + pot. mátrico + pot. osmótico + pot. de presión
Ψt = Ψg + Ψm + Ψo + Ψp [8]
1 atm = 760 mm Hg = 1,013 bares = 101,3 KPascal = 0,101 MPascal = 10,33 m.c.a
donde:
atm: atmósfera; Hg: Mercurio; KPascal: kilo Pascal; MPascal: mega Pascal; mca: metros
de columna de agua.
El potencial mátrico es la parte del potencial total que se debe a las fuerzas de atracción
del agua por la superficie de las partículas sólidas del suelo, y a las fuerzas de atracción molecular
entre las propias moléculas del agua. El conjunto de estos dos tipos de fuerzas hace que el agua
sea retenida por adsorción (por la matriz del suelo) y por capilaridad (por las mismas moléculas de
agua) en suelos con un contenido hídrico por debajo del nivel de saturación. El potencial mátrico
es el más importante de los componentes del potencial total desde el punto de vista agronómico.
El potencial presión es la parte del potencial total que se debe a la existencia de presiones
distintas a las del punto de referencia, como por ejemplo ocurre en los suelos saturados, por la
presión de la columna de agua. Si el punto en cuestión está por debajo del nivel freático, Ψp es
positivo, mientras que en suelos no saturados se considera nulo.
El potencial osmótico resulta de las fuerzas de atracción que ejercen los solutos (sales)
sobre las moléculas del solvente. El potencial osmótico siempre tiene valores negativos, ya que el
agua fluiría espontáneamente desde un depósito de agua pura hasta otro con solución similar a la
del suelo (Lafi, S. et al op. cit.).
Desde el punto de vista de la extracción del agua por la planta, más que el contenido de
humedad interesa conocer la energía con que el agua es retenida. De nada sirve que un suelo
contenga agua abundante, como es el caso de los suelos salinos, si las raíces de los cultivos no
tienen la fuerza de succión necesaria para extraerla.
- No es tan importante la situación estándar de referencia, lo que realmente importa son las
diferencias de potencial y no los valores absolutos.
- El agua se mueve de mayor a menor potencial, es decir, desde donde está menos retenida
(suelo húmedo) hacia donde está más retenida (suelo seco).
- La forma más común de medir el potencial es en términos de trabajo dividido por volumen,
es decir, de presión. La unidad empleadas pueden ser: bar; atmósfera, kilo Pascal, etc).
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Esta equivalencia entre potencial y presión proporciona una idea intuitiva de un concepto
un tanto abstracto como el de potencial. El agua del suelo está sometida a una presión que tiene
varios componentes: unos tienen tendencia a expulsar el agua del suelo (presión positiva) y otros
a retenerla (presión negativa). (Lafi, S. et al op. cit.).
La disponibilidad de agua en el suelo determina la mayor o menor dificultad que tienen las
raíces para absorberla, de acuerdo al potencial hídrico total. A medida de que el suelo se seca, el
potencial se hace más negativo (el agua está más retenida) y aumenta la dificultad de las raíces
para absorber agua. La función que relaciona el potencial mátrico del suelo con el contenido
hídrico se denomina “curva de capacidad hídrica”. A los fines de ejemplificar este concepto se
presenta la Figura 8.
50%
Contenido 45%
hídrico (gr.gr-1)
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5% 0% -0,1 -0,33 -0,5
-0,7 -1,0 -7,0 -10,0 -20,0 -100,0
Tensión (b)
Figura 8. Relación entre potencial mátrico y contenido de humedad para tres tipos texturales.
Fuente: Lafi, S. et al (2011).
La relación entre succión matriz y contenido hídrico también puede variar entre los
horizontes del suelo. En la figura 9 se muestra las curvas de capacidad hídrica de un suelo de la
Serie San Isidro, para tres profundidades.
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40%
Contenido 35%
hídrico (gr.gr-1)
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
-0,1 -0,33 -1,0 -5,0 -15,0
Tensión (b)
TEMA 2
A. Medición del agua en el suelo. Medición directa: método
gravimétrico. Mediciones indirectas: dispersión de neutrones,
sensores capacitivos, tensiómetros. Distintas formas de expresar
la humedad de suelo.
El contenido de agua en el suelo se puede determinar por distintos métodos, que se
pueden clasificar en forma genérica en directos e indirectos. La elección del método dependerá,
entre otros, de los siguientes factores: objetivo de la medición, la superficie en estudio, el grado de
precisión requerido, frecuencia, el equipamiento y personal disponible.
El método gravimétrico es una medición directa del contenido de agua en el suelo, que se
basa en la determinación del peso de agua contenido en la masa de sólidos de una muestra del
suelo. Este es el método de referencia. El contenido de agua en el suelo se calcula por la siguiente
expresión:
Se toma una muestra de suelo (Figura 10) y se seca totalmente, midiendo por diferencia de
pesada la cantidad de agua perdida. El proceso de secado se hace normalmente en estufa a una
temperatura de 105 a 110 °C hasta que el suelo pierde totalmente su humedad (peso constante),
proceso que usualmente dura entre 24 y 48 horas. La temperatura de secado no debe ser
demasiado alta, pues aproximadamente a 165° C comienza la pérdida de agua estructural de las
arcillas y entre 200 y 300 °C se produce degradación de la materia orgánica.
Es un método muy preciso, ya que es una medición directa del contenido de agua en el
suelo. Puede señalarse la desventaja que presenta en mediciones de rutina, pues el agua que
penetra por los orificios que quedan como consecuencia de la extracción de muestras, suele
alterar el contenido hídrico de las capas adyacentes al mismo cuando se produce una lluvia o un
riego. Además, no es posible realizar dos mediciones cronológicamente consecutivas sobre la
misma muestra, con lo cual agrega otro error experimental debido a la heterogeneidad del suelo
(Lafi, S. et al, op. cit.).
20
Figura 10. Muestreo de suelos con barreno para determinación del contenido hídrico.
Fuente: INTA EEASE (2011)
Dispersión de neutrones
Para la utilización de la sonda es necesario hacer una calibración previa para las
condiciones locales. Para ello es necesario realizar una regresión lineal con los valores de
21
neutrones termalizados y con los contenidos de humedad del suelo obtenidos gravimétricamente.
Cuanto mayor es el rango de humedad del suelo en el cual se han obtenido mediciones con la
sonda, mejor es la calibración obtenida.
La sonda es tubular, protegida por una carcasa de plomo, y consta de un emisor (Am-Be) y
de un receptor de radiación neutrónica unido a un contador (Figura 11). En los lugares donde se
quiere medir se coloca un tubo de acceso de aluminio o plástico, por donde se baja la sonda hasta
la profundidad deseada. La lectura se realiza luego de que se estabiliza el conteo.
Sensores de Capacitancia
Figura 13.
Sonda de
capacitancia
Diviner ®.
Instalación a
campo
Fuente:
www.viarural.com.ar
Se efectúa con el tensiómetro, instrumento que consiste en una cápsula porosa unida a un
vacuómetro por medio de un tubo con cierre hermético. La cápsula porosa se coloca en íntimo
contacto con el suelo a la profundidad deseada, y se rellena el aparato totalmente con agua
destilada a la cual se le ha extraído el aire que pudiera tener disuelto, cerrando luego
herméticamente. Este sistema se equilibra con el suelo en términos de ψm, y entonces la lectura
del vacuómetro indica el valor de ψm. El rango de medición está normalmente entre 0 y 0,8 bares
(0 a 80 centibares [cb]), que es el adecuado para controlar suelos regados. Con valores menores
de potencial, suele producirse discontinuidad de la columna por formación de burbujas, y en tal
caso no puede hacerse la lectura correctamente (Figura 15). (Lafi, S. et al 2011).
Los sensores tipo Watermark ® (Figura 16) se basan en que la resistencia de dos
electrodos insertos en un bloque poroso es proporcional al contenido de agua. Así, a medida de
que el bloque está más húmedo, la resistencia eléctrica medida entre los dos electrodos es menor.
Este tipo de sensor reúne las características de la tensiometría y el conocido bloque de yeso.
Tiene un rango de medición de potencial mayor al del tensiómetro, pudiendo registrar hasta 200
cb.
24
TEMA 3
c
d
AIRE
b
Z
AGUA
a
SOLIDOS
Para el cálculo del contenido de Humedad del Suelo ( θ ) expresado en porcentaje de peso
seco (%gr/gr), se utiliza la siguiente ecuación:
Para el cálculo del contenido de Humedad del Suelo (θ ) en base a volumen (%vol/vol),
tenemos::
3
Da (gr/cm ) = masa del suelo seco / volumen bruto de suelo [12]
A través de la siguiente ecuación se calcula la Porosidad del suelo (P) o el Contenido de
agua a saturación en porcentaje de peso seco (%gr/gr) expresado en porcentaje:
A través de las anteriores ecuaciones y considerando que la densidad del agua es 1,0
3
gr/cm , la ecuación que se la utiliza en la práctica para el cálculo de lámina de agua en el suelo es:
Figura 18. Esquematización sobre el trabajo que deben realizar las plantas para extraer
el agua del suelo a diferentes contenidos.
Fuente: Casanova (2007).
Agua Higroscópica
Agua capilar
El agua capilar es la fracción del agua que ocupa los microporos, se mantiene en el suelo
gracias a las fuerzas derivadas de la tensión superficial del agua. Esta fracción del agua es
utilizable por las plantas, es la reserva hídrica del suelo.
Agua gravitacional
El agua gravitacional es la fracción del agua que ocupa los macroporos del suelo,
saturándolos o no. Esta fracción del agua en el suelo se mueve impulsada por la fuerza de la
gravedad, la que tiende a desplazarla hacia abajo. Esta fracción del agua del suelo puede
temporalmente ser utilizada por las plantas mientras se encuentre en el estrato del crecimiento de
raíces de las plantas.
Saturación
La Saturación de un suelo se alcanza cuando el agua llena todos los poros desalojando al
aire. Si la situación se prolonga las plantas mueren por asfixia de las raíces.
La capacidad de campo (CC) es la máxima cantidad de agua que un suelo puede retener
en contra de la acción de la gravedad. Los poros pequeños retienen agua en contra de la fuerza
de la gravedad, y los macroporos están en buena parte ocupados por aire, y representa para fines
prácticos, el límite superior de agua que puede estar disponible para las plantas. La CC es un
estado definido imprecisamente, ya que el momento en que un suelo inicialmente saturado deja de
perder agua es un momento difícil de definir (Figura 19). En el inicio el drenaje es muy rápido, pero
después comienza una fase de drenaje lento que puede durar hasta 15 días. El tiempo que se
considera para que el drenaje sea despreciable, se ha fijado arbitrariamente en 2 o 3 días después
del riego, lo cual no es cierto para algunos suelos.
Figura 19. Curva de humedad del suelo con el punto de inflexión que determina la
Capacidad de Campo (CC) del suelo después del riego.
27
Figura 20. Potencial agua de la hoja de alfalfa antes del amanecer (pre-alba) y a la tarde en
diferentes fechas para un cultivo de alfalfa regado y otro sometido a estrés hídrico. Adaptado de
Guitjens (1990).
Por lo tanto, el agua disponible total (ADT) es el agua retenida por el suelo entre CC y el
PMP.
La lámina ADT representa la cantidad de agua que un cultivo puede extraer de su zona
radicular y cuya magnitud depende del tipo de suelo y la profundidad radicular. No toda el agua
disponible está fácilmente aprovechable por las plantas.
A pesar de que en teoría existe agua disponible hasta alcanzar el PMP, la cantidad de agua
extraída por el cultivo se reducirá significativamente antes de alcanzar dicho estado. Cuando el
suelo contiene humedad adecuada, el mismo es capaz de suministrar el agua con suficiente
velocidad para satisfacer la demanda atmosférica al cultivo, por lo que la extracción del agua será
igual a la evapotranspiración del cultivo (ETc). A medida que disminuya la cantidad de humedad en
el suelo, el agua será retenida más fuertemente a la matriz del suelo y será más difícil de extraer.
Cuando el contenido de humedad del suelo esté por debajo de cierto valor umbral, el agua del
suelo no podrá ser transportada hacia las raíces con la velocidad suficiente para satisfacer la
demanda transpiratoria y el cultivo comenzará a sufrir de estrés. Si este estrés se mantiene en el
tiempo, la producción del cultivo será significativamente menor a la esperada, especialmente si
esta situación se produce durante un período crítico. La fracción de ADT que un cultivo puede
extraer de la zona radicular sin experimentar estrés hídrico es denominada agua fácilmente
aprovechable (AFA) en el suelo:
donde AFA es el agua fácilmente aprovechable (extraíble) de la zona radicular del suelo
(mm), p es la fracción promedio del total de agua disponible en el suelo (ADT) que puede ser
agotada de la zona radicular antes de presentarse estrés hídrico (reducción de la ET) y varía entre
0 y 1.
El factor p varía de un cultivo a otro, desde 0,30 para plantas de raíces poco profundas, a
-1
tasas altas de ETc (> 8 mm*d ), hasta 0,70 para plantas de raíces profundas y tasas bajas de ETc
-1
(< 3 mm*d ). Un valor de 0,50 para p es utilizado comúnmente para una gran variedad de cultivos.
El valor de p depende del poder evaporante de la atmósfera, de la sensibilidad de los cultivos a la
escasez de agua, y de la etapa fenológica.
del agua del suelo (potencial matricial del suelo y la conductividad hidráulica asociada), que por el
contenido de agua. Debido a que potenciales matriciales similares pueden corresponder a distintos
tipos de suelos con diferentes contenidos de humedad, el valor de p es también función del tipo de
suelo (Tabla 5).
Tabla 5. Valores de referencia expresados en porcentaje de peso seco de suelo para diferentes
texturas de la Capacidad de Campo (CC), Punto de Marchitamiento Permanente (PMP) y Agua
Disponible Total (ADT). Fuente: INTA PROCADIS (1996).
CC PMP ADT
Textura
(%) (%) (%)
Arenosa 5-7 1-3 4-6
Umbral de Riego
Infiltración
Si en un suelo se agrega agua en superficie, en la capa superior los poros se llenan casi
totalmente con el líquido. Este comienza a moverse a partir de una zona de transición en
condiciones de flujo insaturado siguiendo el gradiente de potencial, es decir, hacia las capas más
profundas del suelo. Las fuerzas mecánicas actuantes son principalmente el potencial mátrico
(ψm) y, en menor medida, el potencial gravitatorio (ψg).
El patrón de distribución de humedad cambia según las características físicas del suelo. En
la Figura 21 se puede observar el proceso de infiltración en un suelo arenoso y uno arcilloso, para
diferentes tiempos acumulados. Es evidente que el cambio de contenido de agua en la zona de
humedecimiento es más gradual en el suelo arcilloso que en el arenoso.
Figura 21. Patrón de distribución de la humedad en el suelo en función del tiempo de infiltración en
suelos de textura diferente. Adaptado de Grassi (1998).
31
Velocidad de infiltración
La velocidad con que el agua se incorpora al suelo por el proceso de infiltración depende
fundamentalmente de:
a) el gradiente de potencial mátrico y gravitatorio, con preponderancia del primero en las etapas
iniciales y medias del proceso, y del último en la etapa final. El gradiente hidráulico tiene efecto
solamente en el movimiento del agua en la zona de saturación.
b) los valores de conductividad hidráulica en condiciones de flujo saturado e insaturado, en cuya
determinación tiene influencia:
c) la geometría del espacio poroso y su estabilidad frente al agua;
d) las características del fluido, principalmente densidad, viscosidad y composición físico-química.
e) las características del perfil del suelo, principalmente textura, estructura (grado y estabilidad),
coloides (tipo, cantidad y estabilidad frente al agua), estratificación, presencia de capas limitantes,
humedad actual (contenido y distribución en el perfil), salinidad, pH, temperatura, laboreo,
actividad radicular, actividad de la fauna y la microflora.
Existen algunas ecuaciones que relaciona la lámina infiltrada acumulada (d) y la velocidad
de infiltración (i) en función del tiempo (t). La velocidad de infiltración disminuye con el tiempo y
tiende a alcanzar un ritmo constante.
Lámina acumulada
m
d=k*t [17]
donde d (mm) es la lámina acumulada en el tiempo t (min) y k es una constante que
depende de las condiciones iniciales del suelo, especialmente textura, estructura y contenido
hídrico. Y el exponente m cuyo valor depende de la estabilidad del espacio poroso frente al agua.
m-1 n
i = 60 * k * m * t =K*t [18]
-1
donde i es la velocidad de infiltración instantánea (mm*h )
K = 60 * k * m [19]
-1
n=m [20]
Velocidad media de infiltración
-1 m n -1
im = d (mm) * t (hr) = (k * t * 60) * ( t = 60 * k * t ) [21]
Infiltración básica
Existe un valor de tiempo (t) a partir del cual la curva de velocidad instantánea se hace
asintótica al eje “X”, es decir que a partir de allí los cambios en la velocidad son suficientemente
pequeños como para no ser tenidos en cuenta. A los fines de riego, se considera que ese valor se
alcanza cuando la derivada de la velocidad de infiltración instantánea (i) con respecto al tiempo
toma un valor igual a – 0,1:
-1 m-2
(δ i) * (δ t) = k * m * (m-1) * 60 * tb = -0,1 [22]
Despejando el tiempo básico (tb), se calcula el valor de la infiltración básica (ib) utilizando la
ecuación [18] de la velocidad de infiltración instantánea.
En el trabajo a campo, normalmente se sugieren dos pruebas: una con suelo seco y otra
con suelo húmedo. Una buena aproximación es realizar la prueba de infiltración cuando el suelo se
encuentre aproximadamente en el contenido de humedad al cual se aplicará normalmente el riego,
por ejemplo, al 50% del ADT. Esta regla es válida en especial para suelos pesados que se
contraen y se agrietan al secarse, debido a la relación que parece existir entre la contracción y el
descenso del nivel de humedad del suelo.
33
Otro factor que afecta la infiltración es el método de riego utilizado. En riego por aspersión y
goteo el agua penetra inmediatamente en el suelo al llegar a la superficie. En los métodos de riego
por superficie, el agua fluye sobre la superficie del terreno por cauces de diferente ancho y forma,
o sea por diferente área efectiva para la infiltración.
Un ejemplo claro de esto son las melgas y los surcos, donde el área mojada en las melgas
está dada por una lámina delgada de agua sobre la superficie, mientras que en el surco esto
ocurre parcialmente siendo el área mojada menor que la anterior, necesitando un mayor tiempo de
contacto para lograr que infiltre la misma lámina.
Las condiciones hidráulicas del surco, las cuales dependen del caudal, tamaño del surco,
pendiente, forma y rugosidad del cauce, determinan el perímetro mojado y, por ende, el área de
entrada de agua. La unión de las áreas humedecidas en surcos adyacentes, debido al movimiento
lateral del frente húmedo, puede también afectar la velocidad de infiltración (Figura 23).
Figura 23. Patrón de infiltración en un surco en función de los tiempos crecientes de aplicación del
agua. Adaptado de Grassi (1998).
BIBLIOGRAFÍA
ALLEN R. G.; PEREIRA L. S.; RAES D.; SMITH M. 2006. Evapotranspiración del Cultivo - Guías para la
determinación de los requerimientos de agua de los cultivos. Estudio FAO Riego y Drenaje 56.
Roma.
CASANOVA, M., Vera, W., Luzio, W. y Salazar, O. Edafología, Guía de Clases Prácticas. Universidad de
Chile, Facultad de Ciencias Agronómicas, Departamento de Ingeniería y Suelos. Santiago, Chile.
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