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LA ECONOMÍA Y LA CONSTITUCIÓN DEL ESPACIO DISCIPLINAL DE LA ADMINISTRACIÓN

Scarano, Eduardo R. (CIECE, FCE-UBA)

Introducción

Las disciplinas tienen relaciones unas con otras, las cuales pueden ser muy simples o complejas. Un
caso del primer tipo es la utilización de un formalismo lógico para argumentar en otra disciplina, un
caso del segundo tipo es un vínculo inter o transdisciplinartio entre ellas.
La economía tiene relaciones muy estrechas con la teoría de la gestión pues algunas de las
entidades y las perspectivas con las que las estudian ambas disciplinas son similares sino idénticas;
así, la empresa –la firma- o las demandas de los individuos que la firma debe satisfacer. En una
rápida aproximación ambas parecen confundirse en el estudio del mismo objeto; la mayoría de los
conceptos y subteorías de la gestión parecen indistinguibles de la economía. Por lo tanto, cabe
preguntarse acerca de la individualidad disciplinal de la gestión; ¿la administración es más que la
economía o se reduce a ella? La respuesta que se da a esta pregunta genera a su vez otras nuevas.
Nuestro interés es restringirnos a la primera para examinar la manera en que la economía se vincula
y posibilita –es un recurso pero no el único- la teoría de la gestión y cómo esta se plantea auténticos
problemas nuevos que exceden el enfoque económico.
Básicamente se examinan cuatro vínculos entre la economía y la administración. Un primer vínculo
consiste en los préstamos que la administración literalmente toma de la economía -teoría de la
decisión, de la demanda, de las finanzas. Desde este punto de vista la gestión parece diluirse en la
economía.
Un segundo vínculo, lo constituyen los desarrollos de la administración como tecnologías asociadas a
la teoría económica. Existen elementos de la gestión que consisten en desarrollos tecnológicos a
partir de elementos predominante o exclusivamente económicos.
Un espacio propio para la gestión surge cuando desarrolla aspectos que la economía toma como
dados, no los explica, o solo ofrece una solución teórica en base a la cual es imposible realizar en
una explicación o predicción detallada, así, por ejemplo, surge el marketing.
Una cuarta manera de vincular ambas es por vacío conceptual y teórico. La economía estudia las
firmas, sin embargo, las considera de una manera muy limitada. Este es uno de los espacios de los
que no habla la economía y han sido abordados por la gestión.
La tesis principal a sustentar en este trabajo es que la gestión –o administración- constituye por lo
menos actualmente un recorte disciplinal autónomo debido a la existencia de esos cuatro tipos de
vínculos, especialmente de las dos últimas clases que señalamos.
La estructura expositiva que se seguirá refleja el examen de cada uno de estos cuatro vínculos. En la
segunda sección se abordará el examen de los préstamos que la gestión toma de la economía; en la
tercera se examinan las tecnologías asociadas a conceptos predominantemente económicos; en la
cuarta el desarrollo de los fenómenos a los que la economía alude pero no explica; la quinta el
desarrollo de conceptos y problemas nuevos y diferentes de los económicos para estudiar fenómenos
que ambas comparten –empresas, intercambios, etc.; y finalmente en la sexta sección, se explicitarán
las conclusiones.

II. Los préstamos de la economía a la gestión

Los préstamos de la economía a la gestión son, como entre dos disciplinas cualesquiera, múltiples.
Pueden ser conceptuales, metodológicos, modelísticos, y un sin número más. Uno de los préstamos
más nítidos consiste en fragmentos o teorías enteras.
El caso más claro de importación de la economía a la administración lo constituye la teoría de la
decisión que es desarrollado por la economía como paso previo a las restricciones necesarias para
utilizarlo en la teoría de la demanda del consumidor. La teoría de la decisión se ha generado en el
transcurso de la evolución de la teoría económica, específicamente en un período determinado -el
marginalismo. Además, esta teoría afecta no solo a la economía y a la gestión sino que va más allá:
desde la economía se propone un modelo general explicativo de la acción para todas las disciplinas
sociales.
La teoría de la decisión surge a partir de la evolución de la teoría económica. William Stanley Jevons
[1871] revolucionó la teoría económica al basarla en el concepto de utilidad que tomó de Bentham.
Modificó al concepto objetivo de utilidad y la hizo relativa al agente, un concepto subjetivo. El
potencial de la teoría de la utilidad como una teoría de la acción, tal cual la había formulado Bentham
–aunque él solo la aplicó a la ética- se mostró plenamente en el ámbito económico.
Sin embargo, para formularse cabalmente como teoría de la decisión, debería sufrir otra
transformación impulsada por la imposibilidad de deducir de cualquier orden de bienes económicos
una función de utilidad que implicara una escala de medición proporcional igual a la de peso o
longitud. La utilidad se ordinaliza –implica una escala ordinal- y se vuelve obvio que la estructura de la
decisión del agente económico ahora puede extrapolarse a otros campos, a cualquiera, de la acción
humana,al menos en las decisiones bajo certeza. La dificultad hasta ese momento era la
imposibilidad de sostener que toda acción moral, política, social, podía cuantificarse con una escala
proporcional, es decir, que se pudiera afirmar cuánto mayor es una acción (moral, política, social) que
otra. Este último paso se debe a Vilfredo Pareto [1927]. Se puede pasar de una función de utilidad
(cardinal) a una escala de preferencias pero la inversa no está garantizada [cfr. Hicks y Allen, p.52-3].
La teoría de la decisión suele denominarse también teoría de la racionalidad; un agente económico
actúa racionalmente, o es simplemente racional, si satisface los axiomas que la caracterizan: la
transitividad, la completidad, y en un sentido más intrínsecamente económico, la ley de maximización.
Con suposiciones adicionales se obtendrán explicaciones y predicciones acerca de conductas
nítidamente económicas, por ejemplo, en el contexto de la teoría del consumidor. La teoría de la
decisión no es una propuesta que desde la gestión u otra disciplina se exporta a la economía; bien
por el contrario, desde la economía irradia a las restantes disciplinas. Es decir, la gestión no tuvo que
generalizar la decisión del agente económico a cualquier decisor, ya la encontró generalizada.
Se ha examinado el caso de la teoría de la decisión bajo certidumbre pero igual sería el caso si se
generaliza para el caso del riesgo o incertidumbre que se desarrolló posteriormente [von Neumann y
Morgenstern].

III. Tecnologías (de gestión) fundamentadas en teorías económicas

Este es un aspecto más prometedor que el anterior para sostener un dominio propio del saber
administrativo. Cabe, sin embargo, señalar que constituye un espacio para comprender qué aporta la
gestión que otros saberes no brindan y vislumbrar la posibilidad de su desarrollo a nivel científico (si
ya no lo tuviera).
El componente esencial para pasar de la ciencia básica o aplicada a la tecnología lo denominamos la
especificación de la ciencia al dominio humano o humanización de la ciencia, en el sentido de
relativizar a sistemas humanos específicos las leyes científicas. La cuña tecnológica es toda la
porción de conocimiento no reductible a conocimiento básico, para simplificar, a leyes. Forma parte
de esta cuña diversos componentes, el más importante son las especificaciones que vinculan a un
artefacto con características humanas, ya que finalmente, la tecnología pertenece exclusivamente al
dominio de lo humano. Así, para conseguir el diseño de un artefacto se aplican al conocimiento
suministrado por la ciencia básica especificaciones humanas y otras clases de conocimientos. No es
suficiente producir un efecto sino producirlo para uso del hombre, para que no lo destruya o actúe
dentro de ciertos rangos. Esto implica sumar a las condiciones usuales que introducen las leyes de
las teorías condiciones especiales para que se produzca un efecto deseable, es decir, en un rango
dado o con una permanencia establecida, etc. Estas “nuevas” condiciones de funcionamiento pueden
implicar tanto versiones especiales de las leyes como hipótesis o conocimientos de especie diferente
a la del conocimiento básico.
Otra de los mecanismos es volver aplicable la teoría a situaciones reales. Las teorías científicas son
sumamente abocetadas y los modelos simplifican la realidad con el fin de poder formular leyes, por
ejemplo, suponen sistemas aislados en los que operan solo los factores que aparecen en sus
antecedentes. Al operar en sistemas reales intervienen otros factores. Aislar el sistema real para que
opere el factor descripto en el consecuente de la ley, o bien, el conocimiento hipotético, no legal, por
el que se debe reformular las leyes para adaptarlas a los sistemas reales incorpora condiciones e
hipótesis, factores y relaciones no reducibles a conocimiento básico.
En general, entonces, una tecnología está integrada por,

1. Conocimiento teórico
2. Técnicas científicas
3. Conocimiento experto
4. Conocimiento común y persuasivo
5. Componentes legales y normativos
6. Componentes filosóficos y éticos
7. Componentes políticos
8. Interacción con otros subsistemas
9. Diseño del artefacto (planificación)
10. Aspectos organizacionales para sustentar el diseño
11. Mantenimiento
Algunos pueden ser vacíos (excepto 1 o 2) y algunos del listado 3-10 pueden paulatinamente
convertirse en conocimiento básico, pero hay barreras imposibles de remover por cuanto no toda la
realidad está sometida a leyes. Así, siempre habrá cuña tecnológica, siempre habrá tecnología al
menos por esta razón.
La gestión siempre está vinculada con la tecnología, del 9 al 11, en razón de que por no ser
espontáneos como los objetos naturales, un artefacto siempre supone planificación implícita o
explícita, diseño organizacional o uso del existente para obtener el artefacto o conseguir que siga
funcionando, y su mantenimiento.
Las tecnologías de gestión de base económica, niveles 1 y 2, son muy frecuentes y se muestran, por
ejemplo, cuando se examina la teoría de las decisiones o el marketing. Así, los estudios de mercado
para establecer la demanda, la política de venta de un bien, la gestión de la marca o de los canales
de venta son unas pocas ilustraciones de este fenómeno.

IV. Explicaciones de conceptos económicos fuera de la economía

La microeconomía al elaborar la teoría de la demanda deriva la demanda individual y vía agregación


determina la demanda agregada. Entonces, ¿qué sentido tiene la teoría del marketing si su problema
central ya está resuelto?, ¿se trata simplemente, como en el caso de la teoría de la decisión, de una
exportación de la economía a la gestión? Escuetamente se puede decir que la respuesta al problema
por parte de la economía solo es una respuesta en principio; el marketing, sin embargo, consigue
esos resultados. En pocas palabras, el marketing existe por los límites de la economía misma.
A continuación se presentan solo tres de esas limitaciones. La primera se denominará, las
limitaciones de los factores inexplicados de la demanda. Hay fenómenos que son necesarios tener en
cuenta para explicar en economía pero ellos mismos no son explicados dentro de esta teoría; por
ejemplo, las preferencias de un agente. Si se consiguiera, la economía sería enormemente más
explicativa, predictiva, y en consecuencia, más potente de lo que es hoy.
Hay otra limitación de muy diferente naturaleza, las limitaciones de la complejidad. En los sistemas
complejos puede darse la siguiente situación, a pesar de conocer las leyes del sistema, sin embargo,
no se las puede utilizar para explicar (predecir) en detalle una situación concreta porque no se logra
conocer a tiempo todos los antecedentes necesarios para aplicar las leyes conocidas. Hayek [1967]
ha discutido esta situación en economía que produce explicaciones o predicciones imperfectas
denominadas patrones de explicación (predicción). Por ejemplo, se puede (explicar) prever que habrá
variaciones estacionales en la demanda de ciertos bienes en un mercado estable, pero no
exactamente el porcentaje de esa variación, solo se puede señalar la tendencia.
La tercera limitación es la inexplicabilidad (endógena) del cambio tecnológico. Si se consideran los
procesos económicos desde el lado de la oferta, la curva respectiva vale mientras permanezcan
constantes los factores que influyen en los costos de producción del bien examinado; estos factores
son la tecnología y los precios de los insumos necesarios para producir el bien. Cuando la tecnología
cambia desplaza hacia el origen la curva de la oferta, hay un cambio o desplazamiento de la curva
misma; para un mismo precio aumentan las cantidades ofrecidas de ese bien. Dado que la utilidad
para el consumidor o el oferente son obvias, ¿cómo pasar de una a otra curva de oferta? No hay ley o
principio económico que lo justifique. Los cambios tecnológicos vienen dados exógenamente.
¿Cómo podría un empresario influenciar en las condiciones no explicadas descriptas para optimizar el
cálculo económico? El objetivo del marketing consiste en proponer métodos para manejar estas
condiciones no explicadas, enfrenta aquello que la economía no resuelve, se constituye intentando
modificar factores a los cuales la microeconomía recurre pero no explica.
En resumen, el dominio del marketing queda circunscripto principalmente por el abordaje de los
factores que la economía no explica (aunque supone) o de lo que explica pero no determina
(demanda agregada) y de la gestión de los aspectos organizacionales que se desprende de la
consecución de estos objetivos, de manera que su responsabilidad consiste en formular y contrastar
herramientas para inducir modificaciones capaces de aumentar de satisfacción del consumidor y la
utilidad del empresario.

V. Extensiones sin mercado de la teoría de la firma

En este apartado se dirigirá la atención al problema de la suficiencia en economía del enfoque de la


teoría de la firma para comprender su objeto principal –la empresa- y, especialmente, los aspectos
implicados por su gestión. Como rasgo diferenciador tendremos presente ante todo si es el mercado
que en cualquier situación organiza la firma.
A continuación se presentan dos perspectivas novedosas que van más allá del enfoque neoclásico, e
incluso, del enfoque de mercado y señalan un campo de problemas y soluciones para ser abordadas
por la administración.
La primera es la eficiencia X de Liebenstein [1966] para quien la teoría neoclásica reconoce
únicamente aquella que denomina “eficiencia de asignación”. Se puede observar sin dificultad que
firmas semejantes, es decir, firmas que poseen la misma mano de obra y la misma tecnología sin
embargo producen resultados muy distintos en cuanto a productividad y a calidad de los productos.
La solución de este autor al enigma planteado reside en el tipo de organización en cada una de las
firmas, es decir, la explicación reside en un factor no tomado en cuenta por la teoría neoclásica y que
no es objeto de transacción en el mercado. Dos firmas semejantes pueden comprar en el mercado n
unidades de trabajo, sin embargo, no está garantizado que ambas firmas obtengan la misma
productividad de esas unidades. Existe un factor, el factor X, no considerado por la teoría de la firma
neoclásica que explica la eficiencia o ineficiencia: el factor organización.
La idea que las firmas consiguen automáticamente un estado óptimo, un empleo óptimo de sus
recursos es una ficción simplificadora y cómoda pero al costo de no reconocer la importancia de la
intervención del factor clave organizativo que puede en ciertas circunstancias obtener el óptimo del
empleo de los recursos.
Una de las maneras de ver lo anterior es exponerlo como una réplica al lema “el mejor asignador de
recursos es el mercado” y a la luz de ese análisis afirmar “el mejor asignador de recursos es la
organización”.
La segunda es de Coase, quien a comienzos de la década de los treinta advirtió la insuficiencia de los
mecanismos de mercado para comprender la firma. La teoría de la firma se ocupa de lo que ocurre
entre la compra de los factores de producción y la venta de los bienes que se producen con estos
factores, todo el resto se ignora. Denomina a esta concepción de la firma, una caja negra, la firma
existe pero le falta substancia –la firma punto- y a la teoría económica respectiva, economía de
pizarrón [cfr. Coase, p.714]. La mayoría de los recursos en al economía contemporánea son
empleados dentro de las firmas y su uso depende de decisiones administrativas no de decisiones de
mercado, “la eficiencia del sistema económico depende considerablemente de cómo las firmas
conducen sus asuntos” [Coase, p.714; traducción nuestra].
¿Por qué existen otros mecanismos de coordinación, como los recién señalados, si el sistema de
precios según ciertos economistas es suficiente? Para Coase usar el sistema de precios tiene un
costo a través de las negociaciones que deben llevarse a cabo, los contratos que deben redactarse,
las solución de las disputas, etc. Esos costos luego fueron conocidos como costos de transacción, y
“su existencia implica métodos de coordinación alternativos al mercado.” [Coase, p.715, traducción
nuestra].
Esta explicación suministra adicionalmente las razones para la existencia de la firma y su papel en la
asignación de recursos por decisiones administrativas. La firma debía planificar para continuar
existiendo porque conseguía de esta manera un costo más bajo que si las transacciones se hicieran
por el mercado o por otra firma. Se consiguen mercados eficientes solamente si hay firma de tamaños
adecuados que contengan áreas que planifiquen. La firma emerge debido a los costos de
transacción. [cfr. Coase, p.716].
En este parágrafo se ha detectado un área problemática vacante, es decir, no es todavía asumida por
la economía y ha sido apenas explorada sistemáticamente hasta ahora por la teoría de la gestión.

VI. Conclusiones

Se han expuesto cuatro maneras de constituir o reforzar un espacio disciplinal para la gestión a patrtir
de la economía. Por supuesto que se podría hacer lo mismo partiendo de otras disciplinas pero se ha
enfatizado en la economía por la proximidad de objeto, conceptos y métodos que ambas tienen.
La primer manera de vincularse que se ha examinado consiste en los préstamos de la economía y
que la gestión hace suya, como la teoría d ela decisión.
El segundo vínculo que se examinó corresponde a las tecnologías de gestión generadas a partir de la
economía. La tecnología es la aplicación del conocimiento científico a objetivos humanos; se produce
el fenómeno que se denominó cuña tecnológica y es típico tanto para las ciencias naturales y
biológicas como para las sociales o culturales y, como parte de estas, para la economía. La
tecnología aplica el conocimiento científico sustantivo y el método científico y además posee otros
componentes que se describieron. Algunos son típicamente de gestión, como la planificación o el
mantenimiento del artefacto, puesto que no son objetos espontáneos, naturales, sino producidos.
La tercer manera de vincularse es a través de algunos límites que posee la economía y que la gestión
remueve “explicándolos”. Hay varias maneras en que esos límites se dan pero lo interesante, y que
de manera obvia colabora en la obtención de un campo propio para la gestión, es que algunos son
removidos por la administración. La gestión construye conceptos y medios para remover los límites
de la economía mencionados. No lo hace simplemente generando una teoría más amplia o por
reducción de teorías sino construyendo teorías y modelos diferentes.
El rasgo diferencial entre ambas disciplinas se advierte de manera especial en el cuarto vínculo
examinado. Hay fenómenos típicos de los recursos de las firmas que no son asignados por el
mercado sino por la organización y de los cuales la teoría económica dominante, la neoclásica, no
puede o quizás no pretende –como señala Machlup- explicar. Así constituyen claros ejemplos los
comportamientos para disminuir o evitar costos de transacción o conseguir la eficiencia X.
Los vínculos examinados muestran, por una parte, que la economía es uno de los fundamentos más
sólidos de la teoría de la gestión, en gran parte constituye el cemento filosófico, metodológico y
conceptual de esta disciplina. Por otra parte, instrumentos forjados en su seno pero que exceden su
ámbito –la teoría de la decisión-, su transformación en tecnologías, la generación de respuestas a
problemas que la economía no da y elaboradas en otros términos, más la elaboración procedimientos
sin la intervención del mercado para asignar recursos en la empresa o entre empresas, la distinguen
nítidamente de la economía y forjan un espacio propio disciplinal: el ámbito disciplinal de la gestión.

REFERENCIAS

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