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Neurosis

Según Laplanche- Pontalis, las neurosis se consideran como una “afectación psicógena, cuyos síntomas son la
expresión simbólica de un conflicto psíquico que tiene sus raíces en la historia del sujeto y constituyen
compromisos entre el deseo y la defensa.
Dentro de la semiología (conducta y síntomas) de las neurosis se pueden considerar las anomalías de la
actividad sexual, alteraciones del humos, trastornos de sueño, astenia o fatiga neurótica, estigmas o trastornos
funcionales neuróticos como la enuresis, tartamudez, tics, etc.
En la neurosis la idea incompatible, el recuerdo traumático placentero- displacentero era despojada de su afecto.
En estos casos el afecto se convierte en una inervación somática (Histeria) o se desplazaba a otra representación
(NO), pero la idea o pensamiento original, el recuerdo traumático en si mismo permanecía en el psiquismo, por
mas oscurecida, debilitada y aislada que estuviese.
En las neurosis la idea es un recuerdo ligado al placer- displacer de naturaleza traumática.
La lucha estructural es entre en Yo y el Ello.
Se caracteriza por el funcionamiento secundario del aparato psíquico; este proceso secundario, se rige por la
“identidad de pensamiento”, identidad que permite conservar al máximo los principios básicos de la lógica
formal tradicional; identidad, no contradicción y tercero excluido.
La caga de la libido en las neurosis al abandonar al objeto original, que se une a un sustituto del mismo o queda
en estado “flotante”.
Mantiene la libido adherida a los objetos de la fantasía -la introvierte-. El yo del neurótico actúa identificado
con objetos simbolizados y los significa como ligados al deseo y a la estructura edipica.
El neurótico mantiene la carga incc de la representación.
Para el neurótico la simbolización está más ligada a las propiedades de la cosa y cuenta con una
barrera(represión, censura) entre el símbolo y lo que este simboliza.
El neurótico pierde la carga precc de la representación verbal, pero mantiene la carga incc de la representación
objetal.
La realidad al igual que en la psicosis, es atacada por el neurótico. El ataque a la realidad es secundario a la
lucha contra ello peligroso y todo lo que en la realidad sirve para cumplir su tentación. Primero hay una lucha
entre el ello y el yo por los deseo peligrosos, y segundo hay una ruptura con la realidad que se rechaza. Es decir
que ataca la parte de la realidad que sirve a su satisfacción libidinosa y por lo tanto se aparta de ella, como en el
caso del fóbico. El neurótico evita lo real como consecuencia de la represión de un deseo que se cumpliría en lo
real.
El neurótico renuncia a la realidad natural, renuncia a ver en su madre a una mujer y asi puede entrar en el
orden simbólico cultural.
Tanto en la psicosis como en la neurosis hay un intento de sustitución posterior a la perdida de la realidad; en la
neurosis la sustitución gira alrededor de la introversión misma de la libido al mundo fantástico y la retracción es
solo de la carga de la representación verbal precc; pudiendo así jugar fantaseando con la realidad.
Para Fairbairn lo neurótico aparece siempre como un conjunto de técnicas defensivas, intentos de manejo de
una disociación de base que protege contra las dos grandes tragedias que amenazan mentalmente al sujeto, la
tragedia esquizofrénica y la tragedia melancólica.
Cuatro defensas neuróticas para poder manejar y mantener la disociación instrumental de base son:
1) la histérica, en la cual lel objeto malo es colocado en una parte del cuerpo ligada a lo genital, mientras q lo
bueno se externaliza colocándolo en otra personas con las que se mantiene un vinculo idealizado con
exclusión de lo sexual.
2) la paranoide, en la cual el objeto malo es proyectado al exterior colocándose lo bueno en el propio sujeto que
deviene identificado con él, incrementando así megalomaniacamente su autoestima.
3) la obsesiva, en donde el objeto bueno y malo están incorporados al sujeto que cavila entre desembarazarse o
no de ellos.
4) la fóbica, en la cual el objeto bueno y malo están externalizados y el sujeto oscila entre el sedeo de entrar en
el objeto vivido como bueno para al mismo tiempo evitarlo y huir cuando lo vive como malo.

Psicosis
El proceso psicótico se origina en una decepción- frustración temprana, provocada por un trauma originario que
conlleva la vivencia de muerte y trae un sentimiento de aniquilación.
Este trauma para el esquizofrénico se trata de la pérdida del objeto sensible de la mirada de la madre como
unificador del Yo, en cuanto a los órganos sensoriales. Esta mirada hace de factor intrinsecal que une las
diferentes zonas erógenas. La vivencia es la del fin del mundo y su respuesta es la indiferencia (como afecto) y
el negativismo (como conducta)
Para el melancólico, el trauma consiste en la perdida de una imagen expresiva, que luego será el Súper Yo
como instancia reguladora de afectos.
Para el paranoico, el trauma ocurre en la etapa anal, por la pérdida de una imagen en movimiento que le
confiere unidad.

El sujeto psicótico cae en un retiro parcial o total de su Yo de la realidad, sufriendo así la confusión alucinatoria.
Las psicosis alucinatorias no solo se despoja a la idea incompatible de su afecto, sino que la misma idea es
rechazada como si nunca hubiese arribado al Yo. La idea es fundamentalmente una percepción intolerante y de
allí que se une a un trozo de realidad exterior intolerable también, el que queda apartado de la idea o percepción
misma.
La lucha es entre el Yo y la realidad externa. Primero se produce una ruptura con la realidad, ya que esta es
insoportable porque no puede renunciar a los deseos del ello. Se lucha con la realidad sobre todo con aquel
aspecto que se opone al cumplimiento del deseo del ello. Luego trastoca la realidad para cumplir o creer que
cumple un deseo sin obstáculo alguno.
El psicótico renuncia a la realidad sociocultural, pero no puede hacerlo con la realidad natural, no elabora su
incesto, cuya represión defectuosa lo priva de cumplir adecuadamente cierto consenso sociocultural.
Tanto en Neurosis como en Psicosis hay una pérdida de realidad e intento de sustitución. En la psicosis la
sustitución es desde el narcisismo al que se retrajo, o sea desde mas allá de la carga incc de la representación
objetal, e intenta copar a lo real mismo. El psicótico ha perdido la capacidad del juego imaginario del “como
si.”
Se caracteriza por el predominio del funcionamiento primario del aparato psíquico. El proceso primario
funciona con la “identidad de percepción”, es decir tendiendo a buscar y a encontrar percepciones idénticas a las
de las primeras experiencias satisfactorias, sin importarle demasiado el encuentro con el objeto real de la
necesidad. Es una manera regresiva de funcionamiento del aparato psíquico. La carga perceptual en lugar de
hacerse desde afuera, desde el objeto real externo, se hace regresivamente, es decir, desde adentro del aparato
psíquico.
Psicosis paranoica: se trata de una proyección de los aspectos censurantes de la conciencia moral que ahora
persigue y vigila con voces y miradas al sujeto desde fuera. Así se culmina en la alucinación que recrea la
“identidad de percepción” buscada por el deseo en su intento por realizarse.
En la psicosis hay una ruptura de la barrera censora., que en la vida normal y despierta se encarga de proteger de
la irrupción de incc. Faltando esta protección, nuestro sistema consc quedaría invadido junto con el aparato
perceptual por las cargas de los deseos incc que lo dominarían con una constante alucinación.
En la psicosis la carga libidinosa abandona al objeto para hacerse narcisística. El psicótico coloca la libido sobre
su propio Yo. De allí la megalomanía que lo envuelve en sus actos y pensamientos.se vacía de todo lazo
significante con el objeto y se torna a un primitivo Yo corporal.
El psicótico pierde la carga incc de la representación; esto nos permite comprender la incapacidad de transferir
del psicótico, ya que para hacerlo necesita mantener por lo menos las cargas incc de los objetos intactas.
El lenguaje muestra la esencia del proceso primario y su efecto sobre las palabras. Se pierde en el tanto la
representación verbal como la representación objetal incc.
El mecanismo de defensa predominante es el de la Forclusion, que sería de desmentida del nombre del padre.
Para Lacan, la psicosis constituiría en un rechazo básico o primordial del significante fálico. El termino de
Forclusion enfatiza la imposibilidad de aceptar la castración y de simbolizarla en si misma a través de poder
aceptar la falta de pene en la mujer o la percepción de esa ausencia imaginaria, dejando el niño mismo de
identificarse imaginariamente con el falo materno. La imposibilidad de simbolizar implica una dificultad de
integrar el significante fálico al incc, significante que es básico en el deseo y que a su vez parecería dar sentido
y organización a todos los otros significantes.
El cumplimiento de deseos en el psicótico, podemos decir que porque “los cumple” queda excluido de su reino.
Cuando el deseo se “cumple”, el deseo se pierde y por eso el psicótico “mata a la gallina de los huevos de oro”,
en el momento mismo de lograrla.
La pregunta por el deseo no pasa por si el psicótico cumple más o menos su deseo que el neurótico, ya que el
neurótico porque no los cumple puede permanecer en su reino y el psicótico por “cumplirlo” lo pierde.
La conclusión al impedir que se sustantive el falo que representa al sujeto y a su deseo, impide que el psicótico
desee al inscribirlo en el goce imaginario de quien lo cumple. Pero así como el cumplimiento lo excluye del
deseo, el goce lo excluye del placer.
Al no poder simbolizar la castración, el falo, no permite fundar el incc como tal, ni reprimir, ni levantar la
represión, ya que la falta no tolerada aparece como presencia (generalmente alucinada) aparente en el lugar de
esa falta. Así la realidad del psicótico, “no le falta nada” y por eso mismo esta psicótico.
El símbolo se construye siempre sobre la FALTA del objeto o sobre un objeto que falta, y que paradójicamente
se constituye al mimo momento la simbolización. Esta simbolización queda inscripta no tanto en la relación a
un objeto natural definido y limitado, sino en relaciona una dialéctica particular entre un ausencia y una
presencia imaginaria en lo real, relación entre algo que falta y algo que esta que marcara siempre la cualidad del
objeto de la pulsión y del deseo. Por eso el deseo es el de la presencia de una ausencia de lo real, más que de un
real mismo.
El juicio de realidad se da como aceptación de la falta de una presencia imaginaria. Lo real es como es, lo
imaginario es la falta de una presencia deseada y lo simbólico es el falo como significante de la dialéctica entre
la presencia y la falta.
Fases del proceso psicótico:
1) Retiro de la libido del mundo de los objetos
2) Retracción narcisista de la libido al Yo
3) Intento de reconexión a través de la formación restitutiva, como intento fallido de restablecer la investidura
de la representación cosa y la conexión con la realidad.

1) En la primer fase del proceso psicótico encontramos el retiro de la investidura libidinal de los representantes
psíquicos de la realidad.
El esquizofrénico no logra superar el autoerotismo expulsando inclusive al Yo Placer de sí, que es colocado en
el otro, quien goza a su costa.
En el melancólico, la desinvestidura es de la representación unificante otorgada por los estados afectivos. El Yo
queda limitado a la pasividad; se vuelve imposible la actividad motriz expulsivo-destructiva.la falla radica en la
autoestima del Supera Yo.
En el paranoico se desinviste la representación motriz unificante, y no se constituye una imagen visual o
auditiva. El padre se impone como arbitrariedad constante.
2- La segunda fase del proceso es la retracción narcisista por la investidura del Yo. No hay identificación padre
a postetriori; no se accede al ser; es apelando a un doble omnipotente como ideal que se asegura la
supervivencia.
En el esquizofrénico el doble equivale a una esencia. En el melancólico el doble es coincidente con el ideal de
amor. En el paranoico el doble tendrá la función de justiciero.
3- La tercer fase del proceso anuncia que el doble ha cambiado de signo al caer la desmentida. Aparece lo
ominoso, lo siniestro como anunciando a la muerte. El sujeto se coloca como ayudante de un sujeto hostil,
quedando a merced de la pulsión de muerte en la compulsión a la repetición, atrapado en el mecanismo de
repetición pasiva de lo sufrido pasivamente. Frente a lo siniestro se desencadena la restitución como forma de
reconexión y surge la desestimación, que es la colocación de una realidad sustituta.
El esquizofrénico coloca la alucinación como restitución. El Yo es objeto de extracción de su ser para que otro
sea (goce). Alucina objetos extraños, algo que se le sustrae. Cae en la contradicción lógica.
El melancólico coloca el autorreproche como restitución. El autorreproche es precc y surge de un Súper Yo que
goza a costa del sujeto. Supone que el paraíso se ha perdido como castigo de un acto de devoración de su parte.
Su contradicción es semántica.
El paranoico coloca el delirio como restitución. Se siente despojado de un bien, de su imagen- cuerpo por parte
de de un doble homosexual hostil; ofrenda su cuerpo en acto, para que otro extraiga una figura visual o auditiva.
Cae en la contradicción pragmática.
Todos llevan en común la desestimación.
La esquizofrenia altera el área del pensamiento, la melancolía el área de los afectos y la paranoia sobre todo el
área de la acción motriz, lo motriz.
Manifestaciones Clínicas:
* Manifestaciones psicomotoras: estereotipos como la ritualización, la gesticulación automática, oscilaciones
entre la ejecución y la suspensión del movimiento, gestos mecánicos, petrificados.
* Manifestaciones motoras: torpeza, afectactación, barroquismo, amaneramiento, perdida de iniciativa motriz,
inercia, rigidez y lentitud del lenguaje.
* Manifestaciones en el área del lenguaje y la comunicación:
El pensamiento, aparece especialmente remarcado como lugar privilegiado de poder omnipotente y de sujeción
al mismo;
Los verbos, son preferentemente extractivos, cognitivos y de desplazamiento espacial;
La lógica, es absurda, extravagante, insólita, con interferencias, interceptaciones del pensamiento que lo deja en
suspenso y luego retoma;
La semántica, presenta a veces un simbolismo especial, personal, cambia de sentido, o tiene un sentido propio,
hermético, hay una incapacidad para la metáfora, suele hablar con abstracciones c, con palabras vacías. Puede
darse un pensamiento mágico.
La sintaxis, es como una miscelánea de palabras, como incoherencias similares a los sueños.
Y la fonética, se encuentra rota, desintegrada, hay una falta de cohesión y unidad, el ritmo es lento,
perseverativo o bien es precipitado, desordenado, enmarañado, caótico..
* Manifestaciones afectivas: se presentan como accesos de odio, de frialdad o de violencia. Los amores se
presentan intensos y dependientes, con ausencias de matices. La ambivalencia es masiva y frágil.
Muestran extravagancias, discordancias en su conducta, impenetrabilidad, desapego, transmuda el masoquismo
oral primario en sadismo.
La angustia es sumamente intensa cuando sobrevienen brotes y se corresponde al pánico y terror de la etapa oral
con la vivencia de pérdida del ser o sentimiento de aniquilación y persecución.
* Manifestaciones de la sexualidad: son de tipo autoerótico. Existe una incapacidad para entablar un vinculo
con un objeto de deseo, sus vínculos son pregenitales, perversos: homosexualidad, masturbación, impotencia.

Border
Stern en 1938, no pudo titular a estos pacientes de psicóticos ni de neuróticos y los denomino “borderline”,
extremadamente difíciles de manejar exitosamente por medios psicoterapéuticos.
En estos pacientes hay un déficit básico en la asimilación de las identificaciones, lo cual es compensado por un
organización superestructural desenraizada que suscita en sentimientos de inautenticidad. Como factor causal
esencial se considera a la carencia de un contacto verdadero, desde los primeros momentos entre le niño y sus
padres. La importancia de que el chico sea libidinosamente tratado (que experimente una conexión real, no
ficticia).
Kernberg, postula que esta patología se debe a una fijación en una etapa de desarrollo de la internalización de
los objetos que ocupa desde los cuatro primeros meses al final del primer año de vida.
Masterson y Rinsley, en 1975, pensaron que es el resultado de una madre que retira su disponibilidad cuando el
niño se esta debatiendo en sus esfuerzos hacia la separación individuación, durante la etapa de reacercamiento.
El factor genético depende de la relación afectiva de la madre con el niño.
Este cuadro puede encerrar inapropiadas superposiciones de diversos grupos nosológicos, así Borderline, seria
tanto: formas esquizotipicas de la personalidad, desordenes psicopáticos, las llamadas “impulsiones”, las
llamadas “fijaciones orales”, las perversiones, las histerias muy graves, y todos aquellos cuadros con estructura
defensiva lábil, que por situaciones criticas o traumáticas mostraran estados de descompensación que pusieran
de manifiesto funcionamientos descontrolados, regresivos o con exhibición del proceso primario.
Constituyen una combinación de trastornos neuróticos, psicóticos, caracteriales, componentes normales,
inestables en su distribución, pero que se escriben paradójicamente en una organización estable, cuya
especificidad estructural, puede ser puesta en evidencia por los estudios psicoanalíticos.
A diferencia de la psicosis, el paciente Borderline, Posse: un yo mejor integrado, diferenciación self-objeto,
limites firmes del yo, salvo en relaciones de estrecho compromiso emocional, síndrome de identidad difuso.
Pero el paciente borderline no llega a un grado de organización de un neurótico balanceado.
Cuadro cuya sintomatología se extiende entre las psicosis desorganizativas típicas y las neurosis.
Persisten en el yo imágenes de si mismo primitivas, irreales y de características extremadamente
contradictorias, lo cual impide la formación de un concepto integrado de si mismo. Tampoco es posible la
integración de las imágenes objétales, ni la concomitante evaluación realista de los objetos externos.
Son mas graves que las neurosis pero, se diferencian en la psicosis en la riqueza mayor de técnicas neuróticas en
base al juicio de realidad. No presentan por lo tanto delirios si bien en situaciones de cierto stress, pueden
mostrar producciones oniroides.
La utilización cambiante de estructuras conductuales diversas sin estabilizarse en ninguna de ellas es otra de sus
características. Eventualmente muestran actitudes psicopáticas, pero como parte de la caleidoscopio de tácticas
y no como pauta estabilizada.
Diez datos clínicos que pueden estar presentes en estos pacientes: narcisismo, sangría psíquica o estado de
colapso en respuesta a un estress, hipersensibilidad psíquica, rigidez psicológica, reacciones terapéuticas
negativas, sentimientos de inferioridad, masoquismo, inseguridad, ansiedad somática, uso de mecanismos
proyectivos, dificultad para testear la realidad. Otros: agresión, depresión, ideas o intento de suicidio, demandas
de extrema dependencia, marcada inmadurez e inhabilidad para establecer relaciones interpersonales. Falta de
tolerancia de la ansiedad, falta de control de los impulsos, y falta de desarrollo en los canales sublimatorios.
El síndrome típico se caracteriza por: 1) Compromiso vacilantes con los otros, 2) Actitudes de cólera, 3)
depresión, 4) Ausencia de indicaciones de una identidad de self consistente.
Loas autores han identificado 4 tipos de estados limites:
Psicótico border: comportamientos inapropiados, negativos y agresivos, en contra de los otros y cuya
percepción en el dominio de la realidad circundante, es diferente. Muy próximos a la desintegración.
Un grupo típico: pacientes que oscilan constantemente en su relación con le prójimo y cuya características es
ser a la vez agresivos, depresivos en momentos diferentes.
Grupo “como si”: algunos comportamientos son adaptados, pero se agotan en la búsqueda de su identidad y que
esperan pasivamente de los otros una relación de complementariedad habiendo recurrido como defensa al
repliegue y ala intelectualización.
Estados limites neuróticos: de carácter narcisista.
En las entrevistas la organización formal del proceso del pensamiento permanecen intactas, son las técnicas
proyectivas las que revelan a menudo en estos pacientes una tendencia la funcionamiento del proceso primario.
Este cuadro engendra el síndrome de la identidad difusa. Presenta una capacidad relativa a la aprehensión de la
realidad.

Mecanismos de defensas.
Fobia: Desplazamiento. proceso por el cual se transfiere inconscientemente un sentimiento o emoción de su
fuente u objeto a un substituto más aceptable.
La persona al usar el desplazamiento combate la angustia dispersa y la limita a un objeto o situación que puede
ser evitado así se le hace al individuo la vida más tolerable, aunque se limite en términos de la fobia al menos ha
podido dar escape a los efectos intolerables de una prolongada angustia dispersa.
Proyección: Los errores e impulsos propios reprimidos, son adjudicados a otras personas, es un acto
inconciente, el individuo no los identifica como propios y si no los ve reflejados en otras personas. Atribución
externa (a otras personas, animales, cosas, etc.) de pensamientos, conceptos (especialmente defectos),
motivaciones, deseos, sentimientos, o impulsos, que se desconocen o se rechazan como propios. De esta forma,
la percepción de los demás queda deformada, y vemos en ellos “lo que no sabemos de nosotros mismos” o “lo
que no queremos ser”, lo que permite la aceptación propia a nivel consciente.
Cuando juzgamos a los demás, en base a rasgos bipolares como ético/inmoral, honrado/sinvergüenza,
sincero/mentiroso, altruista/egoista, o generoso/avaro, estamos implícitamente estableciendo una comparación
(más o menos inconsciente) con nosotros mismos.

La energía psíquica unida a (energía de catexis de) una representación (que se expresa en el afecto asociado, o
en el interés o intensidad de la misma) se desprende de ésta y pasa a otra representación originalmente poco
intensa o indiferente, ligada a la primera por asociación de contigüidad. El “libre” desplazamiento de esta
energía constituye una de las principales características del proceso primario, que rige el funcionamiento del
sistema inconsciente (en el proceso secundario, el desplazamiento es más limitado en su recorrido y afecta a
pequeñas cantidades de energía)
Histeria: Conversión
Disociación: Ruptura en la integración de la identidad, memoria o conciencia, en la que ideas inaceptables (que
producen angustia) son eliminadas de la autoimagen o percepción del entorno (especialmente
social/interpersonal), o las funciones corporales (sensorio motoras) dejan de operar o se ven seriamente
impedidas, y donde no se presentan ni daño somático ni trastorno facticio (producción intencional, pero
compulsiva - el individuo no puede controlar su conducta -, de síntomas físicos o psicológicos por una
necesidad psicológica de asumir el papel de enfermo)
La disociación es una respuesta defensiva evasiva (huida psicológica) consecuente a ciertos traumas o
situaciones de estrés (orgánicos o psicológicos, o ambos) individualmente intolerables

Represión: Rechazo o mantenimiento en el inconsciente (I) de deseos o representaciones (pensamientos, ideas,


imágenes, recuerdos, fantasías), ligados a una pulsión, cuya satisfacción (susceptible de procurar por sí misma
placer) ofrecería el peligro de provocar displacer debido a otras exigencias. Estos elementos representativos van
ligados a lo reprimido originario, ya porque provengan de éste, ya porque entren en conexión fortuita con él. La
represión reserva a cada uno de ellos un destino diferente, completamente individual, según su grado de
deformación, su distancia respecto al núcleo inconsciente o su valor afectivo. Los contenidos reprimidos
escapan a los poderes del sujeto y, como un “grupo psíquico separado”, se rigen por sus propias leyes (proceso
primario)
La represión supone dos procesos que se implican mutuamente:
1) Retirada, por el sistema preconsciente, de la catexis (energía psíquica) hasta entonces ligada a una
determinada representación displacentera (ausencia de catexis)
2) Contracatexis (catexis por el yo de deseos, representaciones, actitudes, o conductas del sistema Pcs-Ccs,
que impiden - obstaculizan - que surja, en su lugar, el deseo o la representación reprimida),

El retorno de lo reprimido
Negación: Reconocimiento verbal negativo de deseos, pensamientos o sentimientos (se expresan, pero se niegan
como propios) hasta entonces reprimidos (ver primer ejemplo), oposición a una interpretación correcta del
analista (que habrá de buscar entonces la confirmación en el contexto y en la evolución de la psicoterapia) o
negativa a reconocer algunos aspectos dolorosos de la realidad externa o interna (o su importancia) que son
evidentes para los demás. La negación psicótica es un caso extremo, en el que hay un gran deterioro de la
capacidad para captar la realidad.
Desmentida: Rechazo de una percepción, que resulta traumática (por ejemplo, en el niño, no reconocer la falta
de pene en la mujer), por una parte del sujeto, que actúa como si no existiese, coexistiendo con la aceptación de
otra parte del sujeto de esta realidad (la “castración” femenina) Este mecanismo fue especialmente invocado por
Freud para explicar el fetichismo y las psicosis. El fetichista perpetúa una actitud infantil, haciendo coexistir
esas dos posiciones (actitudes) inconciliables. Las dos actitudes “... persisten durante toda la vida uno junto a la
otra sin influirse recíprocamente. Esto puede llamarse una escisión del yo”.
NO: Represión
Regresión de la Pulsión: Retorno a un estado mental anterior, más primitivo o “infantil”, especialmente una
etapa anterior del desarrollo psicosexual (ver más adelante, Fases libidinales), respecto al que se había
experimentado una fijación, como medio para afrontar una situación de amenaza. Puede referirse también a un
retroceso respecto a relaciones de objeto (por ejemplo, hacia relaciones edípicas), pensamiento (del proceso
secundario al proceso primario), evolución del yo (por ejemplo, sentimientos de omnipotencia, relacionados con
el yo ideal; ver Idealización y Omnipotencia), identificaciones (por ejemplo, tomar presencia, de nuevo, la
identificación con los padres) o estructuración del comportamiento (por ejemplo, una persona que había sido
hiperactiva de niño, vuelve a serlo)
Aislamiento: Aislamiento (Freud)
Aislamiento cognitivo (J.M.M.V.)
Aislar un pensamiento o un comportamiento (amenazantes en algún sentido para el sujeto) de tal forma que se
rompan sus conexiones con otros pensamientos o con el resto de la existencia del sujeto. Procedimientos de
aislamiento son las pausas en el curso del pensamiento, fórmulas, rituales y, en general, todas las medidas que
permiten establecer una separación en la sucesión temporal de pensamientos o de actos.
El origen del aislamiento, como mecanismo de defensa, estaría, según Freud, en la prohibición de tocar, del
contacto físico, referida tanto a la pulsión sexual como agresiva (que se simboliza en “las ideas no deben tocarse
entre sí”)
Es un mecanismo de defensa típico del trastorno obsesivo-compulsivo, que guarda semejanza, sin embargo,
con el estado normal de concentración, en el que la persona se aisla de todo lo que no tenga que ver con lo que
es su objeto de interés.
Aislamiento afectivo (DSM IV TR)
Aislar un pensamiento o un comportamiento (amenazantes en algún sentido para el sujeto) del sentimiento
originalmente asociado. La persona pierde contacto con los sentimientos asociados a una vivencia (por ejemplo,
un acontecimiento traumático), a la vez que permanece consciente de los elementos cognitivos de la misma (por
ejemplo, detalles descriptivos) Un hecho penoso puede ser considerado desde un punto de vista puramente
intelectual, sin dar cabida a la emoción, lo que puede causar sorpresa, e incluso admiración, por la “entereza” de
la persona. Ocurre que “la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma”, y es verdad, tanto que el afecto
(que implica una energía pulsional) tiene que tener algún destino (ver más adelante, en Represión, Afecto),
como que los mecanismos de defensa suponen un gasto de energía (no disponible para las actividades
cotidianas)

Intelectualización: Expresión discursiva abstracta (impersonal, analítica, fría) de los conflictos y emociones,
acompañada de la duda (“quizá, es posible, puede ser”), que evita (controla) el afecto al asociar las pulsiones a
ideas que se pueden manejar conscientemente, típica de la adolescencia. En psicoterapia, es una forma de
resistencia que a veces no es fácil distinguir de la asimilación de descubrimientos e interpretaciones, propios del
trabajo elaborativo. Puede presentarse como rasgo en trastornos de personalidad como el esquizoide o el
obsesivo, entre otros. El cuerpo no intelectualiza..., por lo que las personas con esta tendencia defensiva es
posible que presenten diversos síntomas psicosomáticos.
Formación Reactiva: Actitud o hábito psicológico consciente de sentido opuesto a un deseo reprimido y que se
ha constituido como reacción contra éste (por ejemplo, pudor que se opone a tendencias exhibicionistas, actitud
de extrema limpieza que oculta por completo la tendencia del erotismo anal) Las formaciones reactivas (ffrr)
pueden ser muy localizadas y manifestarse por un comportamiento particular (como en la histeria, en que se
limitan a relaciones totalmente electivas, ver primer ejemplo), o generalizadas hasta constituir rasgos de carácter
más o menos integrados en el conjunto de la personalidad (como en el trastorno obsesivo-compulsivo y el
carácter obsesivo)
Freud encontró en la neurosis obsesiva rasgos de personalidad (escrupulosidad, pulcritud, pudor, desconfianza
de sí mismo) que se hallan en contradicción (en oposición con la realización del deseo) con la actividad sexual
infantil a la que en un principio se había entregado el sujeto durante un primer período llamado de “inmoralidad
infantil”. Se trata de una defensa exitosa, en la medida en que los elementos que intervienen en el conflicto,
tanto la representación sexual como el reproche que ésta suscita, han sido globalmente excluidos de la
conciencia en favor de virtudes morales llevadas al extremo.

Anulación: Eliminación o reparación simbólica, de tipo mágico (como si el tiempo fuera reversible), de
pensamientos, ideas, emociones, gestos, o actos pasados inaceptables (que producen angustia o ansiedad), por
medio de pensamientos o actos compulsivos (opuestos o iguales) de significación, consciente o inconsciente,
opuesta. Esta especie de “magia negativa” es característica del trastorno obsesivo-compulsivo, pero se presenta,
de una forma adaptativa, no con ese carácter compulsivo, desde la infancia (ver dos últimos ejemplos)
Pensamiento por omisión o elipsis
Racionalización: Justificación o explicación errónea, coherente (desde el punto de vista lógico), o aceptable
(desde el punto de vista ético), de pensamientos, actitudes, ideas, sentimientos, síntomas, o conductas, cuyos
motivos verdaderos resultan inaceptables (provocarían ansiedad, sentimientos de inferioridad o culpa) y no se
perciben. Especialmente se habla de la racionalización de una formación reactiva, un síntoma, una compulsión
defensiva, o de una resistencia en el análisis.
La racionalización (r) encuentra firmes apoyos en ideologías constituidas, moral común, concepciones
filosóficas, doctrinas religiosas, convicciones políticas, etc., viniendo el superyó a reforzar aquí las defensas del
yo. Es equiparable a la elaboración secundaria, que somete las imágenes del sueño a un guión coherente
Desplazamiento

Fijación según Abraham:


1ra Oral: succión ……………………………..……………….Esquizofrenia
Ultima Oral: canibalistica …………………………….……… Melancolía Psicosis

Border
1ra anal: expulsiva sádica ………………………............…… Paranoia
Ultima anal: retentiva sádica ………………………………… NO

1ra genital ……………………………………………………. Histeria Neurosis


Ultima genital …………………………………………….… Normalidad

Fijación
Intensa ligazón de la libido, manifiesta y actual, o virtualmente prevalente (que predispone a una regresión), a
personas, objetos o imagos (concepto de Jung: imagen prototípica inconsciente de personajes que orienta
electivamente la forma en que el sujeto aprehende a los demás, y se elabora a partir de las primeras relaciones
intersubjetivas reales y fantaseadas con el ambiente familiar - imago materna, paterna, fraterna -), tipos de
relación, modos de satisfacción, o a una determinada fase evolutiva, debida a una satisfacción o frustración
excesiva de las necesidades. La dependencia emocional respecto a un objeto de la infancia (generalmente con
connotaciones erótico-sexuales) dificultará el establecimiento de nuevos vínculos emocionales.
La fijación en la fase oral podría explicar problemas de alimentación compulsiva, o el tabaquismo (ver final
de Trastornos respiratorios); la fijación en la fase anal (por frustración) estaría en el origen de la neurosis (o
personalidad) obsesiva (el exceso de gratificación desarrolla una personalidad desorganizada)
Freud insistió a menudo en el hecho de que el pasado infantil del individuo (o incluso de la humanidad)
persiste siempre en nosotros: “Los estados primitivos pueden siempre volver a instaurarse. El psiquismo
primitivo es, en sentido pleno, imperecedero”. El resurgimiento del pasado en el presente se caracteriza además
por la noción de compulsión a la repetición.
Ejemplos:
- Alguien que tenga un fijación oral puede afrontar una situación de estrés fumando o bebiendo más, o alguien
que tiene una fijación anal puede responder al estrés haciéndose más obstinado y compulsivo. Cuanto más
fuerte fue una fijación a una etapa más alta es la probabilidad de regresión al modo de funcionamiento
característico de esa etapa en una situación de estrés.
- “En la histeria hay ciertamente una regresión de la libido a los objetos sexuales incestuosos primarios, lo
cual se comprueba con regularidad, mientras que no existe regresión a una fase anterior de la organización
sexual” (Freud)
- Los niños pueden retraerse a un nivel más infantil cuando nacen sus hermanos y mostrar un comportamiento
inmaduro como chuparse el pulgar o mojar la cama.
Fases libidinales
1) Oral (hasta el año y medio)
El placer sexual está ligado predominantemente a la excitación de la cavidad bucal y de los labios, que
acompaña a la alimentación. La relación de objeto se expresa y se organiza mediante las significaciones de la
actividad de nutrición: por ejemplo, la relación de amor con la madre estará marcada por las significaciones
“comer, ser comido”. La incorporación (proceso en virtud del cual el sujeto, de un modo más o menos
fantasmático, introduce y guarda un objeto dentro de su cuerpo) sería tanto el fin pulsional como el modo de
relación de la fase oral, y es el prototipo corporal de la introyección y la identificación.
La actividad del chupeteo muestra cómo la pulsión sexual, que al principio se satisface en apoyo sobre una
función vital (se apoya en la pulsión de autoconservación), adquiere una autonomía y se satisface en forma
autoerótica. Se habla también de apoyo en el caso de un tipo de elección de objeto amoroso (pareja): elección de
objeto por apoyo o apuntalamiento (se ama a la mujer que alimenta o al hombre que protege), referida a uno de
los padres (en el plano consciente, la referencia puede ser positiva o negativa a la imagen parental) Por cierto, el
otro tipo de elección de objeto sería narcisista: se ama lo que se es, lo que se fue, lo que se querría ser o tener (el
ideal del yo) o lo que fue una parte de uno mismo.
Karl Abraham distingue una fase oral precoz (succión) y una fase oral sádica (mordedura) En ésta segunda
fase aparecen los dientes y la actividad de mordedura, y la incorporación adquiere el sentido de una destrucción
del objeto, lo que implica la aparición de la ambivalencia pulsional (libido y agresividad dirigidas sobre un
mismo objeto)
Sin embargo, para Melanie Klein, la agresividad ya forma parte de la relación precoz del niño con el pecho,
siendo, para esta autora, el conjunto de la fase oral una fase oral sádica: “El deseo libidinoso de mamar se
acompaña de la meta destructiva de aspirar, de vaciar, de agotar succionando”.
- Fase del espejo (entre los 6 y 18 meses) Jacques Lacan
Fase de constitución del ser humano, en la que el niño, todavía en un estado de impotencia e incoordinación
motriz, anticipa imaginariamente la aprehensión y dominio de su unidad corporal. Esta unificación imaginaria
se efectúa por identificación con la imagen del semejante como forma total; se ilustra y se actualiza por la
experiencia concreta en que el niño percibe su propia imagen en un espejo. La fase del espejo constituiría la
matriz y el esbozo de lo que será el yo.
2) Anal sádica (desde el año y medio hasta los 3 años)
La relación de objeto está impregnada de significaciones ligadas a la función de defecación (expulsión-
retención) y al valor simbólico de las heces: heces = regalo = dinero (Freud) Es la fase en la que se constituye la
polaridad actividad-pasividad: Freud hace coincidir la actividad con el sadismo (pulsión de apoderamiento, ver
en Represión), y la pasividad con el erotismo anal. La ligazón entre el sadismo y el erotismo anal se concibe
desde la consideración de la naturaleza bipolar del sadismo, en relación al funcionamiento bifásico del esfinter
anal: destruir el objeto y conservarlo (dominándolo), que se corresponde a evacuación y retención.
3) Fálica (de los 3 a los 5/6 años) Coincide con el Complejo de Edipo (CE)
Se caracteriza por una unificación de las pulsiones parciales bajo la primacía de los órganos genitales, pero, a
diferencia de la organización genital puberal, el niño o la niña no reconocen en esta fase más que un solo órgano
genital, el masculino (el falo), y la oposición de los sexos equivale a la oposición fálico-castrado.
En la fase fálica predomina el Complejo de Castración: complejo centrado en la fantasía de castración, la cual
aporta una respuesta al enigma que plantea al niño la diferencia anatómica de los sexos (presencia o ausencia
del pene) Esta diferencia se atribuye al cercenamiento del pene en la niña. El niño teme la castración como
realización de una amenaza paterna en respuesta a sus actividades sexuales, lo cual le provoca una intensa
angustia de castración. En la niña, la ausencia de pene es sentida como un perjuicio sufrido, que intenta negar,
compensar o reparar. El complejo de castración guarda íntima relación con el CE y, más especialmente, con su
función prohibitiva y normativa.
La fase fálica corresponde al momento culminante y a la declinación del Complejo de Edipo: conjunto
organizado de deseos amorosos (amor, deseo sexual) y hostiles (celos, odio, deseo de muerte) que el niño
experimenta respecto a sus padres. Se puede presentar en forma positiva (la más común, a semejanza de la
historia de Edipo Rey, que sería la forma heterosexual), en forma negativa (la forma homosexual), o en la forma
completa (en la que las formas positiva y negativa se encuentran en diferentes grados) La declinación del CE
señala la entrada en el Período de latencia, experimenta una reviviscencia durante la pubertad, y es superado,
con mayor o menor éxito, dentro de un tipo particular de elección de objeto. El CE desempeña un papel
fundamental en la estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo humano.
4) Período de latencia (de los 5/6 años hasta la pubertad)
Es el período comprendido entre la declinación de la sexualidad infantil (5º o 6º año) y el comienzo de la
pubertad (entre los 8 y 13 años en las niñas, y entre los 10 y 15 años en los niños), que representa una etapa de
detención en la evolución de la sexualidad (disminución de las actividades sexuales, desexualización de las
relaciones de objeto y de los sentimientos: especialmente, predominio de la ternura sobre los deseos sexuales),
donde aparecen sentimientos como el pudor y el asco, y las aspiraciones morales y estéticas.
Según la teoría psicoanalítica, el período de latencia tiene su origen en la declinación del CE, y corresponde a
una intensificación de la represión (que provoca una amnesia que abarca los primeros años), una transformación
de las catexis de objetos en identificaciones con los padres y un desarrollo de las sublimaciones.
La razón de que Freud hable de período de latencia (y no de fase), es que no hay una nueva organización de la
sexualidad (aunque puedan observarse manifestaciones sexuales)
5) Genital (desde la pubertad en adelante)
Fase del desarrollo psicosexual caracterizada por la organización de las pulsiones parciales bajo la primacía de
las zonas genitales. Comporta dos tiempos, separados por el período de latencia: la fase fálica (organización
genital infantil) y la organización genital propiamente dicha, que se instaura en la pubertad. Algunos autores
reservan el término “organización genital” para designar este último tiempo, incluyendo la fase fálica en las
organizaciones pregenitales.
Con la organización genital puberal las pulsiones parciales se unifican y jerarquizan definitivamente, y el
placer inherente a las zonas erógenas no genitales se vuelve “preliminar” al orgasmo

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