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|

acn
era — -

RESULEN
| || HISTORICOCRITICO
| 1)

UDAD DE ARAGONA
DESDE,su ruNDACIONASTALAépoca RomIANA,

CONUNA ExpoACION DE LOS FRAGMENTOS

DEL SEPULCROEGIPCI
DESCUBERTO EN MARIO DE 1850.

po
-

| D. Buenaventura jername.
El D.

A LA SOCIEDAD ARQUE0L0GICA TARRACONENSE.

1. All'A0VA.

MPRENTA DEJOSÉ ANTONIONEL-L0.


T. -

=
RESÚMIEN

HISTORICO-CRÍTICO
DE

TARBRAGODNA,

–c8&o—
I
RESÚMEN

HISTORICO-CRÍTICO

DE LA

CIUDAD DE TARRAGONA

DESDE SU FUNDACION HASTA LA ÉPOCA ROMANA,

CON UNA EXPLICACION DE LOS FRAGMENTOS

DEL SEPULCRO EGIPCIO

DESCUBIERTO EN 9 DE MMO DE 1850,


ron

D. BUENAVENTURA HERNANDEZ
ACADÉMICO DB LA REAL DE LA HISTORIA, MIEMBRO DE LA REAL ACADEMIA DE AR
QUEOLOGÍA, SÓCIO DE MÉRITO DE LA ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAIS DE TARRA
GONA, INDIVIDUO DE LA SOCIEDAD ARQUEOLÓGICA TARRACONENSE Y DE LA FILO-
MÁTICA DE BARCELONA, INSPECTOR DE ANTIGÜEDADES DE CATALUÑA Y VALENCIA.
DEDICADO
A LA SOCIEDAD ARQUEOLÓGICA TARRACONENSE.

TlRRMill.
IMPRENTA DE JOSÉ ANTONIO NEL-LO.
1856.
y— - ---- ——
INTRODUCCION.

Si pudiera ponerse en duda que la arqueo


logía como ciencia auxiliar está prestando
todos los días inmensos beneficios al estudio
de la historia, las excavaciones de Tarragona
vendrían á demostrarlo patentemente. Preo
cupados los compiladores de la historia de
España por una frase hiperbólica de Plinio,
sin duda mal comprendida, aun cuando con
VI.
cedian á esta ciudad un origen muy antiguo,
faltos empero de conocimientos prácticos
convenian unánimes en que no habia tenido
grande importancia sino después de la ve
nida de los Scipiones.
Este error ha dado lugar á deducciones
equivocadas y de gravedad ; asi es que cual
quier objeto descubierto en las ruinas de
Tarragona, cualquier resto escapado de la
destructora mano del tiempo era infalible
mente considerado como de la época roma
na. Mas un detenido exámen en las exca
vaciones practicadas en esta antiquísima
ciudad, y un profundo estudio de los restos
en ellas descubiertos, han patentizado que
ya sea considerándola como plaza de guerra,
ya como un rico emporio de comercio, la
importancia de Tarragona se remonta á épo
cas remotísimas y muy anteriores á la ro
mana.
El sepulcro egipcio y otros monumentos
ultimamente descubiertos son nuevos é irre
cusables testimonios de esta verdad. Inli
VII.
mámenle convencidos de ella, y animados
de los mas vivos deseos de difundirla, con
cebimos el pensamiento de escribir este
opúsculo, ya que nos hallábamos en el caso
de ocuparnos en la interpretacion de los
fragmentos del sepulcro.
Reciba, pues, esta Sociedad Arqueológica
nuestro corto trabajo con la benevolencia
que le es característica, pues á nadie mejor
podíamos dedicarla, que á una corporacion
cuyo instituto es la investigacion y conser
vacion de los monumentos antiguos de
nuestra provincia, y con este honor queda
rán completamente compensados nuestros
buenos deseos.
f>e
RESUMEN

HISTORICOCRÍTICO

DE

TARRAGONA

desde
SU FUNDACION HASTA LA ÉPOCA ROMANA.

El hallazgo de un sepulcro egipcio, verificado en la


cantera del puerto de esta ciudad en el mes de Marzo
de 1850 llamó, como era natural, la atencion de los
mas sabios arqueólogos de Europa, provocando encon
tradas opiniones sobre la época y procedencia de aquel
monumento y hasta sobre su legitimidad. En vista de tan
opuestos pareceres, y conociendo la importancia de este
suceso para ilustrar la historia primitiva de nuestro
pais, el Gobierno juzgó conveniente hacer constar de
un modo auténtico las circunstancias que acompañaron
el descubrimiento del sarcófago. •
En Agosto de 1851 se procedió de Real orden á
practicar una informacion oficial sobre este punto. Creíase
generalmente que el precioso resto á que aludimos era
el único objeto de carácter egipcio que se ocultaba en
las ruinas de Tarragona: pero en Junio de 1852 y
2
—10—
muy inmediatos al lugar donde se habia encontrado,
aparecieron otros fragmentos de la misma procedencia,
y esto movió á nuestra Real Academia de la Historia,
primero á disponer la suspension de las excavaciones, y
luego á comisionar al Sr. D. Antonio Delgado, anticuario
de aquella ilustre Corporacion y digno miembro de esta
distinguida Sociedad Arqueológica, para inspeccionar por
sí mismo la autenticidad del descubrimiento.
En 19 de Marzo de 1853, en presencia de las
Autoridades superiores de la provincia, de los Sres.
Cónsules extrangeros y de varias personas notables, se
verificó la excavacion, descubriéndose varios restos de
carácter egipcio, labrados en mármol del pais, de cuya
circunstancia se extendió acta que firmaron los concur
rentes, en virtud de las instrucciones que el Sr. Del—
gado habia recibido del Gobierno y de la Academia.
Nuestros cronistas apoyados en los escritores anti
guos, habian afirmado constantemente que Tarragona
era una de las cinco primeras ciudades fundadas al
poblarse la España poco despues de la dispersion del
género humano en las llanuras de Sennaar. Pero los
críticos modernos considerando de escasa autoridad estas
noticias puramente tradicionales, y seducidos ademas
por la frase hiperbólica de Plinio que llama á esta
ciudad obra de los Scipiones (1), pusieron en duda la
remota antigüedad atribuida á Tarragona y la diversidad
de pueblos que la han ocupado.
Sin embargo, apesar del silencio que guardan los
antiguos sobre la fundacion de esta ciudad, y aun sobre
su existencia anterior á la venida de los romanos, sabe
mos por Silio Itálico que fué una de las que enviaron su
contingente al ejército cartagines mandado por Aníbal (2).
Ptolomeo la situa con Subur en la region Cosetana.
(1) Regio Cossetania, flumen Subi, Colonia Tarraco, Scipionum Opus,
sicut Carthago Poenorum (PLIN. HIST. NAT. LIB. III. 4
(2) Dat Carthago viros Teucro fundata Vetusto,
Phocaícae dant Emporiae, dat Tarraco pubem
Vitifera et Latio tantum cessura Lyaeo. (SILIO ITÁIIC0)
—11 —
El atraso do la ciencia arqueológica en España y el
descuido ó indiferencia con que hasta aquí se habian
mirado los importantes restos de nuestras grandezas,
contribuyeron no poco á que pasasen ignorados nota
bles vestigios que evidentemente demuestran, sino la
época fija de la fundacion de Tarragona, por lo ménos
la remota antigüedad de los muros ciclópeos que forman
su inmensa acrópolis. Y sin embargo esta acrópolis es
la mas grande y mejor conservada de cuantas en el dia
existen de su clase en Tirynto, Mycenas, Atenas, Norba,
Cortona, Alatri y en otras ciudades de Grecia é Italia;
construcciones tan celebradas por los viajeros é histo
riadores modernos, los cuales apenas hacen mencion de
las de Tarragona!!!
Por otra parte, la poca ó ninguna vigilancia en las
excavaciones que desde últimos del siglo pasado se veri
fican en la cantera del puerto de esta ciudad, ha sido
causa de haberse destruido multitud de preciosísimos
objetos, que reunidos hubiesen formado uno de los mas
interesantes museos de Europa, dejando por consiguiente
de hacerse infinitas conjeturas á que daban lugar la
observacion de estos mismos restos y su colocacion en
la tierra. El descubrimiento casual del sepulcro egipcio
vino á inaugurar una nueva série de estudios, que en
la actualidad están llamando la atencion de todas las
academias de Europa y la curiosidad del mundo sabio,
volviendo Tarragona á ocupar el rango que le corres
ponde ' entre las mas antiguas ciudades del globo, como
la que conserva mas considerables vestigios de su
fundacion.
Efectivamente, los muros ciclópeos ya citados, que
en algunos puntos presentan un perfecto estado de
conservacion, denotan en su tosquedad y rudeza el
atraso de la época en que fueron erigidos, y atendida
la larga fecha que, segun los historiadores, cuenta la
civilizacion española, deben por necesidad remontarse
aquellas «construcciones á unos tiempos muy remotos.
— 12 —
Los fragmentos de carácter egipcio descubiertos en
1853, y el sepulcro hallado en 1850, demuestran cla
ramente que ha habido una colonia egipcia en esta
ciudad, segun ya lo aseguraban nuestros compiladores de
la historia de España, así como los restos etruscos y
griegos encontrados en las mismas excavaciones, debajo
de las ruinas romanas, prueban que desde muy antiguo
los iberos habian tenido relaciones con los tirrenos y
con los primitivos griegos; y como estos descubrimientos
son de grande interes para la historia, hemos creido
conveniente exponer algunas observaciones críticas que
demostrarán la existencia de aquellos pueblos en Tar
ragona, haciéndolas preceder de una breve reseña de
las circunstancias que acompañaron el hallazgo de los
restos egipcios, griegos y romanos, segun el orden que
ocupaban en la tierra al practicarse las excavaciones.
En Marzo de 1850, los presidiarios destinados á la
cantera del puerto de esta ciudad, encontraron en el
punto donde existía el cementerio de los protestantes,
y á algunos centímetros de la superficie de la tierra,
un pavimento de grandes losas perteneciente á la época
romana. Debajo de este pavimento, y á alguna pro
fundidad fué hallado otro, segun todos los indicios,
greco-ibérico ; y finalmente entre este y la roca apareció
el sepulcro cubierto de una incrustacion rojiza. Des
graciadamente los penados rompieron el monumento,
creyéndolo de ningun interes.
A poca distancia del punto expresado se descubrió
en 1852 un baño y un mosáico romanos, cubiertos
con ruinas de la misma época y debajo de ellos apare
cieron entre vestigios de edificios mucho mas antiguos
compuestos de carbon, cal y ceniza, algunos fragmentos
de gusto y carácter egipcio labrados en mármol pro
cedente de las canteras de esta oiudad.
Suspendióse la excavacion, segun se ha dicho, hasta
la venida del Sr. Delgado, el cual dispuso que se
destruyese el baño romano á fin dé examinar lo que
— 13 —
existía debajo hasta la roca, y ver si los terrenos
guardaban analogía con los que cubrian el sepulcro
egipcio, para venir en conocimiento de las épocas que
habian transcurrido desde su colocacion á la fabricacion
de los pavimentos en la época romana. Efectivamente
los resultados confirmaron las opiniones que emitimos
en la Memoria presentada á la Real Academia española
de la Historia en 1851, esto es, que ántes de la domi
nacion romana se habian establecido sucesivamente
en esta antiquísima ciudad varios pueblos advenedizos,
cuyos vestigios se encontraron, tanto al descubrirse el
sepulcro mencionado, como posteriormente en las exca
vaciones practicadas por nuestro consocio D. Juan Fer
nandez en los terrenos que posee inmediatos á la cantera,
en los cuales mandó desde luego verificar el Sr. Delgado
nuevos reconocimientos que probaron hasta la evidencia
la exactitud de nuestras observaciones.
La colocacion de los referidos restos en las ruinas
no deja duda del orden consecutivo de aquellos pueblos;
de manera, que el anticuario puede con el examen de
estas capas sobrepuestas descubrir las generaciones que
se sucedieron, del mismo modo que el geólogo explica
por un medio análogo las edades de la tierra.
Cuando ni aun podia sospecharse que las ruinas de
Tarragona ocultasen restos tan importantes para la his
toria primitiva, nuestros antepasados habian ya procu
rado descubrir el orígen de esta ciudad por la etimo
logía de su nombre. Siempre hemos desconfiado de los
orígenes de las poblaciones por las etimologías, espe
cialmente en España dominada desde su orígen por
tantos y tan diversos pueblos, todos los cuales se abro
garon el derecho de imponer el nombre que les plugo
á las ciudades de su fundacion, ó cambiar el que tenian
ya, para aplicarles otro mas acomodado á su idioma
y costumbres.
Son curiosas las conjeturas á que estas investigaciones
han dado lugar. Sin embargo, no todas reunen las
— 14 —
condiciones de probabilidad indispensables para satis
facer las exigencias de la crítica moderna. Entre estas
varias hipótesis la de D. Miguel Cortés y Lopez parece
ser la mas probable. Este profundo orientalista y sabio
escritor cree que la palabra TARRACO se compone de
dos voces que segun el sistema primitivo indican las
circunstancias que acompañaban la nueva fundacion, á
saber; TARAH, que en los idiomas orientales significa
castillo, y GOV, que expresa la calidad de fuerte.
Fúndase principalmente el Sr. Cortés en lo que sobre
esta ciudad dijeron Marcial, Prudencio y Ausonio.
Creemos no obstante, que si al GOV se le sustituyera
el adjetivo COS ó COSÉ expresaría tal vez con mas
propiedad el pensamiento de los constructores de Tar
ragona ó de los que la dieron el nombre TARAH-COS,
castillo de los cosetanos ó de la Cosetania, de cuya
region era capital nuestra ciudad. Así pues, omitiendo
la aspiracion y la S final al latinizarla los romanos,
quedaría de hecho formada la palabra TARRACO con
que despues ha sido conocida.
Sin embargo, apesar de lo ingenioso de esta conje
tura, no dudamos en asegurar, segun nuestras hipótesis,
que la denominacion Tarraco no fué la originaria de
esta ciudad, y quizá no la recibió hasta la primera
venida de los romanos á España, ó cuanto mas en la
época del contacto de esta ciudad con los etruscos;
por que etrusca ó pelásgica consideramos la raiz de
esta palabra si la comparamos con otras de igual clase,
como Thalinna, Turan, Tages, Trachinia, Tarconte y
especialmente Tarrachiia, que significa áspero, pen
diente, y tal es la situacion que ocupa Tarragona.
Desgraciadamente los antiguos escritores no hacen
mencion de ella hasta la venida de los Scipiones, y
las inscripciones mas antiguas dicen sencillamente
TARRACO VRRS COSITANORVM
que no basta á resolver la dificultad.
— 15 —
Manifestamos ya cuanto nos repugna admitir orígenes
por la etimología del nombre de las ciudades. Es muy
comun en España encontrar nombres impuestos con pos
terioridad á su ereccion: de ello tenemos un ejemplo
en Sagunto, cuyo nombre indígena no era seguramente
el que leemos en los escritos de los geógrafos é historia
dores romanos; ni Emporiton fué la denominacioa pri
mitiva de la célebre ciudad de los indigetes, como lo
demuestran patentemente las medallas ibéricas de ambas
ciudades. (1)
Que Tarragona fué una ciudad ibérica de mucha
importancia, nos lo demuestran los considerables vesti-.
gios que aun quedan de aquella época, y lo confirma
la prodigiosa multitud de medallas primitivas que se
encuentran diariamente y á grandes profundidades con
la leyenda ibérica que leemos KoSE (2), la cual
expresa sin duda el nombre indígena de esta ciudad,
que como patronímico se aplicó á la region Cosetana,

(1) Véanse las páginas 26 y 27.


(2) Los numismáticos han creido que el nexo £ con que comienza
la inscripcion debe pronunciarse Ki ó Ke, y entonces leen KiSE ó KeSE,
que por analogía interpretan Cissa y la aplican á Guisona contra todas
las probabilidades. Nosotros, leemos KoSE y la atribuimos á Tar
ragona, apoyándonos en las siguientes observaciones comparativas.
Los emblemas de dichas medallas son, el delfín, la foca ó proa de
buque, y el caballo marino, lo que indica con toda evidencia un
pueblo marítimo. La hermosura y perfeccion del grabado y la gran
variedad de tipos, manifiestan no solo la cultura del pueblo que las
acunó, sino tambien su comercio y alianza con otras ciudades, cuyas
iniciales esculpieron en el anverso, segun costumbre, circunstancias
que convienen á Tarragona.
Por el contrario; Cissa fué una ciudad mediterránea situada entre
escabrosidades y pueblos salvajes, como dijo Tito Livio al hablar
del reconocimiento que hizo Scipion de aquellas comarcas. «In me-
diterraneis quoque ac montanis populis, ad ferociores jam gentes
valuit.» Por consiguiente muy poco á propósito para el comercio. Por
otra parte, apéaas se encuentra una medalla de este género en Gui
sona cuando en Tarragona basta excavar en cualquier punto de la
ciudad para hallar multitud de ellas.
Los últimos descubrimientos han venido á confirmar la certeza de
nuestras conjeturas, pues entre las medallas Ibéricas con que se ha
enriquecido este Museo Arqueológico se vén algunas con los nexos
KO
que resuelven su veidadera procedencia.
— 16 —
del mismo modo que la Jace-tania la tomó de Jacca,
la Ede-tania de Edet ó Edeta, la Basti-tania de Basti, la
Ause-tania de Ausa, etc. El propio Sr. Cortés cree
que la palabra Koset raiz de Cose-tania, es hebréa,
y significa arco de disparar flechas y en este concepto,
dice, los cosetanos se llamaron así por su destreza en
disparar y manejar sus arcos: Koset arcilenens sagiltarius.
Creemos asimismo que esta palabra es oriental, tal
vez indo-persa; asi por lo ménos lo indica la termi
nacion TAÑIA (region, comarca) con la que vemos
denominadas en la geografía antigua varias provincias
ó territorios de la Persia. (1)
Marcial, Prudencio y Ausonio dan grande importancia
á las fortificaciones de esta ciudad. Asi el primero dice:
Hispanice pete Tarraconis Arces, el segundo llama á
Tarragona Árx Iberia, y finalmente, el ensalzador de
Sevilla al elogiarla dice: Non Arce polens tibi Tar-
raco Certat. De estas y otras conjeturas emitidas pol
los sabios, podríase á lo mas deducir la consecuencia,
de que Tarragona fué una de las ciudades mas forti
ficadas de España; y esto no merecia ciertamente la
pena de buscar el apoyo y autoridad de aquellos escri
tores. La sola inspeccion de los considerables restos de
sus primitivos muros, basta para formarse una leve idea
de la importancia militar que Tarragona tuvo en todas
épocas. Por consiguiente no debemos extrañar que
desde un principio fijase la atencion de los Scipiones,
y que estos procurasen restablecer sus deterioradas
murallas, dignas aun hoy de admiracion.
Esto no obstante, la duda quedaba siempre en pié,
y poco hubiéramos adelantado á nuestros antepasados,
si una feliz casualidad no hubiese venido á auxiliar
nos arrojando un rayo de luz sobre las tinieblas que

(5) Citarémos entre ellas la provincia Tabaristana, la Cbusistania,


la Farsistania, la Dagestania, la Sigistania, &c. Walter vio entre los
Cosse-banos en el Indostan, construcciones ciclópeas. Nótese la analo
gía de este nombre con el de Cosse-tanos. . '
— n—
rodean nuestra desconocida historia, con el descubri
miento del sepulcro, objeto del presente escrito. En él
pues, leemos como en un libro de mármol escrito hace
ya mas de treinta siglos, los hechos que se habian veri
ficado muchísimo tiempo ántes, y por él podemos explicar
quienes fueron, sino los pobladores de España, los que
levantaron estas gigantescas murallas compuestas de
peñascos hacinados, que sin duda dieron orígen al mito
de la batalla de los titanes contra los dioses.
En un principio habíamos creido que el sepulcro era
obra de los mismos constructores de las murallas ; mas
una escrupulosa observacion, y los resultados obtenidos
en las últimas excavaciones nos han sugerido una opinion
contraria, haciéndonos conocer que despues de la erec
cion de sus muros, Tarragona fué ocupada por otra
raza distinta, de la cual solo eran descendientes los
autores del sarcófago.
La simple comparacion de. este monumento con los
restos egipcios descubiertos en 1853, manifiesta desde
luego que existe entre ellos una diferencia muy notable.
Los últimos presentan el tipo egipcio en toda su pureza,
y si no fuera por su colocacion en las ruinas, y sobre
todo por la* decisiva circunstancia de ser labrados en
mármol del pais, pudiera creerse que vinieron á Tar
ragona desde las mismas orillas del Nilo. No asi el
sepulcro, por que, si bien las representaciones escul
pidas en sus fragmentos se refieren precisa y termi
nantemente á mitos y creencias religiosas pertenecientes
al Egipto, perdieron no obstante parte de aquella ori
ginalidad característica que los distingue á primera
vista. Esta circunstancia, y el ver mezclados entre las
referidas representaciones algunas escenas de nuestra
historia tradicional y aun de la particular de Tarragona,
inducen á creer que fué un monumento de transicion.;
esto es, un resto egipcio bastardeado por otra civili
zacion naciente, que puede suponerse ibérica, ya por
lo que tenemos dicho, ya tambien por que entre los
3
–18
geroglíficos que componen la escritura demótica ó encoria
de algunos de sus fragmentos, se observan estos signos

e NJ St"
l) N Q (1 S$
DK). ElzCD/\
absolutamente iguales á los que vemos en las medallas
autónomas españolas llamadas impropiamente celtibé
ricas.
Los escritores modernos empeñados en negar las
expediciones y la navegacion de los antiguos egipcios,
no datan mas allá de la época de las colonias fenicias
y de las griegas la civilizacion española, contra el
testimonio de Strabon (LID. III. c. 5.), y suponen que
los turdetanos é iberos tomaron sus respectivos alfa
betos del fenicio y del griego cuando se establecieron
aquellas colonias en nuestro litoral. El monumento
citado destruye esta opinion, probando hasta la evidencia,
que los alfabetos etrusco, griego éibérico fueron oriun
dos de un mismo pais, como lo eran sus civilizaciones.
Creemos, pues, que el sarcófago pertenece á una época
de transicion entre la primitiva y egipcia, y la greco
ibérica, asi como sus representaciones serán reminis
cencias de sucesos acaecidos mucho ántes de la cons
truccion del monumento, cuya fecha se remonta cier
tamente mas allá de las expediciones de los tirios á
las costas occidentales del Mediterráneo.
Parece probable que este sepulcro fuera destinado á
recibir los despojos del caudillo que condujo la colonia
— 19 —
egipcia á España ó tal vez de alguno de sus descen
dientes. Nos induce á creerlo asi, el ver repetido el
mismo personaje en todos los cuadros históricos, l«s
cuales guardan armonía con la historia del Hércules
egipcio, que, segun los escritores antiguos, y nuestras
crónicas tradicionales, visitó la península Ibérica ántes
de la colonizacion fenicia.
Consideramos, en su consecuencia, la significacion de
aquellos cuadros de grandísimo interes para la etno
grafía de los primeros pueblos que ocuparon las costas
del Mediterráneo, y para el conocimiento de los fun
dadores de esta ciudad; y en tal concepto vamos á
exponer nuestras conjeturas sobre la materia, manifes
tando en compendio el resultado de las indagaciones
y comparaciones entre nuestra historia tradicional y la
del Egipto, con lo que arrojan de sí las representacio
nes del sepulcro. .
Es indudable que en una época remotísima los hiksos
ó tribus nómadas que vivian errantes en la Arabia,
en la Siria y Palestina invadieron el Egipto por el
istmo de Suez, arrojados de su pais á causa de un
desbordamiento de los pueblos asirios venidos del Eu
frates. Los egipcios conservaron largos años la memoria
de este lamentable suceso, considerado en todos tiempos
como una calamidad pública, por los incendios, las
ruinas y la destruccion que llevó en pos de si aquella
invasion asoladora. Los Faraones acompañados de la
nobleza se refugiaron en la Tebaida y en la Nubia,
luchando de contínuo contra los usurpadores; y Thu-
mosis I tuvo la gloria de dar principio á la expulsion
de los extrangeros que en fin consumaron Amenophis
y su hijo llamses III el gran Sesóstris, despues de
una dominacion de 260 años. Este acontecimiento
conocido por el reinado de los reyes pastores (1822)
fué anterior al establecimiento del patriarca José en
Egipto, y he aqui el orígen del odio que siempre con
servaron los egipcios á los hijos y descendientes de
—20–
Jacob durante su residencia en aquella region. (1) Los
hiksos, pues, expelidos del Egipto en todas direcciones,
unos probablemente volvieron al antiguo pais de su
residencia (Fenicia), otros rodeando por la Libia fueron
á ocupar la Grecia é Italia uniéndose con los pelasgos,
pueblos tal vez de igual estirpe, y por fin otrossiguiendo
las costas occidentales del Africa se introdujeron en la
península ibérica por el estrecho de Gibraltar, siendo
recibidos hostilmente por los naturales, y construyén
dose entonces lo muralla ciclópea, segun demuestran
los fragmentos del sepulcro.
La España fué conocida desde las épocas mas remotas;
y era para los pueblos orientales lo que mas tarde fué
el Perú para los españoles: de ella se sacaba el oro,
la plata y los demas metales, especialmente el estaño
mencionado en los libros sagrados de Isaías y de Moisés;
por consiguiente los egipcios no mirarían con indife
rencia esta nueva usurpacion, procurando de todas
maneras recobrarla. He aqui, pues, en nuestro concepto
explicado el mito de Gerion, venido del África tira
nizando el pais, y á Osiris y Hércules libertando á
los naturales. Desconfiados estos, segun parece, tampoco
recibieron con gusto á los egipcios; sin embargo,
pronto se adherieron á ellos atraidos por la benevo
lencia y dulzura de su carácter, y sobre todo para
sacudir el yugo que los hiksos les impusieran. Esta
hipótesis, que está en armonía con las tradiciones de
España, con la teogonía y mitos de los egipcios, con
los escritores y geógrafos antiguos, y finalmente con la
historia general de todos los pueblos del litoral del
(1) Los hiksos ó pueblos nómadas en una época muy remota
subyugaron el Egipto y despues de un reinado de 500 años, Segun
Flavio Josefo, fueron arrojados por Thumosis I y por Amenophis II
llamado Memnon. Posteriormente volvieron á invadir aquella region,
y despues de seis generaciones Amenophis III y su hijo Ramses III
los expulsaron del pais. Durante la primera invasion, parece que los
hebreos conducidos por Jacob se establecieron en el valle de Sabah
Byàr; y se cree que Amenophis III fué el Faraon que pereció con
Su ejército en el mar Roj0,
— ai-
Mediterráneo, se halla explicitamente confirmada en los
fragmentos del sarcófago, á despecho de los críticos
modernos, que envidiosos de nuestras glorias y de la
prioridad de la civilizacion ibera en Europa, se han
empeñado con sofismas en destruir un hecho que no
puede ponerse en duda, segun queda demostrado.
Es evidentísimo que existió una civilizacion egipcia
en España, y á los egipcios sin duda se deben las
primeras semillas de la célebre civilizacion turdetana,
en la misma época tal vez en que sus colonias daban
principio á las no menos célebres etrusca y griega.
Es igualmente indudable que estas tres civilizaciones
tuvieron desde muy lejanos tiempos un contacto entre
sí; y esto ademas de probarlo la multitud de objetos
de carácter etrusco que se han encontrado en las exca
vaciones de esta ciudad, lo demuestra la analogía ó
conformidad de escrituras, pues los mismos signos alfa
béticos que se ven en dichos fragmentos y en las medallas
autónomas españolas, son con poca variedad los mismos
que vemos en los alfabetos etrusco y helénico. Bajo
estos antecedentes, creemos puede afirmarse que á esta
época pertenece el sarcófago, y desde aqui podemos
proseguir la historia de Tarragona en las excavaciones.
En la parte mas profunda, segun hemos visto, existían
ruinas primitivas mezcladas con los restos egipcios con
temporáneos ó tal vez anteriores á dicha época. Sobre
estas se encontraron objetos etruscos y griegos demos
trando varios períodos de su civilizacion; y finalmente
confundidos con unos y otros hasta la dominacion ro
mana, restos de la ibérica.
Una circunstancia muy notable, y que no debe pasar
desapercibida, observamos con el Sr. Delgado al prac
ticar las últimas excavaciones : entre la capa que cubría
los restos egipcios y la que le seguía perteneciente á
la época greco-ibérica, se descubrieron considerables
vestigios de incendio, constantemente repetidos en donde
se encuentran restos primitivos y griegos; lo que nos
— ti —
induce á suponer que una catástrofe desconocida en la
historia, dio fin á aquella época para comenzar otra
nueva.
En lo que precede hemos hecho mencion de restos
etruscos y griegos hallados en Tarragona. Esto reclama
algunas explicaciones para fijar con probabilidad la época
á que pueden referirse aquellos importantes fragmentos.
Los Ligures ó Lygios, pueblos de la Acaya, segun
Dionisio de Halicarnaso (Aist. Rom. l. i.), penetraron
en Italia, y pasando los Alpes se establecieron en las
costas de Narbona algunos siglos ántes de la destruc
cion de Troya. Luego por los Pirineos se introdujeron
á la Iberia, apoderándose del rico pais de los Sicatws
ó Sículos, llamados asi del rio Sicano ó Sícoris hoy
Segre que lo bañaba. Los sículos arrojados de su ter
ritorio se trasladaron á Sicilia bajo la conducta de
Norax hijo de Mercurio y de Erithia.
Un escritor de nuestros dias, célebre por su erudi
cion y sagacidad en aclarar los puntos mas obscuros
de la etnografía (1), explica de otro modo la proce
dencia de los ligures y la marcha que siguieron hasta su
establecimiento en el litoral del Mediterráneo, conocido
por los antiguos con el nombre de Liguria. Segun
esta teoría, que creemos muy verosímil, los ligures
pertenecian á la raza ibera, eran oriundos de las montañas
de la Bética, por cuyas faldas corre el Guadiana, y
su ciudad se llamaba Lygistine. Cuando los pueblos celtas
atravesaron por primera vez los Pirineos, quince ó diez
y seis siglos ántes de la era cristiana, los ligures arro
jados de su patria por los invasores empujaron á su
vez á los sicanos, y estos siguiendo las costas del
Mediterráneo y despues de una permanencia mas ó menos
larga en el continente de Italia, á mediados del siglo
catorce, segun el cálculo de Fréret adoptado por Thierry,
conquistaron y dieron nombre á la isla de Sicilia que
(1) Amadeo Thierry. Histoire des Gaulois. Introd. XXXI. Parte I.
cap. I.
–23—
hasta entonces se habia llamado Trinacria (1). De esta
doble persecucion de los sicanos por los ligures, y de
los ligures por los celtas, resultó que las tribus iberas
salidas delfondo de la Bética con el transcurso del tiempo
ocuparon todo el litoral desde la frontera de España
hasta la de Etruria.
Sea cual fuere la mas verosímil de estas versiones,
ora procedan los ligures de la Grecia, ora sean antiguos
iberos, como parecen indicarlo los movimientos que
hemos descrito brevemente y resulta de la misma eti
mología, segunThierry (2), esinnegable que su historia
está ligada con la entrada de las primeras tribus espa
ñolas en Italia; y al establecimiento de los sículos en
aquella península, se debieron mas tarde las primitivas
relaciones de España con la civilizacion italiana ó etrusca.
El contacto de los iberos con los griegos se remonta
tambien á una época antiquísima. Los griegos asiáticos
fueron indudablemente los primeros que á imitacion de
los fenicios sus vecinos, verificaron expediciones comer
ciales á nuestras costas. Es muy probable que al prin
cipio no pasasen de Maenacá junto á Málaga, (3) por
que desde allí hasta el Occéano, ocupaban el litoral
colonias de Tyro.
Los escritores están discordes sobre la época de aque
llas expediciones. Unos, como Bocco citado por Plinio,
las hacen remontar á 200 años ántes de Troya (1384).
Estrabon dice que mucho ántes de las Olimpiadas los
griegos abordaron á las costas de España; y en su
tiempo se creía que los rodios á la vuelta de Troya
poblaron las Gimnesias. Segun la conjetura de Eusebio,
los griegos debieron verificar sus excursiones sobre el
año 914. Finalmente Scymno de Chio refiere que la
Fréret. OEuvres. Tomo IV. pág. 200. Thierry. Tomo I. pág. 11.
Li-gora, en vascuence ó antiguo ibero significa montañés.
3) Univero columnae Herculis vicina est urbs Massiliota Maenacà
appellata: Haec ad Europam vero Graecorum urbium Omnium extre
mum habet situm. SCYMNO CHI0. LIB. III. V. 145.
Sunt qui Malacam eamdem putant cum Maenaca, quam ultimam
Phocaeorum versus occasum civitatem accepimus. STRAbo. Lm. III.
— 24 —
primera colonia griega fué Emporias fundada por los
focenses y la segunda Rhodas por los rodios. (1)
Combinando entre sí estas diversas autoridades, no
creemos aventurado suponer, que las primeras expedi
ciones de los griegos á nuestro litoral debieron tener
lugar á lo menos nueve siglos ántes de la era vulgar.
Posteriormente una casualidad hizo llegar hasta la
Bética á aquellos navegantes. He aqui como explican
aquellos escritores este suceso. Un griego llamado Coleo
salió de Sámos su patria para Egipto con un rico carga
mento; pero arrojado por un furioso levante á las costas
de España, viose obligado á refugiarse en Tarteso, ciudad
que existía en la boca del Guadalquivir. Allí vendíó
su cargamento por sesenta talentos, ganancia tan exor
bitante, dice Herodoto, que á excepcion de Sostrato
eginense hijo de Laodamante, nadie hasta entonces habia
conseguido otra igual (2). Vuelto á su pais, Coleo pre
sentó riquísimas ofrendas en el templo de Juno, y esto
dio motivo á los griegos para concebir y llevar á cabo
nuevas expediciones á la Iberia. Este acontecimiento fué
anterior á los viajes de los focenses á Tarteso en tiempo
de Arganthonio (555) que reinaba en la Tartéside; y
Herodoto dice que Tarteso á la llegada de Coleo, eral
eá tempestóle emporium intemeralum esto es, que aquel
mercado no habia sido visitado aun por los extranjeros.
Hemos indicado con toda la precision posible la época
y las causas del contacto primitivo de los iberos con
las civilizaciones etrusca y griega. Á aquellos remotos
tiempos atribuimos los restos etruscos y gran parte de
los griegos descubiertos en las ruinas de Tarragona.
Prescindiendo de otras muchas consideraciones que po
dríamos presentar, nuestra conjetura recibe una gran

(1) Scymno Chio. Orbis. Descript. vers. 203. Strabo. T. II. LIB. lí.
Pumo. Lib. xvi. c. 40. Eusebio Cronicon pag. 8G.
(2) Erat el tempestate id Emporium intemeralum, adeó ut indé
revertentes isti ex mercibus quastum máximum fecerint, interomnes
quos novimus Grsecos, dumtaxat post Sostratem Laodamantis Olium
jfeginctam, cum quo nemo possit contendere. Herodoto Lib. iv. £-152.
— 2-> —
fuerza del simple examen de los capiteles de arqui
tectura greco-etrusca puramente primitiva, hallados en
aquellas ruinas el año 1851, que existen depositados
en el Museo Arqueologico; capiteles absolutamente idén
ticos á los del templo de Hércules en Cora (Grecia)
y de Selinunto en Sicilia, reconocidos por los inteli
gentes como los mas antiguos de Grecia é Italia.
Ademas de los restos que acabamos de mencionar,
se han descubierto otros que corresponden á la mejor
época de la arquitectura griega, pertenecientes sin duda
á algun templo ó suntuoso edificio que tendrían los
griegos avecindados en Tarragona, ó levantado por los
naturales segun el gusto de la época, valiéndose de
artífices de aquel pais como solian hacerlo también los
romanos.
Es muy controvertible que los griegos hubiesen en
ningun tiempo dominado exclusivamente en esta ciudad.
La conservacion del nombre indígena, sea el de Kosé,
segun dijimos, sea el de Tarah-Cos ó Tarraco que nada
tiene ciertamente de griego, es una prueba evidente, en
nuestro concepto, de que los naturales supieron mantener
su independencia política hasta la ocupacion romana.
Avieno cita la ciudad de Callipolis entre Salauris
(Salou) y Tarragona. La posicion de aquel pueblo junto
á una laguna conviene perfectamente con los terrenos
pantanosos de la Pineda inmediatos á Villaseca y la
confirman varias ruinas que se descubren de vez en
cuando á alguna profundidad debajo de los aluviones
que actualmente forman el terreno vejetal de aquella
comarca (1). Lá proximidad de una poblacion griega
(1) Post haec arenee pluriino tractu jacent,
Per quas Salauris oppidum quondam stetit
In queis et olim prisca Callipolis fui!.
Callipolis illa (qrne per altam) ruoenium
Proceritatem et celsa per fastigia
Subibat auras, qua; laris vasti ambitu
Latere ex utroque, pisciura semper ferax
Stagnum premebat. Inde Tarraco oppidum
Et Barcinonum amoena sedes ditium.
(Avieno. Or* Maritim*. Lib. i vers. 512 y sig.)
í
— 26 —
fortificada con altos muros, que probablemente habia
dejado de existir antes de la dominacion romana, apoya
nuestra conjetura de que los griegos solo estuvieron
avecindados en Tarragona, manteniendo los naturales
su independencia; conjetura que confirma por otra parte
el hecho de permanecer íntegro en esta ciudad un
lienzo de muralla ibérica almohadillada, de la que
ningun escritor ha hablado, y* en cada uno de cuyos
sillares hay profundamente esculpida una letra del alfa
beto ibero. Segun observó el hebreo Benjamin citado
por Bochart, existían aun otros restos de igual clase
que denomina Anaceos ó Griegos, encima de los cuales
edificó Scipion como aun se' deja ver en el dia. (i)
Ampurias y Sagunto, ciudades indígenas, perdieron
probablemente su nombre primitivo para adoptar' el .
helénico al ser ocupadas por los griegos, y tal vez suce
diera lo mismo con el considerable número de pobla
ciones que existían desde Tarragona hasta las colonias
griegas de Dianium y de los Olcades ó Arcades (hoy
Denia y Alcarria), cuyos nombres nos ha conservado
Avieno. (2)
Es digno de observarse, que la colonizacion griega
comienza desde el cabo Salauris hasta los estableci
mientos fenicios 'de Málaga cerca de Maenaca, última
colonia fócense, asi como no se descubre vestigio alguno
de ellas en las costas de Cataluña (exceptuando la de
Cypsela, cuyo nombre solo se conservaba en tiempo
de Avieno) hasta Rhodas y Emporias primeras colonias
de los jónios; lo que ha dado motivo á los eruditos
para creer, que los catalanes celosos de su indepen-
(1) Tarraco ex Anacseorum et Graecorum fediflciis, nec ulla urbs
similis structurse, reperitur in omnibus Hispaniae terris.
Este precioso resto se ve en el mejor estado de conservacion, dentro
de la falsa braga, entre la puerta del Rosario y el Fuerte Negro.
Tambien puede observarse dentro de la ciudad en la bajada del
Rosario frente el arco de Toda. Este lienzo es notable por existir
aun los vestigios de una brecha abierta con el ariete.
(2) Festo Avieno cita las ciudades desde Tarragona á Málaga asi:
Callipolis, Salauris, Labedoncia, Tyriche, Sarna, Bystria, Bylactes,
Chersoneso, Tyrin, Sicana, Hemeroscopio, Hernea, Massiena y Míenaca.
—27–
dencia, rechazaron á los griegos, como probablemente
hicieron ántes con los fenicios y despues con los car—
tagineses.
Es muy conocida la ocupacion de Emporias por los
masilienses, y sus luchas con los naturales hasta el
célebre convenio que puso fin á esta discordia, mediante
la cesion de cuatrocientos pasos de terreno junto á la
ciudad indígena para que los griegos construyesen la
suya, dividiendo á ambas un muro con una sola puerta
que miraba á la poblacion ibera, guardada cuidadosa
mente por los colonos; division que aun se conservaba
á la venida de los romanos. (1)
Los escritores modernos, que al hablar de navega
ciones y de civilizacion todo lo ven fenicio, se empeñan
en rebajar la importancia de las expediciones griegas
primitivas, y la cultura de los antiguos etruscos é iberos.
No pretendemos negar una antigüedad muy remota á
la civilizacion de los tirios, mas esto no se opone á
que otros pueblos pudiesen haber bebido en las mismas
fuentes; y si entrase en nuestro propósito el desenvolver
esta tésis, seguramente encontraríamos muchísimos datos
para probar que toda la fisonomia de la primitiva cultura

(1) Emporiae duo oppida erant muro divisa. TITo Livio. LIB. xxi.
CAP. 25. Emporias, pueblo indígena ocupado. por los griegos, tuvo
hasta la venida de los romanos medallas propias con inscripciones,
ibéricas; y lo mismo sucedió en Sagunto. Lä leyenda de sus éxergos
escrita en lengua y caractéres españoles primitivos, probablemente
expresarán el nombre que tenian aquellas ciudades ántes de suje
tarlas los griegos.
Apesar de lus esfuerzos de los sabios, hasta el presente, no han
p0dido interpretarse satisfactoriamente las inscripciones de dichas
medallas; pero bastan para demostrar que la ocupacion griega en
las poblaciones indígenas, fué mas comercial que de dominio. La
variedad de leyendas ibéricas en las medallas de Sagunto, complica
extraordinariamente la interpretacion hasta dudar si estas y q5 \,
atribuidasgeneralmente á Sagunto por los emblemas de la concha
y el delfin pertenecen mas bien á Rhodas (Rosas) pues leen
(1ºios eruditos"RobeSE.
Poseemos una medalla inédita con los mismos emblemas y COn esta
inscripcion pN. | S. la cual descomponiendo el nexo que forma el
primer grupo se puede leer RITIS. En la página 15 hablamos ya
detenidamente de las medallas ibéricas de Tarragona.
— 28 —
y de la religion de los griegos, etruscos é iberos revela
el mismo orígen que la de los fenicios.
Una reflexion nos ocurre que robustece nuestra con
jetura. La civilizacion etrusca fué hija legítima de la
pelásgica, y los pelasgos pasaron á Italia conducidos
por OEnotrio diez y siete generaciones ántes de la ruina
de Troya (1750). Todos los eruditos convienen en que
las primeras navegaciones de los tirios en el Mediter
ráneo fueron posteriores al siglo XV, época de la que
datan gran número de ciudades de Italia construidas por
los pelasgos, y esto bastaría para demostrar el estado de
cultura de aquella célebre raza, si no supiéramos que la
Toscana le debe ademas de un alfabeto distinto del de Cad-
mo, otras instituciones propias de un pueblo civilizado.
Por otra parte Estrabon dice que los turdetanos poseian
gramática propia, memorias escritas en verso y compo
siciones poéticas de seis mil años; que los demás espa
ñoles tenian tambien gramática, mas no una sola, pues
no hablaban una misma lengua. (1)
De cualquier modo que se computen estos seis mil
años, abrazan siempre un período anterior á la venida
de los tirios, deduciéndose de aqui que otro pueblo
culto debió necesariamente precederlos en España.
Creemos supérfluo aducir otras pruebas que apoyarían
esta hipótesis. Nadie ignora que habiéndose aumentado
excesivamente la poblacion de la Fenicia y Palestina,
los tirios consultaron á los oráculos de Egipto para
saber en que punto podrian establecer colonias, y
obtuvieron por respuesta «que fuesen allá al extremo
de la tierra en donde se levantaban las columnas de
Hércules (2)» prueba evidente deque los sacerdotes egip-
(T) Turdetani, omnium bispanorumdoctissimi judicantur, utunturque
grammaticA, et antiquitatis monumento babent conscripta, ac poemata
et uietris inclusas leges á sex millibus, ut ajunl, annorum. Utuntur,
ut reliqui hispani grammaticA, non unius omnes generis, quippe ne
eodem quidem sermone. Steabo. lib. hi. 204.
(2) Strabo.-Rerum. Geograph. Tomo i. lib. hi. c. 5: Ademas, los
sacerdotes egipcios dieron conocimiento á Platon de la Atlántida á cuya
sumersion se atribuye á la ruptura del istmo de Gibraltar, suceso
acaecido mucho* ántes de las expediciones (enicias.
— 29 —
cios conservaban ideas de otras antiguas navegaciones á
España de las cuales no tenian conocimiento los fenicios.
Muchos eruditos creen que estos navegantes exten
dieron sus colonias por todas las costas ibéricas del
Mediterráneo hasta los Pirineos; esto no consta de un
modo auténtico y se reduce á simples conjeturas. Lo
que refieren los escritores antiguos de la plata reco
gida por los fenicios en los Pirineos, no prueba que
hubiesen establecido colonias en este punto. Ademas, en
las excavaciones de Tarragona hemos reconocido en
capas sobrepuestas la huella de los pueblos que pisaron
su territorio, y no hemos hallado el menor vestigio que
revele la presencia de los lirios en esta parte de la
Península.
Reasumiendo pues lo que queda dicho, creemos; que
la España fué poblada desde la primera dispersion del
género humano en las llanuras de Sennaar, poco despues
del gran cataclismo, cuya memoria conservaron los hom
bres durante muchísimo tiempo, viviendo en el estado
natural y profesando la sencilla religion de sus padres.
Esta inocencia y tranquilidad fué interrumpida por
la invasion de un pueblo alienígena que hostilizó al
pais, pero que acosado en todas partes por los natu
rales, levantó junto al puerto donde habian desembar
cado, los muros ciclópeos que forman la acrópolis de
Tarragona. La semejanza de estos muros con los de
las mas antiguas ciudades de Grecia é Italia atribuidos
á los pelasgos, hace presumir que los pueblos que cons
truyeron unos- y otros procedian de un mismo pais,
siendo muy probable que fuesen los hiksos ó pueblos
pastores expulsados del Egipto (1). La rudeza de los
de Tarragona comparados con aquellos manifiesta la
antelacion de los primeros, sin que sea fácil averiguar
los motivos de esta prioridad, como no se admita
(1) En aquella misma época sin duda, se verificaron las primeras
invasiones scíticas á Europa por la selva Ercinia. (Veasela explica
cion de los fragmentos del sepulcro egipcio, cuadros históricos desde
el fragmento núm. 3 al núm. 15.)
—30–
la venida directa de los hiksos á España por las costas
occidentales del África, segun dijimos, lo cual está de
acuerdo con las tradiciones y monumentos, y compro
bado por las representaciones del sepulcro. (1)
No es menos difícil conjeturar las causas que trajeron
á España la colonizacion egipcia en la misma época tal
vez en que Inacho, Ogiges, Decaulion, Danao, Lelego
y Dárdano conducian colonias egipcias á la Grecia é
Italia; pero se comprende muy bien, siguiendo la misma
hipótesis, que los naturales aliándose con estos procu
raron arrojar de su suelo á los hiksos ó extranjeros
que los tiranizaban. -

El carácter dulce y suave de los recienvenidos


se adaptó naturalmente con el de los indígenas, no
siendo en su consecuencia difícil introducir su religion
y costumbres, las cuales echaron en el pais tan hondas
raices, que el frecuente trato con los fenicios, griegos
y cartagineses no pudo desarraigar hasta la venida de
los romanos, segun puede deducirse de las medallas
primitivas ibéricas que manifiestan el culto egipcio esta
blecido en España. -

Despues de aquella época y cuando ya se habian iden


tificado con los naturales, se verificó la invasion de los
(1) Pausanias dice, que fueron líbicos los primeros moradores de
Cerdeña; y la tradicion señala á Sardo hijo de Hércules líbico, como
jefe de aquellas colonias. La ciudad de Nora en la misma isla fué
fundada por los ibéros acaudillados por Norax hijo de Mercurio y de
Erithia (). Diodoro (LIB. v.) afirma que Pluton rey de España (vease
el fragménto núm. 38) robó á Proserpina mientras se divertia co
giendo flores en la isla de Sicilia; y los griegos que verifi
caron el robo unos corsarios gaditanos. Júpiter echó al Tártaro junto
á las columnas de Hércules á los gigantes que no habia sepultado debajo
de los montes de Sicilia; y finalmente á esta misma islà condujo Hér
cules los rebaños de Gerion procedentes de la Bética, segun Estesícoro.
Despojando todas estas tradiciones de la corteza fabulosa, se echa
de ver que las primeras colonias civilizadoras pasaron del continente
africano á Europa é islas del Mediterráneo, asi como todo induce á
creer que la civilizacion pasó de Occidente á la Grecia. (Vease el
fragmento núm. 5.)
(*) Erithia era el nombre primitivo de Cádiz y Mercurio ó Toth
era una de las deidades egipcias: asi, pues, Norax nació del consorcio
egipcio-turdetano.
— 31 —
iigures que produjo á su vez la de los sicanos á Si
cilia, ocasion segun creemos del primer contacto entre
las civilizaciones ibérica, etrusca y griega en unos
tiempos muy anteriores á la ruina de Troya. Á esta
época, pues, conjeturamos se remonta la construccion
del sepulcro, refiriéndose sus representaciones á hechos
acaecidos muchísimo ántes, pero que guardan armonía
con las crónicas antiguas y con lo que llevamos dicho.
Posteriormente se establecieron las colonias griegas en
las costas del Mediterráneo (600) conservando sin la
menor duda los habitantes de esta ciudad su indepen
dencia, segun las conjeturas que hemos ya mencionado.
Tal es en compendio, segun nuestra opinion, la historia
de Tarragona anterior á la venida de los romanos, los
cuales nivelando las ruinas que ocultaban tantos hechos
desconocidos, levantaron sobre este terreno de detritus
una nueva ciudad que vino á ser la Metrópoli de la
España citerior, y que á ejemplo de las que la prece
dieron, despues de cinco siglos de existencia fué asolada
y convertida en pavesas para no volver á recobrar la
importancia que desde su ereccion habia tenido. Sin
embargo, si la Providencia en sus inescrutables desig
nios dispuso las catástrofes sucesivas que han afligido
á esta ciudad, quiso al mismo tiempo que Tarragona
como el ave fenix se regenerase en si misma naciendo
de sus cenizas. Babilonia, Nínive, Thébas, Palmira y
otras populosas ciudades tal vez contemporáneas de la
nuestra, abatieron sus orgullosas cabezas hasta el polvo
de la tierra para no levantarlas jamas; y un mar de
arena ha cubierto los restos de su grandeza hasta el
punto de que el viajero busque en vano el lugar donde
existieron, y una sombra donde cobijarse...! Tarragona
cayó gentil para levantarse cristiana, y á imitacion de
Roma, con la que se identificó en el momento de abrir
sus puertas á los enviados de la República, si ha perdido
la importancia política le restan como á aquella sus re
cuerdos y ruinas; y como en un libro escrito sobre bronce
— 32 —
y sobre mármol, las generaciones futuras estudiarán en
ollas la historia de los pueblos que á semejanza de un
metéoro han desaparecido, sin haber dejado rastro de
su existencia.
Quizá sea providencial que aquellas ruinas se acu
mularan por épocas y en capas como los fósiles en las
entrañas de la tierra, para que el arqueólogo y el
naturalista cuenten por ellas las generaciones que han
transcurrido desde la formacion del globo y desde que
los hombres se han constituido en sociedad.
Las excavaciones de Tarragona están actualmente
llamando la atencion del mundo sabio. La Real Aca
demia española de la Historia se ocupa con particular
interes de estos importantes descubrimientos que tanta
luz pueden arrojar sobre nuestros orígenes; y es de
esperar que bajo su poderosa influencia produzcan impor
tantes resultados los trabajos que ha emprendido y que
aquella ilustre Corporacion va publicando en sus me
morias anuales, reproduciendo al mismo tiempo en
costosas litografías los restos que han aparecido. Re
cientemente ha visto la luz pública en Rerlin una
memoria histórica sobre el sepulcro, con magníficos
litografiados, obra del erudito Baron de Minútoli; y
en fin las demas academias de Europa, y los hombres
eminentes en arqueología y filología, se ocupan de nues
tras antigüedades, estableciendo polémicas en averigua
cion de cuales podian ser los primeros pobladores de
esta antiquísima ciudad. Tarragona iba perdiendo cada
vez mas su importancia histórica y veia disminuirse
todos los dias la afluencia de viajeros y curiosos á exa
minar sus magníficas ruinas, pero es de esperar que
los últimos descubrimientos la harán recobrar de nuevo
sus antiguas glorias, y le designarán el lugar que le
corresponde en el itinerario de Europa como una de las
ciudades mas dignas de visitarse.
La Sociedad Arqueológica Tarraconense, con un des
prendimiento que la honra, inauguró esta nueva era,
— 33 —
sacando del seno de la tierra y recogiendo con incan
sable actividad los restos esparcidos por todas partes,
para reunidos en un museo digno en todos conceptos
de figurar muy pronto, sino como uno de los mas ricos,
como otro de los mas interesantes, con la particularidad
de que solo encierra objetos propios, sin haber tenido
que mendigar á paises extraños ninguno de los nume
rosos restos de que se compone.
¿Á quién, pues, podia yo dedicar mas justa y dig
namente que á tan distinguida Corporacion este escrito,
reducido á demostrar la importancia de las vetustísimas
ruinas de nuestra propia morada? Nadie mejor que esta
ilustrada y celosa Sociedad, testigo de los descubri
mientos, conservadora de los objetos arqueológicos y
entregada exclusivamente á su estudio, podrá apreciar
este trabajo. Reciba, pues, con benignidad mi corto
obsequio, el cual me proporciona el honor de felicitarla
por tan interesantes descubrimientos. Considerada como
fundacion de los Scipiones, Tarragona mereció los mas
entusiastas elogios de la antigüedad sabia, y si el amor
patrio no nos engaña, esta noble poblacion ha adqui
rido nuevos títulos al cariño de sus hijos y á la vene
racion de los extraños, ahora que un estudio mas escru
puloso de sus ruinas ha puesto en claro la remotísima
época de su fundacion, la importancia que ya tenia
muchos siglos antes de existir la soberbia conquistadora
del mundo, y la independencia que supo conservar en
las numerosas invasiones que sufrió la vieja Iberia.
INTERPRETACION

DE LOS

FRAGMENTOS DEL SEPULCRO EGIPCIO

DESCUBIERTO

EN LA CANTERA DEL PUERTO DE TARRAGONA.


DIVIDIDA El» TRES PARTES:
LA PRIMERA COMPRENDE LAS REPRESENTACIONES HISTÓRICAS;
LA SEGUNDA CONTIENE LOS CUADROS TEOGÓNICOS, T LA ULTIMA SE REFIERE
Á SUCESOS TRADICIONALES DE LOS PRIMITIVOS TIEMPOS.

CUADROS HISTÓRICOS.

FRAGMENTO PRIMERO.

La representacion de este fragmento parece aludir á


la fábula del jardin de las Hespérides. Las tres her
manas reunidas en un solo tronco fertilizan con la leche
de sus pechos, el jardin donde existía el celebre man
zano de oro guardado cuidadosamente por el dragon
que mató Hércules.
Aun cuando la representacion de este cuadro se presta
facilmente á interpretarse en sentido mitológico, creemos
no obstante que los constructores del sepulcro quisieron
mejor expresar con un geroglíficola feracidad y abundan
cia de la Bética en donde los poetas situaron la Hesperia.
— 36 —
Algunos sabios creen que la voz Hesperia es sinó
nima de Spharad, palabra hebrea con que es denomi
nada la España en los libros del profeta Abdias, de
la cual pudieron los griegos tal vez haber formado la
suya Sphera ó Hespera. De todos modos, esta palabra
significa poniente, occidente, y con este mismo nombre
señala Ovidio el último punto de la tierra en donde
se pone el sol. (1)

FRAGMENTO N.° 2.

Representa á Pan tocando la zampoña y á Baco en


señando el cultivo de la vid. Nuestros antiguos escri
tores creen que Baco es la misma persona que Noé, y
no faltan modernos que apoyan esta identidad. Los anti
guos atribuyen á Baco la fundacion de Nebrisa (Lebrija)
en la Turdetania por su abundancia de vinos; asi Silio
Itálico dice:

Tempore quo Bacchus populos dominabat Hiberos,


Coneutiens Thyrso, adque armata Menade Calpen

Ac Nebrissa Dionysaeis conscia thyrsis,


Quam satyri coluere leves, rediraitaque sacrá
Nebryde, et arcano Ma;nas nocturna Lyseo. (2)

El ciervo estuvo consagrado á Baco ó Dionisio; y


con la piel de aquel animal llamada Nebris celebraban
los sacerdotes y sacerdotizas (Maenades de Maenes) los
misterios báquicos. Sosthenes de Gnido, refiere que
Dionysios hijo de Júpiter y de la ninfa Argea habia nacido
en Egipto; que con un ejército de sátiros subyugó la
(1) Hesperio positas in littoro metas.
Humida nox tetigit Ovidio, Metamorpii. L. ii. vers. 42.
Axe sub Hesperio sunt pascua Solis equorum. Idem. L. iv. vers. 214.
(2) Sil. Itálico. Lib. III. vers. 101 y 393.
— 37 —
India y luego sometió la Iberia, dejando á Pan en ella
por su delegado; y finalmente que Pan dio el nombre
á esta region denominándola Pania ó Spania.
Pan por otro nombre Maenes ó Mendes era uno de
los dioses mas antiguos del Egipto, y bajo uno de estos
dos últimos nombres se le habia erigido un antiguo
templo en la ciudad de Chemnes ó Panópolis en la
region media del Egipto (Heptanomia).
Desde muy antiguo era conocida en el Egipto con
el nombre Spania la península ibérica, de modo que
ya en el Levítico y en el Deuteronomio se dá el
nombre \ £)ÜJ Sphan al conejo como animal indígena
de la Spania ó España de donde tomó el nombre (1);
y en todos tiempos el conejo fué el geroglífico que
simbolizaba esta region.
Los griegos y romanos en un principio no conocian
el conejo; asi pues, aquellos al verlo por primera vez
en España lo apellidaron lebrida por su semejanza con
la liebre, y los romanos cuniculi por las madrigueras
subterráneas que fabrica, cuyo nombre aplicaron al
animal y luego á la region de donde son indígenas. (2)

\ FRAGMENTO N.° 3. A.

En la parte superior de este resto se observa una


ceremonia religiosa; dos sacerdotes acompañados de
varones en estado salvaje, con ramos en las manos, y
inugeres con teas encendidas, tributan culto á una
deidad invisible.

(1) I.evftico cap. X. vers. B. Denteronomio cap. XIV. vers. 9. cita


dos por D. Miguel Cortés y Lopez. Guerras ibéricas pág. 3.
(2) Pernitiosas habet bestias feré nullas. exceptis cuniculis, Iepus-
culis illis ferram fodientibus quos quídam leberidas nominant
Stbabo. Luí. hi.
Ab eo quod sub terra cuniculos ipsi faceré soleant.
Varro. 3. de Re Rus. c. xh.
–38–
Los antiguos españoles, segun testimonio de Estrabon
(LIB. III. c. 14) sacrificaban á un Dios sin nombre en
los plenilunios, bailando toda la noche con su familia;
horrorizábanse de las nuevas deidades y de los sacri
ficios cruentos que intentaban connaturalizar los ex
trangeros. - - -

La representacion de estos ritos, que tienen bastante


analogía con las fiestas llamadas Neomenias celebradas
por los egipcios en los novilunios, corrobora lo ex
puesto por Estrabon y concuerda perfectamente con
las que se celebraban en el templo de Hércules en
Cádiz, en el cual no se veia simulacro de ninguna
deidad, reduciéndose todo el culto á mantener el fuego
perpetuo en sus altares, y usando solo el incienso en
sus sacrificios. (1)
El erudito P. Natal Alexandro y el P. Calmet ha–
blando de este famoso templo, dicen que se observaban
en él infinitos vestigios de la religion hebrea; dete—
niéndose á enumerar la semejanza de muchas de sus
ceremonias y ritos con los mismos que cita Moisés en
el Exodo, en el Levítico y en el Deuteronomio, aña
diendo que la mayor parte eran absolutamente iguales
á los que usaban los egipcios. /

FRAGMENTO N° 4.

Son tan importantes para la historia primitiva de los


pueblos del antiguo mundo los fragmentos que van á
ocuparnos, que consideramos indispensable dar á las
representaciones en ellos esculpidas una forma histó
rica, tomando los acontecimientos desde su orígen á
fin de simplificar la interpretacion.
(1) Sed nulla efigies simulacrave nota Deorum majestate locum ex
sacro implevere timore.
SIL. ITAL. L. III. VERs.30.
— 39 —
Nadie ignora que en una época remotísima las tribus
árabes trogloditas que ocupaban las costas orientales
del golfo arábigo, atravesaron el mar Rojo haciéndose
dueños de una parte del Egipto. En épocas posteriores
se verificaron otras transmigraciones poco conocidas en
la historia; pero la mas célebre entre en ellas fué la
de los hiksos ó pueblos pastores, que los hizo dueños de
casi todo el Egipto, dominándolo por mas de 160 años.
Cansados los egipcios de sufrir el yugo de los extran-
geros se levantaron en masa para arrojarlos de su pais,
como por fin lo consiguieron. Los pastores entonces,
unos regresaron á su antiguo territorio en la Siria y
Palestina, corriéndose quizás hasta la Natolia, mientras
que otros esparramándose por la Libia, pasaron á las
islas del Mediterráneo ; y finalmente, es muy probable,
que muchos siguiendo las costas occidentales del Africa,
penetrasen á la península Hispánica, como asi lo demues
tran los fragmentos.
Mucho ha dado que discurrir á los sabios el orígen
del pueblo nómada que por primera vez estableció sus
aduares en las orillas del Nilo. Las pinturas de Thebas
no nos dejan duda del orígen scítico de los primeros
que disputaron á los etíopes su territorio, pues se ven
en ellas cautivos de color blanco, con cabellos rojos,
ojos azules y las piernas pintadas de colores, cuyas
señas corresponden á lo que los antiguos ■ han escrito
de los scitas.
Manethon dice que una de las primeras invasiones
al Egipto fué la de los Aurilas divinos, tal vez los
Orilhios del Génesis; y la segunda, anterior á todas las
dinastías egipcias, fué la de los Meslreos, héroes cuyo
nombre puede muy bien traducirse por Mesrim des
cendiente de Cam segun la Biblia, los cuales empujados
por los cusilas hácia el mar Rojo, lo costearon pene
trando al Egipto por el istmo de Suez ó por el estrecho
de Babel-Mandel . Confirma aquel aserto Herodoto di
ciendo, que los masagetas, habitantes de las riberas
— 40 —
del rio Oxus, disputaban á los egipcios no solo la
antigüedad sino tambien su territorio.
Es muy posible que los habitantes de los paises com
prendidos entre los golfos Pérsico y Arábigo, y los
mares Caspio, Euxino y Mediterráneo procediesen efec
tivamente de los scitas que Diodoro coloca en las
orillas del Indo, y que algun desbordamiento producido
por el exceso de poblacion hubiese impelido hácia la
península del Yemen en una época remotísima. Segun
se conjetura, estos sacudimientos se repitieron por cau
sas análogas en tiempos posteriores, arrojando nuevas
oleadas humanas, las cuales parecidas en la impetuo
sidad á un rio salido de madre, fueron detenidas ins
tantaneamente en su curso por aquellos mismos pueblos
que les habian precedido. Pero asi como un rio no
retrocede nunca, y rompe por los obstáculos que se
oponen á su rápida corriente, asi aquellas hordas in~
vasoras abriéndose paso al traves de esta resistencia,
obligaron á los asirios á correrse al Sur del Eufrates,
y por consiguiente las tribus nómadas que ocupaban
la Siria y la Arabia, empujadas en su territorio rebo
saron precipitándose al Egipto, segun queda dicho.
En vano los egipcios procuraban rechazar aquellas
irrupciones cuando estaban divididos en Nomas ó pe
queños estados; entonces los extrangeros eran los ven
cedores. Pero al unir á aquellos el vínculo nacional, sin
grandes dificultades los invasores eran arrojados del
Egipto. He aqui pues el pueblo, que bajo la denomi
nacion de hiksos (1), de reyes pastores ó de leprosos
hicieron vacilar mas de una vez y hasta sus cimientos
la civilizacion y las instituciones de los egipcios, pero
que definitivamente expulsó Ilamses III el gran Sesóstris,
del cual refiere la tradicion cosas portentosas.

(1) Segun Cantú, el nombre hiksos dado por Josefo tí los reyes
pastores, contiene pronunciacion á lo oriental compuesto del nombre
natural de los scitas Sehots, y del nombre HIK HAIK, llevado aun
hoy por los armenios.
— 41 —
Cuando el Egipto era invadido, numerosas colonias
conducidas por los sacerdotes emigraban á grandes
distancias, ejemplo que imitaban los hiksos á su vez
al ser expelidos, y á estas épocas sin duda, se refie
ren las colonias procedentes del Egipto que vinieron
á establecerse en las costas del Mediterráneo. En el
fragmento número 4 se ve una de estas tribus errantes
en el acto de abandonar el Egipto ; y en la parte superior
del mismo, una representacion de las grandes fiestas
que por tan plausible motivo se celebraron en Thebas
y en Memfis. Asi pues, al mismo tiempo que el im
petuoso torrente de hordas scíticas, arrollando dificul
tades abría un profundo cauce por las orillas de los
mares Caspio, Euxino y Propóntide, inundando la Europa
salvaje por el Helesponto siguiendo la selva Ercinia,
otras expediciones mas cultas costeando el litoral del
Africa, introducian los primeros gérmenes de la civi
lizacion en la misma Europa simultaneamente por el
estrecho de Hércules y por las islas del Mediterráneo (1).
De manera, que si en los iberos no puede verse sino
la oleada mas antigua de la irrupcion que hicieron en
Europa los celtas ó scitas asiáticos, vesc al mismo
tiempo la fisonomía de otras invasiones scíticas y se
míticas introducidas por el Mediterráneo y por el litoral
del Africa.

(1) Userio dice que Inako llegó á Grecia 1856 años antes de Jesu
cristo. Ogiges en 1796: Cecrope procedente de Sais, llegó al Atica
en 1556 fundando el reino de Atenas que llamó Cecropia. Decaulion
se estableció en el Parnaso en 1 548. Cadmo tal vez no hizo mas que
introducir con el papiro (1493) la escritura que aprendiera en Egipto,
fundando la Thebas griega á imitacion de la do Said. En 1483 se
refugió Üanáo á Grecia desterrado del Egipto por los chemnitas, apo
derándose de Argos, y fundando la segunda dinastía llamada Danaica.
Lelego civilizó á los Meagrios (1470) y finalmente Dardano se apoderó
del Helesponto en 1449.
Raoul-hochette opina que los griegos deben gran parte de su ci
vilizacion á los pastores fenicios que Sesóstris arrojó del Egipto.
Diana Efesina cubierta de cintas geroglfficas como una momia, denota
el culto egipcio introducido en la Grecia. Los griegos fueron desen
volviéndola de ellas y aumentándola de pechos para convertirla en
l'anthea, demostrando esto el nuevo culto que iba sustituyendo al
primero.
G
— 42 —
Podrán considerarse hipotéticas nuestras opiniones
relativamente á las consecuencias de las emigraciones
referidas, pero no podrá negársenos que es el único
medio de conciliar los extremos: en caso contrario nos
habrán engañado las apariencias. Vamos pues á aducir
algunas otras pruebas á favor de nuestras conjeturas.
Segun creemos, los hiksos ó fenicios y los pelasgos
eran pueblos de igual procedencia, como sin duda lo
fueron los pelasgos y etruscos que iguales causas hi
cieron reunir en un mismo pais en distintas épocas.
Son infinitas las analogías que Mr. d' Hancarville ha
encontrado entre los etruscos y pelasgos, con los feni
cios y el Egipto, las cuales omitirémos en este lugar,
contrayéndonos á las puramente necesarias para demos
trar, que no está destituida de fundamento la conjetura
de que los etruscos, los pelasgos y los hiksos eran pue
blos de igual estirpe originarios de un mismo pais.
Los pelasgos, pueblos antiquísimos que se habian
establecido en la Arcadia en épocas muy remotas, eran
considerados por los griegos como una raza de cíclopes
ó titanes, por que decian que eran descendientes del
dios Tis ó Teul (HEitonoT. lib.v. c. 1.). El nombre
pelasgo derivado de Phaleg, en los idiomas semíticos
significa errante disperso, y en efecto estos pueblos fueron
nómadas como los scitas, tal vez sus progenitores.
La religion de los pelasgos del mismo modo que la
de los etruscos participaba de la teogonía egipcia, ma
nifestando que ambos estuvieron en otro tiempo relacio
nados con los egipcios. Los pelasgos tenian establecido
en Samotracia el culto de los cabiros, deidades de orígen
y procedencia egipcia, los cuales eran adorados en
Memfis, como asi mismo lo era el Hérmes ó Mercurio
con los atributos de la generacion, culto introducido
por aquellos en Grecia é Italia. Pan y los sátiros con
pies de cabra, expelidos del Olimpo eran otras de las
deidades pelásgicas, pertenecientes al panteon egipcio.
En algunas de las construcciones denominadas pe
— 43 —
lásgicas, vemos el tipo marcadamente egipcio; de manera
que los célebres Nuragas de Cerdeña descritos por Houél;
otras que existen en Macara (Sicilia) y los Talayots de
Mallorca, ademas de estar construidos, segun' Mr. Gail-
habaud, bajo el mismo principio de las pirámides de
Egipto, guardan con ellas grande analogía. Haremos
observar de paso, que en las poblaciones mas antiguas
de Europa bañadas por el Mediterráneo, y en las islas
del mismo mar, se hallan construcciones ciclópeas ó
pelásgicas absolutamente iguales á otras que se con
servan en la Fenicia.
Mr. d' Hancarville cree que los etruscos y tirrenos
eran pueblos extrangeros procedentes de Palestina, los
cuales despues de mucho tiempo de haberse establecido
en Italia, se aliaron con los pelasgos pueblos transmi
grantes, añadiendo, que esta union se verificó sin estré
pito por la identidad de orígen, principios y creencias.
Helánico de Lésbos asegura, que los pelasgos y tirre
nos eran una sola raza con distintas denominaciones.
Dionisio de Halicarnaso dice, que unos y otros eran
extraños en el pais que habitaban ; y Mazzochi apoyado
en un pasaje de Solino, conjetura, que los etruscos eran
descendientes de los fenicios.
Los etruscos y tirrenos procedentes segun queda
dicho de la Fenicia, tenian la misma cosmogonía de
los egipcios, reconociendo, dice Séneca, en Dios el
alma del mundo, y dando á este segun Suidas doce mil
años, seis mil destinados como los egipcios, á señalar
un lugar á cada una de las cosas que habia dado el
ser, debiendo finir al cabo de otros doce mil años.
Al observar la mas antigua arquitectura de los etruscos,
hallaremos impreso en ella el gusto egipcio; y segun
Plinio por testimonio de Varron, emplearon las pirá
mides, fabricaron laberintos y tenian estátuas colosales
como los egipcios.
Á ejemplo de los fenicios los etruscos sacrificaban á
los elementos considerados como genios; y en sus meda
— 44 —
Has se representaba el Eubon del mismo modo que lo
era en Fenicia y en la Siria (1). Muchos nombres de
las islas, rios, montañas y ciudades de Toscana tenian
nombres de tipo marcadamente fenicio; y si damos fó
á Antíoco de Siracusa, Apis uno de sus dioses dio
nombre á los Apeninos. Finalmente el alfabeto etrusco
introducido en la Toscana por los pelasgos es muy
semejante al cadmeo, y ambos segun Mr. Cishul,- tienen
relacion con el de los pueblos mas antiguos del Asia;
de manera, que la analogía que se nota entre aquel
alfabeto, el griego y el ibérico, nos induce naturalmente
á suponer una identidad de orígenes. (2)
Manifestamos ya en la Memoria que precede, los
puntos de contacto que observamos entre el Egipto,
los antiguos habitantes de la Fenicia, los etruscos y
los pelasgos con los iberos, y como comprobante de
lo que allí expusimos, procederémos desde luego á
explicar las representaciones del sepulcro que tienen
relacion con aquellos acontecimientos.

(1) Cúmas poblacion fundada, segun Valeyo Patérculo, por los


elruscos poco despues de la ruina de Troya, tenia grabado en sus
mas antiguas medallas el símbolo de Baco-Eubon, esto es, el toro
con cabeza humana, emblema que adoptaron las'ciudades de Capua,
Ñola, Puzol y Ñapoles colonias de Climas. Lus eruditos fundados en
lo que dice Macrobio (Sat. L. i. c. 18.) creen que el Eubon repre
senta el sol en sus cuatro estaciones, aludiendo sin duda á Apolo
deidad adorada en Cúmas, la cual inspiraba á la famosa Sibila.
En las costas de Cataluña se encuentran medallas al parecer muy
antiguas con inscripciones ibéricas, en las que se ve el Eubon abso
lutamente igual al de las medallas de Cúmas; y en el anverso la
cabeza de Apolo coronada de laurel. En otras se ve mal burilada
una cabeza sumamente bárbara de muger, con el cabello desgreñado,
que se asemeja mucho á las de las medallas atribuidas á Rbodas
(Rosas). (Véase Sestini, lám. IV. fig. 6, 7 y lám. VIH. fig. 2, 3 y 6).
Las inscripciones de las primeras difieren una de otra, pero aunque
no lian podido interpretarse hasta el presente de un modo satisfac
torio se ba observado no obstante, que comienzan ambas con las mis
mas letras de las medallas de Sagunto aliada con Rhodas. rix<l '< v,
(RoDeSE). v
(2) Véase la Memoria precedente pág. 23 y los fragmentos núme
ros 3. B. y C. : y números 9, 17 y 30.
— 45 —

FRAGMENTO N.° 3. B. y C.

En el primero de estos dos cuadros (B) se ve el


arribo de una de aquellas colonias errantes expelidas
del Egipto á un pais inculto y salvaje. Los naturales
desconfiados reciben hostilmente á los recien venidos
que se presentan con signos de paz, y no obstante
van armados. (1)
Difícil sería adivinar las consecuencias de esta in
vasion, sino estuviesen patentemente demostradas en el
segundo cuadro (C), viéndose en él á los extrangeros
construyendo el muro ciclópeo, cuyos grandiosos restos
se conservan en esta ciudad. La escritura fonética' que
circuye la parte inferior de estos cuadros geroglíficos
explicará seguramente lo que solo conjeturamos: sin
embargo, el conejo colocado debajo de los indígenas,
no deja duda que son españoles los que procuran de
fender su independencia obligando á los extrangeros á
encerrarse en recintos fortificados. (2)
(1) En el primero de los buques ó canoas se ve un hombre con
un ramo verde en la mano; lo que indica á nuestro ver una corta
travesía. Esta circunstancia y la del curso de los atunes que se ob
servan debajo de las piraguas, nos hace presumir el acto de atrave
sar el estrecho de Hércules. Es sabido que los atunes en determinadas
épocas del año entran del Occéano á desovar en el Mediterráneo, y
probablemente en lo que falta del fragmento se vería la costa con
trapuesta del Africa por donde vinieron los extrangeros.
(2) Algunos creen que los pelasgos arrojados de la Etruria por
un conjunto de desgracias poco antes de la guerra de Troya, al
buscar un refugio en España pudieron en aquella época erigir las
murallas ciclópeas de Tarragonay de Sagunto. Nosotros rechazamos esta
hipótesis, por que la construccion, la robustez y el perímetro de la
cerca militar de Tarragona demuestra mas bien los efectos de una
emigracion en masa, compacta y vigorosa, que la imagen de un pueblo
disperso y atribulado por una série sucesiva de desastres que prece
dieron de cerca á su total exterminio, segun refieren Marsilio de Lésbos
y Dionisio de .Halicarnaso. Estos escritores añaden que gran parte de
los pelasgos se retiraron al Atica, y otros se pasaron á los bárbaros. He
aquí el único dato en que se fundan los que creen que se levantaron
aquellas acrópolis en España por este pueblo desgraciado, digno de
mejor suerte.
Ademas, la rudeza de los muros ciclópeos de Tarragona revela los
primeros esfuerzos del arte en un pueblo que comienza á civilizarse,
incompatible en todos conceptos con el estado de cultura á que habían
llegado los etruscos en la época á que nos referimos.
– 46–

FRAGMENTO Nº 5.
Episodio del cuadro anterior. Representacion simbó
lica del traslado de las peñas que componen la muralla
de la acrópolis de Tarragona, por los cíclopes ótitanes,
orígental vez del mito de los gigantes colocando montes
sobre montes para escalar el cielo.
Recordarémos que precisamente se hallan construccio
nes ciclópeas en los mismos puntos en que se establecieron
los hiksos ó pelasgos: y por una singular coincidencia,
las mas antiguas tradiciones colocan la batalla de los
titanes contra los dioses en algunos de dichos puntos;
de modo que á un tiempo la vemos en España (1),
al Sur de la Galias, en Italia, en la Tracia y en la
Iberia asiática.
Asimismo es notable, que las construcciones mas
toscas y mas antiguas están situadas en los paises mas
occidentales del Mediterráneo; de modo que puede se
guirse la historia de la perfeccion del arte, comenzando
por los muros de Tarragona, los Talayots de Mallorca,
los Nuragas de Cerdeña, y la giganteya de la isla de
Gozo, las cuales corresponden á la época llamada ci
clópea, fabulosa ó desconocida. Las murallas de Arpino,
Norba, Alatri, Fondi y otras ciudades de Italia erigidas
indudablemente por los pelasgos y los etruscos ántes
de la guerra de Troya, corresponden á la época pe
lásgica ó heróica; y pertenecen al mismo género
las acrópolis de Micenas y Tirinto en el Peloponeso
consideradas ciclópeas por Pausanias. Finalmente, las
construcciones conocidas por tesoros ó tesorerías como
la que Agamédes yTrephónius levantaron para Hyrieo
en la ciudad de Orchómene de Beocia; la de Mynias
en la misma ciudad, revestido de mármol blanco, y
(1), «Saltus, Carthesiorum in quibus Titanos bellum adversus deos
gessisse proditur, incoluere Curetes. ))
JUSTIN. LIB. XLIV. INFINE.
– 47–
el de Atreo en Micenas, aun que compuesto de gran
dísimas piedras labradas (1), pertenecen ya á la época
helénica ó heróica.
Los muros de Megalópolis, fueron levantados por
Epaminondas cuatrocientos años ántes de la era cristiana.

FRAGMENTO) N.º 6.

Este fragmento pertenecía como el del núm. 3 al


fondo del sepulcro, y conjeturamos que con algun
pequeño intermedio, es la continuacion de los cuadros
B y C. ya explicados. Representa, pues, una parte de
los muros ciclópeos de Tarragona levantados por aquel
mismo pueblo extrangero, en la orilla del mar, para
defenderse y proteger sus naves de los ataques de los
naturales. En el dibujo se ve á estos en estado salvaje
acometer con piedras á los advenedizos, que mejor
armados los rechazan.
Creemos muy propia de este lugar la interesante
descripcion que Misser Pons de Icart hizo en 1570
de la muralla primitiva de Tarragona, en cuya época
existía aun gran parte en el mejor estado de conser
vacion, especialmente la parte baja que ha desapare
cido casi completamente.
«Quedame agora que tratar, dice, del sitio antiguo de
«la dicha ciudad segun se puede por losvestigios antiguos
«entender y colegir, ende mas á la parte de la marina.
«Pasaba parte de la ciudad segun muestran los muros
«viejos arruynados, partiendo del monasterio de S. Fran
«cisco yendo á la iglesia de Sant Fructuos hasta cerca del
«rio de Francolí por donde se muestran los muros viejos,
(1) El dintel de la puerta de la tesorería de Atreo, que Pausanias
llama tambien ciclópea, junto á la puerta de los leones en Micenas,
tiene 8 metros 15 centímetros de largo, 650 de profundidad y 122
de espesor, lo cual dá un cubo de 64'63 centímetros, cuyo pes0 puede
valuarse en 168684 kilógramos 30 céntimos.
— 48 —
«y dos pequeñas puertas y cinco torres de pedazos de pe-
«ñas muy grandes hechas como el muro y de la una
«torre á la otra ay de espacio ochenta y cinco varas poco
«mas ó menos, salvo que hay dos torres que de la
«una á la otra no ay sino 15 varas, que segun estan
«cerca la una de la otra á respeto de las otras, dan
«á entender que entre ellas habia alguna puerta prin-
«cipal: mayormente que de allí es el camino derecho
«de Sagunto.... Pasava tambien el muro viejo dende
«la acequia mayor haciendo como un arco encima de
«los Guertos viña y caseria de Gabriel Rausich.... y
«bajaba hasta el Muelle : y de alli subia hasta la iglesia
«de Sant Miguel del Mar: y de alli por la halda de
«las peñas cerca de la marina subia hasta el mirador:
«y de alli se juntaba con el muro, donde está el
«Valuarte nuevo de Santa Clara.»
«Todo este circuito de muro viejo tiene al rededor
«quarenta mil ochocientos y quarenta y dos varas, las
«quales he visto, y he hecho medir vara por vara.
«Y el dicho muro viejo tenia de anchura, segun cla-
«ramente se muestra, seis varas y media. Era este
«muro viejo de pedazos de peña seca sin cal, tan
«grandes, que sino supiesemos que puede mas el ingenio
«que las fuerzas, causarian admiracion muy grande,
«y aun la causan, con que fuerzas humanas se podian
«aquellos pedazos tan grandes de peña traher, y poner
«en el muro : de los quales muchos he querido medir,
«y he hallado que tienen cinco varas de largo (la
«anchura que está dentro del muro no se puede ver)
«de alto se ve que tienen unas quatro varas, otras
«poco mas, otras menos, entendiendose esto de las
«piedras mas grandes que se ven en el muro. Que
«todo el dicho circuito fuese muro viejo, se conoce
«muy claramente, y de ello hace testigo el fundamento
«y parte del muro que hoy tiene la ciudad; mayor-
«mente hacia la puerta dicha del Carro, que tiene una
«mesma hechura, salvo que hoy está bien reparado
— 49 —
«con cal y arena... Los dichos muros viejos tan fuertes,
«y casi inexpugnables de Tarragona se puede tener
«por cierto que mandaron hacer en su tiempo los dos
«hermanos Publio y Cneo Scipiones quando verificaron
«y engrandecieron la ciudad.... toda la parte del muro
«viejo derribado, se junta con el muro que agora
«tiene la ciudad y tiene, de circuito dos mil trescientas
«sesenta é una varas, de manera que juntadas estas
«con las sobredichas del muro viejo, tenia esta parte
«de la ciudad quarenta tres mil é doscientas veinte é
«tres varas en mi presencia medidas (1)...
« »
Para concluir con la reseña de este fragmento, es
indispensable hacer algunas observaciones relativas á
los muros ciclópeos de esta ciudad, las cuales apoyarán
lo que tenemos dicho, de que fué extrangero y venido
por mar el pueblo que los erigió para defenderse de
los ataques de los naturales.
La ciudad de Tarragona está fundada desde la mas
remota antigüedad en el suave recuesto de una colina,
que desde la orilla del mar asciende gradualmente
hasta S00 pies de altura. En su orígen estuvo circuida
de un muro ciclópeo de 7 metros 14 centímetros de ele
vacion, por 5'74 de espesor. La planta de esta inmensa
(1) Creemos que será esto una equivocacion de guarismo. La muralla
tal como la describe Pons de Icart tendría sobre unos 3,300 metros
de perímetro, que aproximadamente son de 4,231 varas catalanas. La
equivocacion sin duda provino, de que antiguamente en las cifras
manuscritas se ponia por signo de millar una como O prolongada (*)
que el impresor tomó por un cero, resultando entonces en lugar de
4(!C8i!í, la enorme suma de 40842 varas equivalentes á mas de
seis leguas. Una prueba del yerro es, que la ciudad alta en tiempo
de aquel escritor tendría poco menos de la mitad del perímetro total;
y si reducimos las 40842 varas de la ciudad baja á 4842 varas, se
aproxima á las 23G1 que dá la parte alta.
La diferencia que se encuentra entre nuestra suma 4231 varas á
las 7203 varas de Pons de Icart, será sin duda que él midió el pe
rímetro exterior con los entrantes y salientes de las torres; y noso
tros lomamos la medida por el centro de la muralla. Se* conoce que
Pons de Icart no era gran aritmético, pues al sumar 40842 con 2361,
le dá por resultado 43223 en lugar de 43203.
(*) Diccionario de la tteal Academia, artículo MILLAR.
1
— SO-
acrópolis se aproxima á un trapecio, cuyos dos lados
situados á Occidente y Septentrion miran al interior
del pais, y los dos restantes caen sobre el mar que
lo baña por Oriente y Mediodia.
Los dos primeros lienzos de muralla comprendidos
en el espacio que media desde el ángulo occidental,
situado en el punto en donde la acequia mayor desa
gua en la balsa del molino, hasta la torre de S. Magin,
y desde allí al baluarte de S. Antonio, describe una
línea angulosa de 1400 metros, flanqueda de torres
cuadradas dispuestas á cortas distancias, construidas
como la muralla, de inmensos peñascos sobrepuestos, sin
mas reglas que el plomo y el cordel. Al lado de cada
una de dichas torres, corresponde una entrada ó puerta
tosca como la misma muralla, y tan estrecha, que apé-
nas podrán pasar por ellas dos hombres de frente.
En el tercer costado que corresponde á la parte de
la marina, aunque se ven aberturas como las ya des
critas, no estuvieron flanqueadas por ninguna torre,
ni jamas la hubo en la dilatada línea que desde el
baluarte de S. Antonio bajaba hasta el arranque del
muelle nuevo, comprendiendo un espacio de 1250 me
tros. Finalmente, cerraba este recinto otra cortina semi
circular de 250 metros, que formaba el cuarto lado y
cubría el pequeño golfo ó ensenada en donde eviden
temente aportaron los extrangeros con sus naves. Asi
en la muralla, como en las torres y puertas ó entradas no
se observa el menor vestigio de herramienta, y no es
fácil concebir como pudieron subirse á tal altura aquellos
inmensos peñascos, colocados al parecer al azar, pero
que han resistido á los siglos, y á la accion destruc
tora del hombre en los infinitos sitios y desolaciones
que ha sufrido esta ciudad.
La torje de S. Magin situada en el punto mas ele
vado de la colina, forma el ángulo septentrional, pu
diéndose desde ella otear un inmenso pais. Cerca de
esta torre, y dentro del recinto fortificado, se halla
–51–
una fuente ascendente natural, cavada en la misma roca,
de una agua pura y cristalina; y junto á ella existen
asimismo abiertos en roca viva, unos grandes silos
para depositar sin duda los granos que recogian en
sus correrias al interior del pais. (1)
El manantial descrito no sería suficiente para el
consumo de tanta poblacion aglomerada, y entonces
sin duda se practicó el pozo que subsiste en la plaza
de la Fuente, abierto en la peña, compuesto de once
pisos sobrepuestos hasta llegar al nivel del mar (112
metros): ademas de este hay dentro y fuera del recinto
otros varios manantiales de agua potable.
La posicion de la cerca militar de Tarragona, la
gigantesca empresa de taladrar la colina á tanta pro
fundidad en busca de agua y sobre todo las fuertes
torres que solo flanquean los dos frentes que miran al
interior del pais, manifiestan desde luego una gran
colonia venida por mar. El considerable perímetro de
su muralla ciclópea, los restos de ella subsistentes y
otras varias consideraciones que omitimos, revelan al
ojo ménos experto que no fueron sus constructores,
como algunos pretenden, los pelasgos arrojados de la
Etruria, dispersos y abatidos, sino un pueblo nume
roso y conquistador, fuerte y lleno de vida, que al
levantar esta colosal acrópolis cerca de sus naves, tuvo
ya en cuenta la oposicion natural de los indígenas, los
cuales seguramente mirarian con disgusto la llegada de
tan gravosos huéspedes, haciendo impotentes esfuerzos
para arrojarlos del pais, segun se deduce de las repre
sentaciones que dejamos explicadas. -

(1) Siros (PLIN. y ColuMELA), Siris (WARo. DE RE RUS. LIB. 1. C.631.


STEPH BYz DE URB.) Cire (DIONIs. CAs.) Sirrhos (QUINT.CURT. LIB. VII. C.4.)
Utilissime frumenta servantur, in serobibus, quos siros vocant ut in
Cappadocia et in Thracia, in Hispania et Africa... (PLIN. LIB. XVIII. C, 30)
Esta costumbre era comun á muchos pueblos, y especialmente á los
que, durante largos años habian sido guerreros y errantes. (Véase
á Columela de Re RuS. LIB. 1. C. 6. Diodoro Sic. LIB.V. Var. de Re Rust.
Lib. II. c. 57. Tacit Morib. Germ. c. 16. &c. Romey. (Hist. DE ESP.
TOMO I. PáG.25.)
— 5i —
Antes de describir los fragmentos pertenecientes á la
venida de los egipcios á España, será bien que siguiendo
el orden cronológico que nos hemos propuesto, hagamos
mencion de un personaje representado en . la mayor
parte de los cuadros históricos, el cual en un principio
nos suscitó la idea de que estos podían tener relacion con
el cadáver encontrado dentro del sepulcro. Sin embar
go, algunas circunstancias observadas en los fragmentos,
y sobre todo el hallazgo de los restos egipcios en 1853,
nos obligaron á modificar posteriormente aquella hipó
tesis, considerando desde luego las representaciones
esculpidas en el sarcófago, como reminiscencias de su
cesos acaecidos en una época anterior á su construc
cion. De modo, que si en efecto los restos encerrados
en él, pertenecían al caudillo que condujo la colonia
á España, fueron sin duda depositados mucho tiempo
despues de su muerte, y de haber ocurrido aquellos
sucesos.
No es nuestro intento discutir en este lugar si el
personaje llamado Hércules es un geroglífico que demues
tre una revolucion sideral, si fué un mito cronológico
que representara varios acaecimientos históricos del
Egipto, ni si es el mismo Melkart de los fenicios tomado
de los egipcios con su religion. Nos basta saber que esta
deidad fué oriunda del Egipto, y que el culto estable
cido en su célebre templo de Cádiz era el egipcio, no
el fenicio. (1)
En cuanto á la venida á España de un gefe ó caudillo
egipcio que tomó este nombre, y cuya historia está
íntimamente enlazada con la de la península Ibérica,
son varios los autores antiguos que hacen expresa men
cion de ello, especialmente Estrabon, el cual testifica,
que vino á España con su ejército mucho antes de las
expediciones de los tirios. Crispo Salustio con mas detalles
habla no solo del viaje de Hércules á la península Ibérica,
(1) Herodoto. Hist. Lib. ii. Diodoro Sic. Bibl. Hist. Tomo i. Lib. B.
Pompon Mela ce Sitd Obbis. Lib. ui. c. 6. Eusebio Víijep. Evang. L. i. c. 6.
— 53 —
sino tambien de las gentes que llevaba, las cuales poste
riormente poblaron el Africa. Estos curiosos datos histó
ricos fueron sacados de los libros púnicos del rey Hiemsal
por Salustio, durante su permanencia en Africa desem
peñando el cargo de qüestor. (1)

FRAGMENTO N.° 3. F.

Segun queda dicho, habíamos creido en un principio


que el sepulcro encerraba los restos del Hércules, cau
dillo ó gefe de la colonia egipcia que vino á España.
Nos autorizaba hasta cierto punto para creerlo así, no
solo el ver reproducida su imágen en la mayor parte de
los cuadros históricos del sarcófago, sino tambien el
modo metafórico con que está representada en el centro
del fragmento número 3. (2)
Segun la opinion de los escritores antiguos, el nombre
Hércules, derivado de Hera-cleos, significa el sol que
todo lo ve; y bajo este punto de vista Macrobio hace
una pintura de dicho personaje mitológico, que con
cuerda admirablemente con el fragmento que nos ocupa.
Nosotros ademas creemos ver en él, con la apotéosis
del héroe, una mistificacion de las antiguas expediciones
de los egipcios (3). He aqui sucintamente demostrada
la interpretacion que le damos.

(1) Estrabon. Lib. i. Diodoro Sic. Lib. iv. Salustio Crispo. Bel Iügürth.
N. xxi.
(2) Segun declaracion de los peones que descubrieron el sepulcro,
la momia guardaba la misma posicion que se ve en la figura del
centro del fragmento.
(3) Homero. Odysea 12 vers. 323 y 21 vers. 26. Ovidio Met. Lib. iv.
vers. 227 y lis. xix. vers. 375. Philostorgio Vit Apollon. Lib. h. c. 14. Dio
nisio de Halicar. Lib. i. y otros. Macrobio Saturnales dice: «Revera Hercu-
«lem Solem esse, vel ex nomine claret. Heracles enim quid aluid est, nisi
«Heras, id est Aeris, Cieos, id est Gloria. ¿Quae porro alia aeris gloria est,
«nisi Solis iluminatio, cujus recessu profunditate spiritus occulitur tene-
«brarum? Preterea sacrorum administrationes airad Aegrplios multiplici
«actu multiplicem Dei asserunt potestatem significantes, Herculem hunc
«esse solem apud omnes et inter omnes. Ex re quoque alibi terrarum
–54–
El principal objeto de este cuadro es el Hércules bajo
el emblema del sol. A sus pies se hallan dos pebeteros
despidiendo perfumes, emblema del Oriente, de los
cuales salen una línea de abejas, para simbolizar las
colonias procedentes de aquellas regiones, que áimpulsos
del héroe difundieron la civilizacion por toda la tierra
que se hallaba ántes sumida en las tinieblas de la
ignorancia.
Los egipcios segun Platon, fijaban en su pais la resi
dencia de los dioses y creían que el Nilo produjo todos
los hombres ytodos los animales cuando aun el resto del
mundo se hallaba desierto y abandonado á los vestiglos
y á la obscuridad del caos.

FRAGMENTO) N.° 7.

HÉRCULEs GUERREANDo coN Los ETíoPES.

En los monumentos egipcios se hallan muy amenudo


representaciones de batallas entre los etíopes y los egip
cios, haciendo sin duda referencia á la incesante lucha
entre las dos clases guerrera y sacerdotal, disputándose
el derecho de oprimir á las clases inferiores. Los etíopes
auxiliando á los sacerdotes dominaron el Egipto en di
versas épocas; y las armas de los egipcios al sacudir el
yugo teocrático, penetraron mas de una vez en la
Etiopía.
Algunos creen ver en este fragmento una representa
cion de Hércules venciendo á los Geriones. Esta hipótesis
«gesta, argumentum non vile colligitur. Nam Theron Rex Hispaniae
«citerioris, cum ad expugnandum Herculis templum agereretur furore
«instructo exercitu návium, Gaditani ex adverso venerunt provecti
«navibus longis: commissoque praelio, adhuc aequo Marte consistente
«pugna, subito in fugam versae sunt regiae naves simulque improviso
«ique correptae conflagaverunt. Paucissimi que superfuerant hos
«tium capti, indicaverunt aparuisse sibi leones proris Gaditanae Clasis
«superstantes, ac subito suas naves immissis radiis, quales in Solis
«capite pinguntur exurtas.» LIB. 1, c. 2
— 55 —
la fundan, primero, en la tradicion conservada entre los
tartesios de que los primitivos pobladores de la Bética
fueron etíopes (1); luego, que Gerion, según las mas
antiguas crónicas, procedia del Africa; y finalmente, que
en uno de los peñascos que componen la muralla ciclópea
de Tarragona, se halla toscamente esculpida una gran
cabeza de tipo etiópico, la cual desmuestra, dicen, la
procedencia de sus constructores, y que ademas, este
fragmento se parece mucho al del número 14, en el que
se ve á Hércules conducido en triunfo por los iberos.
Manifestamos ya nuestro modo de pensar relativamente
á las primeras invasiones extrangeras venidas por las cos
tas del Africa ; y nos harémos cargo de los argumentos
que acabamos de mencionar, los cuales apoyan en lugar
de destruir nuestras opiniones.
Bien es verdad que en uno de los informes peñascos
que componen la muralla primitiva de esta ciudad, se
ve un busto de tipo etiópico groseramente esculpido, tan
antiguo al parecer como la colocacion de aquel en el
muro. Esta circunstancia que á primera vista parece
apoyar la conjetura de que los constructores de la acró
polis de Tarragona pudiesen ser de raza etiópica, es una
prueba de la presencia de los egipcios en esta ciudad.
Dijimos ya que los egipcios procedian de las colonias
errantes indo-scitas, que en remota época, atravesando
el mar Rojo se mezclaron con los etíopes, resultando una
raza mixta, la cual sin ser enteramente negra como estos,
participaba no obstante de su fisonomía, como aun lo
manifiestan las representaciones de los mas antiguos mo
numentos de Tebas y de la Nubia. Asi pues, es evidente,
que aquella tosca escultura debe atribuirse mas bien
á la colonia egipcia que se posesionó de esta ciudad,
que á los etíopes que nunca estuvieron en ella; opinion
(1) Strabo. Lib. i. Florian de Ocampo. Lib. i. c. 10. Ephoro con
taba una tradición antigua de los gaditanos sobre las emigraciones
de los etiopes al Occidente del Africa, y sus establecimientos en aque
lla costa. Estrabon, (Lib. u.) dice no parecerle inverosímil que esta
noticia hubiese llegado á oídos de Homero.
— 56 —
que concuerda en un todo con lo que tenemos dicho ante
riormente, y con los monumentos que son objeto de este
escrito. (1)
Por otra parte, creemos que en lugar de comparar este
fragmento con el del número 14 de tan reducidas pro
porciones, debe por el contrario confrontarse con el del
número 13, en el que se ve á Hércules degollando á
Gerion, que por cierto nada tiene de etiópico.
Finalmente; sin oponernos en lo mas mínimo á la tra
dicion conservada por los tartesios, y mucho menos á
la autoridad de Estrabon, este argumento comprueba
nuestras conjeturas sobre la venida por las costas africa
nas de los hiksos ó pueblos procedentes de la península
siró—arábiga, expulsados del Egipto.
Los antiguos daban indistintamente el nombre de etío
pes á tres pueblos separados por grandes distancias. El
primero y mas antiguo era el que habitaba al pie del
Cáucaso, en las orillas del Ponto-Euxino. El segundo
ocupaba la península arábiga desde el Yemen hasta la
Siria, cuya capital era Joppe; y por fin, los que estaban
establecidos en el Africa, debajo de la equinocial. Por
consiguiente, puede muy bien comprenderse como sin ser
negros, podian los tartesios descender de una colonia
etiópica venida por las costas del Africa, del mismo
modo que los primeros habitantes de Chipre se creían
etiópicos, y sin embargo la Vénus adorada en esta isla
nunca fué negra.
Con lo dicho creemos haber demostrado con toda
evidencia, que no puede aplicarse á España la repre
sentacion puramente etiópica del fragmento.
(1) En otro pedrusco de la misma torre se vé esculpido un grupo
de tres cabezas unidas á un solo tronco, emblema de la trinidad egip
cia, el cual representará tal vez á Isis Tricephala ó á Mercurio Trime-
gisto, deidades propias del culto egipcio. Calculamos que estas dos
esculturas, casi consumidas por la accion del tiempo, fueron pos
teriores á la construccion del muro ciclópeo. Nos afirmamos en esta
opinion, por ser estos los únicos vestigios de herramienta que se ob
serva en toda esta obra colosal. Esto no obstante, se remontarán in
dudablemente á una época muy cercana á la ereccion de la muralla
referida
— SI-

FRAGMENTO N.° 8.

El Asia, cuna del género humano y de la civiliza


cion, ha sido al mismo tiempo el centro desde donde
han partido casi todas las religiones conocidas en el
globo. Perdió el hombre por el pecado el conocimiento
de su criador, cayendo en su consecuencia en la mas
profunda abyeccion y en la mas ruda ignorancia. Redu
cida la inteligencia humana al limitado círculo de sus
necesidades, comenzó por dar culto á las semillas, á
las yerbas, á los árboles y á los animales que lo susten
taban ó le eran útiles; y he aquí el fetichismo con el
orígen de la agricultura.
Algo mas despejada esta misma inteligencia al cons
tituirse el hombre en sociedad, observó que el desarro-
lio de las plantas era en gran parte debido á la acción
de los astros; entonces levantó la cabeza por primera
vez, para bendecir y adorar al ser ó seres que influian
por sí ó por medio de las estaciones á su subsistencia.
Sanchoniaton que había consultado los libros de Thot
dice', que Genos y Génea hijos de A'ion, alzando un dia
las manos al sol exclamaron Baal Samain! Señor de
los cielos! y fueron los primeros que dieron culto á los
astros; y he aquí el sabeismo, el pirronismo y el orígen
de la astronomía.
Bien pronto llegó el hombre á conocer en sí algo de
divino que lo hacía superior á los demas animales, y
no pudiendo comprender las causas que le incitaban al
mal y las que le inducían al bien, creyó en la exis
tencia de seres benéficos y seres maléficos, que le incli
naban á obrar bien ó á obrar mal. En su orígen un
árbol, una caverna, una roca ó una cascada eran objeto
de culto, simbolizando en ellos al buen y mal genio;
y he aquí el maniqueismo y la metemsícosis.
Finalmente no contento el nombre en el espiritualismo
de las ideas, hizo rudos esfuerzos para imitar y perso
8
— 58 —
niñear las mismas deidades que la fantasia le repre-r
sentaba, y he aquí la iconolatría y el orígen de la pintura
y escultura.
Los sirios de Emesa bajo el nombre de Agli-Baal (Ro-
Uindus dominus) adoraron una piedra redonda; y esta
misma deidad era representada en Palmira con una ca
beza radiada. He aquí pues que la escultura en su orí-
gen tuvo por objeto el culto, y por modelo la divinidad.
El suelo en que nació tan sublime arte no convenia á su
progreso, le era preciso otro clima para perfeccionarse,
y el de la Grecia le fué propicio. Trasplantada desde el
corazon del Asia á este último pais, y hallando un terreno
que le convenia, se desarrolló hasta el punto mas encum
brado á que la hayan visto los hombres.
Los pelasgos que del Oriente transmigraron á la Gre-
.cia y de allí á la Italia bajo la conducta de OEnotrio,
llevaron, segun Herodoto, los Hérmes á los atenienses,
los cuales, dice Pausanias, fueron los primeros griegos
que adoraron á Mercurio bajo la forma de una piedra
cuadrada.
Estos Hérmes, ademas, eran notables por los atributos
del priapo que tomaron en el Asia con el nombre de Bel-
phegor ó Bel-phogor, segun nos dice la Biblia ; y á esta
divinidad con los emblemas de la generacion parece re
ferirse la representacion del fragmento, la cual se halla
colocada entre dos piras; y el mismo personaje, que en
los cuadros anteriores denominamos Hércules, está ofre
ciendo en holocausto la cabeza de un venado.

FRAGMENTOS Núm.s 9, 10 y 11 .

Cuanto tienen de obscuro y enigmático los cuadros que


dejamos explicados, tanto son claros y explícitos los que
nos van á ocupar, especialmente el del numero 9 cuyo
significado creemos haber comprendido, de modo que
consideramos imposible darle otra interpretacion.
— 59 —
En el centro del fragmento se vé un semicírculo que
representa un zodíaco , cuyo solsticio estival está en el
signo de cáncer. En medio de él se observa á Hércules
en el acto de romper el istmo de Gibraltar, empujando
con la mano derecha el promontorio de Abila en Africa,
una de las dos célebres columnas, y con la izquierda el
de Calpe correspondiente á Europa. Ambos peñascos
están llenos de geroglíficos, entre los que sobresalen el
escorpion y el ave Ibis en el de Abila, y el gallo, el atun
y el conejo, símbolo de la España, en el de Calpe. Por
entre las piernas del Hércules el Occéano se precipita en
el Mediterráneo, indicado por una línea ondulante.
Parece fuera de duda que en un principio los dos con
tinentes estaban unidos por un istmo, y los geólogos leen
en la disposicion de los terrenos aquel grandioso suceso
atribuido á un alzamiento de los Apeninos, el cual, unien
do á los dos mares, dio una nueva planta á esta parte del
globo (1), sumergiendo terrenos tal vez habitados, y

(1) Plinio considera el Mediterráneo como consecuencia de una inun


dacion del Occéano, y asi explica el sabio naturalista esta catástrofe :
«Terrarum orbis universus in tres dividitur partes: Europam, Asiam
«et Africam; origo ab ocasu solis et Gaditano freto, qua irrumpens
«Occeanus Atlanticus, in maria interiora difunditur.» (Hist. Nat. L. m.)
Algunos suponen este suceso tres mil años ántes de Jesucristo.
Romey dice, que es muy antigua la opinion de que ántes de la
ruptura del istmo de Gibraltar, la actual cuenca del Mediterráneo era
un hermoso valle tal vez muy poblado. Es probable dice Mr. Brion
de la Tour, que este estrecho sea efecto de una irrupcion de las aguas
del mar, y que en un tiempo muy remoto la Europa estaba unida al
Africa por un istmo como lo está esta última con el Asia por medio
del de Suez. Para convencerse de ello, bastarla indudablemente exa
minar la correspondencia de las capas de tierra, como se ha hecho
en el estrecho de Calés para probar la antigua union de Francia
con Inglaterra.
En apoyo de esta última opinion se alega el ensanchamiento suce
sivo del estrecho, que, en tiempo de Escilaz, unos 500 afios ántes
de J. C. no tenia mas que media milla de ancho, y un siglo des
pues, tuvo i segun Euctemon. Turriano Gracilio, autor español dice
que tuvo 5 otro siglo despues. Tito Libio le dá 1 en el primer
siglo de nuestra era; en fin, Victor Vitensa á siglos despues de Tito
Livio, 12. Hoy dia no se regula menos de ü leguas la menor dis
tancia entre las costas de España y Africa. Plinio (Lib.iu.c.1.) habla
tambien de largas fajas de arenas á flor de agua y blancas espumas
que divisaban con espanto los navios «frequentes ta;mse caudicantis
«vadi carinas territant» y de las que ningun rastro asoma en el dia.
(Véase Romet. Tomo i. pag. 32.)
— 60 —
convirtiendo en islas las cimas de las montañas. Los
mitógrafos han perpetuado este acontecimiento, misti
ficándolo con las hazañas de Hércules.
Á la derecha del héroe y á un extremo del fragmento
se observa el Nilo, encima del cual hay la parte anterior
de un cocodrilo, para expresar la region del Egipto. De
su boca va saliendo la expedicion que por mar y tierra, ,
siguiendo las costas africanas del Mediterráneo, se dirige
al estrecho de Hércules. .
Al extremo opuesto hay otro rio que suponemos el
Ebro, en cuyas orillas se ve á los aborígenes nacer de
la tierra, aludiendo esto sin duda á su desconocida pro
cedencia, y luego conducidos por un caudillo montado
en un caballo se dirigen á defender el pais de la nueva
invasion.
En el caballo y en el camello; en la palmera y en los
pinos, vemos palpablemente demostrados los dos conti
nentes; asi como el sol colocado encima del cocodrilo
manifiesta el oriente, y la Hespero que luce sobre el
Ebro los paises occidentales.
Encima de esta línea de figuras se ve otra simboli
zando un año solar dividido en cuatro estaciones; las
dos de la izquierda representan labores agrícolas perte
necientes al Egipto, y las de la derecha, escenas que
manifiestan el estado selvático de los españoles al arribo
de los egipcios. Comienza el año por el mes de Mechir
ó Enero con una adoracion al buey Apis; y concluye en
el de Tybi ó Diciembre con un sacrificio á una deidad
desconocida, segun dijimos en el fragmento número 3. A.
Inmediatos al zodíaco están los meses Mesoris y Thot (Ju
lio y Agosto) sin duda para expresar la época en que se
verificó la invasion, lo que parece confirmar el signo de
cáncer en el zenit de Hércules. (1)
(1) El afio entre los egipcios comenzaba por el mes de Thot corres
pondiente á nuestro Agosto y siguen luego Paophi, Athyr, Choeac, Tybi,
Mechir que corresponde á nuestro enero; Famenoth, Farmuthi, Pa
chon, Payni, Epiphi, y Mesoris (Julio) y luego siguen los dias inter
calares ó Epagomenos.
61 —
Sea casual ó de intento, cada estacion corresponde al
respectivo pais encima del que está colocado, conservan
do el mismo orden que guarda el sol en su curso anual ;
asi la primavera está colocada encima del Nilo region
templada. El estío cae encima del Africa: el otoño con
viene con la Bética, y finalmente el invierno coincide con
el Norte de España, pais sumamente frio.
En la parte inferior del fragmento se notan unas alma
drabas para la pesca de los atunes; y en el fragmento
número 10 se ve la conduccion y salazon de aquellos
pescados. Fué muy célebre en la antigüedad la pesca de
los atunes en la Bética y hacen expresa mencion de ella
Estrabon, Plinio y Atheneo (1) ; y aun hoy dia existe en
Cádiz la torre y almadraba llamada de Hércules.
No fueron menos famosos los salsamentos gaditanos
llamados por los antiguos Gádicos ó Gadíricos; y son
infinitos los escritores que hablan de ellos con encomio,
especialmente Hipócrates, prescribiéndolo no solo como
regalo sino como medicina. (2)
Málaga tambien tuvo celebridad por sus salazones, asi
es que su nombre proviene, segun Bochart (Geog. Sac.
Part. 1.), de Malach que en hebreo significa salar, y en
griego MAAAXA, la ciudad de las salazones.
Entre los signos demóticos que forma la línea superior
de este fragmento se observan estos caractéres

pertenecientes exclusivamente al alfabeto ibérico; á ex


cepcion de la Theta que es comun á alfabeto griego y
al ibérico.

(1) Strabo. Lib. m. Plinio Lib. ix. c. 18. Atheneo. Lis. vu. c. tí.
(2) Quodnam erat salsamentum Phrygium, aut Gadiricum. Steph.
de Urb. Obsonium autem habeat salsamentum Gaditanum. Hippocrat.
de Morb. Intern. El poeta Theodorige, segun Ateneo, dice que los
atunes traen el rumbo de su viage hacia Cádiz. Thynni seslro con-
citati cursu Gades petunt Theodorid. apud. Aten. Lib. Vil. c. 14.
— 62 —
Finalmente, el fragmento número 12 episodio del cua
dro anterior, es una alegoría de la abertura del estrecho
por Hércules; el cual tiene el pié derecho sobre la cabeza
de un hombre negro que simboliza el Africa, y el iz
quierdo encima de la de un blanco aludiendo á la Europa.
Por entre los dos continentes el Occéano invade al Me
diterráneo. Á la derecha del Hércules se observan pro
ducciones africanas y en la siniestra se ve la vid. El héroe
lleva en una mano el promontorio de Abila, y la fractura
del mármol impide ver la continuacion.

FRAGMENTO N." 11.

En la parte inferior de él se ve una representacion de


la venida de los egipcios á España embarcados en una
canoa ó piragua guerrera, siguiendo el curso de las go
londrinas para manifestar su venida de oriente á occidente
segun practican constantemente aquellas aves.
Aun cuando el fragmento número 9 demuestra explíci
tamente la venida de los egipcios á España por las costas
africanas, creemos no obstante necesario reproducir en
este lugar, parte de las aclaraciones que el Excmo. Sr.
D. Pedro ltódriguez de 'Campomanes escribió sobre el
Periplo de Hannon.
«Si el tiempo, dice, y el asunto lo permitiera, me atre-
«vería á demostrar, que todas las voces, que no son
«conocidamente griegas ó latinas, de los pueblos, rios
«y montes de esta costa (Africa) son egipcias ó fenicias.
«Por que los egipcios vinieron tambien á reconocerla
«como los cartagineses : los primeros tengo por muy pro-
«bable que viniesen acaudillados de aquel famoso nave-
«gante que conocemos con el nombre de Hércules. Y asi
«tambien infiero que el llamarse Hércules líbico fué por la
«navegacion de esta costa; pero que no es distinto del
«Hércules egipcio que con ejército de persas y egipcios
— 63 —
«vino á descubrir y talar estos paises occidentales de
«Africa y España. (1)»
«De la venida de Hércules á España á infestar sus cos-
«tas atraido de las riquezas de esta Península dejó me-
«moria determinada Aristóteles. De la entrada de Hércu-
«les al Africa hemos traido arriba un largo pasage del
«historiador Salustio.»
«Es cierto que los habitadores del Mediterráneo ó mar
«interior, reputaban por término de la navegacion las
«columnas, ó el estrecho de Hércules, ó Gaditano, que
«hoy decimos Gibraltar. Pero esto en mucha parte pen-
«dia de la falta de conocimientos en náutica, por no haber
«encontrado los auxilios de la aguja y otros que hoy te-
«nemos ; y estar preocupados con la falsa idea de que el
«Occéano era innavegable. Y por esto le llamaban Atlán-
«tico que tanto viene á dar á entender; y de ahí el nombre
«de Atlante á varios montes de la costa , como padrones
«de ser impenetrables; cuyas pisadas creyeron no capaces
«de ser seguidas de otro mortal. Como si la antiquísima
«navegacion de Hércules, ó sea un célebre capitan con
«este nombre ántes de Hannon, no hubiese pendido su
«penetracion en la astronomía.» (2)
«De ahí las fábulas de sustentar el Athlante el cielo con
«los hombros por el monte altísimo denominado asi : de
«ahí los trabajos de Hércules á las hespérides; lucha con
«el leon Neméo ó de bosque ; cueva de Anteo y otros que
«no son mas que sombras, debajo de las cuales se cifran
«sus navegaciones y parages donde llegaron. Pues cueva
«de Anteo adelante se dirá donde es ; las hespérides en
«nuestra opinion son las islas del cabo verde (en Africa);
«la lucha del leon Neméo señala el Theon Ocheme hoy
(1) En efecto, Plinio por testimonio de Varron confirma Ja conje
tura de nuestro erudito Sr. de Campomanes, pues dice «In univer-
«sam Hispaniam M. Vario pervenisse iberos, et Persas et Phoenicas,
Celtasque et Poenos tradit (Plw. L.iu. el.)» colocando la invasion persa
ántes de la fenicia; y pudo Plinio comprender con el nombre persas á
estos y á los egipcios.
(2) Véase lo que dijimos al fin de la explicacion del fragmento
número 6, pág. 52.
— 64 —
«sierra leona donde se crian estas fieras y hasta donde
«debia penetrar Hércules, trayendo por despojo y trofeo
«de su navegacion alguna piel de leon cogida en aquel
«sitio para que sirviese de padron y monumento de su
«viage. Asi lo hizo Hannon cuando entró en las islas de
«las Gorillas ó Gorgónides. Los griegos todo lo ofuscaron
«con sus fabulosas ficciones, á que deferian ciegamente
«los romanos, quienes cuanto sabian aprendieron de los
«libros y maestros griegos.» (1)
Precisamente en la parte superior del fragmento se ve
la lucha de Hércules con el leon, la cual nos viene apro-
pósito para confirmar las eruditas y oportunas observa
ciones del Sr. de Campomanes.

FRAGMENTOS Nóm.5 13 t 14.

En uno de los fragmentos anteriores hablamos de la


venida á España de Gerion procedente del Africa. Los
modernos escritores unos lo consideran como personaje
fabuloso ; otros mas cautos, sin atreverse á contradecir
estas tradiciones de épocas tan remotas, han creido que al
igual de Hércules representa un mito de expediciones ó
emigraciones muy lejanas venidas por el litoral del Africa.
No es nuestro objeto investigar si realmente existieron
estos personajes; solo dirémos que las mas antiguas his
torias tratan de la venida de los egipcios y de su lucha
con gentes extrañas á nuestro pais que lo oprimian.
Los poetas hablan con énfasis de los rebaños de bueyes
de Gerion que apacentaban en la isla de Erithia (2) ; y

(1) Ilustraciones al periplo de Hannon por D. Pedro Rodríguez de


Campomanes. p. 23. 108.
(2) Quare sic loquutum esse existiman! Stesicorum de amiento Geryonis
Qu5d é regione illustris Erithiae progenilum fuerit,
luxta argentiradices immensos Tartessi fontes
In recessunm tenebricosorum petris.
Stesicori carmina apud Strabonem.
–65—
Herodoto dice que Hércules conduciendo las vacas de
Gerion, habia llegado á la tierra que hoy habitan los sci
tas; que Gerion vivió al occidente del Ponto en el sitio
que los griegos llaman la isla Erithia enfrente de Gades,
cuya isla está fuera de las columnas de Hércules en el
Occéano. (HERon. LIB. iv.)
Mariana habla de la batalla de Hércules con los Gerio
nes sin alegar autoridad alguna. Florian de Ocampo se
apoya en el Beroso de Annio de Viterbo; creemos que
mejor le hubiese sido citará Diodoro de Sicilia (1). De
todos modos, en el fragmento número 13 vemos á Hércu
les degollando áGerion, y para manifestar que este suceso
habia acaecido en nuestra Península, ademas de una de
susvacas, vemos el pino, la vidy especialmente el conejo
emblema expresivo de la España.
En el fragmento número 3. E. se ve á Hércules en el
acto de robar los bueyes. En el mismo y en el costado D
hay una alegoría detodos aquellos sucesos, que los inter
pretamos del modo siguiente.
A la izquierda del cuadro se ve una colmena rodeada
de abejas que atacan á tres aves, (símbolo de la trinidad
egipcia) simulacro de la batalla de los titanes con los

(1) Chrysaor porro genuit tricipitem Geryonem


Mistus Calliroae filiae nobilis Oceani.
Illum quidem armis exuit Hercules
Bobes apud flexipedes, circumflua in Erythia.
HESIOD0.

Gerionis Arx est eminus namque ex, eäm,


Gerione quondam nuncupatam accepimus.
FESTOAVIENO. ORAE MART. VES. 263.

Hic comes Alcidae remeabat in agmine Thebas


Geryone extructo coelogne ea factaferebat.
Tres animas nam que id monstrum, tres corpore dextras
Armarat, ternaqué caput cervice gerebat.
Haud alium vidit tellus, cui ponere finem
Non posset mors una virs, duraeque sorores
Tertia bis rupto torquerent stamiña filo.
SILIO ITALICO.

Diodoro Siculo. Bib. Hist. LIB. iv. Florian de Ocampo Mariana Tomo l.
— 66 —
dioses, segun la mitología, ó tal vez una reminiscencia de
la desgraciada empresa en los campos de Sennaar, de
acuerdo con la Biblia. Estos sucesos vistos en lontananza,
van tomando cuerpo, y aproximándose á la época á que
se refieren las representaciones del sepulcro.
Los egipcios procedentes del Oriente siguiendo el curso
de las golondrinas pasan á Occidente para conquistar un
pais, que á pesar de la fractura del mármol, podrémos
suponer la España por la analogía que conserva con los
demas fragmentos. De un árbol penden descabezados tres
cadáveres que nos recuerdan notablemente á los tres Ge-
riones; completando este resumen histórico el fragmento
número 14, en el cual vemos á Hércules conducido en
triunfo por los naturales desnudos, victoreándole por
haberles librado del yugo de sus opresores. Detrás del
héroe sigue parte de su ejército , con las cabezas de sus
enemigos en las puntas de las picas.
No puede ponerse en duda que este cuadro se refiere
á España, por los pinos que en todas las representaciones
del sepulcro aluden á este pais. Confirma que el héroe
triunfante es el Hércules, el geroglífico que forma su
tocado (1) : y ademas, lleva en las manos el signo de la
inmortalidad y el laurel del triunfo.

FRAGMENTO N.0 15.

Hemos reservado para finalizar la explicacion de los


cuadros históricos, este fragmento, el cual á pesar de su
pequenez, puede considerarse como la clave de todas las
representaciones precedentes.
La escritura comprendida en los seis carteles es fonéti
ca, y la del centro es geroglífica ó ideográfica. La inter
pretacion se ha hecho con presencia de los trabajos de Mr.

(1) Véase la lámina 1.* figura 15. a. N.° 71.


—67—
Champollion (1), y la numeracion de sus carteles se re
fiere á la obrapublicada por este sabio, en esta forma:
. N.° 71. Representa á Soou ó Hércules egipcio.
« 417. Señor del mundo. -

« 3. y de las
« 340º regiones ópaises..... de los conejos (Spahn)
« 361. Querido de Rhe (el sol)
C
407. Hijo de Ammon.
« 124. Señor de los dioses. Título real de las gran
des divinidades del Egipto.
EscRITURA GERogLíFICA.
Las colonias (abejas) procedentes de la region (69)
del cocodrilo (Egipto), atravesando el mar (----),
fueron á establecer una colmena en el pais (S) de Spa
nia, bajo la proteccion del sol, de Isis y de Sothis (el
syrio.) -

–o—333-o-—

REPRESENIACIONES TE0GÓNICAS.

FRAGMENTO N.º 16.

Transmigraciones sucesivas de Osiris en buey Apis.


Osiris lleva en las manos los atributos que le son pecu
liares, el báculo y la culebra, la cual forma el ojo del
buey para manifestar la identidad de los dos individuos.
Los egipcios representaban la divinidad bajo tres for
mas: 1." la humana pura con el atributo propio de su
carácter: 2." la misma figura adornada con la cabeza del
animal que representaba al dios: y3º este animal con
(1) Sistema geroglífico de los antiguos egipcios por Mr. Champoilion
el jóven. Paris Imprenta Real 1827.
68 —
los emblemas particulares de la divinidad. Asi en Osiris
el animal representativo era el buey, y los atributos el
báculo ó azote símbolo del poder y el uraeus 6 culebra
emblema de la soberanía.

FRAGMENTO N.° 17.

Otra representacion del buey Apis construido á modo


de mosaico, con mármoles jaspeados embutidos en már
mol blanco. En la parte superior del fragmento se leen
estos signos alfabéticos

de los que los dos primeros se hallan en el alfabeto grie


go y en el ibérico con alguna diferencia en su significa
cion ; pero los cuatro restantes, exclusivamente ibéricos,
no se hallan en los alfabetos griego ni fenicio; creemos
segun hemos repetido, que los iberos no aprendieron la
escritura como quiere suponerse de los fenicios ni de los
griegos, sino por el contrario, fué una escritura propia,
originaria indudablemente como la de estos de una misma
raiz. Es evidente que si la hubieran aprendido de alguno
de los dos pueblos referidos, hubiesen tomado de sus
maestros con la escritura los mismos caractéres.
Otra prueba de que los tartesios no aprendieron la
escritura de los fenicios es, que solo en las medallas per
tenecientes á las ciudades de la Bética ocupadas exclusi
vamente por estos, se hallan leyendas escritas con carac
téres fenicios : en las de los demás pueblos una legua
distantes de los de su dominacion, se ve ya la escritura
ibérica. Esto mismo decimos de los habitantes de la Tar
raconense con relacion á las colonias griegas del litoral
del Mediterráneo. Ampurias ciudad ibero-griega tenia á
un tiempo medallas griegas con inscripciones helénicas, y
— 69 —
otras con leyendas ibéricas ; y Sagunto ocupada por los
griegos nunca tuvo mas que medallas ibéricas.
No hay duda que las diez primeras letras, y las doce
últimas del alfabeto hebreo fueron tomadas de los gero-
glíficos egipcios, en una época en que los geroglíficos sin
despojarse enteramente de su sentido simbólico, iban ya
tomando un carácter alfabético. El alfabeto fenicio era el
mismo de que se sirvieron los hebreos hasta Ciro y que
conservaron los samaritanos (1); por consiguiente no
es aventurado suponerles un orígen comun que fué el
Oriente, como tampoco lo será creer que el alfabeto que
Cadmo transportó á la Grecia fuese sacado de los gero
glíficos; asi es que gran número de sus letras, como tam
bien muchas de las ibéricas ofrecen grande semejanza
con los geroglíficos egipcios, lo que naturalmente nos
impulsa á considerarlos todos de una misma proce
dencia. (2)

FRAGMENTO N.° 18.

Isis simbolizando la agricultura con sus ordinarios


atributos de las espigas y el caduceo, y coronada de flores
de loto. Los muchos pechos que se vén en la diosa re
presentan la feracidad y la abundancia del Egipto. Tiene
á su lado el ave Ibis su constante compañera, otra de las
deidades de los egipcios.
El culto á los animales establecido en la Etiopía y en
el Egipto, provino originariamente del respeto que el
pueblo tenia asi á aquellos, como á los objetos de pública
utilidad ; esta veneracion dejeneró bien pronto en idola
tría. Sin embargo, no se desconocian en Egipto los prin
cipios mas sublimes de la primitiva religion, de manera
que nunca llegó á perderse del todo la luz de la verdad.
Entre las mas absurdas fábulas, se observaban perpetua-

(1) Lingua punica vicina est et contermina hebra;. ( S. Hieron. Qujíst.


in. Genes, c. 36.)
(2) Véanse los fragmentos números 9 y 30.
— 70 —
das ideas tradicionales de aquella, como la caida del hom
bre, el diluvio etc. Asi pues, en rigor los egipcios tenian
dos religiones ; una reservada á los Sacerdotes oculta ba
jo los misterios de Isis, y otra para el pueblo rudo é igno
rante. Los que pretenden santificar el fetichismo egipcio
dicen, que deificando al buey Apis, al Ibis, al Icneumon,
al gato, á los granos y á las legumbres, tuvieron los sa
cerdotes la gran mira de fomentar la agricultura su prin
cipal elemento de prosperidad .
En los libros herméticos de Thot, se encontraba la si
guiente prediccion. «Un tiempo vendrá ¡ó Egipto! en que
«la religion pura que profesas y tu culto, se convertirán
«en fábulas ridículas y absurdas, increibles para las ge-
«neraciones futuras. Solamente las palabras esculpidas en
«la piedra quedarán como monumento de tu piedad...!!!!»
El fetichismo continúa aun establecido en muchisimos
puntos del Africa. (1)

FRAGMENTO N.° 19.

Poco podemos decir de este fragmento ignorando la sig


nificacion de los geroglíficos de que se compone. Quizás
la deidad que forma la parte principal de este cuadro, lle
na de pechos y con una cabeza en el vientre, quiere re
presentar la Dea magna, ó diosa Natura madre de Horus;
esto es, á Isis Miriónima bajo alguno de los diferentes as
pectos con que era representada en Egipto. El can, la cu
lebra alada (2) y los demás emblemas que forman este

(1) Fetiche proviene de la palabra portuguesa Petizo hechizo ó amu


leto aplicada á los (dolos de los negros, que en idioma del país llaman
Bossum ó Bassefo.
(2) Las serpientes aladas son al parecer oriundas de la Arabia Petrea,
y todos los años por la primavera pasan á grandes bandadas al Egipto.
Cuando el pueblo de Israel atravesó el desierto, un viento arrojó sobre
su campo un gran número de ellas; en hebreo se llaman Seraphim esto
es ardiente, por que el mordido percibe el mismo dolor que causa una
quemadura.
Quamobrem misit Dominus in populum Ígnitos scrpentes, ad quorum
plagas et mortes plurimorum. la. m los Números c. xxi. 6.
—71 —
grupo, expresen acaso algun símbolo sideral. Esta repre
sentacion nos recuerda un pasage de Diodoro Sículo (1.17)
al describir la famosa inscripcion de la columna de Nisa
en la Arabia que decia: «Yo soy la esposa de Osiris; soy
«la primera que he encontrado los frutos de la tierra para
«uso de los mortales. Soy la madre de Horo; soy la que
«me levanto con la estrella del Can......... )

FRAGMENTos N° 20.
El principal personaje de este cuadro es un cabiro en
una barca, defendiéndose de varias serpientcs que salen
del agua. Esta deidad, indudablemente de orígen egipcio,
tenia culto establecido en Egipto, en la Fenicia y en Sa—
motracia.
Los cabiros ó patecos, segun Sanconiaton, eran siete,
hijos todos de Sydyk ó el fuego generador, á los que se
agregaba otro octavo llamado Esmun, Vulcano ó Escula
pio. Nacido como sus hermanos de un huevo, era repre
sentado generalmente bajo una forma encorvada y ridí
cula,tanto, que al apoderarse Cambíses del Egipto contra
Psaménito,su vista provocó la risa del conquistador, man
dando en su consecuencia echar al fuego tan extravagante
divinidad. Asi Herodoto dice de ella:
«Multa hujusmoditam in persas quam in socios, Cam—
«byses insanivit, Memphi desidens, et vetusta recludens
«sepulcra, mortuosque inspiciens.Utvero etiam templum
«Vulcani adit multo de risu simulacrum illius quoque ca
«villatus est: si quidem statuam Vulcani simillima est
«Pataicis Phoeniciis, quos in trirremium prorisPhoenices
«circumferunt: quos qui non vidit hic indico, esse illos
«Pigmaei viri imagine. In templum quoque Cabirorum
«inaccessimi alteri quam sacerdoti, ingresus est: et quae
«illic erant simulacra multis in ea jocatus verbis, con–
«cremavit. Sunt autem et haec Vulcani similia, hujus au
«temillos ajunt esse filios.» (HBRoboT. LIB. III. 37)
—11—
Los fenicios segun dijimos, tambien adoraban bajo el
nombre de Patecos á las mismas divinidades. En las me
dallas de Ebusus (Iviza) vemos representado al Esmun de
un modo muy análogo con la representacion de este cua
dro. (1)
Finalmente los pelasgos daban á los Cabiros el nombre
de Dióscuros, especie de planetas personificados, y su
culto estaba rodeado de misterios impenetrables. Compo
nian una trinidad con Axieco, Axiokerso y Axiokersa;
esto es, el Gran Todo, el Gran Fecundador y la Gran
Fecundadora, que los egipcios denominaban Athor,
Kneph y Phtah.
En muchos monumentos se ve á este último en el acto
de salir de la flor de loto, emblema de la generacion, aná
logo al huevo segun se observa en otros; generalmente se
cree que el Phtah ó Esculapio egipcio es el mismo Phre ó
el sol ; y asi lo manifiestan en la deidad del fragmento los
rayos que coronan su cabeza, y las alas de los pies.
La Ibis que vuela en la parte superior del cuadro con
el huevo en el pico, simboliza á Kneph ó el principio fe
menino. La culebra Uraeus otro de los atributos de Escu
lapio, es el emblema de la vida á que alude el mismo
Phtah. Las serpientes que salen del agua, representan sin
duda los Agathodemones de los egipcios, el Apophis ó Ti-
phon, espíritu maligno, el cual segun Plutarco, era her
mano de Horus ó Phre (el sol). En las pinturas egipcias
se ve á Horus en una barca atravesando con una lanza á
Apophis que en figura de serpiente sale del agua.
El can que hay á la izquierda del cuadro simboliza á
Anubis, Sothis ó el Syrio, estrella cuya aparicion en el
horizonte anuncia el desbordamiento del Nilo, y la época
de los vientos periódicos del Norte llamados Elesios, los
cuales mantenian las aguas del Nilo en la superficie de la
tierra ; purificaban el aire y amortiguaban los calores de
aquella rigorosa estacion. De. modo que el conjunto de
(t) Véase la erudita Memoria del Sr. Baron de la Mármora sobre
las medallas betico-fenicias de Ebusus.
— 73 —
este cuadro, aun que incompleto, encierra probablemente
alguna revolucion sideral, ó será acaso una representacion
de los célebres misterios de Isis, orígen de la teogonía
egipcia, cuyos detalles daremos mas adelante.

FRAGMENTO N.° 21.

El aislamiento de este cuadro ofrece poco campo para


formar conjeturas que tengan un viso de probabilidad. Si
tomamos su significacion por la parte religiosa, podria
mos deducir que representa á los monos llamados Cer-
copitecas que tenian culto en el Egipto. Era tan grande la
veneracion hácia ellos, que la isla de Pithecusa tomó este
nombre de los monos que en ella se adoraban.
Si por el contrario lo consideramos como un episodio
histórico, son mucho mas eventuales las conjeturas; por
que del mismo modo puede hacer referencia al arribo de
los extrangeros á algun punto del Africa (1), de donde
parecen ser indígenas aquellos animales, como podria
aplicarse á su llegada á las costas de España en el monte
Ábila una de las columnas de Hércules, conocida tam
bien con el nombre de sierra de las monas por el prodi
gioso número que hay de ellas en aquel promontorio.

(1) Véase en el fragmento número 11, el final del escrito del Sr.
de Oampomanes.
10
— Ik —

REPRESENTACIONES TRADICIONALES.

FRAGMENTO N.° 11.

Representacion alegórica de la Divinidad con todos sus


atributos.
Consiste en un pentágono dispuesto en forma de lazo
por una línea continuada sin principio ni fin, uno de los
emblemas de la eternidad .
En el centro de cada uno de los cinco triángulos se ob
serva un ojo, con otro mayor en medio del pentágono for
mado por la reunion de dichos cúnco triángulos. Estos
ojos simbolizan la Providencia Divina. En los vértices de
los triángulos están colocados unos brazos alados, con lo
que se manifiesta la Omnipotencia del Ser Eterno, y la
prontitud en ejecutarse su voluntad.
El complexo de esta figura mística vá rodeado de rayos
y centellas que en todas épocas, y en todas las religiones
han acompañado siempre á la Divinidad superior, como
el símbolo de la majestad y del poder. Finalmente, está
colocado en un fondo de estrellas, para indicar su man
sion en la region etérea.
Es un hecho irrecusable que la unidad de Dios estaba
en el fondo de la religion egipcia. En el frontispicio de un
templo de Sais se leian estas sencillas palabras, que reve
lan este gran principio.
«Yo soy el que fué, es y será, y ningun mortal ha le
vantado el velo que me cubre.»
Los sacerdotes egipcios eran los únicos que poseian
estas doctrinas, cuidadosamente encubiertas con el velo
de los misterios de Isis. Los célebres mitágogos Eumolpo
— 75 —
y Orfeo comunicaron á Grecia estas creencias por medio
de la iniciacion, bajo el nombre de misterios órficos ó
eleusinos. He aqui como Orfeo cantaba las excelencias
del Ser Eterno.
«Dios es el uno, solo y salido de sí mismo; y de él sa
lieron todas las cosas criadas. No es dado á ningun mor-
«tal verlo, y él lo tiene todo delante de sus ojos. Dios es
«el principio y el fin : es la cabeza, el centro y el extre-
«mo; todo procede de él. Dios es el soplo que anima el
«universo, es el principio de todo, y no debe á nadie su
«existencia. »
Hemos hablado ya de trinidad egipcia (1), y esta creen
cia la conservaron y expresaron bajo diferentes formas
y denominaciones los caldeos, los indios y varios otros
pueblos del nuevo mundo.
En el Egipto se simbolizaba la trinidad con el triángulo
ambligonio segun Plutarco, cuya base de cuatro partes
representaba á Osiris ; el lado de tres partes á Isis, y la
hipotenusa de cinco á Horus. Precisamente el pentágono
es el compuesto de tres triángulos ortogonios, que se
aproximan en lo posible al rectángulo expresado por Plu
tarco, y no vacilamos en afirmar, que esta representacion
alude terminantemente al Ser Eterno.

FRAGMENTO N.° 23.

Este curioso é interesante fragmento era la continua


cion del que acabamos de describir, al cual pueden darse
dos interpretaciones, alusivas ambas á la primera crea
cion. Con el lenguaje simbólico de los egipcios se expli
caria asi.
Las estrellas que forman el fondo de los dos fragmentos
indican la noche, el Caos, Urano ó el iEther. El pentá
gono con los atributos que le acompañan, representa el

(1) Véanse los fragmentos números 1, 1S y 20.


— 16 —
Gran Todo ó el poder creador, del cual provino Phre ó
la Luz (el sol) ó sea el principio vivificante, cuyas ema
naciones recibe.
Este principio impulsó á Athor ó el germen, á unirse
con Kneph, la materia, ó el principio femenino, ambos
infecundos por sí solos, cuyo contacto está expresado con
las abejas que van de una á otra boca.
El fuego alado que se ve en la parte inferior del cuadro
representa á Phtas ó el tercer principio, el que reunido
á las dos potencias generatrices produjo el huevo-mundo
de donde salieron los hombres y los dioses. (1)
En casi todos los pueblos de la antigüedad han sido
consideradas las serpientes como el símbolo del buen y
mal genio ; y los egipcios las llamaban Agathodemones,
representando en ellas los genios benéficos ó maléficos .
orígen del bien y del mal. Finalmente las palmeras son el
emblema de la succesion de los tiempos, ó del año solar,
porque en cada uno de estos echan las palmeras un
renuevo.
Los sacerdotes egipcios segun hemos dicho, con la uni
dad de Dios conservaban ideas de la primera religion,
pero confundian estos sublimes principios con los errores
del sabeismo y antropomorfismo, resultando la extraña
mezcla que se observa en los mitos teogónicos que nos
han sido conservados en los fragmentos de Manethon y
Sanconiathon.
Estas ideas conservadas por la tradicion y encerradas
en los célebres misterios de Isis, eran la gran ciencia de
los sacerdotes ; ciencia que no se comunicaba sino por la
iniciacion despues de las mas duras y tenebrosas pruebas.
En estas fuentes, pues, bebieron los principios de la re
ligion y de la sabiduría Homero, Platon, Pitágoras, So
lon y Licurgo, y del Egipto pasaron á la Fenicia y á la
Grecia. Como se deja facilmente comprender, los sacer
dotes tenian otra religion distinta para el pueblo, que se

(1) Véanse los fragmentos números 20 y 33.


— 77 —
reducia á un grosero fetichismo, segun dijimos al explicar
los fragmentos números 8 y 18.
Pero dejando aparte la doctrina esotérica de los sa
cerdotes egipcios, procuraremos dar á este cuadro otra
interpretacion mas literal y acomodada á nuestras creen
cias, de acuerdo sin la menor duda con la mente de los
constructores del sepulcro.
Reconocemos ante todo en la representacion del frag
mento 22 el simulacro del Ser Eterno con todos sus atri
butos. El fragmento 23 continuacion segun dijimos de
aquel, es un cuadro tradicional de la primera creacion.
Vese pues al primer hombre y á la primera muger uno
enfrente de otro, unidos por el huevo mundo símbolo del
primer feto, en forma espiral ; dentro de él se observan
nueve signos que aluden indudablemente á los nueve me
ses del embarazo : debajo de este feto se ve un fuego ala
do que es el emblema de la vida. Para denotar la per-
suacion salen de la boca del varon una línea de abejas que
se introducen en la de la muger (1) , la cual alimenta el
feto con la leche de sus pechos. Las dos culebras aladas
simbolizan el buen y mal genio que á semejanza de
nuestro ángel bueno y ángel malo acompañaban, segun la
creencia de los orientales, al hombre durante el curso de
su vida.
Finalmente completan este cuadro tradicional dos pal
meras, las cuales vienen á confirmar en un todo la inter
pretacion que le hemos dado ; y seguramente no podria
buscarse geroglífico mas á propósito ni mas alegórico
para expresar la idea de la primera generacion ; porque
es muy sabido, que la palmera hembra no fructifica sin
recibir las emanaciones del macho, que para mayor ex
presion en el cuadro están en contacto físico.
El sol que se ve en la parte superior vivifica la na
turaleza, recibiendo su virtud de los rayos de luz que se
desprenden de la parte inferior del pentágono, para de-
(1) Las abejas saliendo de una boca, era el geroglífico de la dulzura
de la palabra, ó de la elocuencia persuasiva.
— 78 —
mostrar que todo lo criado proviene del Ser Supremo;
verdad recibida en casi todos los pueblos y en la mayor
parte de las religiones.

FRAGMENTOS Núm.9 24, 25 y 26.

Interpretados los fragmentos anteriores, pocas difi


cultades ofrece la explicacion de los tres que faltan, per
tenecientes al mismo asunto. Para ello creemos bastante
la lectura de los siete primeros capítulos del Génesis, y
sin duda hallaremos entre la Biblia y las representaciones
de estos cinco fragmentos una admirable similitud. He
aqui pues su contexto.
« Crió Dios al hombre del polvo de la tierra á su ima-
«gen y semejanza ; y tomando una de sus costillas formó
«una muger que se llamó Eva. Habiendo persuadido Eva
«á Adán por instigaciones de la serpiente á que comiese
«del fruto prohibido, pecaron ambos, siendo en su con-
«secuencia arrojados del Eden ; y en castigo de su falta
«les envió Dios toda suerte de enfermedades y la muerte.
« Hasta despues del pecado no tuvieron
«sucesion »
«Y viendo Dios que era mucha la malicia de los hom-
«bres sobre la tierra, y grandes sus iniquidades se arre-
«pintió de su obra, resolviendo exterminar desde el hom-
«bre hasta los animales ; desde el reptil hasta las aves del
«cielo.»
« Mas habia un hombre, un varon justo y este era Noé,
« y dijo Dios á Noé: Fabrica una arca de maderas labra-
«das, entra en ella con toda tu familia ; y de todos los
«animales de toda carne meterás dos en el arca, macho
«y hembra. Hecho esto envió el Señor el diluvio sobre
«la tierra por espacio de cuarenta dias y perecieron lo-
«dos los hombres, las aves, los animales y los reptiles,
«y todo en lo que hay aliento de vida sobre la tierra
«murió » (1)
(1) Génesis. Cap. I. 26. C. II. 22. 0. III. 1. 6. 17. 19. 23. C. IV. 1. C. VI.
S.7. 8. 1418. 19. C. VII. 12. 21.22.
— 19 —
En el primero de estos tres fragmentos está represen
tada la caida del hombre, el cual cierra los ojos á las
inspiraciones divinas, que emanando de lo alto son recha
zadas sobre su frente para disolverse en el espacio, y
abre los oidos á las instigaciones del genio del mal que
lo tiene ya sujeto. Despues del pecado viene la succesion,
y caen sobre su posteridad todas las calamidades que
aflijen á la humana especie, y por fin la muerte simbo
lizada por el buho. El hombre tiene el corazon negro, y
todos los hombres nacen con el corazon negro
Sensible es que la fractura del mármol no permita la
continuacion de tan interesante cuadro.
En el segundo vemos á varias aves apareadas, al pa
recer macho y hembra, dirigirse á un punto determinado,
y no cabe duda que tiene este una íntima relacion con el
tercer cuadro que representa un episodio de la gran ca
tástrofe, cuyo recuerdo conservaron los hombres duran
te muchas generaciones transmitido por la tradicion. Es
una verdad incontrovertible que todos los pueblos pri
mitivos, casi sin excepcion, conservaron ideas tradiciona
les, mas ó menos desfiguradas de estos sucesos, que
forman la primera página de la historia de todos los
paises, y casi la mayor parte de los poetas los han cantado.
El Powama Maísya de los indios refiere la creacion
del mundo, la caida del hombre, y el diluvio con acci
dentes muy parecidos á los nuestros. En la religion de
los Bramas un dios destructor dispuso exterminar la es
pecie humana, y Vishnou dios conservador se apareció
á Satriavati y le aconsejó que construyese un buque para
librarse de la inundacion, en el que se salvó con 840
millones de gérmenes de cosas. Entre los chinos, en Fo-hi
tenemos un personage absolutamente igual á Noé; y
despues de mucho tiempo de estar sumergido el mundo
Yao hizo retirar las aguas.
Xizuthro, el Noé de los Caldeos, se libertó en una
barca con toda su familia y los animales mas necesarios.
Los persas dan al monte Ararat, en donde se asentó el
— 80 —
arca, el nombre de Koh-Nuh, Monte de Noé. Los groe
landeses dicen que el primer hombre se llamó Kallak y
de su dedo pulgar salió la primera muger. Conservan
ideas de un diluvio, del cual se salvó un solo hombre.
En Ceylan se muestra aun el lago salado producido
por las lágrimas que derramó Eva al llorar por el dis
curso de cien años la muerte de Abel. Y otro lago existe
en el interior del Africa, que creen los negros ser un
resto del Diluvio, y llaman Ataheutsico al ángel malo
que por su desobediencia fué arrojado del cielo.
Segun la creencia de los mejicanos un diluvio anegó á
toda la raza humana, y solo Tezpi se salvó en una gran
de Acalli con su familia, los animales y semillas hasta
que Tezcatlipoca mandó que se retirasen las aguas.
Descendiendo á tiempos mas modernos Píndaro (Olim
piada ix) hace llegar á Deucalion al Parnaso despues del
diluvio; edificó la ciudad de Protógenes, y echando pie
dras por su espalda se convertian en hombres, con los que
pobló su ciudad.
Platón en su Timeo dice, que el diluvio fué ocasionado
por el hundimiento de la célebre Atlántida.
Aristóteles cree que el diluvio fué parcial y solo inun
dó la Tesalia: (1) pero cree en Apolodoro, el cual afirma
que Deucalion se salvó dentro de una nave, con acceso
rios muy parecidos á Noé. Lucano añade que embarcó
consigo los animales de. todas especies. Plutarco que soltó
palomas para reconocer la altura de las aguas. En fin
Beroso describe este cataclismo con circunstancias idén
ticas á las de la Biblia.
Creemos haber dicho lo suficiente para probar que
en todos tiempos y en todos los paises, mas ó menos des
figuradas, se hallan las ideas de la primera creacion, de
la caida del hombre y del terrible castigo por sus ini
quidades. Y ya sea que Moises aprendiese de los egipcios

(1) Véase Cantú. Hist. Univ. Unidad de la especie hümana y á Aristó


teles. Bibi. i. § 7.
— 81 —
con la ciencia (1) estas creencias tradicionales: ya sea
que estos las tomasen de los hebreos en su larga per
manencia en el Egipto, es muy probable que los egipcios
no ignorasen muchos de estos principios, que segun tene
mos dicho formaban parte de los misterios de su religion.

FRAGMENTOS Núm.s 27 y 28.

El reverso de este fragmento es el cuadro n.° 7 que


explicamos ya, y formaba el testero del sepulcro que
correspondia á los pies. Debiera estar colocado perpen-
dicularmente encima del fragmento n.° 6 y cubierto con
el del número 16, por medio de unos clavos de cobre de
los que existen aun vestijios.
En el centro del fragmento y encima de una Stela ó
altar se ve el Nilo bajo el emblema de un cocodrilo sen
tado ; en la mano derecha tiene una amfora derramando
agua, y en la siniestra un pez. En el pecho se ve pintada
la estrella Syrio ó Sothis debajo de un sicomoro, atribu
tos todos de este célebre rio.
Se dirijen al altar hombres y mugeres con vasijas y
producciones que aluden al Nilo, y se los presentan
en ofrenda.
En la parte inferior se observa una pesca, y adornan
las proas de las naves una especie de fetiches, costumbre
que aun continúa entre los pueblos marítimos de las
costas orientales del Africa.
En determinados dias del año los sacerdotes egipcios
llenaban con agua del Nilo una grande amfora que llama
ban Canopo, la conducian con mucha solemnidad al tem
plo, la cubrian con un velo, y luego postrándose todos
elevaban las manos al cielo dando gracias por los bene
ficios que les proporcionaba aquel rio con sus avenidas.

(1) Exodo. Cap. n. vers. 11. not. 12. S. Estevan. Actor vii.23. Clemente
Alejandrino. Strosiat. Lib. i. pág. 41.3. edic. Venet. 17S7. S. Pablo ad He-
bneos. xi. 24. 25. 26.
11
Los sacerdotes egipcios decian que el Nilo habia pro
ducido el Egipto (1) y lo consideraban como una deidad.
El primer nombre que tuvo este célebre rio fué Occeanus
que significa padre de los dioses ; luego se le cambió en
Sichor (i) que quiere decir cenagoso : tambien se llamó
Actos (Aguila) por su rapidez y por fin, Nileo, uno de
sus reyes, le impuso el nombre que aun lleva.
Llámase Bella, la desembocadura de este rio, por
que dividiéndose en varios brazos toma la figura de un
triángulo equilátero, precisamente la misma forma de la
cuarta letra del alfabeto griego asi llamada. Creemos que
una de las pruebas de que el alfabeto tuvo orígen en
Egipto es, que el Daleth de los fenicios tenia el mismo
nombre y la misma forma, como tambien la tenia una de
las letras del alfabeto ibérico. Quizás esta letra fué to
mada por los fenicios, los griegos y los iberos de los ge-
roglíficos egipcios, quienes con ella simbolizaban cons
tantemente el Nilo, el Delta.
Tambien puede considerarse de procedencia egipcia la
religion de los fenicios, pues todos los años se llevaba por
mar una cabeza simbólica desde la desembocadura del
Nilo hasta ciudad de Bíblos en Fenicia, en cuyas me
dallas se ve el busto de Isis. Aludia á esto sin duda la
fábula que decia, que cuando Tifon mató á Osiris echó su
cuerpo á aquel rio encerrado en una gran caña. Isis su
esposa desconsolada corrió en su busca acompañada de
Anubis y despues de muchos esfuerzos logró encontrarlo
en Bíblos. Es creible que el orígen de aquella ceremonia
tuviese por objeto representar que la religion de los fe
nicios provino del Egipto.

(1) En efecto, parece indudable que en un principio fué solo ha


bitada la parte alta del Egipto, mientras los terrenos bajos eran uni
camente grandes lodazales. En seguida por medio de diques y canales
quedó seco el Delta, cuyo terreno fué aumentando el Nilo con sus
periódicas avenidas, depositándose el limo que arrastra; asi pues,
debe considerarse el bajo Egipto como un terreno de nueva formacion.
(2) Llamábase Sichor el rio que dividía los Lacetanos de los Iler-
getas en Cataluña. Los romanos lo latinizaron denominándole Sicoris
cuyo nombre sincopado se lia convertido en Segre.
83-
En el fragmento 28 se ve una muger ofreciendo su
tierno hijo á un feroz cocodrilo, tal vez para tener pro
picio al Nilo.

FRAGMENTO N.° 29.

Bajo dos aspectos puede considerarse este cuadro ; ya


como de costumbres representando el juicio y paso de los
difuntos por el lago Moeris y el de Charon, para ser
transportados á la Necrópolis de Memfis, ya dándole una
significacion mística, puede manifestar el Tiempo con los
emblemas que le son propios, arrebatando de este mundo
las almas para conducirlas á un lugar desconocido ; en
tonces el buho y las estrellas son el símbolo de la noche,
de la obscuridad y del silencio de la muerte. Probable
mente del pasaje de los cadáveres por los lagos Moeris y
Charon sacó Orfeo su fábula del infierno y del barquero
Charonte.

FRAGMENTO N.° 30.

En este pequeño mármol se ven cinco letras. La pri


mera, aunque se encuentra muy parecida en los alfabe
tos fenicio y griego, difiere bastante para creerla igual:
la segunda es una He fenicia, una Epsilon turdetana. La
tercera y cuarta absolutamente ibéricas, no se encuentran
en aquellos alfabetos : finalmente la última es una Alfa
ibérica igual á la arcádica.
Al explicar los cuadros números 9 y 11 emitimos ya
nuestra opinion sobre el alfabeto ibérico, y la irradiacion
de todos los antiguos de un centro comun y primitivo. (1)

(t) Cantil, Unidad de la especie humana « Tambien presenta mu-


«chas pruebas en favor del principio que sustentamos la invencion mas
«maravillosa de todas, el arte de escribir, cuyos caractéres entre los
— 84 —
La diferencia comparativa que entre ellos existe, es mas
bien de forma que de fondo, debida sin ninguna duda á
la modificacion que indispensablemente debia sufrir al
acomodarlo á las modulaciones y dialectos de los dife
rentes pueblos que los adoptaron.

FRAGMENTO N.° 31.

Vaso ó Canopo de barro cocido, de forma egipcia, en


cuya superficie hay en relieve dos cuadros. El primero
tiene esculpido uno de los Faraones con el Pschen en la
cabeza, signo de la dignidad real, y dos personas con ca
bezas de animales están ofreciéndole dones. El otro cua
dro lo forma un grupo, en el que se ve á Anubis con la
cabeza de perro, defendiendo á Isis del furor de Apo-
phis; esta parte de la religion egipcia es sin duda la
imágen de una revolucion astronómica, bajo cuya alegoría
se halla comprendido alguno de los mas antiguos acon
tecimientos de la historia primitiva del Egipto.

«pueblos mas distantes parece que deben creerse variaciones de una


«misma forma.»
«Que la escritura es un arte primitivo y parte esencial del lenguaje
«en su sentido mas lato es tambien opinion de Federico Schlegel. Co-
«nocida es la tentativa de Court de Gébelin para probar la unidad de
«todos los alfabetos ; pero Paravey es quien presentó las comparacio-
«nes mas doctas e ingeniosas. Herder dice, que los pueblos presentan una
«analogia tan singular, que profundizando bien las cosas, puede decirse pro-
«piamente que no hay mas que un solo alfabeto. G. de Humboldt parece
«admitir la misma opinion en la conclusion de su ensayo sobre el origen
«de las formas gramaticales. Berlin 1823.»
El Baron de Crazannes añrma que en Rheinzallern, en la Baviera
Riniana, se encuentran muchos fragmentos de vasos con caracteres
etruscos; y quiere probar que este carácter pertenece al céltico lo
mismo que al celtíbero, al eugáneo, al osco, al samnita y al griego
antiguo por lo que es fácil confundir uno con otro. (Véase el Jocbnal
des Amistes, París 1832 diciembre.
— 85 —

explicación de los fragmentos de carácter egipcio


puro, descubiertos en la cantera del puerto de esta ciu
dad. Se componen de unas tablas de mármol jaspeado
del pais, en donde las figuras y emblemas están cincela
dos como en las inscripciones comunes. Para la aplica
ción de tos geroglíflcos nos hemos valido de los escritos
de Mr. Champollion (1), y aun que el sentido de cada
fragmento es incompleto y aislado, debe no obstante ob
servarse que la reunion de lodos ellos tienen una alusión
directa á nuestro pais.

FRAGMENTOS Núm.s 32 i 33.

Los geroglíflcos del número 32 dicen sencillamente


«AMMON DIOS DE LA REGION DE LOS SICOMO-
«ROS » (Nombre místico del Egipto . )
En el número 23 manifestamos ya el sistema teogónico
de los egipcios ; sin embargo repetiremos aquella expli
cacion, por cuanto en los grupos geroglíflcos de que se
compone el cuadro número 33, están comprendidos los
principios fundamentales de la religion egipcia.
Los egipcios, lo mismo que los etíopes, creian en
la unidad de Dios y lo consideraban como la materia y
la vida: el mundo no era mas que una de sus modifi
caciones. Los sacerdotes decian, que antes del principio
de los tiempos reinó la noche en el Gran Todo, y en
esta noche ó caos, que no habia podido hacerse fecunda
por sí misma, existian dos principios, el Athor ó el gér-
men y Kneph ó la materia; la causa y el efecto. La
union de Athor y Kneph produjo un huevo, que. saliendo
de la boca de Kneph fué el mundo. Phtah ó el Protogo-
mos fué el primogénito; procedió del mundo y recorrió el
(1) Sistema geroglíflco de los antiguos egipcios por Mr. Champollion
el joven. París 1827.
— 86 —
Mier con sus alas de oro y azul : hcrmafrodita inefable,
que reuniendo las dos potencias generatrices produjo los
demás dioses.
Los egipcios reverenciaban al Dios Autor en cada uno
de sus atributos ; y asi al Sol y á la Luna los adoraban
no como una de sus obras, sino que eran considerados
como una de sus cualidades. El mismo principio produjo
el Nilo, de cuyo limo fecundo nacieron el primer hombre
y la primera muger (Mon) padres del género humano.
El fragmento representa: el n.° 1 á Kneph; el n.° 2
al huevo mundo ; el n.° 3 á Phtah demostrado por el ge-
roglíflco n.° 4. Los números 5 y' 6 á Osiris é Isis, el dia
y la noche que forma parte de la divinidad ; la union de
los dos produjo á Horus n.° 7, simbolizado aqui por el
Scarabeus emblema del Sol. A sus espaldas como secun
dario está el Nilo representado por el geroglífico n.° 8.
Las tres estrellas son el símbolo de las tres vidas, por las
que debian pasar las almas (Metemsícosis) antes de vol
ver al seno de su criador despues de tres mil años.
Aun que falta la continuacion de este cuadro, se deja
comprender muy bien que en este fragmento se hallan
reasumidos los célebres misterios de Isis.

FRAGMENTOS Núm/ 34, 35 y 36,

Adornan los dos primeros unas orlas de escritura de-


mótica ó encoria (1) ; en el centro del fragmento 34 se
ve la parte superior de tres figuras: la de delante re
presenta á Anubis con la cabeza de perro ; la segunda á
Osiris con la cabeza de aguila adornada con el pschen
símbolo de la dignidad real, y en la mano el signo de la
inmortalidad. Finalmente la última con el uraeus en la

(1 ) Hemos tenido ocasion de comparar estos signos con los geroglíflcos


que se ven pintados en la caja de una momia egipcia que se conserva
en el Museo Arqueológico de Barcelona, y observamos que son absoluta
mente idénticos, como lo son la mayor parte de los del sepulcro.
—87—
cabeza y en la mano, manifiesta á Isis con sus ordinarios
atributos.
La leyenda del n.º 36 se reduce á estas palabras, re
firiéndose á alguna deidad egipcia.............. REI DEL
PUEBLO (OBEDIENTE DE LA REGION INFERIOR.

FRAGMENTO Nº 37.

En seis grupos están divididos los geroglíficos de este


fragmento que se interpretan «TOTH ó HERMES DOS
«VECES GRANDE ENTRE LOS DIOSES: HIJO QUE
«RIDO DE ISIS, MADRE DIVINA.» Las figuras en él
esculpidas representan á Isis sentada con sus atributos;
y la otra á Hermes ó Toth, el Mercurio de los griegos.
Toth ó Mercurio Trimegisto (tres veces grande) segun
la teogonía egipcia, vivió en las primeras edades del mun
do: único poseedor de los grandes secretos de la crea
cion, los escribió en los libros herméticos con caracté
res desconocidos, comunicándolos solamente á Camephis
abuelo de Isis yOsiris. Estos esculpieron parte de aque
llos inefables misterios en columnas,guardando lo demás
para sí.
OtroToth ó Mercurio hubo en Egipto llamado bime—
gisto, el cual interpretó aquellos primeros escritos, inven
tando los geroglíficos, la gramática, la astronomía, la
medicina etc. y segun se cree fué el primero que enseñó
á los egipcios á comerciar con las naciones del Mediterrá
neo. Con eltiempo se confundieron ambos en uno solo.
La mitología supone á Mercurio, hijo de Júpiter civi
lizador de los paises occidentales, viajando con este ob
jeto tres veces desde Egipto á España en donde suponen
unos que murió, aun que otros creen que fué en Egipto.
Tito Livio habla de un sepulcro que existia cerca de Car
tagena llamado de Mercurio Teut—Toth ó Teut-Tath.
(TITo Liv. HIST. DEC.3.) Tal veztengan relacion con el
Mercurio llamadoTrimegisto las tres cabezas unidas á un
–88–
solo tronco que se ven en la muralla ciclópea de esta
ciudad,y el resto que estamos explicando aluda á la mis
ma deidad. Por el conjunto del anterior relato podemos
colegir, que todos estos mitos se refieren ásucesos ocur
ridos en épocas remotísimas; y que la España fué cono
cida de lasnaciones orientales desde los primerostiempos.

FRAGMENTO) N.º 38.

Cuatro grupos forman los geroglíficos de este cuadro,


y dicen OSIRIS, REY DEL AMENTI, EN DONDEVI
VEN LAS ALMAS Y DE LA REGION SUPERIOR É
INFERIOR. El cuarto geroglífico incompleto, forma
sentido aparte, y representa á Apophis óTifon dios del
infierno.
Los orientales colocaban el Amenti ó Adi, esto es, la
region de las almas en el Occidente, á la otra parte del
mar al extremo de la tierra, y allí estaba desterrado T
phon, el genio del mal. Los griegos que con las ciencias
y artes tomaron de los egipcios la religion, tambien esta
blecian en la Bética su infierno, y los campos Elísios en el
último punto de la tierra en donde sepone el Sol. (1)
Parece efectivamente, que en esta parte de España uni
da en otro tiempo con la gran Península africana, acae
cieron en épocas remotísimasgrandiosos sucesos que solo
llegaron desfigurados á lospoetas é historiadores. Trogo
Pompeyo dice que en los bosques de Tarteso hubo la cé
lebre batalla de los titanes contra los dioses; y Homero
añade que luego fueron arrojados al Tártaro: el rio Bétis
(Guadalquivir) se llamaba antiguamente Tarteso de Tár
(1) El Promontorio Sacro (cabo de S.Vicente) segun la geografía anti
gua, era el extremo de la tierra; asi dice Estrabon: «Hoc enim (Sacrum
«Promontorium) non Europae modo, sed universae, habitatae terrae punc
«tum est Omnium maxime ad 0casum situm.» (LIB, III.)
En este promontorio, segun la mitología, descansaba Apolo,y nO era
permitido pisarlo ni aun hacer en él sacrificios: el mismo Estrabon conti
núa «Fas non esse ibisacrificare neque noctu eum locum adire, qu0d fe
«ranteum nocturno tempore á Diis teneri.»
–89–
taro. Por la misma region corria el rio Lethes ó del
olvido.
En la isla Erithia (Cádiz) segun Estesícoro ya citado,
apacentaban los célebres rebaños de Gerion; y en la Bé
tica estaba colocado el delicioso jardin de las Hespérides:
en fin concretándonos al fragmento que nos ocupa, la Es—
paña fué considerada como la region de las sombraspor
los antiguos, y he aqui que Amenti, Sphan, Hespero ó
Vespero son diversos nombres que todos aluden á lo
mismo. (1)
NÚMERO 39.

Idolo de piedra arenisca de las canteras de esta ciudad,


el cual representa áHorus ó Phre (el sol)simbolizado por
el Scarabeus que en relieve le adorna el pecho. Debajo de
este hay escritos con caractéres fonéticos «HORUS......
QUERIDO DE PHTAH.....EL BIEN AMADO DE AM
MON....» En los dos costadostiene esculpidos asimismo
en relieve los órganos de la generacion.
La costumbre que existia entre los egipcios de conside
rar todos los objetos como masculinos y femeninos, es la
que propagó desde un principio la idea de la generacion de
parejas divinas. Séneca afirma que aquel pueblo reco—
nocia dos principios primordiales correspondientes á los
dos sexos, y que á estos subordinaban todos los objetos
de la naturaleza. (SEN. QUEST. NAT. III. 14.) El aire
atmosférico, supongamos, era masculino cuando lo agi
taba el viento y femenino cuando estaba cargado de
vapores. Asi pues no debe extrañarnos, conocida su ve
neracion á los principios generadores, que paseasen con
toda pompa en sussolemnidades los símbolos obscenos del
FALUXy el CTEIS, encontrándolos frecuentemente en las
ceremonias antiguas de casi todos los pueblos primitivos.
El ídolo que nos ocupa, representa á Horus ó el Sol, y
(1) Véanse los fragmentos números 1.2.3 F. 5.13. y 14.
— 90 —
los egipcios le atribuian una doble naturaleza atendida su
virtud vivificatriz. El Scarabeus es otro de sus emblemas,
expresando en los geroglíflcos la eternidad y el curso del
Sol, porque la hembra de este insecto depone sus huevos
en pequeñas bolas de excremento que hace rodar, lo cual
manifestaba la marcha diaria de este planeta.

NUMERO 40.

Pequeño ídolo de barro cocido, cubierto de una capa de


barniz negro metálico ; guarda la misma posicion que la
momia que se ve representada en el fragmento número
3 F. En la parte posterior del ídolo se observa una tablita
del mismo barro cubierta de geroglíflcos señalados en
fondo, los cuales hasta el presente no ha sido posible
interpretar.

FINI.
ERRATAS NOTARLES.

PÁG. LÍN. DICE. LÉASE.

23 21 Maenacá Maenaca
28 39 á la ruptura la ruptura
30 "1
Decaulion Deucalion
41 28
51 10 112 metros 5112 cent.5
67 27 ChampoilioB Champollion

MOTA.
Los dos signos últimos del fragmento número 30 deben buscarse, el
primero en el fragmento número 3 B y el otro en el número 6.
\

i
URSIONISTA
Se vende en Tarragona, librería de José Antonio
Nel-lo, calle Mayor, al precio de
reales w.
-

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