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Carta abierta a Florencia Guimaraes García

Rosana López Rodriguez

La dirigente de Furia Trava Florencia Guimaraes García, como respuesta a una


intervención política de mi parte, se ha referido a mi persona, por todas las redes
sociales a su disposición, con una serie de acusaciones falaces y un conjunto de epítetos
que no es necesario reproducir. Como no es mi costumbre responder mentiras con
mentiras e insultos con insultos, y como creo que lo que hay de fondo amerita una
exposición más amplia que una simple disputa personal, elijo esta forma, la de carta
abierta, que combina el necesario relato de hechos vividos por ambas, con la exposición
de las diferencias políticas que son de interés más general.

Quién es quién

Una de las formas más perversas de plantarse ante un debate es colocarse en posición de
víctima de condición inferior, ajena a todo interés mezquino. Se logra así la lástima del
auditorio, que no puede sino ponerse del lado de la pobre indefensa atacada por una
“privilegiada”, dotada de todas las armas que provee el poder existente. Recurrís,
Florencia, a esa estrategia en forma permanente: la sobreviviente trans, pobre, negra e
ignorante, versus la profesora universitaria blanca clasemediera. Pero la realidad es muy
distinta. Vos formás parte del kirchnerismo, es decir, del poder, adscripción política que
negaste al decir que el PCA (partido al que aceptás pertenecer) “no es kirchnerista”. Sin
embargo, cualquiera que haya mirado un poco de la política argentina de los últimos
años, sabe que estás tirando la piedra y escondiendo la mano. El PCA, conducción
Echegaray, fue y es K. Vos negás ese hecho en un intento vano de tomar a los que leen
como idiotas y ocultar que estuviste a la sombra del poder político durante al menos la
última década. Las pruebas de que el PCA se alineó con el kirchnerismo son tantas que
no vale la pena citarlas. Solo señalaremos que, si bien el PC Congreso Extraordinario
fue mucho más abiertamente enfático en su apoyo, el PCA dirigido por Echegaray
sostuvo todas las medidas del gobierno K desde el conflicto del 2008, por lo menos.
Todavía en 2014, Echegaray se quejaba (tibiamente) de que el candidato fuera Scioli y
no otro, aunque llamó a votar por la fórmula Scioli-Zannini. Para los que quieran
indagar en este punto encontrarán material más que suficiente con solo buscarlo.
“Yo no soy dirigente de nada”, decís. Una mujer del “llano” agredida por una autoritaria
detentadora del poder social… Al margen de que en todos lados te presentan como
“dirigente de Furia Trava, del Partido Comunista Argentino”, que yo sepa, integrar una
lista y resultar electa secretaria de Igualdad de Género y Oportunidades, de la CTA
(Matanza) dirigida por Hugo Yasky (ultra K), te constituye en dirigente. Y, oh
casualidad, directamente en el corazón del kirchnerismo. Fuiste candidata de la lista 10,
Lista Celeste, del oficialismo en La Matanza de Magario. Podés decir lo contrario, pero
sos kirchnerista, Florencia. Una dirigente kirchnerista. De conciencia o de facto, pero
sos K. Sos una dirigente que no tiene un programa anticapitalista y mucho menos
revolucionario. Sos una burócrata de un sindicato oficialista de un gobierno que fue (y
es, donde quiera que siga gobernando) completamente antiobrero y antifeminista. Vos
sos parte del poder, no yo, que no tengo ningún cargo en ninguna organización que
defienda intereses burgueses. Cuando hablás de derechos, hablás de los derechos que el
kirchnerismo le dio a colectivos sectoriales como el que vos representás; las mujeres no
estamos incluidas allí, al punto que, para tu vergüenza como dirigente kirchnerista, fue
Macri el que habilitó la discusión sobre el aborto. Acordate del aborto, Florencia.
Porque ahora resulta que la jefa (quien durante todos los años que estuvo en el poder,
con el respaldo de tu partido, no apoyó esa legislación) lleva los dos pañuelos. Eso a vos
no te molesta, no te hace ruido. Seguís de ese lado. Seguís del lado del poder. Vos no
estás ni estuviste en los últimos años en el llano. No sos una pobre víctima.

El programa

Decís que tenemos una lucha en común, porque te declarás abolicionista. Y luego, por
supuesto, es la blanca clasemediera terf la que es sectaria y no quiere ninguna alianza
porque no sabe otra cosa que “odiar”. Ese es otro argumento retórico: los que no están
de acuerdo en todo o en parte con vos no tienen, simplemente, otras ideas. Son mala
gente. Gente que odia. No hay forma más perversa de sacar el debate de donde debe
estar, descalificando a tu oponente antes de que se hayan expuesto datos y razones. Pero
la realidad es otra. Te reclamás abolicionista. Pues bien, estás del mismo lado que
Orellano, cuyo “sindicato” forma parte de la CTA Yasky, quien dijo muy suelto de
cuerpo que desde la central que dirige “acompañamos la lucha para que un sector de
trabajadoras pueda tener los mismos derechos de la clase obrera.”1 ¿De qué lado estás,
Florencia? No vas en una lista opositora, vas con el oficialismo, vale decir, vas con
Orellano. ¿Sos abolicionista o solo vas a luchar ahí por el cupo laboral trava/trans de
modo tal que esas identidades no estén en situación de prostitución? ¿Luchás contra la
prostitución o solo contra la prostitución trans? No hace falta ser muy astuta para darse
cuenta de que eso es sectarismo y misoginia, porque una vez conseguido tal objetivo,
las mujeres pobres van a seguir en las esquinas, si vos no te oponés al regulacionismo.
Y vos no te oponés: compartís el mismo espacio. No fuiste al 8M a disputar el lugar de
Arraigada, a combatir a Orellano. No solo eso: te oponés a la criminalización del putero,
porque eso sería “quitarle trabajo a las chicas”. Mientras no haya “proxenetas” ni
“trata”… Es decir, estás de acuerdo con Orellano, porque ambas aceptan la prostitución
“autónoma” (para las mujeres, claro, porque para las trans vos exigís trabajo asegurado
en el Estado…). Ese es tu programa.

La violencia

Otra estrategia típica de tu forma de evadir el debate franco es colocarte siempre en la


posición del que recibe la “violencia”. Pero con relación al 8M mostraste la hilacha. No
estuviste presente en las asambleas, pero eso no te impidió defender a un golpeador.
Nosotras sí estuvimos y vimos cómo un “no binarie” le pegaba a una chica antes de
hablar. Eso es objetivo. Mientras tanto, vos, que no fuiste, regalándole la representación
trans a las regulacionistas como Paula Arraigada y Melisa de Oro, sostuviste por las
redes que la chica se lo merecía porque a ustedes las insultan... Qué bonito. Por un lado,
equiparás la palabra a los golpes (y golpes de “no mujeres”, lo cual lo asemeja a la
violencia machista común y corriente...). Lo que es peor, te ponés del lado de la persona
que agredió físicamente. En lugar de tomar distancia, hacer un mea culpa colectivo, no.
Al contrario, la chica se lo merece. Que ella estuviera por leer un documento en favor de
la abolición de la prostitución y que quien la silenciara estuviera a favor de la
regulación, tampoco significa nada para vos. Tendrías que revisar qué tan violentos y
regulacionistas son tus aliados, a quienes bancás en aras de la identidad travesti/trans.
Estos episodios dan cuenta, sin dudas, de que esa alianza existe, más allá de tus

1
http://www.ammar.org.ar/Se-creo-Frente-politico-por-la.html
declaraciones de principios abolicionistas. Declaraciones que en ningún sector del
transactivismo se han materializado en hechos, porque a la piba le pegaron mientras se
coreaba “aquí está la resistencia trans”, porque después de ese episodio un sector del
feminismo abolicionista se quedó afuera de todo acusado de fascista. Eso se debió no
solo a las que pegaron y arengaron in praesentia, sino también a las que no fueron, a las
que miraron para otro lado, a las que defendieron el golpe con excusas como la
discriminación social o los supuestos insultos, o a las que apoyaron el interés jerárquico
superior de una identidad particular en una asamblea de mujeres. Así fue cómo a las
abolicionistas las/nos “echaron a patadas” del 8M, que fue cooptado a los golpes y con
amenazas por el regulacionismo, el NUM y el transactivismo. No te hagas la
desentendida. Sos una dirigente y tenés que hacerte cargo de tus acciones y omisiones
políticas. Dijimos que allí hay una alianza K transregulacionista. Tendrías que fijarte si
tus palabras y tus actos coinciden, Florencia. Vos sos abolicionista solo de palabra. En
los hechos, no se nota.

El sujeto del feminismo

El título del artículo que escribiste para Sudestada es sintomático de tu concepción del
“feminismo”: “Hay que luchar junto a las travas”; una reformulación de “Sin travas no
hay feminismo”. Según vos, entonces, el feminismo no es un movimiento de mujeres,
sino de las “disidencias”. En particular, de las trans. Cuando decimos entonces que
pretendés expulsar a las mujeres de su propio movimiento, lo decimos con datos en la
mano: tus propios dichos. La primera consigna es una expresión de autoritarismo: vos
pretendés decirnos a nosotras cómo, con quién y para qué luchar, algo que, si nosotros
hiciéramos, despertaría una nueva andanada de epítetos de todo tipo de tu parte. La
segunda, un error histórico y político. Vamos por esta última. El feminismo es una
historia de lucha que se ha construido sobre la base de un sujeto político, las mujeres.
Esa lucha ha coincidido en distintas etapas con otras luchas y otros sujetos y se ha
diferenciado otras tantas veces. Esa voluntad de alianza, que muchas creen hoy que es
nueva (o que debe existir forzosamente, aunque haya intereses contrapuestos) es de
larga data. Un ejemplo en el cual las feministas han sumado sus luchas a las de otros
colectivos es el caso de las sufragistas en EEUU. Poco tiempo después de la
Declaración de Sentimientos de Séneca Falls (1848), en la que se sentaron las bases del
sufragismo, el feminismo se sumó a las luchas por la abolición de la esclavitud, que se
logró en 1863. La Decimoquinta Enmienda (1870) provocó la ruptura definitiva entre
esas feministas y el abolicionismo racial, cuando los varones negros obtuvieron su
derecho al voto y se olvidaron del voto femenino. No fue sino hasta 1920 que las
mujeres pudieron votar. Este episodio demuestra cómo las alianzas entre distintos
sujetos pueden beneficiar solamente a una fracción de esos colectivos. Toda alianza
implica intereses distintos (de lo contrario no sería alianza, sería identidad) y, por lo
tanto, sus miembros tienen derecho a desconfiarse mutuamente: ¿conseguida la Ley
Sacayán, qué incentivo tiene el colectivo trans para mantenerse fiel al abolicionismo?
Se ve que poco, porque le permitió a Orellano expulsar a las abolicionistas del 8M.
El sujeto político de las luchas feministas somos las mujeres y ser mujer es una
condición objetiva, que difiere de otros tipos de opresiones y subordinaciones. El peso
de la reproducción humana, la feminización de la pobreza, las mutilaciones genitales,
los casamientos infantiles, las violaciones, los femicidios, son problemas de mujeres.
Cosas que otras “identidades” no vivirán nunca, desde las más graves hasta las,
aparentemente, más sencillas, como el costo que implica el cuidado y la higiene durante
la menstruación (que para las mujeres más pobres es prohibitivo además de
dolorosamente invalidante). Algo que parece una nimiedad, porque esa es la perspectiva
patriarcal que se nos ha impuesto (que hay que callarlo, que hay que esconderlo, que
esas “cosas sucias” no nos pasan porque a ellos no les pasan, y ellos nos quieren así,
como si no nos pasaran), le sucede a la mitad de la humanidad durante al menos tres
días de cada mes de su vida.2 Esos datos objetivos, no sometibles a opinión ni
“autopercepción”, hacen que la mitad de la humanidad tenga esa configuración, más
agravada o más llevadera según la pertenencia de clase y la sociedad de la que estemos
hablando. Sin embargo, fundamentándose en la teoría queer (Butler, Preciado y otras),
el sexo ha pasado a ser performativo y no tiene ningún fundamento biológico ni social.
Entonces, el feminismo se empieza a vaciar de sujeto político. Si ser mujer es una
performance, entonces cualquiera puede ser mujer, lo que es lo mismo que decir que la
mujer no existe. Si a ello sumamos la operación posmoderna por la cual se ponen todas
las determinaciones a la misma altura (“mujer” tiene la misma importancia que “trava”,
aunque las travestis en Argentina no suman más de 10.000 y las mujeres más de veinte
millones), peor.3 Si le agregamos la pretensión de ocupar el mismo espacio a gente que
ni es mujer ni se reivindica ni se percibe tal (“maricas”, “bisexuales”, “no-binaries”,
“gordx”, “gente que anda en silla de ruedas”), mucho peor. Si encima sacamos de lo que
va quedando lo que no hay por qué sacar (“lesbianas”), el resultado es un espacio vacío.
O mejor dicho, lleno. Lleno de cualquier cosa menos de mujer. De esto se trata cuando
decimos que el transactivismo y lo queer destruyen el sujeto político del feminismo.

La biología

Otro latiguillo puramente retórico, porque no se sostiene con nada, es la acusación de


“biologi(cis)tas” a gente que, simplemente, afirma lo que la realidad muestra, la ciencia
prueba y la historia confirma, a saber, que la mujer tiene características biológicas
distintivas objetivas (hecho no sujeto a “opinión” ni “autopercepción”). Y que sobre
esas características se han montado hechos sociales como el patriarcado y el género. No
se trata simplemente de negar la realidad y querer tapar el sol con las manos para
satisfacer una política trans (de las tantas que existen), a saber, aquella que construye su
“identidad” expropiando a las mujeres de su realidad (todas sabemos que hay otras
formas de concebir lo trans, bastante más amables para con las mujeres que este
exclusivismo sustitucionista). Una realidad que ha sido y es la base de la política
feminista (¿sobre qué base se asienta, si no, la lucha por el derecho al aborto, por
ejemplo?). Eliminar esta base es lo mismo que eliminar el sustento mismo de toda
política en defensa de nuestros intereses. Tal vez no lo entiendas, porque los embarazos
adolescentes, la violencia obstétrica, el cáncer que producen los anti-conceptivos, etc.,
etc., es algo que nadie en tu colectivo puede experimentar, pero estos hechos, cuya base
es biológica, están en el corazón de nuestros intereses. Claro, no de los tuyos. Tenemos
intereses diferentes y prioridades diferentes, por más que haya un enemigo común
(aunque solo parcialmente). Negar esto es oscurantista y reaccionario.
Veamos. El biologismo es la teoría filosófica por la cual todo comportamiento humano
está determinado por la biología. La expresión “determinación” es ambigua. Por un

2
No estaría de más recordar aquí el exabrupto de Camila Sosa Villada en Twitter, refiriendo a “la mierda
que chorrea de sus vaginas podridas”. ¿Será “transfóbico” decir que Villada es misógina?
3
Esta megalomanía con la que una porción ínfima de la población se arroga el derecho de dirigir a la
mayoría absoluta, se percibe fácilmente en la pretensión de Marlene Wayar de un cupo electoral de 33%
para mujeres, 33% para hombres y 33% para trans.
https://web.facebook.com/MarleneWayarOficial/posts/873499222821111?__tn__=K-R Hay mucha
diferencia entre excluir a alguien y resistir el avallasamiento...
lado, es obvio que estamos determinados por la biología: tenemos un cuerpo con ciertas
características que otorgan ciertas posibilidades y otras no. Lo específico del biologismo
no es esta “determinación” tan general, sino una mucho más estricta: que todo lo que los
seres humanos hacen, todas sus conductas sociales y hasta individuales, está regido
directamente por nuestra configuración genética (al punto, como en Dawkins, de
considerar a los genes los verdaderos protagonistas de la vida humana). Esto no es así ni
siquiera en los animales más desarrollados. La particularidad de los seres humanos
consiste en el enorme desarrollo de nuestra “segunda naturaleza”, eso que solemos
llamar “cultura”, que se apoya en la plasticidad de nuestra naturaleza biológica, la que
nos permite un grado elevado de independencia relativa frente a ella. Esa es la razón por
la que nos constituimos sobre la base de la interacción entre la condición natural y la
construcción social. Así como no se puede negar la variabilidad y la diferencia, no se
puede negar tampoco que ellas se producen dentro de límites determinados. Sostener
que hay diferencias materiales entre grupos de personas no significa discriminar, ni
explotar ni subordinar. Son hechos. No luchamos contra ellos, luchamos contra las
configuraciones sociales que le otorgan a esos hechos una significación que, en sí
mismos, no tienen. Por ejemplo, que tener vagina y poder parir no obliga a la mitad de
la humanidad a aceptar un rango social inferior. Diferencia no debiera ser jerarquía,
pero no podemos negar que esa diferencia existe y opera socialmente.
Paradójicamente, son biologístas quienes dicen no serlo. En efecto, resultan biologistas
aquellas que sostienen que la biología no existe y que todo es cultural, que todo es
construcción social. Son biologistas por omisión, dado que, al no reconocer que la
realidad tiene determinadas características, sostienen el statu quo: la idea de que
cualquiera puede ser mujer con solo desearlo, las lleva a la reproducción de todos los
estereotipos patriarcales sobre el cuerpo feminino, desde posturas hasta intervenciones
quirúrgicas. Resulta por lo menos gracioso que nos acusen de “biologistas” quienes a la
primera de cambio se operan los pechos (¿qué es eso sino un reconocimiento de que el
aspecto anatómico, es decir, la biología, determina la percepción?). Más que
“autopercepción”, se trata más bien de una percepción muy patriarcal. El asunto no se
detiene allí. Por el contrario, se extiende a la noción de “cuerpo equivocado” y a la
operación de adecuación y la hormonación de por vida. ¿Quién dice que la biología “no
determina nada”?

El insulto permanente

Ya dijimos que una forma típica que vos y tu colectivo utilizan para censurar cualquier
diferencia que implique una crítica es la de victimizarse. Sin embargo, tus “argumentos”
se limitan al insulto permanente. No me refiero a tu afirmación de que mis compañeros
y yo somos “una mierda”. No. Me refiero a los extendidos usos de “CIS” y “TERF”. Cis
es un insulto porque que otras quieran autodenominarse trans, no hace que puedan
llamarnos a nosotras como se les dé la gana. ¿Quieren que les digamos trans? Pues les
decimos. Pero nosotras no somos cis, porque eso pretende definirnos a partir de la
“identidad trans”. Vale decir, uds. tienen derecho a nombrarse, a tener una identidad.
Perfecto. Pero exigen también el derecho a nombrarnos, no como nosotras queremos
sino como uds. quieren. Exigen un derecho patriarcal: nombrar a las mujeres. ¿Es una
exageración llamar a eso misoginia? ¿No es coherente con la negación del sujeto
político del feminismo? Tu “autopercepción” no solo vale más que la mía, sino incluso
más que la misma realidad. Vos, Florencia, como toda trans, considerás un insulto que
te nombren como no sos o no te autopercibís (por ejemplo, que te digan “macho
disfrazado”). Está muy bien que te ofendas si alguien te trata de tal modo, haya una ley
que te respalde o no. El derecho al nombre propio es el primer derecho o, al menos, uno
de los más importantes y me parece bien que defiendas tu identidad, la sustentes en lo
que sea que la sustentes. Lo mismo vale para mí. De esto último vos no te acordás. O no
te importa. Nuestro “nombre” es el que vos nos ponés. De nuevo somos las otras.
¿Suena patriarcal o me parece a mí?
El insulto continúa, ya no en torno al “nombre”, sino a la posición histórica de la mujer
y el deseo de un porcentaje muy elevado de ellas. Resulta que, al igual que los varones
patriarcales, burgueses y poderosos, nosotras también somos “privilegiadas” y
cómplices del patriarcado, es decir, traidoras. Nos sindican como “cómplices” porque
dicen que nos acomodamos al sistema de géneros y que sacamos partido de ese sistema.
Que tenemos privilegios que uds. no tienen. Sin embargo, las feministas (no al menos
esas que vos y Peralta definen como “asqueantes y mentirosas, unas mierdas de
personas”4) no estamos cómodas con esos estereotipos. No los elegimos, sino que nos
los impusieron desde el nacimiento y podemos llegar a pasarnos toda la vida
desandando ese aprendizaje. Eso se llama feminismo. En ese lugar de subordinación,
ninguna feminista está cómoda. Nos insultás cuando nos llamás “cómplices”, porque
nos transformás, de víctimas, en victimarias.
No es todo. Demos una vuelta más a la tuerca. ¿En qué consistiría ese privilegio? ¿En
tener una historia de subordinación? Por otra parte, ¿a costa de quién obtiene qué
privilegio la mujer “cis”? ¿Querés decir que más de veinte millones de mujeres viven
“privilegiadamente” gracias al sometimiento de 10.000 trans? No solo no te da la
contabilidad. Estás insultando a millones de mujeres obreras (la inmensa mayoría) que
viven en las peores condiciones sociales por la explotación de clase agravada por el
sometimiento de género. ¿Y vos te definís “marxista”? ¿Te das cuenta cómo tu política
(existen otras, recordemos) para el colectivo trans lleva a considerar enemigo principal a
las mujeres, sin cuya lucha no solo no existiría el feminismo sino tampoco las
“disidencias” mismas? ¿Te das cuenta que tu política se asienta en una misoginia
profunda y que esa misoginia es contraria a los intereses del colectivo del cual sos
dirigente? ¿Qué va a pasar cuando las mujeres se cansen de los insultos y se vuelvan de
verdad “transfóbicas”, como las que, seguramente, ya votaron a Bolsonaro en Brasil?
¿Recién entonces te vas a dar cuenta de que es necesaria una política trans no misógina?
Tranquila, que todavía falta. Otro insulto aparece cuando nos acusan de “cómplices” del
patriarcado mientras uds. reproducen todos sus mandatos. Uds, Florencia están cómodas
con lo trans, lo han elegido como política, lo han buscado. Están en su derecho. A lo
que no tienen derecho es a reproducir voluntariamente todos los estereotipos de género
de manera voluntaria y pretender que eso es ser “mujer”, porque eso entra en
contradicción con nuestra lucha. Precisamente, las feministas hacemos el recorrido
inverso: tratamos de deshacernos de esos estereotipos que, uds, Florencia, buscan y
repiten. Aunque pretendan que escapan al binarismo, no escapan, lo potencian. Del
binarismo se escapa tratando de no reproducir esos estereotipos, no operándose o
pintándose como una puerta cuando nadie te metió en la cabeza y en el corazón que si
no hacés eso no servís como mujer. Pero que insistas con que, quienes combatimos eso
que nos ha oprimido desde hace milenios, somos “transfóbicas”, es otro insulto. E
implica, además, no reconocer los intereses de aquellas con las que buscás una alianza.
Pero hay más. A las que somos heterosexuales se nos acusa de traidoras. ¿Cómo es eso
de que nosotras “perpetramos el régimen de la heterosexualidad obligatoria”, Florencia?
Más biologismo, salvo que invertido. Porque ¿cómo se sabe con quien tener relaciones
sexuales “no obligatorias”, según este criterio que planteás? El régimen de la

4
FB, muro de Florencia Guimaraes García, 6/3/2019.
heterosexualidad no es obligatorio y lo que sostiene el patriarcado no es con quienes
tenemos relaciones sexuales (la orientación), sino el hecho de que las relaciones
genéricas son jerárquicas. Por lo tanto, si una trava tiene relaciones con un varón
también estaría sosteniendo la sexualidad de un macho. Es preocupante que creamos
que en vez de construir relaciones no jerárquicas, sea con el sexo, con el género y con la
orientación que sea, estemos pensando que el patriarcado se derrota con la inversión de
la heterosexualidad. Lo cual en lugar de ser una liberación resulta ser una nueva
imposición: ¿el deseo heterosexual de las mujeres no es un “derecho”? Dejemos de lado
que la reproducción humana entraría en serio cuestionamiento, ¿qué se deduce de esto?
Una cárcel. ¿En la que las trans meterían a quiénes? Como sos una mina inteligente
supongo que te habrás dado cuenta: sí, señora, a las mujeres. ¿Misoginia? ¿Fascismo?
Hasta diría tontería, porque en esa cárcel para heterosexuales habría que meter también
a toda trans que se “autopercibe” mujer y convive con un varón... Soy mujer. Para no
ser “traidora” no tengo que desear a un varón. O sea, ¿vos me decís a mí a quién debo
desear? Suena a patriarcal, ¿no?
Otro insulto. Las feministas que creemos que el sujeto político del feminismo es la
mujer no consideramos que haya que excluir a las trans del feminismo. Pueden ser
feministas. Deben serlo, como cualquier ser humano que pretenda una sociedad mejor.
Pueden acompañar las luchas, pueden ser aliadas en algunas. Pero tienen su movimiento
propio, al cual acompañamos si corresponde, pero no pretendemos dirigir. El
movimiento LGBTTIQ+ tiene sus propios intereses y su propio sujeto político. ¿Por qué
pretenden dirigir el nuestro? Entonces ¿a santo de qué TERF? Si no les entregamos el
feminismo somos fascistas, si les discutimos algo o no coincidimos en algo, somos
travaodiantes, si no aceptamos que nos echen del movimiento que construimos
históricamente y que con aliados circunstanciales ha llegado hasta hoy y tiene aun
muchas luchas por delante, somos nazis. Se nos acusa de “deshumanizar” a las travas,
cosa que ninguna de nosotras ha hecho, cuando, justamente, la construcción del
“enemigo público mujer como nazi” es la mejor manera de objetivar y deshumanizar.
Están creando de nosotras un enemigo social al que hay que destruir. Así son los nazis,
así los fascistas, así Videla (Wayar dixit). ¿Nosotras odiamos a quién?
En lugar de reconocer que son tus compañeras las que nos deshumanizan por la vía de llamar al
exterminio de supuestas “transfóbicas”, decís en tu muro lo siguiente:

“Sus argumentaciones reduccionistas se basan en la deshumanización y en la


cosificación de travestis y trans, por el solo hecho de tener pene. Sin embargo, la
construcción de esta identidad de género como hecho político y revolucionario,
aceptando nuestra genitalidad y cuerpos disidentes, se sustentó en el feminismo. Así nos
constituimos como feminidades.”

Lo único bueno de esta expresión tuya, Florencia, es que al menos reconocés que sin
feminismo no hay travas. Y sí, a veces se te escapa la tortuga, quiero decir, la verdad se
te cuela por algún lado. Lamentablemente, no entendiste el núcleo del problema
feminista: “Constituirse como femineidad” no es un logro, sino una reivindicación del
estereotipo.
María Luisa Peralta, otra que, al igual que vos se dedicó a repartir insultos personales
sin discusión política alguna, escribió un texto contra las radfem que vos reivindicaste.5
De ese texto, Florencia, publicado en una revista kirchnerista regulacionista, aplaudiste
lo siguiente:

5
https://latetera.com.ar/2019/02/26/radfem-alianzas-con-lxs-antiderechos-y-disfusion-de-sus-logicas-en-
el-feminismo/?fbclid=IwAR2psxh_AyRtLHnkITMsKCDeJvU6zqhXLcbx-N3jq5PD6L69jCQxbAgtRvA
“Hoy, las radfem dicen que la donación de óvulos es una forma de explotación de las
mujeres, y que por eso se oponen. ¿La donación de espermatozoides no es una forma de
explotación o es que está bien explotar a los hombres? Las gametas no se donan en
sentido estricto, como la sangre, sino que siempre hay una compensación económica.
(...) La peor parte está cayendo sobre la surrogación. Las radfem están de punta con este
tema y una gran parte del resto del feminismo también. Algunas se refieren a
“compraventa de niñxs”, una distorsión severa de lo que realmente sucede en esos
acuerdos. Hablar de “vientres de alquiler”, como suelen decir, tiene la misma finalidad
alarmista. No estamos hablando de cocheras, espacios huecos que están ahí disponibles,
sino de úteros que están en cuerpos que son personas, con sus historias, sus deseos, sus
decisiones. (...) En esta discusión es donde se evidencia una de las características de las
radfem que también permea al feminismo: su intensa homofobia. (...) entre los artículos
menos conocidos de las leyes de identidad de género y de reproducción humana
médicamente asistida están los que reconocen los derechos reproductivos de las
personas trans y facilitan los medios para salvaguardarlos. (...) En el terreno de la
reproducción, las personas lgtb y muchas personas cis heterosexuales estamos
desacoplando una serie de procesos biológicos y sociales que solían pensarse como
inexorablemente ligados unos a otros. Abrimos nuevas posibilidades biológicas,
vinculares y sociales.”

Como se ve claramente, lo que es explotación de la capacidad reproductiva de las


mujeres es presentado como forma de liberación. ¿“Liberación” de quién? ¿Cómo puede
ser que defiendas el alquiler de vientres y la donación de óvulos, Florencia? ¿Será
porque sabés que eso se consigue solamente en determinadas biologías y que esa
biología no es la tuya y que como no es la tuya, te tiene muy sin cuidado que la
explotación de mujeres pobres se convierta en ley? ¿Quiénes apelan al cuerpo biológico
de las “cis mujeres” a pesar de que dicen que el sexo biológico es un invento? ¿Será que
en esa contrucción del enemigo público “nazi” el paso que sigue es explotarlas cual si
fueran animales de granja? Después de todo, sería una buena manera de sacarse de
encima al supuesto enemigo y usarlo en favor de la causa propia. ¿Quién es la
biologista? ¿Quién acepta lógicas completamente antiobreras basadas en biologías
reales? Nosotras no. Nosotras somos abolicionistas y coherentes. Así como no
queremos que nos expropien en tanto obreras de nuestro derecho al placer con la
prostitución, tampoco queremos que les suceda eso a las travas/trans. Así como no
queremos que nos expropien la capacidad reproductiva.
¿Sobre esta base querés tener una alianza con nosotras, sin nombre, vacías de contenido,
sin soporte material, condenadas a ganado parturiento? ¿Viste El cuento de la criada?
Repasalo. Otra vez, tu propuesta no solo es misógina sino profundamente anti-obrera.
¿O te creés que las burguesas van a “alquilar” su vientre? ¿Y vos te considerás
“marxista”? Va quedando todo más claro: para las trans, empleo en el Estado; para las
mujeres, prostitución, alquiler de vientres y venta de óvulos. Y todo esto nace de tu
biologismo. Un biologismo innecesario, si de querer ser padre o madre se trata. No es
necesario el biologismo extremo que significa la perpetuación genética individual a
costa del sometimiento de la mujer, para amar a un ser humano y ayudarlo en el proceso
de desarrollo de su vida (eso es, en última instancia, ser “madre” o “padre”). ¿O acaso
tener un hijo/a biológico es la única vía por la que un ser humano puede ser
padre/madre? ¿O acaso la diversidad de las formas familiares las inventaron los
LGBTTIQ+? Levi Strauss y Mariela Muñoz se revuelven en sus tumbas.
Miente, miente...

Me han acusado, por estos días, de “transfóbica”, “transodiante”, “TERF”, “troska”


(¿?)... Estoy esperando los argumentos, porque el adjetivo es fácil. Lo difícil es lo
sustantivo. Por si faltara poco, además de “mierda”, Florencia, me trataste de
“mentirosa”. Cuando recordé, en otra intervención, que tu participación y la de Furia
Trava en el Congreso Abolicionista Internacional, fue puramente parasitaria, que
figuraste en todos lados pero no hiciste nada ni pusiste un solo peso, te justificaste
(aceptando el hecho) con que yo no te dejé hacerlo. Bien. Tengo la costumbre de
guardar todo, así que no vamos a aceptar que nos difames con argumentos del estilo
“nos usaste” o “quién las financia” o “no me dejaron hacer nada”. Lamento tener que
contar ahora lo que, en nombre de no exponer al abolicionismo, durante casi un año me
guardé entre pecho y espalda. Pero una cosa es ser leal a una causa y otra, muy distinta,
es dejar que quienes la destruyen, mientan con impunidad.
El primer paso que dimos hacia vos fue la invitación a la cátedra en la que yo trabajo, el
único espacio abolicionista en todo Filosofía y Letras, que es abrumadoramente
regulacionista. Tuviste toda la libertad para decir lo que quisieras. Y, por supuesto,
coincidimos en el abolicionismo y en la necesidad de las alianzas entre mujeres y trans.
Está registrado en el video. Para no abundar con los datos, solo dejo aquí el texto que
publicamos en El Aromo.6
El siguiente momento en que nos acecamos a vos, fue la organización del CAI. Como te
acordarás, el CAI surgió, hacia octubre de 2017, de la exclusión a las que nos sometió
Alika Kinan a todas las que queríamos colaborar en el Encuentro Nacional
Abolicionista que ella estaba armando. Recordarás que yo fui la que propuso que las
que no teníamos cabida allí (a las que la propia Alika había tratado de “inútiles”)
podíamos armar otra cosa. Hubo una reunión en AMADH donde estuvieron muchas
organizaciones que, a la hora de poner manos en la masa, fueron bajándose
rápidamente. Por mi parte, mis compañeras de Trece Rosas y yo organizamos una
página con todas las participantes de la reunión inicial. Fue exactamente el 30/10/2017
cuando te consulté si te agregaba a la página, a la que había dado el nombre de Frente
de Lucha Abolicionista, con la intención de iniciar la organización del Congreso.
También te pregunté, cuando tenía que preparar la presentación para la facultad, si Furia
Trava quería formar parte de las entidades que organizaban, igual que lo hice con otras
organizaciones que se acercaron, de las cuales solo quedó RATT Argentina. Esa página
del FLA funcionó para subir las novedades y canalizar las dudas. El 12/12/2017 escribí
en la página del FLA:

“Compañeras: Subo el texto de la primera circular para las Jornadas. Tenemos que
empezar a hacerla circular ya porque así vamos dando a conocer la actividad y se puede
incorporar la mayor cantidad de gente posible.
Algunos pedidos: 1) a Graciela Collantes: Gra, chequeame porfa, que sean las quintas
jornadas.
2) necesitamos una compañera que traduzca la circular al inglés.
3) otra compañera responsable de armar una página o algo así y distribuir en redes.
4) Aportar grupos y personas a las que se pueda enviar circular e invitar ya sea para
exposiciones, testimonios, performances, presentaciones.
5) Fondos para viajes y estadías: se escuchan ideas.
6) Difusión.”
6
http://razonyrevolucion.org/tu-cuerpo-deja-de-ser-tuyo-cuando-el-tipo-pone-un-billete-y-te-dice-
arrodillate-asi-charla-sobre-la-prostitucion-en-argentina-en-el-marco-del-taller-abierto-de-gen/
Todavía estoy esperando que me contestes en qué iba a consistir tu colaboración.
Después de todo, representabas a una de las entidades convocantes. A cambio de eso, el
19/12 me escribiste para decirme que querías presentar tu libro en el Congreso. Así fue.
Pediste que agregáramos a la circular lo de Lohana Berkins y Diana Sacayán. Lo hice.
Me dijiste que agregara a las compañeras de Revolución abolicionista a la página y lo
hice. El día 29/12 le escribí a Caro Ibarra preguntándoles qué tenían ganas de hacer en
el marco del Congreso. Todavía estoy esperando la propuesta. El 30/12, te quejaste de
que el flyer provisorio no era de tu agrado:

“Compañeras quería comentar que no nos parece pertinente el dibujo ultilizado para el
congreso ya que de entrada es un cuerpo único, blanco, Delgado y de genitalidad CIS lo
cual nos invisibiliza a muchas de nosotras y particularmente a las identidades travestis-
trans. Estaria bueno podamos reunirnos personalmente para poder construir el encuentro
entre todxs. Saludos”.

Mi respuesta fue la siguiente: “Mandanos propuesta, Flor! Así podemos cambiar


imágenes! Es fácil! O hacete vos un flyer!!” Ese mismo día nos dijiste: “Superrrr
compas. (…) una conpa esta diseñando alguito”. Todavía estoy esperando “alguito”.
Mientras tanto, las compañeras de Trece Rosas capeábamos el temporal de enero, en el
cual vos y Kinan se dedicaban barbaridades por las redes (lo cual no colaboraba para
nada en la realización del Congreso). Durante ese y los tres meses siguientes, llevamos
adelante la batalla contra Kinan y las radfem (incluyendo una que murió y resucitó) que
se encargaban de informar a todas las invitadas internacionales que no tenían que venir
porque era un congreso pro queer. Al mismo tiempo, pagamos los pasajes y salimos a
conseguir otro lugar para el evento, porque Kinan fue a la Facultad con Fernando Mao
para impedir que nos dieran allí el aval (fue así como tuvimos que alquilar el Centro
Cultural San Martín para garantizar la actividad). Durante todo ese tiempo no recibimos
la más mínima ayuda de tu parte. Eso sí, los palos los ligamos, por sostener contra
viento y marea una alianza con vos y tu “espacio”...
Como ya dije, ese flyer que propusiste nunca llegó. A mediados de abril me contacté
con Romina Ferrer para proponerle que hiciera uno. El 2/5 me llegaron los dibujos con
la consigna que le tiré a Romina: Nuestro deseo tiene valor, no tiene precio. Hicimos
pines y banners. Organizamos las mesas de toda la gente que se acercó. Fuimos a
Ezeiza, idas y vueltas para buscar y llevar a las invitadas. Soportamos amenazas y que
Julie Bindel, a instancias de la alianza que nosotras estábamos sosteniendo, no viniera.
Armé un grupo de Messenger (el 1/2) y otro de Whatsapp (el 27/2) donde después de
muchas intervenciones mías y de Caminos, recién preguntaste cómo iba todo el 19/4, a
un mes del Congreso. El 29/4 preguntaste cuándo nos podíamos reunir. Quedamos el
viernes 11/5 en Filo. Nunca llegaste. Evito mencionar los argumentos por los cuales no
concurriste a la reunión. De más está decir que, regularmente, les enviaba información
de las tareas que se estaban haciendo: flyers, escritura y traducción de circulares,
alojamientos, pasajes, eventos en FB, responder a los interesados, hacer certificados,
responder mails, buscar un espacio para hacer el congreso, recibir ponencias y distribuir
entre relatores, armar la grilla de distribución, hacer banners, certificados, carpetas,
pines, organizar filmación y tarea de prensa, conseguir traductora para Kraus, traducir el
libro de Hanuka Lohrengel, etc. etc. Tengo todo guardado. No me obligues a citar.
En el grupo de Messenger ya había preguntado por la necesidad de colaboración
económica entre las tres organizaciones convocantes. Solo Viviana respondió diciendo
que no contaba con disponibilidad de fondos. Vos, nada. El 9/2 envié un resumen de lo
hecho hasta el momento. Vos, nada. Tampoco respondías a las propuestas de reunión
con día y fecha. Casi al borde de mi paciencia y mi militancia, el 27/2 les escribí:

“Hola, compañeras, habida cuenta de que la hostilidad va creciendo con respecto al


Congreso, siento que, finalmente, me puse al hombro muchas tareas. Por un lado, todo
parece que tiende a empeorar. Por otro, no he recibido respuesta alguna a mis
inquietudes ni nada por parte de uds. Sé (sabemos) que esto no es fácil y los ataques no
podemos tomarlos como de índole personal. Me pregunto si, en efecto, quieren seguir
adelante con esto o si soy yo que quiero creer que uds quieren seguir. De hecho, mi
última sorpresa es que ninguna de uds compartió la segunda circular. Flor, ayer Maffia
me planteó que si Alika no estaba era para conflicto. (…) ¿Cómo la vamos a convocar si
el enfrentamiento está puesto sobre la mesa y parece irreconciliable? (…) me dice que si
esa es la situación, entonces prefiere no intervenir.”

No solo no interviniste tratando de convencer a tu amiga Maffia, de que depusiera su


actitud, sino que luego, en la presentación de tu libro te apareciste con... Diana Maffia.
Y no para que participara del congreso, sino para que estuviera en tu mesa. Y vos decís
que yo te usé...
Nada hubiera sido para mí más fácil que desprenderme del principal obstáculo que
bloqueaba la participación de otras organizaciones y personalidades mucho más
importantes que Florencia Guimaraes y Furia Trava. De la misma manera, nada sería
más fácil para Trece Rosas hoy que sumarse al coro violento que llama al asesinato de
radfems y obtener, de ese modo miserable, una pequeña “venganza” por el vacío que
algunas de las organizaciones radicales nos hicieron durante el Congreso, amén de las
calumnias y mentiras de más de una de sus “referentes”. Jamás vamos a convalidar que
se golpee a una mujer en una asamblea de mujeres. Más aún cuando el que lo hace es
alguien que ni es mujer ni tiene por qué estar ahí. Jamás vamos a convalidar que se
estigmatice a una corriente histórica, que se ha ganado su lugar en la lucha, por más que
no estemos de acuerdo por completo con sus ideas. No nos interesa esa forma de hacer
política. En su momento, no pensamos en nuestra conveniencia ni en nuestra pequeña
ventaja. Pensamos en las necesidades del abolicionismo y en que un colectivo en el cual
el 80% de sus miembros se prostituye en las peores condiciones, no podía estar ausente.
De la misma manera que ahora pensamos que la lucha feminista no avanza en la
Argentina expulsando a las radfem. Todo lo contrario, retrocede. Y nos produce una
enorme felicidad que precisamente las que protagonizaron aquellos hechos de
sectarismo, las que calumniaron y boicotearon, son las que se han quedado fuera del
nuevo abolicionismo feminista que está surgiendo, protagonizado por jóvenes mujeres,
con diferentes programas y orientaciones, desde radfem hasta socialistas, pasando por
humanistas, de la diferencia, independientes, etc., que se concentran no en vanidades
personales sino en las necesidades de la lucha. Fue un honor, para Trece Rosas, marchar
con ellas este 8M. Vos no estuviste ahí. Vos preferiste aplaudir a Arraigada y al
golpeador. No te importó para eso terminar del mismo lado que Orellano. Vos creés que
así representás mejor al colectivo trans. Te equivocás. Esa gente representa todo lo que
hace sufrir a tu colectivo.
Pero volvamos al chusmerío, lugar al que nunca hubiera querido entrar y del que trato
de rescatar lo que puede ser de interés más general. Mi comentario seguía:

“RyR decidió poner en esto un dineral y estoy con todo encima. Ligando palos de otros
conflictos que no me involucran directamente y tratando de hacer entender que el
abolicionismo está antes, que tenemos aliadas en la opresión, que los personalismos no
importan. Pero la gente se escapa y yo sigo laburando y soy responsable por un evento
en el que ponemos mucha guita. Díganme uds en que posición están con respecto al
Congreso y sabré a qué atenerme.”

Solo respondió Caminos explicando por qué no compartía la circular del Congreso en
todos lados y diciéndome que habláramos por teléfono (en esa conversación me dijo que
era de la idea de seguir adelante). Vos, Florencia, nada. Solo agregaste al final de la
conversación tu teléfono de línea. Estaba bien clara tu preocupación por la realización
del Congreso: si lo hacen otros, fantástico. Si tengo que poner algo yo, se acabó mi
amor.
No volví a tener noticias tuyas, ya que tampoco compartiste en tus páginas ni en tu
cuenta de TW los flyers del Congreso ni de las mesas, hasta unos días antes del 17 de
mayo. Esa vez vi con sorpresa que habías armado un flyer de la presentación de tu libro
y lo habías subido a tu muro de FB. En tanto organizadoras, ni siquiera tuviste la
deferencia de centralizar información, a diferencia de lo que venía haciendo yo. Cada
vez que tenía una circular, tanto vos como Viviana estaban al tanto. No hiciste ningún
aporte. Preocupada porque no podíamos llevar gente al Centro Cultural San Martín sin
el correspondiente seguro (que tuvimos que pagar nosotras, otra vez...) tuve que
insistirte para que me pasaras los datos de las personas que habías invitado. Recién el
13/5 me dijiste que se iba a comunicar conmigo Romina Pereyra para pasarme esos
datos. Dos días después Pereyra se comunicó conmigo, casi al filo del congreso, con
todas las tareas que teníamos encima.
Pues bien, como corresponde busqué un espacio para tu presentación (como me
pediste), en medio de decenas de ponencias y de muchas mesas. Como te correspondía,
por formar parte de una de las entidades convocantes, te incorporé en la mesa de
apertura. Te pregunté si estabas de acuerdo con la declaración que íbamos a leer (el
15/5). Como correspondía, cuando tuvimos que cerrar, te invité a participar de la mesa.
No pensaba que íbamos a estar de nuevo allí, pero como no vino ninguna de las
diputadas invitadas, lo más adecuado era que nosotras estuviéramos. Claro que no te
negaste. Antes muerta que descuidar algún espacio, sobre todo si otra te lo sirve en
bandeja. Y vos me decís que yo te usé...
Curiosamente, en ese momento no preguntaste quién nos financiaba, quién pagaba todo.
Esa pregunta se te ocurre ahora, en el momento de la mentira y la calumnia. No es
ningún secreto, Florencia. Te lo dije varias veces durante la preparación del Congreso,
como queda claro más arriba. 13 Rosas es el frente feminista de la organización política
Razón y Revolución. Nosotras, 13 Rosas/RyR, pagamos todo. De nuestro bolsillo.
¿Cómo se mantiene RyR, de dónde saca sus ingresos? No es ningún secreto: como toda
organización política obrera, sus miembros aportan voluntariamente y según su
capacidad económica. El grueso, sin embargo, viene de nuestra editorial. Es decir, de
nuestro trabajo. Editamos libros que representan nuestras ideas. Se venden mucho. Por
empezar, porque son muy baratos. Pero, por sobre todas las cosas, porque no cobramos
el trabajo de escribir, corregir, editar, diseñar, publicitar, distribuir, etc. Todo eso es
trabajo militante. Con esa diferencia, sostenemos nuestras actividades. Y hasta nos
damos el lujo de ayudar materialmente a gente a la que vos insinuás que “usamos”:
Delia Escudilla, por ejemplo, acaba de recibir por su libro, la mitad de la edición (500
ejemplares). Multiplicá eso por el precio del libro y después contame qué autor
argentino, que no sea Felipe Pigna, recibe algo parecido. Puede que a vos no se te
ocurra otra relación con las personas que el interés personal o de pequeño grupo. A
nosotras sí.
Tú política y la nuestra

Tratemos de volver al núcleo verdadero de la discusión: ¿cuál es el sujeto del feminismo


y cómo entran (o no) las travas allí? Como ya quedó claro, para nosotras el sujeto del
feminismo es la mujer y ser mujer implica una materialidad vinculada a su naturaleza
biológica. ¿Alguien que no cumple con estos criterios puede considerarse mujer y exigir
que se la trate como tal? Sí, por supuesto, no hay problema. Pero, de allí a serlo hay un
trecho: lo plantee como lo plantee, esa persona no va a tener los mismos problemas ni
los mismos intereses que las mujeres. Por lo tanto, no puede dirigir el movimiento
feminista. No puede pretender, como se hizo en el último 8M, ocupar un espacio a la
misma altura. Cuando eso pasa, sucede lo que acaba de suceder: la lucha social más
importante de los últimos años y la más urgente para las mujeres, la del aborto, quedó
completamente diluida en el mar de “identidades” que poblaron el palco y el documento
final. En lugar de ser un instrumento para potenciar y desplegar la batalla más urgente,
este 8M la sepultó. No estamos mejor que antes. Estamos peor. Una política que
produce eso debe ser rechazada. La dirección que la lleva adelante, también.
¿Cuál debe ser la vinculación del colectivo trans/travesti con el feminismo? La que
corresponde a una alianza. El primer paso es reconocer que no somos iguales, ni por
características, ni por peso numérico, ni por historia. El segundo, abandonar la intención
de colonizar parásitamente un movimiento ajeno. Tu participación en el CAI es una
imagen en miniatura de lo que es tu política hacia las mujeres: que nosotras pongamos
la masa y vos te subas al palco; que nosotras pongamos la movilización, pero el puesto
privilegiado en el Estado sea para las trans; que nosotras perdamos nuestros espacios
seguros para que vos no tengas que pelearselos a los varones. Eso no es una alianza. Eso
es una política de colonización parasitaria, ventajera. Esa es tu política y es eso lo que
rechazamos. Nosotras, Trece Rosas, rechaza esa política, no rechaza la alianza con las
trans. Ya quedó claro en la experiencia del CAI que contamos más arriba.
Va de suyo que hay otra política trans, una que implique una alianza no misógina. Una
que sea respetuosa para con las mujeres. Existen muchos ejemplos de esa política
posible, no hace falta que te cite a Miranda Yardley. Y creo que una política de ese tipo
sería buena para todas, para trans y mujeres. No te olvides que, aquí, somos más de
veinte millones y en el mundo, 3.500. Una política trans misógina es suicida. No porque
nosotras te vayamos a amenazar con lo mismo que uds. nos amenazan: la expulsión y la
muerte. No. Si el feminismo hubiera hecho eso, las “diversidades” sencillamente no
existirían. Somos socialistas, es decir, pretendemos superar el fanatismo corporativo
ciego. No pretendo decirte lo que tenés o tienen que hacer. Te digo lo que nosotras
podemos aceptar o no. Tenemos derecho a rechazar una “alianza” que no nos conviene.
Creemos, es una opinión, que para eso deberías abandonar toda la imaginería queer que
sostiene esa misoginia y al partido político burgués y anti-obrero que la impulsa con
toda la energía posible, el kirchnerismo. Si es que sos lo que decís que sos, feminista,
obrera y socialista, deberías pensarlo. Seguramente es más fácil soltar una nueva
retahíla de insultos, agravios y mentiras. Seguramente es más fácil culpar al cartero.
Pero una verdadera dirigente sabe que si la línea es equivocada, el resultado va a ser,
tarde o temprano, un fracaso. Un fracaso no para vos, sino para tus representadas. Una
verdadera dirigente piensa primero en las necesidades de sus “bases”. Sos una dirigente.
Pensalo.

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