Está en la página 1de 2

ALFONSO SANTISTEBAN: SOBRE LA NECESIDAD DE EXPERIMENTAR Y

COMPARTIR

“Para mí, hay una continuidad y a la vez una ruptura de una obra a la otra, una
búsqueda formal que no se agota en un decir algo tipo mensaje. Me interesa
más emocionar de una manera profunda, desconcertante, más que hacer
razonar al espectador”.
Alfonso Santisteban

Escribe: Gabriela Javier

La trayectoria de Alfonso Santisteban1, hombre de teatro peruano, es conocida:


sabemos de su trabajo como director, actor y autor de teatro peruano y de su
formación inicial en la escuela de teatro de la Universidad Católica (TUC), que
luego complementaría con el trabajo con directores como Ricardo Roca Rey,
Jorge Chiarella, Marco Leclere, Jorge Guerra, entre otros, actividades que
nutrirían su interés inicial como director. Luego conoceríamos su trabajo como
dramaturgo y su particular interés en el presente histórico de nuestra sociedad,
como se puede notar en su trilogía.

UNA PIEZA DE LA TRILOGÍA EN EL FAE LIMA 2019


El año que pasó, el Centro Cultural PUCP puso en escena la trilogía, conformada
por “El caballo del libertador” (1986), “Pequeños héroes” (1988) y “Vladimir”
(1994). Esta última, bajo la dirección de Alberto Isola, llega al FAE Lima 2019. A
propósito de su reposición y de su inserción en este festival, que constituye,
consideramos, una mirada a lo más representativo de la cartelera local, nos
preguntábamos a qué respondía la elección particular de esta pieza de la trilogía.
Más allá de las cuestiones logísticas, Santisteban nos comenta que dicha elección
se sostiene, en primera instancia, por la presencia de los personajes jóvenes, con
quienes es fácil empatizar y, en segunda instancia, porque es posible establecer
una analogía entre las circunstancias dolorosas de toda migración, tema bastante
coyuntural en nuestro país.

Sin embargo, esa lectura no es cerrada. El autor afirma: “Personalmente, esta


lectura, que creo que es válida e inevitable hoy, opaca en algo el significado que
tenía en 1994: el fin de las utopías políticas que sustentaron a mi generación.
Pero, claro, eso hoy no se ve tan claro porque seguimos viviendo el modelo
neoliberal que se inaugura justamente ese año.” En ese sentido, volvemos a
nuestra percepción sobre el autor como una persona interesada en el aquí y
ahora, que encuentra qué puede decirnos su trabajo en la actualidad, pero que
no deja de ser crítico en tanto existen aspectos que se dejan de lado frente a las

1
Nació en Arequipa, 1955. Se traslada a Lima durante su infancia y comienza la primaria en esta ciudad.
Posteriormente, ingresa a Estudios Generales Letras en la Universidad Católica del Perú y, luego, decide
estudiar teatro en el TUC. Actualmente radica en Lima y se desempeña, en paralelo a su trabajo como
hombre de teatro, como docente en la PUCP. Cursa, además, estudios de posgrado en Literatura
Hispanoamericana y se encuentra en el proceso de escritura de una novela.
circunstancias más urgentes (y visibles) de la sociedad contemporánea. Es decir,
aquello que nos dice el teatro siempre cambia, el compartir en convivencia, bajo
un contexto determinado, nos interpela a formular nuevas lecturas posibles.

EL AUTOR DE TEATRO PERUANO

Más allá de la conocida trilogía y otras obras de su autoría, como “Querido


Antonio”, “Naturaleza Viva” o “Como crear una historia y casi fracasar en el
intento” -cuya creación partió de la experiencia de crear con actores-, y de su
trabajo realizando versiones de clásicos como “Medea”, “Electra/Orestes”, ¿qué
ha sucedido con la producción dramática de Santisteban? En la indagación sobre
este aspecto, encontramos una presentación suya del 2006 en el libro
“Dramaturgia de la historia del Perú”, en primera persona, en la que afirmaba:
“No he escrito mucho más para el teatro. Supongo que es […] porque me he
topado con la actuación, o porque tengo muy poco que decir”. Acerca de esta
declaración, el autor menciona que, después del autogolpe de Fujimori y la
Constitución del 93, que terminaron por instaurar el modelo neoliberal, aquello
que inspiraba su trabajo teatral sufrió una ruptura: “de golpe ya no había lugar
para la especulación, para la búsqueda, para la experimentación sino solo para
el éxito. Mi sensación es que se había cerrado un ciclo en mi teatro y no tenía
nada que decir.”
No obstante, ¿qué implica el decir? ¿Existe acaso una única forma de comunicar
las preocupaciones estéticas, sociales, históricas de nuestro entorno? Desde
nuestra perspectiva, encontramos que el decir contempla diversas de
posibilidades, más aún en el arte y, particularmente, en el teatro. Santisteban es
consciente de esto y nos comenta: “Más que decir, creo que tengo mucho por
experimentar y compartir. Para mí, hay una continuidad y a la vez una ruptura
de una obra a la otra, una búsqueda formal que no se agota en un decir algo tipo
mensaje. Me interesa más emocionar de una manera profunda, desconcertante,
más que hacer razonar al espectador.”

Retomamos su última oración para ampliar aquello que vemos no solo en su


trabajo como autor, sino como actor y director: consideramos que existe una
continuidad y no una oposición entre la emoción y el razonamiento, que nos
permite, como seres humanos, trasladar y transferir aquella emoción producida
en un razonamiento visible, aplicable, en nuestro día a día. La emoción, en ese
sentido, no resulta el fin último, sino el inicio de un razonamiento consciente,
empático.

Alfonso Santisteban articula la necesidad de la creación y de la convivencia, del


compartir, con la generación de emociones conscientes. He ahí una posible pista
de su poética creativa.

También podría gustarte