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1.

Alegría: tener la alegría como valor implica una actitud positiva


incluso ante las situaciones negativas de la vida.
Es un estado interior, fresco y luminoso, generador de bienestar
general, altos niveles de energía, y una poderosa disposición. La
alegría es un sentimiento o valor, la acción constructiva, que puede
ser percibida en toda persona, siendo así que quien la experimenta, la
revela en su apariencia, lenguaje, decisiones y actos. La tristeza es el
sentimiento o emoción contraria.
También se puede definir como el estado de ánimo más confortable
por el cual se puede pasar. La tristeza juega aquí un rol, ya que sin
ella no se podría sentir alegría, y según estudios médicos, la alegría
ayuda al mejoramiento de la salud.
La alegría también para muchos se simboliza con el
color cian o amarillo, este también se compara con optimismo o
placer. Generalmente está originada por un sentimiento placentero o
por la relación con alguna persona o cosa que manifiesta este tipo de
emoción y que nos la contagia viéndola casi como propia, puede ser
producto de la diversión o el entretenimiento.

2. Altruismo (generosidad): el altruismo como valor se ve reflejado en la


búsqueda desinteresada de la felicidad del otro.

El altruismo es una actitud humana en la cual las personas actúan


en favor de otros semejantes sin tener la expectativa de recibir algo a
cambio. Se entiende, entonces, que el altruismo solo se desprende de
un amor al prójimo que lleva al individuo a sacrificarse en beneficio
del otro. En muchas ocasiones el altruismo es entendido como
el antónimo del egoísmo.

Existen algunos autores importantes como Jean Jacques Rousseau


que consideran que el ser humano, en su estado de naturaleza, es
un individuo altruista. Otros en cambio, como Thomas Hobbes o
John Stuart Mill, en sus estudios consideraban al ser humano como
un animal egoísta. Estudios más recientes, asociados más con la
biología que con la filosofía, afirman que el altruismo aparece en los
hombres a los 18 meses de vida.
3. Aprendizaje: la capacidad de aprender no sólo permite mejorar se a
uno mismo y desarrollar nuevas habilidades sino que también tiene
como base el respeto por el saber de otros.

El aprendizaje es la forma o método mediante el cual todo ser humano


asimila determinada información. Es importante decir que el aprendizaje está
mediado por los sentidos (a través de ellos es que se recibe la información).

Hace relativamente poco tiempo atrás se sostenía que la forma de trasmitir un


conocimiento, es decir, de generar el aprendizaje sólo era posible mediante un
método único: el método por repetición.

Sin embargo a lo largo de las décadas este concepto se ha ido modificando


hasta la elaboración de diferentes tipos de aprendizaje. Hoy se considera
que el aprendizaje es todo aquello que le ocurre a un ser humano desde el
momento de su nacimiento hasta el día de su muerte. Hoy en día se cuenta
con una vasta cantidad de tipos de aprendizaje puesto que se considera
que el sujeto receptor de ese aprendizaje siempre es (y será) un sujeto único e
irrepetible que, dependiendo del momento de vida donde se produzca el
aprendizaje y de las características particulares de ese sujeto, dará como
resultante un tipo de aprendizaje más acorde para cada persona.

4. Autodominio: considerar el autodominio como un valor implica


desarrollar la capacidad de controlar los propios impulsos. Esto puede
ser beneficioso para los demás cuando los propios impulsos son
agresivos o negativos en cualquier otro sentido.
El autodominio es una disposición muy importante ya que nos
ayudará a afrontar con calma y serenidad los problemas y los
contratiempos normales de la vida, es decir, nos anima a cultivar
la paciencia y a desarrollar mucha comprensión en las relaciones
interpersonales establecidas y por establecer, y también en relación a
nuestro temperamento, si es que tenemos una tendencia de mal
genio, saber controlarse per se ayudará a la persona a no estallar
ante cualquier contratiempo que pueda padecer.
Básicamente, el autodominio consiste en el control de los impulsos y
las reacciones ante la recepción de determinados estímulos a partir
de algunas técnicas y reglas generales
De esto se desprende que el autodominio es una capacidad
absolutamente positiva que nos instará a cambiar en sentido positivo
para obtener buenos resultados al final del camino emprendido. La
persona con autodominio podrá manejar sus emociones y regular su
comportamiento.
5. Autonomía: quienes consideren que la autonomía es un valor,
intentarán valerse por sí mismos y logrando la capacidad de tomar
decisiones sin depender de otros (independencia). La autonomía está
asociada a la libertad.
La autonomía en el ámbito filosófico se integra entre las disciplinas
que estudian la conducta humana (ética), mientras que en el ámbito
de la psicología cobra especial importancia en el estudio
Estudió el desarrollo cognitivo de los niños analizándolos durante sus
juegos y mediante entrevistas, estableciendo (entre otros principios)
que el proceso de maduración moral de los niños se produce en dos
fases, la primera de heteronomía y la segunda de autonomía:
Razonamiento heterónomo: Las reglas son objetivas e invariables.
Deben cumplirse literalmente, porque la autoridad lo ordena, y no
caben excepciones ni discusiones. La base de la norma es la
autoridad superior (padres, adultos, el Estado), que no ha de dar
razón de las normas impuestas ni ha de cumplirlas en todo caso.
Existe una tendencia demostrada a las sanciones expiatorias y a
identificar el error como una falta, así como a la búsqueda
indiscriminada de un culpable (pues una falta no puede quedar sin
castigo), de manera que es admisible el castigo del grupo si el
culpable no aparece. Además, las circunstancias pueden llegar a
castigar al culpable.
6. Capacidad: tener capacidad o competencia es haber desarrollado
ciertas habilidades. Se considera un valor para elegir a participantes
de determinadas tareas grupales, incluyendo trabajos. Las
capacidades se desarrollan a través del aprendizaje y la superación.
n los últimos años, compañías públicas y privadas han comenzado a
valorar la incorporación del personal discapacitado en el mercado
laboral por diversas razones. Una de ellas, porque la ley actual exige
el contrato mínimo del 2% de este colectivo en todas aquellas
empresas que tengan más de 50 empleados en plantilla. La segunda
y más importante, porque rompiendo todos los mitos que existen
sobre la falta de capacidad laboral, son muchos los beneficios que
pueden aportar.
¿Por qué la integración laboral? Los últimos datos señalan que un 9%
de la población española padece algún tipo de discapacidad y que,
además, un 70% de este colectivo, que equivale a unas 400.000
personas, se encuentra en situación de desempleo. Y gracias al
trabajo se consigue formar parte activa de la sociedad.
7. Caridad: compartir lo que uno tiene y a otros le falta. La caridad no
sólo se expresa a través de lo material, sino que puede compartirse
tiempo, alegría, paciencia, trabajo, etc. Por eso, no es necesario tener
muchos recursos materiales para ser caritativo.
La caridad refiere a actitudes solidarias con el padecimiento
ajeno, como la limosna o auxilio que se presta a los desfavorecidos
sin esperar ningún tipo de retribución.
La caridad es un concepto importante para la religión cristiana,
puesto que forma junto con la esperanza y la fe el trío de las virtudes
teologales, es decir, los hábitos infundidos y apreciados por Dios en el
espíritu de los seres humanos, y que los dirigen hacia la salvación
misma.
De acuerdo a los preceptos católicos tradicionales, la caridad consiste
en amar a Dios por encima de todas las cosas por Él mismo, y al
prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Esta práctica del
bien común, del mismo modo, suscitaría la reciprocidad y la
benevolencia, es siempre generosa y desinteresada.

8. Colaboración: participar de esfuerzos colectivos sin tener en cuenta


el beneficio personal e individual sino el beneficio para todo el grupo o
la comunidad.

La colaboración es todo esfuerzo conjunto entre dos o más


personas, instituciones, países o incluso organismos.

La colaboración se basa en una o varias de las siguientes premisas,


según cada caso:

 El objetivo que se quiere alcanzar es inaccesible sin la ayuda de


otro, que también tiene interés en el objetivo.
 Un objetivo se alcanza con mayor eficacia o rapidez con la ayuda
de otro, que también tiene interés en el objetivo.
 Dos o más entidades tienen objetivos diferentes pero relacionados
entre sí.
 Dos o más entidades tienen objetivos diferentes y pueden ayudarse
mutuamente a cumplirlos.

Es decir que la colaboración puede basarse en la existencia de un


objetivo común o bien en un intercambio de servicios.
9. Compasión: tener la compasión como valor implica no sólo ser
consciente del sufrimiento ajeno, sino también evitar juzgar
duramente las faltas ajenas, considerando las limitaciones y
debilidades que llevaron a cometerlas.
La compasión (del latín cumpassio, calco semántico o traducción del
vocablo griego συμπάθεια (sympathia), palabra compuesta
de συν πάσχω + = συμπάσχω, literalmente «sufrir juntos», «tratar con
emociones ...», simpatía) es un sentimiento humano que se
manifiesta desde el contacto y la comprensión del sufrimiento de
otro ser. Más intensa que la empatía, la compasión es la percepción y
la compenetración en el sufrimiento del otro, y el deseo y la acción de
aliviar, reducir o eliminar por completo tal situación dolorosa.

Aunque se dice que Pablo de Tarso (el apóstol Pablo, en el


cristianismo) afirmaba que la compasión es «reír con los que ríen y
llorar con los que lloran», enlazando el valor de la compasión con la
idea de compartir, este versículo enfatiza más bien la virtud de
la empatía. El sentimiento de compasión se ha asociado a un
sentimiento pasivo de lástima o pena ante la desgracia que nos
produce el dolor de otro. Sin embargo, la solidaridad, como positiva
actitud de generosidad y cuidado de los demás resulta
psicológicamente incomprensible sin el motivo de la compasión.

10. Empatía: es la capacidad de comprender los sentimientos y


pensamientos ajenos, la situación por la que pasan otras personas
aunque sea diferente a la propia.

La empatía es la capacidad que tienen las personas de sentir en su


propio cuerpo las sensaciones que otro está sintiendo. El proceso de
la empatía entonces no es estático en el tiempo, pues requiere
la observación de algo que le ocurre a alguien, y luego
la identificación con esos sentimientos que ha observado.

En este sentido es que muchas veces se dice que la empatía es un


fenómeno subjetivo o personal, pues precisamente los sentimientos
tienen la característica de ser completamente individuales, y percibir
los de otros siempre será bajo una mirada personal.
11. Esfuerzo: la energía y trabajo involucrado en alcanzar
objetivos. Está asociado a la perseverancia.
Como esfuerzo denominamos la fuerza que aplicamos contra
algún impulso o resistencia, para contrarrestarlo o revertirlo.
Asimismo, se llama esfuerzo a la energía o el vigor que se pone en
la realización de algo, venciendo obstáculos.
El esfuerzo también se considera una virtud del ánimo, relacionada
con la fuerza o el empeño con que afrontamos una dificultad o nos
proponemos alcanzar un objetivo.
En este sentido, el esfuerzo requiere de valores como la constancia,
la confianza y la esperanza en la empresa en que nos proponemos.
El esfuerzo es fundamental para lograr metas difíciles, que requieren
paciencia, valor y mucha energía de nuestra parte.
Sinónimos de esfuerzo, como tal, serían: energía, brío, vigor, valor,
voluntad, empeño, afán, ahínco.
En inglés, la palabra esfuerzo puede traducirse como effort o strain.
Por ejemplo: “I will put the law of least effort into effect by making a
commitment to take certain steps” (voy a poner la ley del mínimo
esfuerzo en vigor al hacer un compromiso para tomar ciertas
medidas).

12. Felicidad: la actitud que apunta al disfrute de la vida. Tomarla


como valor en lugar de objetivo o de estado que depende de las
circunstancias, permite apuntar a esa actitud a pesar de la situación
de cada persona.
La felicidad es una emoción que se produce en un ser vivo cuando
cree haber alcanzado una meta deseada.
La felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva
de satisfacción y alegría. Algunos psicólogos han tratado de
caracterizar el grado de felicidad mediante diversos tests, y han
llegado a definir la felicidad como una medida de bienestar subjetivo
(autopercibido) que influye en las actitudes y el comportamiento de
los individuos. Las personas que tienen un alto grado de felicidad
muestran generalmente un enfoque del medio positivo, al mismo
tiempo que se sienten motivadas a conquistar nuevas metas. Al
contrario que las personas que no sienten ningún grado de felicidad
que muestran un enfoque del medio negativo, sintiéndose frustradas
con el desarrollo de su vida, atribuyendo la culpa al resto de la
sociedad con la que conviven.
13. Fidelidad: puede considerarse un valor como la predisposición
de seguir los compromisos seguidos con una persona, una serie de
principios, una institución, etc.
La fidelidad es la capacidad espiritual, el poder o la virtud de dar
cumplimiento a las promesas. Prometer es una acción soberana;
revela una gran libertad de espíritu, ya que exige decidir hoy lo que se
va a hacer en adelante, bajo condiciones que no se pueden prever. El
que promete corre un serio riesgo porque se compromete a actuar de
la forma que hoy juzga óptima en situaciones que pueden llevarle a
pensar y sentir de modo distinto. El que es fiel cumple la promesa a
pesar de los cambios en las ideas, las convicciones y los
sentimientos, que pudiera provocar el tiempo.

El que promete se adelanta al tiempo de modo lúcido y libre. El que


cumple fielmente lo prometido lo hace consciente y voluntariamente.
¿Qué es lo que mueve su voluntad a mantenerse fiel? Es la decisión
de crear su vida en cada instante conforme al proyecto establecido en
el acto de la promesa. También se puede decir que la fidelidad es la
capacidad de no engañar o no traicionar a los demás. Es
un valor moral que faculta al ser humano para cumplir con los pactos
y compromisos adquiridos. La fidelidad es entonces el cumplimiento
de la palabra dada.

14. Franqueza: es la expresión de la sinceridad.


La palabra franqueza refiere sinceridad y por tanto quien dispone de
esta cualidad se caracterizará por un accionar y pensar honesto, fiel,
verdadero, que nos hará sentir a gusto porque podemos confiar en
que no nos engañará. “Gracias por tu franqueza, si no hubieses
abierto mis ojos respecto de las maniobras de la empresa,
seguramente, hubiese tenido problemas. La franqueza de María es
una de sus principales virtudes.”

A la persona que dispone de esta virtud se la denomina como


franca/o y será muy valorada en el plano social por disponer de esta
tendencia, inclinación, en su manera de ser.

La franqueza implica un tipo de comportamiento en el que las


mentiras y las falsedades no tienen lugar de ser, en tanto, se
encuentra vinculado a otros términos tales como: sencillez,
veracidad, naturalidad, espontaneidad y honradez.
15. Justicia: considerar la justicia como valor es buscar que cada
uno reciba lo que merece. (Ver: Injusticias)
La justicia (del latín iustitĭa, que, a su vez, viene de ius —derecho— y
significa en su acepción propia «lo justo») tiene varias acepciones en
el Diccionario de la lengua española.1 Es un valor determinado como
bien común por la sociedad. Nació de la necesidad de mantener la
armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de pautas y criterios
que establecen un marco adecuado para las relaciones entre
personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo
acciones específicas en la interacción de estos.
Aparte de la que se ha dado en la entrada del artículo, al no estar de
acuerdo ciertos autores con esta raíz etimológica se ponen de
manifiesto las diferentes opiniones al respecto: Por un lado, la raíz se
vincula con otros nombres de significado y origen religioso como
son: iurare, iovis o júpiter, o iuramentum, razón por la cual los
romanos creyeran que el derecho y la justicia eran un regalo de la
divinidad. Sin embargo, los romanos distinguían perfectamente entre
el ámbito jurídico —ius— y el religioso o moral —fas—. Otros autores
se decantan por derivar de la raíz sánscrita yoh, como procedente de
una deidad o de algo sagrado; otros estiman que deriva, también de
la raíz sáncrita yu que se relaciona con un «vínculo obligatorio».2

16. Honestidad: quien tiene como valor la honestidad no sólo evita


la mentira sino que también su conducta es congruente con lo que
dice y piensa. La honestidad está asociada a la integridad.
La honestidad es un comportamiento que se ajusta a los valores de
verdad y justicia. Puede entenderse también como el respeto a la
verdad y al derecho de los demás. Ser honesto es ser sincero,
franco, no tener segundas intenciones en el trato con las otras
personas; no sacar ventaja de las posibles debilidades o situaciones
de inferioridad de otros individuos.
La cualidad de la honestidad se nutre de las enseñanzas de
nuestros mayores, las que recibimos en el hogar desde pequeños,
pero también del ejemplo cotidiano: por eso es fundamental que la
sociedad en su conjunto asuma la importancia de la honestidad como
valor.Cuando leemos como noticia que un taxista encontró en su
automóvil un maletín con dinero y lo devolvió a su dueño estamos
siendo partícipes de un acto de honestidad, muy loable y que se debe
imitar. Pero el hecho de que sea esto noticia nos habla de que no es
lo común; por ende, la honestidad parece ser más la excepción
que la norma.
17. Independencia: la capacidad en diferentes aspectos de la vida
de accionar y pensar sin depender de otros.
La independencia es la formación o la restauración de
un país inmediatamente después de la separación de otro del que
solo formaba una parte.
Como concepto político apareció con la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos en 17761 como respuesta
al colonialismo europeo, y se extendió con el Acta de Independencia
de Haití (1804) tras la Revolución haitiana (1791-1804) y
las declaraciones de independencia de los
países hispanoamericanos dependientes del Imperio español en
las guerras de independencia hispanoamericanas (1810-1821). Más
adelante el concepto se relacionó estrechamente con el principio de
no intervención y el derecho de autodeterminación de los pueblos del
mundo
18. Integridad: la rectitud, la coherencia con los propios valores.
La integridad es una denominación que recibe cualquier entidad en
el caso de que esté en su forma original, es decir que esté compuesto
exactamente como se espera que esté. Algo íntegro, entonces, es
algo que posee todas sus partes intactas, es decir que está
completo y no tiene fallas.
Si bien la denominación se utiliza con frecuencia para hacer
referencia a las condiciones de los objetos, es más habitual que se la
utilice hablando de la cualidad humana de la integridad, que replica
en cierto modo lo que significa para hablar de cualquier ente.
Cuando se habla de una persona íntegra se está haciendo
referencia al valor de vivir con una rectitud, bondad y
honradez que se entienda como intachable, es decir de no tener
ninguna circunstancia por la que pueda avergonzarse ni arrepentirse.
19. Gratitud: reconocer a quienes nos han prestado ayuda o nos
han beneficiado, incluso involuntariamente.

La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento


de un beneficio que se ha recibido o recibirá.
La experiencia de la gratitud ha sido históricamente un foco de
varias religiones del mundo,1 y ha sido tratada de forma extensa por
filósofos de la moral como Adam Smith2
El estudio sistemático de la gratitud dentro de la psicología no
comenzó hasta aproximadamente el año 2000, posiblemente porque
la psicología ha estado tradicionalmente más centrada en la
comprensión de sentimientos desagradables que en entender las
emociones positivas. Sin embargo, con la llegada de la psicología
positiva,3 la gratitud ha pasado a formar parte del estudio de la
psicología convencional.3 El estudio de la gratitud dentro de la
psicología se ha centrado en la comprensión de la experiencia a corto
plazo de la emoción de la gratitud (el estado de gratitud), las
diferencias individuales en la frecuencia con que la gente siente
gratitud (los rasgos de gratitud), y la relación entre estos dos aspectos

20. Lealtad: es el desarrollo de un sentido de responsabilidad ante


las personas y los grupos a los que pertenecemos.
La lealtad es una forma de devoción o fidelidad de un individuo
respecto a una causa determinada, que puede ser muy variada:
una relación interpersonal (amistad, amor, intercambio), un Estado o
una nación, una ideología, comunidad o figura jerárquica.
No existe un concepto más concreto de a qué tipo de cosas puede
ser leal una persona, pero sí que se trata de un valor muy apreciado
en las distintas civilizaciones humanas, que lo han vinculado con
el honor, el compromiso con la propia palabra empeñada, el
patriotismo y la gratitud.
En ese sentido, una persona es leal cuando retribuye lo recibido
en justa medida, cuando no da la espalda a la comunidad a la
que pertenece, o cuando honra sus afectos con igualdad de
compromiso. Las actitudes contrarias, lógicamente, se asocian con
la deslealtad, la traición o el deshonor
21. Misericordia: es la actitud que lleva a compadecerse del
sufrimiento ajeno.
La misericordia es la disposición a compadecerse de los
sufrimientos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad,
asistencia al necesitado, especialmente en el perdón y
la reconciliación. Es más que un sentimiento de simpatía, es una
práctica. En el cristianismo es uno de los principales atributos divinos.
La misericordia es también un sentimiento de pena o compasión por
los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles; en determinadas
ocasiones, es la virtud que impulsa a ser benévolo en
el juicio o castigo. Su etimología,
del latín misere (miseria, necesidad), cor, cordis (corazón) e ia (hacia
los demás); significa tener un corazón solidario con aquellos que
tienen necesidad.
La palabra hebrea ra·jamím y la griega é·le·os (verbo, e·le·é·ō)
suelen traducirse por “misericordia”. Un examen de estos términos y
de su uso ayuda a resaltar todos sus matices y significado. El verbo
hebreo ra·jám se define como “sentir o irradiar afecto entrañable; [...]
ser compasivo”.4 Según el lexicógrafo Gesenius, “la idea principal
parece radicar tanto en el hecho de tener cariño y tratar con dulzura
como en el sentimiento de tierna emoción”

22. Optimismo: el optimismo permite observar la realidad


considerando las posibilidades y aspectos más favorables.
El optimismo, al igual que la esperanza, es la doctrina y la
disposición de espíritu que aguarda lo mejor y lo más positivo de todo
en psicología, ética y filosofía. Se considera en estos ámbitos como
corriente opuesta al pesimismo. La palabra optimismo1 proviene del
latín "optimum": "lo mejor". El término fue usado por primera vez para
referirse a la doctrina sostenida por el filósofo alemán Gottfried
Wilhelm Leibniz en su obra Ensayos de Teodicea sobre la bondad de
Dios, la libertad del hombre y el origen del mal (Ámsterdam, 1710),
según la cual el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos
posibles. Una postura parecida es sostenida con distintos matices por
los filósofos William Godwin, Ralph Waldo Emerson y Friedrich
Nietzsche. Por otra parte, el espíritu de algunos movimientos
espirituales, como el Renacimiento y la Ilustración, fue identificado
como optimista y lleno de fe en el hombre y sus posibilidades, frente a
épocas opuestas y pesimistas como la Edad Media y el Barroco
23. Paciencia: la capacidad no sólo de esperar sino también de
comprender las debilidades propias y ajenas.
La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder
soportar contratiempos y dificultades para conseguir algo bien.
Según la tradición filosófica, podría ser definida como:
a constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo
que sufra el ser humano no se deja dominar por él"[cita requerida].
Dicha palabra proviene del latín pati, que significa sufrir. De hecho el
participio patiens se introdujo al castellano como paciente (en
los hospitales) o "el que sufre".
Aristóteles en sus Éticas alude a esta virtud como:
"el equilibrio entre emociones extremas o punto medio:
metriopatía. Con ella se consigue sobreponerse a las
emociones fuertes generadas por las desgracias o
aflicciones. Para ello es necesario un entrenamiento práctico
ante el asedio de los dolores y tristezas de la vida,
una poliorcética, que fue desarrollada por filosofías
posteriores, en particular el Estoicismo.
La paciencia es un rasgo de personalidad prudente. Es la virtud de
quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con
fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen
paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que
piensan que las cosas que no dependan estrictamente de uno, se les
debe otorgar tiempo.

24. Perseverancia: es la capacidad de continuar esforzándose a


pesar de los obstáculos. Está asociada a la paciencia, pero requiere
una actitud más activa.
Se conoce como perseverancia a la duración permanente o
continua de una cosa o la firmeza y constancia en una acción.
El término perseverancia proviene del latín perseverantia.
La perseverancia es sinónimo de constancia, persistencia, firmeza,
dedicación y tesón. En este sentido, se aplica tanto en las ideas,
como en las actitudes, en la realización de algo, en la ejecución de
propósitos o en las resoluciones del ánimo.
El término perseverancia puede ser empleado en cualquier
circunstancia de la vida. Para ser perseverante se debe tener un
objetivo claro o una meta que justifique el esfuerzo o dedicación en un
período de tiempo generalmente extenso. Es por ello que se dice que
la perseverancia es la clave del éxito en muchas situaciones, a pesar
de que lo importante es saber cuándo perseverar y cuándo no.
25. Prudencia: quienes consideran que la prudencia es un valor,
tienen en cuenta las consecuencias de sus actos antes de llevarlos a
cabo.

a prudencia es la capacidad del ser humano de medir o proyectar las posibles


consecuencias que él tuviere frente a diferentes reacciones. Ser prudente es
razonar con buen juicio, evaluando los posibles efectos de los actos de cada
persona.

La prudencia no implica dejar de tomar riesgos o acciones pero sí medir sus


consecuencias. En otras palabras ser prudente es actuar responsablemente.

La prudencia es la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con


moderación. Definida por los escolásticos como la recta ratio
agibilium, para diferenciarla del arte, recta ratio factibilium. También
se entiende como la virtud de comunicarse con los demás por medio
de un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado, así como actuar
respetando los sentimientos, la vida y las libertades de las demás
personas. Actualmente se ha impuesto el significado de actuar con
precaución para evitar posibles daños.

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