Alegría: tener la alegría como valor implica una actitud positiva
incluso ante las situaciones negativas de la vida. Es un estado interior, fresco y luminoso, generador de bienestar general, altos niveles de energía, y una poderosa disposición. La alegría es un sentimiento o valor, la acción constructiva, que puede ser percibida en toda persona, siendo así que quien la experimenta, la revela en su apariencia, lenguaje, decisiones y actos. La tristeza es el sentimiento o emoción contraria. También se puede definir como el estado de ánimo más confortable por el cual se puede pasar. La tristeza juega aquí un rol, ya que sin ella no se podría sentir alegría, y según estudios médicos, la alegría ayuda al mejoramiento de la salud. La alegría también para muchos se simboliza con el color cian o amarillo, este también se compara con optimismo o placer. Generalmente está originada por un sentimiento placentero o por la relación con alguna persona o cosa que manifiesta este tipo de emoción y que nos la contagia viéndola casi como propia, puede ser producto de la diversión o el entretenimiento.
2. Altruismo (generosidad): el altruismo como valor se ve reflejado en la
búsqueda desinteresada de la felicidad del otro.
El altruismo es una actitud humana en la cual las personas actúan
en favor de otros semejantes sin tener la expectativa de recibir algo a cambio. Se entiende, entonces, que el altruismo solo se desprende de un amor al prójimo que lleva al individuo a sacrificarse en beneficio del otro. En muchas ocasiones el altruismo es entendido como el antónimo del egoísmo.
Existen algunos autores importantes como Jean Jacques Rousseau
que consideran que el ser humano, en su estado de naturaleza, es un individuo altruista. Otros en cambio, como Thomas Hobbes o John Stuart Mill, en sus estudios consideraban al ser humano como un animal egoísta. Estudios más recientes, asociados más con la biología que con la filosofía, afirman que el altruismo aparece en los hombres a los 18 meses de vida. 3. Aprendizaje: la capacidad de aprender no sólo permite mejorar se a uno mismo y desarrollar nuevas habilidades sino que también tiene como base el respeto por el saber de otros.
El aprendizaje es la forma o método mediante el cual todo ser humano
asimila determinada información. Es importante decir que el aprendizaje está mediado por los sentidos (a través de ellos es que se recibe la información).
Hace relativamente poco tiempo atrás se sostenía que la forma de trasmitir un
conocimiento, es decir, de generar el aprendizaje sólo era posible mediante un método único: el método por repetición.
Sin embargo a lo largo de las décadas este concepto se ha ido modificando
hasta la elaboración de diferentes tipos de aprendizaje. Hoy se considera que el aprendizaje es todo aquello que le ocurre a un ser humano desde el momento de su nacimiento hasta el día de su muerte. Hoy en día se cuenta con una vasta cantidad de tipos de aprendizaje puesto que se considera que el sujeto receptor de ese aprendizaje siempre es (y será) un sujeto único e irrepetible que, dependiendo del momento de vida donde se produzca el aprendizaje y de las características particulares de ese sujeto, dará como resultante un tipo de aprendizaje más acorde para cada persona.
4. Autodominio: considerar el autodominio como un valor implica
desarrollar la capacidad de controlar los propios impulsos. Esto puede ser beneficioso para los demás cuando los propios impulsos son agresivos o negativos en cualquier otro sentido. El autodominio es una disposición muy importante ya que nos ayudará a afrontar con calma y serenidad los problemas y los contratiempos normales de la vida, es decir, nos anima a cultivar la paciencia y a desarrollar mucha comprensión en las relaciones interpersonales establecidas y por establecer, y también en relación a nuestro temperamento, si es que tenemos una tendencia de mal genio, saber controlarse per se ayudará a la persona a no estallar ante cualquier contratiempo que pueda padecer. Básicamente, el autodominio consiste en el control de los impulsos y las reacciones ante la recepción de determinados estímulos a partir de algunas técnicas y reglas generales De esto se desprende que el autodominio es una capacidad absolutamente positiva que nos instará a cambiar en sentido positivo para obtener buenos resultados al final del camino emprendido. La persona con autodominio podrá manejar sus emociones y regular su comportamiento. 5. Autonomía: quienes consideren que la autonomía es un valor, intentarán valerse por sí mismos y logrando la capacidad de tomar decisiones sin depender de otros (independencia). La autonomía está asociada a la libertad. La autonomía en el ámbito filosófico se integra entre las disciplinas que estudian la conducta humana (ética), mientras que en el ámbito de la psicología cobra especial importancia en el estudio Estudió el desarrollo cognitivo de los niños analizándolos durante sus juegos y mediante entrevistas, estableciendo (entre otros principios) que el proceso de maduración moral de los niños se produce en dos fases, la primera de heteronomía y la segunda de autonomía: Razonamiento heterónomo: Las reglas son objetivas e invariables. Deben cumplirse literalmente, porque la autoridad lo ordena, y no caben excepciones ni discusiones. La base de la norma es la autoridad superior (padres, adultos, el Estado), que no ha de dar razón de las normas impuestas ni ha de cumplirlas en todo caso. Existe una tendencia demostrada a las sanciones expiatorias y a identificar el error como una falta, así como a la búsqueda indiscriminada de un culpable (pues una falta no puede quedar sin castigo), de manera que es admisible el castigo del grupo si el culpable no aparece. Además, las circunstancias pueden llegar a castigar al culpable. 6. Capacidad: tener capacidad o competencia es haber desarrollado ciertas habilidades. Se considera un valor para elegir a participantes de determinadas tareas grupales, incluyendo trabajos. Las capacidades se desarrollan a través del aprendizaje y la superación. n los últimos años, compañías públicas y privadas han comenzado a valorar la incorporación del personal discapacitado en el mercado laboral por diversas razones. Una de ellas, porque la ley actual exige el contrato mínimo del 2% de este colectivo en todas aquellas empresas que tengan más de 50 empleados en plantilla. La segunda y más importante, porque rompiendo todos los mitos que existen sobre la falta de capacidad laboral, son muchos los beneficios que pueden aportar. ¿Por qué la integración laboral? Los últimos datos señalan que un 9% de la población española padece algún tipo de discapacidad y que, además, un 70% de este colectivo, que equivale a unas 400.000 personas, se encuentra en situación de desempleo. Y gracias al trabajo se consigue formar parte activa de la sociedad. 7. Caridad: compartir lo que uno tiene y a otros le falta. La caridad no sólo se expresa a través de lo material, sino que puede compartirse tiempo, alegría, paciencia, trabajo, etc. Por eso, no es necesario tener muchos recursos materiales para ser caritativo. La caridad refiere a actitudes solidarias con el padecimiento ajeno, como la limosna o auxilio que se presta a los desfavorecidos sin esperar ningún tipo de retribución. La caridad es un concepto importante para la religión cristiana, puesto que forma junto con la esperanza y la fe el trío de las virtudes teologales, es decir, los hábitos infundidos y apreciados por Dios en el espíritu de los seres humanos, y que los dirigen hacia la salvación misma. De acuerdo a los preceptos católicos tradicionales, la caridad consiste en amar a Dios por encima de todas las cosas por Él mismo, y al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Esta práctica del bien común, del mismo modo, suscitaría la reciprocidad y la benevolencia, es siempre generosa y desinteresada.
8. Colaboración: participar de esfuerzos colectivos sin tener en cuenta
el beneficio personal e individual sino el beneficio para todo el grupo o la comunidad.
La colaboración es todo esfuerzo conjunto entre dos o más
personas, instituciones, países o incluso organismos.
La colaboración se basa en una o varias de las siguientes premisas,
según cada caso:
El objetivo que se quiere alcanzar es inaccesible sin la ayuda de
otro, que también tiene interés en el objetivo. Un objetivo se alcanza con mayor eficacia o rapidez con la ayuda de otro, que también tiene interés en el objetivo. Dos o más entidades tienen objetivos diferentes pero relacionados entre sí. Dos o más entidades tienen objetivos diferentes y pueden ayudarse mutuamente a cumplirlos.
Es decir que la colaboración puede basarse en la existencia de un
objetivo común o bien en un intercambio de servicios. 9. Compasión: tener la compasión como valor implica no sólo ser consciente del sufrimiento ajeno, sino también evitar juzgar duramente las faltas ajenas, considerando las limitaciones y debilidades que llevaron a cometerlas. La compasión (del latín cumpassio, calco semántico o traducción del vocablo griego συμπάθεια (sympathia), palabra compuesta de συν πάσχω + = συμπάσχω, literalmente «sufrir juntos», «tratar con emociones ...», simpatía) es un sentimiento humano que se manifiesta desde el contacto y la comprensión del sufrimiento de otro ser. Más intensa que la empatía, la compasión es la percepción y la compenetración en el sufrimiento del otro, y el deseo y la acción de aliviar, reducir o eliminar por completo tal situación dolorosa.
Aunque se dice que Pablo de Tarso (el apóstol Pablo, en el
cristianismo) afirmaba que la compasión es «reír con los que ríen y llorar con los que lloran», enlazando el valor de la compasión con la idea de compartir, este versículo enfatiza más bien la virtud de la empatía. El sentimiento de compasión se ha asociado a un sentimiento pasivo de lástima o pena ante la desgracia que nos produce el dolor de otro. Sin embargo, la solidaridad, como positiva actitud de generosidad y cuidado de los demás resulta psicológicamente incomprensible sin el motivo de la compasión.
10. Empatía: es la capacidad de comprender los sentimientos y
pensamientos ajenos, la situación por la que pasan otras personas aunque sea diferente a la propia.
La empatía es la capacidad que tienen las personas de sentir en su
propio cuerpo las sensaciones que otro está sintiendo. El proceso de la empatía entonces no es estático en el tiempo, pues requiere la observación de algo que le ocurre a alguien, y luego la identificación con esos sentimientos que ha observado.
En este sentido es que muchas veces se dice que la empatía es un
fenómeno subjetivo o personal, pues precisamente los sentimientos tienen la característica de ser completamente individuales, y percibir los de otros siempre será bajo una mirada personal. 11. Esfuerzo: la energía y trabajo involucrado en alcanzar objetivos. Está asociado a la perseverancia. Como esfuerzo denominamos la fuerza que aplicamos contra algún impulso o resistencia, para contrarrestarlo o revertirlo. Asimismo, se llama esfuerzo a la energía o el vigor que se pone en la realización de algo, venciendo obstáculos. El esfuerzo también se considera una virtud del ánimo, relacionada con la fuerza o el empeño con que afrontamos una dificultad o nos proponemos alcanzar un objetivo. En este sentido, el esfuerzo requiere de valores como la constancia, la confianza y la esperanza en la empresa en que nos proponemos. El esfuerzo es fundamental para lograr metas difíciles, que requieren paciencia, valor y mucha energía de nuestra parte. Sinónimos de esfuerzo, como tal, serían: energía, brío, vigor, valor, voluntad, empeño, afán, ahínco. En inglés, la palabra esfuerzo puede traducirse como effort o strain. Por ejemplo: “I will put the law of least effort into effect by making a commitment to take certain steps” (voy a poner la ley del mínimo esfuerzo en vigor al hacer un compromiso para tomar ciertas medidas).
12. Felicidad: la actitud que apunta al disfrute de la vida. Tomarla
como valor en lugar de objetivo o de estado que depende de las circunstancias, permite apuntar a esa actitud a pesar de la situación de cada persona. La felicidad es una emoción que se produce en un ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada. La felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría. Algunos psicólogos han tratado de caracterizar el grado de felicidad mediante diversos tests, y han llegado a definir la felicidad como una medida de bienestar subjetivo (autopercibido) que influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos. Las personas que tienen un alto grado de felicidad muestran generalmente un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que se sienten motivadas a conquistar nuevas metas. Al contrario que las personas que no sienten ningún grado de felicidad que muestran un enfoque del medio negativo, sintiéndose frustradas con el desarrollo de su vida, atribuyendo la culpa al resto de la sociedad con la que conviven. 13. Fidelidad: puede considerarse un valor como la predisposición de seguir los compromisos seguidos con una persona, una serie de principios, una institución, etc. La fidelidad es la capacidad espiritual, el poder o la virtud de dar cumplimiento a las promesas. Prometer es una acción soberana; revela una gran libertad de espíritu, ya que exige decidir hoy lo que se va a hacer en adelante, bajo condiciones que no se pueden prever. El que promete corre un serio riesgo porque se compromete a actuar de la forma que hoy juzga óptima en situaciones que pueden llevarle a pensar y sentir de modo distinto. El que es fiel cumple la promesa a pesar de los cambios en las ideas, las convicciones y los sentimientos, que pudiera provocar el tiempo.
El que promete se adelanta al tiempo de modo lúcido y libre. El que
cumple fielmente lo prometido lo hace consciente y voluntariamente. ¿Qué es lo que mueve su voluntad a mantenerse fiel? Es la decisión de crear su vida en cada instante conforme al proyecto establecido en el acto de la promesa. También se puede decir que la fidelidad es la capacidad de no engañar o no traicionar a los demás. Es un valor moral que faculta al ser humano para cumplir con los pactos y compromisos adquiridos. La fidelidad es entonces el cumplimiento de la palabra dada.
14. Franqueza: es la expresión de la sinceridad.
La palabra franqueza refiere sinceridad y por tanto quien dispone de esta cualidad se caracterizará por un accionar y pensar honesto, fiel, verdadero, que nos hará sentir a gusto porque podemos confiar en que no nos engañará. “Gracias por tu franqueza, si no hubieses abierto mis ojos respecto de las maniobras de la empresa, seguramente, hubiese tenido problemas. La franqueza de María es una de sus principales virtudes.”
A la persona que dispone de esta virtud se la denomina como
franca/o y será muy valorada en el plano social por disponer de esta tendencia, inclinación, en su manera de ser.
La franqueza implica un tipo de comportamiento en el que las
mentiras y las falsedades no tienen lugar de ser, en tanto, se encuentra vinculado a otros términos tales como: sencillez, veracidad, naturalidad, espontaneidad y honradez. 15. Justicia: considerar la justicia como valor es buscar que cada uno reciba lo que merece. (Ver: Injusticias) La justicia (del latín iustitĭa, que, a su vez, viene de ius —derecho— y significa en su acepción propia «lo justo») tiene varias acepciones en el Diccionario de la lengua española.1 Es un valor determinado como bien común por la sociedad. Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de pautas y criterios que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de estos. Aparte de la que se ha dado en la entrada del artículo, al no estar de acuerdo ciertos autores con esta raíz etimológica se ponen de manifiesto las diferentes opiniones al respecto: Por un lado, la raíz se vincula con otros nombres de significado y origen religioso como son: iurare, iovis o júpiter, o iuramentum, razón por la cual los romanos creyeran que el derecho y la justicia eran un regalo de la divinidad. Sin embargo, los romanos distinguían perfectamente entre el ámbito jurídico —ius— y el religioso o moral —fas—. Otros autores se decantan por derivar de la raíz sánscrita yoh, como procedente de una deidad o de algo sagrado; otros estiman que deriva, también de la raíz sáncrita yu que se relaciona con un «vínculo obligatorio».2
16. Honestidad: quien tiene como valor la honestidad no sólo evita
la mentira sino que también su conducta es congruente con lo que dice y piensa. La honestidad está asociada a la integridad. La honestidad es un comportamiento que se ajusta a los valores de verdad y justicia. Puede entenderse también como el respeto a la verdad y al derecho de los demás. Ser honesto es ser sincero, franco, no tener segundas intenciones en el trato con las otras personas; no sacar ventaja de las posibles debilidades o situaciones de inferioridad de otros individuos. La cualidad de la honestidad se nutre de las enseñanzas de nuestros mayores, las que recibimos en el hogar desde pequeños, pero también del ejemplo cotidiano: por eso es fundamental que la sociedad en su conjunto asuma la importancia de la honestidad como valor.Cuando leemos como noticia que un taxista encontró en su automóvil un maletín con dinero y lo devolvió a su dueño estamos siendo partícipes de un acto de honestidad, muy loable y que se debe imitar. Pero el hecho de que sea esto noticia nos habla de que no es lo común; por ende, la honestidad parece ser más la excepción que la norma. 17. Independencia: la capacidad en diferentes aspectos de la vida de accionar y pensar sin depender de otros. La independencia es la formación o la restauración de un país inmediatamente después de la separación de otro del que solo formaba una parte. Como concepto político apareció con la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en 17761 como respuesta al colonialismo europeo, y se extendió con el Acta de Independencia de Haití (1804) tras la Revolución haitiana (1791-1804) y las declaraciones de independencia de los países hispanoamericanos dependientes del Imperio español en las guerras de independencia hispanoamericanas (1810-1821). Más adelante el concepto se relacionó estrechamente con el principio de no intervención y el derecho de autodeterminación de los pueblos del mundo 18. Integridad: la rectitud, la coherencia con los propios valores. La integridad es una denominación que recibe cualquier entidad en el caso de que esté en su forma original, es decir que esté compuesto exactamente como se espera que esté. Algo íntegro, entonces, es algo que posee todas sus partes intactas, es decir que está completo y no tiene fallas. Si bien la denominación se utiliza con frecuencia para hacer referencia a las condiciones de los objetos, es más habitual que se la utilice hablando de la cualidad humana de la integridad, que replica en cierto modo lo que significa para hablar de cualquier ente. Cuando se habla de una persona íntegra se está haciendo referencia al valor de vivir con una rectitud, bondad y honradez que se entienda como intachable, es decir de no tener ninguna circunstancia por la que pueda avergonzarse ni arrepentirse. 19. Gratitud: reconocer a quienes nos han prestado ayuda o nos han beneficiado, incluso involuntariamente.
La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento
de un beneficio que se ha recibido o recibirá. La experiencia de la gratitud ha sido históricamente un foco de varias religiones del mundo,1 y ha sido tratada de forma extensa por filósofos de la moral como Adam Smith2 El estudio sistemático de la gratitud dentro de la psicología no comenzó hasta aproximadamente el año 2000, posiblemente porque la psicología ha estado tradicionalmente más centrada en la comprensión de sentimientos desagradables que en entender las emociones positivas. Sin embargo, con la llegada de la psicología positiva,3 la gratitud ha pasado a formar parte del estudio de la psicología convencional.3 El estudio de la gratitud dentro de la psicología se ha centrado en la comprensión de la experiencia a corto plazo de la emoción de la gratitud (el estado de gratitud), las diferencias individuales en la frecuencia con que la gente siente gratitud (los rasgos de gratitud), y la relación entre estos dos aspectos
20. Lealtad: es el desarrollo de un sentido de responsabilidad ante
las personas y los grupos a los que pertenecemos. La lealtad es una forma de devoción o fidelidad de un individuo respecto a una causa determinada, que puede ser muy variada: una relación interpersonal (amistad, amor, intercambio), un Estado o una nación, una ideología, comunidad o figura jerárquica. No existe un concepto más concreto de a qué tipo de cosas puede ser leal una persona, pero sí que se trata de un valor muy apreciado en las distintas civilizaciones humanas, que lo han vinculado con el honor, el compromiso con la propia palabra empeñada, el patriotismo y la gratitud. En ese sentido, una persona es leal cuando retribuye lo recibido en justa medida, cuando no da la espalda a la comunidad a la que pertenece, o cuando honra sus afectos con igualdad de compromiso. Las actitudes contrarias, lógicamente, se asocian con la deslealtad, la traición o el deshonor 21. Misericordia: es la actitud que lleva a compadecerse del sufrimiento ajeno. La misericordia es la disposición a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad, asistencia al necesitado, especialmente en el perdón y la reconciliación. Es más que un sentimiento de simpatía, es una práctica. En el cristianismo es uno de los principales atributos divinos. La misericordia es también un sentimiento de pena o compasión por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles; en determinadas ocasiones, es la virtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo. Su etimología, del latín misere (miseria, necesidad), cor, cordis (corazón) e ia (hacia los demás); significa tener un corazón solidario con aquellos que tienen necesidad. La palabra hebrea ra·jamím y la griega é·le·os (verbo, e·le·é·ō) suelen traducirse por “misericordia”. Un examen de estos términos y de su uso ayuda a resaltar todos sus matices y significado. El verbo hebreo ra·jám se define como “sentir o irradiar afecto entrañable; [...] ser compasivo”.4 Según el lexicógrafo Gesenius, “la idea principal parece radicar tanto en el hecho de tener cariño y tratar con dulzura como en el sentimiento de tierna emoción”
22. Optimismo: el optimismo permite observar la realidad
considerando las posibilidades y aspectos más favorables. El optimismo, al igual que la esperanza, es la doctrina y la disposición de espíritu que aguarda lo mejor y lo más positivo de todo en psicología, ética y filosofía. Se considera en estos ámbitos como corriente opuesta al pesimismo. La palabra optimismo1 proviene del latín "optimum": "lo mejor". El término fue usado por primera vez para referirse a la doctrina sostenida por el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz en su obra Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal (Ámsterdam, 1710), según la cual el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos posibles. Una postura parecida es sostenida con distintos matices por los filósofos William Godwin, Ralph Waldo Emerson y Friedrich Nietzsche. Por otra parte, el espíritu de algunos movimientos espirituales, como el Renacimiento y la Ilustración, fue identificado como optimista y lleno de fe en el hombre y sus posibilidades, frente a épocas opuestas y pesimistas como la Edad Media y el Barroco 23. Paciencia: la capacidad no sólo de esperar sino también de comprender las debilidades propias y ajenas. La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algo bien. Según la tradición filosófica, podría ser definida como: a constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo que sufra el ser humano no se deja dominar por él"[cita requerida]. Dicha palabra proviene del latín pati, que significa sufrir. De hecho el participio patiens se introdujo al castellano como paciente (en los hospitales) o "el que sufre". Aristóteles en sus Éticas alude a esta virtud como: "el equilibrio entre emociones extremas o punto medio: metriopatía. Con ella se consigue sobreponerse a las emociones fuertes generadas por las desgracias o aflicciones. Para ello es necesario un entrenamiento práctico ante el asedio de los dolores y tristezas de la vida, una poliorcética, que fue desarrollada por filosofías posteriores, en particular el Estoicismo. La paciencia es un rasgo de personalidad prudente. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que piensan que las cosas que no dependan estrictamente de uno, se les debe otorgar tiempo.
24. Perseverancia: es la capacidad de continuar esforzándose a
pesar de los obstáculos. Está asociada a la paciencia, pero requiere una actitud más activa. Se conoce como perseverancia a la duración permanente o continua de una cosa o la firmeza y constancia en una acción. El término perseverancia proviene del latín perseverantia. La perseverancia es sinónimo de constancia, persistencia, firmeza, dedicación y tesón. En este sentido, se aplica tanto en las ideas, como en las actitudes, en la realización de algo, en la ejecución de propósitos o en las resoluciones del ánimo. El término perseverancia puede ser empleado en cualquier circunstancia de la vida. Para ser perseverante se debe tener un objetivo claro o una meta que justifique el esfuerzo o dedicación en un período de tiempo generalmente extenso. Es por ello que se dice que la perseverancia es la clave del éxito en muchas situaciones, a pesar de que lo importante es saber cuándo perseverar y cuándo no. 25. Prudencia: quienes consideran que la prudencia es un valor, tienen en cuenta las consecuencias de sus actos antes de llevarlos a cabo.
a prudencia es la capacidad del ser humano de medir o proyectar las posibles
consecuencias que él tuviere frente a diferentes reacciones. Ser prudente es razonar con buen juicio, evaluando los posibles efectos de los actos de cada persona.
La prudencia no implica dejar de tomar riesgos o acciones pero sí medir sus
consecuencias. En otras palabras ser prudente es actuar responsablemente.
La prudencia es la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con
moderación. Definida por los escolásticos como la recta ratio agibilium, para diferenciarla del arte, recta ratio factibilium. También se entiende como la virtud de comunicarse con los demás por medio de un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado, así como actuar respetando los sentimientos, la vida y las libertades de las demás personas. Actualmente se ha impuesto el significado de actuar con precaución para evitar posibles daños.