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Sostiene Gordillo que “Las sucesivas dictaduras militares fortalecieron durante un largo tiempo las teorías
autoritarias del poder, tal como se advierte fácilmente en cualquiera de los grandes temas. La vida en
democracia, a partir de 1983, ha sido fértil en muchos campos a la liberalización del Derecho
Administrativo, pero quedan todavía demasiados resabios que superar. La responsabilidad inicial, por
supuesto, es de quienes abusan, en democracia o fuera de ella, del poder público legislativo y
administrativo: pero la principal responsabilidad reside en los autores y cultores del derecho público que,
en lugar de señalar tales apartamientos, los aplauden en el “contencioso administrativo” o callan en el
control de la hipertrofia del poder” (GORDILLO, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, t. 3, El Acto
Administrativo, 9ª. Edición, Buenos Aires, FDA, 2007, Int. 8/9).
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Las reglamentaciones y reformas introducidas años después no han
conmovido los aspectos nucleares de estas normas en materias como la
definición abstracta del interés público por las estructuras estatales, la restringida
legitimación para la participación de los particulares en las decisiones públicas, la
falta de respuestas administrativas a cuestiones de incidencia colectiva o
derechos individuales homogéneos, la subsistente maquinaria de prerrogativas
estatales puestas en acción de manera unilateral o los escollos para acceder a la
revisión judicial de la actividad administrativa.
2
PAREJO ALFONSO, Luciano, Crisis y renovación del Derecho Público, Palestra Editores, Lima, 2008, p. 34 y
ss.
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conforme a las técnicas interpretativas que ofrece el bloque de legalidad.
En este sentido podría decirse que los funcionarios administrativos también
ejercen un control de convencionalidad, estando su actuación, en todo
caso, sujeta al control de los tribunales de la jurisdicción contencioso
administrativa…”3
3
BREWER-CARIAS, Allan R., “Derecho Administrativo y control de convencionalidad” (Conferencia dictada
en el Colegio de Abogados de Costa Rica, San José, Costa Rica, 19/03/2015).
3
derechos humanos correspondiera al estado federal y no a los estados miembros,
por lo que no puede ahora alegar lo contrario”4.
4
Corte IDH, “Garrido y Baigorria vs. Argentina”, sentencia del 27/08/1998, Serie C, n° 39.
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Antes de ello, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Nueva York había consagrado esta
garantía en los siguientes términos: “…los Estados se comprometen a garantizar que toda persona cuyos
derechos o libertades reconocidos en el presente pacto hayan sido violados, podrán interponer un recurso
efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido cometida por personas que actuaban en ejercicio de
funciones oficiales”, y a su vez que “…la autoridad competente por el sistema legal del Estado decidirá
sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso y ha de desarrollar las posibilidades de
recurso judicial” (art. 2º, apartado 3, inc. a y b).
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Ese elenco de garantías comprende los siguientes aspectos: 1) Amplia legitimación activa, individual y
colectiva, superadora de la tripartición tradicional de las situaciones jurídicas subjetivas, 2) Derecho a ser
oído dentro de un plazo razonable, 3) Respeto al principio de “igualdad de armas” (Artículos 8.1 y 24 de la
Convención), en armonía con el principio de colaboración, propio del procedimiento administrativo, 4)
Obligación del Estado de adoptar medidas procesales que compensen o equilibren a las partes con un
criterio de igualdad y no discriminación, 5) Derecho al acceso irrestricto del interesado a actuaciones y
documentación administrativa que le concierna o pueda ser utilizada para afectar sus derechos, durante
todo el trámite previo al dictado de un acto administrativo, bajo pena de nulidad, 6) En consonancia
carácter –en principio y salvo excepciones- público de la documentación administrativa, 7) Derecho a
obtener un pronunciamiento expreso y fundado, 8) Derecho a la revisión de lo decidido en sede
administrativa por un órgano judicial independiente, sin que se introduzcan para la habilitación de tal
instancia exigencias irrazonables o que persigan obstaculizar el acceso a la jurisdicción, 9) Derecho a la
“efectividad” de la tutela, en el sentido de que no llegue tarde ni los derechos se tornen abstractos y que
los pronunciamientos administrativos o judiciales puedan ser efectivamente cumplidos o ejecutados.
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Perú”, “Gelman”, “Chocrón Chocrón” y otros de la CorteIDH y el “Informe
Palacios” de la CIDH7.
7
Corte IDH: OC 11/90 del 10/08/1990; casos “Baena, Ricardo y otros vs. Panamá (Fondo, reparaciones y
costas), (Sent. del 02/02/2001, Serie C No. 72.); “Ivcher Bronstein vs. Perú” (Sent. del 06/02/2001 Serie C,
No. 74.); “Claude Reyes vs Chile” (Fondo, reparaciones y costas), 19/09/2006, Serie C, n° 151);
“Trabajadores cesados del Congreso vs. Perú (Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas),
26/09/2006, Serie C, n° 158; “Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos” (Excepciones preliminares,
fondo, reparaciones y costas), 23/11/2009, Serie C, n° 209; “Tribunal Constitucional vs. Perú” (Fondo,
reparaciones y costas), 31/01/2001, Serie C, n° 74; “Gelman vs. Uruguay” (Supervisión de cumplimiento de
sentencia), 20/03/2013, Serie C, n° 221; “Chocrón Chocrón vs. Venezuela (Excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas), 01/07/2011, Serie C, n° 227); CIDH, Caso “Narciso Palacios vs. Argentina”, Informe
105/99, del 29/09/99. Igual interpretación sustentó en el sistema europeo el Tribunal de Estrasburgo al
interpretar el artículo 6°, apartado I del Convenio Europeo de DDHH, que consagra similares garantías a las
contenidas en el artículo 8° de la CADH, como comprensivo de todo tipo de proceso que pueda incidir en los
derechos de los particulares y entender el concepto de “tribunal” como incluyendo también los órganos
administrativos (Cfr. CHITI, Mario: Derecho Administrativo Europeo, Civitas, Madrid, 2002, p. 251).
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“Es un derecho humano el obtener todas las garantías que permitan alcanzar decisiones justas, no estando
la administración excluida de cumplir con este deber. Las garantías mínimas deben respetarse en el
procedimiento administrativo” (Corte IDH, “Baena”, cit).
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“Cuando un Estado es Parte de un tratado internacional como la Convención Americana, todos sus
órganos, incluidos sus jueces, están sometidos a aquél, lo cual les obliga a velar por que los efectos de las
disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de normas contrarias a su objeto
y fin, por lo que los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles están en
la obligación de ejercer ex officio un “control de convencionalidad” entre las normas internas y la
Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones
procesales correspondientes y en esta tarea, deben tener en cuenta no solamente el tratado, sino también
la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención
Americana (...) la protección de los derechos humanos constituye un límite infranqueable a la regla de
mayorías, es decir, a la esfera de lo “susceptible de ser decidido” por parte de las mayorías en
instancias democráticas, en las cuales también debe primar un “control de convencionalidad” (…) que es
función y tarea de cualquier autoridad pública y no sólo del Poder Judicial” (Corte IDH. “Gelman”, cit.
Resaltado agregado). Igual doctrina puede encontrarse en el caso “Cabrera García y Montiel Flores vs.
Mexico”, sentencia del 31/08/2010, Serie C, n° 220.
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CSJN: “Astorga Bracht”, Sergio y otro c. Comité Federal de Radiodifusión, Fallos 327:4185.
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caso “Losicer”, en la que el tribunal –con cita del precedente “Baena”- consideró
que la irrazonable dilación de un procedimiento administrativo disciplinario
resultaba incompatible con el debido proceso amparado por el artículo 8 de la
CADH, garantía que consideró aplicable “a toda clase de proceso”, descartando
que el carácter administrativo del procedimiento sumarial pueda ser óbice para la
aplicación de tales principios, que según la Corte son exigibles “a cualquier
autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial”11.
11
CSJN: “Losicer, Jorge Alberto y otros c. BCRA.- Res. 169/05", Fallos 335:1126.