Joanne Rappaport
Textos legales e interpretaci6n histérica:
una etnograffa andina de la lectura!
Introduccién
En la titima década se ha desarrollado un vehemente debate entre antropélo-
g08, historiadores y estudiosos de la literatura, para establecer si la alfabetiza-
cién sefiala ono la inauguracién de un nuevo periodo en la evolucién cultural.
Aquellos que proponen lo que Brian Stock (1990: 5-6) llama »teorias fuertes«,
investigadores como Goody (1977, 1986, 1987), Havelock (1986) y Ong
(1982), plantean que la alfabetizaciGn ha jugado un rol fundamental en la trans-
formacién del pensamiento humano, fomentando el pensamiento critico reque-
rido para emprender actividades intelectuales tales como la investigacién cien-
tifica o la interpretacién hist6rica. Otros, abogados de la >teorfa débile, sostie-
nen que s6lo mediante el cuidadoso estudio de casos en su contexto hist6rico y
de la documentacién de la interaccién de los modos de comunicacién orales y
escritos los investigadores pueden alcanzar un nivel de comprensién del im-
pacto de la comunicacién escrita en la cultura (Clanchy 1979; Finnegan 1988;
Schousboe y Larsen 1989; Stock 1983; Street 1984),
Mi interés esté centrado en la alfabetizacién de los Andes, la manipulacién
de la palabra escrita por un pueblo colonizado. En las tierras altas sudamerica-
1 Lainvestigacion en la que se basa este eabaj fue desarollaa en Cumbal (Narife, Colombia) y en arhi-
‘os colombiatos y ecusorianos es varios perfodosente 1986 y 1990. Se cont para cla con el auspicio
4el Instituto Colombiano de Antropologiay del Departamento de Antropologia de la Universidad de los
‘Andes (Bogod!). El tatajo de campo fue supervisado por e! Cabido Indigena del Grin Cuba, con e
‘qve se compartierontoéas las ranscrpciones de enireistas y nos de archivos. El proyecto ha sido f-
‘anciado por las siguientes faente: Council forthe Inemasonal Exchange of Scholars (Programa para
las Repiblices Americanas): National Science Foundation (subvencién nro, BNS-8602910) y Social
Science Reseach Council enze septiembre de 1986 y agosto de 1987. Pulltright Hays Posdoctoral Fel-
Jowship (Departamento de Educacién de los EE.UU.) de mayo a agosto de 1988. Wenner-Gren Founda-
tion for Anthropological Research de junio a agoso de 1989. Universidad de Maryan, Bakimore Coxn-
try Designated Research Iniuaive Funds de septiembre octubre de 1990. En la recolecion de martes
e archivo en Colombia yen a realizacén de entevisias oraes en Cumbal, 2 cont6 con la asistencia de
Luz AngSlica Mamién Guzmin, de Pasi, Ena recoleccién de maerales de archivo en Ecuador ¢ com
con la asistencia de Crindbal Landézury sus colegas de MARKA, Testu de Historia y Antopologla
‘Andina (Quits). Eduardo Archetiy David Gow leyero ls primecas versiones de este artical y me pro-
‘eyeron de vlioss comentarios, Hemdn Julio Vidal realizé la presente rdueignalcatllno,
IBEROAMERICANA 16. Jahrgang (1992) Nr. 34 (47/48) o7nas, cuatro siglos y medio de dominacién europea han forzado a los pueblos
indigenas a apropiarse no s6lo del alfabeto latino, sino también de las conven-
ciones literarias, legales y filosGficas europeas. En este caso, serfa una burda
simplificacién plantear una oposicién arbitraria entre 1a oralidad (indigena) y la
escritura (europea) (Adomo 1986; Harrison 1988). Del mismo modo, la atribu-
cin de primacfa a la escritura alfabética europea, sin tomar en cuenta los me-
dios por los cuales suplantaron otras formas de expresién entre los pueblos co-
lonizados, estarfa negando Ja historia de la dominacién del globo por los euro-
peos (Mignolo 1989; Stern 1982). Bajo tales circunstancias, la teoria »débil« es
el tnico acercamiento posible al estudio de la palabra escrita.
Eneste articulo, exploraré la interacci6n entre lo oral y lo escrito y entre di-
versos géneros de escritura en la construccién del conocimicnto histérico en
una comunidad andina. Enfatizaré la multiplicidad de formas de expresién y
los modos en que interactian, concentréndome en particular sobre los funda-
mentos legales de la comunicacién escrita. Consideraré un ejemplo en el cual la
escritura es el tinico medio permitido para establecer comunicacién con Ia so-
ciedad dominante y su sistema legal. Sin embargo, como demostraré, la palabra
escrita no es generada en el vacio, sino que ha sufrido el impacto de diversos
modos de expresién escritos y orales. Es transcendiendo la dfada orali-
dad/escritura, mediante la creacién de una forma culturalmente distintiva de
escritura que combine distintos géneros, que los pueblos nativos andinos sub-
vierten — pero también aceptan implicitamente — el rol que la palabra escrita ha
jugado tradicionalmente en el sistema de dominacién europeo.
Arboles y cuadernillos
En las laderas barridas por el viento del cerro de Cumbal, inmediatamente al
norte de la frontera colombo-ecuatoriana, se encuentra el caserfo disperso de
Cuetial. Los poco més de quinientos agricultores ind{genas que labran esas tier-
ras, sembrando papa y cebada a més de 3.000 metros de altura, recuerdan
como, a mediados del siglo XVI, Miguel, Bemardo y Manuel Tarapués, caci-
ques de Nazate, le compraron Cuetial a la familia Erazo, Esas tierras habfan
sido usurpadas por los Erazo a los indios, convirtiéndolas en una hacienda.
Hoy, mAs de 230 afios més tarde, Cuetial forma parte del resguardo, Ia comuni-
dad indigena de propiedad comunal de Cumbal (pob. 9.000). Alli viven, como
pequefios propietarios, miembros de la familia Tarapués, descendientes de los
tres caciques.
Los cuetiales y otros comuneros de Cumbal rememoran Ia historia de sus
antepasados Pasto mediante el recurso mnemotécnico de los apodos. Los Tara-
pueses son divididos en »Eugeniosc«, »Ursulos« y »Alcdntares«, lamados los
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dor de la comunidad, recuerda como obtuvieron sus nombres los tres troncos:
Esta hacienda la compraron los sefiores Miguel Tarapués, Bernardo Tara-
pues, y Manuel Tarapués, los dos hermanos y el otro particular, pero todos
fueron Tarapueses. Los dos hermanos fueron Miguel y Bernardo, el otro
fue Tarapués, pero particular, como le estoy contando, que somos particu-
lares, pero Tarapués. Por ejemplo, como le dije yo, yo soy Tarapués con
todos los Ursulos, como le han dicho, Tarapués Ursuio, porque de Bemar-
do Tarapués hubo una hija que la lamado Ursulina, y de esa descendencia
venimos hasta aqui: por eso a nosotros nos dicen Tarapueses Ursulos, por-
que nuestra madre bisabuela ha llamado Ursulina, hija de Bemardo. Y de
Miguel son los otros Tarapueses; los Eugenios son de Manuel [sic] ... Yo
dependo del primer érbol, que es don Bernardo y de él es dofia Ursulina, y
de Miguel son los Eugenios, de Manuel son los Alcdntares, pero son tres
Tarapués.
De acuerdo a Don Néstor, la memoria de los tres troncos es conservada cui-
dadosamente en cuademos en los que se registra la genealogia Tarapués:
De esa descendencia habfa un cuademno grande que habfan hecho como
Arboles. Que habian hecho tres arboles de los tres Tarapueses, y estos iban
descendiendo, ,no?, del uno, del otro, y del otro, la descendencia, iban los
hijos, los nietos y las generaciones.
No es dificil imaginar como podrian ser esas genealogias, porque los docu-
mentos de la época colonial con frecuencia contenfan genealogfas de caciques,
escritas en prosa, Estas comenzaban en una figura contempordnea y se remon-
taban en el tiempo hacia sus ancestros. Don Nicolds Garcia Paspuel Tusa, Ca-
cique de Tusa (hoy San Gabriel) en el norte del Carchi (Ecuador), preparé uno
de tales documentos para legitimar su derecho al cacicazgo:
Don Nicolés Garcia Paspuel Tusa casique principal de los pueblos de
Tusa, Puntal, y Angel, jurisdiccion de la Villa de San Miguel de Ybarra,
hijo legitimo y heredero de don Thomas Garcia Paspuel Tusa casique
principal que fue de dichos pueblos y nieto legitimo de don Sebastian
Garcia Paspuel Tusa y de dofia Francisca Tusa, casiquez principales que
fueron de dichos pueblos, ya difuntos?
Es posible que las genealogfas a las que se refiere Don Néstor sean linajes de
caciques de la época colonial, registrados en cuadernillos que las familias han
2. Archivo Nacional del Exuador, Quito (ANE/Q), »Autos de proclama de don Matheo Garcia Paspuel Tusa
para el cacicargo de los puebios de El Angel, Punsal y Tusa, en la jurisdiccion dela Villa de Mara, Ca
cicargos, caja 35, vol. 62, 171.2.
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