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_ El partido cartel La transformacién de los modelos de partidos y de la democracia de partidos Richard S. Katz y Peter Mair sereopuccton Una linea comin que ha recorido Ia literatura centrada en los Partidos potcos, fundamentalmente desde ls tiempos de Os. lrogorski (1902) y que asimismo ha atravesado Ia gran mayorta de tipolopas y ands (‘anto normativos como empitcos) pre sentes en esa literatura ha sido la vision de qu los parties han de ser clasificados y entendios sobre la base desu telacion con Ja sociedad chil (¥éanse, por ejemplo, Duverger 1954; Neumann 1956 y Puncbianco 1988) Esto ha tenido dos consecuencias. La primera ha sido la tendencia a presentar el modelo de partido de ‘masas como el estindar a partie del cual todo debe ser juegado (Lawson 1980, 1988 Sainsbury 1990). La segunda tendencies he sido la de subestimar hasta qué punto las diferencias entre pat {hi Seon. Liner, 2,9 haem ata oe stn pre por Nac Sons Foundation (9881009) 0 ZONA ABIERTA 108/109 (2004) os pueden ser también entendidas en funcin de sus relaciones fon el Estado, a tesis que sostenemos aqut es que ambos supuestos se fun ddamentan en bases ertGacas. Como demostraremos, el modelo ‘de partido de masas ext vinculado a una cert concepci de la ‘democracia (seas tambien Pomper 1992) y a una vision ideal y ya caduca dela estructura social, que noes representativa de las Sociedades postandustriales. Ademds, | modelo de partido de masa leva implicit un proceso lineal de desarollo de los part tos que, incluso evando pretende tener en euenta los cambios mis recientes (por ejemplo, el partido escoba de Kirchheimer 0 partido electorakprofesional de Panebianco), conduce 2 un punto de llegada cuyas Unicas opciones son la estabilidad 0 El dcelive, y que. como cualquier hipstesis sobre el in dela evo Tucién, esta nocessriamente sospechosa. Contra esa vision, nosotfos sostenemos que la evolUcién de los partidos en las ‘democracias ocidentlesrflja un proceso dialétio en el que ‘ada nuevo tipo de partido genera una reacién que estimula un nuevo desartollo,y que por tanto lleva a su vez aun nuevo tipo te partido, y aun nuevo conjunto de reacciones, yas sucesiva- mente. Desde esta perspectva, el partido de masas es simple ‘mente un estadio en un proceso continuo. ‘Asimismo argumentamos que los factors que fcilitan esta ialgetica no provenen tan slo de les eambios que se producen ‘em Ia sociedad evil sino tambign de las transformaciones en las Felaciones entre ls partido yel Ext. En particular, rostne tos que en lor fimos aos existe una tendenca hacia una smn biosis cada ver mas estrecha entre los partidos y el Estado, y que {saa la que extablece las condiciones para la emergeacia de un nueva tip de partido, que nosotros definimos como “el partido Cartel”. Al igual que Tos tos tpos de partido ya existent, el partido cartel implica una concepeién particular de la democra- ‘iy dems, y también como en el aso de anteriores tipos de partido, su surginientoextimula la reacsi yslembra el teen para ulteriores eveluciones. ZONA ABIERTA 108/109 (2008) n El énfassen el partido de masas como modelo leva consigo dos supuestos. Uno de ells tiene que ver con el significado esencial y los requisitosinsttucionales dela democraia, mientras quel ‘tro esti relacionado con los requisites organiativos del éxito electoral. Amos supuestos han sido desarrollados principal mente por Duverger (1954), pero estin también presents en el modelo de democraciabrtdnica deserito por Beer (1969: cap. 3) bajo el eptteta de “democraca socialist", asi como en una gran variedad de prescipciones para la democracianorteamericana fgeneralmente identificada como el "gobierno del partido res ponsable” (Ranney 1962) En el modo arquetipico de partido de mass, las unidades fundamentales de la vida polities estan constituidas por grapos ‘socials predefinidos de contornos preciso, y la pertenencia a 6s tos fect a todos les aspects de la vida del individu (Neumann 1856: en especial lap. 403). La polticaestéfundamentalmente ‘asada en [a competicdn, el conflict y a cooperacéin de estos ‘rupos,y los partides polis son los agentes mediante ls ci es estos grup, ¥ por tanto sus embros, participan en la pot tia, formula sus demandas al Estado y,en dima insane, i fentan controlar et Estado’ mediante la colocacién de sus representantes en puestos clave. Cada uno de estor grupos tiene tm interes, quo so articula en el programa de “ou partdo. No ‘obstante este programa no et un mero conjunto de poiicas, sino un todo coherentey lgicamente eonectado. De esta mane, la ‘nia y la disciplina de partido no solo son ventejosas desde na perspectiva pragmatia, sino tambien aormativamente legtimas. Eta leitimacion dependo, su vez, de a impliacién popular en la formutacin de programa del partido y, desde una perspectiva organizativa, esto conleva la necesidad de una estructura de sgrupaciones locales 0 eélulas que canalicen el input de las masas hasta el seno del partido en los procesos de formulacion de lis politcas. La implicacion popular. asimismo, conleva la neces ad de la supremacta dela dimensién extrs-parlamentaria del partido, al y como se artiulaen los congresos de los partidos. En este modelo, la opcin electoral individual esté delimit 44 por la absoreién del grueso de electorado dentro de algino i 2 ‘ZONA ABIERTA 108/109 (2008) 4e los grupos subculturales representados por los patios, de manera que la competicén electoral ao se refere tanto las tasasdiferenciales de conversa como las tasasdiferenciales de movilizacin. No obstant,en el nivel sstémico, el modelo de partido de masasosocaista permite el control popular prospect ‘vo de las polities, ya que ls votantes apoyan tno vot partido en funcién de unos programas precios y el patio (0 colin de partidos) que obtene una mayoria de votos accede al gobier- 10, Los partidos, segin esta visién, proporcionan el (y no slo uno de entre varios) vinculo esencial entre lon ciudadanosy el Fstado (Lawson 1988: 36). Este hecho también comporta une concepcién particular de la eficacia organizativa. Dado que la competcid electoral esté sobre todo centada en la moviliza- cia y no en Ia conversién, el requsto clave para el éxito de un partido es el de aumentar el nivel de compromiso de aquellos ‘que ya estén predispuests a ofrecer su spoyo —o se, fs mem ‘bros de su electorado“natural"—. Por eoasiguente,dsbido tanto a razones de legtimidad como de conveniencia,acabé generin dose la expectativa de que se producria un “contagio dese la izquierda” egin el cual ls partidos repesentativor de otros in lereses oséetores de la sociedad estarianobligados a adopar los Drincipalesrasgs y la estrategia del modelo de partido de masas © sovialista, y que de no hacerlo, estrfan condenados al ocaso (Duverger 1954: ravi). Desde esta éptca, el partido de masts seab6 considerandose el partido del futuro, El nacimiento de lo que Kirchheimer (1966) do en amar et “partido catch-all” supuso un gran desafo a la nociGn del pat do como representante de sectors sociales predefnidos, En pri- rer lugar, el desdibujamiento paulating de fas lineas de division sociales a finales de los aos cincuentay durante la década de los sesentatrajo consigo un debilitamento de fo que hasta en tonces habian sido identidades colectvas claramente distin Dies, e hizo mas dif la identiieacion de grupos diferenciados sentro del electorado a los que atribur intereses comunes a rg0 plazo. En segundo lugar, el crecimiento econsmico y limportanca creciente del Estado del Bienestarfaciitaron [a formulacion de programas elecoraes sin que estos tuvieran ne ‘estriamente que ser ni paridistas ni de confrontacén, pudien do proclamar el servicio alos intereses de todos o eas todos. En ‘ZONA ABLERTA 108/109 (2004) B ‘mases, los lideres politios dispusieron dela capacided de hacer lamamientos al clectorado en su conjunto,eletorado este que ‘ba aprendiendo progresivamente a comportarse mds como Un ‘onsumidor y menos como un partiipente activo. ‘Todo esto results en la formulacién de un nuevo modelo de partido, y sociada a Este, surgi6 una nueva concepetin de la de. ‘mocracia, qu algunos observadores, aunque no de manera site smétia,identificaron como la “americanizacién” de le politica {europea Passa considerarse que las eleciones se reducten fu ‘damentalmente a optarenteelderes y no entre poiticaso pro- sgramas, mientras que la formulacién de esas mistnas polices © Programas pas6 a sr la prerrogativa de las elites de lon partidos ‘mds que de los militantes. El control popular su capacidad para pedir cuentas alos politicos dearon de ascgurarse prospec- livamente, sobre la base de alternativas claramente defnidas, para pasar a ser retrospectives,basados en la experiencia ye historia (por ejemplo Fiorina 1981). Ass, dej6 de considerase {que el comportamiento electoral estaba moldeado por predispo. siciones para pasar a ser concebido como el prosucto de Waa eleccion (Rose y McAllister 1986). Dejaron también de enfai- zane tanto la movilizacion de lot votantes como su conversion, {2 que ambos procesos presuponian la capacidad de formar lel. {des afectivas. En lugar de esto, pasé a concebire a ls votan tes como si, carentes de compromisos, otaran libremente, dis: Ponibles y susceptible de ser captados por cualquiera de los artidos en competicin, El problema de este nuevo modelo era que —al contario que Ia concepcion anterior de os partidos, que los entendia mo elementos esenciales en el funcionamiento de la democra, ia, dando as por descontada su supervivenciaorganizativacs ct «sta nueva concepeisa de los partidos, y de la democracia. cl pa pel de aquélos esutaba mucho més contingent. Por tanto, Sunque Ia modalidad hubiera cambiado, los partidos segulaa siendo evaluados fundamentalmenteen base al vacuo ena el Dartdo y la sociedad civil, sindo precisamente este vineulo el {que se estaba debilitando, De abt la abundant literatura sobre “el delve de los partides” y portato, también la panoplie de {for cena Law y Merl (8 3) staan uc" nde dh > dela price jurtion, con eae tenctnds encores sae

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