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Los déficit fiscales y la deuda


pública

Preguntas básicas

1. ¿A qué se deben los déficit fiscales?


2. ¿Por qué es tan difícil reducir los déficit fiscales? ¿Qué cuestiones económicas
plantea principalmente el debate sobre la forma de reducir los déficit?
3. ¿Qué reformas se han propuesto en Estados Unidos para que no surjan déficit
en el futuro y qué problemas plantean estas reformas?
4. ¿Cuáles son los problemas a los que se enfrentan los países industrializados a
largo plazo que, si no se abordan satisfactoriamente, es probable que provo-
quen la aparición de un problema de déficit en el futuro incluso aunque se
reduzca hoy?
5. ¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo de los déficit públicos crónicos?

Cuando el Estado gasta más de lo que recibe en impuestos y otros ingresos en un


año cualquiera, tiene un déficit presupuestario, que suele denominarse déficit
fiscal. Éste se disparó en Estados Unidos durante la década de 1980 y dejó de ser
un problema que interesaba principalmente a los economistas y a los políticos
para convertirse en el centro de atención del país. En las elecciones presidenciales
de 1992, las encuestas de opinión pública colocaron los enormes déficit entre los
principales problemas de Estados Unidos. Como consecuencia del aumento de los
déficit, la deuda fue creciendo y con ella los intereses que debía pagar el Estado.
Para muchos economistas el aumento de los déficit ponía en peligro el bienestar
a largo plazo de la economía; pero independientemente de las opiniones que
tuviera cada uno sobre las consecuencias económicas de un déficit, el intento de
reducirlo produjo unos efectos fundamentales en todos los aspectos de las activi-
dades del Estado. El empleo federal descendió a los niveles existentes a principios
de los años sesenta y, en porcentaje del empleo civil, a niveles nunca vistos desde
principios de los años treinta.
834 / La economía del sector público

En 1990 y en 1993 se tomaron dos medidas importantes para controlar el dé-


ficit, que entrañaban tanto el control del gasto como el aumento de los ingresos.
El déficit en porcentaje del PIB, tras llegar a representar el 4,7% en 1992, dismi-
nuyó rápidamente en los años siguientes hasta suponer un insignificante 0,3% en
1997. En agosto de 1997, el Congreso aprobó, y el presidente firmó, un acuerdo
presupuestario quinquenal que prometía eliminar el déficit para el año 2002. En
1998, las reformas de 1990 y de 1993 —unidas a una floreciente economía y a un
elevado crecimiento económico— habían transformado el déficit en un superávit
de 70.000 millones de dólares, que se preveía que aumentaría en el futuro.

La medición de los déficit presupuestarios: ¿qué es grande,


qué es real y qué es correcto?

En Estados Unidos, los déficit fueron elevados en los años ochenta y


principios de los noventa. En 1992 alcanzaron en unidades monetarias
un máximo de 290.000 millones de dólares. Pero ¿es correcto medir la
magnitud y la importancia de los déficit en unidades monetarias? ¿No
debemos tener en cuenta los efectos de la inflación y el crecimiento de la
economía agregada?
El desaparecido Robert Eisner, profesor de Northwestern University, era
partidario de centrar la atención en el aumento total de la deuda real, es
decir, en la deuda ajustada para tener en cuenta las variaciones del nivel de
precios. Si la deuda total pendiente en manos del público es de alrededor
de 3,6 billones de dólares, una tasa de inflación del 3% implica una reduc-
ción del valor real de la deuda de 108.000 millones al año. Esta disminución
del valor real de la deuda pendiente debería restarse, a juicio de Eisner,
de cualquier aumento de la deuda que se debiera al déficit. En el ejercicio
fiscal de 1996, este déficit ajustado para tener en cuenta la inflación fue
de solo 9.000 millones de dólares, mientras que el déficit medido fue de
117.000 millones.
Según esta definición, la Administración Carter tuvo, en realidad, un
superávit ajustado para tener en cuenta la inflación debido a los efectos
que produjo la inflación en el valor de la deuda. En cambio, las tasas rela-
tivamente bajas de inflación de las Administraciones de Reagan y Bush no
fueron suficientes para contrarrestar los elevados déficit debido a que los
gastos fueron muy superiores a los ingresos.
El déficit de pleno empleo o estructural tiene en cuenta el nivel de activi-
dad económica de la economía. Pregunta: ¿cuál habría sido el déficit si la
Los déficit fiscales y la deuda pública (c.24) / 835

economía se hubiera encontrado en el nivel de pleno empleo? Por ejemplo,


en 1991, año en el que la economía estaba en recesión, el déficit fue oficial-
mente de 269.000 millones de dólares –el mayor de la historia hasta ese mo-
mento– pero el déficit estructural fue de 191.000 millones, aún elevado se
mire por donde se mire, pero 78.000 millones menor que el déficit efectivo.
Los años de Reagan parecen especialmente malos desde esta perspectiva,
ya que, salvo durante las guerras, la economía nunca había tenido unos
elevados déficit estructurales.
En los últimos años, así como en los años inmediatamente posteriores a
la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tuvo una enorme
deuda. El pago de intereses por esta deuda heredada hizo que resultara es-
pecialmente difícil lograr un presupuesto equilibrado. El déficit primario
tiene en cuenta cuál habría sido el déficit si no hubiera habido ninguna
deuda heredada; es decir, resta el pago de intereses del déficit. Si el Estado
tiene un superávit primario, significa que los ingresos cubren con creces
los gastos corrientes. Desde 1970, el Estado incurrió en un pequeño déficit
primario la mayoría de los años hasta que generó un superávit primario sig-
nificativo entre 1995 y 2002. Desde entonces, ha tenido un déficit primario
todos los años, salvo en 2007, y actualmente este es de más de 1 billón de
dólares (véase la figura adjunta).

Superávit primario
(m. m. de dólares),
déficit fiscal menos
intereses netos
600
400
Superávit
200 primario
Superávit
0
Déficit
–200
–400
–600
–800
–1.000
–1.200
–1.400
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010

Fuente: Executive Office of the President, Office of Management and Budget, Budget of the
United States Government, Fiscal Year 2013, Historical Tables, cuadros 1.1 y 3.1.
836 / La economía del sector público

Sin embargo, aunque muchos economistas temían que el creciente gasto dedi-
cado a los programas de prestaciones basados en derechos adquiridos, especial-
mente los que van destinados a los ancianos, generaría con casi toda seguridad un
creciente déficit en veinticinco años, el Presidente Bush defendió las reducciones
de los impuestos de 2001 y 2003 y amplió el programa Medicare incluyendo los
medicamentos con receta, con la cara condición de que la Administración fede-
ral, la mayor compradora, no podía negociar con las compañías farmacéuticas.
Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, apoyó al Presidente Bush, ar-
gumentando que los superávit permitirían al país devolver rápidamente la deuda
pública y que sin deuda pública, sería difícil gestionar la política monetaria. Re-
trospectivamente, la magnitud de este error de juicio fue colosal: las reducciones
de los impuestos dieron como resultado elevados déficit, que no hicieron más que
crecer después de la crisis financiera mundial de 2008.
Este capítulo tiende un puente entre las dos ramas de la economía, la macro-
economía, que se ocupa de agregados nacionales como la producción, el empleo
y la inflación, y la microeconomía, que se ocupa de las decisiones de los hogares y
de las empresas. Actualmente, los cursos de economía del sector público centran
la atención en la influencia de los impuestos y de los gastos en estas decisiones y,
por lo tanto, en la estructura de la economía –qué bienes se producen, cómo se
producen y para quién se producen– mientras que los cursos de macroeconomía
centran la atención en la influencia del Estado en el nivel de actividad econó-
mica. En realidad, las dos materias están estrechamente relacionadas; el déficit
afecta tanto a la política macroeconómica como a la política microeconómica.
Por ejemplo, merma la capacidad de los Gobiernos para utilizar la política fiscal
tradicional (la reducción de los impuestos o el incremento del gasto) con el fin
de estimular la economía; y su capacidad para aumentar la inversión pública,
por ejemplo, en infraestructura (como carreteras), capital humano (educación)
e investigación para fomentar el crecimiento económico.

24.1 Consecuencias de los déficit públicos

Cuando el Estado incurre en un déficit, debe endeudarse para pagar la diferen-


cia entre sus gastos y sus ingresos. Cuando incurre en un déficit año tras año,
debe endeudarse año tras año. El valor acumulado de este endeudamiento es
la deuda pública, es decir, lo que debe el Estado. La figura 24.1 muestra la deuda
federal real de Estados Unidos en manos del público en los últimos 70 años. En
2010, fue en total de 8 billones de dólares, lo que representa un 63% del PIB.
La consecuencia inmediata de un aumento de la deuda pública es que el Estado
tiene que pagar cada vez más intereses (o tendría que pagarlos a menos que
Los déficit fiscales y la deuda pública (c.24) / 837

baje el tipo de interés), que es uno de los factores que hemos indicado antes que
contribuye en sí mismo al déficit. En 2010, el pago de intereses netos representó
el 5,7% del gasto federal total.
Los economistas han afirmado tradicionalmente que el endeudamiento del
Estado puede justificarse, exactamente igual que el de una persona, en función
del fin al que se destina el dinero. Tiene sentido endeudarse para comprar una
casa en la que viviremos muchos años o un automóvil que utilizaremos varios
años. De esa manera vamos pagando el artículo mientras lo utilizamos. Tiene
sentido económico pedir un préstamo para realizar unos estudios que nos permi-
tirán tener un empleo mejor remunerado en el futuro. Sin embargo, si estamos
pagando este año las vacaciones de hace dos, ¡tal vez debiéramos deshacernos de
las tarjetas de crédito! Las empresas tienen un balance de situación que muestra
su situación financiera general. En un lado del balance se encuentra el activo
(lo que posee la empresa) y en el otro el pasivo (lo que debe). Si la empresa se
endeuda para comprar un activo valioso, su situación financiera mejora, ya que el
valor del activo aumenta más que el del pasivo.
Los países se encuentran en una situación parecida. Endeudarse para finan-
ciar una carretera, una escuela o un proyecto industrial que se utilizarán durante
muchos años puede ser bueno. De nuevo, el balance de situación del país mejora:
aunque debe más, el valor de sus activos (su infraestructura, su capital humano)
aumenta. Endeudarse para financiar proyectos que nunca se terminan (o que
incluso quizá no se empiezan jamás) o para financiar los sueldos de los funcio-
narios públicos de este año plantea verdaderos problemas. En muchos países, el
Estado se ha endeudado más de lo que podía devolver cómodamente, lo cual le ha
obligado a subir mucho los impuestos y a reducir el nivel de vida. En otros, no ha
devuelto la deuda, poniendo en peligro las posibilidades de pedir préstamos en el
futuro, si bien este riesgo se exagera frecuentemente.
La Figura 24.2 muestra la deuda de la Administración central de algunos paí-
ses del mundo desde 2003. Japón es el país de renta alta que tiene la deuda más
elevada en porcentaje del PIB: esta representa casi el doble de las dimensiones de
la economía del país; en los últimos años, alrededor de la mitad de su presupuesto
anual se ha financiado por medio de nuevo endeudamiento. Otros países de renta
alta que tienen un elevado nivel de deuda son Grecia, Italia, Portugal y el Reino
Unido, en los cuales en 2010 esta representaba entre el 86 y el 148% del PIB. A
pesar de las críticas actuales, la deuda de Estados Unidos con respecto al PIB es
relativamente moderada cuando se compara con la de otros países de renta alta.
La financiación del gasto público endeudándose en lugar de recaudando
impuestos provoca un aumento del nivel de consumo a corto plazo (ya que la
renta disponible es mayor). Cuando la economía se encuentra en el nivel de pleno
empleo, un aumento del consumo significa que hay menos margen para invertir.
838 / La economía del sector público

Miles de millones A
de dólares de 2005

10.000

9.000

8.000

7.000

6.000
Deuda federal real
5.000 en manos del público

4.000

3.000

2.000

1.000

0
1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
En porcentaje B
del PIB

120
110
100
90
80
Deuda federal
70 en manos del público
60
50
40
30
20
10
0
1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

Figura 24.1. La deuda federal de Estados Unidos. La deuda representa la acu-


mulación de déficit anteriores. (A) Muestra que la deuda federal (en dólares
reales) se disparó en la década de 1980. A principios de los años noventa era
superior al máximo registrado en la Segunda Guerra Mundial. (B) Muestra la
deuda en porcentaje del PIB. Aunque la deuda real ha continuado aumentando
ininterrumpidamente, en porcentaje del PIB había comenzado por fin a esta-
bilizarse hasta que empezó a aumentar de nuevo vertiginosamente en 2008.
Los déficit fiscales y la deuda pública (c.24) / 839

Porcentaje
del PIB
200,0
Japón
180,0

160,0
Grecia
140,0

120,0
Italia
100,0
Portugal
80,0 Reino Unido

60,0 EE. UU.


Alemania
40,0
Corea
20,0 Noruega
Chile
0,0
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Figura 24.2. La deuda de la Administración central en algunos países


del mundo, 2003-2010. Aunque la deuda federal de Estados Unidos ha
aumentado vertiginosamente en los últimos años, es relativamente pe-
queña cuando se compara con la deuda de la Administración central de
otros países de renta alta.
Fuente: «Central Government Debt», OECD National Accounts Statistics,
www.oecd-ilibrary.org/content/data/data-00033-en.

Para mantener la economía en el nivel de pleno empleo sin inflación, el banco


central tiene que subir los tipos de interés. La financiación mediante déficit pro-
voca una reducción de la inversión y, por lo tanto, a largo plazo, una reducción de
la producción y del consumo.
La reducción del déficit produce el efecto contrario: permite que bajen los
tipos de interés, lo cual estimula la inversión y fomenta así el crecimiento econó-
mico y la mejora del nivel de vida en el futuro.
Sin embargo, este razonamiento se invierte por completo cuando hay una
recesión económica. En ese caso, el aumento del gasto puede elevar el nivel de
producción hoy. Existe una diferencia fundamental entre un hogar que tiene que
vivir dentro de sus posibilidades y un Estado, como el de Estados Unidos. Cuando
el Estado gasta más (y se endeuda más), se crea más empleo y la renta nacional
aumenta. Eso lleva a invertir más, sobre todo si el Estado gasta bien el dinero
en inversiones que se prevé que aumentarán el crecimiento en el futuro y son
complementarias de las inversiones privadas. Por tanto, en lugar de plantearse
840 / La economía del sector público

la disyuntiva antes descrita, un aumento del gasto público puede provocar un


aumento de las rentas hoy y en el futuro.

24.1.1 Cómo afectan los déficit a las generaciones futuras cuando la economía
se encuentra en el nivel de pleno empleo

Esta situación es, por supuesto, muy distinta de la situación en la que la economía
se encuentra en el nivel de pleno empleo. Cuando el Estado se endeuda, traslada
la carga de la reducción del consumo a las futuras generaciones de dos formas.
Como hemos visto, la producción disminuye en el futuro como consecuencia de
la reducción de la inversión. Pero además, se traslada una parte de la carga del
gasto actual a las futuras generaciones. Veamos cómo se financió la Segunda Gue-
rra Mundial en los Estados Unidos. Ésta no se financió recaudando impuestos
sino en parte endeudándose. Supongamos que los bonos que emitió el Estado
fueron comprados por trabajadores de 40 años. Treinta años más tarde, cuando
se jubilaron estos trabajadores, el Estado devolvió el importe de los bonos con
los impuestos pagados por las personas que se encontraban entonces trabajando.
En realidad, el Estado transfirió fondos de estos trabajadores más jóvenes a los
que trabajaron durante la guerra, que ahora tenían 70 años y estaban jubilados.
Por lo tanto, el coste de la guerra recayó en parte en la generación que empezó a
trabajar después de la guerra. El consumo que realizaron a lo largo de su vida las
personas que tenían 40 años durante la guerra resultó afectado por los impuestos
que pagaron durante esos años. Pero se transfirió la parte del coste de la guerra
financiada mediante deuda. Podrían haber colocado sus ahorros en acciones o
en bonos emitidos por empresas; la guerra (en la medida en que se financió me-
diante deuda, es decir, mediante bonos) afectó a la forma en que ahorraron, pero
no a la cantidad total de recursos que tuvieron para gastar a lo largo de su vida.

24.1.2 Otras opiniones sobre la carga de la deuda

El análisis representa hasta ahora las ideas dominantes. Algunos economistas


creen que éstas sobreestiman la carga de la deuda, incluso cuando la economía se
encuentra en el nivel de pleno empleo. Aducen cuatro razones distintas.

El argumento de que la «deuda no importa porque nos la debemos a nosotros


mismos». Antes se solía argumentar que un déficit fiscal no importaba porque los
ciudadanos simplemente se debían el dinero a sí mismos. Se comparaba un déficit
presupuestario con el efecto que producen en el bienestar total de la familia los
préstamos que hace un hermano a otro. Es posible que mejore el bienestar de uno
de los miembros y empeore el de otro, pero este endeudamiento no importa mu-
Los déficit fiscales y la deuda pública (c.24) / 841

cho a la familia en su conjunto. Se sostenía que la financiación del gasto público


mediante deuda podía provocar una transferencia de recursos de unas generacio-
nes a otras, pero a pesar de esta transferencia, el poder adquisitivo continuaría
estando en manos de los ciudadanos.
Actualmente admitimos que este argumento es falso por tres razones. En pri-
mer lugar, incluso aunque nos debamos el dinero a nosotros mismos, la deuda
afecta a la inversión y, por lo tanto, como hemos señalado, a los salarios futuros y
a la productividad futura. Además, los países suelen pedir préstamos al exterior
y, en consecuencia, se endeudan con extranjeros. Cuando hay pleno empleo y un
país gasta más de lo que tiene, las consecuencias son las mismas que cuando una
familia gasta por encima de sus posibilidades. Al final tiene que pagar el precio
de su despilfarro. En el caso de un despilfarro nacional, son las generaciones fu-
turas las que tienen que pagar el precio. En tercer lugar, simplemente para pagar
los intereses de la deuda se necesitan unos niveles de impuestos elevados y los
impuestos introducen distorsiones en la economía (existen discrepancias entre
los economistas sobre la importancia cuantitativa de estos efectos).

Economía abierta: evitar el efecto-expulsión. El hecho de que Estados Unidos hoy


forme parte de una economía global no reduce, sin embargo, el grado en que los
déficit expulsan inversión privada. En el caso de una economía abierta pequeña, en
un mundo en el que el capital circula libremente, el tipo de interés que tienen que
pagar sus empresas es determinado internacionalmente, por lo que apenas le afecta
la magnitud de su déficit. Por lo tanto, los déficit pueden no afectar negativamente
al nivel de inversión y, en consecuencia, a la tasa de crecimiento de su PIB, que es la
producción que se realiza dentro del país. Sin embargo, para financiar la inversión
más un aumento del déficit, el país tiene que pedir más préstamos exteriores que si
el déficit fuera menor. Sus ciudadanos tienen que pagar a los extranjeros intereses
por estos préstamos y, por lo tanto, su renta neta –lo que tienen para gastar, una vez
pagado a los extranjeros por el uso de su capital, es decir, su producto nacional bru-

Consecuencias de los déficit públicos


1. La carga de los gastos presentes se traslada en parte directamente a las
generaciones futuras.
2. La emisión de bonos puede reducir la inversión y, por lo tanto, empeo-
rar directamente el bienestar de las generaciones futuras.
3. El endeudamiento exterior puede aumentar, reduciendo el nivel de vida
futuro.
4. El desahorro público no es contrarrestado por el ahorro privado.
842 / La economía del sector público

to– es menor. En este sentido, el país se encuentra en peor situación, aun cuando el
nivel efectivo de producción no varíe.
Estados Unidos es una economía grande, y cuando se endeuda más, afecta
a los tipos de interés internacionales. Se estima que si Estados Unidos incurre
en un déficit adicional de 100.000 millones de dólares, algo más de un tercio se
financia mediante un aumento del endeudamiento exterior, algo menos de un
tercio por medio de un aumento del ahorro interior en respuesta a la subida de
los tipos de interés y el resto por medio de una reducción de la inversión: los
déficit expulsan en parte inversión privada.

La austeridad en una recesión: ¿expansiva o contractiva?


Actualmente son muchos los que sostienen que los recortes del gasto pú-
blico debilitan la economía cuando el paro es alto y los tipos de interés son
muy bajos. Europa ha instituido ese tipo de recortes llamados austeridad
o consolidación fiscal, con el resultado predecible (y predicho) de que
muchas de sus economías se sumieron en una recesión; en 2012, tras una
recuperación anémica y cinco años después del comienzo de la recesión,
Europa aún tenía una renta más baja que antes de la recesión. En el caso de
Grecia y España, muchos han acusado a la austeridad de traer consigo una
depresión, con un paro juvenil de más del 50%.
Históricamente, hay pocos casos o ninguno de austeridad que hayan
llevado a un país de vuelta al crecimiento; en los contados casos en los
que se ha restablecido el crecimiento a pesar de la austeridad, ha sido
porque el aumento de las exportaciones ha sustituido al reducido gasto
público. Cuando el FMI examinó 173 episodios de los últimos treinta
años durante los cuales diecisiete economías avanzadas adoptaron pro-
gramas de austeridad, llegó a la conclusión de que estas medidas son
contractivas, no expansivas: reducen la renta y aumentan el paro. Un
programa de austeridad de un 1% del PIB reduce alrededor de un 0,6%
la renta ajustada para tener en cuenta la inflación y aumenta la tasa de
paro casi un 0,5% en dos años. El gasto de los hogares y de las empresas
también disminuye. Los críticos sostienen que los costes del aumento del
gasto merman la confianza en la economía debido a los elevados déficit
presupuestarios que generan, lo cual reduce, a su vez, la inversión del sector
privado y disuade de crear empleo. Aunque apenas existen datos empíricos
que confirmen esta hipótesis, es una idea que ha persistido.
Fuente: J. Guajardo, D. Leigh y A. Pescatori, «Expansionary Austerity: New International
Evidence», IMF Working Paper 11/158, Washington, DC, 2011.
Los déficit fiscales y la deuda pública (c.24) / 843

Equivalencia ricardiana: las herencias contrarrestan la deuda. Según otro argu-


mento, cuando aumentan los déficit, los individuos ahorran más. Robert Barro,
profesor de la Universidad de Harvard, desarrollando un argumento expuesto (y
más tarde rechazado) por David Ricardo, uno de los más importantes economistas
del siglo xix, cree que la preocupación de los padres por sus hijos es tan grande que
aumentan las cantidades que dejan en herencia cuando constatan que los déficit
públicos amenazan a sus hijos con un endeudamiento futuro.1 Para poder ser más
generosos, aumentan su ahorro familiar exactamente en la cuantía en que aumenta
el déficit: el ahorro nacional no varía. El aumento del desahorro del Estado es to-
talmente contrarrestado. Esta teoría se denomina equivalencia ricardiana porque
sostiene que los impuestos y los déficit son medios equivalentes de financiar el gasto.
Los datos no confirman la tesis teórica de Barro. Es posible que un aumento
del déficit público provoque un incremento algo mayor del ahorro de los hogares,
pero mucho menor de lo necesario para contrarrestar totalmente el aumento del
déficit. En Estados Unidos, la tasa de ahorro de los hogares era a finales de los
años ochenta y principios de los noventa de 3 o 4%. Si la teoría de Barro fuera co-
rrecta y no hubiera habido un déficit público, el ahorro de los hogares habría sido
de menos 1 o 2%, cifra inverosímil. Lo que ocurrió después de las reducciones de
los impuestos de 2001 y 2003 es aún más revelador: el ahorro de los hogares, en
lugar de aumentar, disminuyó espectacularmente, a un nivel casi nulo.
Los datos estadísticos de diversos países confirman que el ahorro privado no
compensa totalmente el endeudamiento público, lo cual no es sorprendente: los
individuos no son tan racionales como supone Barro (no tienen totalmente en
cuenta la deuda pública cuando toman sus decisiones presentes) ni tan altruistas
(no apartan un euro más para sus herederos cada vez que la deuda pública au-
menta un euro). En muchos casos, están sujetos a restricciones crediticias: les gus-
taría consumir más de lo que consumen, pero no pueden financiar su consumo
adicional. Si el Estado aumenta su renta disponible bajando los impuestos, gastan
la mayor parte de esta renta adicional, incluso aunque el Estado haya aumentado
simultáneamente su endeudamiento.2

1
  R. Barro, «Are Governments Bonds Net Wealth?», Journal of Political Economy, 82, 1974, págs.
1.095-1.117. Las investigaciones posteriores han generalizado su resultado y han mostrado lo riguro-
sos que son los supuestos con los que es válido. Véase, por ejemplo, J. E. Stiglitz, «On the Relevance
or Irrelevance of Public Financial Policy», en K. J. Arrow y M. J. Boskin (comps.), The Economics of
Public Debt, Nueva York, Macmillan Press, 1988, págs. 41-76; y O. Röhn, «New Evidence on the Private
Saving Offset and Ricardian Equivalence», OECD Economics Department Working Papers, OECD
Publishing 762, París, 2010.
2
  Para otros análisis, véase el simposio en el Journal of Economic Perspectives, 3, nº 2, primavera, 1989.
844 / La economía del sector público

Subutilización de los recursos: los déficit en realidad pueden ayudar. Esta es la


advertencia más importante para la idea de que los déficit reducen el crecimiento
y la más relevante para los debates que surgieron cuando se disparó el déficit de
Estados Unidos después de la crisis de 2008. Si la economía no se encuentra en el
nivel de pleno empleo, según las teorías macroeconómicas tradicionales los défi-
cit (ya sean consecuencia de un incremento del gasto público o de una reducción
de los impuestos) pueden estimular la economía. Los tipos de interés pueden no
subir o no subir mucho, por lo que la inversión (y, por lo tanto, el crecimiento)
no se verá afectada. En realidad, cuando la economía no utiliza plenamente sus
recursos, tanto la producción presente como la producción futura pueden crecer,
sobre todo si, como hemos visto, el aumento del déficit se debe a un incremento
del gasto público en inversión.
Como subrayan los defensores de ese gasto mediante déficit, el déficit no fue la
causa de la recesión económica sino al revés. La mejor manera de reducir el déficit
es «poner al país a trabajar de nuevo» y la mejor manera de hacer eso –dada la
escasa eficacia de la política monetaria, sobre todo cuando los tipos de interés ya
son casi cero– es desarrollar programas de estímulo fiscal. Los países que ensayaron
la táctica contraria –como los del este asiático, en la crisis del este asiático de finales
de los años noventa; Argentina, a comienzos de siglo; o los países europeos más re-
cientemente, reduciendo primero el gasto– se han llevado una profunda desilusión.
No solo entraron en recesión o en depresión sino que, además, como consecuencia,
su situación presupuestaria –medida por medio del cociente entre la deuda y el
PIB– incluso empeoró (véase el recuadro titulado «La austeridad en una recesión»).

Repaso y prácticas

Resumen

1. En Estados Unidos, los primeros años de la década de 1980 estuvieron marca-


dos por un aumento de los déficit presupuestarios federales.
2. El endeudamiento del Estado puede imponer una carga económica a las futu-
ras generaciones de varias formas. En primer lugar, las futuras generaciones
pueden tener que soportar la carga de la devolución de la deuda; se produce
una transferencia de una generación a otra. En segundo lugar, el endeuda-
miento del Estado puede expulsar inversión, lo cual reduce la producción y los
salarios futuros. En tercer lugar, cuando se piden préstamos a inversores ex-
tranjeros, los ciudadanos en su conjunto deben pagar todos los años una parte
de su renta nacional a los extranjeros simplemente en concepto de intereses, lo
cual reduce el nivel de vida.
Los déficit fiscales y la deuda pública (c.24) / 845

3. El desahorro (déficit) público no ha sido contrarrestado por el ahorro privado,


como sugeriría la equivalencia ricardiana; y no es cierto que «la deuda no im-
porte, porque sólo nos la debemos a nosotros mismos».
4. La forma en que se reduce el déficit puede tener consecuencias importantes
para el crecimiento económico. Algunos economistas temen que una reduc-
ción del déficit por medio de una subida de los impuestos reduzca el ahorro,
pero la mayor parte de los datos econométricos induce a pensar que este efecto
es pequeño. Otros economistas temen que la reducción del déficit recortando
la inversión pública perjudique al crecimiento económico, tanto porque esas
inversiones generan elevados rendimientos como porque provocan un aumen-
to de la inversión privada.
5. Cuando la economía se encuentra en una profunda recesión, un aumento del
gasto público puede elevar la producción tanto a corto plazo como a largo pla-
zo, incluso aunque provoque un aumento del déficit a corto plazo. El aumento
del gasto público en inversiones (por ejemplo, en infraestructura, educación,
tecnología) puede mejorar la situación presupuestaria global del país, ya que
su activo puede aumentar más que su pasivo.
6. El gobierno puede estimular la economía por medio de un multiplicador del pre-
supuesto equilibrado, subiendo los impuestos al tiempo que aumenta el gasto.

Conceptos clave

Consolidación fiscal Equivalencia ricardiana


Déficit fiscal Programas basados en derechos adqui-
Efecto-atracción ridos
Efecto-expulsión

Preguntas y problemas

1. Verdadero o falso: «El endeudamiento del Estado puede transferir recursos de


las futuras generaciones a la actual, pero no puede afectar a la riqueza total del
país». Analice esta afirmación.
2. En una economía abierta, hay tres fuentes de fondos para financiar la inver-
sión: el ahorro privado (Sp), el ahorro público (la diferencia entre los ingresos
del Estado y sus gastos, Sg) y el endeudamiento exterior, B:
I = Sp + Sg + B.
a) Suponga que en un país el ahorro privado representa un 6% del PIB, el
endeudamiento exterior otro 1% y el presupuesto está equilibrado. ¿Cuál
es el nivel de inversión?
846 / La economía del sector público

b) Suponga ahora que el Estado incurre en un déficit del 3% del PIB y que la
inversión y el ahorro privado no varían. ¿Qué debe ocurrir con el endeuda-
miento exterior?
c) Suponga ahora que el Estado incurre en un déficit del 3% del PIB, lo que
eleva el tipo de interés. Si esta subida provoca, a su vez, un aumento del
ahorro privado a un 7% del PIB y una reducción de la inversión del 7 al 6%
del PIB, ¿qué ocurre con el endeudamiento exterior?
3. En una economía cerrada, el ahorro privado más el ahorro público deben ser
iguales a la inversión:
I = S p + S g.
a) Trace un gráfico de ahorro e inversión que muestre el efecto de un aumen-
to del déficit presupuestario.
b) Suponga que el aumento del déficit público se debe a un aumento de la
inversión pública y que la inversión pública eleva los rendimientos de la
inversión privada, por lo que a cada tipo de interés aumenta la inversión
privada. Muestre cómo afecta ahora el déficit a la inversión y a los tipos de
interés.
c) Suponga que se cumple la equivalencia ricardiana. ¿Qué ocurre con el aho-
rro nacional cuando el Estado aumenta el déficit? ¿Y con el ahorro privado?
d) La equivalencia ricardiana centra la atención en la influencia en el ahorro
privado de las futuras obligaciones tributarias relacionadas con el aumento
del déficit. ¿Qué consecuencias tiene la lógica de la equivalencia ricardia-
na para las consecuencias de la inversión pública adicional? En concreto,
¿cómo afecta al ahorro privado un aumento del déficit utilizado para finan-
ciar la inversión pública que tiene un elevadísimo rendimiento, que sólo se
realizará en vida de la siguiente generación?
4. Considere el caso de una economía abierta pequeña en la que la oferta de
ahorro es perfectamente elástica al tipo de interés r *, que es inferior al tipo de
interés vigente en la economía si no se pudiera pedir préstamos, y la curva de
inversión es normal. Muestre el equilibrio del mercado, incluida la magnitud
del endeudamiento exterior.
a) Ahora muestre el efecto de un aumento del déficit presupuestario.
b) Muestre el efecto de un aumento del déficit presupuestario que se debe a
un incremento de la inversión pública, que es un complemento de la inver-
sión privada.
5. El valor real de la deuda de Estados Unidos (en dólares de 1995) era en 1995
de 3,6 billones de dólares y en 1980 de 1,3 billones. Suponga que el 50% de
esta acumulación de la deuda se hubiera invertido, de tal forma que el stock
de capital hubiera sido 1,15 billones mayor en 1995. Suponga que el stock de
Los déficit fiscales y la deuda pública (c.24) / 847

capital era de 15 billones de dólares en 1995. ¿Cuánto menor sería el PIB en


1995 como consecuencia de la inversión desplazada, si un aumento del stock
de capital de un 1% provoca un aumento del PIB de un 0,2%?
6. Una propuesta para contener los déficit en Estados Unidos es la introducción
de una enmienda en la Constitución, que obligaría al Estado a tener un presu-
puesto equilibrado todos los años.
a) Explique por qué si la economía entra en una recesión, esa enmienda obli-
garía al Estado a subir los impuestos o a reducir el gasto.
b) ¿Cuáles serían las consecuencias de una subida de los impuestos o de una
reducción del gasto en estas circunstancias?
c) ¿Qué enmienda idearía que no obligara al Estado a reducir el gasto o a
subir los impuestos en una recesión económica?
d) Explique por qué si se suben los tipos de interés para frenar la economía, la
enmienda del presupuesto equilibrado podría obligar al Estado a reducir
otros gastos (o a subir los impuestos). En términos más generales, describa
la relación entre la política monetaria y la fiscal con una enmienda del
presupuesto equilibrado.
7. ¿Deben considerarse los gastos dedicados a la asistencia sanitaria infantil una
«inversión» en un presupuesto de capital? ¿Qué otros gastos sería legítimo
considerar que son una inversión?
8. Suponga que el Estado vende parte de la tierra que arrienda actualmente
para pastos. ¿Debe considerarse que los ingresos recibidos reducen el déficit?
¿Cómo se trataría la transacción en un presupuesto de capital?
9. ¿Por qué la forma en que el Estado logra reducir el déficit es importante para
el crecimiento económico?
a) Suponiendo que el Estado recauda impuestos sobre la renta procedente de
intereses, ¿cómo resulta afectado en total el ahorro nacional teniendo en
cuenta tanto la reducción del déficit como las variaciones del ahorro priva-
do? ¿Cómo resulta afectada la inversión? (Pista: ¿de qué manera depende
su respuesta de la elasticidad del ahorro con respecto al tipo de interés?)
b) Suponiendo que el Estado recauda impuestos sobre la renta procedente de
salarios, ¿cómo resulta afectado el PIB a corto plazo? (Pista: ¿de qué ma-
nera depende su respuesta de la elasticidad de la oferta de trabajo? ¿Cómo
resultan afectados el déficit y la inversión?)
c) Suponga que el Estado reduce el gasto dedicado a las inversiones en tecno-
logía y en educación, que generan un rendimiento del 15%, mientras que
el rendimiento marginal de la inversión privada es del 7%. ¿Cómo resulta
afectado el crecimiento?
10. En este libro hemos hecho hincapié en que las diferentes medidas de los Go-
biernos afectan de forma distinta a los diversos grupos de la población.
848 / La economía del sector público

a) Suponga que el Gobierno está considerando la posibilidad de financiar una


guerra mediante préstamos o mediante impuestos. Indique cómo afectan a
diferentes grupos las dos opciones.
b) Suponga que el Gobierno está considerando la posibilidad de reducir el
déficit elevando los impuestos sobre las ganancias de capital o subiendo
las cotizaciones a la seguridad social. Indique cómo afectan a diferentes
grupos las dos opciones.

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