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ENSAYO
ID:449199
GRUPO 1103
PRESENTADO A:
7º SEMESTRE
2018
Mucho se habla del agua. Que se agota. Que es necesario adoptar estrategias
para protegerla. Se habla de su contaminación. Que en el futuro las guerras no
serán por oro o petróleo sino por agua. Y, sin embargo, muy poco se hace por
protegerla. La deforestación no cesa, los ríos pierden su caudal, las lagunas y las
ciénagas se secan, la agricultura, la industria y el consumo doméstico la ensucian,
se destruyen los páramos, se derriten los glaciares. Paradójicamente, el panorama
del agua en el mundo es alarmante. El cambio climático provoca desequilibrios
cada vez más evidentes en el clima mundial y, por ende, en el estado de las
cuencas hidrográficas.
El mal manejo del agua y de los sistemas naturales que la regulan ha traído
consecuencias desastrosas para ecosistemas enteros. Millones de habitantes del
planeta a vivir en lugares donde un galón de agua contaminada es poco menos
que un tesoro.
Las aguas no tratadas provocan buena parte de las muertes de los niños del
mundo. Fenómenos como la lluvia ácida han alterado su calidad y el
calentamiento global perturba cada vez más los sistemas meteorológicos del
planeta, lo cual ha acarreado más sequías e inundaciones en diversos puntos del
planeta, y que, a juzgar por las proyecciones de los expertos en la materia, no son
más que el preludio a una sucesión de catástrofes de dimensiones incalculables.
A esto debe agregarse los enormes depósitos de agua subterránea que, según los
cálculos, equivalen a 70 veces el total de las aguas superficiales disponibles por
año. Estas cifras son monumentales. Para expresarlas en litros habría que
agregarles 12 ceros. Se calcula que en Colombia cada habitante dispone, en
promedio, de 50.000 metros cúbicos de agua al año. Una vez hechos los cálculos
del agua que se puede aprovechar, Colombia puede ofrecerle anualmente un
promedio de 34.000 metros cúbicos de agua a cada uno de sus habitantes. En
años secos, esa cifra se reduce a 26.700 metros cúbicos. Si se comparan con las
de la gran mayoría de los países del mundo, en Colombia hay agua para dar y
convidar. De hecho, si Colombia utiliza de manera eficiente y sostenible todo su
potencial, en los años venideros podrá transformarse en un gran exportador de
energía eléctrica. Muchos de los países vecinos solo pueden generarla a través de
la combustión de carbón y derivados del petróleo, que produce gases de efecto
invernadero.
Fenómenos climáticos como el del Niño también afectan los volúmenes de agua
que reciben las distintas regiones del país, lo que genera por un lado mayor
sequía de la esperada pero también regímenes de lluvias desproporcionados que
provocan deslizamientos e inundaciones.
El Plan de Ordenamiento del Recurso Hídrico - PORH es el instrumento de
planificación que le permite a la Autoridad Ambiental competente intervenir los
cuerpos de agua, con el objeto de alcanzar y mantener las condiciones de calidad
y cantidad requeridas para garantizar su funcionalidad ecosistémica y sus usos
actuales y potenciales, en un horizonte mínimo de diez años.
El ordenamiento del recurso hídrico permite que a través de los análisis que se
realizan en el proceso de formulación del plan, se determine la destinación que
para los diferentes usos, como el agrícola, recreativo, pecuario, industrial y el
consumo humano entre otros, de esta forma se contribuye a que las fuentes
mantengan al máximo sus condiciones de calidad, cantidad y también condiciones
para la preservación de la vida acuática, no solo los peces sino también los
microorganismos presentes en los ríos, esto significa que podemos saber la
calidad y así involucrarla al momento de determinar los usos, que al mismo tiempo
nos permitan seguir desarrollando actividades sociales y productivas.
Es importante resaltar que si bien, las políticas del país se han encaminado a la
protección del recurso hídrico, la legislación sigue siendo muy pobre en cuanto a
su conservación y el proyecto descrito no es la excepción. Si bien, promueve una
política en materia de protección del agua, deja por fuera varios temas importantes
que no deben esperar a ser reglamentados por otra disposición normativa.
Los gestores, tanto gubernamentales como del sector privado, han de tomar
decisiones complicadas sobre la asignación del agua. Con mayor frecuencia,
éstos se enfrentan a una oferta que disminuye frente a una demanda creciente.
Factores como los cambios demográficos y climáticos también incrementan la
presión sobre los recursos hídricos. El tradicional enfoque fragmentado ya no
resulta válido y se hace esencial un enfoque holístico para la gestión del agua.
http://www.minambiente.gov.co/index.php/temas-gestion-integral-del-recurso-
hidrico/38-gestion-integral-del-recurso-hidrico-articulos?start=30
https://www.semana.com/nacion/articulo/se-agota-agua/117619-3
http://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/iwrm.shtml