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La filosofía
como forma
de vida
Conversaciones con
Jeannie Carlier'y
Arnold I. Davidson
ALPHA DECAY
LA F I L O S O F Í A
C O M O F O R M A DE V I D A
A L P H A , B E T & G IM M E L
15
P IE R R E H A D O T
LA FILOSOFÍA
COMO FORMA DE VIDA
T raducción de
María Cucurella Miquel
ALPH A DECAY
AD VERTEN CIA
ESTA ES U N A COPIA PRIVADA PARA FINES
EXCLUSIVAM ENTE EDUCACIONALES
Q U ED A PROHIBIDA
LA V EN T A , DISTRIBUCIÓN Y
COM ERCIALIZACIÓN
Introducción ................................................................. 9
1. En las faldas de la Iglesia ................................... 19
2. Investigador, docente, f i ló s o f o ...................... 59
3. El discurso filo s ó fic o ....................................... 89
4. Interpretación, objetividad y contrasentido . . . 101
5. Experiencia unitiva y vida filosófica .............. 121
6. El discurso filosófico com o ejercicio espiritual . 137
7. La filosofía com o vida y com o búsqueda de la
sabiduría............................................................ 151
8. De Sócrates a Foucault. Una larga tradición . . . 183
9. ¿Inaceptable? ......................................................... 215
10. Tan sólo el presente es nuestra felicid a d .... 239
IN TR O D U CC IÓ N
J e a n n ie C a r l ie r
1
EN LAS FA L D A S DE LA IG L E S IA
ber las razones exactas por las que les ocurría una cosa se
mejante. Y, cuando había proceso, el acusado, al entrar en
el tribunal no sabía de qué era acusado y no había tenido
aparentemente ninguna com unicación de su dossier y ni
siquiera sabía que, al final del proceso, se le impondría,
bajo juramento, la obligación de guardar el secreto con
cerniente a todo lo que se había dicho en el curso del inte
rrogatorio y de la condena. Frangois Leprieur, en su con
clusión, habla de la herida incurable que había dejado en
los corazones la condena romana. No puedo entrar en to
dos los detalles, pero estamos obligados a reconocer que
nos encontramos en presencia, probablemente desde Pío
IX, de un sistema a la vez centralista y dictatorial que, si
bien ya no entrega, felizmente, a los culpables al brazo se
cular para que sean ejecutados, todavía guarda al menos
una huella inquisitorial y, demasiado a m enudo, da testi
m onio de una falta grave de respeto hacia la persona hu
mana. El Concilio Vaticano II hizo un esfuerzo meritorio
para remediar esta actitud. Pero parece, desgraciadamen
te, que este sistema, que no tiene nada de evangélico, con
tinúa aplicándose aún hoy. Lo extraordinario es que, des
de Galileo, p or tomar un ejem plo fam oso, los teólogos
rom anos, persuadidos de poseer, sólo ellos, una verdad
que consideran absolutamente inmutable, condenan se
veramente, en un momento dado, por sus opiniones o por
sus métodos, a hombres a quienes todo el mundo, inclui
dos teólogos romanos, tendrán que dar la razón algunos
años más tarde. El caso es flagrante en el ámbito de la exé-
gesis.
2
7. París, 1900.
La filosofía como fo rm a de vida 79
EL D I S C U R S O F I L O S Ó F I C O
INTE R PR E TA C IÓ N , OBJETIVIDAD
Y CON TRASEN TID O
sión, tal o cual sím bolo pueden, por sí mismos, tener im
plicaciones diversas. Por ejemplo, la elección de la figura
de Eros puede comportar por sí sola, a causa de las repre
sentaciones colectivas concernientes a la figura de Eros,
algunas im plicaciones que escapan a la voluntad del
autor. Com o decía André Gide en Paludes-. «Si bien sabe
mos lo que queríamos decir, no sabemos si no decíamos
más que eso. Siempre se dice más que “ eso” .» Hay tam
bién otra aportación importante del libro de Hirsch. In
siste m ucho en el h echo de que el sentido de un texto,
pretendido por el autor, depende m ucho del género lite
rario en el que se sitúa este texto. Vem os que este libro,
que de hecho está muy matizado, va a contra corriente de
la moda actual. ¿Es por esto por lo que todavía no había
sido traducido al francés hasta ahora, a pesar de mis es
fuerzos por hacer que fuera traducido? Se podría creer
cjue no solamente en Roma hay una C ongregación del
Indice.
EL D IS C U R S O F I L O S Ó F I C O C O M O
EJERCICIO ESPIRITUAL