Ha pasado mucho tiempo. Me adeudas la juventud malograda en
Casi ha pasado sangre debajo de estas la cocina, vigas algunas noches sin dormir para en una suerte de simbiosis patética cuidarte entre lo simplemente delicado y la herido de otra guerra decrepitud. las manos desgastadas en el roce cotidiano Hundidos en lo específico del multiplicando el pan matrimonio en la alquimia de la buena voluntad. no concebimos con inteligencia las Y mi silencio en tus constantes dimensiones exactas tardanzas. de esto que ocurría a diario: Y la fuente de lágrimas donde lavé el espacio en blanco pañales. que se instaló a vivir entre nosotros. Hace tantos años.
Ahondamos distancias en una misma Pero no es para tanto.
casa. No te creas. Nos entregamos libremente al Esto que muestro no es dolor deterioro verdadero. Nos agredimos con exquisita violencia Son puras palabras. de palabra y de hecho cuando venía el Son puras palabras para decirte hasta caso. nunca. Yo me voy con la música a otra parte Nuestros nombres murieron de frío: a ver si allá en la muerte nos hallamos. quedaron plantados en el limbo de la reconciliación y nos hemos llenado de fantasmas.
Aquí, frente a frente, más que nunca
remotos acusando sin piedad, disputando a muerte el escenario los regalos de matrimonio, discos, libros, tus canas y mis arrugas, la tutela del hijo, las fotografías del último verano.