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DISPAREJA

TERESA CALDERON

Ha pasado mucho tiempo. Me adeudas la juventud malograda en


Casi ha pasado sangre debajo de estas la cocina,
vigas algunas noches sin dormir para
en una suerte de simbiosis patética cuidarte
entre lo simplemente delicado y la herido de otra guerra
decrepitud. las manos desgastadas en el roce
cotidiano
Hundidos en lo específico del multiplicando el pan
matrimonio en la alquimia de la buena voluntad.
no concebimos con inteligencia las Y mi silencio en tus constantes
dimensiones exactas tardanzas.
de esto que ocurría a diario: Y la fuente de lágrimas donde lavé
el espacio en blanco pañales.
que se instaló a vivir entre nosotros. Hace tantos años.

Ahondamos distancias en una misma Pero no es para tanto.


casa. No te creas.
Nos entregamos libremente al Esto que muestro no es dolor
deterioro verdadero.
Nos agredimos con exquisita violencia Son puras palabras.
de palabra y de hecho cuando venía el Son puras palabras para decirte hasta
caso. nunca.
Yo me voy con la música a otra parte
Nuestros nombres murieron de frío: a ver si allá en la muerte nos hallamos.
quedaron plantados en el limbo de la
reconciliación
y nos hemos llenado de fantasmas.

Aquí, frente a frente, más que nunca


remotos
acusando sin piedad,
disputando a muerte el escenario los
regalos de matrimonio,
discos, libros, tus canas y mis arrugas,
la tutela del hijo,
las fotografías del último verano.

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