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LAS AMNESIAS
I. CONCEPTOS GENERALES
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Como procesadora de información significativa, el problema de la memoria es el
de interpretar y extraerle significado contextual a la información exógena y
endógena (o sea, para efectuar los ajustes coaliciónales organismo-medio ambiente).
Pensamiento y memoria son "dos modos descriptivos del empleo de la cognición y
dos direcciones de ésta" (cita Brown, 1977). Si el resultado final es novedoso, la
función se acerca al pensamiento. Si es reproductivo, se acerca a la "memoria".
Esta abarca más que el mero cotejo con una "tarjeta" de archivo almacenada en el
SNC, ya que, siempre que se solicita (se pide al recuerdo), la tarjeta debe
reimprimirse (re-crearse), por lo que rara vez un recuerdo es igual a sí mismo.
220
El cerebro más eficiente (inteligente?) tiene una función atencional equilibrada que
filtra lo irrelevante y acuña jerárquica, heterárquica y organizadamente lo
importante. La función relacional (inteligencia) agrupa, condensa y liga elementos
aparentemente dispares pero relacionados entre sí (Herriot 1974). Además de
reducir a pocas frases un capítulo leído, se recuerda dónde se leyó, en qué idioma, y
probablemente la impresión, tipo y papel del libro.
Los trastornos mnésicos son muy dispares y, según la lesión, afectan uno o varios
sub-programas que, combinados, resultan en "memoria" o capacidad de recuerdo
(o rapidez de olvido, que no es enteramente igual). En neurología y neuropsicología,
es importante identificar los problemas de memoria y separarlos de los déficits
generales confusionales o demenciales, de los déficits lingüísticos o perceptivos y de
los trastornos emocionales (particularmente de las depresiones). Esto es tanto más
importante cuanto que la mayoría de los pacientes o familiares de pacientes
cerebrales informan "pérdida de memoria" la cual no siempre es un cuadro mnésico
(en muchas ocasiones se trata de deterioro y de merma en la capacidad relacional por
lo cual los datos se acuñan, pero en desorden y sin anclajes y por tanto se olvidan
rápidamente). La pérdida de memoria también puede ser, en realidad, inatención,
remanentes afásicos, o desorientación. La amnesia consiste en una merma
desproporcionada de alguno de los registros de memoria respecto del déficit
concomitante intelectual, perceptivo o atendonal que se presente. La memoria
comprende registros disociables estructural y funcionalmente y por ello, no siempre
se altera el mismo aspecto. Esto hace que su evaluación sea compleja y un tanto
dispendiosa.
II. CLASIFICACIÓN
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memoria "semántica" (acuñada por aprendizaje), incluso la de larga data de un
paciente, se basa en un fondo común de conocimientos compartidos por
determinado grupo social. Además, es bien posible que en algunos casos, las
memorias se diferencien en el tono afectivo que las acompañan (lo que hace que,
según los casos, ciertos recuerdos particularmente vividos o agradables se recuerden
incluso en episodios de amnesia total) (Schachter y cois., 1982).
III. EVALUACIÓN
Existen diversos paradigmas para evaluar los múltiples aspectos de memoria
ya mencionados. Básicamente se evalúan mediante técnicas de: a) recuerdo, el cual
puede ser seriado (el sujeto debe ejecutar la tarea en el orden en que se le presentó);
puede ser Ubre (el sujeto reproduce lo que recuerde); y puede contener claves e
indicadores de lo que sigue; b) ahorro, el cual mide la diferencia entre el número de
ensayos o el tiempo requerido para aprender una tarea y para volverla a aprender
tiempo después (cuando, aparentemente, el sujeto "no la recuerda", pero muestra
ahorro en el re-aprendizaje); c) reconocimiento, en el cual se le puede mostrar al
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sujeto un item de alguna Usta previamente conocida ante el cual debe indicar si el
item es, o no es, conocido; también el reconocimiento puede evaluarse con múltiples
alternativas de las cuales el sujeto debe escoger la que ya conoce, vio o aprendió.
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o sea, series como d alfabeto que cualquier sujeto debe repetir sin dificultad;
c) memoria lógica (recordar episodios leídos por el exarhinador) que evalúa la
capacidad de aglutinar y condensar datos con una lógica semántica interna;
d) memoria inmediata de dígitos; e) reproducción de figuras geométricas;
f) aprendizaje de pares asociados. El promedio es análogo al de la escala de
inteligencia de Wechsler o sea, que un Coeficiente de Memoria de 100 — 10, es
normal. Estas pruebas en general, están contaminadas por efectos de coeficiente
intelectual general, por educación, por efectos de angustia, así como por efectos de
merma específica en algún aspecto lingüístico o viso-espacial el cual, sin ser en sí un
defecto de memoria, incide sobre las ejecuciones mnésicas. Por ello, para un primer
abordaje, este tipo de baterías es adecuado, pero cuando se presentan otros déficits,
debe recurrirse a sub-pruebas más específicas.
IV. DESCRIPCIÓN
A. AMNESIAS GENERALIZADAS
1. Amnesia post-traumática
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memorias "olvidadas", las cuales, durante la APT simplemente serían inaccesibles a
la retribución hasta llegar a unos segundos antes del accidente (cuando hay una
recuperación total, obviamente). Artiolay cois., (1980) elaboraron un cuestionario
prospectivo para evaluar la duración de la APT, el cual concuerda en alto grado con
el criterio clínico de neurocirujanos, con la ventaja de que gradúa la recuperación
cuantitativamente. Se trata de que, en sucesivos días, el paciente demuestre no estar
confuso, reconocer a los entrevistadores y recordar una lista de tres palabras (Tabla
VII-1). Durante la mejoría, hay "lagunas" o parches de olvido discontinuos e
inconstantes (las trazas no siempre se recuerdan, siendo a veces accesibles y a veces
inaccesibles). Por esto, rara vez los APT pueden decir cuándo comienzan a
recordar claramente los hechos. Para ello, se ha recurrido a cuestionarios históricos
(fechas, guerras, catástrofes, campeonatos). Crovitz y col., (1979) diseñaron una
tarea en la que presentan palabras y, ante cada una de ellas, el paciente debe emitir
un recuerdo personal y situarlo en el tiempo. Se cree que el APT no evoca recuerdos
del lapso comprendido en uno de los "parches de olvido". Sin embargo, es difícil
comprobar la precisión de! paciente cuando sitúa un recuerdo en el tiempo, por lo
cual esta técnica está en experimentación.
TABLA VII-1
a) Se le presentan 8 fotos que Incluyen las tres del día anterior y 5 nuevas y se le
pide que diga cuáles vio la víspera. Sí falla de nuevo, al día siguiente se le
vuelven a presentar las tres fotos Iniciales y cinco adicionales nuevas.
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b) Si no recuerda el nombre del entrevistador se le suministran dos nombres
adicionales similares fonológicamente (vgr: "Parmenia, Eugenia, Ifige-
nia"). Si el entrevistador ha cambiado, le muestra una foto del primer
entrevistador y le pregunta quién es.
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retención visual a corto término. Se piensa que esto sucedería por un déficit en la
asignación de un código verbal a la secuencia que, inicialmente, no es significativa
(De Renzi y cois., 1981). En tareas auditivas los pacientes izquierdos son inferiores a
los normales en decidir cuál de dos estímulos oyeron primero, como si hubieran
perdido la memoria de las prioridades de entrada (Efron, 1963). Los lesionados
derechos en cambio, muestran déficits para listas de palabras vistas si, en la segunda
presentación, la lista tiene un arreglo espacial diferente al de la primera presentación
(De Renzi y cois., 1981; Kim y cois., 1980), hallazgo que es consonante con la
hipótesis de una predominancia de "memoria espacial" del hemisférico derecho.
3. Amnesia de Korsakoff
Se trata de una espectacular amnesia para hechos recientes con conservación vaga
y a parches de memorias diferidas y preservación de memorias de infancia y de
juventud. Esto, al contrario de las demencias corticales en las que se observa una
merma aproximadamente equivalente de memorias muy remotas o muy recientes
(Albert y cois., 1981). Se diferencia de los estados confusionales por la relativa
integridad de la percepdón y del estado de conciencia, y de las demencias, por una
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relativa integridad de las capacidades intelectuales. Además de la amnesia,
inicialmente se pensó que la confabulación (invento de hechos irreales o pasados
como si fueran del presente) sería característica del cuadro, cosa desmentida
posteriormente. La confabulación se presenta en cualquier cuadro mental
confusional y es más bien un sub-producto del tipo de interrogatorio. Se divide en:
a) confabulación fantástica, en la que los hechos son patentemente irreales y
peregrinos; b) confabulación momentánea, en la que no hay desorientación ni
invención fabulosa, sino olvido de hechos recientes que se "rellenan" a medida que
el interrogatorio es más ceñido. En casos leves de confusión, o de lesiones frontales
y/o temporales, se presenta sólo confabulación momentánea (Narinder y cois.,
1980).
En la amnesia de Korsakoff (AK), la MCP (básicamente normal) es
espectacularmente superior a la MLP. Aunque las experiencias recientes se olvidan,
el condicionamiento clásico es exitoso, (sin recuerdo, empero de las sesiones), según
Weiskrantz y col., (1979) y Winokur y col., (1979). Ya en 1911, Claparéde observó
que, después de haber pinchado con un alfiler a una paciente, ésta no quería darle
la mano al doctor, por temor infundado según la misma paciente, de que éste la
pudiera pinchar. En cambio ya se vio que en la APT, las memorias personales son
las que tienden a decaer; sin embargo, la memoria perceptual, no verbal, se preserva
hasta cierto punto (Crovitz y cois., 1981). En la AK, por otro lado, hay remanentes
de experiencias personales, como lo demuestra un bello estudio de Zola-Morgan y
col., (1980) quienes acompañaron a un AK alcohólico a pasear y comer en el barrio
de su juventud, registrando sus comentarios acerca de su vida de 30 años atrás. En
interrogatorios subsiguientes hasta 6 meses después, el paciente recordaba la salida,
aunque contaminaba recuerdos de su juventud con los de la salida y, a lo último
recordaba pasajes específicos de la visita con los investigadores aunque negaba
haber estado con ellos en dicho barrio. La MCP es normal, porque las intrusiones de
los AK son fonológicas y no semánticas y, a los 20 segundos, los errores son
comparables a los de los controles; en cambio, a los dos minutos, el decremento en
recuerdo es de un 50% (contra un 10% aproximado en los normales). O sea, que los
AK analizan el material fonológica pero no semánticamente y no lo transcodifican y
agrupan lógicamente (Cermak, 1980, 1975). Si la deficiencia radicara sólo en la
transcodificación, los AK deberían mejorar cuando se les indican modos de
agrupación y técnicas mnemónicas asociativas (semánticas o visuales), cosa que
sucede hasta cierto punto, siempre y cuando las claves para memorizar se hallen
presentes en el aprendizaje y en la retribución. Se benefician levemente de técnicas
de "visualización interna" o sea, de claves icónicas (vgr., de la lista:
"elefante-gafas-avión" debe construir una imagen de un elefante con gafas
tomando el avión) según Cermak y col., (1975, 1971) y Cermak y cois., (1980). Por
otro lado, los AK sufren de defectos cognitivos de tipo no mnésico, cosa obvia
puesto que las lesiones son generalizadas e interesan tálamo, sistema límbico, y
lóbulos temporales y frontales.
Como ya se vio, tanto los AK como los APT sufren de defectos en el acceso a
información existente para aplicarla y generaüzarla dentro de un contexto (Kouner y
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cois., 1981). Además, por teoría de detección de señales, se sabe que los AK son
mucho más cautelosos en sus respuestas que los pacientes dementes o confusos, y
muestran una desviación en favor de respuestas falso negativo. Una vez que deciden
haber visto un ítem, es altamente probable que la respuesta sea correcta (Cutting,
1981). Sin embargo, parece que en esto, los AK se asemejan a los normales puesto
que, según Mayes y col., (1981), el ser cauteloso simplemente refleja una traza débil
de memoria, situación ante la cual, tanto el normal como el AK adoptan un criterio
más estricto de respuesta. Sencillamente, en el AK, ello sucedería con mayor
frecuencia.
Surgen pues varias hipótesis, la primera de las cuales supone que el defecto
principal de los AK radicaría en la transformación de MCP a MLP (de superficie,
perceptual, a profundidad, semántica y/o topológica). Esto les impide almacenar el
material en grupos lógicos y económicos en cuanto a cantidad e inter-rdación.
Parece también que, por la lesión misma (eje mamilo-fórnico-hipocámpico-
amigdalar-núdeo dorsomedial del tálamo y por consiguiente, partes básales
frontales), los AK padecen de déficits emocionales, y cognitivos. Mishkin (1979,
1978) propone que no formarían lazos de relaciones entre áreas de asociación
(apreciación de la cualidad del estímulo) y el sistema límbico (apreciación del valor
de refuerzo del lazo estímulo-respuesta). Si las proyecciones a amígdala se
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interrumpen, el valor motivacional y de alertamiento disminuye, hallazgo repetido
en animales con lesiones en corteza inferotemporal que, en los monos, es crítica para
asignarle valor de refuerzo discriminante a estímulos visuales. Los AK presentan
signos comparables: ante condiciones constantes de tarea (claves mnemónicas) y
ambientales (modo de presentación del estímulo), los AK muestran cierto
aprendizaje, pero en cuanto varía el contexto (externo o endógeno), se desorientan,
no reconocen estímulos sobre-aprendidos y su ejecución es nula. Además, si se les
administran tareas reversibles (respuestas diferida alterna; ver capítulo III), son
incapaces de cambiar las contingencias de refuerzo y de ajustarse a las nuevas
estrategias de aprendizaje (ordenar claves temporales) según Oscar-Berman y cois.,
(1982, 1980). Estos autores pusieron a prueba dicha hipótesis al demostrar que los
AK son inferiores a los controles en pruebas de respuestas alternas, a menos que se
introduzcan pausas de tonos o luces o de tiempo diferencial que indiquen el final de
una secuencia y el comienzo de la otra. Ya se vio que estas pruebas son
particularmente sensibles a daño orbito-frontal, de núcleo caudado, de partes
frontales dorsolaterales así como de hipotálamo. Así pues, parece que los déficits
mnésicos y cognitivos de los AK se refieren primordialmente a un inadecuado
funcionamiento de las estructuras que median el sistema límbico y su relación con la
corteza lateral. Además, padecerían de un alertamiento defectuoso para llamar en
memoria los algoritmos de resolución de problemas y de inhibición de respuestas,
característica común a los lesionados frontales.
4. Amnesias globales
230
ausencia de demencia, sugiere que el problema no se "reconoce" y siempre se
resuelve de nuevo (no se llama a memoria el "algoritmo" del problema).
Si las lesiones no son evolutivas, una preservación casi total de las funciones
intelectuales se ha considerado como la norma. Pero Mazzucchi y cois., (1980)
encuentran tras un solo episodio de amnesia global transitoria, una caída
significativa en el C L verbal y en MLP verbal, aunque sin franco deterioro
intelectual general. Esta muestra de 31 pacientes sugiere que las oclusiones de la
cerebral posterior, por alguna razón, afectan más la región de irrigación izquierda.
Tras inyección de amital sódico intracarotídeo unilateral, el 22% de los sujetos
presentaba amnesia global transitoria, después de inyección contralateral en cual-
quier hemisferio (Müner, 1978), con pérdida de memoria verbal. Parece pues, que el
bloqueo súbito de un hemisferio tiende a afectar las funciones mnésicas verbales de
modo inespecífico y generalizado.
5. Paramnesia reduplica ti ve
Este curioso fenómeno fue descrito inicialmente por Pick en 1903 como una
sensación de que tanto los familiares como la propia persona, los lugares, épocas y
los eventos se duplican (o sea, que la paciente reconoce, por ejemplo, al marido,
pero dice que su verdadero marido es "otro"). Sucede ocasionalmente después de
traumatismos cráneo-encefálicos cerrados severos y se acompaña de trastornos en la
integración perceptual (dificultades para discriminar caras y lugares) y en la
integración emocional (apatía semejante a la de ciertos pacientes frontales) así como
desorientación en el tiempo. El pariente relata que todo le parece irreal y que sus
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experiencias actuales son un duplicado de algo que ya le sucedió en otra época. O
sea, parece un fenómeno generalizado de deja vu. Staton y cois., (1982) interpretan
este cuadro como un "sindrome de desconexión" específico de la memoria. En este
caso, el paciente registra y recuerda nueva información. Asimismo, expresa buen
recuerdo de memorias y eventos pasados, pero es incapaz de unir ambos datos,
cotejarlos y diferenciarlos en el tiempo. La desorientación observada sería efecto,
justamente, de una defectuosa discriminación temporal de la prioridad de entrada
en memoria de los eventos, lo cual también es común en los lesionados frontales.
B. AMNESIAS ESPECIFICAS
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cois., 1975). Incluso con práctica masiva, es incapaz de aprender laberintos visuales
o táctiles (Milner, 1965), pero en cambio, muestra una retentiva significativamente
superior al azar en hábitos motores (persecución de blancos). Dos años después, HM
muestra considerable ahorro en el número de ensayos para llegar al criterio, aunque
no recuerda haber visto jamás el aparato de persecudón de blancos (Milner, 1972;
Corkin, 1968). Existen otros dos pacientes extraordinarios que son NA (Teuber y
cois., 1968) y el que describen Speedie y col., (1982), ambos con una lesión
primordial en núcleo dorsomedial del tálamo. NA, además, presenta una lesión en
partes básales de lóbulos frontales por penetración a presión de una lámina de
aluminio por la nariz . En el primer caso, el coeficiente intelectual es superior a la
media y en el segundo caso, se halla en la media; pero los coeficientes de memoria de
ambos sujetos son muy inferiores a sus coeficientes intelectuales. Las funciones
mnésicas más alteradas son las verbales y, en general, el efecto es anterógrado, con
preservación de las memorias pre-mórbidas. Tal como los AK y al contrario de HM,
tanto el paciente NA como el de Speedie pueden beneficiarse de claves de
visualización interna, y, en tareas de reconocimiento múltiple, su ejecución es
normal. Son pues, capaces de almacenar cierto grado de material post-mórbido, con
un déficit selectivo de retribución de las memorias registradas después de la lesión,
particularmente si son de tipo verbal, lo cual probablemente sucede por bloqueo del
acceso a los canales de retribución. Estos tres pacientes, con un déficit prácticamente
constreñido al período post-mórbido, con un buen C L general y con mínima AR
constituyen casos excepcionales de AA pura. De hecho, en clínica cotidiana, lo usual
es observar parches de AR junto con AA y cierto deterioro intelectual.
233
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8
FIGURA VII-1. Dígitos recurrentes de Hebb. En este caso, la primera secuencia de cinco dígitos
corresponde a la capacidad de retención inmediata del individuo. Se presenta a continuación una
serie superior en uno a dicha capacidad. Esta misma serie de seis dígitos se presenta repetidamen-
te, intercalada con dos seríes cambiantes de seis dígitos. Por aprendizaje acumulativo, el sujeto
aprende la serie recurrente.
Cubos de Corsi. Estos cubos se utilizan tanto para determinar la capacidad de memoria inmediata
no verbal como para determinar la capacidad de aprendizaje recurrente no verbal, tal como en la
tarea de Hebb. El muestrario que el sujeto tiene a su vista no lleva los cubos marcados.
(Modificado de Milner, 1973).
234
3. Trastornos de memoria por hipocampectomías derechas
FIGURA VII-2. Figuras recurrentes de Kimura. El sujeto debe observar la primera tarjeta e
«identificarla entre otras diferentes que se le presentan secuendalmente. En la tarea original, los
estímulos recurrentes son ocho tarjetas intercaladas con 81 tarjetas con dibujos abstractos y no
repetidos.
235
contralateral y lesiones extensas afectan ambos oídos (Sherwin y col., 1980). Los
pacientes temporales tienen una MCP normal, pero son altamente susceptibles a la
inhibición proactiva, o al transcurso del tiempo entre la presentación y la evocación
con lo que se observa un decaimiento abrupto de la MLP. Los temporales izquierdos
cometen más falsos positivos en palabras nuevas de la üsta B solamente si éstas se
relacionan de algún modo tangencial con las de la lista A; si no son relacionadas, no
cometen intrusiones ni falsos positivos (al contrario de los AK). Esto sugiere que los
temporales izquierdos codifican semánticamente, pero el acceso a sus memorias es
super-ordinado, no particular y por tanto vago. En cambio, los temporales derechos
tienen una MCP auditiva normal, con menos falsos reconocimientos visuales
semánticos, lo que confirma que el HI, intacto en estos individuos, codifica los
atributos verbales y los agrupa semánticamente (Rausch, 1980). Por su parte, los
temporales derechos se benefician menos que los izquierdos de estrategias
mnemónicas de visualización interna (Jones-Gotman y col., 1978). Los temporales
izquierdos compensarían las fallas semánticas con visuaüzación interna. Por otro
lado, si, en lugar de memoria secuencial, se estudian problemas deductivos (vgr: "A
es más alto que B; B es más alto que C; cuál es el más alto?"), entonces los tempora-
les izquierdos son inferiores a los derechos, incluso cuando se les indica que
"visualicen" las estaturas de A,B y C Curiosamente, ambos grupos de pacientes
informan recurrir a dicha técnica pero los derechos lo hacen más exitosamente
(Read, 1981). La contradicción con el estudio de Jones-Gotman provendría de que
la "visualización interna" en problemas deductivos sería de tipo más abstracto y
más semántico que la requerida en el aprendizaje de listas de palabras concretas de
Jones-Gotman y por tanto, los temporales derechos se beneficiarían del
procesamiento semántico del HI.
C. ANOTACIONES ANATÓMICAS
Hasta el momento se ha subrayado la importancia de los lóbulos temporales en
el registro y/o consolidación de trazas de memoria, así como en la disociación entre
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los diversos registros (MCP, MLP, memoria personal y aprendida, memoria verbal
y no verbal). Clásicamente se considera al eje mamilo-fórnico-hipocámpico critico
para la consolidación y/o retribución de datos (Milner, 1978). Esto, por las
espectaculares AA tras hipocampectomías bilaterales y en las AK, lo cual se atribuía
a degeneración de los cuerpos mamilares y del hipocampo por deficiencia de
tiamina. Así pues, el primer eje considerado como crítico en el paso de MCP a MLP
fue el hipocampo-neocortical (la neo-corteza "solicitaría" la información y las
partes mediales de lóbulos temporales la retribuirían), con una doble codificación
complementaria entre el lóbulo temporal izquierdo y el derecho. Se supuso que el
papel del hipocampo era el de mantener "activa" la memoria solicitada (Milner,
1972). Esta hipótesis presenta un problema intrigante que es la total imposibilidad
de reproducir el sindrome de AA en animales hipocampectomizados bilateralmente;
pero en cambio se ha encontrado cierta semejanza con la AA tras lesiones en el tallo
temporal (eferentes que conectan lóbulos temporales, amígdala y núcleo dorsome-
dial del tálamo) así como en ablaciones de corteza infero-temporal en tareas visuales
(Mishkin, 1978). Clínicamente, es raro disponer de pacientes con estudio
neuropsicológico completo y anatomía patológica post-mortem. De 82 pacientes con
AK y anatomía patológica, todos tenían degeneración en partes dorsomediales del
tálamo y en cuerpos mamilares, pero sólo un porcentaje tenía el hipocampo
lesionado, (Víctor y cois., 1971). Por otro lado, hay ocasionales informes
patológicos que presentan lesiones correspondientes a una encefalopatía de
Wernicke o a una amnesia de Korsakoff, sin signos mentales concomitantes
(Lishman, 1981). Poco después del estudio de Víctor, se perfiló la noción de que, en
toda operación de retribución, la atención interviene de modo crucial a través de un
complejo eje filtrado por el núcleo reticular del tálamo que es el que deja pasar la
información específica. Junto con el núcleo reticular, este eje comprendería cuerpos
mamilares, base de lóbulos frontales, núcleo dorsomedial del tálamo y partes
mediales de lóbulos temporales (Warrington y col., 1982; Heilman, 1977; McEntee,
y col., 1976). Ver diagrama VII-3.
Horel (1978) concluye que la lesión más probable para producir una amnesia
anterógrada o que simule las amnesias "hipocámpicas" sería la destrucción del nú-
cleo dorsomedial del tálamo, que es la más frecuentemente atrofiada en amnésicos
de Korsakoff, independientemente de su etiología (alcohoUsmo, ACV, tumor).
Recientemente, Mair y cois.. (1979) revisan de nuevo los datos, y presentan dos
casos de alcohólicos con AK, extensamente estudiados neuropsicológica y
patológicamente en autopsia. Durante las evaluaciones ninguno de los dos mostraba
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deterioro intelectual considerable (excepto uno de ellos, al final de su vida), pero con
un gran período de AR (30 años). Ninguno mostraba mayor susceptibilidad a
interferencias en MLP y se beneficiaban igualmente de claves mnemónicas de
visualización o de categorización dadas por el experimentador. En ambos casos, la
lesión afectaba el núcleo dorsomedial talámico y los cuerpos mamilares, con
cierta atrofia en lóbulos temporales mediales y algunas estructuras de mesencéfalo.
Concluyen que la lesión mínima para causar una AK es la destrucción de los cuerpos
mamilares y la del núcleo dorsomedial, lo que concuerda con el estudio de Víctor y
cois., (1971) y de Horel (1978) y con el hallazgo de la amnesia anterógrada de N.A.
y del paciente de Speedie (1982) que probablemente afecta partes básales de lóbulos
frontales y núcleo dorsomedial talámico, sin afectar neocorteza. La hipótesis del nú-
cleo dorsomedial como parte crítica en la AK y en parte, de las AA, se sustenta con
las hipótesis de Mishkin con animales y de Heilman y Kinsbourne con humanos: la
consolidación y retribución se daría mediando el eje reticulo-tdencefálico ya
mencionado (Fig. VII-3). De ahí, la semejanza entre muchos de los defectos
cognitivos de los pacientes frontales y de los AK en sus perseveraciones para alternar
de "set" mental (ante diferentes algoritmos), así como en su extremada distractibili-
dad ante estímulos irrelevantes y su dificultad para mantener la constancia de una
operación mental en situaciones cambiantes (externas o endógenas).
Sistema
Vis. límbico
Sistemas 4 Aud.
Som. F. R. Mesencef.*—V"» Lóbulo Parietal
inferior
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