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A partir de la dinámica realizada en el salón de clases donde nos hicieron escribir palabras

referente a pene, vagina, homosexual, coito y vientre nos dimos cuenta que el lenguaje con
el que nos expresamos refleja ideas que están y persisten desde generaciones anteriores
por lo que son parte de nuestra cultura. Algo que muy frecuentemente sucedió, es que las
palabras que utilizamos para referirnos a vagina son palabras relacionadas a objetos que si
bien no son neutros tienden a ser por un lado referentes a pasividad y a algo que recibe.
Pero lo que es referente a pene son palabras que indican algún tipo de artefacto que
infringe violencia. Algo que llamó aún más mi atención fue el ¿por qué cambiarle de nombre
a coito? Las palabras referidas a este acto son aquellas con las que designamos cosas o
actividades comunes que en mi opinión son utilizadas de esta manera ya que en general se
utilizan para minimizar un acto que es natural y fundamental para la reproducción, ya que
las relaciones coitales desde tiempos en los que llegaron las ideas de cristianismo nos han
impedido pensar en este acto como algo natural y no algo por lo que se debe estar
arrepentido u ocultando con designaciones como las que se hicieron en clase, ya que este
tema sigue siendo un tabú.A partir de esto otra pregunta me surge y es ¿Cuáles son las
consecuencias de este uso del lenguaje? Aparentemente se podría pensar que son solo
palabras, pero nos dan cuenta de las relaciones de poder en las que los hombres son los
que ejercen el poder a través del coito sobre las mujeres, y que además que ser mujer es
cosa de nada y que pertenecer a ellas es una ofensa. Por lo que el uso de estas palabras
es cómo ocultar la realidad de México con palabras con una connotación “menos ofensiva”
que al final resulta en lo mismo, el reflejo de una nación que no ha podido cambiar su forma
de ver a las mujeres y todos aquellos que se salen de la “norma”.

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