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LEYENDA Y REALIDAD DEL VAMPIRISMO

A LA LUZ DE LA PALEOPATOLOGÍA IDENTIFICADO


COMO UNA ZOONOSIS ESPECÍFICA

Gómez-Tabanera J M

Antropólogo e Historiador

El asunto a tratar aquí es ciertamente sin- vampiro», designación que ya había toma-
gular, dado que, desde tiempo inmemorial, do carta de naturaleza para denominar a
viene alimentando, toda una serie de aquellas personas significadas en concretas
consejas y reaijdades que, en su mayoría, perversiones y crímenes. Denominación que,
trascienden de cualquier evidencia médica. sin embargo, por extensión, y a partir del
Advertiremos de antemano que, en manera siglo XIX se aplicó asimismo para nominar
alguna se trata de aceptar la existencia de a un presunto espectro animado, ya de hom-
seres más o menos sobrenaturales con po- bre ya de animal, que según tradiciones
deres maléficos, a los que se puedan atribuir milenarias de Eurasia se nutre de la sangre
concretas patologías del ser humano. Tam- de mastozoos vivos, circunstancia que dará
poco se trata de intentar explicar conocidas lugar a su vez a la voz «vampirismo», en
perversiones ni de dar alas a fantasías y sentido metafórica o en una proyección eco-
ficcionalidades que se intentaron corporeizar nómico-moral.
rotundamente, ya en el siglo XIX, sobre todo En el presente discurso, independiente-
tras particulares proyecciones de la llamad2. mente de todo esto es indudable que se im-
«novela gótica» fruto de la literatura román- pone desde un primer momento aclarar con-
tica anglosajona. ceptos en torno a la leyenda y la realidad del
Ello no es obstáculo sin embargo para llamado «vampirismo», teniendo en cuenta
que manifestaciones reales de perversión e el papel primordial que asume en la presen-
insania de distintas individualidades, que tación de los hechos el humor sanguíneo que
vienen conociéndose desde siglos atrás, ha- circulando por las arterias y venas de los ma-
yan dado viabilidad a los conceptos y voces míferos es considerado su flujo vital, con-
«vampiro» y «vampirismo», fuera de su con- virtiéndose en leit motive del tema. Humor,
creto ámbito zoológico, al corresponder la cuya contaminación o infección, mediante
denominación de «vampiro» a un quiróptero, la acción externa, por lo común, mediante
(murciélago), americano, insectívoro y una mordedura o erosión física, la mayoría
hematófago, según nos lo describió. allá en de las veces no deseada o impredecible, pue-
1526 el cronista GonzáloFernández de de ser mal diagnosticada o interpretada de
Oviedo, (1478-1557), .aunque su nombre . acuerdo con tradiciones folklóricas, aparte
específico le fuera dado ya el siglo XVIII, de la presunta transmisibilidad o infección
por los naturalistas galos Buffón y Linneo, del síndrome a que da lugar. Es significati-
quizá recordando al denominado «hombre- vo no obstante que tal creencia subsista des-
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de la misma Prehistoria, muchas veces vin- tes), junto con diversa simbología, expresa-
culada a una presunta hipersexualidad de los da en grafismos, (vulvas, placentas, etc),
afectados. Esto indudablemente ha podido evocando la fecundidad". No cabe sin em-
nutrir durante siglos consejas y leyendas que bargo, extendernos aquí en tales asimilacio-
no tienen nada que ver con la explicación nes, como tampoco insistir en el valor sim-
científica que pueda dárseles a los hechos, bólico que el hombre otorga a la sangre des-
aún cuando a veces haya que buscarla, ya de la fOlja de sus primeros idearios y mitos,
en la paleopsicología ya en la psicología que quizá nutrieron gran parte del llamado
profunda. arte cuaternario a trascender a sucesivas
edades.
Humor sanguinis A este respecto y en relación con el
simbolismo milenario que puede darse al
En manera alguna, al igual que no puede humor sanguíneo, está la palabra
existir la economía sin bienes u objetos que anglosajona leech, que sirve tanto para de-
la motiven, tampoco puede existir el que signar al médico en su acepción tradicional,
cabe denominar «síndrome del vampiro» si como a las sanguijuelas que han venido uti-
no hay hematofagia con sangre, es decir, el lizando los médicos durante milenios. Igno-
humor sanguíneo que fluye por las venas o ramos el porqué de esta asimilación
arterias de un mastozoo vertebrado, parti- filológica que nos remonta a la lingüística
cularmente de un ser humano que es indoeuropea y no nos deja intuir cual pudo
succionado con fines alimentarios o de otro ser la primera asignación del término. Posi-
tipo. blemente ambos se consideren correctamen-
Es obvio que la sangre desde la Edad de te aplicados por una asimilación milenm-la
Piedra asumió para el hombre prehistórico ya notada por L. Thomas que terminaría por
un particular valor, al equipararla con la vida c0nsiderm' la curiosa sinonimia, fruto de la
misma. De aquí que su presunta presencia, relación que puede darse entre la sanguijue-
siquiera simbólica, se busque junto a la y su víctima, (sangre), y las del médico
osamentas vmias que han podido llegm' hasta con su paciente, (también el precio de sus
nosotros en numerosos yacimientos arqueo- servicios y la sangre de su paciente). Recor-
lógicos y en cuevas prehistóricas y, a veces, demos que en algún momento, en Gran Bre-
asociadas a ritos particulares que buscan la taña, los recaudadores de tributos y usure-
perpetuación y regeneración de la vida de ros fueron llamados leeches, en el sentido,
concretas especies animales, cuando no de por supuesto, de sanguijuelas. Asimilación
la vida propia. De aquí que la presumida esta, que quizá tuvo muy en cuenta
experiencia religiosa del hombre paleolíti- Shakespeare, en su celebérrimo «El Mer-
co y los rituales chamanísticos o terapéuti- cader de Venecia».
cos en que pudo quizá expresarse, hoy re- Ideas, elaboraciones y asimilaciones de
construidos en parte, bien o mal, merced a este jaez las encontramos, no obstante, ya
la etnografía comparada, puede dar medida en el mundo protohistórico semita, del que
de nuestra línea argumental. Por otr~ parte, en cierto modo somos legatarios a través del
no cabe sorprenderse al encontrar en algu- Cristianismo. Así en las Sagradas Escritu-
nos yacimientos paleolíticos presuntos ras se presenta claro el tabú judaico de be-
sustitutivos de la sangre. Así elementos mi- ber o consumir sangre. Citemos: en el GÉ-
nerales como el mismo ocre rojo, (hemati- NESIS 9:4 «pero la sangre de su sangre que
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es su vida no la beberás» o en el cidió resucitarle, con lo que un Attis mortal


DEUTERONOMIO 12:,16 y 23, o en el LE- pasará a inmortal y deificado. Los devotos
VÍTICO 3:7; 17:10-14; 19:26, con claras de la Gran Madre vieron en esta «historia
prohibiciones de beber sangre. La razón su- sagrada», de claro origen neolítico, la rela-
prema es que, «la vida de la carne está en la ción existente entre la TielTa y el ciclo anual
sangre» y «es la sangre la que hace expia- vegetativo, por lo que durante la celebración
ción por el alma». de las fiestas a la Gran Madre se sangraban
Por otra parte, en el Viejo Testamento, haciendo votos por la vida. Incluso Apuleyo
encontramos registrados algunos hechos his- registra como, tras saltar y brincar poseídos
tóricos que pueden darnos cierta luz. Así misticamente, gesticulaban violentamente
cuando se nos relata que los ejércitos de Saul con cabeza, manos y pies, acabando por
se mostraron tan ávidos en sojuzgar a los morderse, derramar su propia sangre e in-
filisteos que llevándose sus ganados los de- cluso herirse a cuchilladas en los brazos,
voraron y bebieron su sangre, obligando al (Metamorfosis, Libro VIII, 27). Indudable-
propio Saul a castigarlos, (1 SAMUEL 4:31- mente el flujo sanguíneo derramado expre-
35). El profeta Ezequiel, a su vez, tuvo que saba la evocación en los llamados «miste-
tomar cartas en el asunto, (EZEQUIEL rios de Attis» de la mitología. Sin embargo
33:25). las laceraciones drásticas que se nos descri-
Con el Nuevo Testamento cambia total- ben quizá no tienen por objeto crear un
mente tal concepción, al aceptarse el princi- climax, aún cuando se llegue a hechos
pio de la transustanciación en sangre y car- paroxísmicos como aquel que nos describió
ne de Cristo el pan y el vino que Luciano, d~ un devoto de Attis que fuera de
sacramentalmente consumen los fieles du- si llegó a emascularse con su espada.
rante la celebración del llamado Sacrificio Ya bajo Roma podríamos recordar entre
de la Misa, con el que se conmemora a su otros, ritos tardíos como el del taurobolium
vez el de Cristo, cordero de Dios... vinculados al culto mistérico del dios Mitra,
Pasando nuestras reflexiones en la mito- que en síntesis consistía en la ducha/bautis-
logía greco-romana nos encontramos tam- mo con sangre de un neófito al que se colo-
bién con el principio de considerar a la san- caba bajo un bóvido sacrificado con objeto
gre como sinónimo de vida, por lo que no es de que pudiera prácticamente bañarse en su
de extrañar que en ciertos rituales se incor- sangre. Aquí este sacramento regenerador
pore ya sangre animal, ya sangre humana, viene a significar un nuevo nacimiento y la
mediante particulares sacrificios, que inclu- entrada por el iniciado en una nueva vida,
yen incluso el despedazamiento y absorción limpio de viejas faltas y pecados.
de la víctima. Así Cibeles, la Gran Madre, Por otra parte no es cuestión aquí de ha-
se asocia a Attis en ritos de fertilidad utili- blar del presunto valor, ya místico, ya
zando la sangre como símbolo revitalizador. alimentario de la sangre, que en el curso de
Sabemos que la Gran Madre se prendó del los siglos ha dado lugar a prácticas
pastor.frijio Attis, que fue muerto o se suici- hematofágicas diversas, recogidas por los
dó. Sin embargo, la versión ortodoxa cuenta antropólogos y que para nuestra mentalidad
como el propio Attis, tras ser infiel a la Gran «civilizada» pueden antojarse abominables.
Madre, en un acceso de autoculpabilidad se Así, formas particulares de canibalismo, a
castró, muriendo acto seguido. Cibeles llo- veces con motivación mágica, religiosa o
ró a su amante muerto, pero finalmente de- terapeútica. Su descripción trasciende de mi
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discurso. No obstante cabría recordar autén- duelo o guerra. En Occidente y entre «civi-
ticas abelTaciones en el terreno terapéutico, lizados» sabemos de comunas californianas
no muy lejos quizá de las que practica la de los años setenta en las que el mocerío in-
medicina occidental contemporánea, utili- tegrante llegaba a constituir «clubs» de san-
zando tejidos tegumentosos de fetos anima- gre masculinos que mensualmente se corta-
les malogrados. Práctica más refinada que ban los dedos en acto de solidaridad con el
la de aquellos pueblos «primitivos» en los ciclo menstrual que conocían las chicas, lle-
que la sangre menstrual mezclada con vino vando a cabo, en tal ocasión, prácticas
caliente y azúcar se utiliza como depurativo aberrantes. Sin embargo no cabe suponer que
que sanea la «sangre corrupta de un enfer- a prácticas similares puedan achacarse las
mo». También está el uso de la sangre de improntas de manos mutiladas que se pre-
una virgen, cuando no de pócimas utiliza- sentan a los arqueólogos en las paredes de
das en la brujería tradicional y en cuya com- cuevas de ocupación prehistórica, expresión
posición pueden figurar sudor y sangre posible de una presunta acción ritual para
menstrual de la mujer deseada, mezclada con cuya explicación se han barajado un sinfín
la sangre del solicitante... Sabemos asimis- de teorías ... Por su parte la antropóloga Mary
mo de la sangre utilizada para sellar jura- Douglas recuerda que entre los lelés africa-
mentos, hacer amigos y reafirmar amores, nos no se permiten que ni~guna mujer con
(pactos de sangre), que a veces asumen for- regla, penetre en sus cotos porque espanta-
mas que la ficción llega a atribuir a algún ría la caza. La misma estudiosa recuerda
«vampiro» digno de tal nombre, alentando como un mozo circundado de los Arunta,
supersticiones quizá aún vigentes en la Es- aborígenes australianos, solía recoger en un
paña del Ochocientos, evocadas por el ge- pequeño cuenco la sangre de su operación y
nial pintor/artista Gaya. Mas ¿qué quere- se la enviaba como ofrenda a su madre, quien
mos? No hace aún cincuenta años que, en se la bebía. Por su parte C. Levi Strauss, en
Mosul, el honor familiar se reparaba bebien- Lo crudo y lo cocido recoge algunas histo-
do la sangre de quien lo había mancillado. rias tribales sudamericanas referidas al uso
A este respecto el antropólogo E.S. Droweer y mal uso de la sangre. Y así podríamos con-
ha recogido algunos ejemplos bien signifi- tinuar ad nauseam.
cativos. Más recientemente sabemos de abe-
rraciones similares que han tenido por esce- Esponsales con sangre
nario la guerra de los Balcanes.
Las características del flujo sanguíneo, Trascendiendo del sentido metafórico
su color, viscosiaad, grado térmico, salinidad que pueda darse a la expresión «bodas de
etc, darían lugar a una serie de detalles que sangre», incluso relatos más o menos
no cabe tratar tampoco aquí, aunque esto deje sadomasoquistas mejor o peor urdidos que
por sentado que la sangre se utilice para otros han podido asimismo ser vertidos al cine,
fines más o menos abelTantes que trascien- quizá pueda recordarse a una tal Ornella
den de los que, en un contexto ritual recuer- Balta cuando evoca a un marido bretón,
da Mitchell, (1974), entre los amerindios quien, tras el desfloramiento con la consa-
amahuacos del Perú. De todas formas, en bida sangría en el lecho nupcial infringió una
numerosos pueblos «primitivos», aún vigen- pequeña herida bajo el seno izquierdo de su
tes, la sangre mezclada con arcilla, sirve de esposa, succionándola en el curso de la no-
mágico pigmento a utilizar para pinturas de che, quizá como signo de afección...
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Signos de este jaez, han nutrido el curso de varios siglos a transcurrir entre los
mitologema de las «bodas de sangre,» sua- inicios de la Edad de Bronce, hasta el fin del
vizado en nuestros días con aberraciones Imperio Romano, dan lugar a numerosa ico-
como por ejemplo la película de dibujos «La nografía, a iniciarse quizá a partir de
Bella y la Bestia» de Walt Disney, en reali- Herodoto y en la que se subraya el tema de
dad versión edulcorada del mito de Orfeo, «la bestia carnicera», muy utilizado en el arte
esposo de la ninfa Eurídice, que muere clásico, a representar como un animal feroz,
cruentamente. Orfeo posteriormente será mayormente a un felino o un grifo, (animal
despedazado por las Ménades, instigadas por mítico que con el tiempo pasa a metamor-
Dionisos. Claro está que, a fin de cuentas, fosearse al Tetramorfo bíblico), profiriendo
dicho relato sagrado viene a ser una versión un atroz mordisco en la yugular a su presa,
más del mitologema originario que en la por lo general un ungulado. En el mito hi-
mitología griega nos presenta a Perséfone o perbóreo el atacante muchas veces puede ser
Kore, la hija de Zeus y de Demeter, que rap- identificado como un gulo borealis, (glo-
tada violentamente por su tío Hades es obli- tón), mustélido gigante que en las estepas
gada a morar en el Tártaro o los infiernos, euroasiáticas se presenta de improviso ante
zonas marginales o inferiores de la Tierra, un rebaño y saltando sobre su presa acierta
hasta que, con la mediación de Zeus se lo- en un santiamén a seccionarle la carótida de
gra que Hades acepte que Perséfone pueda un mordisco para acto seguido beber su san-
volver a morar seis meses sobre la tierra, es gre aún viva y humeante.
decir, el mundo exterior, alIado de Demeter, Realidad escalofriante ésta siempre pre-
su madre, retornando durante los otros seis sente en la mente de las gentes integrantes
meses al reino subtelTáneo de su raptor, Ha- de los pueblos euroasiáticos que pudieron
des. Conseja mítica ésta que intenta expli- ser testigos de la misma. No es de extrañar
car etiologicamente el ciclo estacional que que algunas de éstas gentes convirtiesen en
conoce anualmente el paisaje terrestre. A fin totem propio al sanguinario depredador,
de cuentas la misma historia que conocemos (uampir), que pasa así a nutrir diversos re-
en la cuentística tradicional con el nombre latos genealógicos, que fueron recogidos en
de «la Bella Durmiente» parte, hace ya algunos años, por el finado
Podríamos traer a colación aquí mitos estudioso húngaro M. de Ferdinandy, iden-
semejantes aún recordados en distintos pue- tificando al monstruo con el que siglos des-
blos de la tierra, muchos de ellos recogidos pués pudo dar vida en Eurasia «vampiro
por S. Thompson en una investigación hoy errante».
clásica. No obstante los antecedentes indi- El descubrimiento tardío en los inicios
cados, bastan para explicar un mito que los del siglo XVIII y en la Rusia zarista de Pe-
analistas del llamado «vampirismo» nunca dro el Grande de la llamada civilización
tienen en cuenta para explicar los orígenes escita y las consiguientes expediciones de
de un mito que desde su emergencia en las la Academia de Ciencias de San Petesburgo
tradiciones populares protohistóricas se pre- llevadas a cabo para la salvaguarda de las
senta indefectiblemente vinculado a muchas llamadas antigüedades «siberianas» encon-
de las elaboraciones que darán vida al tradas en los kurganes de las estepas pónticas
«mitologema del vampiro». En realidad se y caucásicas, pero también en Siberia, per-
trata de un mito protohistórico escita posi- mitiría el conocimiento de diversas obras de
blemente de origen hiperbóreo, que, en el arte mobiliar, particularmente orfebrería. Se
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trata de figuraciones que, tardíamente, pre- toria y en los dos últimos milenios, haya
sentan el impacto del arte griego, a expre- ocasionado, en nuestra especie, y en sus
sarse en las primeras colonias pónticas de la manifestaciones epidémicas, más de ISO
Hélade, (Sinope, Trebisonda, etc), del siglo millones de muertes. Pero también, otras
VII a.c., algunas de ellas visitadas por zoonoses, transmitidas al ser humano por
Herodoto. En algunos de los documentos de mordedura, entre las que habría que recor-
este arte se presenta ya figurado el «carni- dar la rabia, la estreptobacilosis y alguna otra
cero» en acción, a la vez que otros animales y que alteran el sistema límbico humano. Sus
más o menos fantásticos, muchas veces adu- manifestaciones darán vida a diversas
ciendo propósitos genealógicos, en una po- consejas, tales como las del hombre-lobo,
sesión bestial que no cabe explicarse más que nos 11ega desde la misma Protohistoria,
que con el mitologema aludido de las «bo- pero también la del hombre-vampiro, que
das de sangre». Henos así ante una tradición emerge quizá, como ya se ha dicho, de
al parecer mantenida por alguno de los pue- mitologemas arcáicos. Todas estas creencias
blos escitas que habitaron desde el Altai hasta que se desarro11an muchas veces en virtud
los Cárpatos, durante siglos y que incluso de incorrectas interpretaciones de patologías
pudieron mestizarse con etnias europeas e ya mencionadas, desatan el terror de las gen-
indoeuropeas que se extienden hasta la Eu- tes de toda Europa central y oriental, atribu-
ropa continental durante toda la Edad de los yendo sus manifestaciones a diversos seres
Metales, perpetuándose así, de algún modo, demoníacos, espectros, hombres-lobo y
el mitologema/conseja, del antecesor-totem hombres-vampiro 11egados del más a11á,
que, ávido de sangre, acertaba a degollar a hasta el punto de que, en el umbral de los
su víctima, arrastrándola a su tétrica man- tiempos modernos, el terror insano que pro-
sión, donde cumplía totalmente sus «inno- ducen algunas situaciones que hacen que
bles» fines, entre los que se incluían su po- ernelja la conseja del «vampiro yacente»,
sesión post mortem, pero también quizá su que llegará incluso a profanar tumbas bus-
reanimación cuando le interesaba. cando los presuntos causantes de los males
Simultáneamente a esta presunta recons- que se sufren.
trucción de «mentalidades», basándonos en Domina la superstición y la credibilidad.
una plausible documentación arqueológica De aquí que, es lógico que las gentes se apa-
que, a alguno puede antojarsele fantástica, cigüen, pongamos por caso, al encontrar
es muy posible que durante milenio y me- culpable (7) a un presunto desgraciado sui-
dio concretas tradiciones populares cida cuyo cuerpo sería decapitado, con ob-
euroasiáticas dieran vida a consejas varias, jeto de que no vuelva a macabras andadas y
de resultas de los escasos conocimientos que tras ser devuelto a su tumba, se le entierra
se tenían antaño de las causas productoras y con un perro vivo...
difusoras de enfermedades y patologías que Henos así, ante las primeras manifesta-
hoy se agrupan bajo el nombre genérico de ciones de «vampirismo» en la Europa orien-
zoonosis y que se trasmiten entre los ani- tal. Podríamos traer a colación otras, reco-
males vertebrados y, entre ellos, el hombre. gidas por el médico inglés H. Mayo, refi-
Así la peste, (conocida también como peste riéndose a casos que se dieron en 1731 y
bubónica o peste negra), transmitida por di- 1732, en Meduegnajunto a Belgrado, y que
versas especies de roedores y sus parásitos originaron todo un atestado militar con las
y que, es posible que, en el curso de la His- consiguientes decapitaciones de los presun-
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tos hombre-vampiro, en realidad cadáve- ro. El tema es recogido en España por el P.


res desenterrados para tal objeto. Sin embar- Fray Benito Jerónimo Feijoo en sus Cartas,
go no serían más que «teloneros», pues el (IV, 20), que cautamente hace por coincidir
auténtico protagonismo del affaire terminará con Roma, cuyo pontífice reinante Benedicto
asumiéndolo un tal Arnaldo Paole, mozo li- XIV, al parecer no creía en vampiros, en
cenciado de Kossova, quien muerto en trá- desacuerdo con la iglesia ortodoxa griega
gicas circunstancias, al parecer se que, desde siglos atrás, se enfrentaba al Im-
metamorfoseó en vampiro, ocasionando perio Otomano. Por su parte Samuel
varias víctimas entre las que incluso se con- Johnson, D. Diderot y el mismo E. Burke se
taba ganado vacuno. Al cadáver del tal Paole, mostraban escépticos con respecto a la creen-
según una practica que se había hecho tradi- cia en vampiros. No pasará mucho tiempo
cional, se le clavó una afilada estaca de ma- sin embargo hasta que J.1. Rousseau se nos
dera de abedul en el pecho, traspasándole el presente creyendo en vampiros, de acuerdo
corazón, (selon la coutume de la-has, on lui con una carta dirigida a Christopher de
enfou(:a un pieu a travers le coeur. .. ). Acon- Beaumont. Finalmente la Encyclopedie in-
tinuación el cuerpo sería incinerado y las cluye el tema, tras tildar de absurdo el libro
cenizas dispersadas al viento. Es la primera de Calmet sobre los vampiros.
vez que, en la documentación sobre el géne- Sin embargo la cuestión no habría de
ro, se habla de estacas traspasantes y demás. cerrarse así como así, más al seguir
Como es natural todos estos hechos lo- sucediéndose escalofriantes profanaciones
graron particular difusión en una Europa que de cementerios, con desenterramiento de
empezaba a cultivar «Las Luces», es decir, cadáveres y vejaciones varias. No es de ex-
asumir la llamada Ilustración, por lo que el trañar que intervengan ahora diversas auto-
racionalismo paulatino intentará darles una ridades religiosas de la Europa oriental y el
explicación, a veces de forma un tanto des- asunto preocupe asimismo a diversas casas
hilvanada, como las que ofrece el religioso reinantes. Sabemos también que los hechos
francés Agustín Calmet, Dissertations sur les serían difundidos en Inglaterra, por las mis-
apparitions des anges, des demons et des mas fechas en The Gentleman 's Magazine y
esprits et sur les révénans et vampires de The London Joumal, (1732).
Hongrie, de Boheme, de Moravie et de Hay un relato de viajes de tres ingleses
Silesie, (París, 1746), considerando, entre por los Balcanes, publicacio años después,
otras, presuntas apariciones «espectrales» de donde se volverá a tocar el tema del hom-
los llamados vampiros en la Europa Orien- bre-vampiro, aunque al parecer, no pare-
tal y diversos hechos que habrían de preocu- cen darle excesiva importancia. Sin embar-
par al estamento médico, al trascender de la go, no ocurriría así en el Imperio austro-hún-
mera superstición. El libro originaría polé- garo, donde las posturas más o menos ofi-
micas varias, llegándose a posiciones radi- ciosas adoptadas se reducían a dos: una, ins-
cales que irán desde la negación total del pirada en el sentimiento religioso y por ello
fenómeno, como hace el propio Voltaire, tradicionalista, que atribuía al vampirismo
(1694-1788) en su Dictionnaire una primera base, metafísica, (demoníaca o
Philosophique, (1764), ampliado en 1770, infernal); una segunda, más bien racionalis-
por las Questions sur la Encyclopedie, don- ta, vinculaba al vampirismo con una espe-
de se habla extensamente del tema, negan- cie de fiebre maligna o contagiosa, a una
do a fin de cuentas la existencia del vampi- forma particular de intoxicación e incluso a
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la ingestión de carne de reses enfermas. La ambientes artísticos y literarios en los que


misma emperatriz Maria Teresa llegó a irrumpe el Romanticismo. El propio pintor
preocuparse del tema y G. Van Switen Francisco de Goyajuzgó el tema lo suficien-
protomédico de la soberana, tras un singu- temente morboso para ser abordado en una
lar informe atribuiría la identificación de los genial serie de aguafuertes (Los Caprichos),
presuntos vampiros, (es decir los «vampi- pero también en algún óleo, como su «Vuelo
ros yacentes»), y, entre otras cosas, a la uti- de Brujas», (1798), hoy en la colección de
lización de féretros herméticos en Oltíz-Patiño. En Alemania el polifacético 1. W.
inhumaciones hechas en terrenos helados Goethe, (1749-1832), encuentra fascinante el
que retrasaban la corrupción de los difun- . tema para su poema La novia de Corinto, que
tos. Llegaría incluso a afirmar que el atri- logra escandalizar a muchos. No obstante el
buir a los hombres-vampiro facultades para que introduce realmente el tema en la narra-
metamorfosearse en perros o gatos y alima- tiva romántica será John Polidori, (1795-
ñas varias, a la vez que para aparecerse a los 1821), amigo y médico de cabecera de lord
vivos, era pura fantasía, que cabía atribuir a Byron. Polidori y Byron reunidos en 1816 con
tradiciones folklóricas de raíz pagana que el los esposos Shelley patrocinaron la publica-
vulgo no había olvidado, haciendole adop- ción de la celebérrima novela Frankestein or
tar prácticas defensivas ante los presuntos the Modern Prometeus de Mary Shelley,
vampiros, ya errantes, ya yacentes, que en (1818), relato que precede a The Vampir de
unos sitios son aceptados como realidad y John Polidori, a publicar un año después en
en otros como fantasía o mera entelequia, New Monthly Magazine, de Londres (1819).
cuando no presuntas manifestaciones con- En su elaboración Polidori nos presenta un
sideradas diabólicas. personaje que adolece de una malsana atrac-
Henos así ante un estado de opinión ge- ción a la sangre y a las mordeduras en el cue-
neral que hará factible que hasta 1824, en llo; rasgos que, a partir de ahora, se conside-
Inglaterra, siguiera vigente una ley por la que rarán connaturales de un vampirismo clási-
se disponía que se pudiera traspasar el cora- co. El tema, realmente morboso subyugará al
zón a los suicidas, mediante una estaca agu- vulgo y nutre literatura varia a lo largo de todo
zada. Ello en previsión de lo peor... Queda el siglo XIX, coincidiendo con el auge del
claro que aún no existía, quizá por prejui- Romanticismo y alentando deleznables obras
cios supersticiosos, la práctica de la autop- de ficción como Varney, the vampire, atribui-
sia ante muerte violenta o sospechosa. Sa- do a Thomas Preskett Prest, folletín con nada
bemos también que, años después, un prela- menos que doscientos veinte episodios, por
do de Valaquia recordaba a un sacerdote que el que desfilan un sinfín de heroínas acosa-
«cuando se topa con un cuerpo que merced das por el insaciable Sir Frances Varney. Son
a los oficios del diablo abandona su tumba, los fascículos a denominar «terroríficos
es preciso apelar a los sacerdotes para que peniques», por su espeluznante contenido y
procedan». por venderse por tal precio. Este tipo de pu-
Pese a todo es obvio que en el siglo XIX, blicaciones «basura», entre las que quizá ha-
el vampiro, merced a un doble mecanismo bía que recordar a Carmilla, (1872), del
de proyección de fantasmas y de recreación dublinés Sheridán Le Fanu, que tiene por pro-
de la realidad, -no olvidemos el lema goyesco tagonista a una fémina vampiro, que en nues-
«el sueño de la razón crea monstruos»-, ha tro siglo será resucitada en el llamado Sépti-
logrado ya carta de naturaleza en concretos moArte.
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Todas estas obras preceden a elaboracio- brotó de sus entreabiertos labios y su cuer-
nes ficcionales, más elaboradas, como la fa- po se estremeció retorciéndose con bárba-
mosa de Abrahám/Bram, Stoker, (1847- ras convulsiones, mientras que sus propios
1912), otro dublinés que, tras documentarse dientes se clavaban en sus labios, cubriendo
sobre el tema, apelando a un particular co- la boca con una espuma carmesí mientras
nocimiento del ámbito balcánico y de sus que la sangre brotaba incontenible de su co-
tradiciones, se decide a publicar su novela razón traspasado». A la vez, en el cemente-
Drácula, (1897), en que al parecer se inicia rio en el que Lucy yacía empezaron a pre-
con un recuerdo traumático del propio autor sentarse niños con sospechosas marcas en
durante su niñez. En la misma dará no obs- el cuello.
tante particular categoría literaria al Un tal doctor Van Helsing es quien se
nosferatu de las tradiciones de la Europa encarga en Drácula de introducirnos en el
oriental, hibridándolo con el vampiro que se tema del vampirismo, -Ieit motive de la
alimenta de sangre de jóvenes doncellas y misma,-. Van Helsing se nos presenta como
que, desde ahora, se convierte en un tópico especialista del cerebro humano y sus lesio-
literario, tras rescatar de las catacumbas de nes, citando alguna vez a Charcot. Es inte-
la Historia el nombre del tétrico Vlad Tepes, resante el momento en que Van Helsing, in-
Vlad Dracul, Vlad el Empalador o sin más terrogado por su discípulo sobre el signifi-
Drakula/Dracula, sanguinario príncipe de la cado de lo que está pasando, éste le contesta
Valaquia en el siglo XV, quien por cierto, con otra pregunta: ¿pqedes acaso decirme
aunque se manifestó implacable ante los porqué en Las Pampas y otros parajes hay
otomanos que capturaba y otros enemigos, murciélagos que llegan por la noche y se
a los que empaló, nada tiene de vampiro. Sin ceban con las venas del ganado, y también
embargo Stoker bautizará con su nombre al porqué en algunas islas oceánicas existen
«vampiro tipo» que sitúa en pleno siglo murciélagos que durante el día permanecen
XVIII. pendientes de los árboles, cual si se tratase
Drácula se nos presenta escrita a mane- de frutos o de enormes vainas, para después,
ra de diario y su acción se sitúa entre por la noche volar a los barcos próximos, en
Transilvania y Londres. Desde sus inicios el los que la marinería, impelida por el calor,
libro se presenta en una atmósfera un tanto duerme fuera y la desangran totalmente?».
angustiosa, ambientada con lobos y perros. En su relato Stoker nos presentará al
El llamado Conde Dracula se nos describe vampiro dotado de particulares poderes. Así,
con «dientes blancos, afilados, tras los grue- «maneja los elementos, las tormentas, la nie-
sos labios de una boca que rezuma sangre», bla, los truenos e incluso puede mandar so-
pero también con «una especie de fria son- bre otras ínfimas criaturas, tales como ratas,
risa que descubre unos dientes prominentes». lechuzas, murciélagos, polillas, zorras y lo-
Lucy, mordida por el vampiro, terminará bos». Nos presentará asimismo como pro-
adquiriendo su misma condición y una me- piedad singular del vampiro el no reflejarse
tamorfosis en la que se nos pinta con «un en los espejos, el poder metamorfosearse en
bufido de enojo, al igual que un gato, ojos lobo o en murciélago cuando así lo desee; la
vidriosos y llenos de fuego infernal, faz des- de tener dificultad para cruzar torrenteras;
encajada por la rabia, dientes afilados, y boca rechazo absoluto al ajo y !llas cosas sagra-
sensual y sanguinolenta» al traspasar su ca- das o benditas, a las rosáceas y desde luego
dáver con una estaca «un tremendo alarido a la luz del día. Y ¿para qué seguir? Solo
318 Gómez-Tabanera

recordar que el Drácula de Stoker fue un ma que creen ser verdaderamente animales
best-seller durante años y que a la muerte de y de esta forma, tirándose al suelo, como
su autor iba por su 9" edición. cualquier bestia, caminan a cuatro patas, sir-
viéndose también de las manos para andar».
Un recuerdo para ellicantropo Esta «locura lobera» o «locura imitativa»
u hombre lobo puede llevarles a matar e incluso a la antro-
pofagia, terminando a menudo en una muerte
Paralelamente al auge que en el mundo naturalmente atroz, si antes el brujo no es
ficcional alcanza el vampiro ya a finales del condenado a la hoguera.
pasado siglo e inicios del presente, cabe re- La licantropía nutriría, durante siglos,
cordar otra conseja que en cierto modo se ingente bibliografía en el terreno de la mito-
presenta un tanto allegada al «vampirismo», logía, el folklore, la hechicería y la insania.
dadas las particulares coincidencias entre el Se ha llegado a registrar entre muchos pue-
«mal del vampiro», tal como se nos detalla- blos «primitivos» del Viejo Mundo y del
rá en múltiples fuentes, y la acción dellla- Nuevo. Así, los hombres-pantera de la sec-
mado hombre-lobo, -a equiparar con un ta Mau Mau, que intentó, hace medio siglo,
«vampiro errante»-, cuya existencia, parti- mediante un terrorismo salvaje y criminal,
cularmente en el mundo rural, se hizo tópi- independizar a Kenia del Imperio Británi-
ca en todo el Viejo Mundo, asociando mu- co. Cabría recordar también los llamados
chas veces sus ataques a personas y anima- hombres-jaguar de las civilizaciones pre-
les que, por diversas causas, contraerán la colombinas, y otras manifestaciones en dis-
rabia, mal para el que, hasta el pasado si- tintos lugares del mundo que ponen de ma-
glo, no se conocía remedio alguno, pero que, nifiesto «el animalismo del alma». Sobre el
por sus síntomas, cabía asociar indefectible- tema podríamos traer a colación páginas se-
mente con los del «mal del vampiro». Esta ñe'ras, como las que le dedicaron los
circunstancia nos obliga a hacer aquí un in- antropólogos R. Eisler o M. Summers. Por
ciso para hablar del llamado licántropo u ello, la historia de la licantropía, se nos pre-
hombre-lobo, el tristemente famoso loup- senta un tanto más coherente que la del
garou de los franceses, a fin de cuentas un vampirismo, más bien desangelada, pese a
hombre endemoniado que cuando se le an- que como ya hemos dicho cabe vislumbrar
tojaba, casi siempre de acuerdo con las fa- sus orígenes en la Protohistoria euroasiática.
ses de la luna, podía cambiarse en lobo y No obstante el conocimiento histórico de la
llevar a cabo las mayores atrocidades y licantropía quizá pueda iniciarse evocando
carnicerías. a divinidades-lobo como las que influirán en
En realidad la llamada licantropía, que instituciones castrenses y paramilitares de
fue objeto ya de un sesudo tratado, De la toda la Historia, desde Lacedemonia hasta
Lycanthropie (1615) por parte del doctor de el III Reich... Indudablemente en muchos
Nynauld, -un médico francés-, se conside- aspectos no puede separarse de la historia
raba como «una enfermedad por la que un de la hechicería, al presentarse como una
hombre se cree metamorfoseado en lobo». forma más de alienación mental de tanto o
Este hombre muchas veces es un brujo, por más interés para los neurólogos que el
lo que añade: «los sentidos interiores de los vampirismo propiamente dicho.
brujos son engañados merced a su excita- Tenemos por ejemplo a los clásicos
ción, mediante ungüentos y pócimas, de for- Herodoto y Plinio recordando a los hom-
Salud, Enfermedad y Muerte en el Pasado 319

bres-Iobo. El primero al evocar a los Neuros sentaba gris y silencioso como un fantasma,
del ámbito escita que, en ciertos días del año, cuyos ojos despedían reflejos rojos, ilumi-
podían metamorfosearse en lobos. Por su nados por una hoguera y verde amarillentos
parte Plinio habla de los hombres de la raza a la luz de la luna. No es raro que diera lugar
de Antheo que se convirtieron en lobo... a fantasías y elucubraciones tan grandes
Sabemos, por otra parte, que en Grecia como las que nutrieron la leyenda del
el culto a los dioses-lobos dio lugar a cofra- vampirismo y que incluso S. Baring Gould,
días de varones que, convertidos en fieras, en su famoso Book ofWere-wolves Being an
practicaron una antropofagia ritual obliga- Account of a Terrible superstition, (1865),
toria, cambiándoles en auténticas fieras. llegase a sostener que si la conseja persistía
Entre los lacedemonios, como rito de inicia- en todas partes y en todas las épocas debía
ción, los mozos debían asumir una existen- basarse en hechos, a la vez que aseguraba
cia de lobeznos, viviendo ocultos merced a que media humanidad «cree o ha creído en
la depredación y matando hilotas, (gentes de los hombres-lobo», idea que harán suya in-
clase inferior). Esta forma de «cofradía mi- cluso autores del presente siglo, tras repasar
litar» se dio asimismo entre los indoiranos, centenares de tradiciones y sucedidos en toda
cuya iniciación como jóvenes para la guelTa Europa en el curso de la Historia, a veces
los cambiará en fieras. Entre los mismos adobados con aportaciones del mismo in-
germanos, los guerreros, eran llamados consciente humano.
berserkir, vocablo que viene de bear sark Hoy sabemos que durante el siglo XVI
o «bearskin», aludiendo a la pierde oso con se dieron flagrantes casos de licantropía en
que se cubrían, denominándose a si mismos toda Europa. En 1587, en su Demonomanie
como ÚlfhMhnar, guerreros-lobos. Situa- des sorciers Bodino asocia la licantropía a
ciones similares han sido observadas por los uno de los más trágicos episodios de la his-
antropólogos entre sociedades secretas afri- toria procesal de la hechicería en los siglos
canas y amerindias, que practicaron la an- XVI y XVII, con casos espeluznantes que,
tropofagia ritual. En la Europa nórdica pasó al parecer, se dieron un siglo antes, en 1484,
algo igual: guerreros identificandose con el tras la publicación de la Bula Summis
lobo, tras comportarse fieramente llegaban desiderantes afecctimus del Papa Inocencio
hasta el canibalismo. Su transformación VIII, que nos impone sobre una oscura ideo-
«mágica» en hombre-lobolloup-garou, se logía a perpetuarse siglo tras siglo, en nu-
conseguía tras orgías estáticas en las que se merosos tratados inaugurados con la publi-
vestían con pieles de lobo. cación de Le marteau des sorcieres, con
Hoyes difícil imaginar el terror que el alucinantes afirmaciones hechas bajo la au-
lobo inspiró a nuestros antepasados hasta toridad de San Agustín y Santo Tomás (?).
bien entrado el Medioevo, particularmente No es de extrañar que perviva así, du-
en el N. de Europa, donde el lobo constitu- rante siglos, la creencia en la licantropía
yó siempre un enemigo mortal odiado y te- prácticamente nuestros días. Esta creencia,
mido por sus cruentas depredaciones entre mantenida en toda la franja occidental de la
el ganado y sus ataques a los seres huma- Península Ibérica, -incluyendo Portugal y
nos. El horror se intensifica si se piensa que diversos ámbitos españoles vecinos, desde
el lobo era un animal de cuya etología se Galicia hasta Extremadura-, se refiera con-
desconocía practicamente todo. Solo se sa- cretamente al lobishome que incluso se
bía de sus hábitos nocturnos y que se pre- manifiesta en las Asturias, y que nutrirán
320 Gómez-Tabane ra

sugestivamente todo el un legendario folkló- quiropteros, puede sacarse punta a los he-
rico recogido sabiamente por V. Risco, F. chos. Más, teniendo en cuenta la extensión
Moran y otros. Legendario que, en muchas que logró la rabia en toda la Europa del Este,
ocasiones asocia allobishome con el diablo durante los siglos XVII YXVIII, coincidien-
o con algún hechicero, cuando no le reduce do inicialmente con las hostilidades perma-
a un presunto hombre-lobo que, si no es un nentes mantenidas entre los ejércitos
«lunático», es algún desgraciado contagia- austriacos y otomanos, en una extensa zona
do por la rabia. balcánica que incluye parte de Servia,
Henos así ante un sinfín de consejas, le- Transilvania, Moldavia y Valaquia, ámbitos
yendas y cuentos populares de inspiración y territoriales en los que, se hacen coincidir o
derivaciones varias, y entre los que podría- convivir, merced a los hechos. Pero también
mos recordar aquí el celebérrimo cuento de merced a consejas varias sobre licantropía y
Caperucita Roja, difundido por toda Euro- vampirismo, asociadas a manifestaciones
pa en el siglo XVIII desde la vecina Francia epidémicas de rabia, ya a principios del si-
yen el que, de forma solapada se nos comu- glo XIX, coincidiendo con las guerras
nica el problema que constituía para el mun- napoleónicas y su difusión, por entonces,
do rural una alimaña como el lobo, cuya ex- mediante la zorra colorada. Nadie, sin em-
tinción se inicia prácticamente tras la Pri- bargo, sabría asociar los hechos.
mera Guena Europea. Extinción que, a su
vez, tras el relativo conocimiento que se ha Devanando la madeja
logrado ya de los orígenes de la rabia, hará
incluso levantar la guardia en el sentido de Cabe plantearnos ahora la pregunta de
que tal zoonosis es aún objeto de preocupa- cómo hace casi tres siglos no llegó a
ción para la salud pública, dado que existen ocurrírsele a cualquier médico ilustrado, o
otras alimañas además del lobo, como el un tanto sagaz, que muy bien pudiera existir
zorro, el turón, el gato cerval, el glotón y una identidad epidemiológica entre las
mustélidos varios, al igual que quirópteros mordeduras sujetas a diagnósis y tratamien-
o murciélagos que pueden transmitirla sin to producidas, ya por animales infectados o
más. En realidad Europa conoce aún hoy, no, ya por presuntos vampiros. Hay que te-
para su mal, la rabia animal, difundida por ner en cuenta, que las primeras informacio-
la zorra, (Vulpes vulpes L.). El foco de la nes que se publican, sobre los llamados vam-
epizootia actual habría que buscarlo al Sur piros, aparecen en un periódico parisino, (Le
de Gdansk, (antiguao Danzig), hacia 1939, Mercure Galant), en mayo de 1693,
como secuela de una infección llegada del insistiendose un año después en el tema, y
Artico. Desde entonces la rabia se extende- que las primeras consideraciones, en torno
rá por concretos lugares del continente, lo- a la posible relación entre vampirismo y ra-
grando cruzar el Elba en 1950, el Rhin en bia, se harán en Holanda en 1773, en el Heb-
1960 y la frontera franco-alemana 1968. Hoy domadario Le Glaneur historique... , por un
de Europa solo la Península Ibérica, Islas tal J.B. de la Varenne, (La Haya, 23 de abril
Británicas, el escudo escandinavo y Bulgaria de 1773)
se encuentran libres de rabia, pese a que sea De todas formas, pasando por alto este
la zoonosis viral más difundida en Europa. hecho, pero también fantasías y
Teniendo en cuenta los hechos y también lucubraciones varias que pudieron darse en
que la rabia puede ser transmitida por el universo de la medicina, que indudable-
Salud, Enfermedad y Muerte en el Pasado 321

mente, en un primer momento no se creyó premios en metálico para quien encontrase


contagioso el «humor hémico» producto su mejor tratamiento. El asunto llegó a pre-
contaminado por las mordeduras entre hu- ocupar a monarcas ilustrados y a conspicuos
manos, aunque si, el producido por lobos, enciclopedistas. Así a D' Alembert, quien lle-
alimañas y murciélagos, a la vez que pen'os gó a pedir a Federico II de Prusia un «reme-
pastores. En realidad nadie imaginó que la dio-milagro» para la rabia, que, al parecer,
rabia pudiera transmitirse, por humanos ni ya se había utilizado con éxito en su reino,
por otros mastozoos. Lo más, y por lo que petición a la que accedió gustoso el sobera-
respecta a sus síntomas entre humanos, se la no prusiano, a la vez que proponía, un tanto
concibió, al decir Andry, como «una enfer- burlonamente, que se administrase el reme-
medad convulsiva y espasmódica que acaba dio, nada menos que al Parlamento inglés,
ordinariamente con un delirio feroz; este «dado que parece haber sido mordido por
delirio vuelve por accesos y entonces los un perro rabioso». Por los mismos años,
enfermos se lanzan sobre los que los rodean, (1786), el español Piñera publica su Diser-
los escupen a la cara, los muerden y los des- tación acerca de la rabia que será presenta-
garran a modo de fieras feroces». da y discutida en la Real Academia de Me-
De todas formas, es evidente que, desde dicina de Madrid. Algo parecido hace Raguer
Dios sabe cuando, un campesino lúcido po- en Barcelona.
día intuir cuando la rabia había afectado, no Es obvio, no obstante, que lo que en el
solo a sus canes sino también a otros anima- Siglo de las Luces se llegó a saber sobre la
les e incluso a sus congéneres, aunque nun- rabia dista mucho de lo que hoy conocemos,
ca se le ocurriera relacionarla con el más, tras los naturales avances en virología
vampirismo. Ello porque la rabia en si, y a lograr ya a finales del siglo XIX. Por en-
desde el siglo XVIII ya era diagnosticada tonces parecían dominar opiniones metafí-
en numerosos lugares y ciudades de Fran- sicas o espiritualistas, proclives incluso al
cia, Alemania, Italia, Gran Bretaña, Suiza y exorcismo.
España, sin tener que achacarla a mordeduras Todo esto es harto significativo, tanto
de maléficos hombres-lobo, y al respecto se más cuando el médico que se decía cristia-
habían promulgado Ordenanzas y Bandos. no pretendía diagnosticar, ya en un campo
No ocurriría así con el vampirismo, de cuya que hoy consideramos parejo, un «mal del
existencia más o menos fabulosa se venía vampiro», sin pensar, como hoy ya sabemos,
hablando un tanto quedamente, de la misma que al igual que la rabia, podría haberse pro-
forma que, hace un decenio, se hablaba en- ducido por trastornos del sistema límbico.
tre nosotros del S.I.D.A., hoy considerado No obstante, bueno es decirlo, la mayoría
el más implacable desafío médico de nues- de los tratadistas como único remedio ante
tro siglo. el presunto «mal del vampiro», recomenda-
Sabemos también que, las Ordenanzas ban limpiar y cauterizar la herida de la pre-
contra la rabia, llegaron a incluir a gatos, y sunta mordedura, (es decir un tratamiento
entre éstos, a veces, y un tanto parejo al que, los españoles al llegar a Amé-
surrealisticamente... a los de color negro. rica, habían aprendido de los indios para tra-
Asimismo, que la amenaza de la rabia mo- tar la mordedura de un. murciélago). Inde-
vería a más de una Academia de Medicina a pendientemente de ello, cabe señalar que
pronunciarse, en torno a los métodos tera- muchos médicos europeos optaron por tra-
péuticos a utilizar. También que se ofrecían tamientos improvisados, tras diagnosticar
322 Gómez-Tabanera

erróneamente las causas, incluso equiparan- Cela en su magistral novela La Familia de


do el mal con la epilepsia, la porfiria y di- Pascual Duarte.
versas enfermedades mentales, (que podían Por todo lo expuesto es evidente que la
achacarse a influencias malignas diversas). hilación entre «mal del vampiro» y rabia es
Así, el mismo tétanos. consecuencia de los avances virológicos lo-
Todavía en 1832 J.A. Balcells y Camps, grados y, por ende, una adquisición recien-
boticario honorario del Rey Fernándo VII, te, no digerida totalmente por tratadistas es-
en una curiosa Memoria que ha llegado has- pañoles y extranjeros, y mucho menos aún,
ta nosotros y que hoy tildaríamos de mera por la literatura ficcional, dominada por una
charlatanería, atribuyó, no solo la infeccio- pléyade de escritores que, desde el pasado
nes en general y el contagio en particular, siglo, como ya hemos visto, han venido
sino también muchas enfermedades y su pergeñando un sinfín de relatos, mejor o peor
transmisión a motivaciones que no tienen construidos, -que hoy integraríamos, en su
nada que ver con la medicina. mayoría y sin contemplaciones, en la llama-
Tal será el panorama por el que transcu- da pulp-fiction-, centrados en hombres-lobo
rre casi todo el siglo XIX, sin avanzar ape- y vampiros. Cabe anotar aquí, y en la mis-
nas en el conocimiento de la transmisión ma línea, una singular curiosidad: la voz
rábica, aún cuando se barajasen las más pe- vamp, -diminutivo de mujer vampiro o
regrinas teorías sobre la misma. Tendría que vampiresa-, empezaría a ponerse en circu-
llegar, en 1885, el descubrimiento del fran- lación hacia 1913, para lanzar a una actriz
cés Louis Pasteur, y en consecuencia la pri- cinematográfica que empieza a hacerse co-
mera vacunación antirrábica, para que se nocer en el llamado Séptimo Arte, de nom-
hiciera la luz. A partir de entonces, y en Es- bre artístico Theda Bara, (anagrama de
paña tras los trabajos y publicaciones de J. «Qarab Death» muerte árabe). Dicha «es-
Fen·an, (1889 passin), empezarían a deste- tI:ella» debutó en la película A Fool There
rrarse diversas prácticas supersticiosas que, Was, en la que, por vez primera se dice: «¡bé-
no obstante, habrían de mantenerse, durante same tonto!», apareciendo la actriz, fotogra-
lustros, en el medio rural, particularmente fiada en actitudes singulares, entre ellas una,
entre saludadores y curanderos, que muchas inclinada sobre un esqueleto masculino. En
veces alentaban piadosas devociones. Entre 1916 presentaría The Kiss of the Vampire
estas prácticas, cabe recordar, la sangría pro- ganándose así, la fama universal de «vam-
piamente dicha, pero también la ingestión piresa», en el sentido de que gozaba destru-
de sangre fresca; curaciones varias utilizan- yendo a los hombres, moral y materialmen-
do el ajo, cebollas y puerros; infusiones de te, mofándose acto seguido de sus víctimas.
raíces de escaramujo o de rosal silvestre; El tipo hará furor en el Séptimo Arte, con un
productos minerales varios; quinina, sinfín de seguidoras entre las que, la más
belladona, e incluso baños termales. A ve- célebre quizá, fue Marlene Dietrich, con
ces, cuando se desahuciaba al enfermo, se El angel azul.
llegaba a la eutanasia sin contemplaciones.
En esta línea de recuerdos podíamos traer a Final
colación el de un caso alucinante, a datar más
de medio siglo atrás, describiendo las últi- Para terminar, y volviendo al terreno de
mas horas de un hombre atacado con rabia la medicina, cabe recordar que, con nuestro
furiosa, que habrá de recoger Camilo José siglo y los avances en el campo de la
Salud, Enfermedad y Muerte en el Pasado 323

virología, pero también en el de la neurolo- bién en la fecundidad por la muerte. Algo


gía, parece ya aclarada la identidad de los que se ve patente en muchas deidades y per-
rabdovirus que caracterizan, ya el «mal del sonajes de la mitología antigua. Así, cuando
vampiro», ya la rabia, en cuya transmisión una diosa toma un amante para destruirle,
de persona a persona juegan un papel im- por lo que aceptar su amor significa fatal-
portante los posibles contactos, mediante mente la muerte, pero rechazarlo también.
saliva y otros fluidos, heridas abiertas, mem- He aquí las mistéricas «bodas de sangre»,
branas mucosas y secreciones respiratorias... ya aludidas, que quizá nos reflejan, no solo
A este respecto son fundamentales para los el arte escita, sino también mitologemas va-
últimos años, los planteamientos de Gastaut rios que han llegado hasta nosotros como el
y Miletto, (1955), del británico C. Kaplan, del licántropo o el del vampiro, con la in-
(1977), y del virólogo también inglés David fección mortal que supone todo contacto con
Garwes, (1981). A la aportación de éste úl- uno u otro monstruo, o con cualquier otro.
timo, un tanto aleatoria, ya que sus teorías Podríamos extendernos mucho más sobre el
fueron publicadas, -ignorándolo el mismo particular, retrocediendo a la leyenda de los
autor-, por el publicista americano B.J. siglos hasta la era paleolítica, en cuyo arte
Hurwood, (1981) habría que sumar, para rupestre algunos han querido ver una inter-
hacer historia de la leyenda del vampirismo, pretación dual del mundo, con la intuición
las del folklorista rumano Jan L. Perkowski, de Lo Masculino y Lo Femenino. Interpre-
(1982), coetáneas a diversos escritos del tación que, desde hace algunos años, sería
neurólogo español Juan Gómez Alonso, sugerida por el filósofo e historiador mar-
(1982 passim), cuya tesis doctoral en la xista del arte Max Raphael, y acto seguido
Universidad Complutense de Madrid, publi- por Annette Laming-Emperaire y A. Leroi-
cada en 1991 logrará particular resonancia Gourham, cuyas teorizaciones estructu-
en la comunidad académica, más, tras ser ralistas habrán de ser recogidas por diver-
galardonada por la Asociación de Neurólo- sos epígonos a los que hoy debemos parti-
gos Británicos. culares avances en la interpretación dellla-
Por todo ello nuestra personal aportación mado arte rupestre cuaternario.
a este Congreso es quizá, el intentar fechar,
más allá de la historia escrita, nada menos Bibliografía
que 8000 años a.c., quizá en el Neolítico,
con el nacimiento y transmisión de mitos que Anónimo (1770) Mémoire sur la destruction
trascenderán en jirones, hasta la misma An- des loups. París, Imprimerie royale.
tigüedad Clásica. Entre estos, ¡cómo no!, BALCELLS y CAMPS, 1. A. (1832) Memoriafí-
sustentados en supersiciones varias, los sica-química aplicada a la Medicina so-
mitologemas del licántropo y del vampiro, bre la infección en general y sobre el con-
a configurarse quizá en un «orden tagio en particular. Impr. J. Torner. Bar-
chamánico» en todo el ámbito euroasiático, celona.
tras presentar a una bestia depredadora e in- BARBER, p. (1988) Vampires, burial and
fernal, -ya el gulo borealis, ya cualquier otra death. Folklore and reality. Yale
fiera-, poseedores poderes sobrenaturales y University Press. New Haven.
demoníacos, en la que se pueden manifestar BARRAQUER BORDAS, L. (1955) Fisiología y
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