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Gómez-Tabanera J M
Antropólogo e Historiador
El asunto a tratar aquí es ciertamente sin- vampiro», designación que ya había toma-
gular, dado que, desde tiempo inmemorial, do carta de naturaleza para denominar a
viene alimentando, toda una serie de aquellas personas significadas en concretas
consejas y reaijdades que, en su mayoría, perversiones y crímenes. Denominación que,
trascienden de cualquier evidencia médica. sin embargo, por extensión, y a partir del
Advertiremos de antemano que, en manera siglo XIX se aplicó asimismo para nominar
alguna se trata de aceptar la existencia de a un presunto espectro animado, ya de hom-
seres más o menos sobrenaturales con po- bre ya de animal, que según tradiciones
deres maléficos, a los que se puedan atribuir milenarias de Eurasia se nutre de la sangre
concretas patologías del ser humano. Tam- de mastozoos vivos, circunstancia que dará
poco se trata de intentar explicar conocidas lugar a su vez a la voz «vampirismo», en
perversiones ni de dar alas a fantasías y sentido metafórica o en una proyección eco-
ficcionalidades que se intentaron corporeizar nómico-moral.
rotundamente, ya en el siglo XIX, sobre todo En el presente discurso, independiente-
tras particulares proyecciones de la llamad2. mente de todo esto es indudable que se im-
«novela gótica» fruto de la literatura román- pone desde un primer momento aclarar con-
tica anglosajona. ceptos en torno a la leyenda y la realidad del
Ello no es obstáculo sin embargo para llamado «vampirismo», teniendo en cuenta
que manifestaciones reales de perversión e el papel primordial que asume en la presen-
insania de distintas individualidades, que tación de los hechos el humor sanguíneo que
vienen conociéndose desde siglos atrás, ha- circulando por las arterias y venas de los ma-
yan dado viabilidad a los conceptos y voces míferos es considerado su flujo vital, con-
«vampiro» y «vampirismo», fuera de su con- virtiéndose en leit motive del tema. Humor,
creto ámbito zoológico, al corresponder la cuya contaminación o infección, mediante
denominación de «vampiro» a un quiróptero, la acción externa, por lo común, mediante
(murciélago), americano, insectívoro y una mordedura o erosión física, la mayoría
hematófago, según nos lo describió. allá en de las veces no deseada o impredecible, pue-
1526 el cronista GonzáloFernández de de ser mal diagnosticada o interpretada de
Oviedo, (1478-1557), .aunque su nombre . acuerdo con tradiciones folklóricas, aparte
específico le fuera dado ya el siglo XVIII, de la presunta transmisibilidad o infección
por los naturalistas galos Buffón y Linneo, del síndrome a que da lugar. Es significati-
quizá recordando al denominado «hombre- vo no obstante que tal creencia subsista des-
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de la misma Prehistoria, muchas veces vin- tes), junto con diversa simbología, expresa-
culada a una presunta hipersexualidad de los da en grafismos, (vulvas, placentas, etc),
afectados. Esto indudablemente ha podido evocando la fecundidad". No cabe sin em-
nutrir durante siglos consejas y leyendas que bargo, extendernos aquí en tales asimilacio-
no tienen nada que ver con la explicación nes, como tampoco insistir en el valor sim-
científica que pueda dárseles a los hechos, bólico que el hombre otorga a la sangre des-
aún cuando a veces haya que buscarla, ya de la fOlja de sus primeros idearios y mitos,
en la paleopsicología ya en la psicología que quizá nutrieron gran parte del llamado
profunda. arte cuaternario a trascender a sucesivas
edades.
Humor sanguinis A este respecto y en relación con el
simbolismo milenario que puede darse al
En manera alguna, al igual que no puede humor sanguíneo, está la palabra
existir la economía sin bienes u objetos que anglosajona leech, que sirve tanto para de-
la motiven, tampoco puede existir el que signar al médico en su acepción tradicional,
cabe denominar «síndrome del vampiro» si como a las sanguijuelas que han venido uti-
no hay hematofagia con sangre, es decir, el lizando los médicos durante milenios. Igno-
humor sanguíneo que fluye por las venas o ramos el porqué de esta asimilación
arterias de un mastozoo vertebrado, parti- filológica que nos remonta a la lingüística
cularmente de un ser humano que es indoeuropea y no nos deja intuir cual pudo
succionado con fines alimentarios o de otro ser la primera asignación del término. Posi-
tipo. blemente ambos se consideren correctamen-
Es obvio que la sangre desde la Edad de te aplicados por una asimilación milenm-la
Piedra asumió para el hombre prehistórico ya notada por L. Thomas que terminaría por
un particular valor, al equipararla con la vida c0nsiderm' la curiosa sinonimia, fruto de la
misma. De aquí que su presunta presencia, relación que puede darse entre la sanguijue-
siquiera simbólica, se busque junto a la y su víctima, (sangre), y las del médico
osamentas vmias que han podido llegm' hasta con su paciente, (también el precio de sus
nosotros en numerosos yacimientos arqueo- servicios y la sangre de su paciente). Recor-
lógicos y en cuevas prehistóricas y, a veces, demos que en algún momento, en Gran Bre-
asociadas a ritos particulares que buscan la taña, los recaudadores de tributos y usure-
perpetuación y regeneración de la vida de ros fueron llamados leeches, en el sentido,
concretas especies animales, cuando no de por supuesto, de sanguijuelas. Asimilación
la vida propia. De aquí que la presumida esta, que quizá tuvo muy en cuenta
experiencia religiosa del hombre paleolíti- Shakespeare, en su celebérrimo «El Mer-
co y los rituales chamanísticos o terapéuti- cader de Venecia».
cos en que pudo quizá expresarse, hoy re- Ideas, elaboraciones y asimilaciones de
construidos en parte, bien o mal, merced a este jaez las encontramos, no obstante, ya
la etnografía comparada, puede dar medida en el mundo protohistórico semita, del que
de nuestra línea argumental. Por otr~ parte, en cierto modo somos legatarios a través del
no cabe sorprenderse al encontrar en algu- Cristianismo. Así en las Sagradas Escritu-
nos yacimientos paleolíticos presuntos ras se presenta claro el tabú judaico de be-
sustitutivos de la sangre. Así elementos mi- ber o consumir sangre. Citemos: en el GÉ-
nerales como el mismo ocre rojo, (hemati- NESIS 9:4 «pero la sangre de su sangre que
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discurso. No obstante cabría recordar autén- duelo o guerra. En Occidente y entre «civi-
ticas abelTaciones en el terreno terapéutico, lizados» sabemos de comunas californianas
no muy lejos quizá de las que practica la de los años setenta en las que el mocerío in-
medicina occidental contemporánea, utili- tegrante llegaba a constituir «clubs» de san-
zando tejidos tegumentosos de fetos anima- gre masculinos que mensualmente se corta-
les malogrados. Práctica más refinada que ban los dedos en acto de solidaridad con el
la de aquellos pueblos «primitivos» en los ciclo menstrual que conocían las chicas, lle-
que la sangre menstrual mezclada con vino vando a cabo, en tal ocasión, prácticas
caliente y azúcar se utiliza como depurativo aberrantes. Sin embargo no cabe suponer que
que sanea la «sangre corrupta de un enfer- a prácticas similares puedan achacarse las
mo». También está el uso de la sangre de improntas de manos mutiladas que se pre-
una virgen, cuando no de pócimas utiliza- sentan a los arqueólogos en las paredes de
das en la brujería tradicional y en cuya com- cuevas de ocupación prehistórica, expresión
posición pueden figurar sudor y sangre posible de una presunta acción ritual para
menstrual de la mujer deseada, mezclada con cuya explicación se han barajado un sinfín
la sangre del solicitante... Sabemos asimis- de teorías ... Por su parte la antropóloga Mary
mo de la sangre utilizada para sellar jura- Douglas recuerda que entre los lelés africa-
mentos, hacer amigos y reafirmar amores, nos no se permiten que ni~guna mujer con
(pactos de sangre), que a veces asumen for- regla, penetre en sus cotos porque espanta-
mas que la ficción llega a atribuir a algún ría la caza. La misma estudiosa recuerda
«vampiro» digno de tal nombre, alentando como un mozo circundado de los Arunta,
supersticiones quizá aún vigentes en la Es- aborígenes australianos, solía recoger en un
paña del Ochocientos, evocadas por el ge- pequeño cuenco la sangre de su operación y
nial pintor/artista Gaya. Mas ¿qué quere- se la enviaba como ofrenda a su madre, quien
mos? No hace aún cincuenta años que, en se la bebía. Por su parte C. Levi Strauss, en
Mosul, el honor familiar se reparaba bebien- Lo crudo y lo cocido recoge algunas histo-
do la sangre de quien lo había mancillado. rias tribales sudamericanas referidas al uso
A este respecto el antropólogo E.S. Droweer y mal uso de la sangre. Y así podríamos con-
ha recogido algunos ejemplos bien signifi- tinuar ad nauseam.
cativos. Más recientemente sabemos de abe-
rraciones similares que han tenido por esce- Esponsales con sangre
nario la guerra de los Balcanes.
Las características del flujo sanguíneo, Trascendiendo del sentido metafórico
su color, viscosiaad, grado térmico, salinidad que pueda darse a la expresión «bodas de
etc, darían lugar a una serie de detalles que sangre», incluso relatos más o menos
no cabe tratar tampoco aquí, aunque esto deje sadomasoquistas mejor o peor urdidos que
por sentado que la sangre se utilice para otros han podido asimismo ser vertidos al cine,
fines más o menos abelTantes que trascien- quizá pueda recordarse a una tal Ornella
den de los que, en un contexto ritual recuer- Balta cuando evoca a un marido bretón,
da Mitchell, (1974), entre los amerindios quien, tras el desfloramiento con la consa-
amahuacos del Perú. De todas formas, en bida sangría en el lecho nupcial infringió una
numerosos pueblos «primitivos», aún vigen- pequeña herida bajo el seno izquierdo de su
tes, la sangre mezclada con arcilla, sirve de esposa, succionándola en el curso de la no-
mágico pigmento a utilizar para pinturas de che, quizá como signo de afección...
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Signos de este jaez, han nutrido el curso de varios siglos a transcurrir entre los
mitologema de las «bodas de sangre,» sua- inicios de la Edad de Bronce, hasta el fin del
vizado en nuestros días con aberraciones Imperio Romano, dan lugar a numerosa ico-
como por ejemplo la película de dibujos «La nografía, a iniciarse quizá a partir de
Bella y la Bestia» de Walt Disney, en reali- Herodoto y en la que se subraya el tema de
dad versión edulcorada del mito de Orfeo, «la bestia carnicera», muy utilizado en el arte
esposo de la ninfa Eurídice, que muere clásico, a representar como un animal feroz,
cruentamente. Orfeo posteriormente será mayormente a un felino o un grifo, (animal
despedazado por las Ménades, instigadas por mítico que con el tiempo pasa a metamor-
Dionisos. Claro está que, a fin de cuentas, fosearse al Tetramorfo bíblico), profiriendo
dicho relato sagrado viene a ser una versión un atroz mordisco en la yugular a su presa,
más del mitologema originario que en la por lo general un ungulado. En el mito hi-
mitología griega nos presenta a Perséfone o perbóreo el atacante muchas veces puede ser
Kore, la hija de Zeus y de Demeter, que rap- identificado como un gulo borealis, (glo-
tada violentamente por su tío Hades es obli- tón), mustélido gigante que en las estepas
gada a morar en el Tártaro o los infiernos, euroasiáticas se presenta de improviso ante
zonas marginales o inferiores de la Tierra, un rebaño y saltando sobre su presa acierta
hasta que, con la mediación de Zeus se lo- en un santiamén a seccionarle la carótida de
gra que Hades acepte que Perséfone pueda un mordisco para acto seguido beber su san-
volver a morar seis meses sobre la tierra, es gre aún viva y humeante.
decir, el mundo exterior, alIado de Demeter, Realidad escalofriante ésta siempre pre-
su madre, retornando durante los otros seis sente en la mente de las gentes integrantes
meses al reino subtelTáneo de su raptor, Ha- de los pueblos euroasiáticos que pudieron
des. Conseja mítica ésta que intenta expli- ser testigos de la misma. No es de extrañar
car etiologicamente el ciclo estacional que que algunas de éstas gentes convirtiesen en
conoce anualmente el paisaje terrestre. A fin totem propio al sanguinario depredador,
de cuentas la misma historia que conocemos (uampir), que pasa así a nutrir diversos re-
en la cuentística tradicional con el nombre latos genealógicos, que fueron recogidos en
de «la Bella Durmiente» parte, hace ya algunos años, por el finado
Podríamos traer a colación aquí mitos estudioso húngaro M. de Ferdinandy, iden-
semejantes aún recordados en distintos pue- tificando al monstruo con el que siglos des-
blos de la tierra, muchos de ellos recogidos pués pudo dar vida en Eurasia «vampiro
por S. Thompson en una investigación hoy errante».
clásica. No obstante los antecedentes indi- El descubrimiento tardío en los inicios
cados, bastan para explicar un mito que los del siglo XVIII y en la Rusia zarista de Pe-
analistas del llamado «vampirismo» nunca dro el Grande de la llamada civilización
tienen en cuenta para explicar los orígenes escita y las consiguientes expediciones de
de un mito que desde su emergencia en las la Academia de Ciencias de San Petesburgo
tradiciones populares protohistóricas se pre- llevadas a cabo para la salvaguarda de las
senta indefectiblemente vinculado a muchas llamadas antigüedades «siberianas» encon-
de las elaboraciones que darán vida al tradas en los kurganes de las estepas pónticas
«mitologema del vampiro». En realidad se y caucásicas, pero también en Siberia, per-
trata de un mito protohistórico escita posi- mitiría el conocimiento de diversas obras de
blemente de origen hiperbóreo, que, en el arte mobiliar, particularmente orfebrería. Se
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trata de figuraciones que, tardíamente, pre- toria y en los dos últimos milenios, haya
sentan el impacto del arte griego, a expre- ocasionado, en nuestra especie, y en sus
sarse en las primeras colonias pónticas de la manifestaciones epidémicas, más de ISO
Hélade, (Sinope, Trebisonda, etc), del siglo millones de muertes. Pero también, otras
VII a.c., algunas de ellas visitadas por zoonoses, transmitidas al ser humano por
Herodoto. En algunos de los documentos de mordedura, entre las que habría que recor-
este arte se presenta ya figurado el «carni- dar la rabia, la estreptobacilosis y alguna otra
cero» en acción, a la vez que otros animales y que alteran el sistema límbico humano. Sus
más o menos fantásticos, muchas veces adu- manifestaciones darán vida a diversas
ciendo propósitos genealógicos, en una po- consejas, tales como las del hombre-lobo,
sesión bestial que no cabe explicarse más que nos 11ega desde la misma Protohistoria,
que con el mitologema aludido de las «bo- pero también la del hombre-vampiro, que
das de sangre». Henos así ante una tradición emerge quizá, como ya se ha dicho, de
al parecer mantenida por alguno de los pue- mitologemas arcáicos. Todas estas creencias
blos escitas que habitaron desde el Altai hasta que se desarro11an muchas veces en virtud
los Cárpatos, durante siglos y que incluso de incorrectas interpretaciones de patologías
pudieron mestizarse con etnias europeas e ya mencionadas, desatan el terror de las gen-
indoeuropeas que se extienden hasta la Eu- tes de toda Europa central y oriental, atribu-
ropa continental durante toda la Edad de los yendo sus manifestaciones a diversos seres
Metales, perpetuándose así, de algún modo, demoníacos, espectros, hombres-lobo y
el mitologema/conseja, del antecesor-totem hombres-vampiro 11egados del más a11á,
que, ávido de sangre, acertaba a degollar a hasta el punto de que, en el umbral de los
su víctima, arrastrándola a su tétrica man- tiempos modernos, el terror insano que pro-
sión, donde cumplía totalmente sus «inno- ducen algunas situaciones que hacen que
bles» fines, entre los que se incluían su po- ernelja la conseja del «vampiro yacente»,
sesión post mortem, pero también quizá su que llegará incluso a profanar tumbas bus-
reanimación cuando le interesaba. cando los presuntos causantes de los males
Simultáneamente a esta presunta recons- que se sufren.
trucción de «mentalidades», basándonos en Domina la superstición y la credibilidad.
una plausible documentación arqueológica De aquí que, es lógico que las gentes se apa-
que, a alguno puede antojarsele fantástica, cigüen, pongamos por caso, al encontrar
es muy posible que durante milenio y me- culpable (7) a un presunto desgraciado sui-
dio concretas tradiciones populares cida cuyo cuerpo sería decapitado, con ob-
euroasiáticas dieran vida a consejas varias, jeto de que no vuelva a macabras andadas y
de resultas de los escasos conocimientos que tras ser devuelto a su tumba, se le entierra
se tenían antaño de las causas productoras y con un perro vivo...
difusoras de enfermedades y patologías que Henos así, ante las primeras manifesta-
hoy se agrupan bajo el nombre genérico de ciones de «vampirismo» en la Europa orien-
zoonosis y que se trasmiten entre los ani- tal. Podríamos traer a colación otras, reco-
males vertebrados y, entre ellos, el hombre. gidas por el médico inglés H. Mayo, refi-
Así la peste, (conocida también como peste riéndose a casos que se dieron en 1731 y
bubónica o peste negra), transmitida por di- 1732, en Meduegnajunto a Belgrado, y que
versas especies de roedores y sus parásitos originaron todo un atestado militar con las
y que, es posible que, en el curso de la His- consiguientes decapitaciones de los presun-
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Todas estas obras preceden a elaboracio- brotó de sus entreabiertos labios y su cuer-
nes ficcionales, más elaboradas, como la fa- po se estremeció retorciéndose con bárba-
mosa de Abrahám/Bram, Stoker, (1847- ras convulsiones, mientras que sus propios
1912), otro dublinés que, tras documentarse dientes se clavaban en sus labios, cubriendo
sobre el tema, apelando a un particular co- la boca con una espuma carmesí mientras
nocimiento del ámbito balcánico y de sus que la sangre brotaba incontenible de su co-
tradiciones, se decide a publicar su novela razón traspasado». A la vez, en el cemente-
Drácula, (1897), en que al parecer se inicia rio en el que Lucy yacía empezaron a pre-
con un recuerdo traumático del propio autor sentarse niños con sospechosas marcas en
durante su niñez. En la misma dará no obs- el cuello.
tante particular categoría literaria al Un tal doctor Van Helsing es quien se
nosferatu de las tradiciones de la Europa encarga en Drácula de introducirnos en el
oriental, hibridándolo con el vampiro que se tema del vampirismo, -Ieit motive de la
alimenta de sangre de jóvenes doncellas y misma,-. Van Helsing se nos presenta como
que, desde ahora, se convierte en un tópico especialista del cerebro humano y sus lesio-
literario, tras rescatar de las catacumbas de nes, citando alguna vez a Charcot. Es inte-
la Historia el nombre del tétrico Vlad Tepes, resante el momento en que Van Helsing, in-
Vlad Dracul, Vlad el Empalador o sin más terrogado por su discípulo sobre el signifi-
Drakula/Dracula, sanguinario príncipe de la cado de lo que está pasando, éste le contesta
Valaquia en el siglo XV, quien por cierto, con otra pregunta: ¿pqedes acaso decirme
aunque se manifestó implacable ante los porqué en Las Pampas y otros parajes hay
otomanos que capturaba y otros enemigos, murciélagos que llegan por la noche y se
a los que empaló, nada tiene de vampiro. Sin ceban con las venas del ganado, y también
embargo Stoker bautizará con su nombre al porqué en algunas islas oceánicas existen
«vampiro tipo» que sitúa en pleno siglo murciélagos que durante el día permanecen
XVIII. pendientes de los árboles, cual si se tratase
Drácula se nos presenta escrita a mane- de frutos o de enormes vainas, para después,
ra de diario y su acción se sitúa entre por la noche volar a los barcos próximos, en
Transilvania y Londres. Desde sus inicios el los que la marinería, impelida por el calor,
libro se presenta en una atmósfera un tanto duerme fuera y la desangran totalmente?».
angustiosa, ambientada con lobos y perros. En su relato Stoker nos presentará al
El llamado Conde Dracula se nos describe vampiro dotado de particulares poderes. Así,
con «dientes blancos, afilados, tras los grue- «maneja los elementos, las tormentas, la nie-
sos labios de una boca que rezuma sangre», bla, los truenos e incluso puede mandar so-
pero también con «una especie de fria son- bre otras ínfimas criaturas, tales como ratas,
risa que descubre unos dientes prominentes». lechuzas, murciélagos, polillas, zorras y lo-
Lucy, mordida por el vampiro, terminará bos». Nos presentará asimismo como pro-
adquiriendo su misma condición y una me- piedad singular del vampiro el no reflejarse
tamorfosis en la que se nos pinta con «un en los espejos, el poder metamorfosearse en
bufido de enojo, al igual que un gato, ojos lobo o en murciélago cuando así lo desee; la
vidriosos y llenos de fuego infernal, faz des- de tener dificultad para cruzar torrenteras;
encajada por la rabia, dientes afilados, y boca rechazo absoluto al ajo y !llas cosas sagra-
sensual y sanguinolenta» al traspasar su ca- das o benditas, a las rosáceas y desde luego
dáver con una estaca «un tremendo alarido a la luz del día. Y ¿para qué seguir? Solo
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recordar que el Drácula de Stoker fue un ma que creen ser verdaderamente animales
best-seller durante años y que a la muerte de y de esta forma, tirándose al suelo, como
su autor iba por su 9" edición. cualquier bestia, caminan a cuatro patas, sir-
viéndose también de las manos para andar».
Un recuerdo para ellicantropo Esta «locura lobera» o «locura imitativa»
u hombre lobo puede llevarles a matar e incluso a la antro-
pofagia, terminando a menudo en una muerte
Paralelamente al auge que en el mundo naturalmente atroz, si antes el brujo no es
ficcional alcanza el vampiro ya a finales del condenado a la hoguera.
pasado siglo e inicios del presente, cabe re- La licantropía nutriría, durante siglos,
cordar otra conseja que en cierto modo se ingente bibliografía en el terreno de la mito-
presenta un tanto allegada al «vampirismo», logía, el folklore, la hechicería y la insania.
dadas las particulares coincidencias entre el Se ha llegado a registrar entre muchos pue-
«mal del vampiro», tal como se nos detalla- blos «primitivos» del Viejo Mundo y del
rá en múltiples fuentes, y la acción dellla- Nuevo. Así, los hombres-pantera de la sec-
mado hombre-lobo, -a equiparar con un ta Mau Mau, que intentó, hace medio siglo,
«vampiro errante»-, cuya existencia, parti- mediante un terrorismo salvaje y criminal,
cularmente en el mundo rural, se hizo tópi- independizar a Kenia del Imperio Británi-
ca en todo el Viejo Mundo, asociando mu- co. Cabría recordar también los llamados
chas veces sus ataques a personas y anima- hombres-jaguar de las civilizaciones pre-
les que, por diversas causas, contraerán la colombinas, y otras manifestaciones en dis-
rabia, mal para el que, hasta el pasado si- tintos lugares del mundo que ponen de ma-
glo, no se conocía remedio alguno, pero que, nifiesto «el animalismo del alma». Sobre el
por sus síntomas, cabía asociar indefectible- tema podríamos traer a colación páginas se-
mente con los del «mal del vampiro». Esta ñe'ras, como las que le dedicaron los
circunstancia nos obliga a hacer aquí un in- antropólogos R. Eisler o M. Summers. Por
ciso para hablar del llamado licántropo u ello, la historia de la licantropía, se nos pre-
hombre-lobo, el tristemente famoso loup- senta un tanto más coherente que la del
garou de los franceses, a fin de cuentas un vampirismo, más bien desangelada, pese a
hombre endemoniado que cuando se le an- que como ya hemos dicho cabe vislumbrar
tojaba, casi siempre de acuerdo con las fa- sus orígenes en la Protohistoria euroasiática.
ses de la luna, podía cambiarse en lobo y No obstante el conocimiento histórico de la
llevar a cabo las mayores atrocidades y licantropía quizá pueda iniciarse evocando
carnicerías. a divinidades-lobo como las que influirán en
En realidad la llamada licantropía, que instituciones castrenses y paramilitares de
fue objeto ya de un sesudo tratado, De la toda la Historia, desde Lacedemonia hasta
Lycanthropie (1615) por parte del doctor de el III Reich... Indudablemente en muchos
Nynauld, -un médico francés-, se conside- aspectos no puede separarse de la historia
raba como «una enfermedad por la que un de la hechicería, al presentarse como una
hombre se cree metamorfoseado en lobo». forma más de alienación mental de tanto o
Este hombre muchas veces es un brujo, por más interés para los neurólogos que el
lo que añade: «los sentidos interiores de los vampirismo propiamente dicho.
brujos son engañados merced a su excita- Tenemos por ejemplo a los clásicos
ción, mediante ungüentos y pócimas, de for- Herodoto y Plinio recordando a los hom-
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bres-Iobo. El primero al evocar a los Neuros sentaba gris y silencioso como un fantasma,
del ámbito escita que, en ciertos días del año, cuyos ojos despedían reflejos rojos, ilumi-
podían metamorfosearse en lobos. Por su nados por una hoguera y verde amarillentos
parte Plinio habla de los hombres de la raza a la luz de la luna. No es raro que diera lugar
de Antheo que se convirtieron en lobo... a fantasías y elucubraciones tan grandes
Sabemos, por otra parte, que en Grecia como las que nutrieron la leyenda del
el culto a los dioses-lobos dio lugar a cofra- vampirismo y que incluso S. Baring Gould,
días de varones que, convertidos en fieras, en su famoso Book ofWere-wolves Being an
practicaron una antropofagia ritual obliga- Account of a Terrible superstition, (1865),
toria, cambiándoles en auténticas fieras. llegase a sostener que si la conseja persistía
Entre los lacedemonios, como rito de inicia- en todas partes y en todas las épocas debía
ción, los mozos debían asumir una existen- basarse en hechos, a la vez que aseguraba
cia de lobeznos, viviendo ocultos merced a que media humanidad «cree o ha creído en
la depredación y matando hilotas, (gentes de los hombres-lobo», idea que harán suya in-
clase inferior). Esta forma de «cofradía mi- cluso autores del presente siglo, tras repasar
litar» se dio asimismo entre los indoiranos, centenares de tradiciones y sucedidos en toda
cuya iniciación como jóvenes para la guelTa Europa en el curso de la Historia, a veces
los cambiará en fieras. Entre los mismos adobados con aportaciones del mismo in-
germanos, los guerreros, eran llamados consciente humano.
berserkir, vocablo que viene de bear sark Hoy sabemos que durante el siglo XVI
o «bearskin», aludiendo a la pierde oso con se dieron flagrantes casos de licantropía en
que se cubrían, denominándose a si mismos toda Europa. En 1587, en su Demonomanie
como ÚlfhMhnar, guerreros-lobos. Situa- des sorciers Bodino asocia la licantropía a
ciones similares han sido observadas por los uno de los más trágicos episodios de la his-
antropólogos entre sociedades secretas afri- toria procesal de la hechicería en los siglos
canas y amerindias, que practicaron la an- XVI y XVII, con casos espeluznantes que,
tropofagia ritual. En la Europa nórdica pasó al parecer, se dieron un siglo antes, en 1484,
algo igual: guerreros identificandose con el tras la publicación de la Bula Summis
lobo, tras comportarse fieramente llegaban desiderantes afecctimus del Papa Inocencio
hasta el canibalismo. Su transformación VIII, que nos impone sobre una oscura ideo-
«mágica» en hombre-lobolloup-garou, se logía a perpetuarse siglo tras siglo, en nu-
conseguía tras orgías estáticas en las que se merosos tratados inaugurados con la publi-
vestían con pieles de lobo. cación de Le marteau des sorcieres, con
Hoyes difícil imaginar el terror que el alucinantes afirmaciones hechas bajo la au-
lobo inspiró a nuestros antepasados hasta toridad de San Agustín y Santo Tomás (?).
bien entrado el Medioevo, particularmente No es de extrañar que perviva así, du-
en el N. de Europa, donde el lobo constitu- rante siglos, la creencia en la licantropía
yó siempre un enemigo mortal odiado y te- prácticamente nuestros días. Esta creencia,
mido por sus cruentas depredaciones entre mantenida en toda la franja occidental de la
el ganado y sus ataques a los seres huma- Península Ibérica, -incluyendo Portugal y
nos. El horror se intensifica si se piensa que diversos ámbitos españoles vecinos, desde
el lobo era un animal de cuya etología se Galicia hasta Extremadura-, se refiera con-
desconocía practicamente todo. Solo se sa- cretamente al lobishome que incluso se
bía de sus hábitos nocturnos y que se pre- manifiesta en las Asturias, y que nutrirán
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sugestivamente todo el un legendario folkló- quiropteros, puede sacarse punta a los he-
rico recogido sabiamente por V. Risco, F. chos. Más, teniendo en cuenta la extensión
Moran y otros. Legendario que, en muchas que logró la rabia en toda la Europa del Este,
ocasiones asocia allobishome con el diablo durante los siglos XVII YXVIII, coincidien-
o con algún hechicero, cuando no le reduce do inicialmente con las hostilidades perma-
a un presunto hombre-lobo que, si no es un nentes mantenidas entre los ejércitos
«lunático», es algún desgraciado contagia- austriacos y otomanos, en una extensa zona
do por la rabia. balcánica que incluye parte de Servia,
Henos así ante un sinfín de consejas, le- Transilvania, Moldavia y Valaquia, ámbitos
yendas y cuentos populares de inspiración y territoriales en los que, se hacen coincidir o
derivaciones varias, y entre los que podría- convivir, merced a los hechos. Pero también
mos recordar aquí el celebérrimo cuento de merced a consejas varias sobre licantropía y
Caperucita Roja, difundido por toda Euro- vampirismo, asociadas a manifestaciones
pa en el siglo XVIII desde la vecina Francia epidémicas de rabia, ya a principios del si-
yen el que, de forma solapada se nos comu- glo XIX, coincidiendo con las guerras
nica el problema que constituía para el mun- napoleónicas y su difusión, por entonces,
do rural una alimaña como el lobo, cuya ex- mediante la zorra colorada. Nadie, sin em-
tinción se inicia prácticamente tras la Pri- bargo, sabría asociar los hechos.
mera Guena Europea. Extinción que, a su
vez, tras el relativo conocimiento que se ha Devanando la madeja
logrado ya de los orígenes de la rabia, hará
incluso levantar la guardia en el sentido de Cabe plantearnos ahora la pregunta de
que tal zoonosis es aún objeto de preocupa- cómo hace casi tres siglos no llegó a
ción para la salud pública, dado que existen ocurrírsele a cualquier médico ilustrado, o
otras alimañas además del lobo, como el un tanto sagaz, que muy bien pudiera existir
zorro, el turón, el gato cerval, el glotón y una identidad epidemiológica entre las
mustélidos varios, al igual que quirópteros mordeduras sujetas a diagnósis y tratamien-
o murciélagos que pueden transmitirla sin to producidas, ya por animales infectados o
más. En realidad Europa conoce aún hoy, no, ya por presuntos vampiros. Hay que te-
para su mal, la rabia animal, difundida por ner en cuenta, que las primeras informacio-
la zorra, (Vulpes vulpes L.). El foco de la nes que se publican, sobre los llamados vam-
epizootia actual habría que buscarlo al Sur piros, aparecen en un periódico parisino, (Le
de Gdansk, (antiguao Danzig), hacia 1939, Mercure Galant), en mayo de 1693,
como secuela de una infección llegada del insistiendose un año después en el tema, y
Artico. Desde entonces la rabia se extende- que las primeras consideraciones, en torno
rá por concretos lugares del continente, lo- a la posible relación entre vampirismo y ra-
grando cruzar el Elba en 1950, el Rhin en bia, se harán en Holanda en 1773, en el Heb-
1960 y la frontera franco-alemana 1968. Hoy domadario Le Glaneur historique... , por un
de Europa solo la Península Ibérica, Islas tal J.B. de la Varenne, (La Haya, 23 de abril
Británicas, el escudo escandinavo y Bulgaria de 1773)
se encuentran libres de rabia, pese a que sea De todas formas, pasando por alto este
la zoonosis viral más difundida en Europa. hecho, pero también fantasías y
Teniendo en cuenta los hechos y también lucubraciones varias que pudieron darse en
que la rabia puede ser transmitida por el universo de la medicina, que indudable-
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