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Si bien la noticia tuvo un gran impacto, el brutal fratricidio no sorprendió

a quienes conocían la trayectoria de aquellos hermanos.

Los niños se criaron en la casona familiar, bajo aislamiento forzoso. Su


formación sentimental e intelectual se basó en la literatura, asimilando las
lecciones vitales y conociendo los distintos rostros del alma humana a través
de la lectura y no mediante la reflexión sobre las experiencias vividas.

Por ello, nunca transmitieron la calidez propia de quien ha vivido y ha


sentido la obligación de ponerse en la piel de los demás. Su paranoico padre
los convirtió en seres altivos, incapaces de no sentir repugnancia, en mayor o
menor medida, por todas las personas que conocieron.

Realista Visceral

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