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El cordón negro

Baldomero Garza fue encontrado muerto. No tenía zapatos ni documentos. No había


nada en los bolsillos. Solo le dejaron el uniforme de la empresa de teléfonos que
llevaba puesto, con el botón que decía: “soy Baldomero Garza, mi interés es ayudarte”.

Hasta ahora, la policía no tiene dudas de que se trata de un asesinato por robo y ya le
asignaron un número al caso por si la familia pide una investigación. Pero yo creo que
doña Estela no va a ir a averiguar nada sobre su hijo. Antes de enterrarlo, todos vimos
cómo le amarró los pulgares de los pies con un cordón negro. La gente dice que eso es
para que Baldomero se le aparezca en un sueño y le diga quién lo mató, y que después
ella tiene que abrir la tumba y quitarle el cordón o si no el espíritu de su hijo no puede
tener paz.

Doña Estela no ha vuelto a poner su puesto de santos y riegos los domingos en la


plaza. Unos dicen que no va salir de la casa hasta que sueñe con Baldomero; otros
dicen que solo sale al cementerio a enterrar algodones porque las ánimas como que
no le quieren ayudar. Yo no sé… A mí me parece que lo mejor sería convocar una
reunión con la junta de acción comunal y entrar a la casa de doña Estela a ver si se
deja llevar al hospital, o llevarle un cura y que sea él quien le diga que ya salieron los
resultados de la autopsia.

Pero con lo obstinada que es doña Estela, no creo que nos reciba y tampoco creo que
nadie sea capaz de mostrarle esos resultados. Primero, porque nos tocó decir varias
mentiras para que nos los entregaran y segundo, porque ahí dice que a Baldomero no
lo asesinaron, sí le dieron varias puñaladas, pero todas superficiales. A él lo que lo
mató fue el corazón. Parece que le dio un infarto, yo no sé si del susto o de la rabia.
Aunque las amigas de doña Estela dicen que eso no es cierto, que hay que tener fe en
el cordón, que ese es el único que muestra la verdad. Y entonces yo les pregunto qué
hacemos mientras tanto: ¿dejamos morir a doña Estela o le consultamos al cordón?

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