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ÚLTIMAS PALABRAS

Escribo cuando la tristeza, la alegría, el enfado y la algarabía se encuentran en mi


ser; en esta ocasión, la tristeza, el llanto y la decepción se han apoderado de mi vida,
llevándome así, a una profunda depresión, a un agujero en el que he estado otras veces, esta
vez, más grande, más oscuro y más profundo, dejándome perdido, sin esperanzas de salir y
experimentar otra aventura. ¿Aventura? Pero, ¿Qué es aventura en mi vida? El tomar de la
mano a la compañera, el sonreír sin miedo enfrente de las personas, el ver las estrellas en
un campo sin tiempo, una que otra mochileada en los paisajes de Guatemala, eso y
muchísimas cosas, es aventura para el joven Jeyson.

No pretendo ser un escritor aclamado por este contexto en el que vivo, mis letras no las lee
cualquiera, ningún pensamiento puede digerirlas, ninguna imaginación puede llevarla a
diferentes mundos; ninguna persona es merecedora de lo que mis sentimientos, mis
penurias, mis enredos emocionales, expresan mis dedos, únicos testigos físicos de lo que
por dentro se desgarra. Pero, ¿Quién sí puede? Sólo, sólo un ser mítico que destila belleza
en su sonrisa única, en sus estrellas que brillan en el rostro perfecto, en su blanca piel que
se diluye como las nubes en el cielo y la gallardía de un cuerpo uniforme, un cuerpo
confundido con la belleza, en la cual, no sabes sí es la belleza, el motor de la andadura de
este personaje, o la fe misma que mueve cualquier montaña. No entiendo, no comprendo
las razones del porqué las nubes bajan a la tierra, a enamorar jóvenes indefensos del
corazón, vírgenes del amor absoluto, convirtiéndolos en guerreros, en poderosos hombres
capaces de devorar al mundo, devorar cualquier obstáculo para sentirse amados, sentirse
cómodos, sentirse… PRÍNCIPES.

Mi abuelo, cierta vez, me comentó que las nubes son las únicas que cambian al pasar el
tiempo, importándoles un carajo qué piense el mundo sobre ellas. Entiendo, entiendo que
las nubes tiendan a amar a muchísimas personas u objetos, el corazón de ellas es libre, es
injusto y justo a la vez, hoy pueden amar de una forma, mañana… ¡ODIARÁN!

Tuve la dicha de poder completar un proceso lleno de imperfecciones, realmente, no sé


cómo descendió una nube a mi vida, no recuerdo cómo me convertí en un valiente
guerrillero del amor, tenaz y capaz de soportar los artilugios de éste, llevándome a luchar
contra viento y marea. Tristemente, sólo me convertí en eso, en un títere, en un muñeco que
estaba controlado por la manipulación, la desolación, la injusticia y la avaricia de la
pequeña nube, la pequeña asesina de sentimientos puros. Me es muy difícil cómo una nube,
llena de perfección, llena de fineza, pueda envenenar un corazón íntegro.

Trataré de explicar la transición de una nube llena de belleza a una nube nublada y sin
aporte a la humanidad.

Escribo para que me entienda la nube presente, el conflicto que tengo en mi corazón. Todo
ha acontecido de una manera muy, muy errónea en mi vida. Ya no me siento bien, ya no
siento que aporto a la sociedad, a mi círculo personal. Ya no creo en el amor, creo
muchísimo en el amor que escribo, el que me invento, pero, ya no en el amor de otras
personas extrañas. Traté de inventar un amor en la realidad, traté de escribir en mi corazón,
una historia fuerte, como el de muchísimos libros, como ese amor, rojo, lleno de coraje y de
estabilidad; lamentablemente, me cortaste con una espada, con fuertes puñaladas en el
corazón, desgastando así, todo lo que escribía. Yo, no me rendía, era una construcción de a
poquitos, era como si tú tuvieras un borrador y yo un lápiz. Cada vez que escribía un nuevo
capítulo, tú, con tu injusta personalidad, no te culpo, porque así son las nubes, cambiantes y
excelentes moderadoras de la historia; borrabas todo el capítulo, llevándome a un espacio
cerrado, a un amor imperfecto, pero, ahí estaba yo, contento, feliz, amante ante cualquier
retroceso que hacías.

Pasaban los días, los segundos, las horas, lo que sea de tiempo, y mis pensamientos
musicales se convertían en nubes llenas de amor y simpatía. Día con día te pensaba, te
anhelaba, te extrañaba totalmente, con todas mis fuerzas, no importando si dejaba mis
clases a medias, mis ensayos, mis estudios individuales, lo único importante era usted, era
ver su rostro una vez, una simple vez. A veces, miraba al cielo para recordarme
constantemente, el cielo era tu retrato, el cielo era el espejo de tu belleza. Así, así eran mis
días, muy enamorado, muy extasiado, lleno de amor y de mucha luz para dar. Esas fuerzas
que necesitaba, las olía de tus poros, de tus vellos que salían de tus brazos, todo ese olor
que emanaba tu cuerpo, era una aproximación al cielo, ahora puedo decirle al mundo
entero: ¡SÉ CÓMO HUELE EL CIELO!
Poco a poco, el amor iba creciendo, el gusto iba creciendo, subiendo y subiendo como la
torre de Babel, sí, como esa torre, ya que tiempo después, la comunicación iba a ser
diferente y esto derrumbaría la construcción que se estaba trabajando.

Los detalles de tu cuerpo me enloquecían, me ponían de un ánimo que jamás había


experimentado; ver tus pies, tus pequeñas uñas acomodadas en tus dedos, imperfectas,
como me gustaban; las erosiones de tu piel en tus piernas, causa de los mosquitos y la
rasurada rápida que te haces cada dos o tres días, tus manos blanquecinas que se confunden
totalmente con la espesura de la leche, los labios pequeños, curva que tenías muy definida,
la única curva que no tenía ninguna llanta y esos ojos grandes, esos ojos que disfrazan las
tristezas que has tenido en tu pasado. Todo, todo tu cuerpo me volvía loco, tu cabello corto,
recogido con una diadema, tus perfumes encerradas en frascos de plástico que le daban un
toque original a tu personalidad, tu altura, tu porte, tu valentía a la hora de hablar, tu casaca
a la hora de exponer cuando no habías investigado sobre el tema, tu risa imperfecta y
desconocida que sacabas cuando estabas con tus amigos y que conmigo, la escondías,
porque tienes ese talento, la forma de ver a los amigos y al compañero en total diferencia,
pero aún así, eso me agradaba, me agradaba ese rechazo inconsciente que me hería
paulatinamente el sentimiento. Son muchas cosas que me hacían feliz, muchísimas cosas.
Esas veces que tu piel desnuda conversaba con la mía y servía como medio para
acurrucarnos, sin importar que el tiempo pasase frente a nuestros ojos y narices. Esos
respiros únicos que emanaban de tus orificios nasales a la hora de dormir encima de mi
brazo, importando un comino que se durmiera, que se cansara, solamente importaba el
mezclar los suspiros de un placer que se había consumido, ya que, más adelante, ese placer,
fue desapareciendo, fue cayendo en la costumbre y se olvidó totalmente. Ese gusto creció
ahí, el poder intimar con sentimiento, el poder entrar en ti y darte todo el afecto que se
puede expresar de esa forma, con vos aprendí a amar con el cuerpo, con vos aprendí a
explorar el mundo de la intimidad con las herramientas del amor, con vos aprendí a
expresar mis inquietudes carnales mezcladas con el sentimiento que me alborotaba como
ser humano. En fin, todos estos gustos y muchos más, me ayudaron a sumergirme en el
amor verdadero, bueno, eso pensaba yo, eso creía yo, eso esperaba. Lástima que, no fue así,
no fue un amor recíproco y verdadero. Todo se inclinaba a un lado, dejando por debajo lo
mutuo que puede ofrecer el amor.
Hoy en día, todos esos gustos han ido desapareciendo, creo que, soy el culpable de ya no
sentir eso que sentía antes, pero… ¿Por qué sucedió eso? La respuesta es sencilla, la falta
de voluntad de usted, la falta de ovarios ante la adversidad. El dejarme como un
desconocido ante sus amigos, ante su familia, ante su contexto. El desequilibrio emocional
que se fue dando, pausadamente. Todo era para ti, todo era para tu beneficio, pensando que
la relación era de ANGIE, la relación giraba en torno a su carácter, a sus decisiones, a su
modo de ver las cosas. Nunca olvidaré cuando me dejaste en el Teatro Nacional, burlado,
humillado y olvidado como un objeto sin sentimiento, sin voltear atrás y arrepentirte de lo
que habías hecho. Eso, sólo es una de las cosas que me han dolido hasta el alma. El que me
veas como un cero cuando llamas a tu casa, el que me calles cuando estás hablando con tu
madre para no ser descubierto. El llegar tarde a mis clases de correos por querer verte y aún
así, no hay ningún sacrificio. Sí, reconozco que ya no me gustan muchas cosas de ti, me
aburre tu presencia a la hora de platicar, no porque no tengas qué decir, sino, que ya no me
aportas nada, Angie. Ya no hay un gusto a la hora de platicar. Creo que subo al paraninfo
por obligación, porque ya es una costumbre, ya es algo que tengo que hacer y punto. Es por
esto que, llorando, escribo estas palabras, despidiéndome de tu ser, despidiéndome de la
Nube, esta vez, la nube no se va a su morada, es el príncipe que agarra vuelo y se
incorporará a aventuras que tenía pensado hacer.

Agradezco enormemente la oportunidad de haberte conocido, de haber entablado un


proceso tan hermoso y original. Agradezco todas las enseñanzas, todas las sonrisas, todos
los enojos, todos los pocos besos, los pocos abrazos que nos dimos. No te imaginas todos
los sueños que tenía en mente por hacer contigo, el educar, el criar, el empezar un hogar
contigo, el ver a las mini Angie’s o los mini Jeyson’s, dándoles un panorama diferente a lo
que es la vida. Pero, creo que no será así, creo que esa oportunidad la dejamos ir, la
dejamos escapar por tonterías que hicimos y no hicimos.

Gracias Angie, solamente puedo escribir el enorme agradecimiento que tengo contigo, sé
que te irá mejor, te irá muchísimo mejor sin mí, ya que, no dependes de mí ni yo de ti.
Siempre has logrado salir adelante, y sé, sé muy bien que hay un tipo ideal para ti, aunque
refunfuñes que me quieres sólo a mí, eso no es así. Tuvimos la oportunidad de hacerlo, pero
no se pudo, se tenían otras expectativas con la relación, estábamos en diferentes canales, en
diferente frecuencia. Creo que debes de pensar mucho lo que harás, estás confundida, no
sabes lo que quieres realmente en esta vida; quise, sinceramente, estar contigo y apoyarte
en todo momento, quise entender tu proceso, pero, lamentablemente, me cerrabas las
puertas de una manera garrafal. Angie, te deseo un nuevo caminar en tu vida, un nuevo aire
para ti. Viaja, corre, ríe, escribe, lee, ayuda, salta, haz todo eso y mucho más, verás que la
vida te recompensará con abundancia de buenas vibras. Tengo muchísimo por escribir, pero
es mejor dejarlo hasta aquí, no quiero aburrirte con tanta lectura.

Angie, puedes contar conmigo, puedes acercarte las veces que quieras un consejo. Espero
en la vida, poder ser feliz con otra persona, al igual que tú. Mil gracias Angie, mil gracias
por enseñarme tu ser, ahora entiendo que las nubes son difíciles de amar.

¡HASTA PRONTO, MI NUBECÍN!

Corazón lleno de energía y de muchos sentimientos,


Vagamente, no sé cuándo empezó el rechazo.
Solamente tengo presente el regalo que me concediste,
Sonrisas, alborotos y pelos enredados, que se acercan a mí.

No sé exactamente, cuándo se enreda tu cabello.


Tu sonrisa es lo que alumbra eso enredado.
Sinceramente, cuando veo la sensación de tu danza,
Deseo con gran entusiasmo el inerte movimiento de tu alma.

A veces siento que tu habilidad de observar es distinta,


Como un distinto observar de las viejas experiencias.
Plasmo tus verdades, tus comparaciones y tus entendimientos
Para que avance un sentimiento infantil y exacto.

Me preguntas cómo poder sentir algo inexistente,


Algo que alumbra a través de la exactitud del tiempo,
Del sonido, de la oscuridad y la emancipación del cautivo,
Cuestionamientos distintos al lineamiento de tu pensar.

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