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Tratado Armónico
Tratado Armónico
No pretendo ser un escritor aclamado por este contexto en el que vivo, mis letras no las lee
cualquiera, ningún pensamiento puede digerirlas, ninguna imaginación puede llevarla a
diferentes mundos; ninguna persona es merecedora de lo que mis sentimientos, mis
penurias, mis enredos emocionales, expresan mis dedos, únicos testigos físicos de lo que
por dentro se desgarra. Pero, ¿Quién sí puede? Sólo, sólo un ser mítico que destila belleza
en su sonrisa única, en sus estrellas que brillan en el rostro perfecto, en su blanca piel que
se diluye como las nubes en el cielo y la gallardía de un cuerpo uniforme, un cuerpo
confundido con la belleza, en la cual, no sabes sí es la belleza, el motor de la andadura de
este personaje, o la fe misma que mueve cualquier montaña. No entiendo, no comprendo
las razones del porqué las nubes bajan a la tierra, a enamorar jóvenes indefensos del
corazón, vírgenes del amor absoluto, convirtiéndolos en guerreros, en poderosos hombres
capaces de devorar al mundo, devorar cualquier obstáculo para sentirse amados, sentirse
cómodos, sentirse… PRÍNCIPES.
Mi abuelo, cierta vez, me comentó que las nubes son las únicas que cambian al pasar el
tiempo, importándoles un carajo qué piense el mundo sobre ellas. Entiendo, entiendo que
las nubes tiendan a amar a muchísimas personas u objetos, el corazón de ellas es libre, es
injusto y justo a la vez, hoy pueden amar de una forma, mañana… ¡ODIARÁN!
Trataré de explicar la transición de una nube llena de belleza a una nube nublada y sin
aporte a la humanidad.
Escribo para que me entienda la nube presente, el conflicto que tengo en mi corazón. Todo
ha acontecido de una manera muy, muy errónea en mi vida. Ya no me siento bien, ya no
siento que aporto a la sociedad, a mi círculo personal. Ya no creo en el amor, creo
muchísimo en el amor que escribo, el que me invento, pero, ya no en el amor de otras
personas extrañas. Traté de inventar un amor en la realidad, traté de escribir en mi corazón,
una historia fuerte, como el de muchísimos libros, como ese amor, rojo, lleno de coraje y de
estabilidad; lamentablemente, me cortaste con una espada, con fuertes puñaladas en el
corazón, desgastando así, todo lo que escribía. Yo, no me rendía, era una construcción de a
poquitos, era como si tú tuvieras un borrador y yo un lápiz. Cada vez que escribía un nuevo
capítulo, tú, con tu injusta personalidad, no te culpo, porque así son las nubes, cambiantes y
excelentes moderadoras de la historia; borrabas todo el capítulo, llevándome a un espacio
cerrado, a un amor imperfecto, pero, ahí estaba yo, contento, feliz, amante ante cualquier
retroceso que hacías.
Pasaban los días, los segundos, las horas, lo que sea de tiempo, y mis pensamientos
musicales se convertían en nubes llenas de amor y simpatía. Día con día te pensaba, te
anhelaba, te extrañaba totalmente, con todas mis fuerzas, no importando si dejaba mis
clases a medias, mis ensayos, mis estudios individuales, lo único importante era usted, era
ver su rostro una vez, una simple vez. A veces, miraba al cielo para recordarme
constantemente, el cielo era tu retrato, el cielo era el espejo de tu belleza. Así, así eran mis
días, muy enamorado, muy extasiado, lleno de amor y de mucha luz para dar. Esas fuerzas
que necesitaba, las olía de tus poros, de tus vellos que salían de tus brazos, todo ese olor
que emanaba tu cuerpo, era una aproximación al cielo, ahora puedo decirle al mundo
entero: ¡SÉ CÓMO HUELE EL CIELO!
Poco a poco, el amor iba creciendo, el gusto iba creciendo, subiendo y subiendo como la
torre de Babel, sí, como esa torre, ya que tiempo después, la comunicación iba a ser
diferente y esto derrumbaría la construcción que se estaba trabajando.
Gracias Angie, solamente puedo escribir el enorme agradecimiento que tengo contigo, sé
que te irá mejor, te irá muchísimo mejor sin mí, ya que, no dependes de mí ni yo de ti.
Siempre has logrado salir adelante, y sé, sé muy bien que hay un tipo ideal para ti, aunque
refunfuñes que me quieres sólo a mí, eso no es así. Tuvimos la oportunidad de hacerlo, pero
no se pudo, se tenían otras expectativas con la relación, estábamos en diferentes canales, en
diferente frecuencia. Creo que debes de pensar mucho lo que harás, estás confundida, no
sabes lo que quieres realmente en esta vida; quise, sinceramente, estar contigo y apoyarte
en todo momento, quise entender tu proceso, pero, lamentablemente, me cerrabas las
puertas de una manera garrafal. Angie, te deseo un nuevo caminar en tu vida, un nuevo aire
para ti. Viaja, corre, ríe, escribe, lee, ayuda, salta, haz todo eso y mucho más, verás que la
vida te recompensará con abundancia de buenas vibras. Tengo muchísimo por escribir, pero
es mejor dejarlo hasta aquí, no quiero aburrirte con tanta lectura.
Angie, puedes contar conmigo, puedes acercarte las veces que quieras un consejo. Espero
en la vida, poder ser feliz con otra persona, al igual que tú. Mil gracias Angie, mil gracias
por enseñarme tu ser, ahora entiendo que las nubes son difíciles de amar.