En buena parte de las mitologías contemporáneas que se generan
alrededor de las narrativas tecnocientíficas y digitalistas, los sujetos que las articulan o participan de ellas sustituyen la realidad total por una parcial, que es la que expresa el mito que difunden. Tal sustitución no sólo se da en la práctica sino también en el plano del conocimiento (Paramio, 1971, pp. 74 y ss.). En términos metafóricos, el discurso mítico es el de alguien que, pese a mirar por el ojo de una cerradura, insiste en que lo que aprehende es el total de la habitación y no tan sólo una parte. Por otra parte, quienes insisten en erigir como modelo lógico de interpretación de la realidad esa deformación o recorte parcial, disponen de una actitud mitagógica. Tal disposición es lo que Paramio (1971) denomina pensamiento mitagógico. Tal actitud o pensamiento no admite interpretaciones divergentes que puedan cuestionar su aproximación a determinados problemas o procesos sociales. En este sentido, se erige en un discurso totalizador, en una ideología con vocación hegemónica y dominadora que dificulta y obstaculiza un contacto complejo con los procesos sociales de los que informa. Así, en lo relativo al periodismo, vamos a ver cómo los discursos hegemónicos sobre su relación con las tecnologías digitales han hilvanado una narrativa mítica que mantiene poco contacto con la praxis que pretendidamente describen. Un ejemplo de esto –tal y como veremos– es cómo la mayoría de descripciones referentes a la definición de materias disciplinares como ciberperiodismo o periodismo digital se articulan sobre el uso del condicional –deberían, tendrían, etc.–, a la vez que insisten en que son feudatarias de la revolución que ya está aconteciendo. Puede verse un análisis más amplio de la evolución e incidencia de los discursos hegemónicos mitológicos sobre la nuevas tecnologías en el ámbito de la política y la economía en Almiron y Jarque (2008).