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24 enero-diciembre 2017
Unidad Azcapotzalco
Dra. Norma Rondero López
Rectora en funciones de la UAM Azcapotzalco
Dra. Norma Rondero López
Secretaria de Unidad
Dr. Marco Vinicio Ferruzca Navarro
Director de la División de Ciencias y Artes para
el Diseño
ANUARIO DE ESPACIOS URBANOS, HISTORIA, CULTURA Y DISEÑO.
Mtro. Salvador Ulises Islas Barajas
Año 2017, número 24, enero-diciembre 2017, es una publicación
Secretario Académico anual de la Universidad Autónoma Metropolitana a través de la
Dr. Jorge Ortíz Leroux Unidad Azcapotzalco, División de Ciencias y Artes para el Diseño.
Jefe del Departamento de Evaluación Prolongación Canal de Miramontes 3855, Col. Ex-Hacienda San
del Diseño en el Tiempo Juan de Dios, Del. Tlalpan, C.P. 14387, Ciudad de México y Av. San
Pablo 180, Col. Reynosa Tamaulipas, Del. Azcapotzalco, C.P. 02200,
Mtra. Consuelo Córdoba Flores
Ciudad de México. Teléfonos 54834000, ext. 1509 y 53189179.
Jefa del Área de Estudios Urbanos Página electrónica de la revista: http://espaciosurbanos.azc.uam.mx.
Dirección electrónica: anuarioeu@correo.azc.uam.mx.
Editora Responsable: Consuelo Córdoba Flores.
Indexación: LATINDEX
ISSN digital: 2448-8828
ANUARIO DE ESPACIOS URBANOS, HISTORIA, CULTURA Y DISEÑO ISSN digital: 2448-8828. No. 24 enero-diciembre de 2017.
Anuario de
Espacios Urbanos,
HISTORIA, CULTURA Y DISEÑO 2017
ANUARIO DE ESPACIOS URBANOS, HISTORIA, CULTURA Y DISEÑO ISSN digital: 2448-8828. No. 24 enero-diciembre de 2017.
Consejo Editorial División de Ciencias y Artes Consejo editorial
para el Diseño, 2016-2018 François Tomas † / Université de Saint-Etienne
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Studies / City University of New York
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Comité editorial del Anuario de Espacios Urbanos Iztapalapa
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Mtra. Ma. de los Ángeles Barreto Rentería Rodrigo Negrete Prieto / Instituto Nacional de
Mtra. Ma. del Carmen Bernárdez de la Granja Estadística, Geografía e Informática, Aguascalientes
Mtra. Consuelo Córdoba Flores Emilio Pradilla Cobos / Universidad Autónoma
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Mtra. María Esther Sánchez Martínez Fernando Pozos Ponce / Universidad de Guadalajara
Bryan Roberts / University of Texas at Austin
Diseño Editorial Edward T. Rogawsky / City University of New York
Nayeli Benhumea Salto Fernando Salmerón Castro / Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS
Cuidado de la edición Henry Selby / University of Texas at Austin
María del Carmen Freyssinier Vera y Consuelo Córdoba Flores Ma. Eugenia Terrones / Instituto Mora
Impreso en México. Printed in Mexico Peter Ward / University of Texas at Austin
Primera edición: 2017 Gloria Zafra / Universidad Benito Juárez de Oaxaca
René Zenteno Quintero / El Colegio de la Frontera Norte
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Índice
Presentación 9
María del Carmen Bernárdez de la Granja
Consuelo Córdoba Flores
Espacio urbano
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Historia urbana
Awkaypata. Las explanadas sagradas del Cusco 135 Fenómenos sociales provocados por la rehabilitación 361
incaico de la Alameda Central de la Ciudad de México
Germán Zecenarro Benavente Orlando Issac Ipiña García
Aguas y ciudad en San Fernando del Valle de 163 Tecnologías sociales y prácticas urbanas inclusivas: 377
Catamarca (siglos XVII-XVIII) diseño, gestión y construcción participativa de un
Cecilia Argañaraz espacio comunitario
María Macarena Blanco Pepi, Lucía Antonela
Los comienzos de la “obra nueva del agua” en la 179 Mitidieri
Puebla de los Ángeles
Antonio Pedro Molero Sañudo Miradas en movimiento. Elementos para una 393
etnografía de la vida pública urbana
Utopías urbanas: el legado social de José Luis 221 Martha Cecilia Cedeño Pérez
Cuevas Pietrasanta
Alfonso Valenzuela Aguilera De nodos, hitos y umbrales
Recorrido morfológico de la dinámica expansiva de 253 Algunas reflexiones en torno al acercamiento a la 411
Puebla y Xalapa: del damero al plato roto. Siglo XX. ciudad desde una perspectiva cualitativa
Pedro Martínez Olivarez, Arturo Velázquez Ruiz Nota crítica
Ruth Guzik Glantz
La década de oro pergaminense. Análisis 271
del proceso de urbanización de la ciudad de Dos o tres cosas que sé de ella. Notas críticas 421
Pergamino —Prov. de Buenos Aires, Argentina— acerca de la ciudad compacta
y su vínculo con el desarrollo de la industria Eleonora Leicht
confeccionista local (1960-1970)
Marina Calderone, Victoria Luján Sánchez Vorágine urbana, sinopsis de una cotidianidad 433
fragmentada
Identidades y cultura urbana Reseña de la obra de Claudio Corrales Quesada
Trabajo y acción colectiva en el espacio público. 301 Vorágine Urbana de Claudio Corrales 435
Gentrificación, prácticas de resistencia y formas de
apropiación espacial por parte de los vendedores de De los autores 439
la vía pública en el Centro Histórico de Querétaro
José Luis Gayosso Ramírez Guía para autores 446
Atributos y significados en torno a una plaza. 337 Publicaciones del Área de Estudios 459
El Barrio Mágico de San Agustín de las Cuevas Urbanos
Vicente Guzmán Ríos
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Presentación
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los siglos XX y XXI un hecho civilizatorio? La visión A través de sus secciones de Espacio, Historia e
de la ciudad está permeada por la negatividad del Identidades y Cultura, pretendemos ofrecer guías,
hecho urbano: la contaminación, la movilidad estan- líneas y senderos para poner a prueba nuestras
cada, el estrés, la sobre-productividad de las relacio- certezas y subjetividades sobre el mundo urbano
nes económicas, la desintegración del tejido social y donde vivimos, y quede abierta la discusión sobre
la soledad del individuo. Sin embargo, es de la ciudad estos nuevos caminos.
de donde han salido los derechos del hombre, las van-
guardias artísticas, los cambios tecnológicos. La cons-
trucción de una sociedad más abierta y tolerante es
una construcción urbana. María del Carmen Bernárdez de la Granja
Consuelo Córdoba Flores
Es necesaria una actualización de este concepto,
que nos remite a elementos de espacio, permanen-
cia, articulación y heterogeneidad: geografía, me-
moria, símbolo, construcción social, diversidad. La
civilización como relación entre el hombre y la na-
turaleza que puede integrar en un sentido amplio la
preocupación actual entre la conexión del hombre,
su medio ambiente y el progreso tecnológico.
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De nodos
hitos y umbrales
anuario de espacios urbanos.
historia , cultura y diseño 2017
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desde el ser, la identidad y la pertenencia colectivas, pueblos originarios, las miembros de las llamadas
sin rostros y sin ideas individuales, con escasa o nula tribus urbanas o los oriundos de los barrios de la
identificación de colectivos particulares cargados de ciudad, para dar algunos ejemplos— y muy pocos
matices propios, de especificidades que los distin- se miran a sí mismos —muy pocos nos miramos a
guen y con ello contribuyen también a configurar nosotros mismos— como constructores activos y
ese perfil citadino. participativos de la cultura urbana desde nuestro
En principio propongo acercarnos a conocer a propio tránsito y presencia en la ciudad misma.
las ciudades también desde el pequeño espacio, Habitamos las ciudades, formamos parte de ellas,
desde colectivos específicos, desde la mirada de pero no logramos identificar las formas en las que
grupos particulares, de ámbitos limitados geográ- en el transcurrir de nuestra vida cotidiana nuestras
ficamente. Creo indispensable abrir la mirada ha- acciones, prácticas y formas de relación y de en-
cia localizados espacios acotados, desde los cuales cuentro vamos delineando el territorio local en el
puedan mirarse algunas de las formas en que la ciu- que nos desenvolvemos, aportamos a la definición
dad es experimentada, vivida, interpretada. Sugiero de las particularidades identitarias de las distintas
identificar las variaciones, las diferencias, las ideas zonas de la ciudad que habitamos desde la casa, el
compartidas y comunes, pero también las diversas trabajo, la escuela, la vida en familia, las activida-
y únicas por provenir de un grupo, zona o colecti- des dirigidas al sustento, la recreación, la cultura, el
vo que se imagina, vive y recrea a sí mismo como ocio, la convivencia.
particular y propio, pero urbano. Importa, pues, re- Creo que todavía hay mucho por develar y en-
cuperar información de la ciudad, sus habitantes y tender sobre los mecanismos mediante los cuales
sus experiencias particulares que nos permitan de- las sociedades urbanas se producen y reproducen
sarrollar mapas en los que tengan cabida diversos a sí mismas, a través de acciones e interacciones
matices y tonos que nos obliguen a pensar en polí- cruzadas por la interpretación de símbolos y signifi-
ticas incluyentes, flexibles, que promuevan la convi- cados socialmente compartidos en materia de expe-
vencia y la puesta en común. Vale la pena entonces riencia citadina, de cultura urbana, de delimitación
acercarse a entender a la ciudad y a sus habitantes de las formas en que un acotado espacio territorial
en los términos en que Frazer describe el trabajo y geográfico de la ciudad desde su diálogo con la
que en su momento hizo Malinowski en Nueva Gui- gran urbe, contribuye a definirla y darle contenido
nea tomando “en cuenta todas las complejidades como tal.
de la naturaleza humana, por así decirlo” “[viendo] He observado a lo largo de ya muchos años de
hombres en relieve, no perfiles de una sola dimen- trabajo docente sobre los enfoques cualitativos de in-
sión” (Frazer, 1986:12). vestigación con estudiantes y profesionistas distintos,
Una importante limitante para pensar esfuerzos que resulta más difícil de lo que siempre supongo
investigativos de esta naturaleza está íntimamen- acercarse a la vivencia de las personas sobre temas
te relacionado con que son pocos los colectivos y específicos, y más aún hacerlo desde una perspec-
habitantes citadinos que reflexionan activamente tiva y un método cualitativos, pues en la práctica
sobre su papel como productores y reproductores se mezclan y superponen las propuestas metodo-
de la cultura urbana, y cuando esto sucede lo ha- lógicas de corte cuantitativo con las de corte etno-
cen más bien desde sus propios grupos de adscrip- gráfico. Así, de manera casi automática, los nuevos
ción —como los grafiteros, los habitantes de los investigadores, prácticamente al mismo tiempo de
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definir su tema a estudiar, sus supuestos de trabajo acercarnos a la realidad, de recuperar las categorías
y sus preguntas de investigación, empiezan a pen- sociales, esto es, las palabras y expresiones propias
sar en desarrollar listados de preguntas que —entre de los lugareños, para sólo después de recogerlas,
comillas— “aplicarán” a “todos” —también en- transcribirlas y ordenarlas, convertirlas en catego-
tre comillas— y más aún, diseñan guiones para la rías analíticas, llenarlas del sentido y del contenido,
observación, en lugar de acercarse a esos espacios de los signos y significados que las personas asig-
intentando volver a mirarlos como por vez primera, nan a cada una de ellas para nombrar la realidad,
como ajenos, como desconocidos. para describirla, para explicarla; convertirlas, pues,
Es indudable que debemos tener un problema en categorías teóricas o conceptuales, desarrollar
en la cabeza para poder acercarnos a él y que ne- el análisis. En investigación cualitativa no se trata
cesitamos contar con un plan de preguntas e hi- de “demostrar” nuestras hipótesis, sino de trabajar
pótesis acerca de lo que observaremos en campo con los supuestos e ideas de las personas sobre la
—que por cierto en este caso será un fragmento realidad, y ya con estos testimonios volver a repen-
de la ciudad—, sin embargo, es también importan- sar la realidad misma, reconstruirla a partir de las
te acercarse al espacio social de nuestro interés un propias expresiones y vivencias de quienes la expe-
tanto “con la mente en blanco”; como dijera el ya rimentan, la piensan, la viven, la explican.
multicitado Malinowski, encontrarnos con el lugar Se trata de partir de supuestos que puedan ser
sin intentar “demostrar” —demostrar nuevamente enriquecidos por las personas con las que trabaja-
entre comillas— nuestras hipótesis, lo que creemos mos, y de manera especial de ubicarlas en el centro
que sucede, sino intentando abrir siempre nuestra de nuestras investigaciones, de buscar colocarlas
mirada hacia nuevas versiones, percepciones, de- en diálogo directo con los lectores, recuperando y
claraciones hasta hipótesis no previstas, tratando transcribiendo en lo posible sus propias formas de
de encontrar en todo momento respuestas distin- hablar, sus palabras, sus reflexiones sobre las for-
tas y por supuesto preguntas nuevas para pensar mas en que perciben e interpretan su mundo, en
con nuestros informantes. Esto es, en el marco de este caso, el mundo urbano, la vivencia local, desde
una propuesta de estudio cualitativa, el listado de sus propios términos y desde su particular lógica.
preguntas ya diseñado puede cambiar tanto de Nuestro trabajo de recorte, que será amplio y des-
orden como de sentido y de contenido, al tiempo criptivo, más que explicativo, consiste en seleccionar
que el investigador se va sumergiendo en el campo la información, organizarla, interpretarla y analizarla,
de estudio y en sus relaciones con sus informantes como por cierto también recortamos y dibujamos al
y con el mundo observado. A la vez, los guiones diseñar y levantar una encuesta, pensar en sus datos,
de observación deben servir como referente, pero el traducirlos en cuadros y gráficas, interpretarlos
observador deberá intentar registrar eso que mira en también.
un contexto determinado, en especial, como propo- Registrar información en el marco de una plática
ne el propio Malinowski, eso que sucede de manera no formal o de una entrevista formal, agregar u omi-
imprevista y que pone al descubierto las formas en tir algunas de las preguntas previamente definidas en
que los sujetos entienden e interpretan el mundo. un guión de entrevista no significa violar las normas
¡Esto no es acatarse al método! —están pen- del método científico, pues recogeremos esa informa-
sando muchos en este momento—, pero sí se tra- ción con total pulcritud, con cuidado de recuperar los
ta de un método, de una forma no prejuiciosa de testimonios de las personas, y más aún, las palabras
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y términos concretos con que ellos —no nosotros— sobre lo que ahí sucede; a través de este método
nombran y describen la realidad y las formas en que la dejamos —o debemos dejar— por un momento del
experimentan, interpretan e incluso organizan. ado nuestra propia subjetividad, nuestras propias
En el enfoque etnográfico tiene central impor- hipótesis para estar en posibilidades de afinarlas y
tancia recoger información empírica vigilando que complejizarlas. Reconocemos, pues, que en toda in-
no filtremos ni en su recogida, ni en su organiza- vestigación cualitativa cabe la subjetividad, y nues-
ción, y mucho menos en su transcripción, nuestras tra presencia en el lugar y el recorte que hacemos
propias interpretaciones de lo que ahí sucede, espe- de lo que ahí sucede están cargados de notas sub-
cialmente porque es deseable que el propio trabajo jetivas, pero al aplicar el método etnográfico inten-
de investigación y la información que recopilamos tamos acotarlas todo lo posible.
durante su desarrollo nos encaminemos hacia nue- A través del método etnográfico intentamos
vos descubrimientos, hacia la posibilidad de matizar suspender también nuestras propias interpretacio-
nuestras propias hipótesis o ideas previas respecto nes de ciudad, nuestras propias vivencias como ha-
de lo que sucede en un espacio físico, geográfico, bitantes de ésta para escuchar y entender las de
social y cultural específico. los otros, sin que esto implique dejar de lado nues-
Es claro que toda esta argumentación está lle- tras adscripciones a la teoría. En términos de Ma-
vando a muchos a pensar sobre el carácter “subje- linowski, “las ideas preconcebidas son perniciosas
tivo” de la investigación cualitativa o etnográfica. en todo trabajo científico, pero las conjeturas son
Recordemos entonces un asunto de central impor- el don principal de un pensador científico, y tales
tancia, la etnografía o la investigación cualitativa, conjeturas le son posibles al observador gracias a
si bien se realiza partiendo de la subjetividad del sus estudios teóricos” (Malinowski, 1986:26).
investigador, pues es éste quien recorta la realidad Nuestro trabajo como investigadores consiste
y define las preguntas de investigación, este tipo de primero en recoger la información, cuidando de no
indagación no es en sí misma subjetiva, sino que mezclarla con nuestras propias percepciones de esa
más bien trata sobre la subjetividad de los otros. No realidad o incluso encauzarla hacia nuestras propias
nos acercamos a lo sujetos cargados de subjetividad ideas, supuestos o intereses. También es central
o intentando convertirnos en sus amigos o confi- trabajar primero sobre transcripciones literales de
dentes, incluso intentamos al acercarnos al “cam- lo que se nos dice en campo —que en este caso
po” de estudio dejar suspendidas nuestras hipótesis es ciudad, lo cual resulta interesante para lo que
e ideas previas, más bien al acercarnos al mundo aquí se conversa— el método, los instrumentos y
desde una perspectiva y un método cualitativo nos los procedimientos para recoger la información son,
proponemos indagar sobre su subjetividad, sobre pues, de central importancia en el acercamiento
las formas en que las personas interpretan su reali- cualitativo a la realidad de la ciudad y constituyen
dad, sobre las formas en que de manera individual las herramientas centrales para hacer a un lado la
y colectiva la viven, la experimentan, la entienden, subjetividad, misma que, por cierto, siempre estará
la describen, la explican. presente en toda investigación, sea ésta cualitativa
Y hacemos todo esto bajo un riguroso méto- o cuantitativa, como nos propone el sugerente prin-
do de levantamiento y procesamiento de la infor- cipio de incertidumbre de Heisenberg, físico que en
mación, en el que intentamos también suspender 1927 ilustró sobre el papel que juegan los instru-
nuestras propias percepciones sobre la realidad y mentos de investigación en los alcances, pero tam-
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bién en los límites de nuestro trabajo indagativo, En la actualidad, es claro que permanecer por
tema y problema científico que ha sido motivo de largos periodos en los lugares de estudio es una
reflexiones de innumerables filósofos y pensadores práctica cada vez menos frecuente, y que para el
del método científico. caso del estudio de espacios físicos, sociales y cul-
Todo lo anterior, claro está, asumiendo que al turales específicos de la ciudad esto resulta genui-
estar en “campo” o con nuestros informantes, no namente complejo, pero sí siguen siendo vigentes
conocemos ni la ciudad, ni la localidad, ni el proble- tanto la necesidad de cercanía física y empática con
ma que pretendemos observar, y que debemos co- las personas del lugar de estudio, como combinar el
nocerla desde sus fundamentos, cuidando también trabajo de observación y de registro de los sucesos y
de descubrir, y especialmente de describir por vez testimonios de los sujetos del lugar, cuidando ano-
primera, eso que suponemos todos que ya cono- tar separadamente en este levantamiento de datos
cemos porque somos citadinos, porque habitamos nuestras propias interpretaciones de lo que ahí su-
la urbe. En términos de Hammersley y de Atkinson, cede o se dice, como lo proponían Malinowski y
debemos describir nuestro problema específico de sus colegas contemporáneos que, en los propios
interés como si lo contáramos a un marciano que términos del primero, señala que “una fuente etno-
nada conoce sobre el tema, como a su vez nosotros gráfica tiene valor científico incuestionable siempre
debimos haber hecho cuando recogimos la infor- que podamos hacer una clara distinción entre, por
mación empírica con nuestros sujetos de estudio y una parte, lo que son los resultados de la obser-
en el espacio geográfico que elegimos: asumiendo vación directa y las exposiciones e interpretaciones
que no conocemos ni el lugar ni a las personas que [del sujeto de estudio], y por otra parte las deduc-
lo configuran, y que estamos genuinamente intere- ciones del autor basadas en su sentido común y ca-
sados en acercarnos a éste intentando mirarlo des- pacidad de penetración psicológica” (Malinowski,
de cada una de las perspectivas de sus habitantes 1986:21), para lo cual es siempre de gran utilidad
y sus grupos de personas, desde distintas miradas la parafernalia del investigador cualitativo, como
colectivas e individuales que en su conjunto nos lo son las grabadoras, los artefactos para recoger
permiten hacer el croquis, los apuntes para el esbo- video y especialmente las simples libretas de notas
zo del mapa del lugar, que a su vez se inscribirá en que permiten registrar de manera organizada y se-
el gran mapa de la ciudad. parada eso que observamos y eso que pensamos o
En su clásico texto Los argonautas del Pacífico creemos que vemos.
Occidental, Malinowski expone el método que se- Como sabemos, la entrevista a los —entre co-
guirá para recoger la información que le permita des- millas— “nativos” del lugar, a quienes ocupan el
cribir el Kula, esto es, las formas propias de comer- espacio físico y geográfico de estudio, desarrollada
ciar de los trobriandeses, y anota que para lograr un con un carácter formal o conversacional e informal
buen estudio antropológico o de la cultura local es es la herramienta más poderosa para recoger la in-
necesario estar solo, nunca acompañado de otros, y formación sobre esto que buscamos (Valles, 2009
buscar la compañía de los nativos del lugar. Para este y Woods, 2011), pensándolo recuperar de manera
pensador del método antropológico, es importante sincrónica —cómo viven y experimentan el problema
el “trato natural”, a través del cual “se aprende a o tópico las personas oriundas del lugar—, al tiempo
conocer el ambiente, y a familiarizarse con sus cos- que sondeamos al menos un poco sobre la historici-
tumbres y creencias” (Malinowski, 1986:24). dad de este problema y sobre la manera individual y
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la recreación y el descanso, que propician y repro- acerca de las formas en que de manera intenciona-
ducen ciclos de pobreza, marginalidad y exclusión; da y sistemática se vive, experimenta, interpreta y,
algunos más versan sobre los complejos procesos especialmente, se cultiva la cultura urbana en sus
experimentados por los habitantes de la ciudad y localizados espacios físicos, geográficos y sociales.
que implican enormes esfuerzos de familias y gru- Este “somos”, estas identidades individuales y
pos sociales para remontar condiciones de vida ad- las identidades colectivas que configuran a la ciu-
versas dentro de la gran urbe y sobre las tensiones dad misma y a sus espacios, zonas, colonias, ba-
sociales y políticas que derivan de las movilizacio- rrios, unidades habitacionales, cuadras y manzanas
nes urbanas, sus encuentros y desencuentros. Hay particulares, se van construyendo a lo largo del
también investigaciones adicionales sobre la ciudad tiempo, se van consolidando a través de prácticas
que centran su mirada sobre las formas en que gru- concretas cargadas de contenidos y significados es-
pos específicos urbanos, como pueden serlo, a ma- pecíficos, de su historia local y de su memoria. En
nera de ejemplo, los pueblos originarios, los grupos su maravilloso libro La interpretación de las cultu-
juveniles o las organizaciones sociales urbanas, que ras, Geertz nos señala, aludiendo a Weber, que “el
se resisten a estas imposiciones políticas, económi- hombre es un animal inserto en tramas de signifi-
cas, sociales y culturales y cuidan definir sus límites, cación que él mismo ha tejido”, y agrega que “la
delinean sus propias estrategias para contener el cultura es la urdimbre y […] el análisis de la cultura
crecimiento urbano o las acciones frente a colecti- ha de ser por tanto, no una ciencia experimental en
vos específicos. busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en
De manera que hay un amplio espacio de impo- busca de significados” (Geertz, 2005:1).
sición, pero también de resistencia que tiene que Así, como ejemplos, puedo pensar desde las
seguirse analizando como un todo, a la vez que particulares formas de construir y adornar las ca-
dirigimos la mirada hacia procesos sociales y cul- sas y edificios de cada zona, colonia, calle o bario,
turales más delimitados y seguimos descubriendo hasta las celebraciones religiosas dedicadas a los
las distintas formas en que, a la par de una lucha y santos patrones de los barrios y pueblos de la ciu-
resistencia frente a la ciudad, se produce también dad, las fiestas desarrolladas en la calle, el espacio
un movimiento social y cultural dirigido a definir el común del condominio, el propio salón de fiestas
carácter de la ciudad misma en sus pequeños es- de la colonia, en las que se presenta al niño que se
pacios localizados. Hay mucho todavía por indagar integra a la comunidad, a la quinceañera que even-
acerca de las formas en que los habitantes de la ciu- tualmente habrá de formar una nueva familia citadi-
dad asignan de manera intencionada, a lo largo del na —preferentemente en el mismo barrio en que se
tiempo y en la vida cotidiana también, caracteres, la “presenta” y en asociación con un joven oriundo
formas y sentidos específicos a un lugar concreto de la localidad—, a la celebración del cumpleaños
hasta delinear sus particularidades, a prácticas in- que convoca a los jóvenes a reunirse, conocerse e
dividuales y especialmente colectivas mediadas por iniciar los ritos de cortejo local. También podemos
la convivencia, la organización, el trabajo conjunto, pensar en las reuniones de colonos y condóminos
el cultivo de las relaciones sociales, que van contri- que se congregan para mejorar la habitabilidad
buyendo a asignarle un carácter y un rumbo espe- de sus espacios de vivienda; el uso de los parques
cífico a un lugar, a un espacio geográfico concreto por niños, familias y parejas, y la nominación como
dentro de la gran ciudad. Hay mucho que aprender “jaulas” de algunos de ellos habilitados en los ca-
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420 E L ESPA C I O SO N O R O EN L A PL AZA SANTO DOMINGO
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Anuario de Espacios Urbanos.
Historia, Cultura y Diseño 2017.
Se terminó de editar el 15 de diciembre de 2017.
Diseño y formación Nayeli Benhumea Salto
La producción y cuidado
de la edición estuvo a cargo
de María del Carmen Freyssinier Vera y Consuelo Córdoba Flores.