Soneto V, de Garcilaso de la Vega El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita. Escrito está en mi alma vuestro gesto Corazón interior no necesita y cuanto yo escribir de vos deseo: la miel helada que la luna vierte. vos sola lo escribisteis; yo lo leo, tan solo, que aun de vos me guardo en esto. Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura En esto estoy y estaré siempre puesto, en duelo de mordiscos y azucenas. que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo, de tanto bien lo que no entiendo creo, Llena pues de palabras mi locura tomando ya la fe por presupuesto. o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura. Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida; por hábito del alma misma os quiero; El amor empieza cuando se rompen…, de Roberto cuanto tengo confieso yo deberos; Juarroz. por vos nací, por vos tengo la vida, El amor empieza cuando se rompen por vos he de morir y por vos muero. los dedos y se dan vuelta las solapas del traje, cuando ya no hace falta pero tampoco El poeta le pide a su amor que le escriba, de sobra Federico García Lorca la vejez de mirarse, Amor de mis entrañas, viva muerte, cuando la torre de los recuerdos, baja o en vano espero tu palabra escrita alta, y pienso, con la flor que se marchita, se agacha hasta la sangre. que si vivo sin mí quiero perderte. El amor empieza cuando Dios termina Y cuando el hombre cae, enviarás mensajes sonreirás mientras las cosas, demasiado eternas, tremolarás tus manos así volverá comienzan a gastarse, tu amado tan amado y los signos, las bocas y los signos, se muerden mutuamente en cualquier oyes la demente sirena que lo robó parte. el barco con barbas de espuma donde murieron las risas El amor empieza recuerdas el último abrazo cuando la luz se agrieta como un oh nada de angustias muerto disfrazado ríe en el pañuelo llora a carcajadas sobre la soledad irremediable. pero cierra las puertas de tu rostro Porque el amor es simplemente eso: para que no digan luego la forma del comienzo que aquella mujer enamorada fuiste tú tercamente escondida detrás de los finales. te remuerden los días te culpan las noches te duele la vida tanto tanto La enamorada, de Alejandra Pizarnik desesperada ¿adónde vas? desesperada ¡nada más! ante la lúgubre manía de vivir esta recóndita humorada de vivir te arrastra Alejandra no lo niegues. Una galaxia llamada Ramón, de Mariano Blatt. La otra vuelta Ramoncito le puso un yuyo al mate hoy te miraste en el espejo eran como las 10 de la mañá y te fuiste triste estabas sola cosa q nos empezamos a reír y mirar re bien y la luz rugía el aire cantaba entonces Ramo dice pero tu amado no volvió eh, rubio que a medida que se van disolviendo vamo a agarrar la motito me hacen la locura más linda de Argentina y por el camino de tierra q es barro le damos hasta el cruce con la ruta ahí zas le damos derecho q yo conozco un campo vos llevá el mate allá hay más yuyo cosa que cuando yo iba atrás en la moto re agarrado a Ramo que silbaba pero clá el viento ni escuchar me dejaba así que en una que desacelera un toque para evitar el barro loco le digo Ramo no silbé Ramo cantá entonces Ramoncito medio que se saca la remera con una mano y con la otra maneja la moto habilidad (yo con las dos me abrazaba a Ramoncito y me picaba la nariz porque el pelo se volaba re bien) cosa que me pasa la remera y me dice teneme rubio soy castaño, Ramo, le digo sos hermoso, me dice cosa que llegamos y Ramo recolecta unos yuyos son los yuyos mágicos me dice los yuyos santiago del estero le pone unos al mate y me pone unos en la boca