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SENDERO LUMINOSO

EN LA ENCRUCIJADA
POLÍTICA DEL PERÚ

Heraclio Bonilla*

Este artículo está destinado al examen de las peculiari- This article examines the peculiarities of violence in Peru
dades de la violencia en el Perú mediante el análisis de la through the analysis of the experience of the guerrilla
experiencia de Sendero Luminoso. En función de ese ob- movement Shining Path. The article is divided in three parts:
jetivo, el trabajo contiene tres partes. En la primera se co- In the first one the eighties violence is presented in a
loca la violencia de los ochenta en una perspectiva histórica perspective that makes it comprehensible. In the second
que la hace comprensible. En la segunda, se describe y se one the rising and falling of Shining Path is described. In
analiza el ascenso y el ocaso de Sendero. En la tercera, a the third one, as a conclusion, the current political
manera de conclusión, se exploran las alternativas políti- alternatives and the place of armed subversion in Peru are
cas del Perú actual y el lugar de la subversión armada. explored.

Palabras clave: Perú, Sendero Luminoso, violencia,


años ochenta, conflicto armado.

* Profesor Asociado de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Doctorado


en la especialidad de Historia Económica por la Universidad de París y doctorado en
Antropología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima). Profesor
visitante en las principales universidades de América Latina, Europa y los Estados
Unidos. E-mail: heracliobonilla@hotmail.com

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E n la última semana de agos- el Perú una especialidad académi-
to de 2003 la prensa extranjera y ca: la Senderología...
en perspectiva el curso anterior de
su experiencia nacional. Resulta
la peruana dieron cuenta del térmi- importante dar cuenta de algunos
no del trabajo y de la entrega de Es imposible dar cuenta de cada de los componentes de ese escena-
sus resultados a las principales au- una de las dimensiones implicadas rio si se quiere reemplazar la anéc-
toridades peruanas por parte de la en el fenómeno de Sendero en tan dota por una explicación profunda
Comisión de la Verdad, constitui- pocas páginas. El lector interesado de los dilemas y de la tragedia que
da hace un par de años por el go- podrá consultar la literatura espe- envolvieron a gran parte de la po-
bierno de transición presidido por cializada, de manera que aquí se blación peruana. En términos eco-
Valentín Paniagua. Los integrantes intenta, de modo muy breve, colo- nómicos, para empezar por lo más
de esta Comisión recibieron el obvio y reconocible, Perú y Hai-
encargo de averiguar las causas tí comparten el penoso privile-
y las consecuencias de la trági- gio de tener las poblaciones más
ca experiencia vivida por el Perú miserables del hemisferio, situa-
en las tres décadas finales del si- ción irreversible en el mediano
glo XX, particularmente aquella plazo. Otra dimensión de ese
caracterizada por el enfrenta- nuevo escenario se halla en la
miento entre las fuerzas del or- situación de los partidos políti-
den y la subversión encabezadas cos. Estos aparecen en Perú a
por Sendero Luminoso (SL) y el principios de la década de 1870
Movimiento Revolucionario con el establecimiento del Par-
Túpac Amaru (MRTA). La tido Civil, el cual traduce políti-
prensa resalta que las tres con- camente los intereses de una
clusiones más importantes alu- plutocracia asociada a la explo-
den a la responsabilidad de las tación del guano de las islas;
fuerzas armadas y de los subver- desde entonces se han diversifi-
sivos, en una proporción mayor cado tanto en número como en
por parte de los últimos; a que significación. Cronológicamen-
las víctimas fueron mayormen- te, los de mayor presencia fue-
te campesinos indios proceden- ron y todavía algunos son el Partido
tes de los departamentos más Aprista (1924), el Partido Comu-
marginados del sur del Perú nista (1928), Acción Popular
como Ayacucho, Huancave - (1956), el Partido Popular Cris-
lica, y Apurímac; y que fueron tiano (1966), una escisión con-
69.280 los muertos como con- servadora de la Democracia
secuencia de esta violencia. Sal- Adolfo Bravo, La última noche de la Pola, 1989, Cristiana. A éstos habría que
vo la evaluación del número de óleo, detalle. Villa de Guaduas agregar Perú Posible, del actual
las víctimas, que triplica los es- presidente Alejandro Toledo, y
timados que en su momento se hi- car esa experiencia en un contexto las agrupaciones ad-hoc lideradas a
cieron, las otras conclusiones no histórico más amplio, subrayar las comienzos de los noventa por Mario
ofrecen mayores sorpresas a quie- características de Sendero y de sus Vargas Llosa (Libertad) y Alberto
nes desde los ochenta se interesa- acciones, y sugerir algunas reflexio- Fujimori (Cambio 90). En la mejor
ron por el fenómeno de Sendero nes sobre los escenarios de la polí- tradición latinoamericana, estos
Luminoso. Lo anterior en modo al- tica peruana en el corto plazo. partidos reproducen de manera fiel
guno significa que se cuente con la cultura política de la región, en
una explicación convincente de El escenario peruano en la últi- el sentido de que son pequeños cír-
este grupo y de sus acciones, pese a ma década del milenio pasado era culos de notables congregados en
la existencia de una densa y des- muy nuevo, muy extraño y, cierta- torno a un caudillo y en cuya di-
igual literatura que incluso creó en mente, inédito cuando se observa rección las bases, si es que existen,

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no tienen mecanismo alguno de tarde, su colega Henri Favre (1972) terior peruano este proceso culmi-
expresión. Esta profunda crisis mo- discutía los correlatos psicológicos nó con un golpe contundente cuan-
ral y política fue utilizada en 1968 de la interiorización de esta frustra- do la reforma agraria de Velasco
por un grupo de funcionarios civi- ción expresados en fiestas y prácticas produjo en 1969 el desalojo de seg-
les del Gobierno Revolucionario de autodestructivas de los campesinos mentos importantes de la clase do-
las Fuerzas Armadas (GRFA), para indios. minante, quienes desde el vértice
proponer la extraña tesis del no par- de las sociedades regionales articu-
tido, y a la que también aludió Los fundamentos de esta estruc- laron social y moralmente tal orde-
Fujimori bajo la acusación de tura sufrieron profundos cambios namiento en este siglo. No son
partidocracia como pretexto para en el curso de la segunda mitad del pocos los casos documentados de
violentar la vida constitu- expresión de tristezas y
cional del país el 5 de abril lamentos de los campesi-
de 1992. nos indios frente a la ex-
pulsión de sus patrones,
A la situación anterior así como la nostalgia de
deben añadirse los cam- las capas más antiguas del
bios en el orden simbóli- proletariado minero ante
co provocados por las la expulsión de los “grin-
medidas que tomó en su gos” de la dirección de las
primera fase el GRFA de compañías norteamerica-
1968. El sistema colonial nas que explotaban el co-
en el Perú sacralizó la des- bre en la sierra central
igualdad y la injusticia. La (Bonilla, 1970).
naturaleza religiosa de ese
orden, la posibilidad de La “gran transforma-
dar satisfacción sólo de ción” capitalista que las
manera segmentada a las fuerzas armadas apunta-
demandas más urgentes laron en 1968 fue en este
de fracciones de las clases sentido doblemente in-
populares, y la inexisten- completa. En términos
cia de canales institu- económicos dislocó la
cionales en la mediación economía, en consonan-
del conflicto, crearon en cia con su modelo “ni ca-
este contexto una parado- pitalista ni comunista”
ja muy significativa: la que terminó potenciando
apariencia de una socie- las deficiencias de cada
dad pacífica y tranquila, uno, y en términos socia-
resignada a su suerte, pero les no pudo llenar el va-
que en el fondo, y este era cío que había producido.
José María Espinosa, Policarpa Salavarrieta, 1855, óleo/tela.
su reverso, anidaba furias Museo Nacional Estaban así reunidas las
y explosiones que estalla- condiciones para dar na-
ban en circunstancias propicias siglo XX, particularmente en el con- cimiento a aquello que el antro-
con una extremada fuerza. El so- texto de las movilizaciones campe- pólogo José Matos Mar (1984)
ciólogo francés Francois Bourri- sinas de la década de los sesenta, calificaba como “desborde popu-
caud (1970) documentó en su cuando sus protagonistas, además lar”. Las expresiones de este “des-
clásico libro sobre el Perú su per- de reivindicar su derecho a las tie- borde” –que en esencia no es sino
plejidad frente a la violencia que rras expropiadas, comenzaron a una delicada metáfora para desig-
revestían las huelgas de los mine- cuestionar la legitimidad del orden nar el impresionante caos social del
ros del Cerro de Pasco; poco más gamonal. En vastas regiones del in- Perú– son múltiples y atraviesan el

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conjunto de la cultura popular (el tra de las medidas del gobierno mi- por el ejército guerrillero popular.
“achoramiento” y la música “chi- litar de la segunda fase. Sus acciones estarían encaminadas
cha”), la religión (“Sarita Colonia” a la conquista militar de bases, des-
y las “vírgenes lloronas”), el lengua- Pero la hegemonía de Sendero de el campo a la ciudad, donde se
je y los símbolos, la sustitución del en la universidad fue muy breve: en establecerían “atravesando baños
orden y la civilidad, por el elo- 1975 ésta se redujo a la Facultad de de sangre”, comités populares en el
cuente postulado del “sálvese Educación, para abandonar la uni- campo y movimientos revoluciona-
quien pueda”, para no mencionar versidad un año más tarde a fin de rios de defensa del pueblo en las ciu-
las prácticas políticas como las de enviar a sus cuadros a trabajos de dades, a cargo de comisarios como
Sendero Luminoso, que convirtieron proselitismo tanto en la región como concreciones del nuevo estado. El
al Perú de los ochenta en un cen- en otros lugares del país, al tiempo conjunto de comités populares
tro de curiosidad mundial. Se pue- que el núcleo dirigente continuaba constituye la base de apoyo, y el
de discutir, ciertamente, si este con el proceso de construcción del conjunto de bases de apoyo “es el
llamado desborde traduce la crea- partido. Que Ayacucho (“rincón de collar que arma la república popu-
tividad peruana o, más bien, el lí- los muertos” en quechua) haya sido lar de nueva democracia”. Este pro-
mite alcanzado por la impotencia y la cuna de SL no es, desde luego, ceso se encuadra dentro de una
la desesperación. Y es este el con- una coincidencia. Se trata de una guerra prolongada, la cual com-
texto en el que Sendero Luminoso de las regiones más deprimidas del prende tres etapas:
aparece y acciona. Perú, con una universidad reabierta
desde 1959 que pronto se convirtió (...) la primera es el período de
Sendero Luminoso (SL) fue el en un centro de atracción de estu- la ofensiva estratégica del ene-
resultado de la escisión, en 1971, diantes con raíces campesinas muy migo y la defensiva estratégica
del Partido Comunista Bandera Roja, recientes y de difusión cultural muy nuestra. La segunda será el pe-
ríodo de la consolidación estra-
así como de su inicial anclaje re- avanzada; todo aquello en el marco
tégica del enemigo y de nuestra
gional e institucional: Ayacucho y de un aislamiento que intensificó la preparación para la ofensiva. La
la Universidad San Cristóbal de prédica ideológica. Pese a su reco- tercera será el período de nues-
Huamanga. En la constitución de nocida parquedad en términos de tra contraofensiva estratégica y
SL desempeñó un papel importan- pronunciamientos, la difusión en de la retirada estratégica del ene-
te Abimael Guzmán Reynoso, “el enero de 1988 de las bases de discu- migo (...) (Ibid).
presidente Gonzalo”, filósofo gra- sión del PCP en las páginas de El
duado en la Universidad San Diario, su principal vocero, permite En este contexto, fue simbóli-
Agustín de Arequipa con una tesis conocer lo esencial de sus propues- camente elocuente que las accio-
sobre Kant, y un reducido grupo de tas, así como las líneas directrices de nes públicas de SL comenzaran
profesores y estudiantes (Degregori, su acción. Para Guzmán, “el Perú colgando perros en los postes de
1988). Movimiento de inspiración contemporáneo es una sociedad feu- Lima, en clara alusión a su despre-
maoísta, fortalecido por la prolon- dal y semicolonial en el cual se cio por la revisionista dirigencia chi-
gada estadía de Guzmán en China, desenvuelve un capitalismo buro- na, así como por la quema de las
buscó su nativización resaltando al- crático”, entendiéndose como tal “el ánforas en la plaza pública de
gunos aspectos del pensamiento de capitalismo que genera el imperia- Chuschi el 17 de enero de 1980,
José Carlos Mariátegui, para termi- lismo en los países atrasados, atado como un rechazo al proceso elec-
nar convirtiendo en un primer mo- a la feudalidad que es caduca y so- toral en curso y en circunstancias
mento al espacio universitario metido al imperialismo que es la úl- en que la izquierda peruana legal
como su centro de acción. No era tima fase del capitalismo” (El Diario, se preparaba para participar. Esto
en ese sentido muy distinto a los Lima 8 de enero de 1988). fue el inicio de una vorágine que
otros grupos de izquierda radical, alcanzaría dimensiones alucinantes
aunque sí lo era la frontal oposición La construcción de la repúbli- años más tarde, al avanzar SL en su
de SL a las huelgas generales y a las ca popular de nueva democracia no “conquista de las bases”, “batiendo”
“tomas de tierra”, es decir a las ac- podía sino resultar de una violenta el campo, para establecer “zonas
ciones de protesta popular en con- guerra revolucionaria conducida liberadas”.

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La expansión militar de SL du- mento en las ancestrales disputas los mercados locales, obligando a
rante 1980 y 1982 en las regiones inter o intracomunales. las comunidades a practicar una
de Ayacucho y Apurímac, en el sur agricultura de autosubsistencia.
peruano, fue rápida y contó con el Pero incluso en los años inicia- Esta imposición cortaba a las comu-
respaldo de fracciones importan- les de la expansión de Sendero en nidades de altura sus vínculos con
tes de la población rural y urbana. estas regiones de Ayacucho y de el mercado, forzándolas a restable-
Basta mencionar la multitud –casi Apurímac ni todos sus campesinos cer lazos de dependencia con las co-
30.000 personas– que acompañó fueron captados, ni el reclutamien- munidades de abajo, de quienes se
al féretro de Edith Lagos, una jo- to estuvo exento de brutalidades. habían emancipado política y eco-
ven dirigente senderista muerta en Por esta razón, un problema que aún nómicamente en el pasado recien-
combate el 3 de septiembre de se debate es saber si quienes se com- te. De ahí que Favre concluya que
1982 (Gorriti, 1990: 381). Los tes- prometieron de manera activa con las raíces de SL se encuentran en el
timonios y las escasas sector masificado, inorgá-
investigaciones permiten nico, y no integrado, y
enumerar algunas de las que su revuelta es la de
razones del éxito inicial los parias contra todas las
de esta expansión. La clases de la sociedad.
primera, y la más obvia,
el olvido y la postración En cualquier caso, ni
secular de aquellas regio- simpatías ni rechazos son
nes por parte del Estado. irrevocables en un con-
A estas razones de estruc- texto de guerra abierta,
tura debe añadirse la sobre todo cuando la in-
eficacia de las tácticas uti- tervención directa del
lizadas por Sendero para ejército hizo tambalear
captar la simpatía de los estos sentimientos. Los
campesinos. Ronald Berg mismos casos de Huan-
(1986-1987: 165-196) casancos y de Lucana-
en el estudio de campo marca en la provincia de
realizado en la comuni- Víctor Fajardo (Ayacu-
dad de Pacucha, en An- cho), ilustran los méto-
dahuaylas, entre agosto dos utilizados por SL para
de 1981 y noviembre de mantener esos apoyos o
1982, encontró que SL para sancionar las desa-
había logrado captar la Anónimo, Policarpa, talla/madera, s. XIX. Museo 20 de Julio. Bogotá filiaciones. El 3 de abril
adhesión diferenciada de de 1983 un centenar de
los campesinos, la cual se manifes- SL en estas regiones eran auténti- senderistas ingresaron a esos pue-
taba ya sea en simpatía o en apo- cos campesinos. En un artículo pio- blos y luego de “juicios populares”
yo tanto pasivo como activo, al nero, Henri Favre (1984: 3-27) sumarios dieron muerte a 45 comu-
utilizar las tensiones nacidas de la señalaba que en 1981 comunida- neros de Lucanamarca y a 35 de
reforma agraria y aplicar una “jus- des de zonas bajas como Huanca- Huancasancos, hecho que marca el
ticia campesina” que otorgaba sa- sancos eran más susceptibles de inicio de castigos ejemplares como
tisfacción a los agravios frente a la adherirse a SL, en la medida en que método para obtener el recluta-
incompetencia y la corrupción de sus campesinos eran los más deshe- miento o, cuando menos, la obe-
los funcionarios locales. Pero tam- redados. En cambio, comunidades diencia de los campesinos.
bién, de manera significativa, sus de altura como Lucanamarca, mu-
acciones le ganaban el inmediato cho más indígenas, eran más pro- El 20 de diciembre de 1982 el
respaldo de uno de los bandos en pensas a reaccionar contra SL en presidente Fernando Belaúnde
conflicto, al colocar un nuevo ele- respuesta a su estrategia de asfixiar Terry, de Acción Popular, luego del

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asesinato del director de la filial de gencia: de siete en 1982 a 60 a fines ción de que la subversión es un ca-
Ayacucho de la Casa de la Cultura de 1990. Por otra parte, si el volu- nal de movilidad potencial.
del Perú, decidió finalmente auto- men de víctimas traduce el des-
rizar la participación de las fuerzas calabro de una sociedad, pueden También en 1970 en el Alto
armadas en la represión de SL y, por compararse esas cifras, 22 o 69 mil, Huallaga empezó a surgir una re-
consiguiente, su ingreso a Ayacu- con los 166 muertos producidos en gión relativamente próspera, a
cho. Así aparece el segundo actor el contexto de las movilizaciones través del cultivo de la coca. La pros-
en el escenario de la violencia en campesinas desde 1958 hasta 1964. peridad de la zona estuvo estrecha-
el Perú, luego del regreso pactado El único precedente conocido en mente asociada a la expansión del
a sus cuarteles en 1979. Las accio- los Andes sobre un desastre de consumo de cocaína en los Estados
nes de los militares estuvieron ins- esta magnitud lo constituyen las Unidos, y tuvo como resultado el
piradas en la doctrina de la “guerra cien mil víctimas, entre realistas incremento de las áreas sembradas,
interna”, es decir, la misma que fue- y rebeldes y sobre una población las cuales pasaron de 28 mil hectá-
ra utilizada en el Cono Sur durante total de millón y medio, que oca- reas en 1980 a 211,000 en 1988
los largos años de dictadura de esos sionó la rebelión de Túpac Amaru (Tarazona-Sevillano, 1992: 149).
países, y con las consecuencias que y los Katari en 1780 (Cornblit, Inicialmente, en esta región los ac-
son ampliamente conocidas. Por lo 1970:1). tores principales eran los cultiva-
mismo, no fue una sorpresa para dores, los narcotraficantes y la
nadie la rutinaria proliferación de El conocimiento de la compo- policía encargada de la represión;
denuncias de violación de los de- sición social de SL encuentra en el y las relaciones entre ellos eran de
rechos humanos. En la medida en trabajo ya señalado de Favre una conflicto debido a la incompatibi-
que la mayor parte de las víctimas importante apoyatura inicial: SL lidad de sus intereses. Estas tensio-
de estos abusos eran campesinos halla su sustento en las fracciones nes fueron explotadas por SL que,
indios, y en virtud del conocido más desarraigadas de la población luego de incursiones iniciales a
racismo que impregna la sociedad peruana, tanto rural como urbana. principios de los ochenta, alcanzó
peruana, la opinión pública muy Otra contribución importante a una sólida presencia armada en
pronto se habituó a leer con indi- este conocimiento fue la de Denis 1985. La táctica seguida por SL
ferencia noticias sobre muertes y Chávez de Paz (1989). Al analizar para ganar el respaldo activo de
desapariciones. El Ministerio del In- los expedientes de los inculpados por productores y traficantes, en au-
terior evaluó en su momento en 22 terrorismo encontró que su edad sencia de una política coherente
mil los muertos producidos en el promedio era de 26 años; 16 % eran por parte del gobierno, era de una
marco de este enfrentamiento en- mujeres; solteros 70%, y migrantes extrema simpleza. Bastaba con
tre 1980 y 1992, mientras que los 76.5%, de los cuales un 58% pro- “proteger” a los productores de la
costos de los recursos materiales venía de las provincias más pobres vigilancia policiaca y de las extor-
destruidos durante esa década as- del país, y pese a que el 35.5% te- siones de los traficantes, y a los
cendieron a 22 mil millones de dó- nían educación universitaria, éstos traficantes de las autoridades. Pro-
lares, monto equivalente al valor eran pobres o muy pobres. Y es que tección que ciertamente redituaba
total de la deuda externa del Perú un joven al terminar la educación lucrativas ganancias por la natu-
de esos años. La Comisión de la Ver- secundaria sabe que sus oportuni- raleza del negocio.
dad, como se señaló al comienzo, dades de ingreso a la educación su-
cifra en cambio el aniquilamiento perior son reducidas y, si ingresa, Subversión y contrasubversión
en 69.280 muertos. Y es que en descubre que su título universita- fueron inicialmente las fuerzas cu-
1992 la violencia en el Perú no era rio carece de valor para obtener un yas acciones, al operar sobre un
sólo un fenómeno circunscrito a un empleo satisfactorio en el sector pú- volcán, expandieron la violencia al
villorio aislado de los Andes, sino blico o privado, y que él no tiene conjunto de la sociedad peruana.
que estuvo presente en casi todo el ningún lugar en el sistema. De ahí Pero los resultados de esa violen-
territorio nacional, y su evidencia su propensión a enrolarse en la sub- cia se retroalimentaron y termina-
más clara fue la multiplicación de versión: para destruir un sistema ron produciendo un inmenso caos.
las provincias declaradas en emer- que no les sirve, o por la convic- Entre las diversas expresiones de esa

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violencia/consecuencia que ocurrido en el Perú desde ese
deviene en violencia/escena- entonces. Estos últimos años
rio deben mencionarse los demostraron de manera con-
denominados “desplazados”, tundente que el gobierno que
auténticos parias rurales que combatió a SL era igualmen-
forman parte de guetos ubica- te capaz de cometer crímenes
dos en el campo y en la ciu- semejantes o mayores, mien-
dad, como consecuencia del tras que la acción de varios
éxodo que emprendieron para grupos que reivindican el
escapar de las acciones de SL nombre de SL sugiere que esa
o del ejército (Coral, 1986: manera demencial de practi-
77-84). El número de estos car la política está lejos de des-
desarraigados ha sido calcula- aparecer. Y es que más allá de
do en 200 mil (Kirk, 1991:42). la alucinación de quienes con-
Una situación similar ocurre cibieron su nacimiento, la sub-
con las rondas; porque ellas no versión, con prescindencia del
sólo sirvieron para proteger nombre que adopte, seguirá
campesinos y reparar agravios, contando con la adhesión de
sino que también fueron ins- una población hundida en la
trumentos del gobierno y de miseria, y proclive a la prédi-
las fuerzas armadas en la lucha ca de algún iluminado y errá-
contra la subversión. Y si bien tico mesías.
la entrega de armas puede ser
útil para una legítima defensa,
Ricardo Acevedo Bernal (Bogotá 1867-Roma 1930),
en el clima social y político del Pola Salavarrieta en el cadalso, c. 1917, litografía.
Perú de entonces fue imposi- Casa 20 de Julio. Bogotá Bibliografía
ble garantizar que esas rondas
armadas, con su peculiar concep- En la noche del 12 de septiem- BERG, Ronald H., “Sendero Luminoso and
the Peasantry of Andahuaylas”, en:
ción de la justicia, no emprendieran bre de 1992 se cerró la primera par- Journal of Interamerican Studies and World
un arreglo de cuentas con adversa- te de este drama cuando Abimael Affairs, No. 28, vol. 4, 1986-1987.
rios que tenían poco que ver con la Guzmán y otros importantes miem- BONILLA, Heraclio, El minero de los Andes,
subversión, sobre todo cuando con- bros de la dirección de SL fueron Lima, Instituto de Estudios Peruanos,
1970.
taron con dirigentes como el céle- apresados por la Dirección Nacio-
bre Comandante Huayhuaco, un nal contra el Terrorismo (Dincote). ______________, Perú en el fin del milenio,
México, Consejo Nacional para la Cul-
contrabandista y traficante convic- Este hecho palió el auténtico gol- tura y las Artes, 1994.
to. Así se levanta otro escenario para pe de estado cometido por Fujimori BOURRICAUD, Francois, Power and Society
que la guerra contra la subversión al disolver el Congreso y el Poder in Contemporary Perú, Londres, Faber &
se convierta en una guerra campesi- judicial cinco meses antes y fue usa- Faber, 1970.
na. O en una guerra civil y criminal, do para prolongar su gobierno has- CORAL, Isabel, “Ayacuchanos: ¿Migrantes
cuando desde el poder y con respal- ta el 2000. Para el gobierno, para o refugiados de Guerra?”, en: Los cami-
nos del laberinto, Lima, No. 4, 1986.
do de la derecha, se organizan ver- gran parte de la opinión pública, y
daderas bandas paramilitares, como para muchos analistas, el encarce- CORNBLIT, Oscar, “Society and Mass
Rebellion in Eighteen-Century Peru and
el comando Rodrigo Franco –nom- lamiento de Guzmán y de su cama- Bolivia”, en: Raymond Carr (ed.), Latin
bre de un líder aprista asesinado por rilla, así como la de Víctor Polay y American Affairs, Oxford, 1, 1970.
SL– para colocar bombas o asesinar otros dirigentes del MRTA, signifi- CHÁVEZ de Paz, Denis, Juventud y terroris-
a dirigentes de la izquierda, o cuan- caba el cierre definitivo de una dé- mo. Características sociales de los conde-
nados por terrorismo y otros delitos, Lima,
do el nombre de Sendero es usado cada de oprobio, de sangre y de Instituto de Estudios Peruanos, 1989.
como coartada en la ejecución de dolor. Que ese optimismo era pre- DEGREGORI, Carlos Iván, Sendero Lumino-
crímenes corrientes. maturo lo dice y lo desmiente lo so: I Los hondos y mortales desencuentros.

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II Lucha armada y utopía autoritaria, Lima, GORRITI, Gustavo, Sendero. Historia de la MATOS Mar, José, Desborde popular y crisis
Instituto de Estudios Peruanos, 1987. guerra milenaria en el Perú, Lima, Apo- del Estado. El nuevo rostro del Perú en la
yo, 1990. década del 80, Lima, Instituto de Estu-
FAVRE, Henri, “A Propos du Potentiel dios Peruanos, 1984.
Insurrectionnel de la Paysannerie Indie- KIRK, Robin, La Década de “Chaqwa”. Los
nne: Opression, Alienation, Insurrection”, desplazados internos del Perú, Lima, TARAZONA-SEVILLANO, Gabriela, “El
ponencia al XLII Congreso Internacional Coordinadora Nacional de Derechos Narcoterrorismo”, en: Revista Occiden-
de Americanistas, París, 1971. Humanos/US Committe for Refugees, tal. Cocaína, drogas, el Estado y la eco-
1991. nomía, Tijuana, 1992.
______________, “Pérou: Sentier Lumineux
et Horizons Obscurs”, en : Problèmes
d’Amérique Latine, París, No. 72, 1984.

Anónimo, Policarpa Salavarrieta marcha al suplicio, c. 1825, pintura


74,7 x 93,5 cm. Museo Nacional. Bogotá

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