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Le Corbusier de La A A La Z (4376) PDF
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Le Corbusier de la A a la Z
tes y realiza el milagro del espacio inefable». te en el siglo xvi. LC ejemplifica esos deseos del Los males de la ciudad –según las «más
Una victoria de la proporción, de la armonía, corazón en fenómenos como la levitación, la prestigiosas universidades»– no son de carác-
en todos los órdenes del acontecimiento plás- distracción o la manipulación, estados que ter político: son fenómenos pasajeros y repa-
tico, tanto el físico –de la obra y sus medidas–, cualquiera de las artes podría provocar en un rables, simples daños colaterales dentro del
como el de «la eficiencia de las intenciones ser humano. Y es que, en el fondo, para él todas inmejorable sistema instalado que, por otro
interiores, emanando de la intuición, milagro las artes son una, en la medida en que surgen lado, debe permanecer intacto en cuanto a sus
catalizador de los saberes adquiridos, asimi- del mismo elemento. En palabras de José formas de propiedad y de producción. Tales
lados aunque tal vez olvidados». Este texto, Ángel Valente, «elemento sacro, absoluta- universidades, como el mismo LC, se abstie-
según reconocía el arquitecto, surgió a raíz de mente necesario en la creación de cualquier nen de comentar que, por ejemplo, más de la
una experiencia sucedida en el vestíbulo de su orden, una actitud determinada ya que no se mitad del precio de las viviendas españolas
casa, frente a un muro iluminado por la luz opera con ningún procedimiento racional; se –inasequibles para las mayorías– es fruto y
uniforme, «casi teórica», de una gran vidrie- afronta entonces, una realidad desconocida cosecha de dos fenómenos parasitarios a la
ra. Un día, observando en silencio un cuadro con instrumentos que no se fundan en la sociedad: la especulación privada sobre el sue-
recién pintado colgado en este muro, pudo ver razón, que son mundos inefables…». lo y los gastos financieros de la usura banca-
con sus propios ojos cómo esa pared se expan- Es, por tanto, el momento de fusión en los ria. No debe sorprendernos, pues, que la
día sin límites. actores de las dos orillas de la Vida, contem- Carta de Atenas para la ciudad funcional con-
sistiera, en su mayor parte, en una serie de
lamentaciones y buenos deseos o lágrimas
filisteas de cocodrilo satisfecho. «Tolerante,
piel de elefante», escribe Ferlosio: pero la
zoología enseña que hay pieles más insensi-
bles que la del paquidermo.
2. En 1941, coincidiendo con el apogeo de
la expansión nazi, LC publica las constatacio-
nes y consideraciones del iv Congreso Inter-
nacional de Arquitectura Moderna (CIAM) de
1933 –celebrado durante un crucero entre
Marsella y Atenas– pasadas a limpio por él
(los anteriores CIAM se habían celebrado
mucho antes en La Sarraz, Frankfurt y Bruse-
las). ¿Qué otra cosa mejor se podía hacer en
tales momentos? O mejor aún: ¿qué mejor
momento que aquel para publicar el añoso
Boîte à miracles
escrito? ¿Dónde mejor, incluso, que en aquel
París, perla suprema en el cetro imperial del
La Boîte à Miracles será ese contenedor de plación-acción, en el que la arquitectura de Poder invasivo vigente?
perfectas proporciones, dictadas por el Modu- la Boîte à Miracles, como todo Acto Creador, El documento, más analítico que operati-
lor, en el que LC intentará reproducir el mila- se «materializa», «aparece» de verdad, vo, fue, desde el punto de vista teórico, tan
gro del espacio inefable, materia que se expan- como por arte de magia. poco innovador en 1933 como revoluciona-
de infinitamente, consecuencia de un estado rio sigue resultando hoy. ¡Tantas son las difi-
interior de meditación, de contemplación cultades que encuentra, a cada paso, la razón
–como el que experimentó aquel día en el Carta de Atenas crítica –aun modosa–, tantos son los palos
pequeño zaguán de su vivienda–, denomina- ANTONIO MIRANDA, ARQUITECTO que el sistema de dominio pone entre las rue-
do en la cultura Zen «Hekkan», que quiere das sobre las que la humanidad avanza!
decir, literalmente, «contemplación del 1. En 1940, como es bien sabido, a Le Corbu- LC, en su complicidad con el estatus y des-
muro». En este estado la arquitectura, su pre- sier le faltó tiempo para salir corriendo y oyendo el noble prólogo de Giraudoux, acom-
sencia física, desaparece como en una catedral, ponerse obsecuente a disposición del nuevo paña la propia Carta con unos escolios o
diluyéndose en una atmósfera mágica de espa- gobierno nazi de Vichy (¿por qué no?). Como comentarios que vienen a desvirtuarla. Así,
cio y luz, resultado de un proceso de autobo- explica Jean Prouvé –contrafigura política de la Carta dice: «Son factores políticos, socia-
rrado del observador, que se traduce en un LC– el famoso arquitecto fue inmediatamen- les y económicos, y no la arquitectura, los que
aumento de los niveles de consciencia que te despedido sin contemplaciones. En su his- han de cambiar el estado de cosas en último
altera la percepción de los acontecimientos térico lampar tras el encargo, el suizo no término». LC la corrige: «La arquitectura
exteriores y que, según la tradición oriental, es advirtió el abismo ideológico existente entre está en la clave de todo […]. El interés priva-
necesario para un auténtico descubrimiento su «profesionalidad» y su arquitectura. Error do es infinitamente constructivo […]. Liber-
de la bondad, de la potencialidad de cada ser. típico, por otra parte, de tantos tecnócratas, tad individual y acción colectiva son dos polos
Se produce entonces el segundo milagro en cuya cuadratura del círculo entre kratos y tek- opuestos». Ni la menor alusión a la demo-
la Boîte à Miracles, el de la génesis del acto crea- nos no tiene solución ni aun con las más altas cracia, por más que los comentarios a la áspe-
dor, que surge del deseo del corazón convir- dosis de cinismo. Y la arquitectura de LC no ra Carta fueran redactados por LC en colabo-
tiéndose en un acto de descubrimiento, más estaba lejos de aquello que el poder, vigente ración con la Baronesa de Aubigni.
que en una imposición del intelecto –«yo no por entonces en toda Europa, calificaba como Como arquitecto de edificios (técnico) LC
busco, encuentro», diría Picasso–. Inspira- «arte degenerado». Ni siquiera el apoyo sin es uno de los más valiosos de la humanidad;
ción creadora que surge de la Vida y que eleva límites que nuestro héroe amarillo prestó en pero como arquitecto de ciudades (político),
a condición de Arte cualquier acción «espon- todo momento al sistema capitalista le sirvió fue seguramente uno de los más torpes. Y ello
tánea» del ser humano, como las actuaciones para obtener encargos del nuevo capital: no sólo en la teoría, de lamentable repercu-
siempre improvisadas de la Commedia dell’Ar- negro, azul o pardo. sión, sino también en la práctica. Así, para
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Más allá de sus maneras panfletarias o del permanece para siempre: ha entrado, se ha
hecho indudable de que se puede hacer arqui- registrado, se ha inscrito. || Pensé que habría
tectura moderna sin recurrir a ellos, los famo- sido hermoso tener recuerdos de un viaje
sos «Cinco puntos» son toda una prueba de como éste. Pero son notas muertas. Las belle-
la excepcional intuición de LC como arquitec- zas vistas desaparecerán siempre en mi pluma
to. Suponen la exposición sistemática de las como asesinatos repetidos. dibujo-imagen
nuevas posibilidades espaciales y compositi- fotográfica. La cámara es una herramienta
vas de la construcción con estructura de hor- para vagos que usan una máquina para que vea
migón, que sus antecesores más inmediatos por ellos. 3: dibujo-poner en uso. Vine aquí.
–como Perret, o sus contemporáneos en estos Cogí como de costumbre mi cuaderno de
primeros momentos del Movimiento Moder- dibujo. Dibujé la carretera, dibujé los horizon-
no– no supieron explorar, anclados como tes, puse la orientación del sol, «husmeé» la
estaban a esquemas compositivos y espacia- topografía, decidí el sitio donde estaría. 4:
les de la arquitectura tradicional. dibujo-apropiación. Trabajando con las
Las diversas mutaciones experimentadas manos, dibujando, entramos en la casa de un
por la Casa Citrohan resumen el camino teó- extraño, nos enriquecemos con la experien-
Casa Vevey, Suiza, 1924-1925. Vista del lago
rico que el arquitecto recorre a toda veloci- a través de la ventana del muro del jardín
cia, aprendemos. || dibujos calcados de tarje-
dad en estos inicios de la década y que sinte- tas postales […]. Entra en las imágenes […].
tizará con el enunciado de sus «Cinco produce una sensación de inmensidad y des- Habita las fotografías. 5: dibujo-entendi-
Puntos». Considerada como una obra menor, protección excesivas. Al mirar por la ventana miento. A vista de pájaro. La quinta fachada,
la casa Citrohan, con su marcado carácter desde un lugar protegido y relativamente donde se descubren las leyes de la Naturaleza.
modular, también está en la base de posterio- cerrado, en cambio, la experiencia de la exor- || Cuando el ojo está a 1,60 m por encima del
res propuestas aún más ambiciosas, como la bitante totalidad resulta menos absorbente y suelo, flores y árboles tienen una proporción:
de los Inmuebles-villa. el fragmento de paisaje enmarcado por la una medida que se relaciona con la actividad
Poco a poco el arquitecto irá reuniendo ventana gana en profundidad. La ventana humana, con la proporción humana. ¿Y en el
todos los elementos necesarios para ofrecer practicada en el muro recorta la vastedad des- aire?, ¿desde lo alto? Un desierto, sin relación
una propuesta más rigurosa al problema del medida transformándola en una vista y, así con nuestras ideas milenarias, una fatalidad
alojamiento: vivienda modular de programa contenida o, mejor dicho, al situarse emocio- de advenimientos y acontecimientos cósmi-
cada vez más reducido, presencia de un nalmente a nuestro alcance, se convierte en cos […]. Comprendo, mido, pero no amo.
espacio en doble altura y los pilotis para ele- el espacio de un cuadro. dibujo-creación. El proceso de creación esta
var la vivienda. Bastará que LC entre en con- determinado por un diálogo interior en el que
tacto, a partir de 1928, con la vanguardia el dibujo es testimonio de dicho diálogo. 1:
soviética en Moscú, donde conocerá de pri- Dibujar / dibujo (aproximaciones) dibujo-croquis. Publicar los croquis del naci-
mera mano las casas comunes de Ginzburg ATXU AMANN, ARQUITECTA miento de una obra arquitectónica puede ser
y Milinis o de Barsc y Vladimirov, para que interesante. Cuando me encomiendan una
estén a su alcance todos los ingredientes de Dibujar. Dibujar es, primeramente, mirar con labor, tengo por costumbre incluirla en mi
su más destacada propuesta residencial: la los ojos, observar, descubrir. || Dibujar es memoria, es decir, no permitirme ningún cro-
Unidad de Habitación. aprender a ver, a ver nacer, crecer, expandirse, quis durante meses. La cabeza humana está
morir, a las cosas y a las gentes. interiorizar. hecha de tal manera que posee una cierta
Hay que dibujar para interiorizar aquello que independencia: es una caja en la cual podemos
Casa Vevey, Suiza, 1924-25, muro del jardín se ha visto, y que quedará entonces inscrito en echar en desorden los elementos de un pro-
HERMAN HERTZBERGER, ARQUITECTO nuestra memoria para el resto de nuestra vida. blema. Dejamos entonces «flotar», «maqui-
Dibujo. dibujo-acción. Dejé la escuela a los nar» y «fermentar» y de repente un día, una
El jardín que rodea esta casa construida por 13 años. Tenía la manía del dibujo e ingresé en iniciativa espontánea del ser interior, el deto-
Le Corbusier para sus padres a orillas del Lago una escuela de arte. dibujo-visual. Mi peca- nante se produce; cogemos un lápiz, un car-
Leman está cercado por un muro que no sólo do capital es estar sometido a las cosas visuales. boncillo, lápices de colores (el color es la cla-
lo separa de la carretera que discurre junto a Tengo ojos y todo lo visual, el dibujo, la pintu- ve del comienzo) y damos a luz sobre el papel:
uno de sus costados, sino que, en uno de los ra, la escultura, la arquitectura, para mí es la idea sale, ha venido al mundo, ha nacido. 2:
ángulos de la parcela, también lo separa del igual. || La llave es mirar. Mirar, observar, ver, dibujo-decisión. Realizar un plano es preci-
lago mismo. Al formar la esquina, el muro se imaginar, inventar, crear. dibujo-manual. A sar, fijar ideas. Es haber tenido ideas. Es orde-
combina con un árbol para crear un espacio veces mi mano precede a mi mente. La mano nar esas ideas para que se vuelvan inteligibles,
protegido en el que tomar asiento y desde es algo fantástico. dibujo-realidad. El dibujo ejecutables y transmisibles. || Es el dibujo de
donde, a través de una gran ventana practica- se adueña de la realidad. 1: dibujo-asombro. los trazos esenciales; la clasificación de los
da en el muro, se contempla el paisaje domi- Estos dibujos están ausentes o perdidos, son principios plásticos, su jerarquía. || Es la
nado por el lago Leman y, más allá, las eleva- ellos los que revelan arquitectónicamente el expresión de una intención elevada, el orden
das cumbres de los Alpes. La mesa de piedra eco, el eco visual en el reino de la forma […]. reina sobre las bases de la economía. dibujo-
que descansa contra el muro bajo el vano de Dadme carboncillo y papel. 2: dibujo-regis- línea. La línea propiamente dicha debe ser el
la ventana, presente en muchas de las terra- tro. Bocetos de objetos, lugares, edificios y hecho de la creación del hombre. dibujo-
zas de Le Corbusier, refuerza la sensación de cuerpos. || mujeres argelinas […], me había superposición. Contornos repetidos sobre
que este espacio al aire libre constituye, de seducido profundamente un tipo de mujer papel de calco amarillo. || dibujo-medida. Al
algún modo, un espacio cerrado frente a la especialmente bien construida. dibujo-apun- principio yo no tenía todavía la costumbre de
inmensidad del paisaje circundante. tes de viaje. carnets. Cuando viajas […] usas percibir las dimensiones exactas de los obje-
Al contemplar este entorno, la última cosa los ojos y los dibujos para así poder fijar en la tos que atraían mi atención […]. Fue la toma
en que uno pensaría es en limitar esta gran propia existencia lo que ves. Una vez que la de conciencia repentina de las dimensiones lo
perspectiva; sin embargo, la apertura del lago impresión ha quedado grabada por el lápiz, que enseguida me impresionó. dibujo-color.
Use lápices de color. Con el color usted acen- percepciones puede separar, por un lado, el
túa, clasifica, clarifica […]. Dígase siempre dominio de las cosas materiales de los hechos
que los dibujos deben ser fáciles de leer. El cotidianos […] y, por otro, aquello más parti-
color le salvará […]. Luego vaya al puerto y cularmente reservado a las reacciones de
visite un transatlántico. Haga planos colorea- orden espiritual. Bajo esa línea: lo que es;
dos y cortes mostrando cómo funciona. De encima: lo que sentimos. Continuando mi
hecho, ¿tiene usted una idea clara de qué suce- dibujo desde abajo, trazo, una, dos, tres hila-
de en un transatlántico? dibujo-abstracción. das. Pongo algo en cada una: en la primera:
1: dibujo-módulo. El hombre es un animal Técnicas […]. En la segunda hilada escribo:
geométrico. El ritmo es el rail conductor del Sociología […]. En la tercera: Economía […].
ojo. El módulo es el medio de regularizar el rit- || símbolos. La mano abierta, modestamente,
mo imaginado. || El sistema modular permite expresa una filosofía mía, fruto de una vida de
crear un orden, ya que el elemento menor estudio, de luchas, de derrotas o de victorias a
estará contenido siempre en el mayor, de tal veces. || Poema del ángulo recto.
forma que todo el conjunto se producirá sin
restos. || El Modulor. 2: dibujo-trazado regu-
lador. Por el contrario, el trazado regulador es Dom-ino, en construcción
jerárquico y señala los puntos de máxima ten- XOSÉ RAMÓN FERNÁNDEZ PASCUAL,
sión. 3: dibujo-planta y sección. La planta es ARQUITECTO
el plan estratégico para una batalla. La planta
está en la base. Sin planta, no hay grandeza de Al ver fotografías antiguas de la Villa Stein,
intención ni de expresión, ni ritmo, ni volu- nos sorprende el contraste entre la actuali-
men, ni coherencia. La planta exige la imagi- dad de la obra de Le Courbusier y lo obsoleto
nación más activa. Exige también la discipli- del vehículo antediluviano. De la misma
na más severa. La planta es la determinación manera, al mirar el dibujo del armazón están-
de todo; es el momento decisivo. || Una plan- dar Dom-ino contemplamos un objeto más Villa Stein, Garches, 1926-1928
ta no es algo bonito de dibujar, como la cara de actual y cotidiano para nosotros que para sus
una madona; es una austera abstracción; no es coetáneos de principios del siglo xx. Inme- en la rue Ponthieu, también en París, por su
más que una algebrización, árida a la mirada. diatamente lo asociamos con la imagen de un uso de los pilares aislados. Por su parte, Max
|| Estoy hoy sobrecogido de admiración fren- edificio en construcción, del que todavía no du Bois había tenido contacto con el hormi-
te a la belleza primera de una planta de cate- conocemos su aspecto y uso definitivos. gón armado a través de su profesor en el Poli-
dral y de estupor frente a la pobreza primera El proyecto Dom-ino se inició a finales de técnico de Zurich, E. Morsche.
de la obra misma. La planta y la sección góti- 1914. La destrucción producida al principio Aparte del material elegido, el sistema
cas son magníficas, fulgurantes de ingenio. de la Gran Guerra parecía abrir el mercado a desarrollado es básicamente una unidad de
Pero su verificación no llega por el control de la construcción en serie de viviendas. Char- vivienda de planta rectangular que puede
los ojos. 4: dibujo-comunicación. Quisiera les-Edouard Jeanneret se propone desarro- agruparse en el número que se desee. Al unir-
transmitirte, a ti, estudiante de arquitectura, llar junto al ingeniero Max du Bois un siste- se las piezas como se hace en el juego del
el odio al dibujo. Pues el dibujo, es únicamen- ma basado en el hormigón armado. dominó, bien por sus lados cortos o bien lado
te cubrir de cosas seductoras una hoja de La elección del material no es sorprenden- corto con lado largo, se consigue cierta ver-
papel; son los «estilos» y los «órdenes»; son te. El hormigón armado había aparecido en satilidad (el nombre del sistema resulta de la
las modas […]. La arquitectura se hace en la las dos últimas décadas del siglo xix y, casi de combinación de las palabras «domus»
cabeza. Hay que llegar a concebirlo todo en la inmediato, fue objeto de numerosas paten- –vivienda en latín– y «dominó»).
cabeza, con los ojos cerrados; entonces se sabe tes, especialmente en Francia y Bélgica, lo que Esta agrupación de piezas sólo es posible
cómo será todo. La hoja de papel solamente demuestra su aptitud para la estandarización. si los cerramientos y las particiones interio-
sirve para fijar la concepción, para transmitir- Uno de los impulsores de su uso en la arqui- res no interfieren. Para evitar estos obstácu-
la a tu cliente y a tu contratista. Todo está en el tectura fue Auguste Perret, para quien LC tra- los, pues, se reduce la unidad a lo construc-
plano y en la sección […]. La arquitectura es bajó entre los años 1908 y 1909. Aunque los tivamente esencial, independizando los
organización. Tu eres un organizador, ¡no un planteamientos estéticos de Perret estaban elementos sustentantes de los cerramientos
dibujante! dibujo-espacio-tiempo. Narra- en la órbita del movimiento Beaux-Arts, dos exteriores y las divisiones interiores. El
ción de la percepción continua del espacio: de sus obras tendrían una influencia decisiva resultado es un armazón formado por forja-
perspectivas. Dibujo un personaje. Lo hago en el proyecto Dom-ino: 25 bis rue Franklin, dos de hormigón armado, soportados por
entrar en la casa; descubre su volumen, tal for- en París, por su uso del hormigón armado en columnas aisladas y conectados por losas de
ma de habitación y, sobre todo, tal cantidad de una vivienda colectiva, y el garaje Marboeuf escalera, de forma que los cerramientos
luz que entra por la ventana o el panel de cris- exteriores y las particiones interiores sólo se
tales. Avanza: otro volumen, otra llegada de luz. Estructura Dom-ino ponen en obra tras la agrupación de los
Más lejos, otra fuente luminosa; más lejos aún, armazones. Así, al convertirse en elementos
inundación de luz y penumbra al lado… dibu- no estructurales, resultan totalmente inter-
jo-palabra. 1: dibujo-emoción. Transpongo cambiables e incluso prescindibles en el caso
el límite de las cosas materiales y paso al domi- de las divisiones interiores.
nio de las emociones. Dibujo una pipa y su Al evolucionar la Guerra a una lucha estan-
humareda. Luego un pequeño pájaro que cada en las trincheras, el proyecto se quedó sin
emprende vuelo, y una hermosa nube rosa, realización práctica. Sin embargo, la nueva
inscribo: Lirismo. Y afirmo: lirismo, creación lógica constructiva que ha quedado sintetiza-
individual. 2: dibujo-reflexión. comienzo por da en este proyecto lo trascenderá: un sistema
trazar la línea que en el proceso de nuestras estructural de pilares aislados y forjados de
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algunas de las novedosas propuestas urbanís- del laboratorio personal de LC: la perspecti- distinta de forma, orientada a construir la
ticas del estudio de la rue de Sèvres. En 1923, va cristalina del experto, la herramienta sim- realidad artística a partir de los valores uni-
en Hacia una arquitectura, escribía: «Sin plificada, y la exposición transparente de una versales de la visión.
seguir una idea arquitectónica, sino simple- cultura. Cada una contiene diferentes cons- La propia definición del purismo, en la
mente guiados por los efectos del cálculo [...] trucciones políticas, asociadas a formas dis- medida en que se plantea como superación
los ingenieros emplean los elementos prima- tintas de entender la relación de la ciudada- del cubismo analítico, insiste en la dimensión
rios y los coordinan según las reglas, provo- nía con el conocimiento. constructiva de la forma: una forma de la que
cando en nosotros emociones arquitectóni- La manera en que la individualidad se ins- se acentúa su condición de sistema de rela-
cas». La perspectiva cristalina como figura tala en la realidad colectiva ha adquirido en la ciones entre elementos, capaz de construir
interpuesta en la inserción social de las expe- actualidad un protagonismo público sin pre- universos estructurados de naturaleza distin-
riencias de gabinete conlleva la creencia en cedentes. Desde esta perspectiva, reconoce- ta a la de las unidades que los componen. La
que la descripción de la realidad, la definición mos la importancia de establecer diferencias insistencia con la que Ch. E. Jeanneret abor-
de estrategias de intervención y la evaluación entre las construcciones políticas que conlle- dó bodegones compuestos por objetos comu-
de los resultados de las acciones, no son labo- van las tres empresas de LC. Del plantea- nes, aunque dotados de una gran estabilidad
res en las que deba participar la sociedad en miento de visiones totalitarias, previas a la formal –botellas, guitarras, platos o pipas–,
su conjunto. Para el LC de las propuestas aére- experiencia, formuladas desde perspectivas manifiesta el interés por explorar las relacio-
as, la ciudad era un asunto de expertos que, privilegiadas –aunque animadas por la bús- nes de posición como vía para generar un
con eficacia, miran por el bien común. queda del bien común–, a los procesos que objeto nuevo: tal acento en la forma del resul-
En 1931 la compañía de papeles pintados permiten equipar lo individual con disposi- tado, en la manifestación de su estructura,
Salubra publicó en Basilea una primera colec- tivos de transparencia que hagan posible pro- determina la convencionalidad asumida de
ción de papeles para paredes seleccionados longar en la arena pública las experiencias los elementos que utiliza.
por LC. El pequeño libro con muestras de los individuales, LC se desplaza de la acción De todos modos, la noción de forma como
diferentes colores permitiría a los usuarios urgente a la creación de un contexto en el que manifestación visual de las relaciones inter-
prolongar la especulación iniciada por LC la acción colectiva se carga de representativi- nas aboca a lo formal como ámbito relevante
recortando trozos de las muestras y ensayan- dad. Es también el desplazamiento de la de la concepción moderna, que se plantea
do combinaciones personales. Sin embargo, inclusión de los agentes no especializados como superación estética –por tanto, históri-
el catálogo Salubra no conseguía trasladar los como meros informantes en los procesos de ca– de la idea de tipo: convención cultural y
acontecimientos más relevantes del laborato- diseño, al equipamiento del proceso de dise- social capaz de legitimar la forma y de dotarla
rio de colores de LC: los colores descartados, las ño para que los no expertos tomen el papel de de un alto grado de estabilidad en el tiempo.
pruebas fallidas, las dudas, contradicciones actores con acceso a la toma de decisiones. Pero la renuncia moderna al tipo no supu-
o temores. Como el interior de un ordenador, so, de ningún modo, un desprecio por la for-
el catálogo ocultaba las grandes decisiones malidad que el tipo lleva implícita: por el con-
para facilitarnos una utilización cómoda de un Forma
sistema ya consolidado. Unos años después, HELIO PIÑÓN, ARQUITECTO
en 1946, LC explicaba el papel que se reser-
vaba en sus intervenciones urbanas. Estas «Tener sentido de la forma», respondía Le
palabras pueden ayudar a entender también Corbusier cuando se le preguntaba cuál era la
la colaboración que esperaba del usuario de cualidad que debía caracterizar al arquitecto.
los papeles pintados: «Tarde o temprano lle- Una forma entendida como la manifestación
ga la hora en que el programa debe ser difun- sensible del entramado de relaciones que
dido, los técnicos poner manos a la obra y determinan la configuración del objeto, en
encargarse todos, según sus fuerzas, de una absoluto limitada a la apariencia –reducida a
parte útil de la tarea: preparar a los usuarios la mera figura–, pero tampoco revestida de un
para hacerse cargo de nuevos instrumentos». halo metafísico que la convierta en entelequia
Entre 1947 y 1953 LC trabajó en lo que sería inefable, puesto que la forma tiene, por defi-
una de sus tentativas empresariales: El poe- nición, una naturaleza visual. Hay que distin-
ma del ángulo recto, una serie de diecinueve guir, no obstante, entre lo visual y lo obvio. En
litografías con una tirada de doscientos ejem- efecto, la forma artística, aunque es visual, no
plares que, posteriormente, fue editada en for- es inmediata: requiere una práctica capaz de
ma de libro. En 1943 había abandonado Vichy sensibilizar la mirada del sujeto, es decir, la
y también las esperanzas de llevar a cabo su asunción de determinadas categorías de la
plan para Argel. Mantenía el estudio de París, visión que permitan trascender la apariencia
pero hacía años que no contaba con la asocia- sin que ello signifique desentenderse de ella.
ción de Pierre Jeanneret. Sin expectativas de La forma así entendida es una noción
poder aplicar en un encargo directo los con- esencial para comprender cualquier mani-
Villa Savoye, axonometría seccionada, 1928-1929
tenidos del poema, expone una serie de refle- festación de arte visual, pero es particular-
xiones sobre la relación del hombre con el cos- mente importante en el pensamiento y la
mos, ilustradas con imágenes que recuperan obra de LC: no debe olvidarse su actividad trario, la arquitectura moderna se propone –y
algunos de sus iconos personales. Un trabajo vanguardista como pintor y teórico –junto consigue– alcanzar una dimensión formal
sin líneas de acción directa pero que explicita con Amédée Ozenfant– del purismo, doctri- análoga a la clasicista, sin usar la convención
su experiencia, un dispositivo que hace trans- na que, junto con el neoplasticismo y el tipológica sobre la que ésta se basa. Los pro-
parente y accesible el trabajo personal que ali- suprematismo, integra la columna vertebral yectos de LC de los años veinte ilustran cla-
menta sus propuestas públicas. de las vanguardias históricas constructivas ramente la tensión entre estos dos modos de
En definitiva, tres empresas como dispo- cuyo efecto fecundador del arte nuevo se apo- alcanzar la formalidad de la obra: la clasicis-
sitivos interpuestos para la integración social ya, precisamente, en su propuesta de una idea ta y la moderna.
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una «calma beocia» y a los que las virtudes del eran poco creativas y carecieron de futuro.
cálculo y de la técnica les permiten hacer, sin Como tantas de las ideas que dejó escritas. A
ellos saberlo ni por supuesto desearlo, obras pesar de ello, LC continúa estando en boga.
fascinantes y trascendentes, no son sino Tal vez porque es un modelo de referencia
«individuos puramente racionales habitua- para quienes, en la sociedad actual, prefieren
dos a concebir y ejecutar obras de cálculo puro, renunciar al rigor intelectual como atajo para
incapaces de imaginar las consecuencias de su alcanzar el prestigio mediático.
propia actividad».
LC estudió Bellas Artes en Suiza y tenía el
desparpajo de un predicador. No parece que Luz (a la luz del alud de la luz
tuviera noticia de los Roebling. Ni probable- de Le Corbusier)
mente se interesó por los Telford, Brunel y ALBERTO CAMPO BAEZA, ARQUITECTO
Stevenson que, antes que ellos, revoluciona-
ron la construcción de puentes con el uso Termino este texto sobre la luz en Le Corbu-
inteligente de un acero imperfecto en las pri- sier en Manhattan-Kansas, tratando de ser Dibujo de Santa Sofía
meras décadas del siglo xix inglés. Ni parece breve por aquello de que «lo bueno si breve,
que supiera de los ingenieros que construye- dos veces bueno», o como dicen por aquí En el dibujo del gran muro de Ronchamp,
ron el Firth of Forth. Pero sí tuvo que saber de porque tengo el ice-cream en el coche y no a base de cascotes, LC levanta un paramento
los ingenieros que, en su Suiza natal, desde el puedo retrasarme. desaforadamente grueso para así poder exca-
Politécnico de Zurich, trataban de compren- En LC la luz siempre fue un tema central. var en él una colección de profundas troneras
der y mejorar el material mestizo que había Como no podía ser menos. Pues la luz es el con las que atrapar la luz de manera genial y
nacido de la complicidad de acero y hormigón. tema central de la arquitectura. Un arquitec- teñirla de colores y llenarla de letras y de flo-
Y tuvo que conocer también, aunque no se to ya no puede hablar de la luz sin citar a LC. res para hacer divino aquel espacio. Hueco a
citen en su copiosa producción escrita, las Ni un arquitecto puede trabajar con la luz sin hueco mide y decide profundidad y tamaño y
obras de Hennebique o de Monnier mostra- estudiar a fondo los milagros que ha hecho LC forma y color, hasta conseguir poner en pie
das en Exposiciones Universales y su sistema con el más rico material que usamos. Cuan- ese milagroso poema de luz que ahora vemos.
de franquicias que contribuyó a que, en muy do una y otra vez insisto en que «la arquitec- Una vez escribí que podíamos imaginar
pocos años, se difundiesen las técnicas del tura sin luz no es nada», no hago mas que que un día el sol no saliera, o que hubiera un
hormigón armado. Y, a pesar de ser contem- mirarme en LC. Y cuando añado que «la luz prolongado eclipse.
poráneos, no se debió relacionar con Freyssi- construye el tiempo», no hago más que El Panteón se quedaría mudo y triste y
net, el ingeniero que con el descubrimiento difundir lo que he aprendido de LC. oscuro esperando la luz que ya no llega. Y se
del hormigón pretensado produjo una autén- Y quiero traer aquí a colación unos dibu- resignaría a esperar a la luna, que con la luz del
tica revolución en el arte de construir. jos de LC que son todavía más expresivos que sol reflejada, consolaría al aire de su espacio
Y, nuestro mito, que tanto valoraba el rigor sus palabras en torno a la luz. Unos dibujos como siguiendo al pie de la letra aquel mara-
y la exactitud de unos cálculos que él no podía que hiciera del Panteón de Roma, de Santa villoso cuento de Henry James donde se des-
comprender y que se aplicaban a materiales Sofía de Constantinopla y de su capilla de cribe la tremenda escena del conde Valerio
que él en su ignorancia consideraba perfec- Ronchamp. Dos lecciones tomadas y una dada arrodillado en el interior del templo romano,
tos, no pudo siquiera sospechar que muchos por el maestro sobre la luz de las que todavía iluminado por sólo la luz de la luna, puesta en
años después otro lúcido ingeniero definiría seguimos aprendiendo. vibración por la gotas de la lluvia. Fascinante.
la ingeniería estructural como «el arte de En el dibujo del Panteón de Roma hace Y Santa Sofía no saldría de su asombro
modelizar materiales que no comprendemos patente la luz magnífica que atraviesa su gran esperando el alud de luz que de tantas mane-
del todo, en formas que no podemos analizar óculo de 9,5 metros de diámetro y 3 metros ras allí entra cada día. Y no acabaría de
de un modo preciso, para soportar esfuerzos de espesor, barriendo con su luminosidad entender ella, tan clara y tan sabia, lo que
que no podemos evaluar adecuadamente, de aquel espacio esférico infinito. podría estar pasando. Y es que Santa Sofía sin
manera que el público en general no tenga En el dibujo de Santa Sofía hace batallar la luz no es nada.
razón alguna para sospechar de la amplitud la luz directa del sol que entra por sus altísi- Y Ronchamp se moriría de pena. Con sus
de nuestra ignorancia». Lo que no nos impi- mas ventanas con la no menos intensa luz colores apagados, sus palabras suspendidas y
de concebir, dimensionar y construir obras reflejada en las profundas jambas de esos sus flores marchitas: tan nada es sin luz aquel
útiles, bellas y suficientemente seguras, por- mismos huecos. De manera que parece como muro que lo es todo iluminado.
que los ingenieros –nunca lo hubiese sospe- imposible ese batirse de espadas de luz cru- Y escribí todo esto para resaltar que sin luz
chado LC– somos, tenemos que ser, gestores zadas que pone en tensión a los asombrados no es posible la arquitectura. Y yo no sé si mis
de incertidumbres. Y, por ello, y ya desde los espectadores. dibujos de LC se acabarían disolviendo sin la
años cuarenta, la ingeniería estructural se luz o quedarían como imborrables testigos
hizo probabilista, dejando atrás planteamien- Interior de la capilla de Ronchamp de la proclamación que el maestro hace de la
tos y actitudes deterministas incapaces de luz como el material, el tema central de la
promover el progreso. arquitectura.
LC fue, probablemente, un excelente Cómo podríamos no hablar de la luz cuan-
arquitecto. Fue, más probablemente, un do hablamos de LC. Y cómo podría no hablar
mediocre pintor, escultor, escritor, poeta, LC también de la luz en su Poema del ángulo
filósofo, urbanista y pitoniso. Pero, sobre recto. En ese bellísimo texto, traducido ahora
todo, fue un extraordinario seductor, comu- por el CBA, las palabras con más intensidad
nicador y publicista de sí mismo. Desde la repetidas son las que hacen referencia a la luz.
perspectiva de la ingeniería fue un impostor. Y es que el traducir, el dar a la luz de las
Las patentes de estructuras de hormigón que palabras un texto para llegar a iluminar a las
impulsó (casa Dom-ino y sistema Everite) gentes, ha sido siempre una cuestión clave de
22 DOSSIER LE CORBUSIER M I N E R VA 2 . 0 6
la cultura. Cervantes hizo traducir a Shelton al todo es válido cuando se busca el bien por el moll metropolitano; detrás subyace el
inglés su Don Quijote de la Mancha pocos años encima, o al lado, del «imperativo técnico». «aura recuperada» de la mercancía, inocu-
después de escribirlo. Esto es universalidad y Ya lo había intuido con aguda visión crítica lada de manera generalizada al sujeto robo-
cabeza clara. Homero tardo algo más, pues fue Reyner Banham: a costa de la lógica y el sen- tizado del consumo.
Chapman, un poco después de que lo hiciera tido común, para LC es más importante La emoción ante la máquina en la formali-
Shelton con Cervantes, quien tradujo los tex- poner de manifiesto sus ideas que conferir- zación del paisaje en la ciudad no desaparece,
tos homéricos. Y lo hizo tan bien que, pasados les un sentido lógico. Pero sus ideas se han pero sí el modo de representarlo.
unos cientos de años, Keats le dedica un poe- aceptado pese a ello o quizás, mas probable-
ma a Chapman por tamaña epopeya. mente, a causa de esa misma falta de lógica.
Y Mújica Lainez tradujo algunos de los Lector curioso de los prolegómenos don- Mecanismo arquitectónico
sonetos de Shakespeare con un castellano de nace la ciencia moderna, matemática y NICOLÁS MARURI, ARQUITECTO
bellísimo que les recomiendo, y el griego experimental, LC no olvida la «mutación
maravilloso de Kavafis es vertido al inglés por técnica» que le acompaña en su discurrir Almorzando en un pequeño restaurante de
Elliot, y al francés por la Yourcenair. Vargas plástico-escultórico y que tratará de verter París, en 1921, junto a su amigo el pintor Amé-
Llosa dice que esos poemas son tan hermo- en sus «máquinas para habitar», donde las dée Ozenfant, Le Corbusier observa que el
sos, que resisten a cualquier traducción. necesidades de lo real se presentan como local está dividido en dos partes: un espacio
Y es que la luz es una cuestión clave en la arquetipos fáciles de manipular y ordenar, en doble altura, en el que se encuentra el esca-
arquitectura. También en la arquitectura a la bajo el manifiesto maquinista. parate y se emplaza la barra, y otro espacio de
luz de las palabras. La luz es el tema central de La casa y la ciudad se intuían en su alfabe- una sola altura, en donde se distribuyen las
LC, que definía la arquitectura como «el jue- to arquitectónico como un signo empírico, mesas del público. El impacto que causa en el
go magnífico de los volúmenes bajo la luz». situando al hombre entre la aritmética del observador el tránsito de un espacio lumino-
Modulor y la dialéctica formal que le pres- so y amplio a otro reducido y oscuro ya lo había
taba la máquina de vapor (unidades de registrado, como un efecto arquitectónico de
Máquina habitación). gran interés, en su visita a la Mezquita Verde
ANTONIO FERNÁNDEZ ALBA, ARQUITECTO La ciudad, más compleja de anticipar en de Brousse, durante su viaje iniciático por Asia
las trazas geométricas, no será obstáculo para en 1911. De hecho, había utilizado este recur-
El diccionario de la Real Academia Española presentar en 1925, en el Pabellón de L’Esprit so en una de sus primeras construcciones, la
(DRAE) define la palabra «máquina», como Nouveau de la Exposición de Artes Decorati- casa para Anatole Schwob (1916) realizada en
un artificio para aprovechar, dirigir o regular vas, las propuestas del urbanismo del ángulo La Chaux-de-Fonds, Suiza, su villa natal.
la acción de una fuerza; también como agre- recto, que recogían la remodelación del cen- En 1921 el joven arquitecto, que se ha
gado de diversas partes ordenadas entre sí y tro de París bajo la volumétrica totalitaria del trasladado a París, ha transformado de
dirigidas a la formación de un todo. Le Cor- credo de la «máquina para habitar». LC manera radical su forma de entender la
busier (1887-1965), profeta de la ciudad dibujaba con gran facilidad los estandariza- arquitectura, lo cual le permite atribuir un
moderna y «arquitecto universal», con el dos prismas de retículas ortogonales para una nuevo origen, popular y funcional, a esta
objeto de discernir y programar el arquetipo ciudad de tres millones de habitantes, arro- relación de espacios y utilizarla como parte
donde resida el hombre del «espíritu nue- pado por sus croquis idealizados y sus profe- de un proceso de proyecto que, a través de la
vo», trató de presentar bajo el modelo que cías verbales que llegaban a identificar estos investigación, quiere alcanzar la perfección
representa la máquina su fórmula para el decorados metropolitanos con aquella defi- de lo «estándar». Para LC la arquitectura
hábitat de las sociedades industriales en las nición de Lewis Mumford, «la ciudad enten- debía ser pensada a la manera de un coche o
décadas iniciales del siglo xx. dida como una megamáquina donde reina la un avión, que necesitan de la elaboración y
Máquina como artificio de componentes técnica como principio regulador». comprobación de prototipos antes de llegar
mecánicos que permitía, en el ideario utópi- Desde la experiencia que le presta la razón a la cadena de montaje.
co de LC, diseñar sus edificios o configurar el instrumental de la máquina, LC no olvida los La necesidad urgente de alojamiento
universo de sus trazas urbanas, regulados por vértices que puntualizan su trinidad utópica, abundante y barato en los años veinte, a la
una suerte de ideogramas de manifiesta evi- los textos de T. Moro, La ciudad del sol de que Francia pretendía dar respuesta levan-
dencia mecánica: Campanella y La nueva Atlántida de Bacon. El tando 500.000 viviendas en diez años (Ley
Arquitectura: construir un refugio. Refugio: espacio geometrizado, la sociedad organiza- Loucheur), llevaba inevitablemente a la
colocar una cubierta sobre paredes. Cubierta: da y racionalizada hasta los límites del totali- construcción, mediante técnicas avanzadas,
salvar una abertura y dejar un espacio libre. Ilu- tarismo y todo el conjunto funcionando como de habitáculos producto de la acumulación
minar el refugio: hacer ventanas. Ventana: sal- una máquina bien engrasada, donde cada de espacios reducidos. Como solución alter-
var una abertura. habitante se transforma en una pieza del gran nativa, LC propone recurrir al análisis de las
La espacialidad de sus recintos se va a for- artefacto urbano, esperando la revelación de funciones-tipo para posibilitar la existencia
malizar en los códigos de la geometría menos los robots domésticos. de una gran sala asociada a la salud, al depor-
piadosa de la abstracción y de la obsolescen- La máquina, hoy, se ha transformado en te y a la naturaleza, a la que se conectan peque-
cia agresiva de los nuevos materiales, con- un «agregado de diversas partes ordenadas ños espacios de servicio.
vencido en su acendrado platonismo de que entre sí y dirigidas a la formación de un todo» Este dispositivo arquitectónico se com-
(DRAE); y así, la vivienda concebida según LC porta como una herramienta, como un
Panorámica de la «Ciudad contemporánea», 1922 como «máquina para habitar», se manifies- «útil» inspirado por la ley de la economía,
ta en nuestra época como «una máquina de calculado según principios fordistas y taylo-
fabricar fantasía a través de lo onírico o extra- ristas. La relación de formas precisas que lo
vagante», como reproducen las secuencias construyen produce de manera automática
topográficas de Rem Koolhaas. una «sensación arquitectural» como reac-
El ideal estético que nacía junto a la ción a geometrías, ritmos, distancias o tiem-
máquina se ha visto invadido por los deco- pos, que se activa cuando se recorren y se
rados posmodernos del parque temático o «oyen» los espacios.
CBA DOSSIER LE CORBUSIER 23
Modénature
JEAN-LOUIS COHEN, ARQUITECTO
mas puras que mantienen entre sí relacio- definición de la arquitectura de LC como jue- insistió en enseñarme la escalera del vestíbu-
nes precisas». go de «volúmenes» bajo la luz es evidente. lo principal. A través de una apertura se veía
Si la arquitectura es, como repite insisten- Un indicio de la importancia que tiene el el cielo y la luz subrayaba la armonía matemá-
temente en su libro, el «juego sabio, correcto texto para la argumentación de LC se halla en tica de los planos inclinados, cubiertos por un
y magnífico de volúmenes unidos bajo la luz», los intercambios epistolares que mantuvo el azul transparente. Le di mi enhorabuena por
la modénature obedece estrictamente, «única autor de Hacia una arquitectura con el traduc- la armonía que se desprendía del conjunto y
y exclusivamente», a la misma definición. Se tor del libro al alemán, el historiador de arte ella me respondió que no la merecía.
trata, pues, de un operador esencial que arti- Hans Hildebrandt, quien, en 1925, toma nota Una vez en su despacho, me abrió algunos
cula los diferentes dominios que abarcan las de su acuerdo para traducir «modénature» por archivos. Supe así que el colegio se había edi-
categorías de l’Espirit nouveau, como la psico- «Profilierung». Otro indicio lo encontramos ficado medio siglo antes, en 1956, sobre los
logía de la percepción o las matemáticas. Afir- en la propuesta de André Lurçat, quien, en terrenos del Depósito de las Tropas de Levan-
mado con tanta determinación, el término 1929, publica Arquitecture, una suerte de pla- te, y que su diseño se debía a Michel Écochard,
sorprende a los lectores de LC. En primer gio de Hacia una arquitectura, en donde un antiguo colaborador de LC, que en una nota
lugar, al arquitecto Louis Bonnier, encargado lamenta la «pérdida» de la modénature, «la explicativa había escrito estas palabras: «El
por aquel entonces del estudio de la amplia- ciencia más sutil y más difícil de la arquitec- equilibrio general del edificio se ha buscado a
ción de París, que le pide que precise la pro- tura». Con todo, cuando el arquitecto roma- través de un estricto estudio de las proporcio-
cedencia de un término al que atribuye un ori- no Luigi Moretti retoma la cuestión de la nes. Estas últimas se han apoyado en la utiliza-
gen helvético… LC rechaza este origen: «He modénature en un artículo de la revista Spazio ción del número áureo, codificado por el
repasado mis recuerdos. La palabra no se de 1952, la única alusión que hace a los arqui- Modulor. La fachada sur, en particular, don-
emplea en Suiza. Al menos, yo no la he oído. tectos modernos en un análisis que versa de la altura de los vanos sigue un ritmo que se
Pero, tras pasar unas semanas en la Acrópolis esencialmente sobre la arquitectura barroca ajusta a este principio, lleva sobreimpreso el
de Atenas, el sentido de la modénature se me se refiere a la obra de Walter Gropius… dibujo de los parasoles formado por cuadra-
impuso y en ese momento tuve que empezar Entre tanto, esta noción refundida en cier- dos yuxtapuestos, figura geométrica que cons-
a buscar la palabra apropiada. El Larousse daba to modo por LC se convertirá, gracias a su tituye la base del número áureo».
esta definición: “Modénature (del italiano padrinazgo –al menos en el contexto francó- El arquitecto adapta su proyecto al clima
modano, modelo), proporción y curva de las fono–, en una clave no sólo para comprender (sol, luz, calor, ventilación…), trabaja en sim-
molduras de una cornisa”. Era exactamente lo su obra, sino también para la relectura de todo biosis con los profesores y escucha sus peti-
que le dije ayer noche. Esta palabra merece el corpus de la arquitectura occidental. ciones (clases al aire libre, jardín, diferencia-
entrar a formar parte de la lengua práctica de ción de estructuras, deportes) para que la
la arquitectura, pues tiene un significado cru- arquitectura «despose» al cuerpo docente…
cial para el arte arquitectónico». Modulor (en Beirut) Por lo que toca al colorido, a las vidrieras,
El origen del término es, en realidad, DIDIER DAENINCKX, NOVELISTA se recurrió al pintor Jack Youngerman, quien
mucho más antiguo. La primera definición vivía entonces en Beirut con su esposa Del-
francesa de esta traducción de la palabra ita- Había ido la víspera a las montañas de Chouf a phine Seyrig, antigua alumna del viejo colegio
liana modenatura parece ser la que avanzó el encontrarme con estudiantes drusos en una protestante francés. Él fue quien encontró en
Diccionario de Trévoux en su edición de 1752, biblioteca protegida por los espesos muros de un puesto de los zocos, hoy desaparecidos, el
antes de ser admitida por la Academia France- una antigua plaza defensiva. A un lado, una azul transparente de la escalera grande y quien
sa. Quatremére de Quince le dedica una entra- puerta baja obligaba a agachar la cabeza y después encargó las vidrieras de una vasta
da en su Diccionario histórico de arquitectura, en encoger los hombros para pasar. Me explica- estancia elevada sobre pilotis.
1832, donde define la «modinature o modéna- ron que quien había ordenado la construcción El edificio estaba equipado con unas jun-
ture» como algo que en arquitectura expresa de la fortaleza, siglos antes, era un hombre muy tas de protección traídas de Japón: se temía
«la unión y la distribución de los miembros, bajito que se había valido de la arquitectura que fuese destruido por uno de esos terremo-
los perfiles o las molduras de un orden». para forzar al mundo a inclinarse para llegar a tos tan habituales en la región, pero la natura-
Apunta, sin embargo, que la palabra «todavía él. Después, por la tarde, tuve un encuentro leza lo ha protegido hasta hoy. Nada había que
no ha pasado al diccionario de la lengua fran- con un grupo de unas cincuenta jóvenes chií- lo pusiera a cubierto de las alteraciones
cesa, ni tampoco ha sido adoptada de manera tas, todas vestidas de gris, con unos ojos humanas, igualmente temibles. Ignoramos
general por el lenguaje del arte». Como pre- inmensos, únicos, que emergían entre los plie- qué es lo que lo ha protegido durante todo
cedente cita la Colección de antigüedades etrus- gues de sus velos. De nuevo discutimos sobre este largo cuarto de siglo de la locura asesina.
cas, griegas y romanas de d’Harcanville, pero literatura policíaca. Y antes de ver a los alum- Beirut, Líbano, son palabras-dolor, y allí, en
apenas dice nada respecto del uso de dicha nos de la Escuela de la Caridad, en el barrio las alturas, la armonía del Modulor.
noción. A finales del siglo xviii, Jacques-Fran- católico de Achrafieh, todavía debía una visita
çois Blondel había consagrado muchas pági- a sus colegas del colegio protestante francés.
nas de su curso de arquitectura a estos mismos El edificio se encontraba al oeste de la ciu-
asuntos, pero sin utilizar esta voz. dad, en un alto, no muy lejos de la antigua línea
Lo cierto es que el verdadero origen del tér- del frente. Nada más llegar me llamaron la
mino, tal y como LC lo utiliza, no tiene mucho atención los triángulos de sombra que los para-
misterio. Excelente lector de La historia de la soles dibujaban sobre la fachada y el juego
arquitecura de Auguste Choisy, de donde extrae natural de materiales contrapuestos, los enlu-
algunas de sus conclusiones sobre la Acrópo- cidos, el hormigón, el desencofrado bruto.
lis de Atenas, no pudo haber pasado por alto el Aquello no tenía nada que ver con los deco-
pasaje dedicado a la arquitectura egipcia en el rados que la escuela de la Reconstrucción
que se define la modénature como «el arte abs- había levantado al borde del mar y que evoca-
tracto de acentuar las masas» y se la analiza en ban, en el mejor de los casos, el espacio fan-
los distintos conjuntos históricos tratados en tástico de Giorgio de Chirico. Hablé de ello Colegio protestante francés de Michel Écochard
la obra. El eco de la definición de Choisy en la con la directora del establecimiento, que en Beirut, Líbano.
El poema del ángulo recto
JUAN CALATRAVA, ARQUITECTO
bre creador por sobreponerse a su carácter como de un muro horizontal. Se establecen así busier otra virtual que, sin manifestarse al
demediado, incompleto, dual y llegar a pro- las posibilidades de la promenade como des- principio como tal, incide también en los
ducir un arte/arquitectura que sea al mismo plazamiento que configura la arquitectura. valores de la mirada cambiante, sin limitar-
tiempo conocimiento profundo y adecuación El transcurso del tiempo presupone una se a su literalidad. Incluso cuando estamos
a las leyes básicas del universo. secuencia dinámica de sensaciones que parados, asistimos a la generación de sensa-
Así, desde las primeras litografías sobre el supera la idea del espacio como mero ámbi- ciones móviles. Así, se supera el mero dis-
«medio» en que se desenvuelve la acción to geométrico. Por eso tiene sentido la opo- currir local para llegar a una experiencia
humana hasta la exaltación final de dicha sición al Barroco, que se planteó incorporar múltiple de tipo narrativo y sensorial. Un
acción en el tema de la mano, verdadero ico- la profundidad y el movimiento con el escor- mecanismo que sirve para esto es la repre-
no corbuseriano, el Poema recicla algunos de zo o la traza pero, como destaca LC, lo hizo sentación plana de objetos tridimensiona-
los grandes temas que habían ido aparecien- siempre desde una visión estable. La moder- les, que destruye el triedro y lo convierte en
do en la obra del suizo y logra convertirse, por nidad, en cambio, ha aprendido a ver las trapecios con distinto color y geometría. De
usar un término alquímico, en la «quintae- cosas desde el vehículo en el que nos trasla- este modo se anula la sensación volumétrica
sencia» de su pensamiento y, sin duda, en damos, con una visión fragmentada (de Bau- habitual y aparece una nueva profundidad de
una de las grandes creaciones plástico-poé- delaire o Benjamin). Si la visión renacentis- la mirada, en la que lo importante son las
ticas de los años cincuenta. ta quedó marcada por la perspectiva, la visión relaciones mutuas. Las tensiones que antes
moderna de la arquitectura corbuseriana ha mostraban por separado la planta y los alza-
Promenade
FERNANDO ZAPARAÍN, ARQUITECTO
todos los elementos y asegura la gestión del puesto hacer tabula rasa con la ciudad preexis- para satisfacer las cuatro funciones básicas de
edificio no sólo con el uso o la medida, sino tente y las que han abogado por la conserva- cualquier urbe: alojamiento, trabajo, ocio y
también mediante la mirada y el tiempo. ción de los cascos históricos ha sido constan- circulación. Frente a los problemas endémi-
Para cerrar estas consideraciones, puede te. El siglo xx, como en tantos otros procesos cos de esas viejas ciudades que se «matan a
ser interesante retomar la promenade que LC sociourbanos, se ha comportado como un ace- sí mismas», LC enuncia en cuatro postula-
preparó para nosotros en la Villa Savoye. El lerador de partículas en lo que se refiere al dos radicales las bases del urbanismo moder-
sentido dinámico de la rampa que sube a la debate urbanístico, con la figura de Le Corbu- no: 1- descongestionar el centro de las ciu-
cubierta-jardín se potencia con todos los ele- sier actuando como notable catalizador. dades, 2- aumentar su densidad, 3- aumentar
mentos disponibles, como las baldosas colo- Con estos mimbres conceptuales, LC plan- los medios de circulación y 4- aumentar las
cadas en diagonal para diferenciar la zona de tea su programa urbanístico: «Pienso, pues, superficies verdes, ideas todas ellas que per-
paso de la terraza estancial (en la que están con toda frialdad, que hay que llegar a la idea sisten en el debate urbanístico actual.
colocadas ortogonalmente). Al final de esa de demoler el centro de las grandes ciudades En los años cincuenta y sesenta, ciertas
rampa nos esperan varias sorpresas, como y reconstruirlo, y que hay que suprimir el cin- corrientes críticas dentro de la arquitectura
parece anunciar el propio LC cuando descri- turón piojoso de los arrabales, trasladar éstos moderna se revolvieron contra este urbanis-
be esta experiencia: «Los visitantes, aquí, se más lejos y, en su lugar, constituir poco a mo de tabula rasa al que, más tarde, la pos-
dan la vuelta y regresan al interior y se pregun- poco una zona de protección libre que, en su modernidad convertiría en el enemigo a
tan cómo ocurre todo esto, y comprenden día, dará una libertad perfecta de movimien- batir, propugnando la recuperación del patri-
difícilmente las razones de lo que ven y sien- tos y permitirá construir a bajo precio un monio histórico.
ten; no encuentran nada de lo que se suele lla- capital cuyo valor se duplicará y hasta se cen- Con todo, si hoy día nuestras ciudades
mar una “casa”. Se sienten en otra cosa del tuplicará». El radical concepto de tabula rasa conservan su patrimonio, la protección se
todo nueva. Y… creo que no se aburren». –destruir la obra arquitectónica del pasado circunscribe a pequeños ámbitos, que sirven
Cuando pensábamos haber conquistado el para construir la del futuro– permitió a LC más a la creación de escenarios espectacula-
cielo, se nos niega la permanencia en él. La
rampa termina en la famosa ventana practica-
da en la pantalla orgánica de la fachada noroes-
te. El pavimento de baldosas se interrumpe
para crear entre la rampa y la ventana una incó-
moda franja de grava, que impide a nuestra
mirada fluir libremente hacia la naturaleza
prometida por la nueva arquitectura. Según las
famosas fotos encargadas por LC, aquí la pro-
menade se detiene y la vista vuelve hacia la repi-
sa de esta ventana que ha cobrado vida propia,
en la que permanecen depositados algunos de Croquis del Plan Voisin para el centro de París, 1925
nuestros utensilios personales: el sombrero,
unas gafas... Aquí arriba la persona se despi- planear un nuevo paisaje urbano cuya heren- res para el consumo turístico que a la conser-
de, se desvanece al final de la rampa, y en el cia podemos reconocer en nuestras urbes vación de la memoria en ellos acumulada; en
alféizar preparado al efecto, deja los últimos actuales. La imagen de la ciudad moderna cuanto al tejido residencial de los centros his-
objetos sobre los que podía dominar. La pro- tenía como protagonistas enormes rascacie- tóricos, raro es el caso en el que se renueva de
menade se apodera definitivamente de la esce- los repartidos de forma isótropa sobre el pla- forma conveniente, de modo que la población
na, mientras se convierte en una representa- no, emergiendo de un espacio público cons- se ve expulsada a las nuevas periferias de baja
ción de sí misma, en una máquina para mirar. tituido como naturaleza salvaje. La escala densidad, cada vez más alejadas.
brutal de la nueva ciudad superaba con cre- Ampliar el concepto de patrimonio para
ces la escala del individuo, que quedaba redu- que incluya también los trazados urbanos, los
Tabula rasa cido a mero dato: 3.000 habitantes por hectá- elementos naturales, los espacios de sociali-
COLECTIVO LABORATORIO URBANO rea era la densidad apropiada para la ciudad zación y tantos otros elementos urbanos, y
de las torres, ideal que quedó plasmado en comprenderlo como parte de la memoria
La renovación completa es absurda y proyectos como la «Ciudad de tres millones colectiva, nos permitiría valorarlo, más allá
además imposible. No creo que el siglo xxi esté de habitantes» o el Plan Voisin para el cen- de sus posibilidades para el marketing urba-
preparado para una tabula rasa como
la que supuso el Movimiento Moderno a tro de París. Este proyecto, de 1925, proponía no, como un elemento de integración y cohe-
principios del siglo pasado. Le Corbusier fue demoler la zona centro de la capital gala situa- sión social. Repensar la ciudad, compren-
un héroe de la vanguardia, creía que una da al norte de la Isla de la Cité para construir diendo el valor de la ciudad heredada como
nueva arquitectura haría posible un nuevo en su lugar una gran cruz viaria, con un eje obra de quienes la han habitado, como refle-
paisaje urbano, una nueva cultura norte-sur y otro este-oeste, y un bosque de jo construido de las relaciones sociales, sigue
y, consecuentemente, un nuevo hombre.
Hoy, esas ideas parecen ingenuas, ilusorias. torres de viviendas de planta cruciforme y siendo, hoy día, una tarea pendiente.
Jacques Herzog sesenta pisos de altura. La propuesta tan sólo Entre tanto, la idea de tabula rasa que pre-
conservaba algunos monumentos heterogé- conizó LC sigue viva y, en nombre del higie-
El concepto de «tabula rasa», acuñado por neos (Nôtre-Dame, el Arco de Triunfo, la nismo y de un concepto mal entendido de
Aristóteles en el De Anima, rompía con las basílica del Sacré Coeur y la Torre Eiffel), lo calidad de vida, continúa produciendo calles
ideas de Platón defendiendo que la mente del que anunciaba ya su transformación mediá- vacías que, si bien nunca llegan a estar real-
recién nacido es como «una tabla lisa en la tica. En oposición a la ciudad tradicional, mente desprovistas de peligros, sí se ven pri-
cual no hay nada escrito». Si es la ciudad la caracterizada por la mezcla de usos, la ciudad vadas de todo aquello que podría convertirlas
que se toma como ese recién nacido, la polé- moderna, racional y funcional se rige por un en lugares confortables. Con todo, de justicia
mica está servida. A lo largo de la historia, la principio fundamental: la zonificación, es es reconocer que si el ideario urbano de LC ha
fluctuación entre las corrientes que han pro- decir, la especialización de las áreas urbanas contribuido a la configuración de nuestras
28 DOSSIER LE CORBUSIER M I N E R VA 2 . 0 6
residentes y especialmente los niños son los muros curvados exentos para vestirse y
Unidad de Habitación de Marsella, arrastrados hacia la pequeña piscina y los desvestirse detrás, las superficies inclinadas
1946-1952, cubierta baños de sol, como si estuvieran en alguna que ofrecen una vista sin obstáculos en todas
HERMAN HERTZBERGER, ARQUITECTO playa lejana y arcádica. direcciones por sobre los elevados parapetos
Resulta increíble que de este paisaje ente- que rodean la cubierta. Todas estas instala-
La idea que subyace a las Unidades de Habita- ramente de hormigón –coloreado únicamen- ciones son testimonio de una tenaz atención
ción, que Le Corbusier diseñó en primer lugar te en puntos extraños con mosaicos de cris- a la naturaleza incitante de la forma que, para
para Marsella y más tarde para Nantes, Berlín, tal– emane un aire tan agradable y munífico. LC, siempre ocupa el lugar de honor por
Friminy y Brey en Forêt, es que sean en cierto Esta cubierta no se parece a ninguna otra delante de su expresión escultórica.
sentido autosuficientes, como un distrito resi- cosa, exceptuando otras magníficas cubier- Colgando sobre su mesa de trabajo LC
dencial pero «apilado» en altura. Lo que tas-jardín del propio LC, en su mayor parte tenía la fotografía idílica de este paisaje de
mejor ilustra este aspecto es la incorporación diseñadas para viviendas unifamiliares (la cemento que, en todo momento, debía ser-
de una calle comercial (que, por cierto, sólo primera, en la casa La Roche, en 1923). En virle de criterio: una expresión ingenua de
recientemente ha comenzado a funcionar en todos los climas que lo permiten existen las esperanza totalmente opuesta a la cínica fal-
la Unidad de Marsella) y la activa utilización de cubiertas habitables, pero son siempre de uso ta de fe actual en lo que la arquitectura puede
la cubierta. Son estos elementos los que otor- privado. Así pues, lo que presenciamos aquí significar para las personas.
gan a la Unidad el aspecto de un barco y hacen es un nuevo tipo de espacio común que con- Los edificios como la Unidad, configura-
parecer a los demás bloques de viviendas tiene algo de esa grandeza que suelen tener dos como conjuntos verticales de viviendas,
estructuras castradas y sin rumbo. los patios y jardines privados, ahora para uso se han convertido en un fenómeno arquitec-
La cubierta de la Unidad de Marsella es y disfrute de todos los habitantes. tónico y urbanístico que reclama la atención
como la cubierta de un barco, excepto por Los esfuerzos del arquitecto por dotar a de cada nueva generación de arquitectos,
una diferencia: presenta un área de recreo cada elemento de una calidad escultórica a la siendo la principal preocupación la de averi-
para el disfrute de toda la comunidad y, qui- par que funcional pueden leerse en todas las guar si realmente es posible organizar un úni-
zá, del ocasional turista de la arquitectura. escalas: el borde de la piscina plano, ancho y co edificio como un fragmento de ciudad. Sin
En este tejado, lejos del clamor de la ciudad redondeado, perfecto para los niños; los embargo, la idea de una cubierta que sirve
que ya casi asedia el edificio, prevalece una asientos extremadamente profundos en los como planta baja alternativa y como jardín
atmósfera tranquila, casi elísea, en la que los que se puede uno acurrucar cómodamente, comunal, y la forma en que esta cubierta-
terreno es inconfundiblemente equipada con
sus propios edificios, borrando por comple-
Chimenea de ventilación de la cubierta de la Unidad de Habitación de Marsella, 1946-1952
to la sensación de estar en lo alto de otro edi-
ficio mayor, constituye un descubrimiento
realmente revolucionario.
Aunque la forma autónoma y las dimen-
siones colosales de la Unidad la mantienen
inevitablemente separada de su entorno, la
calle comercial a media altura y, especial-
mente, la cubierta, la dotan de una calidad
paisajística. Si se incorporara al paisaje como
macroforma, a la manera de los acueductos
romanos o las megaestructuras residenciales
de Alfonso Reidy, su carácter de objeto des-
aparecería. Es posible que, tal como lo cono-
cemos, resulte demasiado grande pero, igual-
mente, podría resultar demasiado pequeño.
Urbanismo total
FERNANDO DE TERÁN,
ARQUITECTO URBANISTA
Loos y alguna más. Todas ellas han supuesto Es fácil detectarlo, por ejemplo, en la hue- Ville Radieuse. De «Gran Despilfarro» cali-
la posibilidad de ofrecer, una serie de pro- lla de aquella geometría cuadrangular del pri- ficaba LC estos suburbios americanos: «Me
puestas de renovación no sólo del vocabula- mer proyecto y en la regularidad de la trama lo confirmó M. Berlee, importante hombre
rio formal de la arquitectura sino, lo que es de pilares que, en la solución definitiva, se de confianza del presidente Roosevelt. Lle-
más importante, de sus principios teóricos. modifican para adaptarse a la necesaria reduc- gué a la conclusión de que se perdían cuatro
Sin embargo, madame Savoye escribe a Le ción de superficie o a las exigencias de la dis- horas diarias de trabajo. Es una moderna for-
Corbusier en el otoño del 1937, tras años de tribución definitiva de las plantas. Y en la difi- ma de esclavitud introducida en la sociedad
correspondencia en la que ha ido dejando tes- cultad de conseguir la isotropía de la trama maquinista por la fatal desnaturalización del
timonio de su descontento: «su carta de 7 del estructural del principio de la «planta libre» fenómeno urbano». Lo más gracioso es que
corriente me sorprende mucho. Después de con los medios constructivos de la época. lo confirmara precisamente un hombre vin-
numerosas reclamaciones, por fin ha recono- Como todas las obras de arte, la Villa Savo- culado a Roosevelt, cuyas políticas económi-
cido usted que esta casa que construyó en 1929 ye nos ofrece una pulsión de futuro. cas y sociales para superar la crisis del 29 fue-
no era habitable. Su responsabilidad decenal ron las causantes directas de este espectacular
está en cuestión y yo no tengo por qué inter- fenómeno urbano.
venir en los gastos. Tenga usted la bondad de Ville Radieuse [Ciudad Radiante] Las dos grandes alternativas a la ciudad
volverla habitable con urgencia. Me atrevo a FERNANDO ROCH, ARQUITECTO URBANISTA histórica que se suceden con un intervalo de
esperar que no tendré que recurrir a medios apenas treinta años –la Ciudad Jardín es de
legales». Vana empresa. Poco tiempo des- En abril de 1939, a propósito de la Ciudad 1898, mientras que la Ville Radieuse se publi-
pués, la villa construida por LC en Poissy es Jardín (Ni carne ni pescado: la Ciudad Jardín, ca en 1935, aunque en 1933 ya inspira los tra-
abandonada por sus propietarios y hacia era el subtítulo), Le Corbusier escribía: bajos de la Carta de Atenas, como una ver-
finales de los años cincuenta corre el riesgo «Hace unos cincuenta años un falso urba- sión matizada de las propuestas de la Ciudad
de ser demolida. Sólo la reacción internacio- nismo emprendió la tarea de descongestio- Contemporánea de 1922– nacen con sendas
nal hábilmente suscitada (todo hay que decir- nar las ciudades e inventó las ciudades jar- publicaciones que, en cierto modo, se con-
lo) por el propio arquitecto, hace intervenir al dín. La filantropía y una especie de lirismo vierten en manuales para los agentes inmo-
estado francés que, finalmente, la adquiere barato se unieron a la empresa. Empresarios, biliarios que van a construir las periferias de
para restaurarla y declararla Monumento His- bienhechores y poetas se apasionaron. Eran los modernos sistemas metropolitanos. Es
tórico en 1965, después de la muerte de LC. sinceros. No sospechaban que, tras ellos, lle- una cuestión de espacio social. Mientras la
Esta aparente contradicción (la que pare- garían los grandes inversionistas, los con- Ciudad Jardín inspira formalmente el subur-
ce existir entre el carácter utilitario de una servadores que encontrarían providencial bio de los ricos y sus burocracias, los princi-
vivienda y su consideración como una obra esta solución al problema de los barrios ame- pios de la Ville Radieuse y los formulismos de
maestra de la arquitectura del siglo xx), mues- nazadores. Al proyectar como en América las la Cité Radieuse, con sus unidades de habita-
tra la auténtica naturaleza de una obra que, poblaciones enteras en inmensas ciudades ción y su organización circulatoria, inspira-
por sí sola, constituye el resumen de las apor- jardín, lejos de los centros, se deshacían las rán, en versiones más o menos degradadas,
taciones arquitectónicas de la etapa purista fuerzas colectivas reduciéndolas a una pol- los de los empleados y los proletarios.
de Le Corbusier y el origen de la enorme difu- vareda de hombres dispersa a los cuatro Para 1935 LC había rebajado un poco sus
sión que tuvieron aquellas ideas sobre la vientos». Mutatis mutandis, hoy, más de furores iniciales. Los veinticuatro rascacie-
construcción y la espacialidad modernas y de setenta años después de su formulación, los de sesenta plantas que, siguiendo su
la influencia que ejercieron sobre la arqui- podríamos decir lo mismo de la Ciudad modelo de Ciudad Contemporánea, liquida-
tectura posterior. Radiante de LC, con la diferencia de que su ban todo el patrimonio urbano histórico para
En su análisis comparativo de lo que LC proyecto apuntaba al corazón mismo del vie- alojar tres millones de habitantes, ya fuera en
denominó «las cuatro maneras de componer» jo espacio social –que se identificaba como París, Barcelona, Sa~o Paulo o Argel, habían
utiliza el ejemplo de la Villa Savoye para expli- foco turbador y revolucionario– y pretendía dado paso a cintas edificadas en redientes
car lo que entiende por «tipo puro» y resu- sustituir la vieja y compleja ciudad sobre su (rédents) de «sólo» veinte plantas que zigza-
men de todas las composiciones anteriores; es propio terreno histórico, aunque, al menos, gueaban a noventa grados sobre el suelo libre
decir; la organicidad de la composición aditi- ofrecía una física más compacta. de la Ville Radieuse, para que la verdura pudie-
va de los elementos, la subdivisión de la caja En realidad, en este texto, LC se refería ra dominar el escenario de la ciudad –hasta
cúbica y la diferenciación entre la envolvente sobre todo a los grandes suburbios america- el 88% de la superficie– y, con ella, el aire y
exterior y la libertad distributiva interna. nos, epígonos de la Ciudad Jardín muy aleja- el sol. Esta fórmula proporcionaba densida-
Su dimensión más dramática es la tensión dos de los principios que la habían inspira- des de 1.000 habitantes por hectárea, de
expresiva entre la voluntad de respetar la do, de la misma forma que hoy nos referimos modo que le bastaban 3.000 hectáreas para
lógica autónoma de sus formulaciones teó- a las grandes periferias dominadas por el blo- alojar a tres millones de habitantes. En el
ricas y la servidumbre del compromiso con que abierto sobre terrenos libres, no menos recinto parisino delimitado por las fortifica-
una realidad concreta. alejadas del majestuoso orden soñado para la ciones de Napoleón III había 7.600 hectá-
CBA DOSSIER LE CORBUSIER 31
reas, de manera que aún había sitio para la garantiza la disponibilidad de su fuerza de
administración (450 Ha), para los artesanos trabajo. Igual, por cierto, que en el mundo
(500 Ha), para el comercio (120 Ha) y hasta socialista soviético donde la productividad
para conservar parte de la zona histórica (245 también lo domina todo y donde la Carta de
Ha) que quedaba reducida ¡al 3 % de su Atenas que resume el ideario de la Ciudad
superficie real! Eso no le parecía un despil- Radiante se convierte en norma edificatoria
farro y le permitía disponer de 3.300 hectá- preceptiva. Después del 68, en el metro de
reas de suelo libre, de reserva. Había otras París, ese mismo repertorio de funciones
ventajas: «Los cálculos demuestran que las aparecía en graffitis de toda suerte, refor-
ciudades con espacios despejados, que tienen mulado en términos de la vida cotidiana:
el aspecto, desde el aire, de una delgada fili- «Métro, boulot, télé, dodo» (Metro, trabajo,
grana, y que sólo ocupan el 12% del territorio tele y a dormir). En ese orden, de la maña-
son, a priori, aptas para resistir un ataque na a la noche. Habitar era dormir, cultivar
aéreo». Son palabras de un informe para el cuerpo y alma no era sino ver la tele, circu-
Ministerio de Defensa de 1938, después de lar era pelearse por un hueco en un vagón de
que el general Vauthier del Estado Mayor de metro en hora punta. Sólo el trabajo persis-
Pétain hubiera alabado en el CIAM de París, tía –transformado en «curro», todo sea
celebrado un año antes, las buenas aptitudes dicho– como auténtico protagonista de esta
de la Ville Radieuse para soportar un bombar- utopía maquinista, cuya expresión más ple-
deo. Desde luego, la separación entre peato- na era Sarcelles, un grand ensemble de la
nes y automóviles que preconizaba, facilita- periferia norte parisina junto a Saint Denis,
ba la evacuación y, por lo que se refiere a la el lugar, por cierto, en cuya abadía descan-
edificación, París no tenía ya nada que temer san los reyes de Francia y que fue fundado
puesto que habría perdido hasta el 97% de tras la llegada del santo, llevando bajo el bra-
sus edificios históricos después de someter- zo su cabeza cortada, en un muy improbable
se a sus dictados formales. viaje desde la Cité. Es difícil encontrar una
Por lo demás, se suponía que, borrando su metáfora premonitoria más precisa. Ningún
espacio histórico, se eliminaba el conflicto lugar como Sarcelles encarnaba la despose-
social. LC ya había escrito que la «cuestión sión de la vida urbana, la pérdida del dere-
social» era sólo un problema de vivienda. cho a la ciudad.
Para él, la política se resumía en una nueva La libertad que ofrecían los nuevos mate-
racionalidad del espacio. Más allá de ideolo- riales de construcción –acero, hormigón y
gías, la burocracia de la «humanidad», de vidrio– al suprimir el muro de carga, permi-
cuyo cuerpo técnico él formaba parte, tenía la tiendo volar a los edificios mediante «ele-
misión de dar forma a la civilización maqui- gantes armazones» de pilotis, sólo había ser-
nista, dentro de la cual, la ciudad no era más vido para que la civilización industrial
que un acantonamiento pacífico y ajardina- quedara enfrentada a su propia inanidad, a
do de sus ejércitos de trabajadores. su vacío existencial; una existencia de la que
Habitar, trabajar, cultivar cuerpo y alma sólo quedaban activas las finas líneas infran-
y circular, eran las funciones previstas. Es el queables que dibujaban la exclusión social.
programa vital del proletariado industrial de A finales de los sesenta, de la Ville Radieuse
posguerra, el que asegura su reproducción y sólo quedaba Sarcelles.