El amor de Jesús es la razón por la cual debemos evangelizarnos y la mejor
manera de trasmitir el evangelio es hacerlo con amor. Jesús entrego su vida entera a los más necesitados, el entusiasmo evangelizador se fundamenta en esta convicción el poder ayudar a quien más lo necesita. No se puede perseverar en una evangelización fervorosa si uno no sigue convencido porque debemos haber conocido de una manera íntegra su palabra, su palabra, su conocimiento, su saber y sobretodo su amor hacia nosotros, la vida se complementa y se vuelve plena en el momento que realmente aceptamos y le entregamos nuestro corazón a Jesús. Todas las verdades reveladas proceden de la misma fuente divina y son creídas con la misma fe, pero algunas de ellas son más importantes por expresar más directamente el corazón del Evangelio. En este núcleo fundamental lo que resplandece es la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado La alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría Por eso invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso.