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DEL CONSUMISMO Y OTRAS PERCEPCIONES

La sociedad, el mundo y el desarrollo personal solo pueden construirse basados en


la diferencia y en una lucha diaria, no en los facilismos en los que nos absorbe el
consumo hoy en día, los mismos que nos llevan a ser conformistas; a ser seres
inmóviles y estáticos; presa fácil de las grandes elites, de las religiones y de los
medios masivos de comunicación. Existe un miedo latente a emanciparnos, a
asumir retos, un temor exagerado a equivocarnos porque nos acostumbramos a lo
fácil, a vivir en el paraíso donde, según la religión católica, todo comenzó; en la
mayoría de los actos estamos haciéndole apologías a lo efímero, a lo no duradero,
convencidos de que la felicidad está en todo aquello que no nos genera problemas.
¿Qué tan equivocado estamos?
El consumismo nos está deshumanizando, nos está alejando de aquellas pequeñas
ceremonias antes indispensables en el día a día del ser humano, lejos han quedado
ciertos espacios que solo se compartían en familia y donde solo fluía lo humano: un
padre que le ayudaba a su hijo a hacer la tarea, una comida con todas las sillas del
comedor ocupadas, un simple diálogo mirando el otro a los ojos; hoy nos invade el
ruido, el caos y las nuevas tecnologías. Los niños hacen sus tareas sentados en un
computador, hoy cada quien come en su habitación o espacio donde casi se puede
leer el letrero de “no molestar” y el diálogo, ese simple acto que da origen a la
palabra, a la discusión, a la dialéctica, ese acto donde la humanidad no se concibe
sin el otro fue remplazado, poco a poco, por actos de hablas sin rostros.
Según Bauman, ni siquiera las relaciones se salvan del consumismo, hoy el “hasta
que la muerte nos separé” dejó de ser trascendental y poco pronunciado (el
matrimonio dejó de ser el sueño de toda mujer), el hambre por el deseo nos hace
perversos y lo que antes veíamos como el complemento para idealizar y formar una
familia (el otro), lo vemos hoy como ese objeto o cosa en el que solo queremos
entrar y salir sin ningún compromiso; reducimos cualquier lazo a la mínima
expresión y, entre más fácil de soltar sea el nudo mucho mejor será para nosotros,
es más sencillo desear que amar, puesto que lo primero no compromete ningún
proyecto o plan de vida, hoy, usando los conceptos de Bauman, podría decir que el
ser humano puede “enamorarse y desenamorarse” en un mismo y muy corto
instante, “La moderna razón líquida ve opresión en los compromisos duraderos; los
vínculos durables despiertan su sospecha de una dependencia paralizante” (p. 70),
todo se va volviendo “líquido”

La vida liquida, según Bauman, es una sucesión de nuevos comienzos con breves
e indoloros finales”, como una colección de cuentos cortos, todos con “finales
felices”, donde existe un solo personaje que se afana por terminar su roll en uno
para pronto estar en el otro, sin preocuparse o importarle que sea solo él quién
experimente la felicidad, esa será la manera de ocultar el temor a ir más allá, el
miedo a aferrarse a alguien, de depender de algo que se llama “relación”, se
convierte este personaje en un cobarde feliz que se acostumbra y se conforma a
vivir lo simple, nunca tendrá la culpa de nada porque nunca se atreverá a ejecutar
nada.

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