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La escala se basa en parámetros que surgen de las respuestas de la corteza cerebral y del
tronco encefálico, o sea, los responsables de las conductas que tienen lugar en la vigilia, e
ignoran los reflejos de las pupilas y los movimientos de los ojos. Esto generó un gran
descontento en los primeros tiempos de su implementación, a lo cual se respondió que el
propósito de esta medición era calcular el nivel de conciencia y no, la gravedad del daño
cerebral.
Entre las aplicaciones que se fueron dando a la escala de Glasgow, se encuentran cuadros
neurológicos como el Ictus y comas que no hayan sido causadas por traumas. Sin embargo,
a pesar de su amplia aceptación, su punto débil es que los resultados obtenidos dependen en
gran medida del estado del paciente, quien puede estar sedado o intubado, o haber sufrido
un traumatismo en la cara. En estos casos, así como en personas que se encuentren
conectadas a un respirador artificial, no se recomienda su uso.
Otros factores que pueden influir considerablemente en los resultados, sobre todo de tipo
verbal, son los problemas auditivos, la demencia, los trastornos de tipo psiquiátrico y las
lesiones en la boca o la garganta. Más allá de todos los obstáculos físicos o mentales que se
puedan interponer entre el examen y el paciente, se debe tener en cuenta la subjetividad del
profesional, la cual puede jugar tanto a favor como en contra del diagnóstico, llegando a
variaciones de dos puntos.
LA NEVA ESCALA DE Glawsco
Fuente: http://www.glasgowcomascale.org/
La realidad es que este nuevo enfoque ha tenido muy poca difusión en España, a pesar de
que revisa (y mejora) aspectos que personalmente considero importantes. Por ello, aunque
con cierto retraso, os acerco a través del blog la información sobre esta nueva Escala de
Coma de Glasgow, que podéis consultar en inglés en la página del
proyecto http://www.glasgowcomascale.org/
Se definen con más claridad las medidas adoptadas para evaluar cada componente de la
escala. Se enfatiza la necesidad de la presentación de informes en los tres componentes de
la Escala en lugar de la suma total.
Respuesta motora
Estímulo
La evaluación de las respuestas motrices en las personas que no obedecen órdenes sigue
teniendo en cuenta la información de la presión de los dedos y de los sitios (trapecios/arcos
supraorbitales). En la práctica, la secuencia normalmente estará en ese orden, habiéndose
utilizado la presión de la punta del dedo primero cuando la apertura de los ojos no se
produce espontáneamente o al sonido.
Se han expresado algunas preocupaciones sobre que una fuerza indebida ejercida
repetidamente sobre el lecho ungueal puede producir daños (aunque muy raramente). Se ha
propuesto como alternativa una presión sobre el lado del dedo. En ausencia de evidencia
sobre la equivalencia de las respuestas en los diferentes sitios, la uña sigue siendo
recomendada, distalmente en lugar de proximalmente, con la variación en el tiempo
del dedo estimulado en cualquier paciente (utilizar dedos distintos cada vez).
Tanto el trapecio como los arcos supraorbitales se recomiendan para el estímulo central en
una secuencia estándar de intensidad graduada. La presión detrás de la mandíbula
(proceso retromandibular/estiloide), según los autores, es difícil de aplicar con
precisión y no se recomienda para el uso rutinario. La estimulación frotando los
nudillos en el esternón no está recomendada; puede causar “moratones” y las
respuestas pueden ser difíciles de interpretar.
Llegados a este punto me voy a permitir una reflexión personal. Muchos de los que
trabajamos en urgencias y emergencias conocemos una variedad casi ilimitada de
lugares donde realizar la estimulación dolorosa de una persona a la que estamos
prestando atención… tanto para comprobar el nivel de consciencia a grosso modo (escala
AVDN, por ejemplo) o de la respuesta a los diferentes componentes de la escala de
Glasgow, como para descartar que estamos ante la presencia de un paciente “simulador”.
Creo que algunos de los métodos utilizados (pellizcar ciertas partes del cuerpo, por
ejemplo), aunque efectivos, pueden perfectamente sustituirse por otros como los que se
establecen en la escala de coma de Glasgow.
Registro de la Escala de Coma de Glasgow
Además de trazar las tendencias en una escala gráfica de coma, las puntuaciones se
pueden /deben documentar numéricamente para registrar rápidamente los resultados
(por ejemplo, O2V4M6). Sin embargo, al describir al paciente, utilice siempre los criterios
completos junto con los números para asegurarse de que la evaluación se entiende con
precisión.
A la fórmula numérica corta también se le puede añadir el puntaje de Coma total (por
ejemplo, O2V4M6 = 12). Esto proporciona un resumen general de la gravedad del paciente,
pero este puntaje no comunica la descripción detallada de cada respuesta, que siempre debe
utilizarse, ya que, por ejemplo, una puntuación total de 8 podría ser O2V2M4 o O1V1M6,
con implicaciones muy diferentes para la gravedad de la condición del paciente.
Aquí tenéis el vídeo “oficial” del nuevo enfoque de la Escala de Coma de Glasgow
Si alguien tiene especial interés en este nuevo enfoque de la Escala de Coma de Glasgow,
en la web del proyecto está disponible la hoja de ayuda a la evaluación en varios idiomas.
Hasta hace unos días no existía la hoja de ayuda en español, que yo tengo traducida hace
más de un año ya que he hablado de este nuevo enfoque en algún curso en los que he
participado como docente. Hace unos meses me puse en contacto con los responsables del
proyecto, que se mostraron encantados de que les enviara el texto de la hoja traducida.
Aunque pueda parecer una tontería, me hace muchísima ilusión que mi nombre aparezca
actualmente en la web del proyecto como la persona que ha realizado este trabajo de
traducción al español.