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RESUMEN EPISTEMOLOGÍA

Díaz Esther: “Metodología de las ciencias sociales”

Epistemología: el científico concibe y construye teorías científicas, el epistemólogo reflexiona sobre ellas. La
epistemología es una disciplina filosófica. Remite a una teoría del conocimiento, por ello ha representado
una preocupación filosófica. Es una reflexión filosófica especializada, que se ha consolidado como disciplina
con peso propio. La filosofía siempre reflexiono sobre el conocimiento en general y en la modernidad
comenzó a reflexionar sobre el conocimiento científico en particular. En los primeros decenios del siglo XX,
la epistemología se afianzó como disciplina autónoma.

En 1929, filósofos y científicos, asociación de reflexión sobre el conocimiento científico conocida como el
circulo de Viena. Sus integrantes se definían como empiristas y positivistas lógicos. Se plantearon el objetivo
de fusionar todas las ciencias a partir de la unificación del lenguaje. Su marco teórico era una concepción
científica del mundo. El medio para lograrlo era producir análisis lógicos del lenguaje, incorporando técnicas
y métodos de la lógica matemática. Se trataba de clarificar el lenguaje de la ciencia, cualquier disciplina que
aspirara a alcanzar el nivel de ciencia, debía regirse por el método de las ciencias naturales. Para ellos, estas
representaban el paradigma de lo científico.

El círculo de Viena se fue disolviendo. Se expandió por Europa y estados unidos. A las corrientes herederas
actuales se las denomina neopositivistas.

El positivismos, fue una doctrina filosófica originada en Francia por Augusto Comte. Historia de la cultura ha
pasado por tres estadios: el teológico, el metafísico y el positivo. En el teológico, el hombre explicaba los
fenómenos por medio de la intervención de seres divinos. En el metafísico, los explicaba por medio de ideas
racionales, pero abstractas. En el positivo, los fenómenos se comienzan a explicar a partir de las relaciones
invariantes que guardan entre sí. Se rechazan las explicaciones que no se atengan a lo que puede verificarse
positivamente, por medio de la confrontación empírica.

La tradición anglosajona, el neopisitivismo, no se reconoce heredera de Comte. Se destacan los empiristas y


positivistas lógicos del círculo de Viena por un lado, y por el otro, el racionalismo critico de Karl Popper.

Se logran acuerdos en:

- La convicción de que la razón humana se reduce a los límites de la racionalidad científica.

- La exigencia de unificar y formalizar el lenguaje de la ciencia

- La prescripción de la neutralidad ética de la ciencia

- El mandato de que la epistemología debe concentrarse en la estructura lógica de las teorías


sin atender a los problemas de la relación ciencia-sociedad-

- La determinación de un solo método para las ciencias.

Acuerdan también en que las disciplinas sociales deben reducirse al método de las ciencias naturales si
aspiran a ser reconocidas como ciencias. Por ello se los denomina neopositivistas.

Existen otras corrientes que consideran que no se puede reflexionar sobre la ciencia sin tener en cuenta su
historia. Consideran que también es importante estudiar de qué manera los seres humanos concretos
inciden en la aceptación o el rechazo de las teorías.
Existen también posturas críticas a la racionalidad positiva. Estudian la ciencia relacionándola directamente
con el resto de lo sociocultural.

Todas las posturas opuestas al neopositivismo, encuentran puntos de coincidencia en que la reflexión sobre
lo científico debe sobrepasar la mera reflexión sobre estructuras vacías de contenido y coinciden en
defender la independencia metodológica de las ciencias sociales y su nivel científico.

Ernest Nagel “La ciencia y el sentido común”

Conocimiento científico: este conocimiento va acompañado de explicaciones acerca de por qué los hecho
son como se presentan.

- Las explicaciones se acompañan con controles faticos (de hecho) es decir, contrastaciones
con la realidad.

- Es un conjunto organizado y sistematizado de conocimiento.

- Las explicaciones o razones que lo acompañan permiten reconocer los límites de su validez.

- Es lógico y racional, por lo cual no puede contener juicios contradictorios.

- Utiliza un vocabulario preciso, riguroso y especifico, claramente delimitante de las cosas


designadas por él.

- Por la precisión y rigor exigidos, enfrentan mayores riesgos de ser refutados por la
experiencia.

- Se confronta repetidamente con la experiencia a través de controles de rigurosamente


establecidos. Tiene más posibilidades de refutación o una vida más corta.

- Sus hipótesis deben ser testeables, es decir sometidas al desafío de la contrastación. Están
sujetas a la posibilidad de rechazo.

- Las conclusiones de la ciencias, pues, son producto del metido científico entendido como la
practica persistente de criticar argumentos a la luz de procedimientos confiables.

- No es prescriptivo: no es un conjunto de reglas fijas e inamovibles.

- No hay reglas para el descubrimiento y la invención científicas.

- Se vincula con los temas investigados.

- No elimina el riesgo personal o la fuente de errores. Critica a la pretendida “objetividad


científica”.

- No garantiza la verdad de sus conclusiones.

Conocimiento de sentido común:

- Este conocimiento puede ser relativamente exacto, pero no va acompañado de las razones
pertinentes.

- Cuando trata de dar explicaciones, estas no son controlables por juicios faticos.
- No hay organización ni sistematización.

- Este conocimiento es más incompleto en ese sentido.

- Puede caer en formulaciones antagónicas, es decir, contradictorias.

- Utiliza un lenguaje impreciso, vago e inespecífico. Luego, la validez de sus enunciados no


tiene límites definidos.

- Las creencias de sentido común, cotidianas, sobreviven durante siglos.

- No se plantea confrontaciones o contrastaciones con la realidad. Tienen larga duración.

- Estas creencias no están sometidas a un escrutinio sistemático acerca de su exactitud o su


validez, por lo cual pueden tener larga duración.

- Son aceptados sin una evaluación crítica de sus afirmaciones.

Gregorio Klimovsky: “Las desventuras del conocimiento científico”

Filosofía de la ciencia, epistemología, metodología.

Epistemología: teoría del conocimiento, un sector de la filosofía que examina el problema del conocimiento
en general. Empleado en un sentido más restringido, referido exclusivamente a los problemas del
conocimiento científico, tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a su
obtención, y los criterios con los cuales se los justifica o invalida. La epistemología es el estudio de las
condiciones de producción y de validación del conocimiento científico.

El epistemólogo pregunta. Por qué debemos creer en aquello que afirman los científicos. No acepta sin
crítica el conocimiento científico sino que lo examina del modo más objetivo posible.

Frente a cualquier teoría se preguntará por su aparición como fenómenos histórico, social o psicológico, por
qué hay que considerarla como buena o mala o cuales son los criterios para decidir si una teoría es mejor o
peor que otra. La epistemología es por ello una actividad crítica que se dirige hacia todo el campo de la
ciencia.

Vinculada a la epistemología esta la filosofía de la ciencia. Esta última abarca muchos problemas más que
no son estrictamente epistemológicos. Los presupuestos filosóficos que existen en la ciencia influirán de un
modo esencial en la adopción de este o aquel criterio epistemológico. El termino filosofía de la ciencia es
más amplio que el termino epistemología y esta sería tal vez un disciplina independiente de aquella.

Otra palabra relacionada a epistemología es metodología, el metodólogo no pone en tela de juicio el


conocimiento ya obtenido y aceptado por la comunidad científica. Su problema es la búsqueda de
estrategias para incrementar el conocimiento. El epistemólogo podría formularse, a modo de problema, la
pregunta por el pretendido valor atribuido a los datos y muestras. El uso de la palabra metodología para
referirse al abordaje de problemas epistemológicos es frecuente. Epistemología y metodología abordan
diferentes ámbitos de problemas, aunque es obvio que el metodólogo debe utilizar recursos
epistemológicos, pues debe poseer criterios para evaluar si lo obtenido es genuino o no. La metodología, es
posterior a la epistemología, a veces un procedimiento metodológico se descubre casualmente, se emplea
por razones heurísticas y entonces el epistemólogo se ve en la necesidad de justificarlo en términos de su
propio ámbito de estudio.
Contextos

Contexto de descubrimiento y contexto de justificación: en el contexto de descubrimiento importa la


producción de una hipótesis o de una teoría, el hallazgo y la formulación de una idea, la invención de un
concepto, todo ellos relacionado con circunstancias personales, psicológicas, sociológicas, políticas y hasta
económicas o tecnológicas que pudiesen haber gravitado en la gestación del descubrimiento realizado o
influido en su aparición. El contexto de justificación, aborda cuestiones de validación, cómo saber si el
descubrimiento realizado es autenticado o no, si la creencia es verdadera o falsa, si una teoría es
justificable, si las evidencias apoyan nuestras afirmaciones o si realmente se ha incrementado el
conocimiento disponible.

Ambos contextos parecen referirse a problemas independientes. El contexto de descubrimiento estaría


relacionado con el campo de la psicología y de la sociología, en tanto el de justificación se vincularía con la
teoría del conocimiento y en particular con la lógica. Muchos filósofos afirman que la frontera entre los dos
no es nítida ni legitima.

Kuhn, interpreta que toda separación entre contextos ería artificial y daría una visión unilateral y
distorsionada de la investigación científica.

A los dos contextos se agrega un tercero, el contexto de aplicación, en el que se discuten las aplicaciones del
conocimiento científico, su utilidad, su beneficio o perjuicio para la comunidad o la especie humanas. Un
conjunto de cuestiones que incluso tienen pertinencia para comprender los problemas propios de los
contextos de descubrimiento y de justificación.

Las discusiones epistemológicas pueden llevarse a cabo en cualquiera de los tres contextos.

P. Thuillier: “Filosofía de la ciencia o epistemología”

¿Cómo se constituye una teoría científica? Epistemólogos tratan de responder, su fin es estudiar la génesis y
la estructura de las ciencias, desde un punto de vista lógico y también histórico y sociológico.

La epistemología está considerada como una disciplina filosófica y con un estatus marginal en relación con
las ramas nobles dela filosofía. Esto repercute sobre el plano intelectual y sobre el plano institucional. El
mundo científico en general sufre numerosas dudas no solamente sobre su utilidad para la investigación,
sino sobre si interés y su valor.

Dos grandes categorías de investigación: más lógicas (teoría y experiencia) y más históricas (contextos de la
ciencia).

¿Qué es la epistemología? Filosofía de las ciencias. El concepto de epistemología es de hecho empleado de


diversas maneras: según el país y para lo que se use, sirve para designar una teoría general del
conocimiento, o bien para estudios más pormenorizados sobre la génesis y estructura de las ciencias. Es
únicamente un intento de análisis.

La epistemología no quiere imponer dogmas a los científicos. Sino estudiar la génesis y la estructura de los
conocimientos científicos. No hablar de filosofía de las ciencias. Los epistemólogos no quieren luchar contra
los científicos en su terreno. La epistemología general se propone estudiar la producción de conocimientos
científicos bajo todos sus aspectos: lógico, lingüístico, ideológico, etc. El epistemólogo puede analizar la
noción de explicación científica. Nada dice evidentemente, que las modalidades de la explicación sean las
mismas en todas las disciplinas. Pero es esto precisamente, lo que corresponde investigar. Es posible
interrogarse sobre los usos de las nociones “ley”, “teoría”, “observación”, “experimentación”, “verificación”.
Las ciencias nacen y evolucionan en circunstancias históricas determinadas, el epistemólogo se preguntará
también cuáles son las relaciones que pueden existir entre la ciencia y la sociedad, entre la ciencia y las
instituciones científicas, entre la ciencia y las religiones o entre las diversas ciencias.

La ciencia no está definida de una vez por todas.

La epistemología ha tomado prestadas de la filosofía un conjunto de cuestiones relativas a la naturaleza y el


valor de la ciencia, recurre ya a los servicios de lógicos, lingüistas, historiadores, sociólogos, y de psicólogos,
así como a los de aquellos científicos cuyas actividades son tomadas directamente como objeto de estudio.
La epistemología no pretende ni repetir ni reemplazar a la ciencia.

La epistemología general no se reduce a una simple repetición de lo que han dicho y dirán los microfísicos,
los genéticos, los geólogos y los paleontólogos en tanto que especialistas. Hacen falta también trabajos de
epistemología comparada, un estudio de conceptos estructurados, de investigaciones sistemáticas sobre la
manera en que las ideologías repercuten sobre las actividades científicas, etc.

La ciencia no es un edificio totalmente transparente. El científico no es un ser racional y consciente en su


totalidad, de quien todos los propósitos y gestos serían objetivos, de quien todos los presupuestos serían
perfectamente conocidos y explícitos cuyo método sería transparente y protegido contra toda influencia
perturbadora.

El investigador no se desembaraza de una vez por todas de sus creencias y de sus prejuicios, de todas las
imágenes o hábitos transmitidos y más o menos directamente impuestos por la sociedad.

Eduardo Wolovelsky: “El siglo XX ha concluido”. Ciencia. Tres aventuras por el mundo del conocimiento

La ciencia como una figura es capaz de modelar aspectos importantes de nuestra forma de ver y nuestra
manera de actuar en el mundo. La divulgación se consideraba una especie de lujo. Adquirir conocimiento y
el saber necesarios para comprender las revelaciones científicas del siglo XX será el reto más profundo del
siglo XXI.

En el término ciencia, conviven varias concepciones diferentes y porque las teorías científicas son complejas
y en general difícil de comprender, en segundo orden, porque las ideas científicas pueden afectar de tal
manera a las tradiciones que se las rechaza por el riesgo de perder el andamiaje simbólico que le da sentido
a nuestras vidas.

El dilema de BORN.

Los múltiples significados de la ciencia: ¿Qué es la ciencia? Las idealistas reducen ingenuamente la actividad
científica a la búsqueda desinteresada del conocimiento. Otras, realistas confunden ciencia con tecnología:
la ciencia no es más que un considerable instrumento utilizado en particular por el poder político para
fabricar armas atómicas, bilógicas y químicas.

La ciencia es una actividad de carácter histórico, con una lógica interna cuyos difusos bordes son
continuamente moldeados por la suciedad en la cual se halla constituida. El fin de la ciencia es la búsqueda
de la verdad, vinculada a una serie de compromisos metodológicos, entre los que se encuentra el trabajo de
carácter experimental, a partir de los cuales es posible construir la decisión acerca de la validez de las
teorías y modelos con las que se intenta explicar el mundo. Un plano más realista, la llamada demostración
científica es mucho más compleja que aquella que se detalla en manuales. La ciencia es certeza en tanto
que, en toda época, hay una serie de teorías y modelos que permiten una explicación de hechos y
fenómenos del mundo así como la predicción de otros nuevos. La ciencia es conflicto porque en todo
momento histórico hay modelos y teorías que conviven en tensión y no es posible lograr una resolución a
favor de una de ellas. Los objetivos que persiguen los científicos no son únicos. En el seno de dicha
comunidad se dan, como en el resto de la sociedad, profundas diferencias ideológicas que muchas veces
suelen moldear la carga cognitiva de una teoría considerada como legítima por al menos algún sector
significativo de la comunidad científica.

Dos reflexiones: la ciencia es una actividad relevante para tratar importantes asuntos humanos. La
promoción del conocimiento científico requiere de cierto posicionamiento político respecto de la finalidad
con la que se investiga en la ciencia moderna. La ciencia lleva en su seno conflictos y problemas que son
conflictos y problemas de toda la cultura, porque la ciencia forma parte de la cultura, aunque esta idea sea
constantemente olvidada.

La vidriera de la ciencia: Max Born: la ciencia se opone de tal manera a la historia y a la tradición que no
puede ser absorbida por nuestras civilizaciones. La ciencia implica un cierto coraje intelectual, aunque la
especialización y burocratización del trabajo profesional lo hayan erosionado significativamente. Es una
obligación promover las acciones políticas que posibiliten el acceso al conocimiento científico. La
divulgación de la ciencia y todo proceso de socialización del conocimiento, se enfrentan a una decisión:
posibilitar la comprensión de las principales teorías de la ciencia y promover el sentido crítico que debiera
ser característico del pensamiento científico como forma de construcción de un espacio estructura de
autonomía, diseño y confrontación, a pesar de las enormes dificultades que conlleva, o quedar subsumido
en el consuelo de las tradiciones pero también en la situación de miseria que dicho consuelo impide
cambiar. Si optamos por lo primero, debemos acepar que el conocimiento científico no es un saber
dogmático, debe atender únicamente al debate y la argumentación como forma de convencimiento.

Que es lo que se debe divulgar? La ciencia moderna es un complejo sistema institucional, con una alta
especialización de quienes trabajan en los diferentes campos del conocimiento científico. La producción de
publicaciones s enorme y su importancia y calidad son difíciles de proporcionar.

Final abierto: el conocimiento se expande movilizado por la búsqueda de la verdad, el deseo de poder, la
carrera armamentista y la aspiración de curar a los hombres de las más graves dolencias entre muchas
otras. La posibilidad de cumplir con el derecho de todo hombre y mujer de poder acceder al saber.
Preocupados por enseñar y divulgar la ciencia no nos será posible renunciar a ello.

Quienes enseñan y divulgan son meros reproductores de los saberes que los científicos reproducen es falso.
Maestros, profesores y divulgadores, su responsabilidad y trabajo los deberían llevar a promover un debate
púbico acerca de lo que la ciencia es y cuáles son sus significados para nuestra cultura. Promover un
entendimiento de los compromisos racionales que caracterizan a la actividad científica, favorecer la
comprensión de los significados sociales de los núcleos teóricos más significativos de la ciencia compartir
las pasiones del conocimiento.

Stephen Gould: “Un dinosaurio en un pajar” ¿podemos completar la revolución de Darwin?

Las grandes revoluciones hacen añicos los pedestales: los soportes previos de nuestra arrogancia cósmica.
El cambio cosmológico desde un universo geocéntrico a uno heliocéntrico, el descubrimiento darwiniano de
la evolución, etc.
Las revoluciones no se consuman cuando la gente acepta la reconstrucción física del universo implicado,
sino cuando comprende el significado de dicha reconstrucción para la degradación de la jerarquía humana
en el cosmos. Ambos fenómenos son completamente distintos.

En la manipulación mediática, uno acepta un hecho doloroso, pero proporciona una interpretación basada
en el revestimiento plateado que se dice que acompaña a todas las nubes negras.

Todas las gentes pensantes aceptan que vivimos en un buen pedazo de roca situado al borde de una galaxia
entre tropecientos billones y nadie parece por ello estar rodeado de angst cósmica o desesperado acerca
del significado de la vida humana. Muchas versiones primitivas de heliocentrismo conservaron el pedestal al
colocar a nuestra propia estrella personal, el sol, en el centro de un universo limitado.

Pero, después de haber pasado toda una vida profesional explicando y defendiendo la evolución tanto en
foros públicos como técnicos, estoy seguro de que la segunda revolución de Freud no ha sido capaz de
superar un obstáculo mental. La evolución flota todavía en el limbo de nuestra renuencia a afrontar las
implicaciones del darwinismo para la heredad cósmica del Homo Sapiens. Se ha logrado la reconstrucción
física, que es el primer paso de una revolución freudiana: todas las gentes pensantes aceptan el hecho
biológico de que descendemos del mundo animal. Pero el segundo paso, el ajuste mental hacia la
destrucción del pedestal apenas ha empezado.

No creo que ninguna otra revolución ideológica en la historia de la ciencia haya impactado de manera tan
fuerte o tan directa la opinión que tenemos de nuestro propio significado y propósito.

Los seres humanos no son el resultado final de un proceso evolutivo predecible sino más bien una idea
cósmica tardía y fortuita, una minúscula ramita en el arbusto enormemente arborescente de la vida que, si
se replantara a partir de la semilla, casi con toda seguridad no reduciría de nuevo esta ramita, o quizá
ninguna ramita con ninguna de las propiedades que nos gusta denominar conciencia.

Todas las formas clásicas de manipulación mediática de la evolución están diseñadas para evitar las
consecuencias radicales y no deseadas de este mantra. La manipulación mediática se centra en dos temas
diferentes: el proceso de la evolución como una teoría y un mecanismo; y la ruta de la evolución en tanto
que descripción e l historia de la vida. La manipulación mediática para el proceso trata de presentar la
evolución como algo intrínsecamente progresivo, y que opera para llegar a algún bien superior al actuar
para el beneficio de grupos tales como las especies y las comunidades, con lo que produce metas tan
deseadas como ecosistemas armoniosos y organismos bien diseñados. La manipulación mediática para la
ruta lee la historia de la vida como un flujo continuo con una direccionalidad perceptible hacia seres más
complejos y con más cerebro, lo que nos permite considerar la evolución tardía de homo sapiens como el
estadio superior, conseguido hasta ahora, de un progreso predecible.

CONTINUA

Alan Chalmers: “¿Qué es esa cosa llamada ciencia? La observación depende de la teoría.

Según inductivistas, la observación cuidadosa y sin prejuicios proporciona una base segura a partir de la
cual se puede derivar un conocimiento científico probablemente verdadero, sino verdadero.

Objeción más seria a la postura inductivista. Supuestos inductivistas sobre el status y el papel desempeñado
por la propia observación. Hay dos supuestos importantes que conlleva el inductivismo ingenuo con
respecto a la observación. Uno es que la ciencia comienza con la observación. El otro es que la observación
proporciona una base segura a partir de la cual se puede derivar el conocimiento.
Una concepción popular de la observación: análisis de la observación al dominio de la visión. Los seres
humanos ven utilizando sus ojos. El registro de esa información por partes del cerebro humano es lo que
corresponde a la visión del objeto por el observador humano.

El sentido de la vista sugiere dos cuestiones claves para el inductivista. La primera es que un observador
humano tiene acceso más o menos directo a algunas propiedades del mundo exterior en la medida en que
el cerebro registra esas propiedades en el acto de ver. La segunda es que dos observadores que vean el
mismo objeto o escena desde el mismo lugar verán lo mismo.

Experiencias visuales que no están determinadas por las imágenes formadas en la retina: hay una gran
cantidad de datos que indican que no se trata de que la experiencia sufrida por los observadores cuando
ven un objeto este determinada únicamente por la información, en forma de ratos de luz, que entra en los
ojos del observador, ni de que este determinada solamente por las imágenes formadas en las retinas de i
observador. Dos observadores normales que vean el mismo objeto desde el mismo lugar en las mismas
circunstancias físicas no tienen necesariamente idénticas experiencias visuales, aunque las imágenes sean
prácticamente idénticas. Hay un sentido importante en el que no es necesario que los dos observadores
vean lo mismo.

La naturaleza de las imágenes formadas en las retinas de os observadores es relativamente independiente


de su cultura. Las experiencias perceptuales que los observadores tienen en el acto de ver no están
especialmente determinadas por las imágenes de las retinas.

Lo que un observador ve, la experiencia visual que tiene un observador cuando ve un objeto, depende en
parte de su experiencia pasada, su conocimiento y sus expectativas. Lo que ve un observador resulta
afectado por su conocimiento y su experiencia.

Lo que ven los observadores, las experiencias subjetivas que tienen cuando ven un objeto o una escena, no
está determinado únicamente por las imágenes formadas en sus retinas sino que depende también de la
experiencia, el conocimiento, las expectativas y el estado interno en general del observador.

Los observadores que ven la misma escena desde el mismo lugar ven la misma cosa, pero interpretan de
diferente modo lo que ven. En la medida en que se refiere a la percepción, con lo único que el observador
está en inmediato y directo contacto es con sus experiencias. Estas no están dadas de modo univoco ni son
invariantes, sino que cambian con las expectativas y el conocimiento del observador. Lo que viene
unívocamente dado por la situación física es la imagen formada en la retina del observador. Pero el
observador no tiene contacto perceptual directo con la imagen. Los inductivista suponen sin argumentar a
pesar de las muchas pruebas en contra, que hay una correspondencia univoca entre las imágenes de
nuestras retinas y las experiencias subjetivas que tenemos cuando vemos.

No podemos ver exactamente lo que queremos. Mientras que las imágenes de nuestras retinas forman
parte de la causa de lo que vemos, otra parte muy importante de esa causa está constituida por el estado
interno de nuestras mentes o cerebros, el cual dependerá evidentemente nuestra educación cultual,
nuestro conocimiento, nuestras expectativas, etc. Y no estará determinado únicamente por las propiedades
físicas de nuestros ojos y de la escena observada. En segundo lugar, en una gran diversidad de
circunstancias, lo que vemos en diversas situaciones sigue siendo completamente estable. La dependencia
entre lo que vemos y el estado de nuestras mentes o cereros no es tan sensible como para hacer imposible
la comunicación y la ciencia.
Los enunciados observacionales presuponen la teoría: aunque se diera una única experiencia perceptiva
para todos los observadores, todavía seguiría habiendo objeciones importantes al supuesto inductivista
acerca de la observación.

Los enunciados observacionales que se basan en las experiencias perceptivas de los observadores que
afirman los enunciados y que están supuestamente justificados por ellas. Según la concepción inductivista
de la ciencia, la sólida base sobre la que se construyen las leyes y teorías que constituyen la ciencia está
formada por enunciados observacionales públicos, y no por las experiencias subjetivas priva las de los
observadores individuales.

La concepción inductivista exige la derivación de enunciados universales a partir de enunciados singulares


mediante la inducción. Tanto el razonamiento inductivo como el deductivo conllevan relaciones entre
diversos conjuntos de enunciados, y no relaciones entre enunciados por un lado y experiencias perceptivas
por otro.

Hay experiencias perceptivas de algún tipo directamente accesibles al observador, pero no sucede así con
los enunciados observacionales. Estos son entidades públicas, formuladas en un lenguaje público, que
conllevan teorías con diversos grados de generalidad y complejidad. Una vez que se centra la atención en
los enunciados observacionales en cuanto forman la supuesta sólida base de la ciencia, se puede advertir
que en contra de la pretensión del inductivista, una teoría de algún tipo debe preceder a todos los
enunciados observacionales y que los enunciados observacionales son tan falibles como las teorías que
presuponen.

Los enunciados observacionales se deben realizar en el lenguaje de alguna teoría, por vaga que sea.

Cuando pasamos a enunciados del tipo de los que se dan en la ciencia, los presupuestos teóricos son menos
tópicos y más evidentes.

Los enunciados observacionales se hacen siempre en el lenguaje de alguna teoría y serán tan precisos como
lo sea el marco conceptual o teórico que utilicen.

Las teorías precisas, claramente formuladas, constituyen un requisito previo de unos enunciados
observacionales precisos. En este sentido, las teorías preceden a la observación.

Las afirmaciones van en contra de la teoría inductivista de que el significado de muchos conceptos básicos
se extrae de la observación.

La observación depende de la teoría: ¿Cuál es el criterio según el que se incluyen en el conjunto algunas
experiencias perceptivas y que se excluyen otras?

La afirmación de que el concepto o cualquier otro concepto se derivan de la experiencia, y de nada más, es
falsa.

Los enunciados observacionales son tan falibles como las teorías que presuponen y por lo tanto no
constituyen una base completamente segura sobre la que construir las leyes y teorías científicas.

Para establecer la validez de un enunciado observacional, por consiguiente, es necesario apelar a la teoría y
cuanto más firmemente se haya de establecer la valide, mayor era el conocimiento teórico que se emplee.
La opinión inductivista, a saber, que para establecer la verdad de un enunciado observacional problemático
apelamos a enunciados observacionales más seguros y quizás a leyes derivadas inductivamente de ellos,
pero no a la teoría.

Los enunciados observacionales dependen de la teoría y por tanto también su falibilidad.

La ciencia no comienza con los enunciados observacionales, porque una teoría de algún tipo precede
siempre a todos los enunciados observacionales, y los enunciados observacionales no constituyen una base
firme sobre lo que pueda descansar e conocimiento científico, porque son falibles.

La teoría guía la observación y la experimentación: el más ingenuo de los inductivistas, las observaciones
efectuadas por un observador imparcial y sin prejuicios proporcionan la base del conocimiento científico.

La teoría precede a la observación en la ciencia. Las observaciones y los experimentos se efectúan para
comprobar o aclarar alguna teoría, y solo se debe registrar las observaciones que se consideran relevantes
para esa tarea. En la medida en que las teorías que constituyen nuestro conocimiento científico son falibles
e incompletas, la guía que las teorías nos ofrecen con respecto a qué observaciones son relevantes para
algún fenómeno que se está investigando puede ser engañosa, y pueden hacer que se pasen por alto
algunos actores importantes.

El inductivismo no está refutado de un modo concluyente: el hecho de que la observación dependa de la


teoría, que se ha analizado en este capítulo, socava la afirmación inductivista de que la ciencia comienza
con la observación. Solo los inductivistas más ingenuos desearían defender esta postura.

Esta postura modificada admite francamente que las nuevas teorías se conciben de diversas maneras y a
menudo a través de muchos caminos.

Las teorías pueden ser concebidas, y usualmente lo son, antes de hacer las observaciones necesarias para
comprobarlas. Este inductivismo más sofisticado, los actos creativos, los más nuevos e importantes de los
cuales exigen genio e implican la intervención de la psicología individua de los científicos, se resisten al
análisis lógico. El descubrimiento y la cuestión del origen de las nuevas teorías son materias que quedan
excluidas de la filosofía de la ciencia.

Una vez que se ha llegado a nuevas leyes y teorías, queda la cuestión de la adecuación de esas leyes y
teorías. Corresponden a un conocimientos científico licito o no? Los inductivistas sofisticados. Su respuesta
es que gran cantidad de hechos relevantes para una teoría se deben determinar mediantes la observación
en una amplia variedad de circunstancias y hay que establecer en qué medida se puede demostrar que la
teoría es verdadera o probablemente verdadera a la luz de esos hechos y mediante algún tipo de inferencia
inductiva.

La separación entre el modo de descubrimiento y el modo de justificación permite que los inductivistas
eludan esa parte crítica que se les ha hecho en este capítulo y que iba dirigida contra la afirmación de que la
ciencia comienza con la observación.

Es esencial entender la ciencia como un conjunto de conocimientos que se desarrollan históricamente y que
solo se puede apreciar correctamente na teoría si se presta la debida atención a su contexto histórico. La
apreciación de una teoría está íntimamente vinculada a las circunstancias en las cuales apareció esa teoría
por primera vez.

Aunque aceptemos que los inductivistas separen el modo de descubrimiento del modo de justificación, su
postura seguirá.
El inductivista pretende establecer una distinción bastante tajante entre la observación directa, que espera
servirá de base firme al conocimiento científico, y las teorías que se han de justificar en la medida en que
reciban un apoyo inductivo de la firme base observacional.

Se debe abandonar el inductivismo, porque cada vez le ha resultado más difícil arrojar nueva e interesante
luz sobre la naturaleza de la ciencia, hecho que llevó a Lakatos a afirmar que el programa estaba en vías de
degeneración.

“Introducción del falsacionismo”

El falsacionismo admite francamente que la observación es guiada por la teoría y la presupone. Abandona
cualquier afirmación que implique que las teorías se pueden establecer como verdaderas o probablemente
verdaderas a la luz de la evidencia observacional.

Una vez propuestas, las teorías especulativas han de ser comprobadas rigurosa e implacablemente por la
observación y la experimentación.

La ciencia progresa gracias al ensayo y al error, a las conjeturas y refutaciones. Nunca se puede decir
lícitamente de una teoría que es verdadera, se puede decir con optimismo que es la mejor disponible.

Una cuestión lógica que apoya al falsacionista: se puede demostrar que algunas teorías son falsas apelando
a los resultados de la observación y la experimentación. Nunca es posible llegar a leyes y teorías universales
basándose solo en deducciones lógicas. Por otro lado, es posible efectuar deducciones lógicas, partiendo de
enunciados observacionales singulares como premisas y llegar a la falsedad de teorías y leyes universales
mediante una deducción lógica.

Si se afirma la premisa y se niega la conclusión, hay una contradicción. La falsedad de enunciados


universales se puede deducir de enunciados singulares adecuados, el falsacionista explota al máximo esta
cuestión lógica.

La falsabilidad como criterio de teorías: el falsacionista considera que la ciencia es un conjunto de hipótesis
que se propone a modo de ensayado con el propósito de describir o explicar de un modo preciso el
comportamiento de algún aspecto del mundo o universo. No todas las hipótesis lo consiguen. Hay una
condición fundamental que cualquier hipótesis o sistema de hipótesis debe cumplir si se le ha de dar el
estatus de teorías o ley científica. Una hipótesis ha de ser falsable.

Una hipótesis es falsable si existe un enunciado observacional o un conjunto de enunciados observacionales


lógicamente posibles que sean incompatibles con ella, esto es, que en caso de ser establecidos como
verdaderos, falsarían la hipótesis.

Si un enunciado no es falsable, entonces el mundo puede tener cualquier propiedad y comportarse de


cualquier manera sin entrar en conflicto con el enunciado.

Desde un punto de vista ideal, una teoría o ley científica debería proporcionarnos alguna información
acerca de cómo se comporta en realidad el mundo, excluyendo por esta razón las maneras den las que
podría posiblemente (lógicamente) comportarse pero de hecho no se comporta.
El falsacionista mantiene que algunas teorías pasan de hecho como teorías científicas solo porque no son
falsables y deberían ser rechazadas aunque superficialmente pueda parecer que poseen las características
de las buenas teorías científicas.

Para que una teoría posea un contenido informativo ha de ser falsable.

Grado de falsabilidad, claridad y precisión: una buena teoría o ley científica es falsable justamente porque
hace afirmaciones definidas acerca del mundo. Para el falsacionismo de ellos se sigue bastante claramente
que cuanto más falsable es una teoría mejor es, empleando la palabra más en un sentido amplio. Cuanto
más afirme una teoría, más oportunidades potenciales habrán de demostrar que el mundo no se comporta
de hecho como lo establece la teoría.

Las teorías que han sido falsadas tienen que ser rechazadas de forma tajante. La empresa científica consiste
en proponer hipótesis sumamente falsables, seguidas de intentos deliberados y tenaces de falsarlas.

Los falsacionistas prefieren con mucho un intento de resolver un problema interesante mediante una
conjetura audaz, aunque pronto resulte ser falsa, a cualquier recital de una serie de truismos
improcedentes. Creen que esa es la manera en que se puede aprender de nuestros errores y que al
descubrir que nuestra conjetura era falsa habremos aprendido mucho sobre la verdad y habremos llegado
más cerca de la verdad.

El falsacionismo, reconoce las limitaciones de la inducción y la subordinación de la observación a la teoría.


Solo se pueden descubrir los secretos de la naturaleza con la ayuda de teorías ingeniosas y perspicaces.
Cuanto mayor sea el número de teorías conjeturadas que se enfrentan a la realidad del mundo y cuantas
más especulativas sean estas conjeturas, mayores serán las oportunidades de hacer importantes avances en
la ciencia.

La exigencia de que las teorías sean sumamente falsables tiene la atractiva consecuencia de que las teorías
sean establecidas y precisadas con claridad.

La exigencia de un alto grado de falsabilidad elimina maniobras. El falsacionista exige que se puedan
establecer las teorías con suficiente claridad como para correr el riesgo de ser falsadas.

Cuanto más precisamente se formula una teoría se hace más falsable. Si aceptamos que cuando más
falsable es una teoría tanto mejor es, entonces también debemos aceptar que cuanto más precisas sean las
afirmaciones de una teoría mejor será esta.

Las exigencias de precisión y claridad de expresión, que van íntimamente ligadas, se siguen naturalmente de
la concepción de la ciencia que tiene el falsacionista.

Falsacionismo y progreso: el progreso de la ciencia – la ciencia comienza con problemas, problemas que van
asociados con la explicación del comportamiento de algunos aspectos del mundo o universo. Los científicos
proponen hipótesis falsables como soluciones al problema. Las hipótesis conjeturadas son entonces
criticadas y comprobadas. Algunas serán eliminadas rápidamente. Otras pueden tener más éxito. Estas
deben someterse a críticas y pruebas más rigurosas. Cuando finalmente se falsa una hipótesis, surge un
nuevo problema, afortunadamente muy alejado del problema original resuelto. Este exige la invención de
nuevas hipótesis, seguidas de nuevas críticas y pruebas. Y así el proceso continúa indefinidamente. Nunca
se puede decir de una teoría que es verdadera, por muy bien que haya superado las pruebas rigurosas, pero
se puede decir que una teoría actual es superior a sus predecesoras en el sentido de que es capaz de
superar pruebas que falsaron a sus predecesoras.
El punto de partida de la ciencia son los problemas.

La afirmación de que el origen de la ciencia esta en los problemas es perfectamente compatible con la
prioridad de las teorías sobre la observación y los enunciados observacionales. La ciencia no comienza con
la pura observación.

El concepto de progreso, de desarrollo científico, es fundamental en la concepción falsacionista de la


ciencia.

Karl Popper: “La lógica de la investigación científica”. Panorama de algunos problemas fundamentales.

El hombre de ciencia, propone enunciados y los contrasta paso a paso. Construye hipótesis y las contrasta
con la experiencia por medio de observaciones y experiencias.

La tarea de la lógica de la investigación científica es ofrecer un análisis lógico de tal modo de proceder:
analizar el método de las ciencias empíricas.

El problema dela inducción: una tesis aceptada, las ciencias empíricas pueden caracterizarse por el hecho
de que emplean los llamados métodos inductivos.

Llamar inductiva a una inferencia cuando pasa de enunciados singulares, tales como descripciones de los
resultados de observaciones o experimentos, a enunciados universales tales como hipótesis y teorías.

Desde un punto de vista lógico dista mucho de ser obvio que estemos justificados al inferir enunciados
universales partiendo de enunciados singulares, por elevado que sea el número, pues cualquier conclusión
que saquemos de este modo, corre siempre el riesgo de resultar un día, falsa.

Problema de la inducción: la cuestión acerca de si están justificadas las inferencias inductivas, o de bajo qué
condiciones lo están. Puede formularse como la cuestión sobre cómo establecer la verdad de los
enunciados universales basados en la experiencia.

Todo informe en que se da cuenta de una experiencia, no puede ser originariamente un enunciado
universal, sino solo un enunciado singular. Quien dice que sabemos por experiencia la verdad de un
enunciado universal, suele querer decir que la verdad de dicho enunciado puede reducirse, de cierta forma,
a l verdad de otros enunciados que son verdaderos según sabemos por experiencia.

Modo de justificar las inferencias inductivas, hemos de intentar en primer término, establecer un principio
de inducción. Un enunciado con cuya ayuda pudiéramos presentar dichas inferencias de una forma
lógicamente aceptable.

Reichenbach, determina la verdad e las teorías científicas, eliminarlo de la ciencia significaría nada menos
que privar a estar de la posibilidad de decidir sobre la verdad o falsedad de sus teorías, es evidente que sin
él la ciencia perdería el derecho de distinguir sus teorías de las creaciones fantásticas y arbitrarias de la
imaginación del poeta.

Pero tal principio no puede ser una verdad puramente lógica. En realidad si existiera un principio de
inducción puramente lógico no habría problema de la inducción.

El principio de inducción tienen que ser un enunciado sintético: esto es, uno cuya negación no sea
contradictoria, sino lógicamente posible. Por qué habría que aceptar semejante principio y de cómo
podemos justificar racionalmente su aceptación.
Es superfluo todo principio de inducción y que lleva forzosamente a incoherencias lógicas.

Hume, aparecen incoherencias cunado se admite el principio de inducción. Si intentamos afirmar que
sabemos por experiencia que es verdadero, reaparecen de nuevo justamente los mismos problemas que
motivaron su introducción.

Kant admitió que el principio de inducción era válido a priori.

Las inferencias inductivas, aun no siendo estrictamente validad, pueden alcanzar cierto grado de seguridad
o de probabilidad. Esta doctrina sostiene que las inferencias inductivas son inferencias probables. El
principio de inducción sirve para decidir sobre la probabilidad: pues no le es dado a la ciencia llegar a la
verdad ni a la falsedad, más los enunciados científicos pueden alcanzar únicamente grados continuos de
probabilidad, cuyos límites superior e inferior, inalcanzables, son la verdad y la falsedad.

Si ha de asignarse cierto grado de probabilidad a los enunciados que se basan en inferencias inductivas, tal
proceder tendrá que justificarse invocando un nuevo principio de inducción, modificado convenientemente,
el cual habrá de justificarse a su vez, etc. No se gana nada si el mismo principio de inducción no se toma
como verdadero, sino como meramente probable.

En resumen, la lógica de la inferencia probable o lógica de la probabilidad, como todas las demás formas de
la lógica inductiva, conduce, bien a una regresión infinita, bien a la doctrina del apriorismo.

La teoría que desarrollaremos en oposición es la del método deductivo de contrastar, una hipótesis pude
ser contrastada empíricamente únicamente después de que ha sido formulada.

Eliminación del psicologismo: el trabajo científico consiste en proponer teorías y en contrastarlas.

La etapa inicial, el acto de concebir o inventar una teoría, no me parece que exija un análisis lógico ni sea
susceptible de él.

El conocimiento científico no se interesa por cuestiones de hecho sino únicamente por cuestiones de
justificación o validez.

Para que un enunciado pueda ser examinado lógicamente de esta forma tienen que habérsenos propuesto
antes: alguien debe haberlo formulado y habérnoslo entregado para su examen lógico.

Distinción entren el proceso de concebir una idea nueva y los métodos y resultados de su examen lógico.
Lógica del conocimiento, supuesto de que consiste pura y exclusivamente en la investigación de los
métodos empleados en las contrastaciones sistemáticas a que debe someterse toda idea nueva antes de
que se la pueda sostener seriamente.

En la medida en que el científico juzga críticamente, modifica o desecha su propia inspiración, podemos
considerar que el análisis metodológico emprendido en esta obra es una especie de reconstrucción racional
de los procesos intelectuales correspondientes. Puede dar un esqueleto lógico del procedimiento de
contrastar.

No existe en absoluto, un método lógico de tener nuevas ideas. Ni una reconstrucción lógica de este
proceso. Todo descubrimiento contiene un elemento irracional o una intuición creadora en el sentido de
Bergson.

Contrastación deductiva de teorías: el método de contrastar críticamente las teorías y de escogerlas,


teniendo en cuentas los resultados obtenidos en su contraste, procede siempre del modo que indicamos a
continuación. Una vez presentada a título provisional una nueva idea, aun no justificada en absoluto, se
extrae conclusiones de ella por medio de una deducción lógica, estas conclusiones se comparan entre sí y
con otros enunciados pertinentes, con objeto de hallar las relaciones lógicas, que existan entre ellas.

Podemos distinguir cuatro procedimientos de llevar a cabo la contrastación de una teoría. Se encuentra la
comparación lógica de las conclusiones unas con otras: con lo cual se somete a contraste la coherencia
interna del sistema. Después, está el estudio de la forma lógica de la teoría, con objeto de determinar su
carácter: si es una teoría empírica o si por ejemplo es tautológica. En tercer termina, tenemos la
comparación con otras teorías, que tiene por principal mira la de averiguar si la teoría examinada
constituiría un adelanto científico en caso de que sobreviviera a las diferentes contrastaciones a que la
sometemos. Y finalmente viene el contrastarla por medio de la aplicación empírica de las conclusiones que
pueden deducirse de ella.

Descubrir hasta qué punto satisfará las nuevas consecuencias de la teoría a los requerimientos de la
práctica.

El procedimiento de contrastar resulta ser deductivo. Con ayuda de otros enunciados anteriormente
aceptados se deducen de la teoría a contrastar ciertos enunciados singulares, en especial predicciones que
sean fácilmente contrastables o aplicables. Se eligen entre estos enunciados los que no sean deductibles de
la teoría vigente y, más en particular, los que se encuentren en contradicción con ella. A continuación
tratamos de decidir en lo que se refiere a estos enunciados deducidos, comparándolos con los resultados de
las aplicaciones prácticas y de experimento. S la decisión es positiva, la teoría a que nos referimos ha
pasado con éxito las contrastaciones. No hemos encontrado razones para desecharla. Pero si la decisión es
negativa, esta falsación revela que la teoría de la que se han deducido lógicamente es también falsa. Una
decisión positiva puede apoyar a la teoría examinada solo temporalmente. Durante el tiempo en que no la
deja anticuada otra teoría en la evolución del progreso científico podemos decir que ha demostrado su
temple o que esta corroborada por la experiencia.

El problema dela demarcación: objeciones contra las tesis propuestas: al rechazar el método de la
inducción, privo a la ciencia empírica de lo que parece ser su característica más importante, esto quiere
decir que hago desaparecer las barreras que separan a la ciencia de la especulación metafísica. Mi principal
razón para rechazar la lógica inductiva es precisamente que no proporciona un rasgo discriminador
apropiado de carácter empírico, no metafísico, de un sistema teórico, no proporciona un criterio de
demarcación apropiado.

Llamo problema de la demarcación al de encontrar un criterio que nos permita distinguir entre las ciencias
empíricas, por un lado, y los sistemas metafísicos por el otro.

El problema de la demarcación es el más fundamental. La razón principal por la que los epistemólogos con
inclinaciones empiristas tienden a prender su fe en el método de inducción, parece ser la que constituye su
creencia de que este es el único método que puede proporcionar un criterio de demarcación apropiado:
esto se aplica, especialmente, a los empiristas que siguen las banderas del positivismo.

Los antiguos positivistas – conceptos que derivaban de la experiencia, es decir lógicamente reductibles. Los
positivistas modernos son capaces de ver con mayor claridad que la ciencia no es un sistema de conceptos,
sino más bien un sistema de enunciados. Admiten únicamente como científicos enunciados que son
reductibles a enunciado elementales de experiencia. No cabe duda de que el criterio de demarcación
implicado de este se identifica con la lógica inductiva que piden.
El hallazgo de un criterio de demarcación aceptable tiene que ser una tarea crucial de cualquier
epistemología que no acepte la lógica inductiva.

Los positivistas suelen interpretar el problema de la demarcación de un modo naturalista: como si fuese un
problema de la ciencia natural. En lugar de considerar que se encuentran ante la tarea de proponer una
convención apropiada, creen que tienen que descubrir una diferencia, entre la ciencia empírica por una
parte y la metafísica por otra. Tratan constantemente de demostrar que la metafísica por su misma
naturaleza no es sino un parloteo absurdo.

En tal caso la caracterización de la metafísica como un absurdo carente de sentido será trivial. Pues a la
metafísica se la define como normalmente no empírica. Los positivistas creen que pueden decir de la
metafísica muchas otras cosas, además de que sus enunciados no son empíricos.

Los positivistas han intentado decir con mayor claridad lo que significaba con sentido la tentativa conducía
al mismo resultado: a una definición de cláusulas con sentido que simplemente reitera el criterio de
demarcación de su lógica inductiva.

Al llegar al problema de la inducción es donde se derrumba este intento de resolver el problema de la


demarcación: los positivistas en sus ansias de aniquilar la metafísica, aniquilan juntamente con ella la
ciencia natural. Pues tampoco las leyes científicas pueden reducirse lógicamente a enunciados elementales
de la experiencia.

Esto hace ver que el criterio inductivista de demarcación no consigue trazar una línea divisoria entre los
sistemas científicos y los metafísicos, y por qué ha de asignar a unos y otros el mismo estatuto: pues el
veredicto del dogma positivista del sentido es que ambos son sistema de pseudoaserciones sin sentido. Así
pues, en lugar de descartar radicalmente la metafísica de las ciencias empíricas, el positivismo lleva a una
invasión del campo científico por aquella.

Mi criterio de demarcación ha de considerarse como una propuesta para un acuerdo o convención. En


cuanto a si tal convención es apropiada o no lo es, las opiniones pueden diferir, más solo es posible una
discusión razonable de estas cuestiones entre partes que tienen cierta finalidad común a la vista. La
elección de tal finalidad tiene que ser, un objeto de una decisión que vaya más allá de toda argumentación
racional.

La primera tarea de la lógica del conocimiento es proponer un concepto de ciencia empírica con objeto de
llegar a un uso lingüístico, lo más definido posible y a fin de trazar una línea de demarcación clara entra la
ciencia y las ideas metafísicas.

La experiencia como método: la tarea de formular una definición ace

SIGUE

“Las teorías como estructuras” los paradigmas de KUHN

Una segunda concepción de las teorías científicas como estructuras compleja de cierto tipo que ha recibió y
está recibiendo mucha atención en los últimos años – la concepción de Tomas Kuhn.

Se dio cuenta de que las concepciones tradicionales de la ciencia, ya fueran inductivistas o falsacionistas, no
resistían una comparación con las pruebas históricas. La teoría de la ciencia de Kuhn se desarrolló como un
intento de proporcionar una teoría de la ciencia que estuviera más de acuerdo con la situación histórica tal
y como el la veía. Un rasgo característico de su teoría es la importancia atribuida al carácter revolucionario
del progreso científico, en la que una revolución supone el abandono de una estructura teórica y su
reemplazo por otra, incompatible con la anterior. Importante papel que desempeñan en la teoría de Kuhn
las características sociológicas de las comunidades científicas.

Lakatos y Kuhn, cosas en común, ambos exigen de sus concepciones filosóficas que resistan a las críticas
basadas en la historia de la ciencia. La concepción de Kuhn es anterior a la metodología de los programas de
investigación científica.

Las principales diferencias entre Kuhn por un lado, y Popper y Lakatos por otro, estriban en el hincapié que
hace el primero en los factores sociológicos.

El relativismo de Kuhn será estudiado y criticado.

Se puede resumir la imagen que tiene Kuhn de cómo progresa una ciencia mediante el siguiente esquema
abierto:

Preciencia-ciencia normal-crisis-revolución-nueva ciencia normal-nueva crisis

Una comunidad científica se adhiere a un solo paradigma. Un paradigma está constituido por los supuestos
teóricos generales, las leyes y las técnicas para su aplicación que adoptan los miembros de una
determinada comunidad científica. Los que trabajan dentro de un paradigma, practican lo que Kuhn
denomina ciencia normal. La ciencia normal articulara y desarrollara el paradigma en si intento por explicar
y acomodar el comportamiento de algunos aspectos importantes del mundo real, tal y como se revelan a
través de los resultados de la experimentación. Al hacerlo experimentaran inevitablemente dificultades y se
encontraran con aparentes falsaciones. Si las dificultades de ese tipo se escapan de las manos, se desarrolla
un estado de crisis. La crisis se resuelve cuando surge un paradigma completamente nuevo que se gana la
adhesión de un número de científicos cada vez mayor, hasta que finalmente se abandona el paradigma
original, acosado por problemas. El cambio descontinuo constituye una revolución científica. El nuevo
paradigma, lleno de promesas y no abrumado por dificultades en apariencia insuperables, guía entonces la
nueva actividad científica normal hasta que choca con serios problemas y aparece una nueva crisis seguida
de una nueva revolución.

Los paradigmas de la ciencia normal: una ciencia madura está regida por un solo paradigma, el paradigma
establece las normas necesarias para legitimar el trabajo dentro de la ciencia que rige. Coordina y dirige la
actividad de resolver problemas que efectúan los científicos normales que trabajan dentro de él. La
característica que distingue a la ciencia de la no ciencia es según Kuhn, la existencia de un paradigma capaz
de apoyar una tradición de ciencia normal.

En la naturaleza de un paradigma está el escapar de una definición precisa. Es posible describir algunos
componentes típicos que constituyen un paradigma. Entre ellos las leyes explícitamente establecidas y los
supuestos teóricos comparables al núcleo central de un programa de investigación lakatosiano.

Los paradigmas también incluirán las maneras normales de aplicar las leyes fundamentales a los diversos
tipos de situaciones.

También se incluirán en el paradigma el instrumental y las técnicas instrumentales necesarios para hacer
que las leyes del paradigma se refieran al mundo real.

Un componente adicional de los paradigmas lo constituyen algunos principios metafísicos muy generales,
que guían el trabajo dentro del paradigma.
Todos los paradigmas contendrán algunas precisiones metodológicas muy generales.

La ciencia normal conlleva intentos detallados de articular un paradigma con el propósito de compaginarlo
mejor con la naturaleza. Un paradigma siempre será lo suficientemente impreciso y abierto como para
permitir que se hagan ese tipo de cosas. Kuhn describe la ciencia normal como una actividad de resolver
problemas gobernada por las reglas de un paradigma. Los problemas serán tanto de naturaleza teórica
como experimental.

La ciencia normal debe presuponer que un paradigma proporciona los medios adecuados para resolver los
problemas que en él se plantean. Se considera que un fracaso en la resolución de un problema es un
fracaso del científico, más que una insuficiencia del paradigma. Los problemas que se resisten a ser
solucionados son considerados como anomalías, más que como falsaciones de un paradigma. Kuhn
reconoce que todos los paradigmas contendrán algunas anomalías y rechaza todas las corrientes del
falsacionismo.

Un científico normal no debe criticar el paradigma en el que trabaja. Solo de esa manera es capaz de
concentrar sus esfuerzos en la detallada articulación del paradigma y efectuar el trabajo esotérico necesario
para explorar la naturaleza en profundidad. Lo que distingue a la ciencia normal madura, de la actividad
relativamente desorganizada de la preciencia inmadura es la falta de desacuerdo en lo fundamental. La
preciencia se caracteriza por el total desacuerdo y el constante debate de lo fundamental, de manera que
es imposible abordar el trabajo detallado.

Kuhn insiste en que en un paradigma hay más de lo que se puede exponer implícitamente en forma de
reglas y directrices explicitas. Invoca el análisis efectuado por Wittgenstein de la noción de juego.

Si se trata de dar una descripción explicita y precisa de algún paradigma en la historia de la ciencia o en la
ciencia actual, siempre resulta que algún trabajo efectuado dentro del paradigma va en contra de la
descripción. Kuhn insiste en que esta situación no hace insostenible el concepto de paradigma. Aunque no
exista una descripción explicita y completa, los científicos traban un conocimiento con un paradigma a
través de su formación científica. Gran parte del conocimiento del científico normal será tácito.

Debido al modo en que es adiestrado y necesita ser adiestrado, si ha de trabajar de manera eficaz, un
científico normal típico será inconsciente de la naturaleza precisa del paradigma en el que se trabaja e
incapaz de articularla. De esto no se desprende que un científico no sea capaz de intentar articular las
presuposiciones implícitas en su paradigma, si surge la necesidad.

Surgirá cuando un paradigma se vea amenazado por un rival. Será necesario intentar detallar las leyes
generales, los principios metodológicos y metafísicos, etc. Implícitos en un paradigma para defenderlos de
las alternativas que conlleva el nuevo paradigma que lo amenaza.

Crisis y revolución: el científico normal trabaja confiadamente dentro de un área bien definida, dictada por
un paradigma. El paradigma se le presenta con un conjunto de problemas definidos, junto con unos
métodos que el confía serán adecuados para su solución. No obstante, habrá fallos que puedan a la larga
llegar a tal grado de gravedad que constituya una seria crisis para el paradigma y lleve al rechazo del
paradigma y a su reemplazo por una alternativa incompatible.

La mera existencia dentro de un paradigma de problemas sin resolver n constituye una crisis. Kuhn
reconoce que los paradigmas siempre encontraran dificultades. Solamente en condiciones especiales las
anomalías se pueden desarrollar de tal manera que socaven la confianza en el paradigma. Se considerara
que una anomalía es particularmente grave si se juzga que afecta a los propios fundamentos de un
paradigma y, no obstante, resiste con vigor a los intentos de eliminarla por parte de los miembros de una
comunidad científica normal.

También se considera que las anomalías son serias si son importantes con relación a alguna necesidad social
apremiante.

También tendrá que ver con la seriedad de una anomalía la cantidad de tiempo que resista a los intentos de
eliminarla. El número de anomalías serias es otro factor que influye en el comienzo de una crisis.

Analizar las características de un periodo de crisis en la ciencia exige tanto la competencia de un psicólogo
como la de un historiador. Cuando se llega a considerar que las anomalías plantean al paradigma serios
problemas, comienza un periodo de inseguridad profesional marcada. Los intentos por resolver el problema
se hacen cada vez más radicales y progresivamente se van debilitando las reglas establecidas por el
paradigma para solucionar problemas. Los científicos normales comienzan a entablar discusiones
metafísicas y filosóficas y tratan de defender sus innovaciones, de estatus dudoso desde el punto de vista
del paradigma, con argumentos filosóficos.

Una vez que un paradigma ha sido debilitado y socavado hasta el punto de que sus defensores pierden su
confianza en él, ha llegado el momento de la revolución.

La gravedad de una crisis aumenta cuando hace su aparición un paradigma rival. El nuevo paradigma, o un
indicio suficiente para permitir una posterior articulación, surgen de repente, a veces en medio de la noche,
en el pensamiento de un hombre profundamente inmerso en la crisis. Será muy diferente del viejo e
incompatible con él. Las diferencias radicales serán de diversos tipos.

Cada paradigma considerara que el mundo está constituido por distintos tipos de cosas.

Los paradigmas rivales consideraran lícitos o significativos diversos tipos de cuestiones.

Del mismo modo que plantean distintos tipos de cuestiones, los paradigmas conllevan normas diferentes e
incompatibles.

El paradigma en el que esté trabajando guiara el modo en que el científico vea un determinado aspecto del
mundo. Kuhn mantiene que, en cierto modo, los defensores de los paradigmas rivales viven en mundos
distintos.

Kuhn vincula el cambio de la adhesión por parte de los científicos de un paradigmas a otro alternativo e
incompatible con un cambio de Gestalt o una conversión religiosa. No existe ningún argumento puramente
lógico que demuestre la superioridad de un paradigma sobre otro y que, por lo tanto, impulse a cambiar de
paradigma a un científico racional

En el juicio de un científico sobre los méritos de na teoría científica intervienen muchos factores. La decisión
del científico dependerá de la prioridad que dé a dichos factores. Los factores incluirán cosas tales como la
simplicidad, la conexión con alguna necesidad social urgente, la capacidad de resolver algún determinado
tipo de problema, etc.

Una segunda razón de que no exista una demostración lógicamente convincente de la superioridad de un
paradigma sobre otro, surge del hecho de que los partidarios de los paradigmas rivales suscribirán distintos
conjuntos de nomas, principios metafísicos, etc.
La conclusión de una argumentación es convincente solamente si se aceptan sus premisas. Los partidarios
de paradigmas rivales no aceptaran las premisas de los contrarios por lo tanto no se dejaran convencer
necesariamente por los argumentos de los demás.

Sin embargo, esto no quiere decir que los diversos argumentos no se encuentren entre los importantes
factores que influyen en las decisiones de los científicos.

Una revolución científica corresponde al abandono de un paradigma y la adopción de otro nuevo, no por
parte de un científico aislado sino por parte de la comunidad científica en su totalidad.

Para que la revolución tenga éxito, este cambio ha de extenderse hasta incluir a la mayoría de los miembros
de la comunidad científica, quedando solo unos cuantos disidentes, los cuales serán excluidos de la nueva
comunidad científica y tal vez se refugiaran en un departamento de filosofía.

La función de la ciencia normal y las revoluciones: una supuesta teoría de la ciencia basada solamente en la
descripción estaría expuesta a algunas de las objeciones esgrimidas contra la concepción inductivista
ingenua de cómo se llega a las teorías científicas.

“LOS PARADIGMAS CIENTIFICOS” – Tomas Khun

Aunque la empresa científica pueda ser imparcial, el científico personalmente muy a menudo no lo es.
Habitualmente parece conocer, aun antes de que su proyecto de investigación está en marcha, casi hasta los
mínimos detalles del resultado al que llegara ese proyecto.

Las novedades inesperadas en lo concerniente a hechos o a teoría, característicamente, han hallado


resistencia y a menudo han sido rechazados por muchos de los miembros más creadores de la comunidad
científica profesional. “una nueva verdad científica habitualmente no se presenta de un modo que convenza
a sus oponentes; más bien, estos van desapareciendo poco a poco y surge una nueva generación que está
familiarizada con la verdad desde el principio”.

Los preconceptos y a resistencia parecen la regla y no la excepción den en el desarrollo científico maduro.
Caracterizan tanto a la mejor y más creadora investigación como a la más rutinaria. Tampoco puede haber
muchas dudas sobre cuál es su origen. No son características del individuo aberrante, sino que son
características comunitarias con profundas raíces en los procedimientos por los cuales se prepara a los
científicos para trabajar en su profesión. Las convicciones firmes anteriores a la investigación a menudo
parecen constituir una condición necesaria para lograr éxito en las ciencias.

Aunque los preconceptos y la resistencia a las innovaciones pueden fácilmente obstruir el progreso
científico, su omnipresencia, sin embargo, es sintomática de características de las que depende la
permanente vitalidad de la investigación. A estas características las llamare colectivamente el dogmatismo
de la ciencia madura. La educación científica inculca lo que la comunidad científica conquisto anteriormente
con dificultad: una profunda adhesión a un modo particular de contemplar el mundo y de practicar la
ciencia en el. Puede ser reemplazada por otra de tanto en tanto, pero no puede ser meramente
abandonada. Demuestra ser fundamental en dos aspectos para la investigación productiva. Al definir para el
científico los problemas que es menester investigar y el carácter de las soluciones aceptables para ellos, tal
adhesión es realmente constitutiva de la investigación. Normalmente, el científico se dedica a resolver
problemas y la adhesión que induce la educación recibida es lo que le proporciona las reglas del juego que
se juega en su época.
Dicho compromiso tiene un segundo papel en la investigación, en buena medida incompatible con el otro.
Su misma fuerza y la unanimidad con que el grupo profesional adhiere a él brindan a cada científico un
detector enormemente sensible de los puntos difíciles de los que surgen casi inevitablemente las
innovaciones significativas en los datos y en la teoría. En las ciencias, la mayoría de los descubrimientos de
hechos inesperados y todas las innovaciones fundamentales en la teoría son respuestas a una ruptura
anterior de las reglas del juego previamente establecido. Si bien una adhesión casi dogmática es, de una
parte una fuente de resistencia y de controversias, también es un instrumento que hace de las ciencias la
más consecuentemente revolucionaria de todas las actividades humanas.

Los científicos, no constituyen la única comunidad profesional que adquiere mediante la educación un
conjunto de normas, herramientas y técnicas que luego aplican a su propia obra creadora. Hasta una
inspección superficial de la pedagogía científica indica que es mucho mayor en ella la probabilidad de que
se genere la rigidez profesional que la educación en otros campos, excepto, quizá, la teología sistemática.

Quizás el rasgo más sorprendente de la educación científica es que, en un grado desconocido en otros
campos creadores, se lleva a cabo mediante libros de texto, escritos especialmente para los estudiantes. Las
colecciones de fuentes originales, desempeñan un papel despreciable en la educación científica.

La utilización casi exclusiva de libros de texto no es lo único que distingue a la educación científica. Pero en
las ciencias los diferentes libros de texto exponen diferentes materias, y no ejemplifican, como en las
humanidades y muchas ciencias sociales, diferentes enfoques de un mismo ámbito de problemas.

Aparentemente, los científicos concuerdan en lo que todo estudiante del campo debe saber. Esta es la razón
por la cual, en el plan de estudios pre profesional, pueden usar texto en vez de muestras eclécticas de
investigación.

Tampoco la técnica característica de exposición de los textos es totalmente la misma en las ciencias que en
otras disciplinas. Los textos científicos hacen escasos intentos de describir el tipo de problemas que puede
pedirse al profesional que resuelva o de discutir la variedad de técnicas que la experiencia ha puesto a su
disposición para la solución de tales problemas. Esos libros, exponen, desde el comienzo mismo, problemas-
soluciones que la profesión ha llegado a aceptar como paradigmas, y piden al estudiante que se resuelva,
con lápiz y papel o en el laboratorio, problemas ajustadamente modelados, en cuanto al método y la
sustancia, según aquellos que el texto proporciona.

En las ciencias el efecto de esas técnicas es el mismo. Aunque el desarrollo científico es particularmente
creador de novedades importantes, la educación científica sigue siendo una iniciación relativamente
dogmática en una tradición preestablecida para la solución de problemas, tradición que no se invita al
estudiante a evaluar ni se lo prepara para ello.

El tipo de educación textual no existió hasta principios del siglo XIX. Donde no había textos, había
paradigmas universalmente recibidos para la práctica de las ciencias.

Parte de algo especial, es lo que se denomina exclusividad de los paradigmas. Los que cultivan una
especialidad determinada pueden reconocer numerosos clásicos. Pero el mismo grupo, si tiene un
paradigma, solo puede tener uno. A diferencia de la comunidad de los artistas, la comunidad de los
astrónomos no tiene más alternativa que elegir entre los modelos rivales de actividad científica que ofrecen
Copérnico y Ptolomeo. Una vez hecha su elección, pueden en lo sucesivo ignorar la obra que han
rechazado.
Los científicos saben cuándo pasan de moda los libros y aun los periódicos. Aunque no los destruyan, lo
transfieren, como puede testificar todo historiador de la ciencia. Los reemplazan las obras al día, y esto es
todo lo que requiere el progreso ulterior de la ciencia.

Esta características de los paradigmas se relaciona estrechamente con otra que tiene particular importancia
para mi elección del término. Al recibir un paradigma, la comunidad científica adhiere, conscientemente o
no, a la idea de que los problemas fundamentales resueltos en el, de hecho, lo han sido de una vez para
siempre. Los paradigmas determinan una pauta de desarrollo en las ciencias de la naturaleza que es
diferente de la común en otros campos.

Los paradigmas son una adquisición relativamente tardía en el curso del desarrollo científico. Durante sus
primeros años, una ciencia opera sin ellos, o al menos sin uno tan inequívoco y obligatorio como los
mencionados antes a título de ejemplo. Hasta que se adquiere un primer paradigma, el desarrollo de la
ciencia se parece al de las artes.

Toda definición del científico que excluya a los miembros de estas escuelas excluirá también a sus sucesores
modernos. Cada experimentador se veía obligado a iniciar su construcción teórica desde los cimientos. De
este modo, su elección de las observaciones y experimentos que tomara como base era relativamente libre,
pues el conjunto de métodos y fenómenos que cada estudioso debía emplear y explicar era
extraordinariamente pequeño.

Que se entiende por paradigma. Es un logro científico fundamental, que incluye una teoría y alguna
aplicación ejemplar a los resultados de la experimentación y la observación. Constituye un logro abierto que
deja aun por hacer todo género de investigación. Y finalmente, es un logro aceptado, en el sentido de que
es admitido por un grupo cuyos miembros ya no tratan de rivalizar o de crear alternativas a él. Tratan de
extenderlo y explotarlo de una variedad de maneras. Aunque la admisión de un paradigma parece ser
históricamente un requisito necesario para los tipos más eficaces de investigación científica, los paradigmas
que refuerzan la efectividad de la investigación no necesitan ser permanentes ni habitualmente lo son. La
puta de desarrollo de la ciencia madura es, por lo común, pasar de un paradigma a otro.

Indudablemente, la labor de investigación que todo paradigma permite da origen a contribuciones


permanentes al cuerpo del conocimiento y la técnica científicos, pero muy a menudo los paradigmas son
eliminados y reemplazados por otros que son totalmente incompatibles con ellos.

El historiador puede con frecuencia reconocer que, al declarar anticuado un paradigma anterior o al
rechazar el enfoque de algunas de las escuelas preparadigmáticas, una comunidad científica rechaza el
embrión de una importante percepción científica a la que más tarde podría verse obligada a volver.

El avance de un paradigma a otro, en vez de la continua rivalidad entre clásicos reconocido, quizá sea una
característica funcional, tanto como fáctica, del desarrollo científico maduro.

Quienes se dedican a una especialidad científica madura adhieren profundamente a una manera de
considerar e investigar la naturaleza que se basa en un paradigma. Su paradigma les dice qué tipo de
entidades pueblan el Universo y el modo en que se comportan los miembros de esa población; además, les
informa de las cuestiones que pueden plantearse legítimamente sobre la naturaleza y de las técnicas que
pueden usarse apropiadamente en la búsqueda de respuestas a dichas cuestiones. Un paradigma le dice
tanto al científico que las cuestiones que deja para investigar raramente tienen gran interés intrínseco para
los que están fuera de la profesión.
El resultado del proyecto de investigación individual le es indiferente, y es improbable que su interés se
despierte nuevamente hasta que, como ocurrió con la no conversación de la paridad, la investigación lleve
inesperadamente a un cambio del paradigma y a la consiguiente alteración de las creencias que seguían la
investigación. A los episodios revolucionarios que dan como resultado un cambio de paradigma y han
pasado por alto, en gran medida, el género de labor que aun los más grandes científicos deben
necesariamente hacer durante la mayor parte de su tiempo.

Los científicos, con un paradigma determinado dedican su esfuerzo y habilidad a ponerlo en un acuerdo
cada vez más estrecho con la naturaleza. Está dedicado a articular el paradigma, a hacerlo más preciso en
ámbitos donde la formulación original ha sido inevitablemente vaga.

Este género de problemas no es la única tarea que un paradigma plantea a la comunidad que lo adopta.
Siempre hay muchos campos en lo que se presumen que un paradigma funciona per a los que de hecho aún
no ha sido aplicado.

Siempre hay muchas tareas fascinantes para hacer mejorar el ajuste entre un paradigma y la naturaleza en
un campo en el que ya se ha alcanzado al menos un acuerdo limitado. Por añadidura, acompaña a todos
estos problemas y otros más la periódica reaparición de obstáculos instrumentales.

Dos puntos que debemos señalar. Primeramente; todos los problemas mencionados dependían de
paradigmas, a menudo en varios aspectos. Algunos, ni siquiera podían haber sido formulados en ausencia
de un paradigma apropiado. Otros problemas, pudieron ser y fueron formulados, al menos vagamente,
antes de la aparición del paradigma con el cual fueron finalmente resueltos. Pero en su forma más antigua
eran inabordables. Se necesitó la adhesión a un paradigma sencillamente para proporcionar una motivación
adecuada.

Esta referencia al resultado previsto de un proyecto de investigación apunta a la segunda característica


notable de lo que llamo investigación normal, o basada en un paradigma. El científico empeñado en el no
responde en absoluto a la imagen prevaleciente del científico como explorador o como inventor de nuevas
teorías que permiten predicciones sorprendentes e inesperadas.

En todos estos problemas, como en la mayoría de los otros que abordan los científicos, la tarea no es
descubrir lo desconocido, sino obtener lo conocido. Su fascinación no reside en lo que pueda esperarse que
el éxito permita descubrir, sino en la dificultad para lograr el éxito, sencillamente. En lugar de asemejarse a
la exploración, la investigación normal se parece a armar un rompecabezas cuya forma acabada se conoce
desde el comienzo.

El paradigma que ha adquirido mediante su preparación previa le proporciona las reglas del juego, describe
las piezas con las que debe jugar e indica la naturaleza del resultado requerido. Su tarea es manipular esas
piezas según las reglas, de tal modo que obtenga el resultado requerido. Si fracasa, como les ocurre a la
mayoría de los científicos al menos en sus primeros intentos de resolver un problema determinado, este
fracaso solo habla de su falta de habilidad. No puede poner en tela de juicio las reglas que su paradigma le
ha proporcionado, pues sin esas reglas no habría ningún enigma con el cual luchar en primer término. No es
de extrañarse, pues, de que los problemas que la persona dedica a una ciencia madura normalmente
aborda presuponen una profunda adhesión a un paradigma. Y es afortunado el hecho de que no se
renuncie a esta adhesión a la ligera.

Una importante ventaja de lo que comencé llamando dogmatismo científico. La naturaleza es demasiado
compleja para ser explorada al azar, aun aproximadamente. Algo debe decirle al científico hacia dónde
mirar y qué buscar, y ese algo, aunque no perdure más allá de su generación, es el paradigma y la necesaria
confianza en él, el científico deja en gran medida de ser un explorador, o al menos un explorador de lo
desconocido. Trata de articular y concretar lo conocido, y para esta tarea diseña muchos aparatos para fines
especiales y concibe muchas adaptaciones de la teoría a fines especiales. Su reputación dependerá de su
éxito con ellos. El continuo esfuerzo de ajustar los paradigmas a la naturaleza da como resultado un
conocimiento y una comprensión de detalles esotéricos que no podrían haberse logrado de ningún otro
modo.

Esta imagen de la investigación científica como solución de problemas o ajuste de paradigmas es, al menos,
muy incompleta. Aunque el científico pueda no ser un explorador, los científicos descubren continuamente
tipos nuevos e inesperados de fenómenos. Los nuevos tipos de teorías básicas que no son investigadas, han
surgido repetidamente en la práctica continua de la investigación. Ninguno aparecería si la empresa que he
llamada la ciencia normal siempre tuviese éxito.

El descubrimiento de un fenómeno no previsto puede tener los mismos efectos destructivos, aunque
habitualmente en un grupo menor y por un tiempo más breve.

Si la actividad de solución de problemas normal siempre tuviera éxito, el desarrollo de la ciencia no llevaría
a innovaciones fundamentales.

No siempre la ciencia normal tiene éxito, y al reconocer este hecho nos encontramos con lo que considero
como segunda gran ventaja de la investigación basada en paradigmas. El científico actual de una ciencia
madura sabe con considerable precisión qué tipo de resultado debe obtener de su investigación. Se halla en
una posición particularmente favorable para reconocer cuando un problema de investigación ha ido por mal
camino.

La práctica de la ciencia normal en la solución de problemas puede conducir, e inevitablemente conduce, a


la identificación y el reconocimiento de las anomalías. Es un requisito para casi todos los descubrimientos
de nuevos tipos de fenómenos y para todas las innovaciones fundamentales en la teoría científica. Después
de obtener un primer paradigma, un fracaso de las reglas del juego preestablecido es el preludio habitual a
una innovación científica importante.

Descubrimientos: muchos de ellos, no presentan ningún problema. No fueron vistos por un paradigma y
logrados por personas expertas en la solución de problemas: este género de descubrimiento es un producto
natural e lo que he llamado ciencia normal. No todos los descubrimientos son de esta especie: muchos no
podían haber sido previstos por ninguna extrapolación a partir de lo conocido, en cierto sentido, fueron
hechos “por accidente”. El accidente no podía haberle ocurrido, comúnmente, a un observador casual.

Puesto que algún genero de fracaso, al menos temporario, se produce en casi todo proyecto de
investigación, el descubrimiento tiene lugar solamente cunado el fracaso es particularmente repetido o
sorprendente, y solo cuando parece poner obstáculos a las creencias y procedimientos aceptados. Los
paradigmas establecidos son doblemente necesarios para que haya descubrimientos. Sin ellos, el proyecto
extraviado no habría sido emprendido. El paradigma puede ayudar a determinar si merece la pena seguir la
investigación del fracaso. Para no perder el tiempo, el científico debe ser capaz de distinguir la anomalía
esencial del mero fracaso.

Este esquema se ha repetido una y otra vez en el curso del desarrollo científico.

Pero si la anomalía es importante en la preparación del camino hacia nuevos descubrimientos, desempeña
un papel aún mayor en la invención de nuevas teorías. Las nuevas teorías no se inventan para explicar
observaciones que no haya sido engendrada anteriormente por la teoría. En casi todo momento del
desarrollo de una ciencia avanzada, todos los hechos cuya relevancia se admite parecen adecuarse bien a la
teoría existente o en vías de adecuación. Hacer que se ajusten mejor a ella proporciona muchos de los
problemas comunes de la ciencia normal. Y casi siempre los científicos dedicados a ellos logran resolverlos.
Pero no siempre lo logran, y cuando fracasan repetidamente y en un número creciente, su sector de la
comunidad científica entra en lo que en otra parte he llamado una crisis. Los científicos trataran de efectuar
articulaciones de la teoría más fundamentales que las que eran admisibles antes. Simultáneamente a
menudo, efectuaran una experimentación más al azar en el ámbito de las dificultades, con la esperanza de
descubrir algún efecto que sugiera una manera de enderezar las cosas.

Las nuevas teorías surgen de la labor conducida bajo la egida de las viejas, y solo aparecen cuando se ha
observado que algo no es como debiera. Su preludio es la anómala ampliamente reconocida, y este
reconocimiento solo puede hacerlo un grupo que se sabe muy bien que significaría enderezar las cosas.

Aunque la investigación de éxito exige una profunda adhesión al status quo, la innovación sigue estando en
el corazón de la empresa. Los científicos son preparados para actuar como personas dedicadas a resolver
problemas a partir de reglas establecidas, pero también se les enseña a considerarse como exploradores e
inventores que no conocen más reglas que las dictadas por la naturaleza misma. El resultado es una tensión,
que está en parte en el individuo y en parte en la comunidad, entre las habilidades profesionales de un lado
y a ideología profesional del otro. Esta tensión y la capacidad para soportarla son importantes para el éxito
de la ciencia. En la medida en que he considerado exclusivamente la dependencia de la investigación con
respecto a la tradición, mi examen es inevitablemente unilateral.

Ser unilateral o es necesariamente estar equivocado. Pero la dependencia, aparentemente contraria, que
tiene la investigación de una profunda adhesión a herramientas y creencias establecidas recibe una mínima
atención.

“SOBRE LA EXISTENCIA DE PARADIGMAS EN LAS CIENCIAS SOCIALES” – FOLLARI

Se usa el término en un sentido intuitivo para señalar diversas entidades que son más abarcantes que una
simple teoría: una serie de teorías.

Las tradiciones de investigación son más que una teoría, y que no implican solo cambios y retoques a una
versión inicial de esta. El uso indiscriminado del termino paradigma demuestra desinformación o
incapacidad conceptual.

La estructura de las revoluciones científicas de Kuhn  paradigma. Se trata de una expresión que había
usado con, al menos, dos acepciones diferentes: como acuerdo de la comunidad científica, y como cumulo
de supuestos, metodologías, elecciones temáticas, procedimientos de evaluación, es decir como el
contenido de aquellos acuerdos. Él había sido criticado por 22 modulaciones diferentes de la palabra
paradigma. Hay que entenderla como una matriz disciplinaria.

Matriz disciplinaria, porque se refiere a la posesión común de quienes practican una disciplina particular,
matriz, porque está compuesta de elementos ordenados de varias índoles, cada uno de los cuales requiere
una ulterior especificación. Kuhn enumera y analiza, entre otros factores las generalizaciones simbólicas, es
decir ciertas definiciones mínimas compartidas. El otro aspecto principal es el relativo al consenso de la
comunidad científica.

Ambigüedades que da a lugar la noción de comunidad. Los científicos conforman campos, en el sentido de
Bourdieu. Espacios profesionales con reglas, lugares y jerarquías, donde los mecanismos de inclusión,
consagración y relegamiento son los que regulan la lucha, a la vez que resulta el objeto de esta. La
competencia por la legitimación es parmente, de manera que está lejos de aquello que suele sugerir el
término comunidad. Las relaciones entre miembros de la misma disciplina suelen ser interinstitucionales e
internacionales.

Paradigma matriz disciplinaria: remite a esos compromisos compartidos por todos los que practican la
disciplina, los que por cierto no son fáciles de encontrar entre quienes se dedican a las ciencias sociales.

Sostenemos que la cuestión de acuerdo entre los científicos no es una especie de aditamento secundario
que se haya agregado a una noción puramente contenidista de lo que es el paradigma. Le es consustancial.
Kuhn subraya  el termino paradigma es, intrínsecamente circular. Un paradigma es lo que comparten los
miembros de una comunidad científica, y a la inversa una comunidad científica consiste en unas personas
que comparten un paradigma. Se requiere además el acuerdo de la comunidad científica.

No hay consenso en las ciencias sociales., Kuhn las considera preparadigmaticas, es decir, a suponer que
aún no están maduras, y que cuando arriben a los acuerdos propios de las disciplinas más avanzadas, se
configurarán plenamente como ciencias.

Texto de Kuhn  creemos que se trata de la idea de que quienes forman parte de las diferentes escuelas,
parten entre sí los supuestos en común propios de la matriz disciplinaria. Esto es, que en ese limitado
sentido sí podría afirmarse que en ciencias sociales existen paradigmas.

Es cierto que en las ciencias sociales los miembros de una disciplina se reconocen como referidos todos a
ella, luchando por legitimar dentro de ella sus propios puntos de vista. Hay espacios donde esas escuelas y
sus mentores se reconocen entre sí en su mutua rivalidad y su lucha por el dominio del mismo campo, y no
por varios que fueran externos el uno al otro. Para las ciencias sociales podemos afirmar que hay acuerdos
en la comunidad científica, pero no de la comunidad científica, dado que no existe ninguna manera de
consenso global.

Kuhn  sobre la no existencia de discusión acerca de los fundamentos conceptuales en los largos periodos
de ciencia normal sea un tanto simplificadora. Existencia de pluralidad de opciones en la ciencia. Habría
siempre lucha por la interpretación. Laudan  distinción entre teoría y tradición teórica. Los cambios
conceptuales se sostienen sobre acuerdos de fondo más permanentes, que no sucumben con la caída de
teorías singulares. Kuhn había sostenido que paradigma es algo mucho más amplio que teoría, y por tanto
que dentro de los contenidos de la matriz disciplinaria, había incluso teorías, en plural.

Para Kuhn, cabría cierta diferencia y competencia entre teorías dentro de un mismo paradigma, de modo
que la ciencia seria menos idílica de lo que supone Laudan.

La existencia de una base mínima de consenso en las ciencias físico-naturales es por demás evidente. La
lucha por la interpretación se recorta sobre un espacio de acuerdo sostenido, que solo entra en crisis en los
periodos llamados por Kuhn de ciencia revolucionaria. Pueden coexistir teorías antagónicas en las ciencias
físico-naturales, habrá que admitir que lo hacen dentro de una aceptación común de conocimientos previos
que no se da igualmente en las ciencias sociales.

La no existencia de un campo mínimo común de comprensión sobre lo social, es lo que, por nuestra parte,
sostenemos que implica inexistencia de paradigmas en las ciencias que lo estudian.

Decisiva importancia del consenso dentro de la condición de existencia de un paradigma. Quien no asume
tal importancia, hace notorio que no ha entendido cual es la ventaja que la célebre categoría kuhniana
puede haber traído al análisis de la actividad científica.
Hallazgo central que puede atribuirse a Kuhn. Modo en que los estudiantes adquieren sus conocimientos
científicos: lo hacen a través de manuales. Manuales que impiden tanto captar los presupuestos
conceptuales propios del actual momento histórico de la disciplina, como establecer su relación con lo que
ha habido en otros momentos epocales. La noción explica convincentemente como se ha naturalizado la
interpretación a partir de supuestos que se comparten que cristalizan en los manuales, los cuales aparecen
como absolutamente indiscutidos.

El paradigma es el lente con el cual se mira, no forma parte del objeto observado, y por ello para nada es
percibido por sus actores.

Creencia inadvertida de que en el pasado fueron los mismos presupuestos los que siempre funcionaron.
Como tales presupuestos interpretativos han ido cambiando, ello explica que toda la ciencia hoy superada
aparezca ahora no solo como errónea, sino muy a menudo incomprensible y absurda, como totalmente
incompatible con lo que actualmente aceptamos como ciencia. Principal valor de la categoría de paradigma.
Explica muy bien lo que así nadie había explicado: por qué si los científicos de las ciencias erróneamente
llamadas duras utilizan criterios y supuestos teóricos, sin embargo suponen y creen no utilizarlos.

Sostener que en las ciencias sociales hay paradigmas implica obviamente desconocer la importancia de este
aspecto de la categoría kuhniana. Lo decisivo que separa las ciencias físico-naturales de las ciencias sociales
es que en estas últimas no existe ese conocimiento aceptado en común. Y, por lo tanto, que en ellas no se
produce para nada el efecto paradigma, que es a existencia de la ciencia normal. Esa que no discute los
supuestos, porque está dedicada solamente a la resolución de problemas empíricos bajo principios
compartidos y naturalizados.

Cabría discutir por qué es que en las ciencias sociales no se dan esos acuerdos. Y eso nos remite a otro
aspecto central. Sostenemos que las ciencias sociales son a-paradigmáticas y no pre-paradigmáticas. No
están preparándose los científicos sociales para una madurez que aún no hubieran logrado. Nunca habrá
acuerdo entre las distintas teorías en ciencias sociales, simplemente porque no puede haberlo. Y que, por
ello, es erróneo atribuir la falta de acuerdo con una especie de falta de madurez.

Las ciencias sociales de ningún modo podrían convertirse en paradigmáticas, salvo que se haya llegado al
imaginario mundo de la total superación de las ideologías y el Estado homogéneo universal, sueño este
obviamente ideológico. El desacuerdo entre teorías en ciencias sociales no es adventicio, sino
absolutamente inevitable. Depende de la condición misma del conocimiento social, en tanto esto no es
empírico-acumulativo, sino configurado desde las teorías que implican interpretaciones contrapuestas o
alternativas. La especificidad de lo social está en que no puede llegarse a momentáneos acuerdos.

En tanto las ideologías importan modelos de aquello deseable como sociedad, están ancladas en las
condiciones sociales materiales variadas en que se encuentran los sujetos, por las cuales las valoraciones
sociales se hacen diferenciales entre sí. Las ideologías son formas de representación de los conflictos
sociales en acto. Y tales conflictos existen necesariamente en cualquier sociedad, sean larvados o abiertos.
La ideología no determina cual teoría asumir y mucho menos es la que especifica los valores epistémicos
que pueda adscribirse a la teoría. Las teorías se validaran como tales por factores de consistencia interna y
relacionamiento con los datos, y no por su relación con determinadas ideologías. La condición social
estructural en que está anclado el conflicto de interpretaciones ideológicas impide cualquier ilusión de
hacerlo desaparecer, de reducirlo mediante algún tipo de operación cognitiva, de eliminación de obstáculos
o de epogé.
En ciencias sociales sabemos siempre que tenemos antagonistas en todo momento. Y que habremos de
enfrentarlos. Lo que sucede es que la resolución supuestamente argumentativa de una discusión
interteórica depende más de la brillantez y habilidad de los participantes que de razones ínsitamente
conceptuales.

EL ESPIRITU POSITIVO: A. COMTE

El fundador del positivismo establece una ley universal del conocimiento y de la sociedad, la ley de los tres
estadios, según la cual todo conocimiento pasa por tres estadios; el teológico, el metafísico y el positivo. Le
positivismo rechaza toda metafísica para afirmar lo positivo, el dato como guía para el hombre y la
sociedad. El conocimiento valido es el conocimiento científico, que se ha de extender a todo campo de
investigación. Este parece inscribirse en una filosofía de la historia más cientista que científica.

Diferentes acepciones del término positivo.

La palabra positivo ofrece, en nuestras lenguas occidentales, varias acepciones distintas aun apartando el
sentido grosero que se une al principio a ella en los espíritus poco cultivados.

Considerada en primer lugar en su acepción más antigua y más común, la palabra positivo designa lo real,
por oposición a lo quimérico.

En un segundo sentido, muy próximo al precedente, pero distinto, sin embargo este término fundamental
indica el constante de lo útil y lo inútil.

Según una tercera significación usual, se emplea con frecuencia ésta feliz expresión para calificar la
oposición entre la certeza y la indecisión. La aptitud característica de tal filosofía para constituir
espontáneamente la armonía lógica en el individuo y la comunión espiritual en la especie entera.

Una cuarta acepción ordinaria, confundida con demasiada frecuencia con la precedente, consiste en oponer
lo preciso a lo vago. La tendencia constante del verdadero espíritu filosófico a obtener en todo el grado de
precisión compatible con la naturaleza de los fenómenos y conforme con la exigencia de nuestras
verdaderas necesidades.

Una quinta aplicación, menos usada que las otras, aunque por otra parte igualmente universal, cuando se
emplea la palabra positivo como lo contrario a negativo.

Los cuatro caracteres generales que acabamos de recordar la distinguen a la vez de todos los modos
posibles, sean teológicos o metafísico, propios de la filosofía inicial. Esta última significación, ofrece hoy una
importancia especial para caracterizar directamente una de sus principales diferencias, no ya con el espíritu
teológico, sino con el espíritu metafísico, que nunca ha podido ser más que crítico.

El único carácter esencial del nuevo espíritu filosófico que no haya sido aún indicado directamente por la
palabra positivo consiste en su tendencia necesaria a sustituir en todo lo relativo a lo absoluto.

La quinta acepción es propia sobre todo para determinar esta última condensación del nuevo lenguaje
filosófico, desde entonces plenamente constituido, según la evidente afinidad de las dos propiedades. Se
concibe en efecto, que la naturaleza absoluta de las viejas doctrinas, sean teológicas o metafísicas,
determinaba necesariamente a cada una de ellas a resultar negativa respecto a todas las demás. En virtud
de su genio relativo es como la nueva filosofía puede apreciar el valor de su genio propio de las teorías que
le son más opuestas, sin ir a parar nunca, sin embargo, a ninguna concesión vana, susceptible a alterar la
nitidez de sus miras o la firmeza de sus decisiones.
“FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES” - J.M. MARDONES

D- La primera polémica explicita de la filosofía de las ciencias sociales: positivismo decimonónico frente a la
hermenéutica.

Siglo XIX. Un paralelismo entre este siglo y la centuria de la ciencia moderna. Un despertar análogo al
conocido por las ciencias naturales en aquella época. El estudio sistemático del hombre, adquiere en este
tiempo, una altura comparable a la alcanzada por la ciencia galilaico-newtoniana.

El hombre fue desafiado a finales del siglo XVIII. Tuvo lugar uno de esos acontecimientos que conmueven
hasta los cimientos del mundo social y que, según Kant, no se olvidaran jamás: la revolución francesa. Hasta
entonces, la sociedad no constituía un problema para la conciencia, dad su relativa coincidencia con ella.
Era posible una visión monolítica, sin problemas, de la conciencia. Desde el momento en que la sociedad
europea entro en crisis, se convirtió en un problema para sí misma a nivel de la práctica y se hizo evidente la
ignorancia teórica. Quedaba expedito el camino para la aparición de las ciencias del hombre y, en particular,
de las que conciernen a la sociedad. La crisis, el estado crítico, en que se encontraron los hombres y las
sociedades occidentales, enfrentados con la necesidad de una nueva reordenación social y de obtener
equilibrio, sacudió los espíritus en favor de una intervención consciente y refleja de la sociedad sobre sí
misma.

Mediados del S XIX, una ciencia natural asentada cada vez más fuertemente sobre los pilares de la tradición
galileana, y unas ciencias humanas con grandes logros y con pretensiones científicas. Resulto natural que
una de las principales cuestiones de la metodología y filosofía de la ciencia del S XIX fuera la concerniente a
la relación entre estas dos importantes ramas de la investigación empírica. Las principales posiciones al
respecto  dos grandes tradiciones del pensamiento científico que hemos esbozado.

Una de estas posiciones es la Filosofía de la ciencia del Positivismo decimonónico, representada típicamente
por A. Comte y J. Stuart Mill. El positivismo se puede aplicar a una serie de autores, que van desde Hume
hasta Popper y sus discípulos hoy día. Cuatro serían los aspectos que configuran el contenido de este
vocablo acuñado por Comte:

- El monismo metodológico. Los objetos abordados por la investigación científica pueden ser, y son
diversos, pero hay, unidad de método y homogeneidad doctrinal. Solo se puede entender de una
única forma aquello que se considere como autentica explicación científica.

- El modelo o canon de las ciencias naturales exactas. La unidad de método, el llamado método
positivo, tenía un canon ideal metodológico frente al que se confrontaba el grado de desarrollo y
perfección de todas las demás ciencias. Lo constituía la ciencia físico-matemática.

- La explicación causal o Erklaren como característica de la explicación científica. La ciencia trata de


responder a la pregunta “por qué” ha sucedido un hecho. Las explicaciones científicas son,
causalistas. Tal explicación de carácter causal viene expresada también en la búsqueda de leyes
generales hipotéticas de la naturaleza que subsuman los casos de hechos individuales. Vocablo
alemán que resume y condensa este método científico: ERKLAREN  explicar, explicación.

- El interés dominador del conocimiento positivista. Énfasis en la predicación de los fenómenos. El


control y dominio de la naturaleza constituye el objetivo de dicho interés. La amenaza que le ronda
es cosificar, reducir a objeto todo, hasta el hombre mismo. Cuando la razón se unilateraliza hacia
este lado y absolutiza sus posiciones, estamos ante lo que Adorno y Habermas denominan Razón
instrumental.
Este positivismo científico va a pretender hacer ciencia social, histórica, económica, siguiendo la tipificación
ideal de la física matemática, acentuando la relevancia de las leyes generales para la explicación científica y
tratando de subsumir bajo el mismo y único método a todo saber con pretensiones científicas.

Tendencia antipositivista. A esta concepción metodológica la vamos a denominar Hermenéutica. Entre las
figuras representativas: Droysen, Dilthey, Simmel y Max Weber, Windelband y Rickert, Croce y Collingwood.

Lo que unifica a todos estos pensadores es su oposición a la filosofía positivista. El rechazo a las
pretensiones del positivismo sería el primer elemento común. Rechazo al monismo metodológico del
positivismo, rechazo a la física-matemática como canon ideal regulador de toda explicación científica,
rechazo al afán predictivo y causalista y de la reducción de la razón a razón instrumental.

La manifestación de lo singular es comprendida (verstanden) como una manifestación o expresión de lo


interior en cuanto se retrotrae a lo interior. El ser humano expresa su interioridad mediante
manifestaciones sensibles, y toda expresión humana sensible refleja una interioridad. No captar, equivale a
no comprenderlo.

Distinción entre explicación y comprensión con intención de fundamentar el método de la historia,


comprender, en contraposición al de la física matemática, explicar, y al de la tecnología y filosofía, conocer.

El termino Verstehen, comprender, viene a representar una concepción metodológica propia de las ciencias
humanas. El contenido positivo del término comprender varia y tiene énfasis diversos según los autores, así,
para Simmel la comprensión, tiene una resonancia psicológica, es una forma de empatía o identificación
afectivo-mental que reactualiza la atmósfera espiritual, sentimientos, motivos, valores, pensamientos, de
sus objetos de estudio. Dilthey acentuara en las ciencias humanas la pertenencia del investigador y la
realidad investigada al mismo universo histórico: el mundo cultural e histórico del hombre. Se da, por tanto,
una unidad sujeto-objeto que permite la comprensión desde dentro de los fenómenos Históricos Sociales,
Humanos.

La comprensión se funda para Dilthey en esa identidad sujeto-objeto propio de las ciencias del espíritu. Se
justifica, la autonomía de las ciencias del espíritu frente a las ciencias de la naturaleza. Winderlband
sostiene que lo importante no es la distinción diltheyana, sino en fenómenos repetidos uniformemente y
fenómenos individuales e irrepetibles. Las ciencias del espíritu, como la historia, pretendern compreder
hechos particulares, mientras que las ciencias naturales tratan de ormular leyes generales. Windelband
califico de monotemáticas las ciencias que persiguen leyes, e ideográficas, las dedicadas a las comprensión
de las peculiaridades individuales y únicas de sus objetos.

Weber, va a insistir en la comprensión como el método característico de las ciencias, cuyos objetos
presentan una relación de valor que hace que dichos objetos se nos presenten relevantes, con una
significatividad que no poseen los objetos de las ciencias naturales. Esta significatividad permite identificar y
seleccionar tales objetos. El investigador llega a la comprensión de tal significado porque puede compartir,
mejor, comparte con el objeto, los valores que atribuyen el significado.

El ultimo Dilthey, insiste que el Verstehen no es solo un conocimiento psicológico, sino la comprensión del
espíritu objetivo, en cuanto objetivación sensible, histórica, en realizaciones culturales, del espíritu o vida
humana. “El espíritu solo puede comprender lo que ha hecho”

El rechazo a aceptar el modelo de explicación científica triunfante en occidente desde Galileo. Para ciertos
filósofos la explicación consiste en procurar que los fenómenos sean inteligibles teleológicamente, más bien
que en determinar su predicibilidad a partir del conocimiento de sus causas eficientes.
LA SEGUNDA FASE DE LA POLEMICA O EL RACIONALISMO CRÍTICO FRENTE A LA TEORIA CRÍTICA

Tiempo de las dos guerras mundiales. Resurgimiento de la lógica, se vinculó con el positivismo dio como
resultado el positivismo lógico. Russel, Wittegenstein y el neopositivismo del círculo de Viena.

Hoy, se denomina filosofía analítica, afirmar que únicamente los enunciados sometidos a la lógica y
verificación empírica pueden ser calificados como científicos. Científico es solo, aquel análisis de la realidad
que trabaje con estos dos pilares: la teoría de la relación lógico-matemática y la fase o verificación empírica.
El gran objetivo, era típicamente positivista: reconstruir racionalmente todos los posibles enunciados de la
ciencia unitaria, universal, lógicamente trabada. Énfasis en los neopositivistas.

A) La superación de la pseudociencia, mediante el análisis lógico del lenguaje. Exactitud absoluta.


Exactitud, precisión y formalización son rasgos exigidos a todo enunciado con pretensiones
científicas.

B) La comprobación y verificación empírica de todas las afirmaciones, capaz de ser sometido a


observación directa y comprobación mediante experimentos.

La moderna teoría de la ciencia ha sido fuertemente influida por estas ideas. Se vieron las aporías a las que
conducía el programa del positivismo lógico.

Las consecuencias que se derivaban de aplicar estrictamente el principio de la verificación eran graves.
Popper dirá que la exigencia mayor de verificabilidad en la experiencia no solo eliminaría las afirmaciones
metafísicas, sino aniquilaría también las hipótesis empiristas y con ello, todo el conocimiento científico
natural. La mayoría de los enunciados científicos no son verificables empíricamente.

Muy poco del pensamiento filosófico y de las ciencias humanas quedaría en pie.

Uno de los resultados fue rechazar las exigencias metodológicas del método del Verstehen. Este queda
reducido a un nuevo elemento externo, accidental, dentro del proceso científico.

Popper será el que comenzara a presar atención a la problemática de las ciencias sociales.

El racionalismo critico de Popper. Aparece su Lógica de la investigación, donde analiza, las reglas de juego
de la obtención de las hipótesis y teorías científicas. Constituye el fundamento de un criticismo racional o
racionalismo crítico.

La pretensión de verificar empíricamente todo enunciado científico conduce a la muerte de la ciencia. La


hipótesis científica más sencilla, exigiría comprobar esta cualidad en todo el cobre del universo. Pero esto,
es imposible. Por tanto, las hipótesis científicas que pretenden posibilitar el conocimiento de las leyes de la
naturaleza y poder efectuar pronósticos con validez para el futuro no son verificables.

Hume –> un enunciado general jamás puede ser verificado con la observación. La ciencia tendrá que ser
deductivista en su justificación, o no será un edificio raciona.

Popper, su verificación está ligada a un dogma empirista que no se puede sostener. Para el positivismo
lógico, el edificio de la ciencia se construía sobre las piedras elementales de los enunciados elementales,
básicos, protocolarios, cuya certeza venia dada por la percepción inmediata de los sentidos. No hay tal
justificación empírica. Los enunciados elementales solo se pueden justificar mediante otros enunciados.
Nuestro saber es, desde el comienzo, conjetural, hipotético, siempre sostenido a revisión.
Por estas razones, dirá Popper, los enunciados científicos hay que entenderlos como esbozos arbitrarios,
creativos, que solo tienen un valor conjetural e hipotético y necesitan la comprobación ulterior. No
podremos utilizar la verificación, sino la falsificación. Lo que podemos hacer no será verificar, sino
comprobar. Si encontramos algún caso que contradiga nuestra hipótesis, esta quedara falsificada. El
fundamento lógico de esta teoría es que de un enunciado o frase singular se puede seguir la negación de
una frase o enunciado general, pero no una frase general.

En el caso de que nuestra hipótesis resista los intentos de falsificación, será aceptada, provisionalmente,
mientras no se demuestre la contraria, como científica.

La ciencia, para Popper, deja de ser un saber absolutamente seguro para ser hipotética, conjetural. Deja de
seguir un camino inductivo, para ser deductivo. Abandona el criterio de verificación para seguir el de
falsificación. Al principio de la ciencia no hay fundamentos infalibles, sino problemas y un convencionalismo
crítico que se apoya en la fe, en la fuerza critica de la razón.

Para Popper, este es el método científico la que se tienen que someter también las ciencias sociales
humanas. Hay un monismo metodológico. Toda explicación científica adopta en un último término, la forma
de un esquema lógico básico, donde el hecho o fenómeno que hay que explicar será la conclusión de una
inferencia lógica deductiva, cuyas premisas están constituidas por las teorías y las condiciones iniciales. El
tipo de explicación es causal en sentido amplio.

Todo esto tradición positivista y galileana

También se fundó en el ámbito alemán un instituto de investigación social, sería el origen de la escuela de
Frankfurt. Fundador y cabeza Horkheimer  la teoría de la sociedad. Adorno, Marcuse, Fromm, Loventhal,
Polloch, línea hegeliano-marxista, tratan de incorporar las aportaciones de Freud. Pretensión es analizar la
sociedad occidental capitalista y proporcional una teoría de la sociedad que posibilite a la razón
emancipadora las orientaciones para caminar hacia una sociedad buena, humana y racional.

La teoría crítica de la escuela de Frankfurt se contrapuso desde sus orígenes a la tradición positivista.

Horkheimer, ya indicaba el carácter de criterio ultimo y justificador que reciben los hechos en el positivismo.
El positivista no advierte qu su ver, percibir, etc., eta mediado por la sociedad en la que vive. Si renuncia a
percibir esta mediación de la totalidad social del momento histórico que vie, se condena a percibir
apariencias.

La teoría critica no niega con ello la observación, pero si niega su primacía como fuente de conocimiento.
Tampoco rechaza la necesidad de atender a los hechos, pero se niega a elevarlos a la categoría de realidad
por antonomasia.

La ciencia moderna, galileana, no ha advertido que es hija de unas condiciones socioeconómicas y que esta
profundamente ligada con un desarrollo industrial.

La razón se reduce, así a razón instrumental. Y su expresión más clara la ciencia positivista, funciona, con el
prestigio de sus éxitos tecnológicos y si racionalización en la teorías de la ciencia, como una ideología
legitimadora de tal unidimensionalizacion de la razón.

No se puede desvincular el contexto de justificación del contexto de descubrimiento. No se puede atender


a la lógica de la ciencia, al funcionamiento conceptual, y prescindir del contexto sociopolítico económico
donde se asienta tal ciencia.
El racionalismo crítico reduce en exceso toda problemática de la ciencia a cuestiones lógico-
epistemológicas. Frente a esta tendencia, la postura de la teoría crítica será, no negar, sino ir más allá de las
afirmaciones de Popper.

a) Respecto al origen del conocimiento

Acepta la tensión entre el saber y no saber popperianos. Sitúa el problema en el comienzo de la


ciencia. Problemas prácticos reales. Al principio de la ciencia no está el problema mental, sino el
problema real, es decir, la contradicción.

b) El método científico

El método científico es único. Pero no se acepta el monismo metodológico de Popper. Se acepta


que la raíz fundamental del método científico es la crítica, la razón critica.

La crítica que conlleva la observación de los datos particulares, sin verlos estructurados en la
totalidad social, es superficial. Y la crítica que no está dirigida por el interés emancipador no
penetra más allá de la apariencia. Una metodología que atienda a los datos de la realidad, pero que
no olvide que hay que ir más allá de lo que aparece para captar el fenómeno en su objetividad.

c) La objetividad de la ciencia

Horkheimer y Adorno no rechazan las aportaciones de la lógica científica y del falsacionismo, pero
acentúan la peculiaridad de las ciencias humanas y sociales. La sociedad no puede concebirse como
un objeto más. Es también algo subjetivo. En razón de su estructura, es algo objetivo y subjetivo.
Olvidar este aspecto conduce a poner énfasis en la sociedad como objeto, como algo que yace ahí,
enfrente de nosotros, y que solo puede ser captado mediante unos métodos determinados.

La objetividad se alcanza con el método crítico. Pero la vía crítica es, no solo formal, no solo se
limita a la reflexión sobre los enunciados, métodos y aparatos conceptuales, sino es crítica del
objeto del que dependen todos estos momentos. Horkheimer: si la crítica no se convierte en crítica
de la sociedad, sus conceptos no son verdaderos.

“LA FILOSOFIA POSITIVISTA” – KOLAKOWSKI, LESZEK

Cap. I. Características generales del positivismo

Filosofía positivista  Comte, Simon.

Para captar la continuidad espiritual que presenta el positivismo en la historia de la cultura intelectual del
siglo pasado y del nuestro, hace falta recurrir a una decisión en parte arbitraria. Una cierta arbitrariedad es
indispensable al historiador, como a tofos los que desean entender la historia de la cultura filosófica y que
deben, por consiguiente, organizarla en totalidades esquematizadas, omitiendo entonces las diferencias.

El positivismo es una postura filosófica relativa al saber humano, que, sino no resuelve sensu stricto los
problemas relativos al modo de adquisición del saber, constituye, por el contrario, un conjunto de reglas y
criterios de juicios sobre el conocimiento humano.

El positivismo es, por tanto, una actitud normativa que rige los modos de empleo de términos tales como
“saber”, “ciencia”, “conocimiento”, “información”, en consecuencia, las reglas positivas distinguen, en cierto
modo, las polémicas filosóficas y científicas que merecen ser llevadas a cabo de las que no pueden ser
dilucidadas.

He aquí las reglas fundamentales que conviene seguir según la doctrina positivista.

Primero: la regla del fenomenalismo. No existe diferencia real entre esencia y fenómeno. Tenemos derecho
a registrar lo que se manifiesta efectivamente a la experiencia, las opiniones sobre existencias ocultad de las
que las existencias sensibles serían sus manifestaciones. Conviene explicar aquí que la crítica de los
positivistas no trata de toda distinción entre “manifestación” y “causa”.

Por lo que los positivistas entienden por la prohibición en cuestión, n es el rechazo de las cuestiones
relativas a las causas que no aparecen en la experiencia inmediata, sino la falta de explicación de un
fenómeno por la presencia de entidades ocultad que fundamentalmente no se pueden descubrir con los
medios asequibles al hombre. La “materia” y el “espíritu” constituyen ejemplos clásicos de esas entidades
que los positivistas condenaban como interpolaciones ilegitimas porque van más allá del total de la
experiencia posible.

En segundo lugar: la regla del nominalismo. La regla del nominalismo no es, ni más ni menos, que la
interdicción de suponer que un saber cualquiera, formulado en términos generales, tenga en la realidad
otros equivalentes que los objetos concretos singulares.

Estamos autorizados a reconocer la existencia de una cosa, cuando la experiencia nos obliga a ello.

En verdad nuestro saber exige el empleo constante de los instrumentos conceptuales que describen ciertas
situaciones ideales.

El sistema que organiza nuestras experiencias, debe ser tal que no pueda introducir en la experiencia seres
suplementarios, inexistentes en la experiencia, o, ya que debemos recurrir a instrumentos abstractos, tal
que permita guardar en mente el hecho de que se trata precisamente de instrumentos, de producciones
humanas que estructuran la experiencia, sin poder pretender a una existencia propia.

Desde el punto de vista de la crítica nominalista, todo saber abstracto es un modo de ordenación concisa y
clasificadora de los datos experimentales; no posee ninguna función cognoscitiva autónoma, en tanto que,
como saber precisamente abstracto, no daría acceso a territorios de la realidad alejados de lo empírico.

La concepción fenomenalista y nominalista del saber lleva consigo otra consecuencia importante que
formularemos en tercer lugar. La regla que niega todo valor cognoscitivo a los juicios de valor y a los
enunciados normativos. En efecto, los atributos que califican acontecimientos, cosas o conductas humanas,
tales como: noble, bueno, etc., no nos son dados en la experiencia. Del mismo modo, ninguna experiencia
nos puede obligar, a aceptar enunciados que declaran órdenes o prohibiciones, que dicen que es preciso
hacer tal cosa o abstenerse de cumplir tal otra. Habida cuenta del objetivo considerado, se puede fundar los
juicios relativos a la eficacia de los medios empleados para alcanzar ese objetivo; los juicios de este tipo
tienen un carácter tecnológico y pueden ser calificados como verdaderos y falsos a condición de conferirles
precisamente un sentido tecnológico.

La regla fenomenalista nos prohíbe, suponer que los valores son caracteres del mundo accesibles al
conocimiento que merece ese nombre. La regla nominalista prescribe renunciar a la idea de que pueda
existir, fuera del mundo sensible, una esfera de valores existiendo en si, por medio de la cual nuestros
juicios de valor serian puestos en correlación de un modo enigmático. Tenemos derecho a enunciar
nuestros juicios de valor sobre el mundo del hombre, pero nada nos autoriza a suponer que dependen de
razones científicas o, en general, de razones que no provengan de nuestra elección arbitraria.

De entre las ideas mayores de la filosofía positivista enumeraremos en cuarto lugar la fe en la unidad
fundamental del método de la ciencia. Se trata de la certeza de que los modos de adquisición de un saber
valido son fundamentalmente los mismos que en todos los campos de la experiencia, como son igualmente
idénticas las principales etapas de la elaboración de la experiencia a través de la reflexión teórica.

Se puede esperar que un nuevo progreso conduzca poco a poco a la nivelación de las diferencias, a la
reducción de todas las áreas del saber a una sola y misma ciencia. Esta ciencia única, en el verdadero
sentido de la palabra, sería entonces, como se pensaba menudo, la física, que, de entre todas las disciplinas
empíricas, ha elaborado los más valiosos modos de descripción, y cuyas explicaciones se extienden a las
propiedades y a los fenómenos más universales dentro de la naturaleza, es decir, aquellos sin los cuales los
otros no pueden producirse.

Compresión y hermenéutica

Noción de método comprensivo

El método comprensivo Theodore Abel sostiene que los defensores de la comprensión la definen como una
forma singular de operación que realizamos siempre que intentamos explicar la conducta humana. El rasgo
característico de la operación de la comprensión es el enunciado de un proceso intermediario ¨situado¨
dentro del organismo humano por medio del cual reconocemos como pertinente o ¨significativa¨ una
conexión observada o supuesta. La comprensión consiste en el acto de traer a primer plano la sucesión
orgánica interna que media un estímulo y una respuesta, no es un método de verificación.

El problema de la especificidad de la comprensión

No siempre se acepta que la comprensión sea un método científico. El neopositivismo ha sostenido que el
único método, o procedimiento, que merece tal rango es la explicación. Esta posición se llama, por ello,
monismo metodológico o explicacionismo.

Dicotomía metodológica

Podemos graficar las frases de evolución de la discusión entre la explicación y comprensión en el siguiente
cuadro:

Dicotomía metodológica psicologista

1º fase  Dilthey y su escuela

 ¨Sociología comprensiva de Marx Weber.

Monismo metodológico neopositivista

2º fase  Modelo de explicación monologico – deductivo.

 Reducción de comprensión hermenéutica al rol de una


preparación para una ¨verdadera explicación¨.

¨Nuevo dualismo ¨metodológico no psicologista


3º fase Explicación por causas, comprensión de razones.

Pluralismo metodológico

4º fase Tentativa de reunificación de la ciencia sobre una base hermenéutica.

Dicotomía metodológica

Historia de las ideas cabe distinguir dos tradiciones importantes, que difieren en planteamiento de las
condiciones a satisfacer por una explicación científicamente respetable: la aristotélica y la galileana,
explicación teológica para el primer tipo de explicación, y explicación casual para el segundo, dan una
caracterización parcial de la confrontación. Las explicaciones de la otra tradición estuvieron lejos de ser
siempre explicaciones causales en un sentido estricto.

Explicación y comprensión, el objetico de las ciencias naturales, el propósito de la historia es más bien
comprender los fenómenos que ocurren en su ámbito. El uso ordinario no hace una distinción entre explicar
y comprender. Prácticamente cualquier explicación, sea causal o teológica, nos proporciona una
comprensión de las cosas. Pero la comprensión tiene además una resonancia psicológica de la que carece la
explicación. La comprensión se encuentra además vinculada con la intencionalidad de una manera en que la
explicación no lo está.

La comprensión y el problema psicologista

La comprensión puede ser entendida como la reconstrucción en la propia conciencia de la conciencia del
otro, como la reproducción en la conciencia del investigador de la conciencia del investigado.

Dilthey y la hermenéutica

Los hechos de la sociedad nos son comprensibles desde dentro, podemos revivirlos, hasta cierto grado, a
base de la precepción de nuestros propios estados y la figuración de mundo histórico la acompañamos de
odio y amor, la apasionada alegría, de todo ardor de nuestros afectos. La naturaleza es muda para
nosotros… nos es extraña porque es algo exterior, nada íntimo. La sociedad es nuestro mundo

Todo esto imprime al estudio de la sociedad ciertos rasgos generales que la diferencian en absoluto del
estudio de la naturaleza.

Dilthey, la comprensión como método de las ciencias del espíritu, comprender es comprender a otros
sujetos, esto es constitutivo de la idea de comprensión. Comprender es comprender a otro en tanto es
también sujeto como yo, no es un objeto.

Pareciera que lo que hay reconstruir sin estados psicológicos.

Todo estado mental real produce un resultado a la idea positivista de búsqueda de ideas universales que no
tuvieran que ver con las dimensiones subjetivas, con las interpretación, deseos, creencias, de los sujetos
que producen la cultura. La idea de que para comprender un fenómeno se necesite establecer leyes de
comportamiento de toda sociedad, de toda cultura.
Para plantear la cuestión del método de la comprensión, lo que tenemos que hacer es interpretar los
productos de esa cultura, con lo cual se pone en juego toda una ciencia de la interpretación o
hermenéutica. De este modo, la hermenéutica adquiere en Dilthey la dimensión de método de la ciencia
social. Ya no es una técnica específica sino un método de interpretación.

UNIDAD I – MARDONES – SABER CIENTIFICO VS SENTIDO COMUN DIFERENCIAS

UNIDAD II – QUÉ MODELO CRITICA Y QUE CRITICA - QUÉ MODELO PROPONE DESARROLLAR (FALSACIONISMO) //
CONCEPTO DE PARADIGMA. COMO INFLUÍA ESO EN LA EDUCACION Y EN EL DOGMATISMO CIENTIFICO.

UNIDAD III – TENIENDO EN CUENTA LOS CONCEPTOS DE EXPLICACION Y COMPRENSION, DESARROLLAR EN QUE SE
DIFERENCIA POSITIVISMO DE HERMENEUTICA

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