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El quilombo de Rio das Rãs. Historias, tradiciones, luchas.

La experiencia histórica en América y en Brasil. (Por José Jorge de Carvalho)

Traducción de Brenda Rupar para uso interno de la Cátedra Historia Social General D (Cát.
Gresores/Spiguel).1

LOS QUILOMBOS EN AMÉRICA

A pesar de que contamos con excelentes estudios sobre quilombos y comunidades


negras tradicionales de Brasil, la información sobre la experiencia histórica del negro
esclavo en el Nuevo Mundo como un todo es todavía bastante escasa entre nosotros,
dejando a los estudiosos tanto del negro brasilero como de la tradición afro-brasilera,
una sensación de aislamiento. Por ello nos pareció importante hacer una síntesis, aunque
breve, de la situación de los esclavos libertos en varias regiones del mundo afro-
americano, para poder situar la lucha del negro brasilero durante el régimen esclavista y
hoy en día (como es el caso del presente libro sobre la comunidad de Rio das Rãs), en el
contexto de ese movimiento histórico más amplio.
Las comunidades formadas por los esclavos negros que se fugaron del trabajo forzado y
resistieron a la recaptura por parte de las fuerzas esclavistas recibieron diversos nombres
en las distintas regiones del Nuevo Mundo: quilombos o mocambos en Brasil;
palenques en Colombia y en Cuba; cumbes, en Venezuela; marrons en Haití y demás
islas del Caribe francés; grupos o comunidades de cimarrones, en diversas partes de la
América española; maroons en Jamaica, Suriname y el sur de Estados Unidos. Los
términos maroon y marron derivan del español cimarrón, nombre dado por los
primeros colonizadores de América al ganado doméstico que huía para las montañas en
la entonces isla La Española (hoy Haití y Santo Domingo). En cada región de América
en donde el régimen esclavista se instaló se registran movimientos de rebelión contra
ese orden, el primero de los cuales se desató en 1522 justamente en La Española. Eso
implica decir que la historia del cautiverio del negro en América se confunde con la
historia de la rebelión contra el régimen esclavista. Ambos movimientos moldearon
profunda y definitivamente, hasta la actualidad, el perfil ideológico, cultural y
psicosocial de todos los países de la América Negra. Y en cada uno se fue construyendo
una historia de lucha de los esclavos con sus éxitos, sus fracasos, persecuciones,
retracciones, armisticios, traiciones y actos de heroísmo.
En el presente trabajo seguiremos una secuencia de los hechos históricos y los mitos
más importantes surgidos de la resistencia esclava en el Nuevo Mundo, dando especial
énfasis a aquéllos países en donde el impacto en la formación de su discurso nacional
fue más fuerte. Mientras que en algunos lugares ese perfil histórico ha sido bien
comprendido – como los casos de Haití, Suriname y Jamaica- en Brasil nuestra
comprensión de la influencia comunitaria negra tradicional - sea quilombola, esclava o
pos abolición- está todavía muy dispersa e incompleta. Ciertas conquistas políticas y
territoriales de los esclavos libertos de otras naciones saltarán a los ojos del lector que
conoce la masacre, sin piedad y sin tregua, sufrida por los quilombos en Brasil; por otro
lado, podrá identificar ciertas diferencias de ethos y ciertas actitudes pacíficas de
tolerancia interracial, desde el punto de vista del negro brasilero, simplemente
sorprendentes para quien nos ve desde afuera. Hablo de ciertos valores de convivencia y

1
[NdeT] Se ha respetado la negrita del original. Por el contrario y salvo excepciones, la itálica indica una
palabra que se ha mantenido tal como figura en el original.

1
superación del resentimiento que serían impensables en países como Jamaica, Suriname
o los Estados Unidos, en donde el negro alcanzó una posición política más igualitaria a
costa del cultivo de un odio racial hasta hoy prácticamente infranqueable. Todo eso es a
modo de anticipación. Esta es la historia de los quilombos en el continente americano y
el Caribe.
[…]

HAITÍ

Haití fue la primera nación de todo el mundo latinoamericano y caribeño en


independizarse del poder colonial español, en 1804. La historia de la independencia
haitiana está intrínsecamente ligada a la historia de sus movimientos de quilombolas
(conocidos como marronage) y de la religión vudú. Desde el siglo XVII, cuando la isla
La Española era simplemente Santo Domingo, sin la separación tardía entre los dos
países de Haití y República Dominicana, ya se registraban numerosos levantamientos de
esclavos en las plantaciones de azúcar.
El quilombo más famoso de la historia haitiana fue el Bahoruco, ubicado en una
montaña al este de la isla, en la frontera con la República Dominicana. En 1665 contaba
ya con 1200 hombres. El Bahoruco fue habitado durante 85 años habiendo resistido a
innumerables expediciones militares y al exterminio, aunque parcial, de sus ocupantes.
En Barhoruco se engendraron las instituciones básicas de las comunidades negras
haitianas libertas, antes y después de la abolición de la esclavitud: el régimen agrícola
dominante, el trueque con las plantaciones, la lengua creole y una fascinante síntesis
religiosa católica-africana, que es el vudú. Muchos de otros núcleos de quilombos se
formaron a partir de disoluciones parciales de Bahoruco y se formó la fusión, en una
sola persona, del líder guerrero marron con el sacerdote vudú. El dominio del
tratamiento ritual de los loas (las divinidades del panteón vudú, como los orixas en
Brasil y en Cuba) fue el factor fundamental, desde el punto de vista de la retórica
política de liberación, para impulsar a los esclavos a la fuga en masa de las plantaciones.
En ese ambiente fue que surgió la legendaria figura de Francisco Makandal, un africano
de nacionalidad mandinga, oriundo de Guinea y probablemente islamizado, tomado
como el primer líder quilombola que ejecutaba su lucha política como un mandato de
sus loas. Makandal unía en sí las figuras del esclavo rebelde y guerrero, de curandero y
de sacerdote. Un texto de los Archivos del Ministerio de las Colonias referido a 1757,
retrata a este poderoso líder negro:

“ Makanda predecía el futuro, tenía visiones y una


oratoria excepcionalmente fuerte y vigorosa…Había
convencido a los negros de que era inmortal y les había
impuesto el terror y tal respeto por su persona que ellos
consideraban un honor poder servirlo de rodillas y
dedicarle la veneración que se otorga sólo a las
divinidades, de quien el se declaraba ser legítimo
representante. Las más bellas mujeres negras luchaban
entre sí por la honra de compartir su cama” (cit. En
Laguerre 1989:53)

Su plan, dramáticamente contado por historiadores de la época y por la tradición oral


campesina, era exterminar a todos los hombres blancos de la colonia de Santo
Domingo, envenenándolos. Por eso se especializó en el conocimiento de raíces, hongos

2
y venenos animales. Tras su muerte, el término makandal pasó a ser utilizado como
sinónimo tanto de talismán como de veneno. Más que construir (como en Palmares
brasilero) un Estado alternativo, más independiente, Makandal se propuso liberar a
todos los negros de la isla de la presencia europea. A pesar de las divergencias
ideológicas, las interpretaciones que hacen los diferentes autores del papel histórico
concreto de las rebeliones de los marrons en las luchas por la independencia haitiana,
el hecho es que Haití fue la única nación del Nuevo Mundo en la cual el proyecto de
liberación negra, con la constitución de quilombos, puede ser visto como un proyecto
nacional. Eso no fue posible ni en Suriname ni en Jamaica, a pesar de la enorme fuerza
militar conquistada por los negros libertos organizados en esos dos países.
Makandal ejecutó su proyecto, iniciado en 1751, por medio de una movilización
constante, utilizando tácticas de guerrilla para quemar las plantaciones de las casas de
los colonos. Llegó a tener un ejército de proporciones considerables, visto en el
contexto del lugar y la época, pero fue capturado por colonos y llevado a Cap- Français,
donde fue quemado vivo el día 20 de enero de 1758. Su nombre, sin embargo, continuó
vivo en la memoria popular haitiana, tanto quilombola e independentista, como también
de vudú. Dice la leyenda que en el momento en que cayó bajo el fuego, recibió un loa
(una divinidad del vudú), dio un grito espantoso y voló por los aires, escapando así
mágicamente del suplicio2. Simbólicamente, Makandal trascendió la muerte y se
convirtió, desde ese momento, en un Papa-Loa (una divinidad mayor del panteón afro-
haitiano) invocado hasta el día de hoy en las ceremonias vudú del culto Pétro. Aquí un
canto típico de esa tradición, dedicado a los héroes de la independencia, en créole:

Tchaouza songé moin, songé moin Makandal


Songé moin Zaou Pem´ba!
Dessalines yo blié moin,
Pays ya gâté Dessalines.
(Tchaouza recuérdeme, recuérdeme Makandal;
Recuérdeme Zaou Pem´ba!
Dessalines, ellos se olvidaron de mí;
El país está en ruinas, Dessalines).3

Los hechos de Makandal inauguraron también una fascinación literaria y artística muy
particular de la intelectualidad occidental por Haití, ciertamente más intenso que por
cualquier otro país del mundo afro-americano. Desde Heinrich von Kleist en la primera
década del siglo XIX con su impresionante cuento El Compromiso en Santo Domingo,
que transcurre en la época de las quemas de las plantaciones por los quilombos
liderados por Dessalines, hasta Alejo Carpentier en su libro El Reino de este Mundo de
1949, que narra de modo igualmente fantástico la historia de Makandal.
El episodio crucial de la lucha de los negros haitianos contra el régimen esclavista –
celebrado, discutido, interpretado y hasta negado, apasionadamente, por todos los
estudiosos de la historia de la esclavitud y de la independería haitianas- fue la famosa

2
El historiador cubano José Luciano Franco sugiere la siguiente explicación natural para el hecho: “Sea
porque el poste al que fue atado no era suficientemente sólido, o sea porque las cuerdas que lo ataban
hayan cedido por efecto de las violentas sacudidas de su cuerpo en contacto con las llamas, lo cierto es
que Makandal saltó hacia afuera del horno incandescente pronunciando palabras cabalísticas. Se creó
un pánico indescriptible. Makandal salvo! Makandal salvo! Gritaban los asistentes, espantados. A pesar
de que fue condenado a ser lanzado sobre brasas ardientes, los negros quedaron persuadidos de que el
heroico quilombola no había muerto y que reaparecería, más temprano o más tarde para vengar a su
raza”, (1971:172)
3
Citado en Mennesson-Rigaud (1958:55)

3
ceremonia ocurrida en Bois Caimán (el Bosque de Caimán) en 1791, conducida por el
líder negro Boukman Dutty, un esclavo oriundo de Jamaica que había huido de la
plantación Lenormand, donde era capataz y también respetado como un poderoso
sacerdote vudú.
La noche del 14 de agosto de 1791, Boukman consiguió realizar una reunión en la cual
estuvieron presentes todos los líderes de las diversas tendencias de los movimientos
quilombola y revolucionario haitianos. Esa ceremonia conectó míticamente, y de un
modo definitivo hasta el día de hoy, la profunda raíz vudú del pueblo haitiano, el
movimiento quilombola y la lucha por la independencia nacional. Era una noche
tempestuosa y, en el momento en que deban inicio al encuentro, un viento lleno de
oscuros presagios envolvió a los presentes y agitó fuertemente el espeso bosque.
Boukman procedió entonces al sacrificio de un cerdo para las divinidades y juró muerte
a los colonos franceses de la isla La Española. Un viejo esclavo de nombre Ignacio,
capturado después del incendio de la plantación de Gallifet, dio su testimonio sobre lo
ocurrido en el Bosque Caimán ante el tribunal de Cap- Français. Dalmas, un clono que
emigró dos décadas más tarde para Estados Unidos, nos dejó este relato de 1814,
probablemente alterado por sus intereses, de lo que dice el viejo Ignacio sobre lo
sucedido en Bois Caimán:

“Los acuerdos de ese plan [la rebelión de Boukman]


fueron hechos unos días antes por los jefes principales en
la Plantación Lenormand, de Morne- Rouge. Antes de
ejecutarlo, celebraron una especie de fiesta o sacrificio
en el medio de un bosque y no en la plantación cultivada
de Choiseul, llamada Le Caiman, donde los negros se
juntan en grandes números. Un cerdo negro entero,
rodeado de fetiches y ofrendas (una más extravagante
que otra) representaba el sacrificio al genio
todopoderoso de la raza negra. Las ceremonias
religiosas que los negros practicaban al cortar su
pescuezo, la avidez con la que bebían su sangre, el precio
que pagaban para obtener un poco de su cabello (una
especie de talismán según ellos) tenía que volverlos
invulnerables, costumbre característica de los africanos.
Era natural que una raza tan salvaje e ignorante
recurriese a tales crímenes aterradores, a través de ritos
supersticiosos de un culto sangriento y absurdo” (cit. En
Laguerre 1989:61)

Varias versiones de esa historia añaden que, una vez traído el cerdo al centro de la
ronda humana formada en el claro, una joven sacerdotisa vudú, tradicionalmente
identificada como la mulata Cécile Fatiman, bailó en trance místico balanceando un
gran cuchillo sobre su cabeza. Luego del sacrificio, todos los presentes bebieron sangre
del animal y Boukman profirió una oración, ofrenda a sus ancestros. Citada con un
mínimo de variación, he aquí la solemne y moral poesía de Boukman:

“ Dios que hizo el Sol y de allí arriba nos da la luz,


que mueve el mar y controla la tempestad;
Buen Dios, oculto entre las nubes,
De allí nos acompaña y ve todo

4
lo que nos hace el hombre blanco;
El Dios del blanco lo inspira al crimen,
pero nuestro Dios quiere que seamos buenos;
Nuestro Dios, que es bueno para nosotros,
ordena que nos venguemos,
Él dirigirá nuestras armas y nos ayudará;
Tiren a la basura la imagen del dios de los blancos,
sedienta de nuestras lágrimas;
escuchen la voz de la libertad
que habla en el corazón de todos nosotros!”4

Terminada la oración, Boukman dio la orden definitiva, conocida en la historia como el


Juramento de Bois Caiman: “Llegó el momento de la venganza; mañana a la noche,
todos los blancos morirán”. Ese juramento no fue mera retórica. Aquella misma noche
comenzó la quema de las casas y plantaciones y el saqueo generalizado de todas las
propiedades de los colonos de Santo Domingo. C.L.R. James describió vívidamente las
consecuencias del sacrificio en Caimán:

“Cada banda de esclavos asesinó a sus señores y quemó


íntegramente la plantación. Las precauciones tomadas
por De Blanchelande salvaron a Le Cap [la capital]
pero, salvo eso, la preparación fue exhaustiva y completa
y, en pocos días, la mitad de la famosa Planicie del Norte
era una ruina en llamas. De Cap, todo el horizonte era
un muro de fuego. De allí subían continuamente oscuros
y espesos volúmenes de humo, entre los cuales surgieron
lenguas de llamas saltando en dirección al cielo. Por casi
tres semanas la población de Le Cap apenas podías
distinguir el día de la noche, mientras una lluvia de
bagazo de caña quemada, llevada por el viento como
copos de nieve, volaba por sobre la ciudad y los barcos
del puerto, amenazando con destruirlos.” (James
1963:88)

El modelo de negro liberto sacerdote de vudú encarnado por Makandal y Boukman,


también produjo otros grades líderes quilombolas que forzaron el camino para la
independencia haitiana. Fue notable la campaña guerrillera de Halaou, que llegó a
comandar un ejército de doce mil hombres, acompañado de sus hechiceros que
preparaban los talismanes que los hacían inmunes a las balas enemigas. Mennesson-
Rigaud describe el encuentro de Halaou con Sonthonax, capitán de la colonia:

“casi completamente desnudo, cubierto de fetiches,


cargando una gallina en un hombro, se sentó al lado del

4
Por tratarse de un texto monumental de la saga libertaria de los negros del Nuevo Mundo, citado
innumerables veces, vale la pena reproducir el original en creole haitiano: “Bon Dieu qui fait soleil,\Qui
clairé nous en haut,\Qui souléve la mer, qui fait l´orage gronder,\ Bon Dieu là záutres tendez caché dans
son nuage.\Et là li gardé nous.\Li vouait tous ça blancs fait.\ Bon Dieu mandé crime, et pas nous vlé
bienfaits,\Mais Dieu là qui si bon, ordonnez nous vengeance.\Li va conduit nous, li baille nous
assistance.\Jetez portraits Dieu blanc qui soif d´leau dans yeux nous.\Coutez la liberté qui nan coeur à
nous tous!”

5
representante de la República Francesa vestido con su
faja tricolor” (Mennesson-Rigaud 1958:63)

Igualmente memorables fueron las campañas de dos jefes guerrilleros Biassou y


Hyacinthe, ambos convencidos de que poseían inspiración divina y de que luchaban
contra los blancos siguiendo instrucciones constantes de sus loas. Otro que también
cargaba una gallina llena de poder mágico para el campo de batalla, fue el mulato
Romaine- La-Prophétesse, que se decía ahijado de la Virgen María y de la cual había
recibido la orden de eliminar a todos los colonos blancos.
Fue entonces que, en la línea de Makandal, Boukman, Halaou y tantos otros, surgirá el
gran Toussaint Louverture, que adoraba la divinidad guerrera Ogun Ferraille y que
preparó el camino a la independencia; y tras su muerte, Dessalines, el primer presidente
de la nación independiente haitiana, que había adquirido su inmunidad por la sangre del
cerdo sacrificado en la ceremonia de Bois Caimán. Como Makandal, Dessalines es
parte del panteón de rito Petro en vudú. He aquí dos bellos cantos a Dessalines:

Apéré Dessalines ô
Un sé vayâ gasô
Çá u kué yo fé un
Péi la nâ mê un déja

(Emperador Dessalines
Tu eres un hombre valiente
Qué crees que nos hicieron
El país ya está en nuestras manos).5

Pito muri pasé m´kuri


Désalin Désalin démâmbré
Viv la libété

(Antes morir que huir


Dessalines, Dessalines Oh poderoso
Que viva la libertad)

Finalmente, del mismo modo que procuré demostrar conexiones históricas profundas
entre la experiencia quilombola en Brasil y Suriname, hay también un punto en que las
tradiciones afro-brasilera y haitiana se tocan y que merece igualmente una investigación
más profunda: el complejo mítico y simbólico construido en torno al nombre de la
figura de Zumbi. Como discutiré más adelante, no encontré ninguna mención a Zumbi
en el repertorio de cantos de macumba, umbanda o cualquiera de las otras modalidades
de culto afro-brasilero. Por otro lado, en Haití se rinde culto a una entidad llamada
Capitán Zumbi, ligada al grupo del cementerio, cuyo líder es el siniestro Baron Samedi,
mezcla de Zé Pelintra y Exu Caveira. Haciendo parte de una compleja cadena de
justicia sobrenatural ejercida sobre los seres humanos en su condición de cadáver,
Zumbi se encarga de castigar el crimen de los muertos. La noción haitiana de zombi
(que explora la noción de muerto-vivo) no parece diferir mucho de la brasilera, pues el
Diccionario Aurélio da como acepciones de zombi: a) jefe del Quilombo de Palmares;

5
Sigo aquí la transcripción de la lengua creole hecha por Alfred Métraux (1972:49). Helo aquí, citado con
una grafía más próxima al francés, por Lorimer Denis & François Duvalier (1955:27): “Empereur
Dessalines ô\ou cé valliant Garçon\Ça ou couè yo fait nous\Pays nan main nou dejá”.

6
b) fantasma que, siguiendo la creencia popular afro-brasilera, vaga por la noche; y c)
individuo que sólo sale de noche. El siguiente es un canto al Capitán Zumbi:

Capitaine Zombi
O Zoé, O Zoé
Dambala Wawé O!
A si Zoka pa Ka
La Rousée tombée
Ya fouille trou nou
Dieu ya fouille trou
Capitaine Zombi ya fouille trou
Capitaine Zombi, si yo capable.

(Capitán Zombi,
O Zoé, O Zoé
Oh, Dambala, tu has de verlos
A si Zoka pa Ka
Descendía el rocío
Van a cavar nuestras (sus) tumbas
Oh Dios, ellos van a cavar una tumba
Capitán Zumbi, van a cavar una tumba
Capitán Zumbi, si es que pueden).6

No puedo explorar aquí todas las implicancias, alusiones y asociaciones posibles que
este texto haitiano trae al caso brasilero, pero vale aclarar que, según me ha dicho
personalmente Gerald Murray, dos son los sentidos principales de la palabra zombi en
Haití: a) un alma individual que permanece después de la muerte de una persona; b) un
cadáver resucitado, o muerto-vivo- que alguien domina y pone a trabajar como esclavo
en las plantaciones. Demás está decir que la asociación entre esclavo y zombi es así
literal y metafórica. En cuanto al Capitán Zumbi, se trata de una entidad (loa o
mystére) que no pertenece a la familia Rada o Guiné de los grandes dioses del vudú
(como por ejemplo, Dambala, la serpiente sagrada mencionada en el tercer verso), pero
sí al conjunto de espíritus Guedé creole similares, de alguna manera, a la macumba
brasilera conforme discutiremos más adelante. El texto arriba transcripto presenta una
ambigüedad semántica en su frase central: puede querer decir que van a abrir nuestra
tumba (es decir, los que están cantando) o la tumba de ellos (a quienes se dirige la
canción). Además, de inicio parecería que están abriendo una tumba nueva para
enterrar a alguien que van a matar; aunque, en la medida en que el Capitán Zumbi
aparece en escena, uno se podría preguntar si no se trata de la tumba de alguien ya
enterrado (quiere decir, de un cadáver que será retirado para convertirse en zombi). El
lector sabrá seguir y ampliar las asociaciones que ese rico texto inspira.

6
Texto citado en Lorimer Denis (1956:7). Debo la traducción y las explicaciones pertinentes al
antropólogo Gerald Murray, profesor de la Universidad de Florida, investigador del vudú.

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