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Traducción de Brenda Rupar para uso interno de la Cátedra Historia Social General D (Cát.
Gresores/Spiguel).1
1
[NdeT] Se ha respetado la negrita del original. Por el contrario y salvo excepciones, la itálica indica una
palabra que se ha mantenido tal como figura en el original.
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superación del resentimiento que serían impensables en países como Jamaica, Suriname
o los Estados Unidos, en donde el negro alcanzó una posición política más igualitaria a
costa del cultivo de un odio racial hasta hoy prácticamente infranqueable. Todo eso es a
modo de anticipación. Esta es la historia de los quilombos en el continente americano y
el Caribe.
[…]
HAITÍ
2
y venenos animales. Tras su muerte, el término makandal pasó a ser utilizado como
sinónimo tanto de talismán como de veneno. Más que construir (como en Palmares
brasilero) un Estado alternativo, más independiente, Makandal se propuso liberar a
todos los negros de la isla de la presencia europea. A pesar de las divergencias
ideológicas, las interpretaciones que hacen los diferentes autores del papel histórico
concreto de las rebeliones de los marrons en las luchas por la independencia haitiana,
el hecho es que Haití fue la única nación del Nuevo Mundo en la cual el proyecto de
liberación negra, con la constitución de quilombos, puede ser visto como un proyecto
nacional. Eso no fue posible ni en Suriname ni en Jamaica, a pesar de la enorme fuerza
militar conquistada por los negros libertos organizados en esos dos países.
Makandal ejecutó su proyecto, iniciado en 1751, por medio de una movilización
constante, utilizando tácticas de guerrilla para quemar las plantaciones de las casas de
los colonos. Llegó a tener un ejército de proporciones considerables, visto en el
contexto del lugar y la época, pero fue capturado por colonos y llevado a Cap- Français,
donde fue quemado vivo el día 20 de enero de 1758. Su nombre, sin embargo, continuó
vivo en la memoria popular haitiana, tanto quilombola e independentista, como también
de vudú. Dice la leyenda que en el momento en que cayó bajo el fuego, recibió un loa
(una divinidad del vudú), dio un grito espantoso y voló por los aires, escapando así
mágicamente del suplicio2. Simbólicamente, Makandal trascendió la muerte y se
convirtió, desde ese momento, en un Papa-Loa (una divinidad mayor del panteón afro-
haitiano) invocado hasta el día de hoy en las ceremonias vudú del culto Pétro. Aquí un
canto típico de esa tradición, dedicado a los héroes de la independencia, en créole:
Los hechos de Makandal inauguraron también una fascinación literaria y artística muy
particular de la intelectualidad occidental por Haití, ciertamente más intenso que por
cualquier otro país del mundo afro-americano. Desde Heinrich von Kleist en la primera
década del siglo XIX con su impresionante cuento El Compromiso en Santo Domingo,
que transcurre en la época de las quemas de las plantaciones por los quilombos
liderados por Dessalines, hasta Alejo Carpentier en su libro El Reino de este Mundo de
1949, que narra de modo igualmente fantástico la historia de Makandal.
El episodio crucial de la lucha de los negros haitianos contra el régimen esclavista –
celebrado, discutido, interpretado y hasta negado, apasionadamente, por todos los
estudiosos de la historia de la esclavitud y de la independería haitianas- fue la famosa
2
El historiador cubano José Luciano Franco sugiere la siguiente explicación natural para el hecho: “Sea
porque el poste al que fue atado no era suficientemente sólido, o sea porque las cuerdas que lo ataban
hayan cedido por efecto de las violentas sacudidas de su cuerpo en contacto con las llamas, lo cierto es
que Makandal saltó hacia afuera del horno incandescente pronunciando palabras cabalísticas. Se creó
un pánico indescriptible. Makandal salvo! Makandal salvo! Gritaban los asistentes, espantados. A pesar
de que fue condenado a ser lanzado sobre brasas ardientes, los negros quedaron persuadidos de que el
heroico quilombola no había muerto y que reaparecería, más temprano o más tarde para vengar a su
raza”, (1971:172)
3
Citado en Mennesson-Rigaud (1958:55)
3
ceremonia ocurrida en Bois Caimán (el Bosque de Caimán) en 1791, conducida por el
líder negro Boukman Dutty, un esclavo oriundo de Jamaica que había huido de la
plantación Lenormand, donde era capataz y también respetado como un poderoso
sacerdote vudú.
La noche del 14 de agosto de 1791, Boukman consiguió realizar una reunión en la cual
estuvieron presentes todos los líderes de las diversas tendencias de los movimientos
quilombola y revolucionario haitianos. Esa ceremonia conectó míticamente, y de un
modo definitivo hasta el día de hoy, la profunda raíz vudú del pueblo haitiano, el
movimiento quilombola y la lucha por la independencia nacional. Era una noche
tempestuosa y, en el momento en que deban inicio al encuentro, un viento lleno de
oscuros presagios envolvió a los presentes y agitó fuertemente el espeso bosque.
Boukman procedió entonces al sacrificio de un cerdo para las divinidades y juró muerte
a los colonos franceses de la isla La Española. Un viejo esclavo de nombre Ignacio,
capturado después del incendio de la plantación de Gallifet, dio su testimonio sobre lo
ocurrido en el Bosque Caimán ante el tribunal de Cap- Français. Dalmas, un clono que
emigró dos décadas más tarde para Estados Unidos, nos dejó este relato de 1814,
probablemente alterado por sus intereses, de lo que dice el viejo Ignacio sobre lo
sucedido en Bois Caimán:
Varias versiones de esa historia añaden que, una vez traído el cerdo al centro de la
ronda humana formada en el claro, una joven sacerdotisa vudú, tradicionalmente
identificada como la mulata Cécile Fatiman, bailó en trance místico balanceando un
gran cuchillo sobre su cabeza. Luego del sacrificio, todos los presentes bebieron sangre
del animal y Boukman profirió una oración, ofrenda a sus ancestros. Citada con un
mínimo de variación, he aquí la solemne y moral poesía de Boukman:
4
lo que nos hace el hombre blanco;
El Dios del blanco lo inspira al crimen,
pero nuestro Dios quiere que seamos buenos;
Nuestro Dios, que es bueno para nosotros,
ordena que nos venguemos,
Él dirigirá nuestras armas y nos ayudará;
Tiren a la basura la imagen del dios de los blancos,
sedienta de nuestras lágrimas;
escuchen la voz de la libertad
que habla en el corazón de todos nosotros!”4
4
Por tratarse de un texto monumental de la saga libertaria de los negros del Nuevo Mundo, citado
innumerables veces, vale la pena reproducir el original en creole haitiano: “Bon Dieu qui fait soleil,\Qui
clairé nous en haut,\Qui souléve la mer, qui fait l´orage gronder,\ Bon Dieu là záutres tendez caché dans
son nuage.\Et là li gardé nous.\Li vouait tous ça blancs fait.\ Bon Dieu mandé crime, et pas nous vlé
bienfaits,\Mais Dieu là qui si bon, ordonnez nous vengeance.\Li va conduit nous, li baille nous
assistance.\Jetez portraits Dieu blanc qui soif d´leau dans yeux nous.\Coutez la liberté qui nan coeur à
nous tous!”
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representante de la República Francesa vestido con su
faja tricolor” (Mennesson-Rigaud 1958:63)
Apéré Dessalines ô
Un sé vayâ gasô
Çá u kué yo fé un
Péi la nâ mê un déja
(Emperador Dessalines
Tu eres un hombre valiente
Qué crees que nos hicieron
El país ya está en nuestras manos).5
Finalmente, del mismo modo que procuré demostrar conexiones históricas profundas
entre la experiencia quilombola en Brasil y Suriname, hay también un punto en que las
tradiciones afro-brasilera y haitiana se tocan y que merece igualmente una investigación
más profunda: el complejo mítico y simbólico construido en torno al nombre de la
figura de Zumbi. Como discutiré más adelante, no encontré ninguna mención a Zumbi
en el repertorio de cantos de macumba, umbanda o cualquiera de las otras modalidades
de culto afro-brasilero. Por otro lado, en Haití se rinde culto a una entidad llamada
Capitán Zumbi, ligada al grupo del cementerio, cuyo líder es el siniestro Baron Samedi,
mezcla de Zé Pelintra y Exu Caveira. Haciendo parte de una compleja cadena de
justicia sobrenatural ejercida sobre los seres humanos en su condición de cadáver,
Zumbi se encarga de castigar el crimen de los muertos. La noción haitiana de zombi
(que explora la noción de muerto-vivo) no parece diferir mucho de la brasilera, pues el
Diccionario Aurélio da como acepciones de zombi: a) jefe del Quilombo de Palmares;
5
Sigo aquí la transcripción de la lengua creole hecha por Alfred Métraux (1972:49). Helo aquí, citado con
una grafía más próxima al francés, por Lorimer Denis & François Duvalier (1955:27): “Empereur
Dessalines ô\ou cé valliant Garçon\Ça ou couè yo fait nous\Pays nan main nou dejá”.
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b) fantasma que, siguiendo la creencia popular afro-brasilera, vaga por la noche; y c)
individuo que sólo sale de noche. El siguiente es un canto al Capitán Zumbi:
Capitaine Zombi
O Zoé, O Zoé
Dambala Wawé O!
A si Zoka pa Ka
La Rousée tombée
Ya fouille trou nou
Dieu ya fouille trou
Capitaine Zombi ya fouille trou
Capitaine Zombi, si yo capable.
(Capitán Zombi,
O Zoé, O Zoé
Oh, Dambala, tu has de verlos
A si Zoka pa Ka
Descendía el rocío
Van a cavar nuestras (sus) tumbas
Oh Dios, ellos van a cavar una tumba
Capitán Zumbi, van a cavar una tumba
Capitán Zumbi, si es que pueden).6
No puedo explorar aquí todas las implicancias, alusiones y asociaciones posibles que
este texto haitiano trae al caso brasilero, pero vale aclarar que, según me ha dicho
personalmente Gerald Murray, dos son los sentidos principales de la palabra zombi en
Haití: a) un alma individual que permanece después de la muerte de una persona; b) un
cadáver resucitado, o muerto-vivo- que alguien domina y pone a trabajar como esclavo
en las plantaciones. Demás está decir que la asociación entre esclavo y zombi es así
literal y metafórica. En cuanto al Capitán Zumbi, se trata de una entidad (loa o
mystére) que no pertenece a la familia Rada o Guiné de los grandes dioses del vudú
(como por ejemplo, Dambala, la serpiente sagrada mencionada en el tercer verso), pero
sí al conjunto de espíritus Guedé creole similares, de alguna manera, a la macumba
brasilera conforme discutiremos más adelante. El texto arriba transcripto presenta una
ambigüedad semántica en su frase central: puede querer decir que van a abrir nuestra
tumba (es decir, los que están cantando) o la tumba de ellos (a quienes se dirige la
canción). Además, de inicio parecería que están abriendo una tumba nueva para
enterrar a alguien que van a matar; aunque, en la medida en que el Capitán Zumbi
aparece en escena, uno se podría preguntar si no se trata de la tumba de alguien ya
enterrado (quiere decir, de un cadáver que será retirado para convertirse en zombi). El
lector sabrá seguir y ampliar las asociaciones que ese rico texto inspira.
6
Texto citado en Lorimer Denis (1956:7). Debo la traducción y las explicaciones pertinentes al
antropólogo Gerald Murray, profesor de la Universidad de Florida, investigador del vudú.