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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales


Escuela de Estudios Internacionales
Seminario de Europa-Horacio Arteaga

LA CRISIS MIGRATORIA EUROPEA COMO


FENÓMENO DE POLÍTICA INTERNACIONAL

Alumnos:

Esnell Cabriles
V-26.031.341

Joseluis Santamaría
V-7.927.341

Ciudad Universitaria de Caracas, 11 de julio del 2018

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INDICE
Introducción 2
LA CRISIS MIGRATORIA EUROPEA COMO FENÓMENO DE
POLÍTICA INTERNACIONAL 6
I.- La Visión de Europa Central 6
II.- Posturas Oficiales 8
1.- Polonia: 8
2.- República Checa 9
3.- Eslovaquia 10
4.- Hungria 10
III.- La Otra Cara de la Moneda 12
IV.- El Requerimiento Necesario de Extranjeros 13
V.- Falta de Voluntad, Ausencia de Progreso 15
Conclusión 17
Referencias Bibliográficas 18

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INTRODUCCIÓN

La crisis de los refugiados en la Unión Europea tuvo un nuevo episodio


político. Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa, todos integrantes de
la Unión Europea, mostraron su neta oposición a la política de distribución por
cuotas de refugiados que impulsa la canciller alemana, Angela Merkel. A estos
cuatro países de Europa del Este se sumó la voz de Rusia, que aunque no es
parte de la UE ni se ve afectada por la crisis, también rechazó la actual política
de acogida de migrantes que lidera Alemania. Mientras, en las islas griegas que
reciben el grueso de la corriente migratoria que arriba por mar desde Turquía,
miles de residentes se manifestaron contra la construcción de centros de
acogida.

Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa, todos del Este europeo,


están buscando el apoyo de Macedonia, que no forma parte de la UE pero está
directamente involucrada en el paso de emigrantes, para aislar la llamada “ruta
de los Balcanes”. Pretenden hacerlo apoyando tanto a Macedonia como a
Bulgaria con fuerzas de seguridad, guardias fronterizos y alambre de púas. El
modo de tratar el tema de estos países de Europa Oriental es mucho más duro y
drástico que el de Merkel y el resto de Europa occidental.

En caso de que Grecia y Turquía no limiten el flujo de refugiados, existe la


posibilidad de “frenar la migración económica ilegal en las fronteras con
Macedonia”, dijo ayer el primer ministro checo, Bohuslav Sobtka, antes del
encuentro en Praga del denominado Grupo de Visegrado, que reúne a los cuatro
países citados. Grecia, donde desde el verano pasado llegaron cientos de miles
de refugiados, no participa en el encuentro. Atenas teme que Macedonia pueda
cerrar sus fronteras, con lo que la mayor parte de los refugiados se quedarían en
tierras griegas. Este fin de semana se registraron manifestaciones masivas de
residentes en las islas griegas que se oponen a la construcción de cinco centros
para acoger refugiados. En Praga, el primer ministro húngaro, Viktor Orban,
volvió a dejar clara su oposición a la política de refugiados de la UE. “Hungría se

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opondrá a esos planes”, advirtió Orban respecto a los planes de reparto de
160.000 refugiados entre las naciones comunitarias. “Dejen que convirtamos la
defensa de Hungría contra la cuota en una cuestión nacional”, pidió ante el
Parlamento de Budapest.

Hungría ya reforzó con vallas sus fronteras con Serbia y Croacia, dos de
los países en la ruta balcánica. Orban anunció ayer un nuevo refuerzo de las
barreras que ya existen, así como la “creación de capacidades para nuevas
barreras”. Con esas palabras podría referirse a una futura valla en la frontera con
Rumania, para evitar que los refugiados intenten entrar en Hungría a través de
ese país si se bloquean sus actuales rutas.

El ministro de Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn, advirtió a los


integrantes del Grupo de Visegrado en contra de convertirse en una “asociación
de renegados” y recordó que esos cuatro países gozaron de mucha solidaridad
en el pasado. Pero los países del Grupo de Visegrado, así como otros de la UE,
se niegan a acoger un gran número de refugiados. Sin embargo, Merkel quiere
conseguir que parte de los sirios llegados a Turquía sean repartidos entre las
naciones europeas, al menos a medio plazo. Ocurre que Alemania es el destino
casi exclusivo de los migrantes sirios y de otras naciones de Medio Oriente.
Durante 2015 Alemania recibió 1,1 millón de refugiados, un ritmo a claras luces
insostenible que ha forzado a Merkel a aceptar algunas importantes restricciones
exigidas por sus socios políticos. El ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter
Steinmeier, advirtió que no es efectivo marginar a Grecia con el cierre de la ruta
de los Balcanes. “No podemos redibujar las fronteras de la Unión Europea, ni
formal ni informalmente. Grecia es un país miembro (de la UE)”, afirmó.

Rusia. El primer ministro de Rusia, Dmitri Medvedev, afirmó en una


entrevista que la política de acogida en Europa de grandes flujos de refugiados
de Medio Oriente y el norte de Africa es un “terrible error que amenaza a la
identidad europea. Si usted le pregunta a la gente en las calles en cualquier país,
sea en Francia, Alemania, Italia o Reino Unido, si quieren que 1,5 o dos millones

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de personas se asienten en su país, es improbable que le digan que les da
alegría”, dijo Medvedev a la revista “Time”. Medvedev advirtió de que la llegada
masiva de refugiados les da la oportunidad a partidos de extrema derecha de
ganar poder en las urnas. La alemana, Angel Merkel se declaró la semana
pasada “furiosa” por el hecho de que la violenta ofensiva de las tropas de
gobierno de Siria apoyada por la fuerza aérea de Rusia esté empujando a los
refugiados hacia Turquía y de allí a Europa.

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LA CRISIS MIGRATORIA EUROPEA COMO
FENÓMENO DE POLÍTICA INTERNACIONAL

I.- LA VISIÓN DE EUROPA CENTRAL

La Unión Europea ha emprendido acciones legales contra la República


Checa, Hungría y Polonia por no acatar una polémica orden de aceptar a miles
de migrantes de África, Asia y Oriente Medio.

El denominado procedimiento de infracción, que autoriza a la Comisión


Europea, el poderoso brazo ejecutivo de la Unión Europea, a demandar a los
países miembros de los que se considere que han incumplido sus obligaciones
según la ley europea, podría conducir a importantes sanciones económicas entre
otras.

Debemos hacer memoria y señalar que esta discrepancia se remonta a


septiembre de 2015, cuando, en el momento más alto de la crisis migratoria de
Europa, los países miembros de la UE votaron y aprobaron por un estrecho
margen a favor de reubicar a 120.000 "refugiados" provenientes de Italia y Grecia
a otras partes del bloque europeo. Esta cifra se adicionaba a un plan establecido
en julio del mismo año para redistribuir a 40.000 migrantes provenientes de Italia
y Grecia.

De los 160.000 migrantes a "repartir", se mandó a nueve países de Europa


Central y Oriental que aceptasen a aproximadamente 15.000 migrantes. Aunque
la República Checa, Hungría, Rumanía y Eslovaquia votaron en contra del
acuerdo, aun se les sigue exigiendo a estos que lo acaten.

Desde entonces, varios países centroeuropeos miembros de la UE se han


negado con ímpetu a aceptar las cuotas de migrantes que les han sido asignadas.
Polonia, por ejemplo, tiene una cuota de 2.691 migrantes, de los cuales sólo se

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han aceptado doce. Hungría tiene una cuota de 1.294, de los cuales no se ha
admitido a ninguno. En la UE en conjunto, sólo se ha reubicado hasta la fecha a
alrededor de 20.000 migrantes (6.896 de Italia y 13.973 de Grecia), según el
último informe sobre reubicación y reasentamiento de la UE, publicado el 13 de
junio de este año. De los 28 países miembros de la UE, sólo Malta ha aceptado
su cuota íntegra: 131 migrantes.

Muchos de los denominados solicitantes de asilo se han negado a


reubicarse en Europa Central y Oriental porque los beneficios económicos allí no
son tan generosos como en Francia, Alemania o Escandinavia. Además, cientos
de migrantes que han sido reubicados en Estonia, Letonia y Lituania que se
sitúan entre los países más pobres de la UE, han huido desde entonces a
Alemania u otros países más ricos del bloque.

Entretanto, los guardianes de la "unidad" europea han tratado de


avergonzar a los centroeuropeos que se resisten a acatarla apelando a
conceptos tan nebulosos como los "valores" europeos y la "solidaridad". Por
ejemplo, el presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió hace poco: “Los
países europeos que no respeten las reglas deberían asumir todo el coste de las
consecuencias políticas. Hay una doble traición. Deciden abandonar los
principios de la UE, le dan la espalda a Europa, y tienen una visión cínica de la
unión, que les da dinero, sin respetar sus valores”.

No obstante a esta advertencia los líderes de la Europa Central y Oriental


se han mantenido firmes y parece que poco les importa las consecuencias que
puedan derivarse de mantener firme la decisión de no aceptar bajo imposiciones,
ni cuotas ni condiciones.

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II.- POSTURAS OFICIALES

1.- POLONIA:

La primera ministro, Beata Szydło, dijo que su país no sería chantajeado


por los funcionarios de la Unión Europea. En un discurso en el Parlamento el 24
de mayo, dos días después del atentado yihadista en Mánchester, donde murió
una pareja polaca, dijo: “No vamos a participar en la locura de la élite de Bruselas”
[...]. “Dejen de arrodillarse y despierten de su letargo, o llorarán por sus hijos cada
día”. [...]

“Si no pueden verlo, si no pueden ver que el terrorismo tiene ahora mismo
el potencial de herir a todos los países de Europa, y creen que Polonia no debería
defenderse, van de la mano de los que apuntan esta arma contra Europa, contra
todos nosotros”. [...]

Es necesario decirlo de forma clara y directa: esto es un ataque contra


Europa, contra nuestra cultura, contra nuestras tradiciones. ¿Queremos políticos
fuertes que puedan ver el peligro y puedan luchar eficazmente contra él?

Por su parte podemos recoger las palabras del ministro de interior


polaco, Mariusz Błaszczak, quien manifestó que aceptar las cuotas de la Unión
Europea sería "ciertamente peor" que cualquier penalización infligida por
Bruselas y en ese sentido señala que: “No debemos olvidar los atentados que se
han producido en Europa Occidental, y cómo (en los mayores países de la UE)
son desgraciadamente un hecho cotidiano. Recordemos que las ya muy
numerosas comunidades musulmanas en Europa Occidental empezaron
contándose en cifras relativamente pequeñas” [...].

“Les digo a mis homólogos en Europa Occidental que la estrategia de


reubicación sólo intensifica la inmigración ilegal porque los traficantes consiguen

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aún más clientes cuando los posibles migrantes escuchan que a la gente que
llega a Europa se le da refugio en países de la UE que no son Italia y Grecia”.

Henryk Kowalczyk, diputado polaco, dijo: “Polonia contribuye a la UE


[...]. Estamos haciendo lo que dice el bloque, lo que dicen los tratados. Si el
presidente francés estaba pensando en los refugiados, en fin, ese problema no
se mencionaba en los tratados y cuando entramos en la Unión Europea no
estábamos asumiendo ese compromiso”.

El ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Konrad Szymański,


añadió: "No hay un conflicto de valores entre la Comisión y Polonia, sino en cómo
interpretar esos valores".

2.- REPÚBLICA CHECA:

El primer ministro, Bohuslav Sobotka, dijo que "dado el deterioro de la


seguridad en Europa y la disfunción del sistema de cuotas, el Gobierno checo no
va a participar en él". Y agregó: "Estamos dispuestos a defender nuestra postura
en la UE y en las instituciones judiciales pertinentes".

El ministro de Asuntos Exteriores, Lubomír Zaorálek, expresó que la UE


debería concentrarse en "la convergencia económica y social entre los países de
la UE, en vez de intentar distribuir a los migrantes con cuotas obligatorias".
Señaló que en algunos países de Europa Oriental "los habitantes más
vulnerables son a menudo más pobres que los propios migrantes que llegan".
Este añadió que "la gente que está viniendo no tiene verdadero interés en
integrarse", y quieren vivir con "compañeros con similares orígenes culturales,
étnicos o religiosos". Dijo que la gente en Europa Central y Oriental no quiere
"repetir el error de los países occidentales" que tienen "barrios enteros llenos de
miles y miles de personas que viven en condiciones de vida imperfectas", y que
son "muy peligrosos, no sólo durante la noche, también durante el día". Señaló

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que "no hay terroristas suicidas entre los ucranianos o los vietnamitas", dos
comunidades consolidadas desde hace mucho tiempo en la República Checa.

3.- ESLOVAQUIA:

El primer ministro, Robert Fico, expuso que la migración masiva y el


multiculturalismo forzoso cambiaría la esencia de su país: “Creo que es el deber
de los políticos hablar de estas cosas de forma muy clara y abierta, no quiero ver
una comunidad musulmana en Eslovaquia, no quiero que haya varias decenas
de miles de musulmanes que empiezan poco a poco a promover su ideología.
Definitivamente no queremos cambiar las tradiciones de este país, que están
construidas sobre la tradición cristiana y ha sido así durante siglos. La soberanía
y el orgullo nacional deben ser parte de nuestra coalición de gobierno”.

Fico añadió que el 95% de los llamados refugiados eran en realidad


migrantes económicos: “No contribuiremos a este disparate con los brazos
abiertos, con la idea de que los aceptaremos a todos, al margen de si son
migrantes económicos o no. Debemos empezar a decir la verdad sobre la
migración”.

4.- HUNGRÍA:

Podemos poner en contexto de la obra de Samuel P. Huntington “El


choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial”, las
declaraciones del primer ministro, Viktor Orbán ha advertido de las "explosivas
consecuencias" de un choque de culturas entre Europa y los migrantes del
mundo musulmán: “Para comprender lo que debemos hacer, tenemos que
entender la verdadera naturaleza de la situación a la que nos enfrentamos”.
“Europa no está en medio de un "problema de refugiados" o "una coyuntura
migratoria", sino que el continente europeo está amenazado por una creciente
ola de migración de la era moderna”.

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A su parecer el movimiento de personas se está produciendo a una
enorme escala, y desde una perspectiva europea, el número de posibles
inmigrantes futuros parece ilimitado y que cada día que pasa parece que
aparecen cientos de miles migrantes clamando en las fronteras húngaras por una
parte, y por otra que hay millones más con la intención de partir a Europa,
llevados principalmente por motivaciones económicas.

Asegura Orbán: “Debemos reconocer que la desnortada política de


inmigración de la Unión Europea es responsable de esta situación. La
irresponsabilidad es el sello característico de todo político europeo que sostenga
la promesa de una vida mejor para los inmigrantes y los impulse a dejar todo
atrás y arriesgar su vida en su marcha a Europa. Si Europa no vuelve a la senda
del sentido común, se verá postrada en la batalla por su destino”. No olvidemos
que los que están llegando crecieron en otra religión, y representan una cultura
radicalmente distinta. La mayoría de ellos no son cristianos, sino musulmanes.
Esta es una cuestión importante, porque Europa y la identidad europea radican
en el cristianismo”.

De manera contundente y a modo de reflexión le pregunta a los otros


líderes de la región que se muestran favorables a las políticas de recibimiento:
¿No es preocupante en sí que el cristianismo europeo ya no pueda casi ni
mantener a Europa cristiana? Si perdemos de vista esto, la idea de Europa podría
convertirse en el interés de una minoría en su propio continente.

Por otra parte invocando a la historia y refiriéndose a la ocupación de


Hungría por el Imperio otomano entre 1541 y 1699, Orbán dijo: “Creo que
tenemos derecho a decidir que no queremos que un gran número de musulmanes
vivan en nuestro país. No nos gustan las consecuencias de tener a una gran
comunidad musulmana que vemos en otros países y no vemos ninguna razón

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para que ningún otro nos obligue a crear formas de vivir juntos en Hungría que
no queremos. Se trata de una experiencia histórica para nosotros”.

III.- LA OTRA CARA DE LA MONEDA

Ciertamente existe el riesgo de que las economías de Europa del Este y


de los Balcanes se precipiten si se interrumpe el flujo de migrantes. ¿La causa?:
la fuerte emigración de sus ciudadanos en el pasado reciente

Sufriendo el hostigamiento de gobiernos de varios estados pertenecientes


a la Unión Europa (UE), como ya habíamos comentado en párrafos anteriores
Hungría y Bulgaria los rechazan esgrimiendo incluso motivos étnicos y religiosos,
también Grecia, Bulgaria y Hungría (nuevamente) han levantado vallas que
dificultan su paso, y otros como Hungría (la más radical de todas), República
Checa, Eslovaquia y Rumania, incluso han torpedeado el acuerdo de mínimos de
la UE sobre la repartición de 120.000 personas de aquí a 2016. Un último grupo
conformado por Polonia, Finlandia y los bálticos, lo han aceptado a
regañadientes o se han abstenido de pronunciarse al respecto para mantener
una posición un tanto equilibrada y de medias tintas de cara a los defensores de
la asignación de cuotas.

En toda la región no son pocas las industrias de tecnologías de punta,


manufactureras y constructoras que precisan nuevos trabajadores para hacer
frente a sus necesidades. No obstante, informes y analistas subrayan la
irracionalidad de la negativa a hospedar migrantes que declaran algunos países
europeos, en especial aquellos con las economías más frágiles. Subrayan los
expertos, que negarse a socorrer emigrantes y refugiados es ilógico desde un
punto de vista económico. Una de las razones es la mayoría de los antiguos y
actuales miembros del Acuerdo Centroeuropeo de Libre Cambio (CEFTA), que
incluía los países balcánicos y a los de Europa del Este, necesitan trabajadores
en edad laboral.

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El sociólogo de la Universidad de Zagreb y del Instituto de Estudios sobre
la Migración y las Etnias Drago Zuparic Iljic, dice: “En toda la región, no son pocas
las industrias de tecnología punta, las manufactureras, las constructoras y, en el
caso de Croacia, también el sector naval, que precisan nuevos trabajadores para
hacer frente a sus necesidades”. Añade el sociólogo, quien subraya que más del
50% de los refugiados que están llegando son hombres en edad laboral. “A causa
de fenómenos como la fuerte emigración de sus propios ciudadanos en años
pasados y el envejecimiento de su población, se necesitan personas cualificadas
y sin cualificar”.

IV.- EL REQUERIMIENTO NECESARIO DE EXTRANJEROS

Varios estudios e informes, basados en la investigación de instituciones y


ONG's, describen esta paradoja. De acuerdo con el informe “Proliferation of
Migration Transition”, que analizó la situación de Hungría, República Checa,
Croacia, Malta, Bulgaria, Eslovenia y Polonia, existe incluso el riesgo de que las
economías de Europa del Este y de los Balcanes se precipiten hacia un
estrepitoso descenso si se interrumpe el (ya escaso) flujo de migrantes con
destino a sus países. Es el caso, como señala una de las autoras del referido
documento, Tereza Blahoutová, de República Checa. “El país posee una
economía que depende de una continua oferta de mano de obra barata
extranjera, y que por ello, corre el riesgo de colapsar si los migrantes deciden
abandonar el país. Relata el documento. “Así y todo, ya entre 2008 y 2011, el
país perdió 88.000 extranjeros con un regular permiso de trabajo”.

De igual forma, significativa es también Polonia. Tanto que Donald Tusk,


ex - primer ministro polaco y actual presidente del Consejo Europeo, provocó
un clamor en su país natal cuando, en 2008, lanzó la campaña “¿Tienes intención
de regresar?”. Gastándose cuatro millones de zloty polacos (alrededor de un
millón de euros) en su escaparate publicitario, Tusk soñó así con recuperar los

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miles de polacos que emigraron en el pasado. No obstante, el resultado fue un
fracaso, o casi. La prueba es que, como recordaba recientemente “The
Economist” citando datos de la consultora “ManpowerGroup”, “dos de cada cinco
empresas en Polonia tienen hoy una apremiante necesidad de encontrar
trabajadores”.

Igualmente, basta con echar un vistazo a la curva demográfica de la


xenófoba Hungría, de Bulgaria, de Eslovenia e incluso de Bosnia, para tener una
idea de por qué compañías públicas y privadas se encuentran en apuros. Solo
Bulgaria ha perdido 1,6 millones de habitantes en las últimas dos décadas,
mientras que Bosnia pasó de 4,4 millones de habitantes en 1991 a 3,8 millones
en la actualidad. Y, por supuesto, esto ha afectado directamente a las cajas del
Estado, las cuales soportan gastos crecientes por el aumento en el número de
pensionistas y la disminución de personas que producen.

En el caso de Europa del Este, el declive demográfico está frenando la


expansión económica de la que la región se está beneficiando desde la entrada
en la UE. “Casi el 80% de los proveedores del sector automotriz eslovacos
considera que la falta de personal cualificado está frenando su crecimiento”, se
lee en el informe “Automotive Suppliers Survey” de 2015, que analiza el desarrollo
de esta industria en Eslovenia. Al sector público no le va mucho mejor. En
Hungría, el 40% de los médicos tiene más de 60 años y 200 estructuras no tienen
ningún doctor, en especial en el Este y Norte del país. En Polonia, hay una
enfermera por cada 1.000 pacientes y el 29% se jubilará en 2022.

Ahora bien, aunque no es difícil encontrar refugiados que se definan como


profesionales (ingenieros, economistas, abogado), no hay estudios definitivos
que indiquen cuántos migrantes tienen una educación superior o universitaria
terminada. Son muchísimos los sirios que ostentan un excelente inglés, mientras

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que otros colectivos, como los afganos e iraquíes, tienen mayores dificultades
para comunicarse.

V.- FALTA DE VOLUNTAD, AUSENCIA DE PROGRESO

El gran problema que presenta esta situación, es que no hay voluntad


política. Los migrantes necesitan de tiempo para integrarse a sus nuevos países
que permitieron su acogida, por lo que se requiere de políticas a largo plazo.
Políticas que en la actualidad no existen. Esencialmente a causa de que Europa
del Este y los Balcanes son un bloque de países que tradicionalmente ha enviado
emigrantes (y no recibido inmigrantes) faltan programas eficientes para aprender
el idioma local (tal y como ocurre en Alemania), así como sistemas adecuados
para que los extranjeros puedan homologar sus títulos escolares o universitarios
y, en algún caso, también para permitirles comprar inmuebles y casarse. En
resumidas cuentas, este es el motivo por el cual los refugiados no quieren
quedarse en esos países.

Tal y como lo subraya la abogada Jasna Barberić, autora de un informe de


ACNUR elaborado un año después de la entrada de Croacia en la UE, “más del
80% de los solicitantes de asilo ha abandonado Croacia antes de que su
aplicación fuera estudiada”, un fenómeno “que no sufrió cambios incluso tras la
entrada del país en la UE”. Más bien lo contrario. De hecho, el número de
solicitantes de asilo en Croacia registró una caída del 9% entre 2013 y 2014,
mientras que, en ese mismo periodo, en el conjunto de la UE aumentaron un 32%
y un 44% en 2014.

Mientras, hay países como Hungría que están gastando fortunas en


levantar vallas y cerrar fronteras al mejor estilo del “Muro de Berlín”. Explicaba
recientemente la húngara Zita Gurmai, presidenta de la Internacional de Mujeres
del Partido Socialista Europeo (PES), “A pesar de que el Gobierno mantiene

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oculto el monto exacto, según algunos analistas la valla entre Hungría y Serbia
les ha costado a los húngaros 22.000 millones de florines (70 millones de euros)”.

Entretanto, Hungría ya ha anunciado la construcción de otras vallas con


Croacia e incluso Eslovenia, país que se encuentra en el espacio Schengen. Otro
caso es el muro entre Grecia y Turquía (en el mismo orden), por el que el país
helénico pagó tres millones de euros. Una valla de 10,3 kilómetros de longitud y
cuatro metros de alto, sufragada enteramente por el Gobierno heleno, debido a
como es lógico la UE se negó a aportar dinero.

Incluso peores repercusiones, por el daño económico inmediato, ha


ocasionado la decisión de Croacia de cerrar su frontera con Serbia, medida que
duró más de una semana y que solo fue levantada después de que interviniera
la Comisión Europea. Todo esto, tras un ping-pong de insultos, represalias,
ataques a través de la prensa y brotes de “nacionalismo” entre los dos países por
el bloqueo de decenas de camiones llenos de mercancías provenientes de Serbia
y que se dirigían al Norte de Europa.

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CONCLUSIÓN

La crisis migratoria, desde el 2015, ha impactado a los países miembros


de la Unión Europea, tras esto, se han dejado al descubierto el funcionamiento
del sistema migratorio europeo y la notable necesidad de implementar recursos
para este fenómeno.

Si bien es cierto, la migración no es un fenómeno reciente puesto que ha


cambiado a través de los años y es necesario que se planteen soluciones de
acuerdo al contexto internacional en el que ocurra, el manejo de una crisis
migratoria no es fácil para un solo Estado, por lo que es lógico, se le debe hacer
frente de manera conjunta.

La Unión Europea en su intento de manejar la excesiva cantidad de


inmigrantes, trata de implementar ciertos mecanismos en la búsqueda de
solventar la crisis. Es más que claro que, proteger la seguridad fronteriza le
compete a todos los Estados.

La creación de un sistema más equitativo de distribución de solicitantes de


asilo entre los países de la Unión Europea, el refuerzo del control forenterizo de
los países miembros de la Unión Europea y el control de la inmigración irregular,
son unas de las formas en las que la Unión Europea, y también el Parlamento,
trata de combatir la crisis migratoria.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Andreev, A (2016). “Europa del Este no quiere más refugiados”. Prensa Digital
DW. Disponible en: : https://www.dw.com/es/europa-del-este-no-quiere-
refugiados/a-19514868

La Capital (2016).“La crisis de los refugiados en la Unión Europea”. Disponible


en: https://www.lacapital.com.ar/el-mundo/los-paises-europa-del-este-se-
rebelan-contra-la-politica-refugiados-la-ue-n500563.html

Zagreb, I (2015). “Los países de Europa del Este se rebelan contra la política de
Refugiados de la UE”. Prensa Digital El Confidencial. Disponible en:
https://www.elconfidencial.com/mundo/2015-10-05/europa-del-este-
balcanes-inmigrantes-refugiados_1043327/

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