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Trabajo Practico 2

“La educación como Violencia Simbólica”

1) El sistema educativo, dispone de cierto grado de autonomía, para cumplir con la


función última para lo cual fue creado la reproducción social. Es decir, que el sistema
educativo cumple no sólo con la función de inculcación de un arbitrario cultural sino
también el de reproducción social. Mientras que antes la escuela se analizaba como
una institución natural que contribuía a la reproducción de los saberes y como eje
de movilidad social, la sociología crítica de la educación, la redefine como un
instrumento de reproducción de las relaciones de poder y como reproducción social
y cultural.

2) Si el objetivismo peca por desmerecer y desestimar la eficacia del mundo propio


de la educación, el subjetivismo sobrevalora y exige de la educación más de la que
esta efectivamente puede dar.

3) El habitus es la subjetividad socializada, es la generación de prácticas que están


limitadas por las condiciones sociales que las soporta, es la forma en que las
estructuras sociales se graban en nuestro cuerpo y nuestra mente y forman las
estructuras de nuestra subjetividad (socialización). El habittus es algo innato,
aunque se forma de esquemas de percepción y valoración de una estructura social.
Hace referencia a aquello que se ha adquirido y se incorpora en el cuerpo de forma
duradera.
“Los habitus desarrollados en el seno de la familia presiden de la estructuración de
las experiencias escolares posteriores”. Hace referencia a la educación que
recibieron, las experiencias que tuvieron en el ámbito escolar y que son trasladadas
al hogar, la cual influyutee dentro del contexto familiar

4) El habitus de clase es la posición del agente dentro de la estructura de una clase


social, donde el individuo contribuye a su producción y reproducción de este mismo
sistema de relaciones entre las clases. No es un simple estilo de vida que se deriva
de pertenecer a una clase, sino que implica la totalidad de nuestros actos y
pensamientos, es la base de la cual tomamos determinadas decisiones. La base de
nuestras acciones es el mismo habitus de clase. Es el pilar que conforma el conjunto
de conductas y juicios aprendidos, aunque pareciese que fuera lo natural, como lo
llama “Bordieux” en nosotros: nuestros gustos, gestos, lenguajes, etc. Por ello las
personas de determinadas clases sociales comparten los mismos gustos, que
aquellos que se encuentran en un mismo habitus social.
Por ejemplo: el recreo

5) señalamos a la escuela como un aparato ideológico escolar que interviene como


productora de sujetos sociales, es decir como generadora de determinados habitus
inculcados a partir de lo social.

6) Como se advierte antes la cultura viene de nuestro entorno social, del entorno
que nos rodea, no podemos ignorar eso. Todas aquellas pequeñas cosas que nos
enseñaron desde niño son las que van a marcar nuestra proyección hacia el futuro.
Por eso son detalles que no se pueden ignorar porque nuestra formación viene en
principio de nuestros habitus y de las experiencias en nuestros hogares. Según las
enseñanzas que no den en nuestro hogar va repercutir en la escuela. Muchas veces
esos pequeños detalles pasan desapercibidos y son los que hay que darle
importancia.
La escuela ha utilizado diferentes mecanismos para ser correa de transmisión, de
la organización social dominante y no la de agente del cambio social.
El fracaso escolar golpea mucho a los alumnos que pertenecen a diferentes
extractos sociales.

7) La educación, del alumno de la clase dominada, pasa a ser una deculturación,


no se valora ni se tiene en cuenta su bagaje cultural adquirido en su familia y en su
clase social, para el alumno de la clase dominante, la educación es una
reeducación, porque el trabajo del docente es una continuidad de lo aprendido por
la herencia familiar.
8) El capital cultural puede existir en estado incorporado, es decir bajo la forma de
disposiciones duraderas del organismo; en estado objetivado, bajo la forma de
bienes culturales, cuadros, libros, diccionarios, instrumentos, máquinas, etc. y en
estado institucionalizado, forma de objetivación que es necesario poner por
separado porque, como se observa con el título escolar, confiere ciertas
propiedades totalmente originales al capital cultural que supuestamente debe
garantizar.
El estado incorporado (habitus) es la forma fundamental de capital cultural, está
ligado al cuerpo, se realiza personalmente y supone su incorporación mediante la
pedagogía familiar. Queda marcado por sus condiciones primitivas de adquisición,
no puede ser acumulado más allá de las capacidades de apropiación de un agente
singular y muere con las capacidades biológicas de su portador. Esta forma de
capital cultural se destaca en lo esencial por su modo disimulado de adquisición que
lo hace aparecer como adquisición y propiedad innata.
El capital cultural objetivado tiene su propia lógica de transmisión. Puede ser
transmitido en su materialidad, desde el punto de vista jurídico, en forma instantánea
(herencia, donación, etc.) o puede ser apropiado por capital económico. Lo
particular de este capital es que su apropiación material no implica la apropiación
de las predisposiciones que actúan como condiciones de su apropiación específica.
Es decir, que no se transmiten de la misma manera una máquina y las habilidades
y reglas que es necesario disponer para operarla. Los bienes culturales suponen el
capital económico para su apropiación material y el capital cultural incorporado para
su apropiación simbólica.
El capital cultural institucionalizado confiere a su portador un valor convencional,
constante y garantizado jurídicamente; tiene una autonomía relativa con relación a
su portador y aún con relación al capital cultural que efectivamente posee en un
momento determinado. El título escolar homologa y hace intercambiables a sus
poseedores; esto posibilita establecer tasas de convertibilidad entre el capital
cultural y el capital económico, garantizando el valor, en dinero, de un capital escolar
determinado.

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