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¡Venga tu Reino!

Primera lectura obligatoria en grupo

Cassirer, como dice el título del capítulo se enfoca en la cuestión del espacio y del
tiempo. Su especificidad reside en el modo de concebir estas dos realidades por parte del
hombre. El espacio y el tiempo no aparecen del mismo modo a todos los entes orgánicos.
Existen diversos tipos de experiencia espacial y temporal Espacio y tiempo orgánicos, todo
organismo necesita un ambiente adecuado para poder vivir. En los animales estos son
instintivos y no fruto de una representación ideal del tiempo y el espacio.

En las especies superiores se da una nueva concepción del espacio llamado espacio
perceptivo, este comprende elementos de diversas experiencias sensoriales. Espacio
simbólico o abstracto que es propio de la geometría, dicho espacio se presenta homogéneo
y universal (abstracto de la variedad de las impresiones sensibles). Este tipo de abstracción
es la causa de la sistematización espacial. Este concepto teórico de espacio fue desarrollado
por el hombre después de un largo periodo. El punto medio es representado por el espacio
de los primeros pueblos que desarrollaron las matemáticas como los griegos y los
babilonios. Estos, sin embargo, no pudieron desembarazarse de sus concepciones míticas;
por tanto mezclaron elementos del espacio abstracto con elementos mágicos. No es hasta la
edad moderna que se pasa de la astrología a la astronomía. El punto álgido se da con el
intento Cartesiano de traducir las relaciones espaciales a lenguaje numérico.

Un recorrido análogo se da en la concepción del tiempo, aunque con características


propias. En un primer momento el tiempo fue considerado como una condición general de
la vida orgánica, en cuanto se desarrolla en el tiempo a modo de proceso. Este prejuicio fue
llamado por Whitehead “colocación simple”. El organismo no está en un punto aislado de
tiempo, el presente, el pasado y el futuro están unidos indisolublemente. La memoria hace
capaz esta unión; para Hering y Semon, la memoria se extiende a todo el dominio de la
naturaleza viviente, pues cada estimulo deja una huella fisiológica. Esta concepción no
resuelve la especificidad de la memoria humana. Ésta, no sólo es un conjunto restos
latentes de estímulos precedentes, es capaz de ordenar y situar en diversos puntos del
tiempo las experiencias precedentes; por tanto puede hacerse un esquema general del
tiempo. El recuerdo implica recoger y organizar en una síntesis los datos de nuestras
experiencias precedentes, pues intensifica y interpreta dichos datos. Los datos aislados de
la vida, encuentran su verdad al ser interpretados como símbolos dentro del tiempo
abstracto. Esto se puede ver las confesiones de San Agustín. No se centra en los eventos de
su vida, sino que a través de ellos refleja un acontecimiento religioso universal. Cada línea
además del significado histórico posee un significado simbólico. El otro aspecto del tiempo
humano es el futuro. Pensar en el futuro es una necesidad de la naturaleza humana, de el
brotan las angustias y las expectativas. Los animales también poseen instintos que los
impulsan hacia el futuro. El hombre sin embargo puede tener una idea del futuro, puede
prever los acontecimientos futuros y actuar en consecuencia. Con el futuro simbólico el
hombre trasciende la vida empírica. Puede llamarse también profético, pues una profecía
no es una simple predicción sino una promesa, con ella el hombre trasciende los límites de
la existencia finita.

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