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MARX (1818-1883)

http://www.webdianoia.com/contemporanea/marx/marx.htm :

Se suele considerar “la obra de Marx como el resultado de una triple influencia: de la filosofía
hegeliana, del socialismo francés, y de la economía política inglesa. A partir de ellas, Marx
desarrollará un nuevo marco conceptual sobre el que acabará construyendo su pensamiento:
un pensamiento original, creativo, que ejercerá una influencia considerable en el desarrollo del
pensamiento, (no sólo político y social, lo que resulta indudable), de la segunda mitad del siglo
XIX y de todo el siglo XX.”

La génesis del marxismo. Ver:


http://www.webdianoia.com/contemporanea/marx/marx_fli_intro.htm

Marco histórico, sociocultural y filosófico

Líneas principales del pensamiento de Marx:

- Alienación e ideología:

http://www.webdianoia.com/contemporanea/marx/marx_fli_alien.htm

“Es en los "Manuscritos económico-filosóficos" y en "La ideología alemana", escritas en 1844,


la primera, y en 1845, la segunda, (ésta en colaboración con Engels), pero que no fueron
publicadas hasta 1932, donde se encuentran los principales análisis de la naturaleza de la
alineación del ser humano. El extrañamiento del sujeto en el proceso de su objetivación había
sido ya estudiado por Hegel, pero será a raíz de la crítica de la noción de alineación mantenida
por Feuerbach como irá perfilando Marx su propia interpretación de la naturaleza de la
alineación en el ser humano.

La alienación en Feuerbach

Feuerbach plantea el problema de la alineación en su obra "La esencia del cristianismo", en el


contexto de la explicación del origen y naturaleza de la religión. El ser humano no es el
producto de los dioses, sino más bien lo contrario, los dioses son el producto de los seres
humanos: la religión es una invención de los seres humanos, el resultado de aplicar atributos
trascendentes al mundo conocido, al mundo material y sensible, la duplicación trascendentente

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de este mundo terrenal. Una vez creado ese mundo trascendente de la religión, se produce una
extraña inversión, por la que se intercambian los papeles del creador y de la criatura, que da
lugar a la alineación religiosa. En el caso del cristianismo, pues, resulta que no es Dios quien
crea al ser humano, sino el ser humano quien crea a Dios. Ahora bien, una vez creado Dios, los
seres humanos no lo ven como su propia imagen, sino que lo conciben como algo superior,
hasta el punto de invertir completamente la relación de semejanza, creyéndose ellos imagen de
Dios, y terminando por someterse a él. Pues bien, es en ese sometimiento en donde se
consuma la alineación, la enajenación del ser humano, en la medida en que supone la pérdida
de sí mismo, la renuncia a su propia naturaleza en favor de la de un ser ajeno. De este modo el
ser humano se convierte en algo extraño para sí mismo, en un ser alienado. El producto de su
objetivación se le impone como la verdadera y única realidad, a la que debe someterse,
viéndose obligado a vivir "para otro".

La alienación en Marx

Pero esta noción de alienación, que Feuerbach restringía al ámbito religioso, Marx la extenderá
a todas las esferas de la actividad humana, empezando por la actividad esencial del ser
humano: la producción de bienes para la satisfacción de sus necesidades. Producir es la
actividad esencial de los humanos, lo que los distingue de otras especies animales. Producir
significa transformar la Naturaleza, y al transformar la Naturaleza el ser humano expresa su
rasgo esencial. No se limita a tomar de la Naturaleza, sino que deliberadamente busca
modificarla. De ahí que el trabajo sea el concepto fundamental para entender al ser humano. El
trabajo, como actividad productiva libre, es la actividad en la que el ser humano expresa su
humanidad, su verdadera naturaleza. Todo lo producido de esta forma -un vestido, una estatua,
una casa- es la esencia de la vida humana convertida en un objeto físico y, por tanto externo al
productor. En la sociedad industrial, el trabajador no controla el producto de su trabajo. El
producto en el que se objetiva su trabajo no le pertenece, convirtiéndose así en algo extraño,
ajeno al trabajador: su actividad transformadora no le pertenece, no es considerada como suya,
sino que deviene propiedad de "otro". "El objeto que el trabajo produce, su producto, se
enfrenta a él como un extraño, como un poder independiente del productor... el trabajador se
relaciona con el producto de su trabajo como con un objeto extraño", dice Marx en los
"Manuscritos económico-filosóficos". Además, en la medida en que el producto se convierte en
una mercancía, el trabajo objetivado en él es tratado también como mercancía, por lo que el
mismo sujeto productor, cuya actividad se halla objetivada en la cosa, en el objeto producido,
se ve sometido a un proceso de reificación, de cosificación, mediante el que el termina por ser
considerado simplemente como cosa, como mercancía.

"¿En qué consiste entonces la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es
externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se
afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía
física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo, arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se

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siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo, fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y
cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo
forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para
satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el
hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del
trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un
trabajo de auto sacrificio, de ascetismo" [Marx, "Manuscritos económico-filosóficos" ]

El trabajo se convierte, pues, en una actividad alienada y alienante, cuando los seres humanos
producen objetos sobre los cuales ya no ejercen ningún control, que no ponen de manifiesto su
humanidad, ya que no resultan de su libre actividad, sino de una actividad que es "para otro",
que ya no les pertenece porque le pertenece a quien haya pagado su salario, y de la son
despojados. De esta manera es el capitalista el que, con la apropiación del producto, se
apropia de la actividad de los demás, resultando para ellos una actividad enajenada, alienada.
Además, el objeto producido se vuelve contra su creador, puesto que sirve para enriquecer al
capitalista y aumentar su poder sobre el proletario. De este modo la actividad productiva se
convierte en una actividad realizada bajo "dominación, coerción y el yugo de otro hombre". Los
seres humanos en vez de relacionarse entre sí cooperativamente lo hacen competitivamente.
El amor y la confianza mutua se ven reemplazadas por el comercio y el intercambio de y como
mercancías. Los seres humanos no reconocen en el otro una naturaleza humana común: ven a
los otros como instrumentos para satisfacer sus intereses egoístas. La humanidad, bajo la
explotación del trabajo asalariado, aparece escindida, separada en dos partes que no
reconocen su común humanidad.

La explotación del trabajador se produce por partida doble; en primer lugar, el capitalista lo
explota al apropiarse de la materia prima y de los medios de producción, así como de la
plusvalía producida por el trabajador; pero en segundo lugar, lo explota como mercancía,
considerándolo un mero apéndice de la maquinaria, una pieza más del sistema de producción.
En esta segunda forma de explotación, el trabajador pierde toda autonomía personal y toda
posibilidad de encontrar satisfacción en el trabajo. El capital no sólo se apropia de la plusvalía
sino que se convierte en una fuerza tangible que exprime la vida misma del trabajador y que
mutila sus talentos: el trabajo, su propia actividad, se convierte en el medio de su esclavitud, de
su alienación.

Pero la alienación no sólo se da en el terreno de la actividad productiva, del trabajo. Además de


la alienación económica, estructural y radical en la sociedad capitalista, derivan de ella otras
formas de alienación, como la social, (a través de la división de la sociedad en clases), la
política (con la división entre la "sociedad civil" y el "Estado") de las que, a su vez derivan otras
formas de alienación ideológica, (como la religiosa y la filosófica) que buscan justificar la
situación real de miseria para la mayoría y, al mismo tiempo, confundir y mistificar la realidad,
creando una falsa conciencia de la misma.

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La última fase de la alienación es, pues, la alienación ideológica. En ésta el trabajador cree que
es legítima la apropiación de la plusvalía por parte del capitalista. El trabajador cree que, como
el capitalista posee legítimamente los medios de producción (talleres, maquinaria, fábricas...),
tiene una pretensión o un derecho fundado para apropiarse una parte de su trabajo, de una
parte de su actividad, de una parte de su vida. A su vez, se considera legítima la posesión de
los medios de producción porque deriva de una apropiación legítima de plusvalías en etapas
anteriores, construyéndose un círculo vicioso en los procesos de legitimación de la explotación.
La eficacia de la explotación capitalista descansa sobre la noción de legitimidad: presentarse
ante las conciencias de los explotados como moralmente justificables.

La ideología es una forma de ver el mundo que satisface los intereses de los explotadores. La
ideología es una falsa conciencia, una representación inadecuada de la realidad a fin de que
los explotados consideren naturales y por tanto justificables e inevitables sus condiciones de
vida: “siempre ha habido ricos”, “es natural que el amo se lleve una parte de la cosecha: es el
dueño de la tierra, al fin y al cabo”, son expresiones que manifiestan la aceptación de la
ideología dominante por parte de los dominados. La ideología se constituye en la culminación
del proceso de alienación.”

- El materialismo dialéctico:

http://www.webdianoia.com/contemporanea/marx/marx_fli_mat_dia.htm

“El materialismo dialéctico, cuya presentación como tal se debe más a la actividad de Engels
que a la del propio Marx, ha sido considerado tradicionalmente como la toma de posición
filosófica de Marx y Engels frente al idealismo hegeliano, es decir, como el resultado de su
crítica del idealismo y, como tal, se ha presentado por la mayoría de los estudiosos del
marxismo como el marco de referencia conceptual desde el que desarrolla el materialismo
histórico, que sería la expresión propiamente científica de su pensamiento. La exposición del
materialismo dialéctico se encuentra fundamentalmente en las obras de Engels: "Anti-Dühring",
(con contribuciones de Marx, publicado en 1878), y "Sobre la dialéctica de la naturaleza",
(escrito entre 1873 y 1886), obra, esta última, también conocida por Marx, cuyos contenidos
nunca rechazó y que, dada la estrecha colaboración entre ambos hasta su muerte, se suele
considerar también como expresión del pensamiento propio de Marx.

Oposición al idealismo y al mecanicismo

El materialismo dialéctico se opone al idealismo, en el sentido en que considera que no existe


más realidad fundamental que la materia; pero la materia no es una realidad inerte, sino
dinámica, que contiene en sí la capacidad de su propio movimiento, como resultado de la lucha

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de los elementos contrarios, (siendo la contradicción la esencia de la realidad, al igual que para
Hegel), que se expresa en el movimiento dialéctico. Así, el movimiento hegeliano de la idea a la
cosa y a su reconciliación, queda invertido, según la famosa frase de Marx, pasando a
convertirse en un movimiento que va de la cosa a la idea y a su futura reconciliación. Todo el
bagaje conceptual de la dialéctica hegeliana es conservado por el materialismo dialéctico, pero
orientado ahora en la dirección opuesta.

El materialismo dialéctico no se opone sólo al idealismo hegeliano, sino a toda concepción


mecanicista y atomista de la naturaleza, es decir, no finalista. "La comprensión del total error
por inversión del anterior idealismo alemán llevó necesariamente al materialismo, pero, cosa
digna de observarse, no al materialismo meramente metafísico y exclusivamente mecanicista
del siglo XVIII" (Engels, Anti-Dühring). Se opone, pues, a la concepción que había predominado
en la ciencia en el siglo XVIII y que lo seguiría haciendo en los siglos XIX y XX. Es propia del
idealismo hegeliano la afirmación de un final feliz de la historia, de una reconciliación de la
realidad consigo misma en el Espíritu Absoluto, como resultado mismo del movimiento
dialéctico, una finalidad que no desaparecerá del materialismo dialéctico, al conservar, como lo
hace, la dialéctica hegeliana para explicar el movimiento en la naturaleza.

"Y así hemos vuelto a la concepción del mundo que tenían los grandes fundadores de la
filosofía griega, a la concepción de que toda la naturaleza, desde sus partículas más ínfimas
hasta sus cuerpos más gigantescos, desde los granos de arena hasta los soles, desde los
protistas hasta el hombre, se halla en un estado perenne de nacimiento y muerte, en flujo
constante, sujeto a incesantes cambios y movimientos". (F.Engels, Dialéctica de la naturaleza.
Introducción)

Las propiedades que el materialismo dialéctico atribuye a la materia derivan de su concepción


de la misma como única realidad objetiva, que es captada mediante los sentidos, permitiendo
así su conocimiento. Del análisis de la materia se desprende que es infinita en duración,
extensión, profundidad y movimiento. Que la materia es infinita en duración quiere decir que es
eterna, increada e indestructible, por lo que el tiempo será concebido como una forma de
existencia de la materia, constituyendo la eternidad y la temporalidad dos contrarios dialécticos
de la materia. Que es infinita en extensión supone afirmar la infinitud del espacio. La afirmación
de que es infinita en profundidad se refiere a la inagotable variedad de formas materiales, que
se encuentran sometidas a un cambio perpetuo, es decir, a un movimiento infinito: movimiento
y materia son inseparables.

"Pero el movimiento de la materia no es únicamente tosco movimiento mecánico, mero cambio


de lugar; es calor y luz, tensión eléctrica y magnética, combinación química y disociación, vida
y, finalmente, conciencia". (F.Engels, Dialéctica de la naturaleza. Introducción )

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Las formas de conciencia

En cuanto a la conciencia, se distinguen cuatro formas o tipos de conciencia: la conciencia de


sí, por la que accedemos al conocimiento de nuestro propio ser; la conciencia psicológica, por
la que conocemos nuestra propia identidad y la diferenciamos de la de los demás y de las otras
cosas; la conciencia de clase, por la que accedemos al conocimiento de los intereses del grupo
social al que pertenecemos; y la conciencia social, que se forma en las sociedades humanas
como una especie de trasfondo ideológico, por el que asumimos creencias y costumbres al
margen de toda consideración crítica.

La relación de la materia con la conciencia no dejará de plantear problemas, al ser concebida la


conciencia como el resultado de las fuerzas materiales, que la determinan, no quedando, según
la formulación tradicional del problema, espacio para la acción de una conciencia libre, de una
conciencia que se autodetermina. La conciencia es necesariamente un producto, una
manifestación, de la materia, inseparable de ella. Como tal, representa la capacidad que tiene
el ser humano de comprender, pero también de amar y de decidir libremente (voluntad). Pero
¿cuál puede ser el papel de la voluntad en una conciencia que deriva de una materia que existe
independientemente del ser humano y de su propia conciencia?

"Hegel ha sido el primero en exponer rectamente la relación entre libertad y necesidad. Para él,
la libertad es la comprensión de la necesidad. "La necesidad es ciega sólo en la medida en que
no está sometida al concepto." La libertad no consiste en una soñada independencia respecto
de las leyes naturales, sino en el reconocimiento de esas leyes y en la posibilidad, así dada, de
hacerlas obrar según un plan para determinados fines. Esto vale tanto respecto de las leyes de
la naturaleza externa cuanto respecto de aquellas que regulan el ser somático y espiritual del
hombre mismo: dos clases de leyes que podemos separar a lo sumo en la representación, no
en la realidad. La libertad de la voluntad no significa, pues, más que la capacidad de poder
decidir con conocimiento de causa."

"Cuanto más libre es el juicio de un ser humano respecto de un determinado punto


problemático, con tanta mayor necesidad estará determinado el contenido de ese juicio;
mientras que la inseguridad debida a la ignorancia y que elige con aparente arbitrio entre
posibilidades de decisión diversas y contradictorias prueba con ello su propia ilibertad, su
situación de dominada por el objeto al que precisamente tendría que dominar. La libertad
consiste, pues, en el dominio sobre nosotros mismos y sobre la naturaleza exterior, basado en
el conocimiento de las necesidades naturales; por eso es necesariamente un producto de la
evolución histórica." (F.Engels, Anti-Dühring, XI, Moral y derecho. Libertad y necesidad )

Las leyes de la dialéctica

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El materialismo dialéctico nos propone, pues, una interpretación de la realidad concebida como
un proceso material en el que se suceden una variedad infinita de fenómenos, a partir de otros
anteriormente existentes. Esta sucesión, no obstante, no se produce al azar o arbitrariamente,
ni se encamina hacia la nada o el absurdo: todo el proceso está regulado por leyes que
determinan su evolución desde las formas más simples a las más complejas, y que afectan a
toda la realidad, natural y humana (histórica).

"Este es el ciclo eterno en que se mueve la materia, un ciclo que únicamente cierra su
trayectoria en períodos para los que nuestro año terrestre no puede servir de unidad de
medida, un ciclo en el cual el tiempo de máximo desarrollo, el tiempo de la vida orgánica y, más
aún, el tiempo de vida de los seres conscientes de sí mismos y de la naturaleza, es tan
parcamente medido como el espacio en que la vida y la autoconciencia existen; un ciclo en el
que cada forma finita de existencia de la materia -lo mismo si es un sol que una nebulosa, un
individuo animal o una especie de animales, la combinación o la disociación química- es
igualmente pasajera y en el que no hay nada eterno do no ser la materia en eterno movimiento
y transformación y las leyes según las cuales se mueve y se transforma." (F.Engels, Dialéctica
de la naturaleza. Introducción )

Las leyes según las cuales la materia se mueve y se transforma son leyes dialécticas. Al igual
que ocurre con la dialéctica hegeliana, que es simultáneamente un método y la expresión
misma del dinamismo de la realidad, la dialéctica de Marx y Engels encerrará ese doble
significado. No se puede convertir, sin embargo, la dialéctica en un proceso mecánico, en el
que se suceden los tres momentos del movimiento (tesis, antítesis y síntesis), como se hace a
menudo con Hegel, en un esquema mecánico sin contenido alguno. "La dialéctica no es más
que la ciencia de las leyes generales del movimiento y la evolución de la naturaleza, la
sociedad humana y el pensamiento", dice Engels en el Anti-Dühring.

La dialéctica nos ofrece, pues, leyes generales, no la particularidad de cada proceso. Que son
leyes generales quiere decir que son el fundamento de toda explicación de la realidad, pero
también que afectan a toda la realidad (naturaleza, sociedad, pensamiento) y que son
objetivas, independientes de la naturaleza humana. Marx y Engels enunciarán las siguientes
tres leyes de la dialéctica:

1. Ley de la unidad y lucha de contrarios.

"Pero todo cambia completamente en cuanto consideramos las cosas en su movimiento, su


transformación, su vida, y en sus recíprocas interacciones. Entonces tropezamos
inmediatamente con contradicciones. El mismo movimiento es una contradicción; ya el simple
movimiento mecánico local no puede realizarse sino porque un cuerpo, en uno y el mismo
momento del tiempo, se encuentra en un lugar y en otro, está y no está en un mismo lugar. Y la
continua posición y simultánea solución de esta contradicción es precisamente el movimiento".

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"Si ya el simple movimiento mecánico local contiene en sí una contradicción, aún más puede
ello afirmarse de las formas superiores del movimiento de la materia, y muy especialmente de
la vida orgánica y su evolución. Hemos visto antes que la vida consiste precisamente ante todo
en que un ser es en cada momento el mismo y otro diverso. La vida, por tanto, es también una
contradicción presente en las cosas y los hechos mismos, una contradicción que se pone y
resuelve constantemente; y en cuanto cesa la contradicción, cesa también la vida y se produce
la muerte. También vimos que tampoco en el terreno del pensamiento podemos evitar las
contradicciones, y que, por ejemplo, la contradicción entre la capacidad de conocimiento
humana, internamente ilimitada, y su existencia real en hombres externamente limitados y de
conocimiento limitado, se resuelve en la sucesión, infinita prácticamente al menos para
nosotros, de las generaciones, en el progreso indefinido". (Engels, Anti-Dühring, XII. Dialéctica.
cantidad y cualidad.)

Siguiendo los pasos de Heráclito y Hegel, Marx y Engels consideran que la realidad es
esencialmente contradictoria. Todos los fenómenos que ocurren en la Naturaleza son el
resultado de la lucha de elementos contrarios, que se hallan unidos en el mismo ser o
fenómeno, siendo la causa de todo movimiento y cambio en la Naturaleza, en la sociedad y en
el pensamiento. Con esta ley se explica, pues, el origen del movimiento.

Entre los argumentos que se aportan para justificar esta explicación predominan los
procedentes de las ciencias (Física, Ciencias naturales, Matemáticas, Economía), pero también
de la Historia y de la filosofía. Entre las parejas de contrarios puestas como ejemplos podemos
citar: atracción y repulsión, movimiento y reposo, propiedades corpusculares y ondulatorias,
herencia y adaptación, excitación e inhibición, lucha de clases, materia y forma, cantidad y
cualidad, sustancia y accidentes.

2. Ley de transición de la cantidad a la cualidad.  


"Hemos visto ya antes, a propósito del esquematismo universal, que con esta línea nodal
hegeliana de relaciones dimensionales en la que, en un determinado punto de alteraciones
cuantitativas, se produce repentinamente un cambio cualitativo, el señor Dühring ha tenido la
pequeña desgracia de que en un momento de debilidad la ha reconocido y aplicado él mismo.
Dimos allí uno de los ejemplos más conocidos, el de la transformación de los estados de
agregación del agua, que a presión normal y hacia los 0º C pasa del fluido al sólido, y hacia los
100º C pasa del líquido al gaseoso, es decir, que en esos dos puntos de flexión la alteración
meramente cuantitativa de la temperatura produce un estado cualitativamente alterado del
agua."

"Habríamos podido aducir en apoyo de esa ley cientos más de hechos tomados de la
naturaleza y de la sociedad humana. Así por ejemplo, toda la cuarta sección de El Capital de
Marx -producción de la plusvalía relativa en el terreno de la cooperación, división del trabajo y
manufactura, maquinaria y gran industria- trata de innumerables casos en los cuales la

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alteración cuantitativa modifica la cualidad de las cosas de que se trata, con lo que, por usar la
expresión tan odiosa para el señor Dühring, la cantidad se muta en cualidad, y a la inversa. Así,
por ejemplo, el hecho de que la cooperación de muchos, la fusión de muchas fuerzas en una
fuerza total, engendra, para decirlo con las palabras de Marx, una "nueva potencia de fuerza"
esencialmente diversa de la suma de sus fuerzas individuales". (F.Engels, Anti-Dühring , XI,
Moral y derecho. Libertad y necesidad.)

Hablamos de cambio cualitativo cuando una cosa se transforma en otra que es esencialmente
distinta. ¿Por qué unas cosas se transforman en otras que tienen propiedades diferentes a las
de las cosas de las que proceden? Según la ley de transición de la cantidad a la cualidad, el
aumento o disminución de la cantidad de materia influye en la transformación de una cosa en
otra distinta. La acumulación o disminución de la materia es progresiva, mientras que el cambio
de cualidad supone una modificación radical de la cosa, una revolución. Con esta ley se explica
el desarrollo de los seres y los fenómenos naturales, sociales, etc.

Todos los objetos de la Naturaleza poseen características mensurables, por lo que su esencia,
su cualidad, es inseparable de los aspectos cuantitativos. Cuando una cosa pasa de poseer
una cualidad a poseer otra hablamos de "salto cualitativo". Como todo movimiento es el
resultado de la lucha de elementos contrarios, el salto cualitativo supone la resolución de una
contradicción, que da lugar a una nueva realidad, que representa un avance en el desarrollo de
la Naturaleza. El salto cualitativo no supone el mero cambio de una cualidad por otra, sino por
otra que supera, de alguna manera, a la anterior.

3. Ley de negación de la negación.

 "En la dialéctica, negar no significa simplemente decir no, o declarar inexistente una cosa, o
destruirla de cualquier modo. Ya Spinoza dice: omnis determinatio est negatio, toda
determinación o delimitación es negación. Además, la naturaleza de la negación dialéctica está
determinada por la naturaleza general, primero, y especial, después, del proceso. No sólo
tengo que negar, sino que tengo que superar luego la negación."

"Tengo, pues, que establecer la primera negación de tal modo que la segunda siga siendo o se
haga posible. ¿Cómo? Según la naturaleza especial de cada caso particular. Si muelo un grano
de cebada o aplasto un insecto, he realizado ciertamente el primer acto, pero he hecho
imposible el segundo. Toda especie de cosas tiene su modo propio de ser negada de tal modo
que se produzca de esa negación su desarrollo, y así también ocurre con cada tipo de
representaciones y conceptos". (F.Engels, Anti-Dühring , XIII. Dialéctica. Negación de la
negación.)

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Comentario a la cita: La ley de negación de la negación completa la anterior, explicando el modo en que se resuelve
la contradicción, dando paso a una realidad nueva que contiene los aspectos positivos de lo negado. El primer
momento del movimiento dialéctico, el de la afirmación, supone la mera existencia de una realidad; el segundo
momento, el de la negación, supone la acción del elemento contrario que, en oposición con el primer momento, lo
niega. El tercer momento, negando al segundo, que era ya, a su vez, la negación del primero, se presenta como el
momento de la reconciliación, de la síntesis, recogiendo lo positivo de los dos momentos anteriores.

Una vez alcanzado este estadio del movimiento nos encontramos ante una nueva realidad que entrará de nuevo en
otro ciclo de transformación dialéctica, dando lugar, así, al desarrollo progresivo de la Naturaleza, de la sociedad
humana y del pensamiento. Un desarrollo que se dirige hacia formas más completas, más perfectas, más integradoras,
de la realidad. “

- El materialismo histórico:

http://www.webdianoia.com/contemporanea/marx/marx_fli_mat_his.htm

“Frente a las concepciones de la historia que hacen depender de las ideas la realidad práctica,
material, del ser humano, (o de los ideales políticos, filosóficos o religiosos, de los "grandes
protagonistas de la historia"), el materialismo histórico se propone explicar la historia desde la
producción práctica de la existencia, invirtiendo la relación, tradicional en la época de Marx,
entre la existencia real y la idea que los seres humanos se hacen de su existencia, (o los
ideales que conciben en torno a su realización). La historia no es, para Marx, ni una colección
de hechos, como parecían concebirla los empiristas, ni una sucesión de categorías, como la
concebían los idealistas; tampoco el resultado de la acción aislada de los considerados
"personajes históricos". La historia es el resultado del modo en que los seres humanos
organizan la producción social de su existencia. "Toda la concepción histórica, hasta ahora, ha
hecho caso omiso de esta base real de la historia, o la ha considerado simplemente como algo
accesorio, que nada tiene que ver con el desarrollo histórico. Esto hace que la historia deba
escribirse siempre con arreglo a una pauta situada fuera de ella; la producción real de la vida
se revela como algo protohistórico, mientras que la historicidad se manifiesta como algo
separado de la vida usual, como algo extra y supra terrenal."(La Ideología alemana, I, A, 2)

La concepción materialista de la historia

Si el materialismo dialéctico se ha considerado tradicionalmente como la expresión "filosófica"


del pensamiento de Marx y Engels, el materialismo histórico, la explicación materialista de la
formación y desarrollo de la sociedad, ha sido presentado como la expresión científica de su
pensamiento. La sociedad y su historia, al ser concebidas como el resultado de la actividad
productiva, práctica, del ser humano, encuentran en tal actividad un elemento objetivo, material,
mensurable, del que se pueden extraer leyes tan objetivas como las que puede aspirar a
formular cualquier otra ciencia. Resulta significativo, a este respecto, que la actividad intelectual
de Marx, después de este hallazgo, que constituye una de sus mayores aportaciones, se haya

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centrado en el análisis de la actividad productiva del ser humano, ofreciendo como resultado
del mismo varias de sus obras más significativas, entre las que se encuentra su obra cumbre:
"El Capital".

La concepción materialista de la historia la resume Marx, con estas palabras, en un breve


párrafo de la "Contribución a la crítica de la economía política":

"En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas,


necesarias e independientes de su voluntad, en relaciones de producción que corresponden a
un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas
relaciones constituye la estructura económica de la sociedad, o sea, la base real sobre la cual
se alza una superestructura jurídica y política y a la cual corresponden formas determinadas de
la conciencia social. En general, el modo de producción de la vida material condiciona el
proceso social, político y espiritual de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que
determina su ser, sino al contrario, su ser social es el que determina su conciencia. En un
determinado estadio de su desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran
en contradicción con las relaciones de producción existentes o, por usar la equivalente
expresión jurídica, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se habían movido
hasta entonces. De formas de desarrollo que eran las fuerzas productivas, esas relaciones se
convierten en trabas de las mismas. Empieza entonces una época de revolución social."

Hasta entonces se había creído que la forma en que se organizaba la producción dependía
exclusivamente de la voluntad de los seres humanos, al igual que las formas de organización
social y política y, por supuesto, de la conciencia. Marx afirma lo contrario: las relaciones de
producción son independientes de la voluntad de los seres humanos, y el modo en que los
seres humanos producen la vida material "condiciona el proceso social, político y espiritual de
la vida".

Para garantizar su supervivencia, el ser humano ha de conseguir los medios de subsistencia


mediante el trabajo, mediante una actividad productiva. Pero el ser humano tiene una
existencia social, por lo que su actividad productiva no constituye un acto aislado, sino un acto
social, por el que entra en relación con otros seres humanos. Ahora bien, estas relaciones se
caracterizan no sólo son por ser necesarias para producir los medios de subsistencia, sino
también por ser independientes de la voluntad de quienes entran en relación, estando
determinadas por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas materiales: la actividad
humana (o fuerza de trabajo) y los medios de trabajo (utensilios, herramientas, máquinas, etc.).
Las relaciones que se establecen en este proceso son llamadas por Marx relaciones de
producción, y constituyen la estructura económica de la sociedad, la base sobre la que se
asientan los elementos jurídicos y políticos, así como las formas de la conciencia social.

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El conjunto de los elementos relacionados con la producción, así como los elementos socio-
políticos e ideológicos, es decir, el conjunto de los elementos que forman parte de una
sociedad, en un momento determinado de su desarrollo histórico, constituyen una determinada
formación social, una totalidad social concreta, históricamente determinada.

El modo de producción

A cada formación social le corresponderá un determinado modo de producir socialmente los


bienes necesarios para la existencia, un determinado modo de producción, es decir, una
determinada estructura productiva, compuesta por el conjunto de los elementos relacionados
con la producción material de la existencia, que constituyen la base sobre la que se asientan, y
de la que derivan, el conjunto de elementos jurídico-políticos e ideológicos, que forman la
superestructura de dicha formación social. El concepto de modo de producción se refiere, pues,
siguiendo a Marta Harnecker, (en "Los conceptos elementales del materialismo histórico"), "a la
totalidad social global, es decir, tanto a la estructura económica como a los otros niveles de la
totalidad social: jurídico-político e ideológico".

El modo de producción es el resultado de la síntesis de tres elementos estructurales: la


estructura económica, la superestructura jurídico-política y la superestructura ideológica. En el
modo de producción podemos distinguir, pues, una estructura con dos elementos constitutivos:
las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre los que se da un mutuo
condicionamiento; y una superestructura en la que se pueden distinguir dos niveles: la
superestructura jurídico-política, constituida por los instrumentos de control sociales y políticos
correspondientes a las relaciones sociales de producción; y la superestructura ideológica, por la
que se justifica el orden establecido mediante una falsa conciencia que enmascara la
verdadera realidad. Ambas superestructuras están condicionadas por la estructura económica
de la sociedad.

Estructura económica

Fuerzas productivas y relaciones de producción

Por fuerzas productivas entiende Marx, en primer lugar, la materia objeto de transformación,
(materia bruta si no ha sido previamente manipulada, y materia prima si es artificial o ha sido
previamente manipulada) a partir de la que se espera obtener un producto determinado. En
segundo lugar, la actividad del trabajador, su capacidad de trabajo, que es denominada fuerza
de trabajo, y que alcanza un determinado grado de desarrollo en una formación social
determinada (como simple fuerza física, o como habilidad técnica o intelectual). En tercer lugar,
los medios para realizar el trabajo (útiles, herramientas, máquinas, etc.) necesarios para
obtener los productos deseados.

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Los seres humanos, en cuanto agentes del proceso de producción, entran en determinadas
relaciones para poder llevar a cabo la producción de los bienes deseados, denominadas
relaciones de producción. Estas relaciones pueden tener un carácter técnico o social. Las
relaciones técnicas de producción derivan de la relación existente entre el agente productivo
y el control que posee sobre los medios de trabajo y sobre el proceso de trabajo en general.
Las relaciones sociales de producción derivan de la clasificación que podemos establecer
entre los agentes que participan en el proceso de producción en cuanto a la propiedad o no de
los medios de producción, es decir, si son propietarios o no son propietarios de los medios de
producción. En este sentido, se pueden establecer relaciones sociales de colaboración (si
todos son propietarios de los medios de producción, en cuyo caso ningún sector de la sociedad
vive de la explotación de otro), o relaciones de explotación, de exclusión, de dominación (si
unos son propietarios de los medios de producción y otros no). En este último caso la relación
de dominación es una relación explotador-explotado, en la medida en que los propietarios de
los medios de producción viven del trabajo de los no propietarios. Para Marx, esta relación de
explotación es la típica de las sociedades clasistas: la sociedad esclavista, la feudal y la
capitalista.

Las relaciones de producción favorecen inicialmente el desarrollo de las fuerzas productivas;


pero a medida que las fuerzas productivas se van desarrollando, terminan por entrar en
contradicción con las relaciones de producción existentes, convirtiéndose éstas en una traba
para el desarrollo de aquellas, lo que provoca una revolución social, que concluye en la
sustitución de las viejas relaciones de producción por otras nuevas, adecuadas al grado de
desarrollo de las fuerzas productivas. Tales contradicciones, y la resolución de las mismas,
determinadas por procesos estrictamente materiales, constituyen el elemento configurador de
la sociedad y el motor de la historia.

Superestructura jurídico-política

La superestructura jurídico-política está formada por el conjunto de normas, leyes, instituciones


y formas de poder político que, condicionadas por la estructura productiva, ordenan y controlan
el funcionamiento de la actividad productiva de los ciudadanos. Las formas del Estado no son,
pues, la realización del Espíritu Absoluto, sino los instrumentos a través de los cuales las
clases dominantes ejercen su poder sobre las clases sometidas. Lejos de convertirse en los
garantes de la realización humana y la libertad de los individuos, como pensaba Hegel, se
convierten en agentes de represión y sometimiento, de alineación y esclavitud, en función de
las exigencias de las relaciones de producción, de las que derivan y a las que sirven.

Superestructura ideológica

El primer uso del término "ideología" se atribuye al conde Destutt de Tracy, a finales del siglo
XVIII, con el significado de "estudio de las ideas", aunque pronto adquirió una connotación

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peyorativa. En Marx, el término es usado con el significado de "falsa conciencia", y lo aplica a
los sistemas filosóficos, jurídicos, políticos y religiosos, en la medida en que considera que no
se basan en la realidad, sino en ilusiones sobre la realidad. Las ideologías no sólo desvirtúan la
realidad, sino que se presentan también como sistemas de justificación de la misma realidad
que desvirtúan. La superestructura ideológica la constituyen, pues, el conjunto de las ideas,
creencias, costumbres, etc., plasmadas en las formas ideológicas de la cultura, la religión, la
filosofía, etc., con las que se justifica la "naturalidad" y "legitimidad" del modo de producción del
que derivan y cuya realidad social enmascaran.

La superestructura jurídico-política e ideológica está condicionada por la estructura económica.


Ello se ha entendido, a veces, como un determinismo puro en una sola dirección, que no deja
ninguna opción a la posible acción de la superestructura sobre la estructura. Si esto fuera así,
no se comprendería el papel de la lucha social y del combate político e ideológico entablado
por Marx y Engels contra el modo de producción capitalista, ni sus reiteradas llamadas a una
revolución social: tal revolución sería inevitable, según la dialéctica de la historia, hubiera o no
movimiento obrero, por lo que la lucha social sería innecesaria e inútil. Engels declaró al
respecto que habían tenido que subrayar el papel determinante de la estructura económica
para enfrentarse a sus adversarios, por lo que otros aspectos de la interacción humana fueron
dejados de lado. Pero tampoco fue mucho más explícito respecto a las características de la
acción de la superestructura sobre la estructura económica.

No obstante, sus referencias a la lucha de clases parecen sugerir que es éste el terreno en el
que dicha interacción puede tener lugar. Las clases sociales derivan de la división social del
trabajo impuesta por la estructura económica, y en función de tal división participan
distintamente del conjunto de derechos, creencias y formas de organización política de la
sociedad, objetivándose en ellas, pues, tanto la estructura económica como las
superestructuras jurídico-política e ideológica. En la lucha de clases encontraríamos, así, el
terreno propicio para tal interacción. En el capitalismo, pese a que Marx reconoce la existencia
de otras clases sociales, la lucha de clases se da entre la burguesía y el proletariado. Ahora
bien, el proletariado está sometido a los elementos ideológicos, no teniendo, pues, conciencia
de su situación real. El desarrollo de una conciencia de clase le librará del dominio de la
ideología y le llevará a reivindicar el fin de la alineación y de la explotación en el trabajo.

Los modos de producción históricos

Según Marx, a lo largo de la historia de la humanidad se han sucedido varios modos de


producción que, de acuerdo con las tesis del materialismo histórico, son los auténticos
determinantes de la evolución histórica de la humanidad, por lo que la historia debería ser
explicada en función de ellos, y no de acontecimientos externos, como la sucesión de dinastías
o los dramatizados en el culto a los "héroes". Esa evolución histórica, de la que son
protagonistas los seres humanos en su actividad cotidiana, partiría del comunismo tribal

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primitivo y, pasando por el modo de producción antiguo y el feudal, llegaría al modo de
producción capitalista, (en plena expansión en la segunda mitad del siglo XIX), por lo que
respecta a la historia de Occidente; y al modo de producción asiático, respecto a la historia de
Oriente.

Clasificación de los Modos de producción con las correspondientes Relaciones de producción,


Formas de explotación y Formas de apropiación del trabajo ajeno.

Modo deRelaciones deForma deForma de apropiación del trabajo


producción producción explotación ajeno

Comunismo Comunitarias ------ ------


primitivo
Imposición de tributos colectivos en
Funcionarios—
Esclavitud general especie y trabajo (con coacción
Asiático comunidad de aldea
extra-económica)

Apropiación privada del trabajador


Amo— esclavo Esclavitud
Antiguo (con coacción extra-económica)

Servidumbre
Apropiación privada del excedente
Señor— siervo (dependencia
Feudal (con coacción extra-económica)
personal)

Apropiación privada de la plusvalía


Capitalista— Trabajo asalariado
a través del “mercado” (sin
Capitalista proletario (formalmente libre)
coacción extra-económica)

Entre libres
------- -------
Socialista asociados

1.

El modo de producción tribal. La sociedad tribal primitiva era una sociedad en la que no se
daba la propiedad privada de los medios de producción, sino la propiedad colectiva, por lo que
Marx llamará a este modo de producción "comunismo primitivo": un modo de producción en el
que las relaciones sociales establecidas eran relaciones de colaboración, y los medios de
trabajo y los productos obtenidos pertenecían a la sociedad.

2.

El modo de producción asiático (en Oriente). Marx consideró que el modo de producción
asiático no podía ser asimilado ni al antiguo ni al feudal, por lo que lo calificó de "asiático" u
"oriental". Al depender del riego de las tierras, que exige un control centralizado de los recursos

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hidráulicos, se provoca la creación de gobiernos centralizados que se imponen sobre las
dispersas comunidades agrícolas. Por otra parte, la simplicidad de la organización económica
la convierte prácticamente en inmutable, de donde se explica su persistencia a través de los
siglos.

3.

El modo de producción antiguo. La sociedad antigua es una sociedad civilizada, pero basada
en un sistema esclavista de producción. Las relaciones sociales en el régimen esclavista son,
pues, de dominio y sometimiento. El agente propietario, el amo, ejerció dominio completo sobre
las fuerzas productivas (mano de obra - el esclavo-, y medios de producción), de las que era
propietario.

4.

El modo de producción feudal. La sociedad feudal posee muchas características similares a las
de la sociedad antigua. Las relaciones sociales de producción son también semejantes a las
del modo de producción esclavista. Pero, pese a que el señor feudal posee la propiedad
completa sobre los medios de producción, sólo en parte la posee sobre el trabajador (siervo),
con el que establece una relación de servidumbre o vasallaje.

5.

El modo de producción capitalista. Su base es la propiedad privada de los medios de


producción, aunque el trabajador es jurídicamente libre. La fuerza de trabajo es la única
propiedad que posee el trabajador. El trabajo genera una plusvalía que no revierte sobre el
salario del trabajador, sino que es apropiada por el capitalista, generando capital, por lo que la
relación capitalista-proletario es una relación de explotación.

6.

El capitalismo deberá dejar paso al modo de producción socialista, siguiendo la dialéctica de la


historia, por la que la humanidad recuperará, superándolo, el modo de producción del
comunismo primitivo. El modo de producción socialista se basa en un régimen de propiedad
colectiva, lo que supone la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. En
consonancia con ello, las relaciones de dominio y sometimiento se sustituyen por las de
cooperación recíproca.

MODOS DE PRODUCCIÓN, CLASES SOCIALES Y FORMAS DE EXPLOTACIÓN EN


ORIENTE Y OCCIDENTE hasta finales del siglo XIX

En Occidente MODOS DECLASES SOCIALES FORMAS DE

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PRODUCCIÓN EXPLOTACIÓN

Modos de producción
amos/esclavos esclavitud
tradicionales m. de p. antiguo

  señores/siervos servidumbre
m. de p. feudal
Modos de producción
burgueses/proletarios trabajo asalariado
modernos m. de p. capitalista

MODOS DE FORMAS DE
En ORIENTE CLASES SOCIALES
PRODUCCIÓN EXPLOTACIÓN

Modos de producción funcionarios


esclavitud general
tradicionales m. de p. asiático estatales/comunidad de aldea

Texto: La Ideología alemana. Introducción, Apartado A, (1) Historia

Guía de lectura. Fuente: Ies Príncipe Felipe:

“El texto es una crítica a las tesis idealistas de la filosofía alemana del momento.
Líneas 1 a 33: Lo primero: la producción de medios
A diferencia de la opinión de los idealistas ( entre ellos Bruno Bauer, San Bruno) que afirmaban
que el pensamiento, la conciencia son los hechos que definen al ser humano y lo diferencian de
los animales, Marx piensa que el primer hecho histórico diferencial ha sido la producción de de
medios para satisfacer necesidades ( comer, beber, vestirse)

Líneas 34 a 51: La creación de instrumentos


El segundo hecho histórico diferencial es la creación de instrumentos para resolver esas
necesidades básicas. Estos instrumentos van creando otras necesidades que, a su vez,
necesitan nuevos instrumentos. Para cazar se crea la flecha, para hacer flechas se necesitan
artesanos, estos necesitan otros instrumentos para fabricarlas…

Línea52 a 93: La familia como unidad de producción.


El tercer factor de desarrollo histórico es la asociación en familias para resolver más fácilmente
las necesidades. Al aumentar las necesidades se necesita más personas y esto da como
resultado la multiplicación de relaciones sociales. De la caverna a la vivienda a la ciudad, todo
convertido en un sistema de propiedad privada.

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La implantación de una economía de propiedad colectiva, alternativa a la privada, requiere
mayor desarrollo: maquinaria, saneamientos, obras públicas y la supresión de la diferencia
campo/ciudad.
La última frase hace referencia a la tesis de que no es posible la propiedad colectiva sin la
supresión de la familia burguesa.

Líneas 93 a 128. El modo de producción y las relaciones sociales.


En este desarrollo de la producción se establece una doble relación. En primer lugar la del acto
de trabajo y producción sobre la naturaleza. En segundo lugar la cooperación social para su
desarrollo. El primer proceso influye en el segundo. Así un modo de producción industrial lleva
consigo un sistema de relaciones sociales; cuando cambia el primero, se modifica el segundo,
así ha cambiado la historia. Modo esclavista, feudal, industrial,..
Esta visión materialista de la historia es lo que no han querido ver los filósofos alemanes (115 a
128).

Líneas 129 a 163. Surgimiento de la conciencia


El hombrees también poseen conciencia, pensamiento, lenguaje. Pero esto no surge en
estado puro e individual sino condicionado por el modo de producción y, por tanto, de las
relaciones con otros hombres. La conciencia es un producto social que piensa sobre el mundo,
sobre sí mismo, sobre otras personas o sobre la naturaleza (esta última se le presenta como
algo extraño e impresionante)

Líneas 163- 229: La conciencia, el pensamiento, y la producción.


A esta conciencia inmediata de la naturaleza, sigue la conciencia social, que a su vez influye
sobre la anterior, al comienzo de forma elemental y gregaria (tribu, clan). No tiene la misma
idea de la naturaleza un trabajador de New York que un salvaje bosquimano.
Esta conciencia inicial se perfecciona al aumentar las necesidades y la población y, sobre todo,
cuando debido a la transformación de los modos de producción se requiere la división del
trabajo: sexual, por la fuerza física requerida, por el contenido intelectual y manual. Esta
división última marca un momento trascendental, porque ya aparece un pensamiento teórico o
intelectual aparentemente desligado de las necesidades naturales (los filósofos, los maestros,
los artistas,…) en estado puro, que se dedica a pensar, a teorizar independientemente de las
necesidades naturales de conservación y un trabajo de producción (siervos, trabajadores). Por
eso el marxismo (ver Mao) intentó suprimir esta dualidad.
Cuando este pensamiento (de los filósofos….) entra en contradicción con las relaciones
sociales existentes es porque ha entrado en contradicción con el modo productivo. Las ideas
de los hombres, sus pensamientos, sus teorías no son, como pensaban los idealistas fruto de
la inteligencia de individuos aislados; sino el resultado de las fuerzas productivas y de las
relaciones sociales. La división del trabajo hace posible que entren en contradicción, porque
los individuos que piensan, disfrutan u obtienen beneficios no son los mismos que trabajan o

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producen. (Los griegos afirmaban que “el ocio es una condición de la filosofía”, los medievales
diferenciaban las artes liberales de las serviles).

Líneas 230 a 247: desigualdad, propiedad privada y división del trabajo


La división del trabajo produce desigualdad tanto en el trabajo mismo (físico, intelectual)
como en la apropiación de sus frutos ya en el mismo seno de la familia (en la familia patriarcal:
el varón, la mujer, los esclavos). Aparece así la propiedad privada, una consecuencia
necesaria de la división del trabajo.

Líneas 248 a 298. La división del trabajo y las contradicciones sociales


La división de trabajo produce también contradicciones entre lo común y lo particular, lo público
y lo privado. Cada individuo se cierra en el círculo de trabajo que le ha correspondido y
considera a los otros como competidores en su supervivencia.
Esto se resuelve en la sociedad comunista en la que cada uno puede optar y cambiar
constantemente de ocupación, ya que no existirán intereses personales, sino comunitarios.

Líneas 299 a 315. La lucha de clases, el conflicto originario


Las luchas políticas( monarquía, república, guerras, votaciones…) son en el fondo luchas de
clases sociales que tienden a implantar su dominio sobre otras a través de formas sociales y
políticas que intentan presentar ilusoriamente como comunes al interés general cuando en
realidad representan el interés de la clase dominante.

Líneas 316 a 338. La alienación política, el estado


La alienación política: el estado. No representa a los individuos ni en la democracia; aparece al
tiempo como un poder ajeno a sus intereses y totalmente incontrolable.

Líneas 340 a 418: Condiciones del paso a la sociedad comunista


Para que esta alienación finalice tienen que darse dos condiciones: una masa importante, un
incremento de la fuerza productiva con conciencia de explotada y desposeída al lado de un
mundo de riqueza y un desarrollo industrial (en el que abunda el proletariado) global,
internacional (no local) para que la revolución se produzca a nivel mundial, de la humanidad
en su conjunto.
Se discutió mucho por los teóricos del comunismo del XX (Stalin, Mao, Castro, Guevara, Lenin,
Trotsky) si eran eficaces las revoluciones locales o había que exportarlas. De hecho las
organizaciones obreras del XIX llevaban el apellido de Internacional. Marx pensaba que las dos
condiciones de la revolución se daban en países con un proletariado muy numeroso y
explotado y un desarrollo industrial fuerte (Alemania, Inglaterra). Curiosamente la primera
revolución comunista se dio en un país semifeudal, Rusia)

Líneas 419 a final: la sociedad civil, protagonista de la historia.

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La sociedad civil es el la base de la historia; no los estados o poderes ideales de un estado o
nación. La historia no la hacen los grandes personajes de los libros de historia. La sociedad
civil se desarrolla históricamente de acuerdo con el desarrollo de las fuerzas productivas, ahora
es una sociedad burguesa con un sistema de producción capitalista., en el futuro, una sociedad
sin clases, comunista. En sentido histórico el término sociedad civil se creó para referirse a esta
sociedad burguesa., no a la esclavista ni a la feudal.

Fragmentos de obras de Marx:

http://www.webdianoia.com/contemporanea/marx/marx_text.htm

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